Restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho - UBA

RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS FACULTAD DE DERECHO - UBA ABRIL 2019

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RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS FACULTAD DE DERECHO - UBA ABRIL 2019

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Idea y Dirección editorial Luis Ovsejevich / Fundación Konex Coordinación general Eugenio Giusto Producción periodística Daniel Varacalli Costas Diseño editorial Roxana Wechsler Título original: Restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA Primera edición: agosto de 2019 Tirada: 1.200 ejemplares impresos en Buenos Aires, Argentina, por Latingráfica S.R.L. Hecho el depósito que indica la Ley 11.723. Reservado los derechos de la obra y de esta edición.

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización previa del editor.

Fundación Konex Av. Córdoba 1233 5to piso - (C1055AAC) Buenos Aires - Argentina Teléfono: (54 11) 4816-0500 - Fax: (54 11) 4816-1800 info@fundacionkonex.org - www.fundacionkonex.org Fundación Konex Restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA / dirigido por Luis Ovsejevich. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación Konex, 2019.

192 p. ; 29 x 23 cm.

ISBN 978-987-24593-2-1 1. Restauración. I. Ovsejevich, Luis, dir. II. Título.

CDD 720.286

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Contenido 1 2 3 4

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Presentación

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Cronología de la restaur ación

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Un espacio con historia

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Galería de fotos

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Antes

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Dur ante

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Después

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Entrevistas

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Acto de reinaugur ación

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Discursos

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Benefactores

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Informe de rendición de cuentas

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Nómina de benefactores

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Repercusión en los medios

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Vista del imponente Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA en la entrega de los Premios Konex, el 13 de noviembre de 2018.

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Presentación Por Luis Ovsejevich Presidente de la Fundación Konex

Con profunda satisfacción prologo este libro que tiene por finalidad documentar la restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA. El proyecto es fruto de un convenio suscripto el 7 de noviembre de 2018 entre la Fundación Konex y la Facultad de Derecho, representada por su Decano Alberto J. Bueres. Sin embargo, proviene de la inquietud que me venía generando desde hacía ya varios años el importante deterioro que exhibían las butacas y el estado general del Salón, donde en varias ocasiones desde el año 2007 se había realizado la ceremonia de entrega de los Premios Konex, durante las gestiones de los decanos Atilio Aníbal Alterini y Mónica Pinto.

En mi opinión, el Salón de Actos de la Facultad de Derecho es, después de la sala principal del Teatro Colón, el lugar más imponente con que cuenta nuestra ciudad para dar marco a grandes acontecimientos culturales o sociales. La falta de mantenimiento de un espacio tan emblemático requería una urgente intervención.

La confluencia de varios aniversarios, como los 70 años del actual edificio de la Facultad de Derecho y los 40 años de la entrega ininterrumpida de los Premios Konex (además del centenario del Rotary Club, que terminó siendo Benefactor de Platino), inspiraron desde su inicio la idea de que este proyecto se realizara de manera mancomunada, apelando al aporte de instituciones, empresas, estudios jurídicos y profesionales que tienen con la universidad pública una deuda de gratitud y que esperan la oportunidad de colaborar con una iniciativa seria como la que aquí se propuso. Cabe aclarar que, si la recaudación resultaba insuficiente, la Fundación Konex quedaba comprometida a realizar el trabajo con sus propios recursos.

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La búsqueda de presupuestos para la tarea proyectada arrojó que ésta no podía limitarse al reemplazo de los materiales existentes, sino que era necesario actualizar los mismos conforme a las medidas de seguridad vigentes, que exigen, entre otros aspectos, materiales ignífugos.

La necesidad de contar con un equipo de profesionales idóneos me llevó finalmente a contactar a la arquitecta Sonia Terreno, quien había liderado la restauración del Teatro Colón, para contar con un asesoramiento técnico que resultó indispensable, dada la entidad que fue tomando el proyecto.

Se designaron como Coordinadores Generales, por parte de la Facultad de Derecho, al Vicedecano Marcelo Gebhardt y, por la Fundación Konex, a Federico Carenzo, a quienes agradezco su labor en este emprendimiento.

Sentadas las bases de la iniciativa, comenzó la convocatoria a benefactores en cuatro categorías: Platino, Oro, Plata y Bronce, encontrándonos con que, a poco tiempo de haberla lanzado, se habían superado todas las expectativas.

La contratación de la empresa de ebanistería con sus artesanos terminó de darle forma a un proyecto que debía desarrollarse en una sola etapa durante los meses de enero, febrero y marzo de 2019, a fin de no interrumpir el uso intensivo que tiene el Salón de Actos durante los ciclos lectivos con juras de graduados, actos académicos, congresos y conciertos. La meta autoimpuesta de 120 días, que al principio parecía muy ambiciosa, se vio sobrecumplida: las obras comenzaron el 4 de enero de 2019 y concluyeron el 1º de abril, es decir en menos de 90 días, un mes antes de la fecha comprometida.

También, en virtud del valor recaudado, el trabajo superó ampliamente el objetivo inicial que era la restauración de las butacas, tanto de la platea central y las de los laterales como

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de la bandeja superior. Así se decidió la instalación de dos pantallas LED a los costados del escenario, se cambió el alfombrado, se restauraron las puertas de ingreso, con sus manijones y su tapizado en capitoné, se añadieron banquetas, se hicieron mejoras en el escenario y se sentaron las bases para actualizar los sistemas de iluminación, el sonido y la transmisión en vivo de los actos. A todo esto cabe agregarle un aspecto fundamental, no previsto en un inicio: las medidas de seguridad, que implicaron abrir pasillos de salida en las plateas, tanto la central como las laterales, generar espacios para personas con movilidad reducida y modificar escaleras.

El 9 de abril de 2019, con la presencia del Rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Edgardo Barbieri, y con un concierto de la Camerata Bariloche, se libró nuevamente al uso este Salón de Actos totalmente restaurado en su esplendor original y actualizado en cuanto a su seguridad, quedando en manos de la Universidad el mantenimiento posterior de su estructura.

La colaboración de la esfera privada en el sostenimiento de los bienes públicos a través de mecanismos idóneos y totalmente auditados, como sucedió en este caso, representa un modelo que permitirá encarar muchas de las obras que nuestra sociedad necesita para mejorar su calidad de vida y preservar su patrimonio. Patrimonio que, en el caso del Salón de Actos de la Facultad de Derecho, es de un valor incalculable, tanto en términos arquitectónicos como de la historia y las personalidades que transitaron por ese lugar.

Este libro da cuenta de este recorrido y documenta una concreción que debe llenarnos de orgullo a todos los argentinos. Vaya mi total agradecimiento para todos aquellos que con su aporte, tanto material como de tiempo y trabajo, hicieron que este sueño pudiera volverse realidad.

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NOVIEMBRE 2018

DICIEMBRE 2018

ENERO 2019

El 7 de noviembre de 2018 la Fundación Konex firma un convenio con la Facultad de Derecho de la UBA y se compromete a completar las tareas de restauración de las butacas del Salón de Actos.

Se realiza la convocatoria a benefactores para recaudar los fondos necesarios para la concreción del proyecto. Se establecen cuatro categorías: Platino, Oro, Plata y Bronce.

El 4 de enero de 2019 se inician las obras y se trabaja intensamente aprovechando el receso académico por vacaciones.

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Cronología de la restauración

FEBRERO 2019

MARZO 2019

ABRIL 2019

Se continúa la labor tanto dentro del Salón de Actos como en los talleres del proveedor de servicios de ebanistería.

Se concreta la restauración de todas las butacas. La recaudación supera las expectativas y se realizan mejoras sustanciales adicionales no contempladas al inicio del proyecto.

El 1 de abril de 2019, a menos de 90 días de iniciadas las obras, se da por finalizada la restauración del Salón de Actos.

El 9 de abril se realiza el acto de reinauguración con la presencia de importantes personalidades y un concierto de la Camerata Bariloche.

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Óleo del artista argentino Antonio González Moreno que preside el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA, pintado en 1948. La imagen muestra la ceremonia de inauguración de la Universidad de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1821, en la Iglesia de San Ignacio.

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Un espacio con historia Por Daniel Varacalli Costas

Quien entre por primera vez al Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, quedará de inmediato impresionado por el enorme cuadro que preside el espacio. Se trata de un óleo de ocho por doce metros pintado en 1948 por el artista argentino Antonio González Moreno.

En primer plano, y como si el pintor quisiera guiarnos a partir de su tierna figura especialmente iluminada, puede observarse a un niño de la mano de su madre, impecablemente vestido de celeste y con una faja rosa.

La pintura está revestida de una significación esencial, en tanto representa la ceremonia inaugural de la fundación de la Universidad de Buenos Aires Ese punto de partida nos permite recorrer una historia que comienza ese 12 agosto de 1821 a las 4.30 de la tarde en la Iglesia de San Ignacio, cuando el gobernador Martín Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia deciden poner en marcha, a instancias del presbítero Antonio Sáenz, una de las instituciones educativas más importantes del mundo.

Para ese entonces, sin embargo, la Facultad de Derecho ya existía, aunque todavía no tuviera ese nombre. Siguiendo el modelo de Charcas, la llamada Academia de Jurisprudencia Teórico y Práctica funcionaba desde 1814 en la hoy llamada Manzana de las Luces (calle Perú 222), quedando a partir de 1822 incorporada a la Universidad con la denominación de Departamento de Jurisprudencia. Sus clases, centradas en derecho civil y derecho natural y de gentes, se dictaban en las aulas del Colegio Central y en el Convento de San Francisco. Así como las RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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provincias originarias preexistieron a la Nación, la Facultad de Derecho de algún modo es preexistente a la misma Universidad que hoy la contiene y exhibe con orgullo.

De allí en adelante, la institución transitó por diversas sedes. En 1872 se trasladó al edificio de la calle Moreno 350 -actual Museo Etnográfico-, diseñado por Pedro Benoit. Fue en ese periodo, más precisamente en 1874, cuando adquirió la denominación de Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, la cual subsistió hasta el 1º de febrero de 2000, cuando perdió el aditamento de “Ciencias Sociales”, habida cuenta de la existencia de otras unidades académicas dedicadas de pleno a esa área del saber.

Fue también durante ese periodo, en 1885, cuando se sanciona la “Ley Avellaneda”, la primera abocada a regular las universidades nacionales, que hasta ese momento eran sólo dos: la señera de Córdoba, fundada en 1613, y la de Buenos Aires, a la que se sumaría la de La Plata en 1905.

En 1925, durante la presidencia de Alvear, la Facultad de Derecho se instaló en el edificio gótico de la avenida Las Heras 2214 -hoy asignado a la Facultad de Ingeniería-, diseñado por Arturo Prins. Dado que el proyecto debía abarcar una manzana completa, pero quedó inconcluso, desde un comienzo el ámbito resultó insuficiente para una carrera en constante crecimiento. Esta necesidad generó que el paso de Derecho por avenida Las Heras no llegara al cuarto de siglo.

Si bien fue inaugurado en 1949, el actual edificio de la Facultad, sito en Avenida Figueroa Alcorta 2263, fue planificado diez años antes. En 1939 se sancionó la ley 12.578 que autorizó al Estado Nacional a invertir seis millones de pesos para la construcción de un nuevo edificio que reemplazase al de Avenida Las Heras. Entonces el amplio predio que pertenecía a Obras Sanitarias, muy cercano al río, donde hoy también se levanta el Museo Nacional de Bellas Artes, era considerado ideal para la construcción de una ciudad universitaria, proyecto luego transferido a la Costanera Norte y -como tantos otros-, nunca concluido.

También fue en 1939, durante la presidencia de Roberto Ortiz, cuando se convoca al concurso para la elección del proyecto de la nueva Facultad de Derecho, que tuvo por ganadores a los arquitectos Arturo Ochoa, Ismael Chiappori y Pedro Mario Vinent.

Dos años después comenzaron a demolerse los filtros de Obras Sanitarias que se encontraban en el lugar, pero con la Segunda Guerra Mundial en pleno desarrollo las obras debieron lidiar con la carencia de materiales importados y las consabidas dificultades presupuestarias.

Así y todo, en menos de ocho años la obra se encontraba muy próxima a su terminación, a tal punto que -cuenta la leyenda urbana- el entonces Presidente Perón salía en automóvil desde la residencia presidencial -el Palacio Unzué, donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional- hacia la Casa de Gobierno con su esposa Eva y veían fascinados el avance de los trabajos. Tal fue la fascinación que generó en ellos que finalmente Perón decidió construir un edificio similar, aunque algo más chico, para su esposa, a fin de que albergara la Fundación Eva Perón. Ese edificio -sito en Paseo Colón y Avenida Independencia- es actualmente la sede principal de la Facultad de Ingeniería de la UBA. 16

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1814

Apertura de la Academia de Jurisprudencia en la Manzana de las Luces, Perú 222.

1872

Traslado de la Academia a Moreno 350.

1918

Reforma Universitaria.

Gobierno tripartito.

12/8/1821 1822 Fundación de la Universidad de Buenos Aires.

Incorporación de la Academia de Jurisprudencia a la Universidad de Buenos Aires.

1874

1885

La Academia pasa a llamarse Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

1925

Traslado de la Facultad de Derecho al edificio gótico de Las Heras 2214.

Presidencia de Marcelo T. de Alvear.

1939

1947

Sanción de la ley que dispone la construcción de un nuevo edificio para la Facultad.

Convocatoria a concurso para el proyecto.

Iniciativa del Ministro Jorge Eduardo Coll.

1948

Creación del Coro de la Facultad de Derecho, dirigido por Manuel Gómez Carrillo.

Sanción de la “Ley Avellaneda” que regula las universidades nacionales.

Sanción de la ley universitaria Nº 13.031.

20/4/1949 8/1949 Mudanza e instalación provisoria de la Facultad de Derecho en el edificio de Figueroa Alcorta 2263.

Conferencias de Hans Kelsen y de Léon Mazeaud.

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Sea como fuere, el solar de la avenida Figueroa Alcorta estaba destinado a ser un templo del derecho. Para asegurar ese destino, el decano Carlos María Lascano -hábil gestor, producto de la ley universitaria peronista de 1947- se adelantó a la entrega formal del edificio y el 20 de abril de 1949 caminó en procesión por la Avenida Pueyrredón junto a un cuerpo de profesores plasmando así el acto simbólico de abandonar las viejas aulas y trasladarse al nuevo edificio, para orgullo de la comunidad académica y jurídica. Inmediatamente comenzaron a dictarse los primeros cursos.

La fecha de la inauguración oficial se fijó para el 21 de septiembre de ese mismo año. La idea fue de Eva Perón, en homenaje al Día del Estudiante y se cumplió puntualmente, aunque ella no estuvo presente en el acto. Asistieron en cambio el Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, ministros del Poder Ejecutivo y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, e invitados extranjeros, entre ellos los decanos de la Facultad de Derecho de París y de Madrid, funcionarios del cuerpo diplomático, docentes y público. Hicieron uso de la palabra el decano, el subsecretario universitario, Carlos Ignacio Rivas, quien recibió el edificio en nombre del Ministerio de Educación, y el rector de la Universidad de Buenos Aires, arquitecto Julio Vicente Otaola.

El presidente de la Nación expresó entonces, entre otros conceptos, su anhelo de que “la nueva casa sirva para abrir la inteligencia e impulsar el alma hacia los destinos de todos, sin diferencias de clases para que en el futuro de nuestra brillante democracia sirva para formar hombres de bien y hombres libres”.

Ya en ese mismo acto fundacional, la música hizo su entrada en el recinto del Salón de Actos con la actuación del Coro de la Facultad de Derecho, que había sido creado un año antes bajo la dirección del maestro Manuel Gómez Carrillo.

Cabe consignar que el Salón de Actos pasó a denominarse Presidente Perón, mientras el Aula Magna se bautizó Eva Perón, denominaciones ubicuas en la Argentina de entonces (utilizadas tanto para provincias como para estaciones de trenes e innumerables lugares públicos) que desaparecieron luego de 1955.

