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VALORACIÓN ECONÓMICA AMBIENTAL DE LA CIÉNAGA DE OCUMARE DE LA COSTA (ARAGUA-VENEZUELA)
by FUNDATUN
Oscar Albornoz– Laboratorio de Biología Marina - Universidad Simón Bolívar – 18 de julio de 2022

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¿QUÉ ES UNA VALORACIÓN ECONÓMICA?
Las valoraciones económicas ambientales son herramientas importantes al momento de tomar decisiones de manejo; ya que el valor económico presente, junto a los mapas y la proyección de escenarios permite una visión más clara de las implicaciones de tales decisiones que se deseen tomar sobre una localidad o ecosistema (Kieslich y Salles, 2021). Una “Valoración Económica Ambiental” es una evaluación en la que se intenta asignar valores monetarios cuantitativos a bienes, servicios, actividades y atributos proporcionados por el ambiente y los recursos naturales presentes en este, independientemente de que estos tengan o no valor dentro de algún mercado, ya sea local, nacional o internacional. Estas valoraciones económicas ambientales son herramientas extremadamente útiles que sirven de información base para desarrollar medidas y estrategias que apunten a un manejo más sustentable y efectivo de los “Servicios Ecosistémicos”, así como también de los recursos naturales que existen y proveen los ecosistemas. Adicionalmente también permiten traducir el impacto ambiental sobre el bienestar social, los recursos naturales y los servicios ecosistémicos afectados en valores que pueden ser comparados e integrados con criterios económicos y financieros (costo-beneficio) en pro de: (1) orientar y planificar proyectos de desarrollo sostenible; (2) tomar decisiones entre alternativas de manejo, para resarcir daños, establecer gastos de conservación, reparación o mitigación del impacto en los recursos o el ecosistema; (3) participar en mecanismos de Pago por Servicios Ecosistémicos (PES); entre otros. En esencia, la función principal de las valoraciones económicas es la de determinar el capital natural de un ecosistema y/o un área específica; idea que reconoce el verdadero valor de los activos de la naturaleza y creció rápidamente en popularidad desde la década de los 70´s, por lo que ahora se exige cada vez más que el capital natural se considere un activo económico y la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha instado a los gobiernos a mirar más allá del Producto Interno Bruto (PIB) (Schroders Experts, 2022). El establecerlo como capital natural permite determinar la cantidad y calidad del flujo de los bienes y servicios ecosistémicos que ofrecen los espacios naturales.
Se entiende como “Servicios Ecosistémicos” todos los procesos naturales propios de cada uno de los diferentes ecosistemas y que proveen un beneficio directo o indirecto a los seres humanos (Moreno-Sánchez y Maldonado, 2021)
La forma de categorizar y agrupar los bienes y servicios ecosistémicos es ampliamente variable, debido a que depende de la naturaleza misma de cada servicio que se determine y de la percepción entorno a estos; ya que puede existir confusión al momento de su incorporación dentro de un grupo u otro. Estas disyuntivas forman parte de numerosos conflictos que se han generado en la manera de agrupar y categorizar a los servicios, que a su vez pueden generar incongruencias en la manera de valorarlos económicamente debido a la complejidad que podría tener tal práctica; ya que, si no se es cuidadoso, se podría obviar o valorar dos veces el mismo servicio.
Esta problemática genera una brecha al momento de comparar y/o estandarizar el aporte económico de un ambiente; sin embargo, se han generado algunos marcos de evaluación (enfoques estructurados de valoración) que buscan estandarizar la forma de categorizar, evaluar y valorar los servicios ecosistémicos, como han sido la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (MEA, por sus siglas en inglés), el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SEEA, por sus siglas en inglés), la iniciativa de La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB, por sus siglas en inglés), el Proyecto Capital Natural (NatCap, por sus siglas en ingles), entre muchas alternativas más. Brett y Boateng (2018) propusieron el protocolo de Enfoque Alternativo de la Valoración de Servicios Ecosistémicos (AESVA, por sus siglas en inglés) orientado a humedales; el cual ofrece un protocolo sencillo que facilita y simplifica las valoraciones económicas, adicional a que puede adaptarse a las exigencias del usuario que aplica el protocolo. Este protocolo genera un resumen sencillo que podría ser presentado ante diversas personas indiferentemente de su relación y conocimiento del tema. Estas características son por las que se selecciona tal protocolo alternativo para ser utilizado por primera vez en Venezuela y conocer el valor económico de los servicios ecosistémicos que provee la Ciénaga de Ocumare de la Costa (Aragua-Venezuela).
