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Atentado a Rodrigo Lara Bonilla

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Referencias

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de la corrupción en órganos institucionales y luego se ordenaba el asesinato en lugares públicos y concurridos, plazas principales y aeropuertos.

Atentado a Rodrigo Lara Bonilla Rodrigo Lara Bonilla fue una fgura política importante a comienzos de los años ochenta. Actuando como un funcionario público, estuvo trabajando desde el ámbito jurídico y de la justicia en contra de las nacientes grandes mafas de Colombia. En 1983 fue nombrado ministro de Justicia por el presidente Betancur, aunque perteneciendo en su momento al Nuevo Liberalismo liderado por Luis Carlos Galán. Desde ese puesto adelantó su cruzada contra el narcotráfco, lo que fnalmente le costaría la vida. Sin embargo, “a partir del asesinato de Lara, el presidente Betancur aplicó la extradición y desató la ira de los narcos y la época del narcoterrorismo” (Bustamante, 2009, p. 36).

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Breve descripción del hecho

Tipo de acción Escenario temporal

Asesinato a cargo de sicarios. 30 de abril de 1984. Ubicación geográfca Bogotá, Calle 127. Afectaciones humanas Homicidio de Rodrigo Lara Bonilla. Responsable(s) Cartel de Medellín.

Desarrollo de los acontecimientos. Lara Bonilla fue abordado por una motocicleta al norte de Bogotá cuando manejaba su automóvil y desde allí, dos sujetos procedieron a acribillarlo. El sicario que participó en el suceso fue Iván Darío Guisado, integrante del grupo de los Priscos, un colectivo de sicarios que a su vez fue parte del Cartel de Medellín. Lo acompañó Byron de Jesús Velásquez (alias Quesito), quien conducía la motocicleta desde donde se llevó a cabo el crimen:

Ese día, a la altura de la calle 127, una motocicleta roja apareció de la nada y dos muchachos de la escuela de sicarios (…) alcanzaron el Mercedes blanco de Rodrigo Lara, y le descargaron las 25 balas calibre 45 de la subametralladora Ingram, que terminaron con la vida del ministro (Bustamante, 2009, p. 36).

Luego en la persecución desatada a cargo de las autoridades contra los perpetradores, murió quien disparó el arma por una caída sufrida en la huida y fue capturado el conductor de la moto. Una vez detenido Velásquez, a este se le impuso una condena de once años por el delito. A partir de este instante,

“titulares y artículos acerca del homicidio del ministro coparon los tirajes de los diferentes periódicos del país” (Morales, 2006). Se inauguraba un nuevo periodo de la historia de Colombia, donde grandes personalidades de la vida pública nacional sufrirían la violencia del narcotráfco.

Detonantes del suceso. Lara Bonilla dedicó sus últimos años de vida en adelantar una lucha contra el narcotráfco, empleando los mecanismos de la institucionalidad para tal fn. En su momento, cuestionó la posición de Pablo Escobar dentro de la política colombiana actuando dentro de la Cámara de Representantes. Bonilla había tratado de denunciar el vínculo de Escobar con la mafa. Dada la incomodidad que ello signifcaba para Escobar y otros sectores sociales, el capo trató de vincular al ministro con el Cartel del Amazonas (intentando demostrar un nexo con el capo Evaristo Porras). El presidente mantuvo al ministro en el cargo y Lara demostró que se trataba de una trampa; él no solo defendió su inocencia, sino puso sobre la mesa los lazos de Escobar con el narcotráfco mediante varios debates adelantados en el Congreso. Esto produjo que Escobar fuera expulsado del Congreso y se le cancelara la visa a los Estados Unidos.

Además, Lara abrió varios procesos jurídicos contra Escobar y otros grandes capos. Igualmente, ordenó la incautación de bienes asociados a las mafas y denunció los dineros ilegales del narcotráfco infltrando el fútbol colombiano. Una de las medidas más trascendentales que tomó el ministro, junto al coronel Jaime Ramírez Gómez, comandante de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional, fue ordenar el desmantelamiento de laboratorios insignia como Tranquilandia, Villa Coca y Coquilandia, situados a orillas del río Yarí, entre los departamentos del Meta, Guaviare y el Caquetá (Pardo, 2008, p. 673), uno de los más grandes centros de procesamiento de coca del país. En el operativo se incautaron equipos, información clave, aeronaves, se quemaron laboratorios y se destruyeron pistas:

Este megacentro de producción de cocaína contaba con ocho pistas de aterrizaje, todas ellas camufadas por enormes árboles plantados sobre recipientes con ruedas para poderlas descubrir fácilmente, y equipadas de modernos equipos de aeronavegación nocturna. 14 laboratorios de la más alta tecnología e intercomunicados entre sí, de los cuales salían 20 toneladas de cocaína a la semana. Un enorme casino para los pilotos y profesionales vinculados a los laboratorios, con toda clase de lujos y comodidades. Un arsenal que incluía ametralladoras Mini-Uzi, R-15, fusiles Galil y todo tipo de pistolas automáticas. Además, en Tranquilandia se decomisaron numerosas aeronaves, entre

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