La fascinación ejercida por el edificio no ha cesado desde entonces. Buena parte de ella obedece a su estilo monumentalista -ya abandonado en Europa para la época de su inauguración- que pretendió emular los grandes edificios de la Antigüedad clásica -como el Partenón- agregándole una simbología de poder propia de las corrientes totalitarias surgidas en las primeras décadas del siglo XX. A ese estilo tan imponente se le suma la incorporación de nuevos materiales y técnicas constructivas, indispensables para construir en un lugar vadoso como el elegido, como el empleo de hormigón armado en la estructura. En cuanto a los revestimientos, por la situación de guerra en Europa debió apelarse íntegramente a materiales nacionales, como la llamada piedra Mar del Plata que recubre la escalinata y parte de las fachadas.

La superficie cubierta del edificio es de 40.000 metros cuadrados y originalmente contaba con 51 aulas, cifra que actualmente se septuplicó, entre otras razones debido al agregado 18

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21/9/1949

Inauguración del actual edificio de la Facultad de Derecho por el Presidente Juan Perón, el Rector Julio Otaola y el Decano Carlos Lascano en el Salón de Actos.

9/1949

1950

Creación del Ciclo de Grandes Conciertos con la Orquesta Sinfónica de Radio del Estado, dirigida por Bruno Bandini.

1951

1953

Daniel Barenboim se presenta como pianista a los nueve años.

Astor Piazzolla estrena su Sinfonía “Buenos Aires”.

1962

Zubin Mehta debuta en la Argentina en el Salón de Actos, estrenando las “Cinco piezas para orquesta” de Schönberg.

1994

Inauguración en el Salón de Actos del Año del Libertador General San Martín.

Reanudación del Ciclo de Grandes Conciertos a iniciativa de Mario Benzecry, con la coordinación de Fabián Bermann y a partir de 1999 de Juan Carlos Figueiras.

1957

Visita y conferencia de Lanza del Vasto, patrocinado por Victoria Ocampo.

29/7/1966 1979 Noche de los Bastones Largos.

Disolución de la Orquesta de LRA e interrupción del Ciclo de Conciertos.

Segundo torneo de ajedrez organizado por la Fundación Konex.

1999

El Teatro Colón, a través de la Filarmónica de Buenos Aires, llega al Salón de Actos.

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de un bloque interior que, sin modificar la estructura original ni el aspecto exterior, permitió la adecuación de la infraestructura a un cambio copernicano en lo académico. En efecto, al momento de inaugurarse la Facultad, los cursos consistían primordialmente en clases magistrales masivas y el desarrollo de la carrera, en una serie de exámenes libres, siendo muy escasos los cursos regulares. Con el tiempo, y en especial luego del retorno de la democracia, la instauración del Ciclo Básico Común y la sanción del llamado Plan Nuevo en 1985 -que eliminó por varios años las mesas libres- debieron abrirse infinidad de cursos para un número de alumnos que fuera compatible con criterios pedagógicos modernos. Posteriormente, los requerimientos académicos pasaron a abarcar también una creciente actividad de investigación y una sostenida demanda del Posgrado. Nuevas construcciones en el último nivel, sumadas a divisiones internas de muchas aulas originariamente más grandes, demostraron la flexibilidad de este edificio pensado para una realidad ciertamente distinta, pero con proyecciones de futuro.

Desde el punto de vista de su planta arquitectónica, el Salón de Actos de la Facultad de Derecho ocupa un lugar absolutamente central, como si a partir de ese rectángulo se dispusieran todas las otras áreas y comodidades previstas.

En primer lugar, porque este salón viene a ser la coronación natural de aquel que asciende trabajosamente por la gran escalinata, ingresa por alguna de las cinco portadas de su acceso principal por el peristilo con sus catorce columnas de capitales dóricos y atraviesa, casi intimidado, el hall de Pasos Perdidos, de 14 metros de altura, 1.200 metros cuadrados y sendas esculturas gigantes en cada extremo. Semejante prólogo merece un gran texto, y es allí donde el Salón de Actos no puede ser menos. Manteniendo la altura del hall, el ámbito tiene una capacidad total que se acerca a las 900 personas, sentadas entre la platea, dividida a su vez en tres cuerpos centrales y dos laterales, y la bandeja superior.

Antes de llegar a divisar el techo, la vista se detiene inevitablemente en el gran óleo de González Moreno con que se abre este relato y en especial en ese niño con su madre que está en primer plano y que nos acompaña en esta breve recorrida histórica. Pero el niño nos advierte que no todo lo que el cuadro muestra es lo que se supone. Volvemos a 1821, sólo para verificar que muchos rostros que el artista incluyó en su evocación son -a la manera del Dante en su Commedia- los de sus contemporáneos. Allí están, codeándose con Rodríguez y Rivadavia- el decano Lascano, jueces de la Corte Suprema y profesores de la casa de la década de 1940, el mismo González Moreno y hasta ese niño, cuya familia era amiga del pintor y cuya identidad, ya de adulto, llegó alguna vez a reivindicar.

Como se dijo, en torno a este Salón se organizan las diversas áreas de la Facultad siguiendo una lógica impecable. A su izquierda, se desarrolla la Sala de Profesores y las oficinas de gobierno de la casa de estudios, como el Decanato y el Consejo Directivo. A su derecha, la imponente sala de lectura de la Biblioteca y dependencias para alumnos, generando una organización en la circulación de los usuarios naturales del edificio -profesores y alumnos-, que 70 años atrás se diferenciaban -o debían diferenciar- de una manera mucho más acentuada que en la actualidad.

En esa misma planta -llamada Principal, aunque equivalga a un primer piso- no hay aulas para cursos regulares, pero en cambio se despliegan una serie de salones para clases magistrales, conferencias, congresos y otros usos académicos de jerarquía. De todos esos salones, sobresale 20

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4/1999

Visita y conferencia del Dalai Lama con la presencia del Rector Oscar Shuberoff.

1/2/2000 2002 La Facultad de Derecho deja de llamarse de “Derecho y Ciencias Sociales”.

26/5/2003

2007/08/09

2010

2011

Visita de Fidel Castro.

Conferencia fallida en el Salón de Actos, trasladada a las escalinatas.

Torneo internacional de ajedrez “Gran Abierto Miguel Najdorf”.

Entregas sucesivas de los Premios Konex Comunicación-Periodismo, Instituciones-Comunidad-Empresa y Música Clásica.

Decano Atilio Aníbal Alterini.

Visita y conferencia de Catharine MacKinnon.

Decana Mónica Pinto.

Visita y conferencia de Ronald Dworkin.

2011

Primer debate de candidatos a Diputados Nacionales.

4/10 y 15/11/2015

Primer debate de candidatos presidenciales y segundo debate entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, organizados por la Facultad de Derecho y Argentina Debate.

2017

Entrega de los Premios Konex Comunicación-Periodismo.

Iniciativa de la Fundación Konex de restaurar el Salón de Actos.

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el Aula Magna, ubicada exactamente detrás del Salón de Actos y separada por un foyer, pero sustancialmente más pequeña. Aunque a veces se confundan por sus nombres y a menudo hayan compartido algún uso, como las colaciones de grado, los otorgamientos de distinciones honoris causa o las conferencias de visitantes, se trata de dos espacios claramente distintos.

En cuanto al Salón de Actos, puede afirmarse que en la actualidad éste ha consolidado dos usos que ya podrían denominarse históricos.

El primero de ellos tiene que ver con las actividades académicas más trascedentes, como las visitas de egregios profesores, disertantes o especialistas del Derecho y los plenarios de los congresos nacionales o importantes jornadas, entre otras.

De todas ellas, ocupa un lugar mítico la visita del jurista y filósofo austriaco Hans Kelsen, que data precisamente de 1949 y que estuvo marcada por la polémica que el pensador mantuvo con su par argentino Carlos Cossio. Su origen se encuentra en las gestiones que su discípulo Ambrosio Gioja realizó durante su viaje a Estados Unidos el año anterior; gozó del auspicio de la Facultad, del Instituto de Filosofía de Derecho (dirigido por el mismo Cossio) y del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

Kelsen llegó apenas un mes y medio antes de que el edificio de Figueroa Alcorta fuera oficialmente inaugurado. Ofreció cinco conferencias los días 5, 10, 13, 18 y 20 de agosto de 1949 que versaron sobre la ciencia del derecho como ciencia social y normativa y sobre Derecho Internacional, y si bien en las fotos se lo ve sentado en las sillas de respaldo ojival que indudablemente remiten al edificio de Las Heras, la carpintería de las ventanas acredita que sus charlas fueron en el flamante edificio. Unos días después, pero también antes de la inauguración, los civilistas tuvieron el honor de contar con una charla de Léon Mazeaud acerca de “Los contratos sobre el cuerpo humano”.

Luego de estas visitas que podrían considerarse inaugurales, fueron muchas las figuras que resonaron en ese ámbito, tanto jurídicas, como también del mundo del arte o el humanismo universal: basta pensar en las disertaciones de Lanza del Vasto o del Dalai Lama o en las más recientes de Catharine Mac Kinnon o Ronald Dworkin, además de la presencia de numerosos mandatarios latinoamericanos y la realización de los primeros debates presidenciales de nuestro país. La entrega de los Premios Konex en ese ámbito en diversas ocasiones a partir del año 2007 también convocó a importantes personalidades del periodismo, la música y las instituciones argentinas.

De la mención de las grandes figuras es necesario atender ahora a los recién graduados, porque un lugar central de la actividad del Salón de Actos lo constituyen las juras o colaciones de grado. Aunque en un principio y según los periodos se realizaban en el Aula Magna, el crecimiento sostenido de la matrícula de la Facultad llevó a que en las últimas dos décadas comenzaran a realizarse en el Salón de Actos y con una periodicidad bimensual. Momentos altamente emotivos suelen vivirse en ese ámbito, cuya platea se colma de familiares ansiosos y cuyo estrado se puebla de profesores igualmente emocionados por haber sido elegidos por sus alumnos para que sean ellos quienes tengan el honor de entregarles sus diplomas.

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2018

Entrega de los Premios Konex Instituciones - Comunidad - Empresa.

7/11/2018 Firma del convenio entre la Fundación Konex y la Facultad de Derecho para la restauración de las butacas del Salón de Actos.

4/1/2019

Inicio de las obras de restauración de las butacas del Salón de Actos.

1/4/2019

Finalización de los trabajos de restauración del Salón de Actos en menos de 90 días, incluyendo grandes mejoras.

9/4/2019

Reinauguración del Salón de Actos restaurado con un concierto de la Camerata Bariloche.

De izquierda a derecha: Federico Carenzo -coordinador del proyecto-, Alberto Edgardo Barbieri -Rector de la UBA-, Luis Ovsejevich -Presidente de la Fundación Konexy Alberto J. Bueres -Decano de la Facultad de Derecho-.

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Otorgando a estos actos una dimensión histórica, a un costado del escenario se exhibe la vieja cátedra de madera, por la que pasaban hace más de un siglo y medio los primeros graduados del siglo XIX que afrontaban ese solemne momento de iniciación a la vida profesional.

Del otro lado del escenario suele verse un piano también centenario, que indica que la presencia de la música en este Salón no es un dato marginal. En efecto, desde su inauguración en 1949 el llamado Ciclo de Grandes Conciertos de la Facultad de Derecho ha sido y sigue siendo -pese a un largo hiato que lo interrumpió- uno de los ciclos musicales más exitosos de la Ciudad de Buenos Aires.

A la par del mencionado Coro de la Facultad creado en 1948, fue en el Salón de Actos donde sentó sus reales la desaparecida Orquesta Sinfónica de Radio del Estado (luego Radio Nacional), que no debe ser confundida con la Orquesta Sinfónica del Estado (hoy Orquesta Sinfónica Nacional), que data de la misma época.

La Sinfónica de la Radio no sólo ofrecía conciertos regulares -en un principio los días jueves por la noche- en el Salón de Actos, sino que los difundía a través de la AM de la emisora nacional por todo el país, llegando a tener una convocatoria y una fama enormes aun entre un público que podía vivir a más de 2000 kilómetros de la Capital. Su director principal fue el maestro Bruno Bandini, el director de orquesta argentino que más obras ha estrenado en nuestro país del repertorio universal. A él se sumaron numerosos maestros invitados o visitantes que luego se convirtieron en grandes figuras, como Zubin Mehta, solistas que hicieron allí sus primerísimas armas, como Daniel Barenboim, o el estreno de obras académicas con sabor a tango del joven Astor Piazzolla. A pesar de no ser una sala de conciertos, las orquestas, solistas y público disfrutaban allí de extensas e intensas veladas musicales.

Lamentablemente en 1966, con la Noche de los Bastones Largos, el ciclo fue discontinuado y la orquesta disuelta, pero en 1993 el maestro Mario Benzecry, otro gran entusiasta de dar a conocer nuevos repertorios, retomó la idea con la creación de la Orquesta Juvenil Libertador San Martín (hoy Nacional) que pasó a formar parte de la segunda e igualmente exitosa etapa del Ciclo de Grandes Conciertos bajo la conducción de Fabián Bermann. En 1999 el Teatro Colón desembarcó en el Salón con un exitoso ciclo de conciertos de la Filarmónica de Buenos Aires por iniciativa de Luis Ovsejevich, entonces Director General del primer coliseo. Desde entonces, el ciclo cuenta con la curaduría de Juan Carlos Figueiras.

La conclusión de este fecundo recorrido es que desde 1949 la misma Facultad de Derecho ha quedado identificada con este imponente edificio, forzando a aclarar que lo que este 2019 cumple 70 años es la sede y no la Facultad como ámbito y proyecto académico, que ya ha superado los dos siglos de existencia. Algo similar a lo que sucede con instituciones que han precedido a sus edificios -como el Congreso Nacional o el Teatro Colón- pero que se confunden de manera indisoluble con la potente materialidad que los alberga.

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PRESIDENTES DE LA NACIÓN GRADUADOS EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES Nicolás Avellaneda (1874-1880) Carlos Pellegrini (1890-1892) Luis Sáenz Peña (1892-1895) José Evaristo Uriburu (1895-1898) Manuel Quintana (1904-1906) Roque Sáenz Peña (1910-1914) Victorino de la Plaza (1914-1916) Hipólito Yrigoyen (1916-1922 / 1928-1930) Marcelo T. de Alvear (1922-1928) Roberto M. Ortiz (1938-1942) Ramón S. Castillo (1942-1943) Arturo Frondizi (1958-1962) Raúl Alfonsín (1983-1989) Adolfo Rodríguez Saa (2001) Eduardo Duhalde (2002-2003)

PREMIO NOBEL EGRESADO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES Carlos Saavedra Lamas (1936)

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Galería de fotos antes - durante - después

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Antes

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Durante

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Después

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Entrevistas

Luis Ovsejevich Presidente de la Fundación Konex Alberto J. Bueres Decano de la Facultad de Derecho Federico Carenzo Coordinador General del proyecto por la Fundación Konex Marcelo Gebhardt y Marcelo Haissiner Vicedecano y Secretario de Coordinación y Relaciones Institucionales de la Facultad de Derecho Sonia Terreno y Eduardo Scagliotti Arquitectos - Supervisores de la restauración y puesta en valor Mónica Pinto Ex Decana de la Facultad de Derecho Eugenio Giusto Secretario Ejecutivo de la Fundación Konex Hugo Lañin Empresario - Restaurador Oscar Mario Zoppi Secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la Facultad de Derecho Tulio Ortiz Ex Vicedecano de la Facultad de Derecho e historiador Daniel Díaz Subsecretario Técnico en Administración de la Facultad de Derecho Juan Carlos Figueiras Coordinador del Ciclo de Grandes Conciertos RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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Luis Ovsejevich

Presidente de la Fundación Konex Entrevista realizada el 8 de marzo de 2019

¿Cómo es su relación con la Facultad de Derecho?