¿DÓNDE FUE APLICADA LA VALORACIÓN DEL ESTUDIO?

La Ciénaga de Ocumare de la Costa (10°28'23,36"N 67°48'32,29"O) es un humedal costero en forma de bahía que se ubica al noroeste del estado Aragua, en la Cordillera de la Costa Central, y colinda con el Parque Nacional Henri Pittier. La localidad pertenece a la Ecorregión Marina IV, propuesta por Miloslavich y col. (2003) y denominada como Costa Central; la cual se caracteriza por poseer una diversidad de ecosistemas marinos, un margen continental estrecho, costas rocosas, playas de arena gruesa, aguas altamente transparentes y un clima tropical seco (22.8°C de temperatura media anual y 834 mm de pluviosidad media anual). La ausencia de vías de penetración a la localidad hace que sea normal la presencia de lanchas y veleros particulares, haciéndolo a su vez un sitio de gran interés turístico para disfrute escénico, práctica de actividades acuáticas, descanso y relajación. Está ubicada dentro del Municipio Ocumare de La Costa de Oro (Aragua-Venezuela) y para acceder se requiere hacer el trayecto Maracay-Ocumare de la Costa, una estrecha vía montañosa de aproximadamente 60 km, que conduce a la localidad de La Boca; desde donde se toma una embarcación para un viaje de 15 minutos.
¿CUÁL METODOLOGÍA SE APLICÓ?
La metodología tiene como base el protocolo de Enfoque Alternativo de la Valoración de Servicios Ecosistémicos (AESVA), cuya aplicación consta de dos fases: una primera parte en la que se sectoriza el área de estudio y una segunda donde se realiza la evaluación.

Caracterización de la Localidad: A partir de imágenes de satélite y con el uso de las herramientas de los Sistemas de Información Geográfica se establecieron arbitrariamente linderos a los diferentes tipos de ecosistemas presentes en la localidad, asignándolos a polígonos con posición geográfica en base a sus características biofísicas y considerando una integridad diferente de cada uno de esos polígonos; ya que el mismo tipo de ecosistema puede ser utilizado por las personas de manera diferente. Los límites de la caracterización arbitraria de los diferentes parches o sitios son posteriormente corroborados y ajustados con las actividades realizadas en campo.
A los efectos de facilitar la toma de datos en campo, todas las planillas se encontraban cargadas de manera digital en un software gratuito que genera de planillas digitales, dirigidas a estudios científicos. Estas planillas digitales pueden ser llenadas directamente en el campo, desde la aplicación móvil, y estos datos quedan guardados en la nube; pudiéndose acceder a ella desde cualquier dispositivo con conexión a internet. De esta manera se evita la pérdida de información, además de ser una alternativa práctica para el levantamiento de los datos en campo.
Evaluación de los Servicios Ecosistémicos: La evaluación se divide en dos partes: en una primera se identifican los servicios que proveen cada uno de los parches o sitios de los ecosistemas presentes en la localidad, se recopila la información relativa a ellos (biodiversidad, gestión, uso, manejo, problemas, etc.) y se construye un índice de la importancia o incidencia de estos servicios ecosistémicos provistos; posteriormente, en una segunda parte, se trabaja todo lo relacionado con la cuantificación, evaluación y asignación de los valores monetarios.
La jerarquización de los servicios ecosistémicos presentes atiende a una división en tres grupos principales: el primero es establecido de acuerdo al “USO” que se le da al servicio; el segundo es de acuerdo al “BENEFICIO” que provee; y el tercero corresponde a la “FUNCIÓN” que el servicio que provee.

