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PALA BRE RÍOfestival. poesía. cine.

POEMARIO Arseny Tarkovsky

Te esperé ayer desde el alba, se dieron cuenta de que ya no vendrás. II¿Te acuerdas qué tiempo tuvimos? Fue una fiesta. Yo salí sin abrigo. Llegaste hoy, y nos han preparado un día singularmente sombrío, la lluvia y una particular hora tardía. Y corren las gotas por las ramas heladas que ni las palabras podrían frenar, ni secar siquiera un pañuelo.

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“la poesía es una conciencia del mundo, una forma particular de relacionarse con la realidad”

II

"Los primeros encuentros"

Cada instante de nuestros encuentros celebramos, como una presencia Divina, solos en todo el mundo. Entrabas más audaz y liviana que el ala de un ave; por la escalera, como un delirio, saltabas de a dos los escalones, y corrías a través de las húmedas lilas, llevándome lejos, a tus dominios, al otro lado del espejo. Cuando llegó la noche, recibí la gracia, las puertas del altar se abrieron, y brilló en la oscuridad, en el espacio la desnudez, y se inclinó lentamente, y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!", y enseguida percibí la insolencia de esta bendición. Dormías, y para pintar tus párpados de aquel azul eterno las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa. Tus párpados azules ahora estaban serenos, y tibias tus manos.

En el cristal se percibía el pulso de los ríos, el humo de los cerros, el resplandor del mar, y una esfera en la palma de la mano sostenías, de cristal, y dormías en el trono, y ¡oh Dios Santo! eras mía solamente. Al despertarte, había transformado el común lenguaje cotidiano y con renovada fuerza se colmó la garganta de vocablos sonoros, y la palabra "tú", tan liviana, quería decir "rey" ahora, revelando su nuevo significado. De pronto, en el mundo todo ha cambiado, hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana, cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos, el agua, dura y laminada. Fuimos llevados hacia el más allá, y se abrían ante nosotros, como por encanto, las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar, la menta se extendía bajo nuestro pies, las aves seguían nuestro camino, los peces remontaban nuevos ríos, y el cielo se abrió ante nuestros ojos... Mientras seguía nuestra huellas el destino, como el loco, armado de una navaja.

III

No creo en los presentimientos, tampoco me asustan las señales, no huyo ni del veneno, ni de las calumnias. La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales, todo es inmortal, no hay que temer a la muerte ni a los diecisiete años, ni a los setenta.

Existe solamente la realidad y la luz. No hay en este mundo ni oscuridad, ni muerte. Estamos todos reunidos en la orilla del mar, y soy de aquellos que recogen las redes, cuando viene, en cardumen, la inmortalidad.

Sigan viviendo en la casa, y ella no se destruirá. Convocaré a cualquiera de los siglos, entraré en él, y construiré allí mi morada. Por eso están conmigo sus hijos y sus mujeres comparten mi mesa, pues, la mesa es una sola para el bisabuelo y para el nieto.

Lo venidero acontece ahora, y si yo levanto la mano, quedarían cinco rayos de luz para todos ustedes. Mis clavículas apuntalaron, como vigas, los días del pasado, medí los años con cadenas de agrimensor, horadé el tiempo, como si fuese los Urales, y elegí el siglo según mi estatura. Bajamos al sur y levantamos el polvo de las estepas... El pasto alto se alborotó, bromeó el grillo, tocó las herraduras, nos auguró el futuro con sus bigotes, y me amenazó, como un monje, con la perdición segura. Até mi destino con las correas a la silla de montar, aún erguido en los estribos, cabalgo como un muchacho en los tiempos venideros; me satisface mi inmortalidad, para que mi sangre corra de siglo en siglo.. Por un rincón seguro de dulce tibieza pagaría obstinado con mi vida, si ella no fuera una aguja voladora, que me tira, como a un hilo, por todo el mundo.

No creo en presagios ni temo a signos de premonición. Ni venenos ni mentiras huiré. No existe muerte en la tierra; todo mundo es inmortal. Nada morirá. No hay necesidad de temer al fin— ni a los setenta o ni a los diecisiete. Solo existe esta vida, esta luz terrenal; no existe existe muerte u oscuridad. Estamos ya sobre la orilla del mar y soy de aquellos que halan las redes cuando la inmortalidad nada más allá de las jambas del pescadal.

Mientras vivas en la casa, la casa no se derrumbará. Invoca a cualquiera de los siglos, entraré y construiré una casa en él. Por eso es que están conmigo nuestros amados e hijos, en mi mesa suficientemente grande para ancestros y nietos: el futuro nos muestra su cara ahora, y si levanto mi mano un poco, los cinco rayos permanecerán contigo. Todos los días he usado mis clavículas como si fuesen maderos para apuntalar el pasado— He medido el tiempo con codos y manos pero los cruzó, como atravesando los montes Urales.

IV

Tallé el siglo a mi estatura,Tallé el siglo a mi estatura, luego cabalgamos al sur, sosteniendo el polvo de la estepa. luego cabalgamos al sur, sosteniendo el polvo de la estepa. Altas hierbas humeaban. Un saltamontes jugóAltas hierbas humeaban. Un saltamontes jugó y tocando con su antena una herradura profetizó;y tocando con su antena una herradura profetizó; como un monje, me amenazó con destrucción.como un monje, me amenazó con destrucción. A la silla de montar, aseguré mi destino.A la silla de montar, aseguré mi destino. E incluso ahora, en el futuro,E incluso ahora, en el futuro, me alzo en los estribos como un niño.me alzo en los estribos como un niño. Es suficiente mi inmortalidad—Es suficiente mi inmortalidad— para que mi sangre fluya de siglo a siglo.para que mi sangre fluya de siglo a siglo. Pagaría con mi vidaPagaría con mi vida por un rincón cálido y resistente—por un rincón cálido y resistente— si la aguja voladora no me halarasi la aguja voladora no me halara como a un hilo a través del universo.como a un hilo a través del universo.

Si estuviese escrito en las estrellas que reposaría en la cuna de los dioses y sería criado por una nodriza celestial sobre la sacra leche de las nubes Yo sería el dios de un arroyo o de un jardín, guardando algún grano o alguna tumba. Pero yo no quiero ser inmortal. Soy humano y temo de un destino ultra-terrenal. Gracias a Dios mis labios no han sido cosidos en una mueca, sobre la bilis y la sal de la tierra. ¡Hasta luego, Olímpico violín! No quiero tu risa o tu canción.

Terreno

Me queda poco aire y poco pan Si pudiera quitarme de los hombros Esta camisa helada Rellenar mi garganta de cielo luminoso Alargarme entre dos océanos Acostarme a tus pies en una carretera Como la estrella de un grano de arena En la arena estrellada Y sobre ti dos alas Se elevaran de flor en flor

Y SIN EMBARGO no pido nada En la tierra también me alimentaron Ponle sopa agria Y vacía los restos en el cubo Todo tiene su plazo y su final Y sin embargo fui amado Una dijo hasta siempre ante el altar Otra descansa bien en su ataúd Y la tercera en otros corazones Añade el eco Risas gotas de lágrimas Yo soy deudor No pido nada

ARSENI TARKOVSKY

2021 JARDÍN BOTÁNICO

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