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Prejuicios hacia madres solteras
hacia las madres solteras
Por Ylenia Alvarado
¿Por qué el ser madre soltera parece ser sinónimo de ser una mala madre, incapaz de proveer lo suficiente a sus hijes y de estar presente en sus vidas? El ser un mal padre no es algo exclusivo a este grupo. No estar en todos los partidos de fútbol, faltar a bailables u olvidarlos en la escuela son negligencias que pueden ser cometidas por madres o padres y generar traumas que afecten el desarrollo de sus hijes.
Entonces, ¿de dónde vienen todos estos prejuicios? Pues todo inicia desde el concepto que tenemos de la familia y el rol que los padres deben tener dentro de la misma. En primera instancia, cabe aclarar que cuando se nos habla de la familia “ideal” que proporciona el mejor entorno para la crianza de los hijes, según los estándares de la sociedad, se nos habla de la familia heteroparental, en la cual el rol del hombre es el de proveer, mientras que el de la mujer es el de dedicar todo su tiempo, energía y atención a la crianza. Pero, cuando algo o alguien rompe este estándar se le comienza a ser mal visto. Se argumenta que los hijes están en riesgo de no gozar un desarrollo pleno al no ser el “entorno apropiado” , aunque el mejor entorno para el desarrollo de los hijes no depende del género u orientación sexual de sus padres, sino más bien de la calidad emocional que puedan proporcionar. Entre más lejos del estándar, mayor el prejuicio, siendo el estándar el de una familia con una pareja heterosexual, en la cual el hombre tiene más valor al ser la cabeza. Por ejemplo una familia gay cumple con tener un pareja de padres, pero rompe con que esta sea heterosexual. No obstante, no es tan mal vista ya que mínimo hay un hombre en la cabeza. Por otro lado, la misma situación con una pareja lesbiana rompe el estándar al no ser heterosexual y al no tener a un hombre, por lo que enfrentan mayor prejuicio.


Retomando el caso de las madres solteras, estas no sólo rompen el estándar al no tener un hombre, sino que al no ser una pareja, también lo rompen intentando realizar las funciones del hombre de la familia. Si se compara el caso de padres solteros con el de las madres solteras, se puede identificar una gran dualidad. Ellos son glorificados por ir mucho más allá de su rol de proveedor demostrando fortaleza, mientras que ellas siendo consideradas más débiles se cree que no van a poder llevar a cabo ambas tareas y que el tratar de hacerlas llevará a que no cumpla en su totalidad el rol de crianza, convirtiéndolas así en malas madres.

Fuente: Bi Noticias Fuente: Mensaje Político

Sin embargo, las expectativas y los prejuicios que se les atribuye, no demuestran la realidad. Las madres solteras son buenas, fuertes, valientes y feroces, a pesar de los errores que cometen como cualquier otro padre. Se debe reconocer la fortaleza que tuvieron al dejar a sus esposos en situaciones de abuso, la fortaleza de levantarse si perdieron al amor de su vida, la fortaleza de sonreír y brindar amor a sus hijes a pesar de la situación individual que las dejó como sus cuidadoras únicas. Es de admirar su esfuerzo para crear un entorno para sus hijes que les permita un desarrollo pleno; y sobre todo debemos de reconocer la valentía que tienen al enfrentarse a un mundo que no cree en sus capacidades, que las minimiza y que día tras día les dice no puedes, a lo que ellas responden sí se puede.