Categoría 1 (USO): la cual se subdivide en servicios ecosistémicos de “uso directo”, “uso indirecto” y “no uso”.
a) Los de “uso directo” son aquellos que de alguna manera son consumidos/utilizados directamente; encontrándose que hay servicios de uso directo agotables cuya cantidad se ve disminuida a medida que es consumida (comestibles, madera, productos medicinales y animales para cazar) y servicios de uso directo no agotables que comprende los servicios de tipo recreacional y/o cultural que usan el espacio (observar aves, trotar en el espacio, natación, snorkeling, kayak) que sólo se agota si desaparece el ecosistema.
b) los de “uso indirecto” son aquellos que son intermediarios para la producción final de otro servicio de uso directo (formación de suelo, control biológico y polinización para la producción agrícola; presencia de árboles y agua en confort climático del visitante).
c) Por último, los de “no uso” son aquellos que adquieren un valor adicional social y/o cultural por conservación del espacio valorado, cuyo valor económico se entiende como “pasivos”; es decir, son los servicios existentes por la mismísima existencia del ecosistema. Estos últimos generalmente son los más controversiales y difíciles de estimar, ya que los humanos que se benefician de estos servicios saben de su existencia pero no los utilizan directamente; de modo que, por lo general, el valor económico que adquieren depende exclusivamente de la percepción de las personas.
Categoría 2 (BENEFICIO): En cuanto al beneficio que proveen se subdividen en servicios ecosistémicos de “Regulación y Soporte”, de “Aprovisionamiento y Aprovechamiento” y los “Culturales y Logísticos”.
a) Los de “Regulación y Soporte” son aquellos que mantienen y/o sustentan a los otros servicios, al ecosistema y al ambiente en general; entra en esta categoría: los servicios de regulación climática (secuestro de carbono, purificación de aire, purificación de agua), regulación de contaminantes, regulación de nutrientes, así como también los de soporte como la polinización, la formación de hábitats, la protección a la línea costera, el mantenimiento del pool genético, el control biológico (ejemplo: organismos que pueden ocasionar enfermedades, como los zancudos), entre otros.
b) Los de “Aprovisionamiento y Aprovechamiento” son aquellos que podemos percibir de manera tangible, de modo que podemos cuantificarlos en función a la extracción que se realiza. Generalmente el valor económico que reciben se obtiene a partir de precios de mercado; pudiendo mencionar los de provisión de alimento (caza, pesca), de materia prima (madera, arena, turba), de recursos ornamentales (mascotas, adornos), de recursos medicinales (compuestos químicos base) y de recursos hídricos (agua tanto potable como para riego o para enfriar).
c) Por último, los “Culturales y Logísticos” que son aquellos que contribuyen a la salud mental de las personas (incluidos aquellos aspectos en que se fundamenta su cultura e identidad) mediante el desarrollo de actividades recreativas, turísticas, educativas, espirituales, de generación de conocimiento o por la existencia de algún legado patrimonial.
Categoría 3 (FUNCIÓN): la cual puede ser simplemente “Primaria”, que permiten mantener las condiciones de los ecosistemas y del ambiente (recarga de acuíferos, balance agua saladas-dulces, ciclos de nutrientes, reproducción y desarrollo de los organismos, sedimentación, protección de la erosión, entre otras), o “Secundaria”, que derivan en beneficios que se aprovechan sin que medie retribución o compensación (control de inundaciones, bellezas escénicas, investigación, recreación y turismo, entre otras).
Procede entonces hacer la identificación de los servicios ecosistémicos en cada polígono y determinar su incidencia en base a la información provista, para luego identificar su presencia/ausencia, la mejorabilidad de los mismos y construir el índice de importancia o incidencia en cada uno de los polígonos.
La segunda parte de la evaluación, relacionada a la cuantificación y asignación de los valores monetarios, se subdivide en: (1) identificación de la extensión de bienes y servicios presentes en cada ecosistema, y a su vez, en la localidad; y (2) en la cuantificación y asignación monetaria de cada uno de estos bienes y servicios en relación a la extensión que ocupa; para lo que se utiliza la Matriz de Evaluación de Bienes y Servicios Ecosistémicos (EGS-VM por sus siglas en inglés) que busca obtener la contribución a partir de la presencia, la extensión que ocupa y la naturaleza del servicio en función a que si el valor de ese servicio es fijo o variable en el tiempo. Vale destacar que tanto la contribución por unidad de dimensión como la contribución por unidad de dimensión al año son valores obtenidos de fuentes externas; mientras que las dimensiones, en función a la extensión que ocupa, son estimadas en el mismo estudio.