Ingresé a los 15 años y me recibí a los 19 recién cumplidos, así que tengo un amor muy especial hacia la Facultad de Derecho. El día de mi graduación fue el 30 de diciembre de 1960. En 1961 se abrió la Carrera Docente, me inscribí para concursar en la cátedra de Derecho Civil III - Contratos de Federico Videla Escalada, salí primero en el concurso; entramos dos, con José María Gastaldi y pasamos a ser sus ayudantes. Entre los años ‘62 y ‘65 fuimos ayudante de segunda, luego de primera, jefes de trabajos prácticos y en el ‘66 fuimos designados adjuntos interinos, o sea que a los 24 años yo ya era adjunto. A la misma edad gané el concurso para cubrir la cátedra de Instituciones de Derecho Privado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Entiendo que fui el profesor adjunto más joven que tuvieron ambas Facultades. Seguí con el ejercicio de la docencia hasta fines de 1974. En 1969 había creado una empresa comercial “Konex-Canon” y comenzaba a absorberme mucho tiempo, por lo tanto dejé el ejercicio de la profesión y finalmente también la docencia. ¿La Facultad actual es muy distinta de la que conoció?

No puedo opinar de la Facultad actual porque no soy docente ahora; lo que puedo decir es que la década de 1960 fue brillante, y tuve la suerte de estar bajo la égida y protección de un señor como Videla Escalada, a quien considero, fuera de mi padre, la persona más importante que me marcó en mi vida. Su concepto ético y su conocimiento son de personalidades que lamentablemente hoy no existen en nuestra sociedad. Si la Argentina estuviera gobernada por RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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personas como Videla Escalada, estaríamos en el primer mundo muy cómodamente. Lo triste es que no haya una clase dirigente con los principios y las capacidades de gente como él.

En cuanto a la Facultad de Derecho y el Salón de Actos ¿tuvo allí algún acto vinculado con su vida?

Independientemente de mis estudios y el ejercicio de la docencia, mi relación comenzó en el año 1979, cuando organicé el segundo Torneo Magistral de Ajedrez, donde participaron grandes ajedrecistas internacionales. El primer puesto lo compartieron el ruso Víctor Korchnoi, en ese momento subcampeón mundial, y el yugoslavo Ljubomir Ljubojevic. Hasta se pusieron carteles en la calle en el ingreso a la Facultad. Existían en esa época grandes ajedrecistas argentinos, como Miguel Najdorf, Oscar Panno, Raúl Sanguineti, Miguel Ángel Quinteros y Julio Bolbochán, entre otros. Era una época de oro del ajedrez argentino. Fue una actividad previa a los Premios Konex. El torneo tuvo lugar en el Aula Magna. ¿Cómo siguió después su relación con ese ámbito?

En 1999, cuando era Director General del Teatro Colón, llevé a la Filarmónica de Buenos Aires, la primera vez que el Colón presentaba unos de sus cuerpos estables en el Salón de Actos.

Se llamó “Ciclo de Otoño” y contó con los mejores directores argentinos: Javier Logioia, Guillermo Scarabino, Mario de Rose, Juan José García Caffi y Carlos Calleja, con solistas de lujo como Manuel Rego, Haydée Schvartz, Oscar Vetre, Elsa Puppulo, Alexander Panizza e Iván Cítera. Los conciertos fueron un éxito. Después de esto tenemos que pasar al año 2007.

Habíamos dado los Premios Konex en muchos lugares, entre otros: el Centro Cultural San Martín, el Teatro Colón, el Teatro Nacional Cervantes, el Museo Nacional de Bellas Artes, la Biblioteca Nacional, la Ciudad Cultural Konex. En el año 2007 los premios estaban dedicados a la Comunicación y Periodismo, que convocan mucha gente. Entonces surgió la idea de entregarlos en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho.

Y la Facultad se abrió a esa posibilidad…

El Decano era entonces Atilio Aníbal Alterini, que con todo gusto nos recibió, luego volvimos en 2008 cuando fueron los premios a Instituciones-Comunidad-Empresa. En 2009, destinados a la Música Clásica de nuevo, los entregamos en la Facultad de Derecho.

Estuvimos tres años en el Salón de Actos de la Facultad, luego los años siguientes los entregamos en la Ciudad Cultural Konex y en 2017 volvimos a entregar los premios de Comunicación y Periodismo en el Salón de Actos.

Evidentemente es un ámbito muy propicio para este tipo de eventos.

Para mí después del Teatro Colón es la sala más linda de la Ciudad de Buenos Aires. En 2017 la decana era Mónica Pinto. Ese día nos sentamos con Magdalena Ruiz Guiñazú, que presidía el Gran Jurado, en la primera fila y vimos cómo se hundían los asientos, tuvieron que ponernos unas tablitas para que no nos cayéramos. Se lo comenté a la decana, le dije directamente: “Esto es un desastre” y le propuse que la Fundación Konex se hiciera cargo de la reparación de las butacas.

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¿Allí surgió la idea que ahora se concreta?

Exacto, fue a fines del año 2017. En ese momento convoqué a una decoradora amiga mía: Roxana Punta Álvarez. Llamamos a distintos proveedores para que cotizasen la restauración y retapizado de las butacas. Estuvimos semanas comparando presupuestos y telas. Así se pasó diciembre de 2017 y enero de 2018 analizando propuestas. La decana me mostró un presupuesto contenido en una planilla en la que se estimaba que el retapizado de las butacas con una tela que se llamaba Pana Guanabara salía arriba de 3.000.000 de pesos, o sea aproximadamente 200.000 dólares de ese momento, no cubría todo lo necesario para la restauración y no era de ninguna empresa. Cuando empecé a analizar las distintas propuestas comprobé que la tela Guanabara que proponían todos no era ignífuga. Esta es una cuestión fundamental en nuestro tiempo por razones de seguridad. El mismo proveedor, la empresa Tala, también fabrica una tela ignífuga llamada Tango. La diferencia de precio era muy grande, aproximadamente el triple. Mientras tanto cambió el Decano de la Facultad, pasó a ser Alberto Bueres. Se hizo una pausa y en 2018 al entregar en el Salón de Actos los premios a Instituciones-Comunidad-Empresa veo que el Salón se había deteriorado aún más.

Las cosas se precipitaban…

Hablé entonces con el Decano Alberto Bueres y el Vicedecano Marcelo Gebhardt y firmamos un convenio por el cual me hacía cargo de restaurar las butacas a través de la Fundación Konex.

Como yo había sido Presidente del Rotary Club de Buenos Aires del 1º de julio 2017 al 30 de junio de 2018, tuve la idea de hacerlo a través del mismo. Lo llevé a la comisión, pero como siempre sucede cuando hay mucha gente para discutir las cosas, se debatió pero no pudo concretarse durante mi presidencia. Decidí entonces, ya en noviembre de 2018, encararlo directamente a través de la Fundación Konex. Aquí como su creador y Presidente yo tengo la decisión directa. ¿Cómo siguió el tema de la restauración?

Me comprometí para el 30 de abril de 2019 a tener terminada la restauración de las butacas.

Para ello había que considerar dos frentes. Uno discutir precios y condiciones con los proveedores y el otro, tratar de conseguir el dinero a través de benefactores. Lo primero que hice fue convocar al proveedor de la tela. Decidí que pondríamos la tela ignífuga y comenzó la discusión para que rebajasen el precio. Luego vino la contratación con la empresa que haría la restauración y el retapizado de las butacas. Se dio la misma situación: tratar de conseguir el mejor precio. Además decidir contratar a una persona que se hiciese cargo de la dirección de la obra con experiencia en el tema de restauración. Por otra parte para concretar el segundo frente, mi idea era conseguir sponsors y dispuse que los benefactores, sean empresas, estudios jurídicos, abogados o personas que quisiesen aportar, aparecerían en una placa y en un libro con mención del auspicio. Los valores que se fijaron para las donaciones fueron de 1.000, 3.000, 5.000 y 10.000 dólares. En un momento pensé en aportes de 100 dólares, pero iba a ser complicado de gestionar con cifras tan chicas. Entonces quedaron 1.000 dólares para personas y las otras cifras para estudios jurídicos y empresas. Los que pusiesen 10.000 dólares tendrían derecho a utilizar la sala gratuitamente en los próximos seis años, y en el caso de Konex tiene derecho al uso de la sala sin cargo en varias oportunidades. Todo esto quedó asentado en el convenio que se firmó con las autoridades de la Facultad.

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¿Konex hizo un aporte especial?

El convenio se firmó, y a partir de ese momento, si yo no conseguía los fondos suficientes, la Fundación Konex se hacía cargo de todo o de la diferencia. Es la misma idea que manejé en el Teatro Colón cuando fui su Director General en las temporadas 1998 y 1999 y decidí para 1999 hacer auspiciar por una embajada cada título de las óperas de la temporada, a la vez que la misma embajada hacía el contacto con las empresas de su nacionalidad para que aportasen a la Fundación Teatro Colón, básicamente para la impresión de una RevistaLibro especial dedicada a cada ópera. Cuando se hizo la ópera argentina Aurora, como no conseguí ningún auspiciante, entonces lo pagó la Fundación Konex. Reitero: yo asumí el compromiso de terminar la obra antes del 30 de abril de 2019, asumiendo el riesgo de no conseguir benefactores. Por supuesto también hicimos un aporte y estamos en la categoría de benefactores de Oro. Además ha tenido un gran costo el gestionar y administrar todo desde la Fundación Konex. Todo ello se hizo en forma ad honorem. ¿Cómo fueron convocadas las personas?

Convoqué a empresas, estudios jurídicos, abogados y amigos. Cuento algunas anécdotas.

En noviembre de 2018 apenas empiezo con los pedidos una periodista, Analía Argento, que cuando presidí el Rotary Club de Buenos Aires me apoyó desde INFOBAE, publicó la noticia en la sección Círculo Rojo. El mismo día que se conoce públicamente la iniciativa me llama una persona que se acababa de recibir, Leonardo Montanaro, y me dice: “Acabo de graduarme, todavía no me entregaron el título, pero quiero poner 1000 dólares”. Ese mismo día Fernando Gray, el intendente de Esteban Echeverría que ahora es presidente del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, me llama y me dice: “Yo cursé en forma gratuita mi carrera de grado y un posgrado y hace poco mi hija participó en un concierto en el Salón de Actos y vi que el Salón estaba hecho un desastre. Quiero aportar por estar vos y la Fundación Konex, que me da absoluta confianza”. Le respondí que lo aceptaba como un aportante individual, no como intendente; entonces puso 5.000 dólares, fue el único político que aportó para la restauración. No tengo relación con él, pero desde el punto de vista de su inquietud por apoyar un proyecto vinculado a la enseñanza pública, tuvo un gesto diferencial. Distinto fue el caso de profesores de larga trayectoria que dijeron que para ellos con dar clases en la Facultad era suficiente. A alguno le repliqué que por ser profesor seguramente podía cobrar más honorarios, situación similar a la de los médicos. Si es titular de una cátedra, ese abogado o médico cobra más caro que el que no está en esa posición. Puedo decir estas cosas con libertad porque no le debo nada a nadie. ¿Quiénes lo acompañaron en este proyecto?

Tengo que reconocer que quien me acompañó en forma impresionante en todo este proyecto fue Federico Carenzo. Es un abogado a quien conocí en el Rotary Club un año antes. Trabajó a la par mía, al igual que Eugenio Giusto, el Secretario Ejecutivo de la Fundación Konex. Sin vanidad debo decir que el nombre de Konex influye sin ninguna duda en que la gente aporte el dinero: son 40 años de trayectoria y siempre he sido totalmente transparente. Carenzo tuvo un compromiso de afinidad conmigo y me ayudó muchísimo; Eugenio trabaja en la Fundación hace 15 años. Podría decir que si yo fui el 45 % del proyecto, Carenzo fue 35 % y Eugenio el 20 %.

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¿Cómo fueron las donaciones?

Tenemos benefactores de Platino, Oro, Plata y Bronce, los cuales son de 10.000, 5.000, 3.000 y 1.000 dólares respectivamente. Podían pagarlos en dólares o en pesos. Está el caso de Toyota que decidió poner 15.000 dólares, lo destaco sustancialmente porque puso más de lo que estábamos pidiendo. El Rotary puso 10.000 dólares con motivo de su centenario. Un dato emotivo es que nos encontramos con personas que pusieron in memoriam por parientes fallecidos, como García Morillo, Gebhardt, Deveali, Velar de Irigoyen y Aguirre Lanari. Hemos obtenido contribuciones por aproximadamente 260.000 dólares a través de 93 benefactores. ¿Cuáles fueron las inversiones realizadas?

Las contrataciones iniciales fueron, en primer lugar la tela ignífuga llamada Tango, de la fábrica Tala en la Argentina, que costó aproximadamente 50.000 dólares. Luego los servicios de la empresa Lañin por la restauración y retapizado de 865 butacas con un presupuesto de aproximadamente 56.500 dólares. Es una empresa con una antigüedad de 70 años en el mercado. Hubo presupuestos de carpinterías que no tenían la estructura para hacer semejante obra a mi juicio, y por otro lado ofertó Fontenla, que intervino en el Colón, pero era varias veces más caro que el precio de Lañin, con lo cual dejaba de tener sentido. Posteriormente ese monto se vio incrementado por la provisión de otros elementos como la tela Trevira para la base de las butacas, el retapizado y relustrado de las banquetas existentes y la provisión de nuevas, la renovación del capitoné de las 10 puertas de acceso, las rosetas de las butacas, realizar bastidores para las butacas de la bandeja superior e incluso la confección de nuevas dado que hubo que reemplazar a las que eran irreparables, la creación de escaleras complementarias y a la vez se hicieron mejoras en el escenario.

También se contrató a la arquitecta Sonia Terreno, quien fue la encargada de la restauración del Teatro Colón. Con ella se fijaron los honorarios en 10.000 dólares. En ese valor comprendía a su equipo integrado por el arquitecto Eduardo Scagliotti y la arquitecta Nora Papa. Ellos, como directores de obra, harían el control de calidad de toda la puesta en valor del Salón de Actos.

Como la recaudación de lo que conseguimos superó lo invertido en estos tres proveedores, se decidió hacer otras mejoras. Para elegir a todos los proveedores involucrados en el proyecto, decidí hacer un concurso de precios y no una licitación como habría hecho el Estado. No obstante discutía el precio más aún que si fuera mi propio dinero. ¿Cómo se desarrollaron las obras?

Durante diciembre de 2018 se terminó la parte de convenios y contratos. Las telas ya habían sido compradas en noviembre. El 4 de enero de 2019 Lañin empezó la obra en la Facultad.

El tapicero iba retirando las butacas, las iba llevando a su taller y les ponía las telas y rellenos nuevos; de otra manera habría tenido un costo impresionante sin ningún sentido. ¿Qué otras cosas complementan la obra inicial?

Como señalé quedó dinero sobrante del compromiso inicial firmado. Entonces decidimos RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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instalar dos pantallas Led a cada lado del escenario para que todo lo que ocurra en una entrega de diplomas, una conferencia o un concierto pueda ser visto en primer plano en las pantallas. Es un rubro muy caro, discutí mucho con los proveedores pero conseguí un precio excepcional, por parte de Neocolor, a la cual también la hice participar como benefactor. El tener las pantallas transforma al lugar en algo casi exclusivo en nuestra ciudad. Eso permitirá que en el futuro la Facultad al alquilar la sala pueda incluso cobrar un plus por la utilización de las pantallas. También se cambiaron las alfombras, con lo cual se dio la misma situación de discutir los precios y a la vez que sea benefactor. La empresa fue Atlantis Flooring. Se restauraron los manijones de las puertas. Se hicieron mejoras en la iluminación. Se contrató a un asesor técnico para que señalara qué mejoras se debían hacer para el sonido y la luz de la sala. Realmente creo que cuando la gente ingrese al Salón de Actos no va a poder creer todas las mejoras realizadas. Aclaro que todo esto ha sido una puesta en valor, no una reforma. ¿Se hará la pintura general del Salón?

