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Guillermo Eduardo Gotschalk

Guillermo Eduardo Gotschalk

Nació en Copenhague, Dinamarca, el 28 de septiembre de 1823. Hijo de Fridrich Gotschalk y de Marie Friderike Kierult. De profesión médico y de religión protestante, hizo sus estudios de Medicina en su ciudad natal, graduándose en 1846, habiendo sido interno en el hospital general de dicha ciudad. Tres años más tarde, en 1849, viaja a Sudamérica a practicar la medicina, llegando a Chile y debiendo ajustarse a las leyes de la época (que aún existen). Tuvo que revalidar su título sometiéndose a un examen en la Universidad de Chile el que fue aprobado sin dificultad. En 1852, estaba ya instalado con consulta en Valparaíso; trasladándose por primera vez a la ciudad de Copiapó meses más tarde. Ya en esta ciudad comenzó a ejercer la profesión, llegando a ser nombrado miembro corresponsal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en Copiapó. En el mes de abril de 1856 se trasladó a la ciudad de Concepción para ejercer la medicina, siendo su estadía muy corta ya que en 1857 ya estaba de retorno nuevamente en la ciudad nortina.

Fue Socio Fundador de la “Sociedad de Instrucción Primaria de Copiapó”, siendo parte de su Junta Directiva. Además, ejercía la labor remunerada de médico de la cárcel de Copiapó. Recibió además el exequátur1 como Vice Cónsul de Dinamarca en Copiapó el 26 de abril de 1862. Fue miembro honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y miembro de la Junta de Beneficencia de Copiapó y promotor de la fundación del “Club de la Calle” en Atacama.

Fue miembro de la Hiram Lodge (Copiapó), logia de habla inglesa que trabajaba en el Rito de York y que había iniciado sus trabajos en 1857, tras obtener dispensa de la Gran Logia de Massachusetts a través de la Logia Bethesda de Valparaíso. A comienzos de 1862, el hermano Guillermo Gotschalk ocupaba el puesto de Segundo Vigilante de ese Taller y declaraba tener el Grado VI° (6°) del mencionado rito. El 11 de enero de ese mismo año, Guillermo Gotschalk junto a un grupo de hermanos avecindados en Copiapó, por iniciativa del peruano Francisco Javier Mariátegui, fundó una nueva Logia, para trabajar en lengua castellana y en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado; a la que dieron el nombre de “Orden y Libertad”. Acordaron ponerla bajo la obediencia del Gran Oriente de Francia, situación a la que nunca obtuvieron formalmente respuesta de ese Oriente, desechando esta opción para optar por la conformación de un nuevo Oriente en Chile. El hermano Gotschalk ocupó el cargo de Venerable Maestro en la primera oficialidad de “Orden y Libertad”, siendo reelecto en el cargo el 29 de septiembre del mismo año. El logro más importante de su Venerabilía fue el haber conformado, junto a la RL “Unión Fraternal” de Valparaíso, RL “Progreso” de Valparaíso, RL “Aurora de Chile” de Concepción y RL “Orden y Libertad” de Copiapó, la Gran Logia de Chile un 24 de mayo de 1862. Se desconoce a ciencia cierta las causas de su fallecimiento (suicidio o asesinato) pero sí se puede decir que todo un pueblo acongojado concurrió a sus exequias, ya que entendían que él

1 Autorización que otorga el Jefe de un Estado a los agentes diplomáticos extranjeros para que puedan ejercer representación y las funciones propias de sus cargos. 18

era hombre bueno y generoso; siendo acompañado por autoridades, el pueblo copiapino, vecinos extranjeros y sus hermanos francmasones. Había dejado de existir un 6 de noviembre de 1862, a la edad de 39 años. Como un justo homenaje a quien fue, junto a otros dilectos hermanos, el promotor de fundar la primera logia de habla hispana en el norte chileno, quiero reproducir parte de las condolencias enviadas al Taller “Orden y Libertad” por el Serenísimo Gran Maestro de la naciente Gran Logia de Chile, Q H Juan de Dios Arlegui Gorbea: Un hombre virtuoso ha dejado de existir. Ese hombre pertenecía a la gran familia masónica, ya vosotros habéis llorado sobre su tumba, pero los méritos del justo, merecen más de una lágrima y más de un recuerdo dicho o escrito.

Su memoria debe ser la lumbrera que nos guíe, dirigiéndonos por el ancho camino de la virtud, la Estrella en su sepulcro, sea la que iluminando sus formas venerables nos haga tener presente la distancia que se establece entre la muerte y aquel hermano tan querido.