Luego de una extensa y detallada búsqueda de bibliografía referente a valoraciones económicas hechas para los servicios ecosistémicos presentes en cada uno de los tipos de ecosistemas seleccionados; dirigiendo la búsqueda a valoraciones económicas hechas en el país, luego en la región del Mar Caribe y, en caso de no disponer de tal información, se tomaron los valores disponibles reportados en la Base de Datos de Servicios Ecosistémicos (ESVD) propuesta por la TEEB. Con toda la información recabada en la matriz, se realiza el Reporte de la Valoración de los Bienes y Servicios Ecosistémicos (EGS-VR), el cual busca resumir y agrupar toda la información y el valor económico estimado, para que sea fácilmente entendible por los tomadores de decisiones.
TEEB posee una amplia base de datos de más de 1.300 registros, la cual está siendo actualizada constantemente con valores reportados por ecosistema y servicio, por lo que se decidió tomar los valores que ofrece; adicional a que la TEEB tiene una visión más amplia en la que establece que la economía es mucho más que mercados, es decidir entre opciones (sobre aplicación de incentivos, políticas y regulaciones) y garantizar el acceso a los recursos teniendo en cuenta las necesidades de vida saludable (aire limpio y agua potable para nosotros y las próximas generaciones) (Sukhdev, y col.,2014)
¿QUÉ RESULTADOS SE OBTUVIERON?



En la Ciénaga de Ocumare de la Costa se identificaron 9 tipos de ecosistemas diferentes en total (Litoral Rocoso, Litoral Arenoso, Praderas de Pastos Marinos, Manglar, Arrecife de Coral, Humedal Costero, Cuerpo de Agua, Matorral Costero y “Urbano*”). Los ecosistemas presentes se presentan en parches, bordeando la costa continental, las profundidades y los afloramientos rocosos; permitiendo diferentes y complejas dinámicas ecológicas, las cuales producen numerosos servicios ecosistémicos que promueven el asentamiento de poblaciones humanas cercanas que se benefician de estos bienes y servicios para su desarrollo social, tecnológico y económico. De acuerdo a los parámetros establecidos en el estudio, se determinó que la localidad presenta 25 parches o sitios distribuidos en los 9 diferentes tipos de ecosistemas; los cuales ocupan una extensión total de 597,72 ha. El “Cuerpo de Agua” es el ecosistema predominante en extensión con sus 294,48 ha (49,27%) de la superficie total estimada; le sigue el “Matorral Costero” en 4 parches contiguos por debajo de los 40 msnm establecidos como límite que abracan 171,13 ha totales; y el tercer lugar corresponde a las zonas inundables o “Humedal Costero” en 6 parches discontinuos a lo largo de la localidad que abarcan 60,38 ha. Los ecosistemas “Arrecife de Coral”, “Litoral Rocoso” y “Praderas de Pastos Marinos” ocupan porcentajes de extensión similar en la localidad; siendo el “Litoral Arenoso” el que presentó la menor extensión en superficie total, con tan solo 2,53 ha (0,42%).
*Para el presente estudio se establece que el ecosistema “Urbano” corresponde a la línea costera donde se observan edificaciones, a diferencia de las otras zonas del litoral desprovista de estas. Sin embargo, estas pequeñas construcciones no establecen formalmente un verdadero ecosistema urbano.