La pintura requiere andamios muy altos; lógicamente eso debería haberse hecho previamente, el próximo enero y febrero durante las vacaciones se podrán tapar las butacas y pintar, pero previamente hay que reparar las filtraciones. Esos temas escapan totalmente a mi actuación porque los debe encarar la Facultad con el Rectorado. ¿Qué se pensó para mejorar el tema acústico, teniendo en cuenta que usted fue Director General del Teatro Colón?

Con la arquitecta Terreno estuvimos hablando del tema de los problemas acústicos del Salón.

Las telas elegidas son muy superiores a las existentes, se dejó previsto cambiar los cortinados y poner materiales que generen una mayor absorción del sonido. El material se adquirió y quedó acopiado en la Facultad. ¿Se tuvieron en cuenta criterios de seguridad?

Eso fue uno de los grandes aportes de Sonia Terreno. Ella hizo sacar una fila de butacas a cada costado de la platea para que se pueda mejorar la evacuación de acuerdo a los criterios actuales en la materia; también hizo sacar asientos para que haya acceso para las personas con movilidad reducida. En los laterales la mejora consistió en instalar escaleras en el medio. ¿Piensa que este modelo podría ser aplicable a otros proyectos?

Por supuesto que sí. Es fundamental la interacción entre lo privado y lo público. Pero tiene que estar hecho por gente idónea y sin ningún interés económico. La velocidad con que se hizo esta puesta, el hacerlo en apenas 90 días sólo se puede conseguirlo desde el lado privado. Se inició el 4 de enero y se dará por finalizada el 1º de abril. En lo público hay demasiados pasos burocráticos que se deben cumplir.

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Alberto J. Bueres

Decano de la Facultad de Derecho desde 2018 Entrevista realizada el 10 de abril de 2019

¿Usted recibió su diploma en el Salón de Actos?

Mi jura fue en el Aula Magna, porque en esa época el Salón de Actos era considerado demasiado majestuoso y no se usaba para juras, por más importante que fuera para la Facultad y para el alumno y su familia. Además, el número de graduados era exiguo en comparación con el actual; se hacían una o dos por año, con unos 25 en cada acto, ahora cada 15 días se realiza una jura de entre 70 y 100 graduados, y hasta llegó a haber juras de casi 200. Como se ve, las épocas cambian… ¿Y qué tipo de actividades se hacían en el Salón?

Como alumno nunca asistí a una actividad allí, eso también es diferente ahora, dado que en los últimos años he dado en el Salón de Actos conferencias para alumnos. Cuando estaba por sancionarse el Código Civil y Comercial, en 2014, la Facultad comenzó a hacer cursos para alumnos a fin de complementar los programas de enseñanza. Recuerdo charlas organizadas por el Centro de Estudiantes, las que dieron el doctor Zoppi, el doctor Ameal y las mías, junto con otros profesores, sobre temas de Civil I y II que llenaron en un 90 % el Salón de Actos. Esa fue la participación que tuve allí como docente y que resultó más significativa.

Pero históricamente hubo otras actividades.

Claro, distinto es el tema con respecto a las actividades de profesores. El Salón de Actos se ha utilizado siempre para los congresos, sobre todo para los plenarios cuando los congresos RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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finalizan. Mis vivencias tienen que ver con los congresos de Derecho Civil, a los que ahora se les agregan temas de derecho internacional privado, derecho romano y enseñanza del derecho; éstos concitan mucha atracción en cuanto a público. Los congresos se hacen cada dos años con alcance nacional y Buenos Aires es siempre una sede atractiva, alternando con las sedes del interior, y en los casos en los que se realizan aquí, los plenarios tienen lugar en el Salón de Actos. Allí van todos profesores y se dan las grandes exposiciones. Yo conservo recuerdos desde que tenía 30 años y comencé a participar de los congresos. Aclaro que antes no se iba a los congresos desde muy joven; yo antes de los 30 ya era ayudante pero no se me ocurría ir a un congreso a discutir con un profesor. Ahora los congresos son más abiertos. En aquel entonces por lo menos había que ser un adjunto o tener la tesis concluida. Ir a un congreso era enfrentarse con monstruos como Risolia, Guaglianone, López Olaciregui, Borda, Llambías… ¿Quiénes eran sus referentes en la docencia?

Empecé mi carrera docente cuando concursé como ayudante de segunda en la cátedra de Contratos de Risolía; estuve allí unos años, luego fui ayudante de primera, jefe de trabajos prácticos, profesor adjunto interino hasta que vino el periodo del ‘73, con movimientos de cátedra muy intensos, fue una época muy complicada. Al final me reubiqué en Obligaciones, en la cátedra de Bustamante Alsina, con quien estuve hasta que concursé como profesor titular. Mi concurso fue el primero que se hizo en 1984 cuando vino la democracia y por única vez concursamos “todos contra todos” en los cinco civiles.

Eugenio Bulygin era el decano normalizador. A partir de allí fui titular hasta que me designaron profesor emérito. Recuerdo de esa época que Derecho de Familia era la materia con más profesores, con Zanonni, Bossert… Isidoro Goldenberg tomó Parte General, Julio Rivera también. Yo tenía para elegir y me quedé con Obligaciones, que no era tan elegida, pero era la que más me atraía.

También estaba el ex decano Alterini.

Los Alterini habían concursado en la última época del Proceso junto con muchos otros profesores, pero esos concursos se anularon con la democracia; ellos y varios más interpusieron medidas cautelares de no innovar y lograron permanecer, pero la Facultad quería concursar todo, porque si bien Atilio y Jorge eran valiosísimos, había casos de docentes que no podían dar clase. Finalmente, cuando a los Alterini se les venció el plazo de siete años se vieron obligados a concursar por caducidad de su designación, y lo hicieron después de nosotros que éramos más jóvenes. ¿Cómo encontró al asumir como Decano el estado edilicio de la Facultad, y del Salón de Actos en particular?

Como sucede con todos los edificios, el correr del tiempo es muy duro y hay un deterioro sensible. Sucede que uno pone parches, a veces si tiene algo de dinero arregla un sector, pero no se puede siempre hacer eso, sobre todo si se trata de un salón de las dimensiones y la envergadura del Salón de Actos. Allí se hicieron muchos arreglos de luces, cabina de sonido, pero nunca un arreglo completo, integral, esencialmente por falta de recursos, porque 60

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la Universidad no tiene tanto presupuesto. Nunca tuvimos la oportunidad de contar con un mecanismo como el que implementó el doctor Ovsejevich a través de la Fundación Konex. ¿Cómo llega a implementar este mecanismo?

En la Facultad, nosotros tenemos salones como el Verde, el Azul, el Rojo y los alquilamos por precios entre razonables y módicos a personas que no son profesores de la casa o que no van a realizar una reunión de tipo necesariamente académico. Por ejemplo, aquí se filmaron películas, como Tesis para un homicidio con Darín, usted ve que la fachada de la Facultad aparece en publicidades, en noticieros, en la prensa en general. Entonces se cobra cuando hay un uso para fines publicitarios, por algunas horas; si es un profesor no le podemos cobrar, esto siempre se manejó así.

Ahora bien, el doctor Ovsejevich venía entregando los Premios Konex desde hacía varios años por medio de un comodato, primero con la gestión de Atilio Alterini y luego con Mónica Pinto, pero llegó un momento en que el mismo doctor Ovsejevich entendió que la Facultad tenía sus carencias y sus necesidades y le pareció justo que hubiera algún tipo de retribución.

Pero en un principio tengo que confesar que nunca pensé que esto se iba a desarrollar de esta manera, no imaginaba que Konex iba a tener esa capacidad de convocar a benefactores.

Frente a la propuesta del alquiler, el doctor Ovsejevich propuso un esquema por el cual a través de Konex y del Rotary Club se ponía en contacto con empresas, estudios importantes o medianos y profesionales graduados para conseguir donaciones… ¡pero hasta se dio el caso de que un alumno recién recibido hizo una donación de 1000 dólares! Konex fue recaudando todo ese dinero -no la Facultad- y reunió una suma de más de un cuarto de millón de dólares, que rendirá oportunamente, aunque nosotros no se lo pedimos.

Jurídicamente, ¿cómo es la figura que se utilizó?

Lo que se concretó fue un contrato bilateral mediante el cual la Facultad se obligaba a concederle a la Fundación Konex el uso del Salón de Actos para los premios durante un tiempo determinado, y Konex se obligaba a realizar un “opus”, una obra que entregaba terminada. Si no conseguía los recursos, la tenía que hacer igual con los recursos de la Fundación. ¿Quiénes participan del proyecto?

Para realizar materialmente la obra, Ovsejevich recurrió a gente muy calificada, que había trabajado en la restauración del Teatro Colón, donde él fue Director General; contrató a especialistas en el tema, se consiguieron las mejores telas... Por todo esto hay además una contraprestación accesoria por parte de la Facultad que es la colocación de una placa con los nombres de los benefactores en algunas locaciones posibles cerca del Salón de Actos. ¿Considera que este sistema puede ser un modelo para futuras gestiones?

A mí me parece que sí. Usted habrá escuchado al Rector de la Universidad en el acto de reinauguración del Salón y yo coincido totalmente con él. Nosotros no tenemos recursos suficientes; nuestra Facultad es un monstruo que exige para su mantenimiento medianamente RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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adecuado un presupuesto importante y creo que éste que utilizamos para el Salón de Actos es un procedimiento totalmente plausible. Quien quiere donar espontáneamente algo, con agradecimiento por haber estudiado aquí, o para hacer un bien a la sociedad, con ese móvil entendido como causa del acto, es bienvenido, porque nosotros necesitamos esos recursos.

Hay que mejorar la Sala de Profesores, eso está en marcha; estamos arreglando los sillones de momento también con Konex porque sobró dinero. El Salón Azul es nuevo, el Rojo necesita algún retoque y las instalaciones en general también; el sector de Graduados es más nuevo pero tiene un uso constante y se deteriora, todas estas son necesidades a las que hay que atender. ¿Ha habido resistencias de algunas personas o sectores?

Sé que esta opinión no es compartida por todo el mundo, hemos tenido diferencias e intercambio de ideas con consejeros y funcionarios; sé que hay gente que no quería la placa con los nombres de los benefactores, pero la verdad es que nadie discutió la obra ni su necesidad. A veces hay razones personales o ideológicas, hay posiciones extremas minoritarias, por ejemplo hay un consejero que sostiene que el Estado es el único que debe sostener las universidades nacionales, que los privados no deberían aportar nada.

Pero no es su visión.

Mi visión es lo que hicimos. Se puede discutir dónde poner una placa, así como muchos aspectos del convenio, pero mi convicción es que este mecanismo abre un camino muy importante.

En el mundo anglosajón es mucho más común apelar a este tipo de procedimientos.

Por supuesto, allí las reglas son otras, los profesores son contratados, en especial en Estados Unidos, los planteles docentes se parecen más a un equipo de fútbol, se contratan y se pagan. ¿Qué lugar ocupa esta obra en el marco de su gestión?

Mi gestión asumió el 5 de marzo de 2018, llevamos un año y un mes; además yo fui vicedecano ocho años durante el decanato de Mónica Pinto. Esta de la restauración es una decisión privativa del Decano, pero como no soy un hombre absolutista de ningún modo, la comparto con el Consejo Directivo, la comunico y la debato. Creo que son actos de importancia que merecen ser compartidos y fundamentados.

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Federico Carenzo

Coordinador General del proyecto por la Fundación Konex Entrevista realizada el 20 de marzo de 2019

¿Cuál fue el punto de ignición que le llevó a coordinar el proyecto de restauración del Salón de Actos?

Tengo que ir bastante atrás. En 2015 mis hijos se habían ofrecido como Fiscales de Mesa en la Provincia de Buenos Aires. Preocupado el día de las elecciones les pedí que se cuidaran; y como respuesta recibí: “¿Vos pensás que este país se va a arreglar leyendo el diario, trabajando y pagando impuestos? Hay que hacer algo más.” Esto me impactó. Cuando se lo comenté a mi amigo Marcelo Studer, propuso presentarme como socio al Rotary Club de Buenos Aires para hacer “ese algo más” y luego de ser aceptado me incorporé en abril de 2017. Posteriormente fui invitado a una reunión en la casa del Embajador Carlos Bastanchuri donde tuve la primera oportunidad de hablar cara a cara con Luis [Ovsejevich]. Durante la charla me dijo sin entrelíneas: “Hay un montón de cosas para hacer y necesito ayuda.”

Recuerdo que de inmediato respondí: “¡Hagámoslas!”. Así fue que empecé a colaborar en la iniciativa suya de incorporar embajadores como socios honorarios. Durante esa conversación fue la primera vez que escuché sobre la idea de poner en valor el Salón de Actos. Ese fue el comienzo...

Luego de que Luis hubiera terminado su mandato, me invitó a una de las ceremonias de los Premios Konex 2018. En dicha oportunidad, al ver el estado de las butacas aparece nuevamente el tema de restaurarlas y le comento que me gustaría sumarme a la iniciativa porque 30 años antes me había recibido de abogado en esa Facultad y no podía olvidarme de todo lo que me había dado. Recuerdo que la primera vez que entré al Salón de Actos me sorprendió lo imponente del ámbito. Fue cuando me entregaron el diploma.

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Después de esa conversación junto con Luis hablamos con el nuevo Presidente del Rotary Club de Buenos Aires, el ingeniero Ubaldo Aguirre, y mencionamos la idea de darle continuidad a este proyecto que se había iniciado durante el mandato del primero. Dado que la Facultad exigía que se aportaran los fondos aun cuando no hubiera benefactores, la organización y el riesgo de tener que hacer los trabajos sin aportantes quedó en cabeza de la Fundación Konex.

Inmediatamente Aguirre prestó su conformidad, se decidió que el Rotary se sumaría como Benefactor y que se tomaría como una obra en su Centenario y me dijo: “Carenzo, juntate con Ovsejevich y hagan el proyecto” Se hizo alusión a mis características de organización metódica alemana. Para entender el contexto del comentario, aclaro que yo empecé aquí en mi estudio [Leonhardt & Dietl] sacando fotocopias y ahora luego de 25 años soy el Socio Administrador. Mi estudio tiene presencia asesorando empresas de países germano-parlantes y por eso aprendí alemán. Muchos me dicen que soy el más alemán de los argentinos que conocen. Además soy muy ordenado y algo obsesivo con los plazos y los compromisos que asumo. Muchas veces soy objeto de bromas porque normalmente intento planificar todo. Sé cuántos días transcurrieron desde que inicié algo y cuántos me faltan para terminarlo. El orden me tranquiliza. ¿Se parece mucho a Luis Ovsejevich entonces?

Parecería que sí; Luis también tiene mucho compromiso con su trabajo. Tenemos el mismo libro de cabecera, El hombre mediocre de José Ingenieros. Me acuerdo que cuando tenía 14 años le dije a mi papá que estaba aburrido y me lo dio para leer. Hace poco volví a hacerlo y me atrapó nuevamente. Con Luis, por el tema de la Facultad hablamos todos los días a las ocho de la mañana. Es el primer proyecto que hacemos juntos y nos hemos llevado fenómeno.

Nos dimos la mano y dijimos: “Lo hacemos.” Eso alcanzó y así arrancamos. Empecé entonces a negociar el convenio con la Facultad con el Vicedecano Marcelo Gebhardt, con el Secretario de Relaciones Institucionales Marcelo Haissiner y finalmente con el Decano Alberto Bueres. Se llegó a un texto consensuado que se firmó el 7 de noviembre de 2018. En ese convenio estoy designado como Coordinador General por parte de la Fundación Konex en conjunto con Marcelo Gebhardt y Marcelo Haissiner, que son los coordinadores nombrados por la Facultad.

Y ahí empezó esta historia fantástica. ¿Cómo eran tus expectativas cuando comenzó todo?

Firmamos el convenio, salimos del Decanato y cuando bajábamos la escalera, Luis Ovsejevich me dice: “¿Vos sos consciente de lo que acabamos de hacer?” Le respondí que sí, que era consciente y los dos convinimos en que no nos podía salir mal. Teníamos mucho para perder.