En los sitios evaluados no se consiguieron humedales de interior ni artificiales. En términos de su origen, 7 de 25 parches tienen un origen natural con algún grado de intervención, mientras que los restantes 18 sitios tienen un origen completamente natural. En términos de su integridad y para el momento de la evaluación, 6 de los 25 sitios se catalogan como prístinos; mientras que los 13 restantes presentan algún tipo leve de intervención. En cuanto al grado de intervención, 4 de los 25 se encuentran medianamente intervenidos y de alguna manera son los utilizados para las actividades socioeconómicas que se desarrollan en la Ciénaga de Ocumare de la Costa. Los dos sitios incluidos en la categoría ecosistema “Urbano”, en cuanto a su integridad, se consideran en una categoría baja en el índice de importancia (“algo de importancia”). El resultado del estudio evidencia un alto grado de conservación e integridad que tiene la localidad; lo cual es un indicador del buen uso que se le ha dado al espacio por los 3 residentes del área y los lancheros que se trasladan a la localidad para llevar a cabo actividades pesqueras o con objetivo de trasladar a turistas. También resalta la ventaja de colindar con el Parque Nacional Henri Pittier y la efectividad de sus estrictas normas de uso; de este modo, a pesar de que el cuerpo de agua no esté protegido, muestra la efectividad de establecer áreas protegidas. Sin embargo, la presencia de desechos que son transportados por la corriente a la localidad o dejados por los humanos (residentes o visitantes) denota un cierto mal uso de ciertos espacios en la Ciénaga de Ocumare de la Costa; esto incluye restos de petróleo observados a lo largo de los dos parches de “Litoral Rocoso” más orientales y, presumiblemente presente, en el parche de “Arrecife de Coral” occidental, más conservado y menos utilizado, resultantes de algunos de los eventos acaecidos en la Refinería El Palito (Carabobo-Venezuela) durante 2020 y cuyo registro cronológico, plasmado en imágenes de satélite, puede ser visto en el Twitter del profesor Eduardo Klein (USB).

El estudio considera y describe, para cada uno de los sitios o parches, una variedad de procesos intrínsecos importantes que tienen que ver con: el origen, movimientos de circulación (corrientes, oleaje, dirección) e intercambio del cuerpo de agua; el origen y aporte de nutrientes (orgánicos e inorgánicos); los procesos de sedimentación y erosión; la composición geológica; la dinámica de procesos de inundación; composición de organismos vegetales y animales; adicional a otras características que brindan una mejor comprensión de los procesos y que repercuten en el valor ecológico de estos ecosistemas.
Los servicios ecosistémicos del tipo de “Información para desarrollo de aprendizaje” (investigación, educación y pedagogía) y de “formación de hábitats” obtuvieron el mayor índice de importancia (100%). En el caso específico del primero de ellos, los servicios asociados a investigación y educación obtuvieron una calificación de “presente” y “mejorable” en cada uno de los ecosistemas, evidenciando un alto potencial disponible en esta localidad para el desarrollo de proyectos de educación, estudio y monitoreo. Esto es patente en diversos proyectos e iniciativas que se están desarrollando como: el proyecto de monitoreo de los pastos marinos, realizado por el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Simón Bolívar, para la “Actualización de la Encuesta Global de Pastos Marinos” del Observatorio Marino Global de la Tierra (MarineGEO); el proyecto de educación ambiental y ecoturismo adelantado por Oceanía Aventuras dirigido a concientizar sobre la importancia de los ecosistemas y su papel en los ciclos biogeoquímicos (secuestro de carbono, mantenimiento de la biodiversidad, causas y consecuencias del Cambio Climático); las iniciativas del centro de buceo Pilardive Maracay de impartir cursos y concientización ambiental mediante charlas de educación, adicional a que realizan limpiezas subacuáticas en la localidad.






El servicio ecosistémico con menor importancia, excluyendo una igualmente evaluada y prácticamente inexistente actividad agrícola (4%), fue la acuicultura; la cual obtuvo un índice de importancia del 13% y obteniendo una calificación de “Condicionalmente Potencial” de cara a un aprovechamiento sustentable de recursos alimenticios (como camarones, langostas, ostras de mangle, mero e incluso botuto) que se podrían producir con prácticas sustentables y atendiendo a una permisología adecuada. La existencia de una extracción artesanal no vigilada y no permisada, fundamentada en la presencia de jaulas de langostas vacías y la existencia de Ostras de Mangle (Crassostrea rhizophorae), es muestra de esa potencialidad que, atendiendo a planes específicos y respetando lo establecido en la legislación nacional, traería beneficios asociados a otros servicios ecosistémicos y alternativas económicas a los pobladores.