Nos acabábamos de comprometer para concluir con la restauración antes del 30 de abril de 2019. Lo acompañé después a la Fundación y también estuvimos de acuerdo en que no podíamos pretender sumar voluntades si nosotros mismos no hacíamos nuestro aporte; por eso la Fundación Konex y mi estudio fueron los primeros Benefactores del proyecto. Ese mismo fin de semana se prepararon los correos electrónicos dirigidos tanto a los contactos de Luis como a los míos, principalmente todos los estudios jurídicos que conocí en 30 años de profesión. En la difusión del proyecto nos ayudaron Francisco Castex y Ezequiel Cassagne.

Tuvimos una respuesta genial.

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¿Quiénes aportaron?

Aportaron estudios jurídicos y socios del Rotary, pero también empresas como Toyota, Pan American Energy, Thomson Reuters - La Ley, el Banco Hipotecario, Sidus y Arcor, entre otras.

La respuesta es tremendamente variada. El disparador fue una buena idea con una ejecución eficiente, oportuna, clara y transparente. Se hizo todo a la luz del día, el dinero no se recibe en efectivo, sino por transferencia bancaria a la Fundación Konex, se anuncia en un folleto lo que se está haciendo con el dinero, se colocan los aportes en un fondo de inversión en un banco, los intereses se acreditan, se pagan a todos los proveedores con facturas, todos los benefactores reciben un recibo oficial y a todos se les informó una vez por mes el grado de avance del proyecto. ¿La gratitud fue uno de los motores de los aportantes?

Seguro. A veces ciertos conceptos como la generosidad y la amistad en ocasión de servicio parecen vagos pero la verdad es que existen y a veces no son aprovechados en su total dimensión. Si tenés una buena idea, habrá un montón de gente que te sigue. A modo de ejemplo recuerdo que lo fui a ver a mi querido amigo y colega Pablo García Morillo y me dice: “Te agradezco mucho esta oportunidad. Mi abuelo, mi papá, mi tío y yo nos recibimos en esta Facultad. El único abogado que está vivo soy yo, y además de aportar por mi estudio, quiero poner junto con mi primo por los cuatro.” Y así se dio también que hubiera aportes in memoriam. ¿Encontraron dificultades?

Como en todo proyecto hubo un montón de situaciones difíciles que debimos enfrentar pero las pusimos sobre la mesa y las resolvimos. Hay que destacar que no le fue fácil al Decano Bueres y al Vicedecano Gebhardt dejarnos demostrar la importancia de la interacción entre lo privado y la Universidad pública. Siempre hay cuestiones políticas de por medio pero logramos dejarlas de lado; los que participamos somos todas personas distintas, todos pensamos diferente pero nos aunamos detrás de un mismo objetivo común. Ayer mismo estábamos todos arrodillados en el piso mirando los planos; los funcionarios, la arquitecta que dirige el proyecto, los operarios y nosotros los organizadores. Yo tengo 54 años, pero Luis, que podría estar perfectamente retirado, sin embargo enseña, es generoso, te da sentido de pertenencia, reconoce el aporte, es realmente algo fuera de lo común. Mis socios mayores me enseñaron que los abogados tenemos que dejar que se luzca siempre nuestro cliente, y Luis evidentemente tiene esa misma formación. Lo importante es que salgan los proyectos, no que se luzcan las personas. Por eso aquí no hubo problemas de figuración. ¿Pero figurarán en una placa?

Sí, eso es lo que se estila en estos casos. Además los benefactores de Platino tendrán derecho a utilizar el salón una vez en los próximos seis años. También van a ser mencionados en este libro, en el que usted está trabajando.

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¿Finalmente se recaudó más de lo previsto?

Sí. Inicialmente consideramos solamente el retapizado de las butacas. Luego debimos tener en cuenta la normativa de seguridad, la necesidad de utilizar material ignífugo, toda una serie de cuestiones que desconocíamos; por ejemplo, la base de las sillas tiene una tela especial tipo Trevira que debe ser también ignífuga. No estaba contemplado un adecuado plan de evacuación. También hay filtraciones que va a reparar la Universidad; caso contrario se pone en riesgo nuestro trabajo. Había que reparar el frente del estrado, reemplazar las alfombras, el capitoné de las puertas que estaba todo roto, faltaban suplementos a los manijones de las puertas. Después nos entusiasmamos con el sonido, hay buenos equipos pero les faltaba calibración, se contrató a un experto; después apareció la idea de instalar pantallas Led. ¿Hubo colaboración del personal de la Facultad?

El personal no docente de la Facultad está muy bien preparado, son excelentes y están llenos de entusiasmo, pero el sistema no les da herramientas ni capacitación adecuadas para mantener el patrimonio de la Facultad. Están orgullosos de lo que se está haciendo. Cuando se reparen las filtraciones se van a cambiar las cortinas de las paredes laterales, eso va ayudar acústicamente. Las telas ya están compradas. Esos bandós están muy deteriorados, deberían tener un relleno que absorba el sonido, pero éstos han perdido ya esa capacidad. ¿Piensa que con este modelo se pueden hacer otras cosas?

Seguro que este modelo servirá para otros proyectos. Yo no tenía experiencia en trabajos solidarios pero me ayudó el sentido de la organización que adquirí en mi profesión y administrando mi Estudio. En este proyecto se dio la oportunidad de hacer algo con el mismo nivel de exigencia y la misma pasión que pongo con mis clientes, pero esta vez para la Facultad de Derecho. Aprendí un montón, eso es lo que siento, es como hacer un buen regalo a alguien que uno quiere. ¿Cuáles son sus agradecimientos personales?

Mi mayor agradecimiento es a mi mujer y a mis hijos que siempre me acompañan en todo.

Desde ya a la Facultad y a sus actuales autoridades que se animaron a hacer algo distinto para obtener un resultado diferente. Tan simple y tan complejo como eso. A Luis Ovsejevich por todo lo que me enseñó y al Rotary Club de Buenos Aires por haberme aceptado como socio hace algo menos de dos años y por haber sido en definitiva el disparador de la oportunidad de coordinar este proyecto como una obra en concreto para celebrar su Centenario y el del Rotarismo en la Argentina.

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Marcelo Gebhardt

Marcelo Haissiner

Vicedecano de la Facultad Secretario de Coordinación y Relaciones de Derecho desde 2018 Institucionales desde 2018 Entrevista realizada el 21 de marzo de 2019 ¿Qué implica ser Vicedecano de la Facultad de Derecho?

Marcelo Gebhardt: Conforme al Estatuto, el Vicedecano reemplaza al Decano en su ausencia, sin necesidad de una delegación expresa. Aunque es el Decano quien tiene la responsabilidad principal del gobierno de la Facultad, el Vicedecano es parte importante de la gestión académica y forma parte del Consejo Directivo. De hecho, al Vicedecano lo eligen el resto de los consejeros.

El Decano no es consejero, pero preside el Consejo. Por funcionalidad, dado que el Consejo lleva tiempo, yo actúo como consejero suplente y participo cuando falta un titular del claustro docente. ¿Pensó que el tema edilicio iba a ocupar un espacio en su gestión?

Sí, porque si bien es cierto que desde una mirada académica las responsabilidades de esa índole parecen ajenas, y están a cargo de organismos técnicos, la gestión del Decano tiene bajo su responsabilidad cuestiones vinculadas al funcionamiento, porque el edificio es central. Aquí nos desempeñamos todos, alumnos, profesores, personal… tiene que haber seguridad, limpieza, iluminación, un mínimo de confort. Quizás suena como lo menos atractivo, porque uno es del cuño académico, pero igualmente tenemos que prestarle atención, ocuparnos. Cuando empezamos a considerar algún estado de cosas del edificio, el Salón de Actos era sin duda uno de los más urgentes. ¿Había una conciencia de estos temas, entonces?

Sí, porque el Salón de Actos es el que más se utiliza a favor de los vecinos, del público de la ciudad, por sus actividades culturales, y también es utilizado por los familiares de los flamantes RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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graduados. De resultas de eso, gran cantidad de público se expresó con quejas; sin ir más lejos, mi propio médico particular vino a un concierto y me hizo notar que era imposible que las butacas del Salón no se pusieran en condiciones. Era como sentarse arriba de un resorte o de una tabla, el terciopelo dejaba ver la estructura de la butaca, algo indecoroso para la Facultad. Luego tuvimos el diario La Nación, donde muchos vecinos se expresaron entre 2017 y 2018, hubo tres cartas de lectores, algunos con tono constructivo y otros muy crítico, quizás injusto, pero no les respondimos, porque la Facultad trata de conectarse con la comunidad en un acto de entrega, es una actividad gratuita, sólo se piden alimentos no perecederos para un comedor que la Facultad ayuda… el mal tono y las imputaciones no se corresponden con la realidad y nos dolió. Pero hizo aparecer la necesidad de intervenir. ¿Cómo los encuentra ahora este proceso de restauración?

Nos encuentra muy entusiasmados. La puesta en valor del Salón de Actos era indispensable, porque, como decía, estaba en una situación de inutilización por varios factores, primero por las filtraciones, que fueron deteriorando el interior, y luego lo que sufrían cada uno que asistía a actos académicos o culturales gratuitos para los vecinos la de la Ciudad, en especial por las butacas.

Marcelo Haissiner: Comparto el entusiasmo del doctor Gebhardt, pero mi mirada es desde otro perfil, ya que estoy a cargo de las Relaciones Institucionales. La gestión que encabezan el doctor Bueres y el doctor Gebhardt asumió hace un año en marzo de 2018, integrándose a un grupo que venía manejando la Facultad con muy buen desempeño y con una línea muy aceitada. En ese momento nos encontramos con que el Poder Ejecutivo Nacional elimina los convenios de participación y asistencia técnica mediante los cuales la Facultad recibía un ingreso.

Esto generó una merma en los recursos de la Facultad, que vive -más allá de la autonomía de la Universidad- de los recursos del Estado. Con ellos debe mantener el cuerpo docente, profesores invitados, personal no docente, etc. Esto implica que lo que sí es importante pase a ser desatendido, porque los recursos alcanzan sólo para mantener el funcionamiento principal. ¿Cuáles son las competencias de su cargo?

Soy Secretario de Coordinación y Relaciones Institucionales. Mi cargo es muy reciente; su fin es establecer contactos entre la Facultad y el mundo exterior y ver qué se puede hacer con él. En este marco de escasez de recursos aparece casi de causalidad una de las entregas de los Premios Konex y la promesa del doctor Ovsejevich de arreglar el Salón. Organizamos un encuentro con Bueres y Gebhardt en el que Ovsejevich manifiesta su voluntad de trabajar con empresas para lograr esta finalidad. Redactamos un convenio con el doctor Federico Carenzo por parte de Konex. Hasta nos sacamos una foto el día que se firmó el convenio. Para nosotros era nuestra primera gran obra en contra de este mundo tradicional de escasez de recursos; aceptábamos la inclusión de donaciones de particulares y abríamos un proceso de mecenazgo en favor de la Facultad. ¿Esto sería uno de los objetivos principales de su gestión?

Mi cargo no es sólo para buscar recursos, sino para vincular a la Facultad con el mundo exterior y éste es uno de los ejemplos. En este convenio se refleja la satisfacción de haber logrado algo 68

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distinto de lo habitual. Lo quiero decir como reconocimiento a la figura de Marcelo [Gebhardt] que se pone al hombro el proyecto, y que más allá de ser Vicedecano empieza a seguir cada uno de los momentos de este proceso de restauración, con mucha prevención de todo el resto de la Facultad, pero no por mala fe, sino por desconfianza de que se concretara, que se desarmasen las butacas y no volvieran a armarse. Marcelo defendió siempre el proyecto y siempre fue partidario de ir para adelante. ¿Tuvieron que enfrentar dificultades?

Hubo momentos de tensión, hubo momentos en los que el Decano debió ejercer plenamente su autoridad ante normas burocráticas y posiciones intransigentes y hoy tenemos el orgullo de poder mostrar la primera gran obra que le queda a la Facultad auspiciada y financiada por aportes privados. Para nosotros es una modalidad, con el debido respeto a las formas, que será una fuente de recursos para la Facultad en el futuro. Tenemos académicamente una de las facultades más prestigiosas en el mundo, reconocidas por funcionarios y países como un modelo de universidad pública de escasos recursos. Hay que respetar este modelo pero poner a la facultad edilicia y tecnológicamente en el lugar donde debe estar; no hay otra alternativa. ¿Qué perspectivas se abren a partir de esta experiencia que podríamos llamar mixta?

Marcelo Gebhardt: Me parece que articular el esfuerzo de lo público que tiene esa impronta de uniformar, que todo el mundo reciba una educación igualitaria, tiene que ser el norte y nosotros lo preservamos especialmente. Los aportes, tales como han quedado configurados en la práctica, por ejemplo que una empresa de automotores o un estudio jurídico o un particular puedan tener algún tipo de influencia en la libertad de cátedra, el dictado de los cursos, la vida académica de la Facultad o algún tipo de privilegio, sería inimaginable más allá del reconocimiento. Hay un deseo en muchos colegas de hacer este aporte en este rango etario que comparto con muchos de ellos. Vemos que a mucha gente le ha ido muy bien en la profesión, muchos dan clase como una manera de devolverle a la UBA todo lo que le ha dado. Otros, además de las clases o en lugar de las clases, pueden hacer un aporte económico. Puede donarse no sólo dinero sino tiempo, capacidad, energía, son todos profesionales caracterizados. La articulación de esos dos esfuerzos de lo público y de lo privado no afecta en absoluto la idiosincrasia de nuestra Facultad.

Hay toda una cuestión conceptual detrás de este hecho…

Sí, y se llama responsabilidad social empresaria, que se estudia aquí en la Facultad. Muestra el interés de grandes empresas que, en lugar de hacer publicidad, prefieren canalizar una parte de sus ganancias a través de universidades como la nuestra, que saben que son transparentes. Hay un conjunto de universidades públicas nacidas en la última década que han sido sospechadas de malos manejos. Nuestras universidades tradicionales, la única sospecha que despiertan es ¡cómo hacen para vivir con el presupuesto que tienen! ¿Cómo fue el rol de Konex en este proceso?

Marcelo Haissiner: Luis Ovsejevich tiene en esto una profesionalidad envidiable. Él es un egresado y recordado profesor de la Facultad que fue muy popular en los años ‘60. La RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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Fundación Konex recolectó fondos vinculándose o dirigiéndose a su mundo de relaciones, que es muy amplio y muy particular; hubo además un entrecruzamiento con el Rotary y fue un gran suceso. La única crítica que puede generar es: “Si yo hubiera sabido, habría aportado.”

Esto hace visualizar que hay mucha gente que está dispuesta a aportar y que le faltan vías por donde canalizar esta voluntad. ¿Qué otras necesidades tiene la Facultad?

Marcelo Gebhardt: Hay otros ámbitos que están alicaídos como el Auditorio, las aulas de graduados que no llegamos a terminar o que no tienen un Wi-Fi adecuado. Una vez que termine este esfuerzo, tenemos programado encarar otros ámbitos incluso por fuera de Konex. Pero quiero destacar dentro de esta historia que hace más de 12 años el Decano Alterini tuvo una iniciativa similar, aunque no específicamente vinculada con lo edilicio, que fue un fideicomiso con el Colegio de Escribanos: lamentablemente recibió muy poca plata.

Aquí no hay un fideicomiso, la Facultad no maneja un peso, Konex nos dona, como dice el decano, un “opus”. Recibimos la donación y cumplimos con el cargo.

Marcelo Haissiner: En esta aventura Marcelo [Gebhardt] se puso la obra al hombro y el Decano Bueres tuvo un papel esencial en momentos muy duros, donde había que discutir cuestiones políticas. Bueres es un hombre al que no le interesa una posición fuerte como autoridad, pero su claridad mental fue esencial. Él dijo: “Yo comprometí un convenio y voy a sostenerlo”, frente a aquellos momentos de zozobra por eventuales cuestionamientos. Nuestra realidad de hoy es que el desafío ha salido muy bien. Vamos a recoger opiniones mayoritariamente favorables y esto nos va a dar pie para comenzar nuevas tareas. ¿Cómo piensan encararlas?

Aquí tuvimos un padrino de lujo para buscar auspicios y benefactores, que, a la hora de ser sinceros, no sabemos si se va a reiterar. Pero no podemos dar a Konex la restauración de toda la Facultad, necesitamos contar con profesionales o seguir el modelo del diálogo o de los convenios con empresas. Cuando yo asumí este cargo, la Facultad tenía un modelo: si alguien venía a pedir la escalinata, el Salón de Pasos Perdidos, el Salón de Actos o lo que fuera, se le pasaban los gastos pero no se cobraba nada en concepto de alquiler. Yo cambié ese modelo: la Facultad tiene que dar en locación sus lugares y ahí empezaron a aparecer las empresas que filman publicidades, etcétera. Y no tienen problema en pagar. Es lógico y cobrarles no tiene nada de malo. Uno de los logros más recientes es el convenio con la Agencia de Deportes, en cuyo marco acaba de crearse autónomamente la Oficina de Control Antidoping de la Nación, que necesita por ley jurados. Antes los hacía la Universidad Austral, ahora acabamos de firmar un convenio y los jurados van a ser de la Facultad de Derecho de la UBA. Esos son recursos propios. Ese tipo de convenios son el mejor ejemplo.

No son acciones suficientemente difundidas…

La mayoría de los abogados no tienen técnica y experiencia en el mundo empresarial. Nosotros somos abogados comercialistas y entendemos que no puede ser que regalemos nuestros espacios, recursos materiales ni profesionales. Y menos cuando hay grandes necesidades.

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No puede ser que la Facultad carezca de Internet o Wi-Fi en algunos lugares, o que tenga y no funcione correctamente. De la mano de algún convenio o aporte hay que reinstalar todo el sistema. En segundo lugar, tiene que haber acceso a un sistema operativo que los alumnos tengan a disposición en su computadora y que sea provisto por grandes empresas.

Por ejemplo, Microsoft podría hacer que la Facultad tenga un sistema así para la gestión de todo lo académico. El tercer tema es que tenemos un posgrado de excelencia, que es atractivo para el público no sólo argentino sino de toda América latina, pero hay que dar a ese posgrado toda la tecnología que debe tener; no podemos estar disputando un cañón, reclamando calefacción, Wi-Fi. Esas cosas deben estar resueltas. Esta es la prueba que necesitábamos para demostrar que este modelo es viable. El desafío, de la mano del doctor Bueres y sobre la clavícula del doctor Gebhardt, fue asumido plenamente. Marcelo, antes de llegar a su despacho, iba a ver la obra cual si fuera el maestro mayor o el capataz, contaba los tapizados, las butacas…. Entonces vino el “yaquestaísmo”: ya que estamos pintemos, ya que estamos pongamos sonido, pongamos luz, pantallas, etcétera. ¿Qué otras cuestiones tienen proyectadas?

Marcelo Gebhardt: La UBA, a través de la Dirección de Arquitectura, tiene proyectada la impermeabilización del techo del Salón de Actos, está muy avanzada, están los fondos, que lleva de la mano que a su conclusión se pinte el Salón. El próximo verano podremos darle los toques finales porque es necesario armar unos andamios enormes. Cuando se compra el terciopelo de las butacas se compra también para las cortinas no sólo razones estéticas sino también acústicas. La pantallas estarán a disposición de la Facultad para conciertos y actos académicos lo cual mejora un eventual costo de alquiler. Nuestro personal se capacitará para utilizarlas. ¿Qué usos se proyectan además de colaciones o conciertos?

En lo inmediato, los dos debates presidenciales que se dieron en 2015 la ley los convirtió en obligatorios y es probable que nos vuelvan a elegir como sede.

Marcelo Haissiner: La Facultad arquitectónicamente tiene aspectos inigualables, las empresas de publicidad nos dicen que hay pocos espacios y edificios que pueden competir con ella, con el edificio y su entorno. A partir de allí, está la decisión de que la Facultad en primer lugar esté para sus necesidades, sus alumnos, sus docentes, sus actividades académicas. Y lo que quede disponible no debe ser regalado, sino convertirse en una fuente de recursos de acuerdo con criterios razonables. Y esos recursos van a reinvertirse en la mejora de las actividades académicas. Naturalmente, esos fondos deben ser auditados por la propia Universidad.

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Sonia Terreno

Eduardo Scagliotti

Arquitectos - Supervisores de la restauración y puesta en valor Entrevista realizada el 22 de febrero de 2019

¿Ambos trabajaron en la restauración o “masterplan” del Teatro Colón?

Sonia Terreno: Exacto. Yo estuve a cargo de la Coordinación técnica del “masterplan” y Eduardo fue el jefe del equipo de restauro. Trabajamos juntos desde hace años en varias obras.

Como arquitectos, ¿qué destacan del edificio de la Facultad de Derecho?

El edificio se destaca primero por su emplazamiento. Es el protagonista, el nodo central de un área con el equipamiento cultural más importante de la Ciudad, junto con el Museo de Bellas Artes, el Centro de Exposiciones y Convenciones recién inaugurado y el Centro Cultural Recoleta; todo esto urbanísticamente conforma un polo importantísimo. El edificio de la Facultad en sí mismo, por su arquitectura, es también un elemento de una enorme carga simbólica. ¿Qué sugiere la elección de su forma clásica, a escala monumental?

Es un estilo ya anacrónico para los años ’40. El mundo de la arquitectura debatía entonces la necesidad de encontrar formas de expresión acordes con la sociedad del siglo XX y no seguir repitiendo los patrones o cánones que ya no tenían que ver con la actualidad. Igualmente, no es casual que esté en las antípodas de lo que para la misma época era el movimiento moderno, por lo que precisamente quiere expresar.

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¿Qué se puede decir del interior?

Eduardo Scagliotti: A mí me parece magnífico en varios sentidos. Me parece muy logrado haber graduado la escala de los diferentes espacios, que los estudiantes puedan estar en un aula pequeña y luego pasar a espacios colectivos institucionales donde las dimensiones crecen. Por otro lado, es un edificio que marca la vida del estudiante: tiene una piscina olímpica, gimnasio, lugares de encuentro, ofrece la posibilidad de llegar en automóvil a la explanada, fue pensado para una universidad de primerísimo nivel como se pensaba el país.

Aunque hace ya bastantes años que no se permite estacionar en la explanada por temas estructurales, pero en cambio se habilitó el ingreso principal a través del Salón de Pasos Perdidos, que en otras épocas estaba cerrado.

Sonia Terreno: Habría que hablar primero de la gran escalinata, que te va preparando para ingresar a la loggia, y acceder al gran hall monumental y pleno de luz natural que culmina en el Salón de Actos o conduce a la sala de Profesores, a la Biblioteca, a las salas de clases. El Salón de Actos integra un conjunto con el Aula Magna y otros salones de diferentes escalas muy bien resueltos.

Eduardo Scagliotti: Siendo que el sistema arquitectónico academicista se basa en la composición simétrica y el ordenamiento de ejes circulatorios y recintos, es un logro la organización espacial, representativa y simbólica de la Facultad, con escalas múltiples muy bien articuladas. En este contexto, el emplazamiento del Salón de Actos es estratégico. Su arquitectura y su escala es de carácter público. Los patios de aire y luz laterales al salón tienen una capacidad no explotada debidamente y deberían contar con un proyecto de puesta en valor. Además están las vistas magníficas del edificio hacia el parque. Aquí se aprecia cómo el valor de un edificio no es sólo lo que brinda en sí, sino las capacidades que hoy tiene para resignificarse y adecuarse a nuestros actuales modos de vivir. ¿Cuál ha sido el alcance de la intervención de ustedes como profesionales?

Sonia Terreno: La Fundación Konex, a través del doctor Ovsejevich, nos convocó para dirigir las acciones de recuperación del Salón de Actos que presentaba un grado de deterioro inusual por lo avanzado para este tipo de espacios. El año 2018 el Salón fue sede de la entrega de premios Konex y como resultado de eso la Fundación se comprometió a brindar su máxima colaboración para que recuperara su esplendor. En este sentido, las primeras acciones han estado dirigidas a atender la urgencia y no necesariamente responden a un programa de acción que hubiera sido antecedido por una etapa de investigación y diagnóstico. Mientras pensamos en lo necesario para una recuperación integral, estamos atendiendo a lo impostergable para un uso normal e inmediato del Salón por parte del público, como es la reparación del sistema de butacas y butacones.

O sea que atender lo urgente modificó de alguna manera las prioridades de este tipo de proyectos.

Claramente, en ese sentido, encarar inicialmente el tema de asientos altera prioridades y presenta desde el inicio varios problemas. Mientras la Fundación Konex tenía avanzada la selección del género y la contratación de la empresa de tapicería que iba a intervenir cuando nos convocó, comenzamos adecuando la distribución del equipamiento a las normas actuales de seguridad.

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Por otro lado, estudiamos los distintos tipos existentes. Hay un tipo de butacas en la platea, otro en el pullman y un tercer tipo en las plateas laterales; las dos últimas son variantes más verticales.

En cada caso fue preciso reconocer la materialidad, su estructura, los tipos de madera, cómo funcionan, cómo es el anclaje, en fin, todo eso para determinar las soluciones a implementar.

Igualmente estudiamos el tipo de rellenos y de terminaciones. Otras acciones igualmente urgentes como la reparación de filtraciones serán encaradas por la propia Facultad. ¿Qué se puede decir de las telas y materiales elegidos para el tapizado?

Konex había encargado terciopelo ignífugo, el único que se fabrica en la Argentina; sugerimos que el género de las caras no visibles, que normalmente es un liencillo de poco espesor, fuera también de fibras directamente ignífugas y no un género ignifugado que debe mantenerse periódicamente para que no pierda tal carácter. Por eso para la parte inferior de los asientos se utilizó un liencillo de Trevira que no prende fuego, y con eso complementamos la compra. ¿Cómo jugó la experiencia previa del Teatro Colón en este trabajo?

Eduardo Scagliotti: Las butacas del Colón están ejecutadas con una estructura metálica y de madera; funcionan como una caja musical, que vibra y permite la proyección de los sonidos.

Yo rescataría del mundo de las butacas del Colón lo que fue el proceso de investigación de esas piezas como componentes acústicos; la butaca en cualquier lugar funciona como un elemento de absorción de sonidos y como reflejante también. Además, el usuario que se sienta en ellas absorbe el sonido fuera del control estricto de un ingeniero en sonido.

Curiosamente el Salón de Actos de la Facultad de Derecho funciona desde su inauguración como una sala de conciertos.

Los ingenieros Sánchez Quintana y Basso, que también trabajaron en el Colón y en otros ámbitos musicales, como el CCK, nos acompañaron en el proceso inicial, realizando el testeo de la condición acústica, y el diagnóstico obtenido requiere ajustar algunos parámetros para adecuar el campo acústico a los diversos usos de este valioso recurso institucional y cultural. La renovación de los tapizados va a contribuir a mejorar la acústica, aportando al balance sutil y complejo de absorber y reflejar sonido. La siguiente medida que se va a encarar para mejorar este tema es el recambio de los cortinados laterales, ampliando su superficie y su densidad. ¿Qué encontraron cuando estudiaron las butacas?

Sonia Terreno: Tenemos el tema de las fijaciones. El piso del Salón de Actos es de parquet de roble colocado sobre una estructura de tirantillos. La estructura de las butacas es toda de madera y no presenta elementos metálicos como las del Colón; recibe respaldo, asiento, apoyabrazos y tapizado y tiene una fijación bastante débil mediante tornillos que en el curso de los años fueron mal reemplazados por otros de distinto tipo. El problema más serio es que cuando el usuario se incorpora, se toma del respaldo de adelante y somete la butaca a una tracción que no fue pensada al momento de su diseño. Desgasta la tela y el propio respaldo, que tiene un bastidor que debe resistir ese esfuerzo y no es bastante fuerte. Esto termina afectando la estructura de la butaca, a veces fracturando los respaldos.

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¿El Salón actual de sus materiales originales tuvo alteraciones?

No tenemos legajo histórico ni documentos; en relación a las butacas, que es lo que más analizamos, nos da la impresión de que son todas originales, pero no son de una única marca, creemos que deben de haber sido producidas por más de un proveedor. ¿Cómo se mantienen?

Es importante el lustre y la calidad del retapizado. Pero como son muy pesadas, es esencial saber cómo se opera con ellas. A menudo el mantenedor no entiende el valor de los elementos. Los butacones del estrado son muy pesados, tiene que haber un carro que permita desplazarlos para que el operario no lo arrastre y dañe de ese modo el piso, las alfombras, etcétera.

Lo mismo cuando se ponen atriles o sillas antes de una graduación o un concierto. Eso es algo que hay que atender. Generalmente son cosas que no se analizan. Hay que capacitar al personal que opera porque esto viene la mano del cuidado del valor patrimonial de las cosas.

Eduardo Scagliotti: En nuestra experiencia hemos acuñado un pequeño axioma: hace más daño intervenir de manera impropia que no intervenir. A veces es preferible no mantener antes que hacerlo inadecuadamente o de un modo irreversible.

Este tipo de actuaciones de rehabilitación como la del Salón de Actos debe concluir con un manual de mantenimiento y conservación, que tenga en consideración el valor de lo restaurado. ¿Cómo se lleva un Salón de 70 años con las incorporaciones de tecnología, por ejemplo, en materia de luz y sonido?

Uno de los problemas centrales de la conservación del patrimonio construido es la actualización tecnológica, que es la consecuencia de la adecuación funcional. Iluminación, sonido, aire acondicionado, seguridad, etcétera, si no están integrados en un proyecto totalizador, los afectan irremediablemente. Al entrar, uno se topa con cableados, reflectores invasivos, una cabina de control agregada que, si bien es buena como criterio, traba la salida. ¿El Salón estaba pensado para tener iluminación natural?

Sonia Terreno: Estaba pensado para tener un buen aporte de luz natural, pero para los años ‘40 los parámetros de confort de iluminación, temperatura y ventilación eran mucho menos exigentes. Se requería menos luz natural pero también menos luz artificial. La boisserie trabajaba menos por las menores variaciones térmicas, ahora hay una amplitud térmica mucho mayor entre el aire acondicionado y la calefacción. A nosotros se nos plantea el desafío de actualizar esos parámetros sin alterar la fisonomía del espacio. Por eso las obras de puesta en valor conllevan finalmente complejas operaciones de ingeniería. Si no se comprende que estas operaciones son parte de una restauración, se termina haciendo cosmética. En el caso del Salón de Actos, además de recuperar lustres, cortinados, tapicería y alfombras, también debe resolverse y actualizarse el aire acondicionado, la iluminación, la ventilación, los cableados.

Todo esto tiene que formar parte de un plan integral de puesta en valor.

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Mónica Pinto

Decana de la Facultad de Derecho desde 2010 hasta 2018 Entrevista realizada el 2 de julio de 2019

¿La idea de restaurar el Salón de Actos con la Fundación Konex surgió durante su decanato?

Es cierto, pero la relación entre ambas organizaciones empezó desde bastante antes de que yo fuera Decana, estimo que durante la gestión del doctor Alterini, ya que cuando yo llego ya estaba instalado que los Premios Konex se entregaban en el Salón de Actos. ¿Y esto continuó durante su mandato?

La Fundación Konex me pidió el Salón varias veces, hasta que en 2016 hubo premios que incluían el área Derecho, dentro de la cual fuimos 30 los premiados y siete los que finalmente logramos el Konex de Platino, de modo que cuando se me pidió el Salón para esa ocasión me disculpé, pero no quise prestarlo por estar comprendida entre los premiados. Esos premios se entregaron en la Ciudad Cultural Konex. ¿Ya se hablaba entonces del estado de las butacas?