En cuanto al servicio de “experiencias espirituales”, la localidad muestra un valor sociocultural importante asociado a “El paso de la Virgen” y la leyenda de “El Paisa”. Los servicios vinculados a la relación de las personas con su ambiente, precisamente con los beneficios no materiales como el bienestar mental y el arraigo cultural, son indispensables para una sociedad sostenible.

La valoración económica de los servicios ecosistémicos de la Ciénaga de Ocumare de la Costa, para el año 2021, se estiman en cerca de 17 millones de dólares. La mayor contribución monetaria es aportada por el “Humedal Costero”, valorado en cerca de 6 millones de dólares y representando el 35,49% del valor total; seguido por el “Manglar”, valorado en más de 4,5 millones de dólares y equivalente a un 26,93% del valor total estimado. El ecosistema que menor contribución aporta fue el “Matorral Costero”, valorado en poco más de 373 mil dólares y representando solo el 2,22% del valor total de la localidad. La valoración individual de cada “parche” o “sitio” de los ecosistemas evaluados, junto a los valores tomados de la literatura consultada, están disponible en el documento final del estudio.

Los servicios de “Regulación y Soporte” fueron los mayores contribuyentes, con un valor estimado sobre los 13,5 millones de dólares, seguido de los servicios “Culturales y Logísticos” valorados en más de 2 millones de dólares. El menor aporte fue proporcionado por los servicios de “Aprovisionamiento y Aprovechamiento” de los recursos, valorados en cerca de 913 mil de dólares.
Este primer estimado monetario, en relación a los servicios ecosistémicos presentes, permite visualizar la realización de estudios a posteriori de costo beneficio del cambio de uso y las posibles pérdidas monetarias que acarrearía; además expone los servicios que pueden ser aprovechados, como los relacionados a la generación de conocimiento y los de secuestro de carbono, para aumentar su contribución; tanto para las personas como para los manejadores. Adicionalmente, el poseer tal valoración, permite participar en proyectos de pagos por servicios ecosistémicos, lo cual aún no es posible en Venezuela; sin embargo, en países vecinos, como Colombia, cada vez son más comunes este tipo de iniciativas para conservar las áreas naturales.
En Venezuela, al momento de proponer la Ley de Zonas Costeras vigente, se han realizado valoraciones económicas con el fin de promover un manejo integrado de las áreas marino-costeras, adicional a gestionar y ordenar diferentes espacios marinos costeros. Venezuela posee un Plan de Ordenación y Gestión Integrada de las Zonas Costeras (POGIZC) desde 2005 que, a pesar de no estar aprobado por razones aún desconocidas, representa una herramienta poderosa; que una vez entre en vigor, contribuiría a alcanzar algunos Objetivos De Desarrollo Sostenible (ODS) contemplados en la agenda 2030 (Delgado y col., 2021). Así mismo, la importancia de conservar la totalidad de la localidad y cada uno de sus ecosistemas es que cada uno tiene un papel importante en los avances de los ODS; ya que estos ecosistemas y sus servicios ecosistémicos son importantes al momento de generar planes específicos de mitigación y adaptación ante el cambio climático. Del mismo modo, es importante profundizar los estudios y la capacidad de cada uno de los ecosistemas para determinar la eficacia y la practicidad de estos planes.


¿CÓMO SE UTILIZAN SUS RESULTADOS?

Los servicios ecosistémicos que proveen los arrecifes de coral han sido de los más estudiados y valorados a nivel mundial, debido a que se pueden evaluar mediante los métodos de costo de reemplazo. Ramírez, (2017) estimó que las personas están dispuestas a pagar 1.569$ al año para la conservación de los arrecifes de coral de la zona norte del Parque Nacional Morrocoy. Uno de los servicios que brindan estos ecosistemas está relacionado a la atenuación de la energía en los movimientos del agua marina (corrientes, oleaje), sirviendo de barrera a los mismos; lo cual permite la formación e impide la erosión de playas de arena, adicional a que sirve para proteger otros ecosistemas que se encuentran entre ellos y tierra firme (praderas de pastos marinos y zonas de manglares). Cooper y col. (2009) reportan que una estructura para mitigar más de ¾ de la energía del oleaje debe costar entre 120 y 180 millones de dólares en el sistema de Reservas de la Barrera del Arrecife de Belice, la cual tiene una extensión de 96.000ha; datos que indican que tal estructura costaría entre 1.250-1.875$/ha. Al seleccionar el área determinada en el presente estudio y el valor estimado de la Base de Datos de Servicios Ecosistémicos (ESVD, actualizada al 2020), que se ubica en 15.312$/ha, implicaría que el reemplazo de los arrecifes de coral por alguna estructura que disminuya el impacto de las olas en la Ciénaga de Ocumare de la Costa costaría sobre los 203 mil dólares; valor que parecería estar sobrestimado respecto a los 16-25 mil dólares que costaría usando los datos del trabajo de Cooper y col. (2009), sin embargo la conservación de los arrecifes es fundamental para asegurar otros servicios ecosistémicos (ej. flujo de materiales y nutrientes) y lo cual puede estar quedando incluido en ese valor total más elevado. Otro aspecto importante es que la presencia de individuos del coral Cuerno de Alce (Acropora palmata), que se encuentra en la categoría de “En peligro crítico” de acuerdo a la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza - UICN (Aronson y col., 2008), en la cresta arrecifal del lado occidental podría potenciar la necesidad de generar planes de manejo sobre este ecosistema y la localidad en general.
CONSIDERACIONES EN SU APLICACIÓN

Las valoraciones económicas ambientales son herramientas que buscan valorizar los servicios ambientales, procurando lograr la conservación de los ecosistemas, la diversidad biológica y los demás recursos naturales; sin embargo no están exentos de dificultades. En el Caribe, se ha reportado que la mayoría de los estudios se ha enfocado en los servicios de “no uso”, como la recreación y las oportunidades de turismo, en las áreas protegidas; además, para el 2015 aún se desconocía el impacto económico de la sobrepesca (Schuhmann y col., 2015).
Costanza y col. (1997) valoraron económicamente toda la biósfera de la tierra determinando que, los 16 biomas evaluados y los 17 servicios ecosistémicos considerados, provee 33 trillones de dólares al año. Dicho valor fue actualizado 7 años después, determinando que los ecosistemas están valuados en 124,8 trillones de dólares al año. Ambos valores se consideran subestimados, debido a la compleja relación entre el intercambio de flujos de materia y energía, el aumento o disminución de las coberturas consideradas, las fluctuaciones en los precios de mercado, así como también en los procesos intrínsecos (oferta, demanda e inflación) de la economía (Costanza y col., 2014). Adicionalmente, la diferente percepción de las personas en relación a su entorno hace que los servicios “no mercadeables” o que tienen un valor de “no uso” se valoren a partir de métodos de estados de preferencia declarada, lo que se ha demostrado que varía en relación a la edad, el sexo, la nacionalidad y los valores ofrecidos para que decidan si aceptarlos o no; es decir, parten de una estimación inferida de otros métodos (Pascual y col., 2011).
RECOMENDACIONES AL PRESENTE ESTUDIO
A pesar de la existencia de un servicio “no mercadeable”, como el de la existencia de un “valor espiritual”, se requiere realizar estimaciones más precisas en la localidad de la Ciénaga de Ocumare de la Costa, mediante una valoración contingente y a los efectos de estimar un valor preciso. La consideración de estos servicios ecosistémicos “no mercadeables” permite conocer y describir mejor la localidad, para llevar a cabo acciones más efectivas de manejo.
ARTICULO BASADO EN EL ESTUDIO:
Albornoz O. (2022). “Valoración Económica de los Servicios Ecosistémicos de La Ciénaga de Ocumare de la Costa, Aragua, Venezuela”. Trabajo Especial de Grado para optar al Título de Licenciado en Biología. Decanato de Estudios Profesionales. Coordinación de Biología de la Universidad Simón Bolívar. Caracas-Venezuela. X+116 p.
LITERATURA CITADA:
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Brett C. & I. Boateng (2018). “Alternative Approach and toolkits for Economic Valuation of Ecosystem Services of Wetlands: An Application to Farlington Marshes, UK”. FIG (Article of the Month - August 2018): 18 p. Fédération Internationale des Géomètres. Copenhagen - Denmark. Disponible en https://fig.net/resources/monthly_articles/2018/brett_etal_august_2018.asp
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