Sí, recuerdo que Luis Ovsejevich me hablaba mucho del mal estado de las butacas. Yo había pedido varias veces presupuestos y esa restauración resultaba muy onerosa para los recursos de la Facultad. Se trata de una obra que tiene connotaciones que no siempre se pueden justificar fácilmente ante los tres claustros del Consejo Directivo, ya que esos recursos bien podrían servir para otras necesidades de la Facultad antes que para un salón que, si bien es emblemático, no tiene un uso cotidiano como otras áreas.

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Se discute siempre el orden de prioridades…

Las necesidades son muchas. El doctor Alterini se fue dejando casi terminado el garaje de profesores, habiendo mudado los archivos de la Biblioteca a un área debajo de las escalinatas.

Nos quedaba entonces toda una parte que construimos durante mi gestión y que hoy son aulas de Posgrado, de los departamentos, de Extensión, disponibles para quien pide utilizarlas. Esto se empezó antes de 2016 y se terminó durante mi gestión, sin que yo hiciera ninguna inauguración formal. Si usted se dirige al área de la Facultad que da hacia el Centro de Convenciones verá que por allí se puede entrar a aulas de Posgrado, un sector nuevo que se utiliza para posgrados intensivos y otros cursos tarifados por los que se obtienen recursos para que la Facultad esté limpia, se repongan bombitas, haya Wi-Fi, en fin, muchos temas. La Facultad es como un palacio que requiere atención permanente.

Y las butacas del Salón no encontraban su momento…

No era tanto por los recursos, sino por cuestiones operativas y los tiempos y modalidades de las licitaciones. Es un trabajo que no se puede parcializar, no podíamos desarmar una parte de la platea, luego otra y así sucesivamente porque cada nueva licitación no asegura los mismos materiales, proveedores, artesanos, etcétera. Ahí hablamos con Luis y él se mostró dispuesto a ayudar a encontrar la forma de hacerlo. En algún momento su idea era canalizarlo a través del Rotary Club, finalmente no fue así, entonces tomó la idea de hacerlo con Konex.

Ya terminaba su segundo periodo como Decana…

Fue justo ahí. Cuando me voy, Ovsejevich ya había enviado gente para presupuestar, a fin de tener idea de cuánto dinero había que reunir; habrá sido a comienzos de 2018. Luego asume el doctor Bueres y yo dejo de tener que ver con el proyecto.

Durante su carrera y su vida profesional, ¿cómo fue su relación con el Salón de Actos?

Ahí juré como abogada. Di mi último examen en diciembre de 1975, el día que se levantaba el brigadier Cappellini. Me recibí en democracia, pero el diploma me lo entregaron el 2 de julio de 1976, obviamente después del golpe. Ya había un interventor militar en la Facultad que no se sentó en toda la jura, de modo que los otros profesores tuvieron que imitarlo, quedaron todos parados… ¡a pesar de que había sillas para todos! Recuerdo que juré en el Salón de Actos por la Constitución y por la patria, que era la única opción alternativa a los Santos Evangelios. No recuerdo haber ido muchas veces a ese Salón, las charlas en las épocas de estudiante solían ser en el Aula Magna. ¿Cómo era la Facultad en ese momento?

Era una Facultad de unos 4000 alumnos, unas ocho veces menos alumnos que la actual, pero aun así las juras nos parecían increíblemente grandes. No había ceremonias mensuales ni mucho menos, todo lo cual llevaba a pensar en el Salón de Actos no como algo habitual, sino para ocasiones excepcionales. Recuerdo también que la Facultad estaba muy sucia, yo estudié en una época en que la basura nos llegaba hasta las rodillas. No se podían elegir los 78

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profesores. Había cursos los sábados al mediodía en el Aula Magna, muy populosos, pero nunca en el Salón de Actos, que fue teniendo cada vez más usos con el paso de los años.

No estaban los conciertos, que se habían discontinuado en la época de Onganía…

Hubo un montón de cosas en la UBA que se suspendieron con la Noche de los Bastones Largos y se reanudaron con el regreso de la democracia. Antes de 1983 había muchos profesores titulares interinos que habían concursado como adjuntos y también adjuntos que permanecían interinos. Cuando el Decano D´Alessio me designa en el ‘94 como Secretaria Académica empezamos a dar el Salón a las organizaciones de estudiantes secundarios para que hicieran los simulacros de asamblea general de la ONU. Por otro lado, también lo prestamos para grandes eventos y cuestiones de interés público. Hubo varios congresos internacionales de Penal y de Civil, todo eso le fue dando mucha más vida cotidiana. En mi periodo como Decana, el Salón lo prestábamos a aquellos que nos lo pedían por causas de interés público; de lo contrario, aunque no era lo más habitual, lo alquilábamos, por ejemplo, a alguna cámara de profesionales, aplicando una resolución que fija un canon. ¿Puede destacar algún acontecimiento que tuvo lugar en el Salón durante su mandato?

Sin duda, el debate presidencial en sus dos versiones. Esto, desde el punto de vista institucional, fue lo más importante que sucedió allí en nuestra gestión. También lo fueron los cursos por el nuevo Código Civil y Comercial; entonces vinieron de la Comisión Bicameral, además de las visitas frecuentes de Lorenzetti, Highton… ¿Cómo se llegó al debate presidencial?

Cuando asumí como Decana motoricé dos programas: Género y Derecho y Cuestiones de Estado. Mi idea es que la Facultad debe poder proveer una opinión no partidaria, no sesgada, aunque sí plural y comprometida respecto de los grandes temas del país. Y me parecía que las cuestiones electorales eran uno de ellos. Al debate llegamos porque en la primera ocasión hicimos una presentación de los candidatos a diputados de todos los partidos; eso fue en 2011 con la colaboración de Poder Ciudadano, con Hernán Charosky como moderador. Estuvieron Campolongo, Vanossi junto a dirigentes históricos de los distintos partidos, recuerdo que sólo faltó Martín Redrado. Fue un debate que salió en los medios pero tuvo una trascendencia discreta. Y luego hicimos una segunda versión en la que yo pedí que viniera el candidato del oficialismo.

Y luego vino el presidencial…

Para esa ocasión, Charosky ya no estaba en Poder Ciudadano y me vino a ver como parte de Argentina Debate. Yo estaba encantada de contribuir con un ladrillo más a la cultura institucional. Se armó un comité en el que yo no participé porque quería preservarme como Decana de la Facultad, pero estuve en todas las reuniones y quedó instalado que nosotros seríamos el anfitrión plural y neutral frente a las divisiones ideológicas y personales; la Facultad se presenta como el ámbito que más privilegia la pluralidad de voces. No pusimos dinero pero nos costó, porque el personal de la Facultad trabajó muchísimo y muy bien; tuvimos una RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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ayuda increíble de estudiantes que fueron maestros de ceremonias, y Argentina Debate se hizo cargo de la infraestructura necesaria. ¿Acontecimientos en el plano académico?

Estuvieron Ronald Dworkin, Catharine MacKinnon… ¡grandes figuras! Después, como mencioné, cuando cambió el Código, los abogados se vieron sorprendidos por este desafío de tener que aprender el derecho civil y comercial todo de vuelta, de modo que hubo una increíble demanda de cursos de actualización que terminaron dándose todos en el Salón de Actos. Fue tanto el público que tuvimos que poner una cláusula de prioridad para los graduados de la UBA. Durante los dos primeros años desde que se sancionó el Código, el Salón fue de uso continuado para la capacitación en la nueva normativa. ¿Cómo ve ahora al Salón?

Hoy es un espacio de la casa donde todo el mundo tiene algo para recordar, congresos, juras, etcétera. Es un espacio que ha servido mucho a la Facultad, y ahora que estamos en una época menos acartonada, se lo ve como un ámbito más accesible. ¿Y cómo evalúa la restauración?

Estuve en una jura post-restauración y me parece que quedó realmente fantástico. Las butacas están preciosas, las pantallas acercan al público todo lo que pasa en el escenario y mejoró la iluminación del mismo escenario y del gran cuadro, que tenemos que tomar como una imagen de época, de otro modo sería casi confesional. Sé que el Rector de la UBA comprometió financiación para arreglar paredes, techos, etcétera, que es esencial. ¡Sólo los andamios que hay que instalar para llegar al techo salen una fortuna! ¿Qué podría decir acerca del mecanismo convenido entre la Facultad y Konex para recaudar fondos para la restauración?

Creo que fue muy exitoso y podría seguir aplicándose en el futuro. Los fondos propios de la Facultad no son escasos, pero la Facultad es un mundo, abrirla solamente implica una cantidad de dinero muy importante. En su momento se contaba con los convenios de asistencia técnica y pasantías, pero fueron suprimidos por el Gobierno; eran una manera idónea para obtener recursos, reglamentada por la UBA. Se recaudaban unos 14 millones de pesos, que era exactamente lo que nos costaban las licitaciones de limpieza y seguridad. Al desaparecer eso, hubo que empezar a cortar. Los salarios forman parte del presupuesto de la UBA, las facturas de servicios e impuestos las paga la Universidad centralizadamente, pero luego hay distintas unidades académicas con sus administraciones, y no todas administramos del mismo modo y con la misma eficacia y objetivos. Tener Wi-Fi exige buena administración; tener limpieza, lo mismo… El Decano y sus colaboradores deciden si quieren una Facultad limpia, conectada, con pizarrones para fibras, con bancos que se reparen, con acceso a libros electrónicos, revistas actualizadas, etcétera. Todo eso se paga. Una cosa que parece pequeña pero que llevó mucho tiempo y dinero fue arreglar los escalones de cada escalera que estaban desgastados; se reemplazaron piezas y se pusieron antideslizantes. Son cosas que parece que 80

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nadie las ve, aunque hacen a la seguridad, y esto es un beneficio para todos. Los ámbitos no son bonitos y seguros por un don de la naturaleza, sino por el trabajo que se pone en ellos todos los días. Para eso la UBA tiene recursos propios, pero afrontar obras monumentales como el Salón de Actos excede cualquier presupuesto. ¿Entonces acepta como viable el aporte de benefactores?

No veo problema en este mecanismo siempre que se cumplan dos condiciones: que sea explícito el propósito que se quiere llevar al cabo y que se reconozca debidamente a quienes aportan. La primera condición es necesaria para que no pase lo que sucedió con el fideicomiso de la gestión Alterini: no aportó mucha gente porque no se explicitaba una finalidad específica. En mi gestión se hizo una sala de audiencias para propósitos bien definidos, como el entrenamiento de estudiantes en argumentación oral, concursos internacionales, servicios a la comunidad, como el tema Riachuelo; habíamos pensado en pedir colaboración a estudios jurídicos, pero finalmente la hicimos con nuestros fondos. ¿Y en cuanto al reconocimiento?

Es importante que la contraprestación esté clara. Nunca se debe aceptar dinero con imposiciones, pero sí a cambio de un reconocimiento adecuado al benefactor. Por eso en el mundo las cátedras y los salones suelen tener nombres. No está en nuestra cultura, pero no considero gravoso encontrarme una placa donde se mencione a los que contribuyeron a mejorar un ámbito determinado. De hecho, la Facultad tiene por misión producir gente que trabaje por el bien común, y esas son las personas con las que se puede contar.

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Eugenio Giusto

Secretario Ejecutivo de la Fundación Konex Entrevista realizada el 8 de marzo de 2019

¿Cómo definirías tus funciones en la Fundación Konex?

Trabajo en Konex desde abril de 2005 y paulatinamente fui encargándome del proceso de los Premios Konex, que va de febrero a noviembre, en el día a día de toda esa preparación, coordinando las distintas etapas y las áreas que se vinculan con el premio, los jurados, la prensa, la organización del evento y el armado del programa. ¿Qué implica ser Secretario Ejecutivo?

Básicamente soy la mano derecha y el brazo ejecutor de la presidencia, que abarca otras actividades además de los premios, como colaborar con el ciclo “Vamos a la música”, el Festival Konex de Música Clásica y proyectos como los dos libros que publicó la Fundación y la biografía del doctor Ovsejevich. Cuando él presidió el Rotary, asumí también como soporte desde este lado. ¿Cómo se desarrollan estos trabajos?

Las ideas que el doctor va teniendo, que son muchas porque es muy prolífico, se descomponen en toda una serie de tareas y actividades que hay que ir haciendo. Por estar aquí, termino formando parte de todo lo que se emprende y la restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho no fue una excepción.

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¿Cuáles fueron tus responsabilidades en esta tarea en particular de restauración del Salón de Actos de la Facultad?

He tenido contacto con Hugo Lañin en cuestiones prácticas, con la arquitecta Sonia Terreno; ahora, por ejemplo, me estoy encargando de la placa que se va instalar en el Salón, del souvenir que se entregará a los benefactores, de temas de organización, invitaciones y armado del evento. A veces son cuestiones menores, pero que son importantes y necesarias para que las cosas se concreten. ¿Cómo es trabajar con Luis Ovsejevich?

Con el correr de los años puede decirse que le agarré la mano a este trabajo y a la manera de trabajar de Luis Ovsejevich, de quien estoy aprendiendo muchas cosas todo el tiempo; de hecho, siempre hay algo nuevo, uno llega y no sabe con qué se va a encontrar; por ejemplo, una idea que surgió durante el fin de semana. Detrás de esto siempre viene algún tipo de desafío, la satisfacción es ir resolviendo problemas, en eso consiste esencialmente mi trabajo.

Personalmente, me retribuye mucho en términos de realización laboral, organización y gestión: crear cosas, aportarlas, me abre la puerta a la opinión y a la intervención en distintos proyectos.

Con respecto a este proyecto en concreto de la Facultad, ¿te sorprende que en este momento complicado se pueda motorizar un proyecto de esta envergadura?

Sí, sin duda el contexto es complejo en lo económico, pero esto nació como un proyecto que iba a gestionarse desde el Rotary Club hace dos años, se pensó para el Centenario del Rotary y como no se terminó de concretar desde ese lugar, terminó pasando a Konex. Esto fue determinante, porque cuando está Ovsejevich atrás con sus contactos y su empuje, él pide mucho pero termina dando mucho, logra incentivar a los auspiciantes y seducirlos en el mejor sentido para que puedan aportar y termina consiguiendo los fondos para ir adelante con los proyectos. Con Ovsejevich siempre es ir por más. El contrato era por 865 butacas y ahora estamos hablando de pantallas, alfombras, mejorar sonido, iluminación, acústica… Él está acostumbrado a sacar agua del desierto por su ímpetu. Por eso trabajar en esto para mí fue un privilegio. Me siento honrado de poder ser parte de esta idea aunque sea en el grano de arena de poder participar y aportar las pequeñas cosas, que son las que terminan haciendo realidad los grandes proyectos. ¿Qué pensás que pueden implicar este tipo de mecanismos con una mirada a futuro para el país?

Sin duda queda demostrado que cuando hay voluntad, compromiso y creatividad, las cosas se pueden hacer. Es un microejemplo de que realmente con todas estas características se pueden hacer infinidad de cosas mezclando lo público y lo privado; a veces esto se vive como si fuera un Boca-River y no debe ser así. En otros lugares esta convivencia público-privado se da de una manera armónica, logrando un resultado concreto que sería deseable que se replicara en miles de cosas que se podrían hacer y que hacen falta en nuestro país.

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Hugo Lañin

Empresario - Restaurador Entrevista realizada el 22 de abril de 2019

¿Cuándo comenzó su trayectoria en el campo de la fabricación y la restauración de muebles?

La nuestra es una empresa familiar que nació en 1930. ¡Estamos por cumplir 90 años! La empezó mi abuelo, luego hubo una segunda generación con mi padre y mi tío, y la tercera la llevamos adelante mi primo y yo a lo largo de estos últimos 15 años. Nuestro nombre completo es Lañin Artesanos Muebleros. Tenemos una fábrica en San Martín y un local en Recoleta, donde se exhiben muebles de estilo Luis XV, Luis XVI, Regencia, de muy alta calidad, fabricados por nosotros, tallados a mano. Hay además una colección de sillas réplicas de originales que es una de las más importantes del país. ¿Cuál es la principal actividad que desarrollan?

Nuestra tarea principal es la fabricación de sillas y la restauración de muebles. Además de los encargos particulares, hicimos un trabajo muy importante hace unos cinco años que fue la restauración de la Cámara de Diputados, una tarea que duró un año y medio. Hicimos a nuevo todas las butacas del recinto; ahora está pendiente el Senado. Luego nos hicimos cargo de una intervención en la Embajada de Francia. En el Banco Central hicimos muchas obras también, como donde está la colección de monedas, las oficinas del Presidente y de los directores. Y ahora este proyecto del Salón de Actos de la Facultad de Derecho, que naturalmente consideramos algo muy importante.

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¿Cómo surgió este nuevo trabajo?

La inquietud nació de Luis Ovsejevich y todo el proceso previo duró alrededor de un año, en el cual ofrecimos nuestro presupuesto, lo discutimos y competimos con otros oferentes.

Pero la encomienda en concreto se dio en diciembre de 2018 y el desafío que se planteó fue terminar el trabajo en menos de 90 días, ya que lo empezamos la primera semana de enero y lo terminamos el primero de abril.

Podría decirse que un récord…

Sin duda esto fue un récord. ¡No teníamos margen para el error! E inclusive, si bien teníamos tiempo hasta el 15 de abril, logramos hacerlo en un tiempo menor. Se presentaron agregados y sorpresas, como encontrarnos con diferentes tipos y medidas de butacas. A veces una diferencia de unos pocos centímetros modifica totalmente la rutina de la actividad. El trabajo fue mayor que el esperado, pero suele pasar, más con piezas que no se intervenían hace tanto tiempo. ¿Podría darnos un ejemplo?

La tarea original consistía en arreglar las 865 butacas originales del Salón, que estaban prácticamente destruidas en su estructura y con su tapizado totalmente deteriorado. Pero en seguida comenzaron a agregarse trabajos adicionales que fueron surgiendo a medida que se relevaba el estado del Salón. Por ejemplo, detalles que llevan mucho tiempo, como la reparación o provisión de las rosetas doradas que decoran las butacas. Podríamos decir que en un 50 % se recuperaron, aplicando la pintura dorada, pero en el otro 50 % debieron ser reemplazadas porque su estado de deterioro era total. Y esa es una tarea artesanal, hay que fabricarlas una por una, para lo cual debimos conseguir un tornero que las hiciera. ¿Esto lo hicieron bajo la supervisión de la arquitecta Sonia Terreno?

Exacto. También fue por pedido de la arquitecta que tuvimos que trabajar además en las fijaciones de las butacas. Encontramos tornillos de distinto tipo y color de metal, para lo cual tuvimos que unificarlos. También nos encontramos con tres tipos de madera distintos, lo cual hace suponer que cuando se equipó originalmente el Salón de Actos se hizo en tres etapas o con tres proveedores distintos. Hay conjuntos de butacas que son diferentes entre sí; algunas de viraró, otras de cedro y otras maderas. Hicimos una lijada a fondo de todas las piezas y repusimos el lustre, previo cambio de todas las piezas que ya eran irreparables. ¿Cuáles fueron los requerimientos vinculados con la seguridad del espacio?

Esta fue otra de las preocupaciones principales de la profesional que supervisaba la obra. A su pedido hubo además que realizar obras para mejorar la seguridad y cumplir con normas actuales que no regían al momento en que se inauguró la Facultad en 1949. Hubo que eliminar las puntas de fila que impedían la evacuación de la platea por los laterales; antes 86

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de esta obra todas las filas de la platea desagotaban en el pasillo central, lo que hoy, por la cantidad de butacas que tenían las filas, no es reglamentario. También hubo que dejar espacios para discapacitados -al igual que como se hizo en otros lugares como el Colón-; por ejemplo en la planta baja se dejaron seis espacios. En las plateas laterales hubo que eliminar también butacas para hacer dos escaleras, una de cada lado, en el centro. Todo esto mejora la evacuación en caso de incendio, emergencia, etcétera. ¿Se intervino también la bandeja de arriba?

En relación a la bandeja o pullman se restauraron las butacas y se mejoró la circulación y seguridad. Sus 66 butacas tuvieron que ser totalmente reconstruidas, por ser las que estaban en peores condiciones. Por otro lado, carecían de un sistema de fijación adecuado. ¿Además de la reparación de las butacas hubo otras tareas?

Tuvo que hacerse limpieza en algunos sectores del piso de madera que estaban muy sucios o percudidos, y se reemplazaron las alfombras. Las puertas de entrada principales estaban revestidas de un capitoné que estaba roto y que debió ser reemplazado a nuevo en cuero original. A su vez, los manijones de esas puertas material se limpiaron y se descubrió que les faltaban unas piezas originales que tuvieron que confeccionarse especialmente para que quedaran correctamente colocados. Se limpió la marquetería y se relustró la boisserie.

Se retapizaron seis banquetas en las plateas laterales, arriba en el pulman se lustraron tres bancos para ampliar la capacidad final de la sala. Se agregaron además en los laterales cuatro banquetas de tres metros y dos banquetas de dos metros con cincuenta. En algunos casos eran tareas que estaban fuera de presupuesto y la tomamos como un aporte a este proyecto que realmente nos llena de orgullo. ¿Se realizaron obras en el escenario o tarima principal?

Se agregó una cenefa que tapa los tubos fluorescentes que se encuentra en la garganta detrás del escenario y que iluminan la gran pintura. Se cambiaron también los tubos de iluminación, con la previsión en el futuro de que deberían ser actualizados mediante el recambio por Led. ¿Qué materiales se utilizaron?

En el proceso de retapizado, se procedió al cambio de materiales. Se utilizó poliéster de alta densidad para los asientos, los respaldos y los apoyabrazos. Nuestra empresa proveyó la madera, pero no la tela. Se utilizó la mejor del mercado, una pana llamada Tango, de Textil Tala, todo industria nacional, con un proceso de ignifugado. Para la tela de debajo de las butacas, se utilizó una tela directamente ignífuga llamada Trevira, que es importada. ¿Qué tipo de personal se involucró en la tarea?

Nosotros pusimos la mano de obra con personal propio más personal adicional que debimos contratar. Entre ellos contamos con tapiceros, lustradores y carpinteros. Además realizamos la supervisión general del trabajo.

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¿Cómo continúa el trabajo?

Ahora el trabajo continúa por pedido de la Facultad mediante contratos por el retapizado y relustrado de las casi cuarenta piezas -entre sillones y sillas- de la Sala de Profesores. Ya nos llevamos 16 sillones, vamos a mantener los colores que son verde, negro y beige. También nos encargaron un sofá para una sala de lactancia que está próxima a inaugurarse.

Del trabajo en el Salón, ¿qué queda pendiente?

Konex por su parte gestionó muchos otros rubros, como por ejemplo la instalación de dos pantallas Led a cada costado del escenario. También está pendiente el recambio de los bandós o cortinas que cuelgan de los altos ventanales de las paredes laterales, que están totalmente deteriorados, pero para eso previamente la Facultad debe reparar las filtraciones del techo. ¿Qué conclusión le va quedando de este trabajo?

Fue una experiencia muy comprometida, yo me involucré personalmente, yendo todos los días a la Facultad, al ver el esfuerzo de los aportes privados a la Universidad pública. Como acto solidario me pareció fabuloso. No hubo en mi caso inconvenientes ni roces en el trabajo con el personal no docente de la Facultad, que colaboró en todo momento. Fue todo muy cómodo y mancomunado.

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Oscar Mario Zoppi

Secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la Facultad de Derecho Entrevista realizada el 19 de marzo de 2019

¿Podría explicarnos qué es la Extensión Universitaria?

La idea de Extensión surge a partir de la Reforma Universitaria de 1918, que fue impulsada por estudiantes cordobeses y se extendió a toda la Argentina y América latina. Sus principios incluyen la libertad de cátedra, la autonomía universitaria, los concursos docentes, la investigación, el cogobierno universitario entre profesores, alumnos y graduados, etcétera. Y entre estos principios se encuentra el de la Extensión Universitaria, que supone la vinculación de la universidad con la sociedad. Nosotros venimos desarrollando eso desde hace casi cien años con el consultorio y el patrocinio jurídico gratuito de la Facultad de Derecho, por el cual el estudiante que adquiere conocimientos en las aulas lo vuelca a la sociedad para devolverle a ella lo que le permitió aprender.

La Extensión incluye además otras áreas.

Sí, para intensificar esta vinculación que se intenta tener con la sociedad se ofrecen cursos de capacitación, extracurriculares, de voluntariado, bienestar estudiantil. Se promueve también que los egresados sigan en contacto con la Facultad a través de cursos de práctica profesional gratuitos, talleres, etcétera, que los acompañen en el ingreso a la vida profesional. Luego se promueve una vasta participación de la gente en actividades artísticas, culturales, de capacitación. En suma, la Extensión se suma a las otras dos funciones básicas de la Universidad, que son las de investigar y enseñar.

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¿Cuál es su vínculo con la Extensión Universitaria?

Soy Profesor Adjunto Regular de Práctica Profesional. Es importante aclarar que a través de este Departamento la Facultad no sólo ofrece un servicio de consultorio sino de patrocinio jurídico gratuito. Para evacuar consultas hay más de 70 prestadores, pero muy pocos ofrecen el acompañamiento en juicio. La Facultad de Derecho es una de las primeras y de las pocas en brindar este servicio en materia civil, de familia, laboral y penal. La consulta está abierta a todo el mundo, pero el patrocinio es para aquellos que no tienen recursos para pagar a un abogado en el marco de un proceso judicial. De ahí la función social de la Extensión, al garantizar el pleno acceso a la justicia. ¿Y en cuanto a su trayectoria en la Facultad?

Arranqué mientras era estudiante con militancia estudiantil en Franja Morada; luego de varios años de recorrido fui Consejero Directivo, Presidente del Centro de Estudiantes, Consejero graduado en la Universidad, Coordinador del Centro de Graduados y actualmente Secretario de Extensión. ¿Cómo es la realidad edilicia del Patrocinio Jurídico gratuito de la Facultad de Derecho?

El octavo piso de Tribunales es el mismo ámbito que hace 30 años: tiene el mismo acceso por escalera, la misma superficie, pero ahora la UBA nos cedió el edificio de Azcuénaga 280 y el Ministerio de Justicia nos dio el presupuesto para arreglarlo. Allí va a funcionar la sede central del “Práctico” sin ceder el espacio que tenemos en el Palacio de Tribunales. El edificio de Azcuénaga estaba fuera de uso y nos vino perfecto para trasladar allí la mayor cantidad de comisiones; antes funcionaba allí Títulos, Legalizaciones y algunas áreas administrativas que se fueron reubicando en Uriburu 950. Ahora contamos con un lugar estratégico bien comunicado y la accesibilidad del edificio es mucho mejor. Este tipo de decisiones requieren el apoyo del Estado Nacional, la Ciudad, las provincias y los particulares. ¿Cómo es la vinculación del Salón de Actos con el área de Extensión Universitaria de la Facultad?

El Ciclo de Grandes Conciertos se viene realizando desde la apertura de la facultad en 1949; luego de una interrupción se reanudó desde 1994 en forma continuada. Puede decirse que en el Salón de Actos hay dos actividades que se desarrollan con una periodicidad sostenida: las colaciones de grado cada quince días y el ciclo de conciertos, que es semanal. El resto de las actividades pueden tener lugar en el Salón previa solicitud, pero recién a partir de los últimos años el Salón de Actos empezó a estar más concurrido en virtud de que la capacidad de los otros salones ya no alcanzaba en algunos casos. ¿Qué se puede decir de su estado edilicio?

El Salón pasó por una refacción entre los años 1994 y 1998 durante la gestión del doctor Andrés D’Alessio. Allí se encaró la pintura, el tema de la acústica, se instaló la consola de sonido, se realizaron cerramientos, etcétera. Luego se abordaron detalles menores. Con el 90

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paso del tiempo y el uso intensivo hubo un desgaste importante. Cuando hacemos actividades masivas como la Noche de los Museos con espectáculos artísticos y actividades culturales, trasladamos la actividad a las escalinatas, pero si llueve tenemos que realizarlas en el Salón, como sucedió el año pasado. Al principio ofrecíamos visitas libres a la Facultad, pero la gente no podía apreciar demasiado porque se perdía, entonces armamos una serie de recorridos y hacemos una visita guiada. Lo más importante son los espacios de la llamada Planta Principal, como la Biblioteca, la pileta y naturalmente el Salón de Actos. Aquí, la gente que participa veía el deterioro importante de las instalaciones, principalmente de la pintura y de los asientos. ¿Qué dificulta el mantenimiento adecuado de estos espacios?

La Facultad se construyó con una lógica de la década de 1940, para otro tipo de educación; con el paso de los años hubo cambios que requirieron adaptaciones por la cantidad de alumnos, especialmente a partir del ingreso irrestricto de 1985. Desde el año 2000 las cuestiones arquitectónicas y edilicias en la UBA tuvieron otra serie de cambios. Ahora no es tan sencillo porque si hay que cambiar el tablero eléctrico, hay una serie de instancias que respetar. Además todo demanda un gran presupuesto por el tamaño del edificio, y el presupuesto es acotado; alcanza para el funcionamiento habitual, salarios de docentes y no docentes y pequeños gastos operativos o de mantenimiento. Para encarar una gran obra se necesita entonces el apoyo de instituciones públicas o privadas. ¿Qué hizo necesario este esfuerzo mancomunado de lo público y lo privado?

El Salón de Actos requería muchas cuestiones; a partir de gestiones realizadas por el Decanato desde la época de la doctora Mónica Pinto se aceptó que podía ser necesario recurrir a aportes privados para remodelar y reacondicionar el ámbito. En este caso la Fundación Konex recurrió en su gran mayoría a graduados o estudios jurídicos cuyos integrantes pasaron por la Facultad. Todos ellos en algún momento de la carrera han pasado por el Salón de Actos, aunque sea el último día, cuando reciben el diploma. Estaban los asientos hundidos o rotos, faltaba que el tapizado tuviera tratamiento ignífugo, la estructura de la butaca estaba en mal estado, no alcanzaba con un simple retapizado, sino con una restauración integral que además permitiera mantener la estética del lugar. ¿Piensa que esta iniciativa de Konex se vincula con la idea de la Extensión Universitaria?

Seguramente. Es un ida y vuelta, la sociedad contribuye a que los estudiantes se formen de la mejor manera y la Facultad les da posibilidad de formarse en áreas de capacitación, artísticas o culturales, y le permite a quien no tiene recursos que pueda defender sus derechos.

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Tulio Ortiz

Vicedecano de la Facultad de Derecho desde 2006 hasta 2010 e historiador Entrevista realizada el 25 de febrero de 2019

¿Cuál es el lugar del Salón de Actos de la Facultad en el contexto de los 70 años de la inauguración del actual edificio?

El Salón de Actos es un ámbito emblemático hacia lo externo y muy querido por todos nosotros desde el interior de la Facultad. El actual edificio de la Facultad de Derecho se inauguró el 21 de septiembre de 1949, pero las actividades comenzaron antes, porque el entonces decano Carlos María Lascano tomó posesión en abril de ese año. Unos días después se traslada la Biblioteca completa. ¿A qué se debe esa premura?

Circula la versión que cuenta que cuando Lascano se entera de que se le había echado el ojo para la Fundación Eva Perón, siguiendo el principio jurídico de que “la posesión vale título”, resolvió venir con todos los profesores de la Facultad de Avenida Las Heras en forma de procesión por Avenida Pueyrredón. Por eso se entiende que cuando Kelsen vino en agosto de 1949 estuvo en este edificio y no en el otro. Es probable que estuviera en el Salón de Actos, en el Aula Magna y en el Instituto de Derecho Político y Constitucional. La obra debería estar muy próxima a su terminación.

La visita de Kelsen fue apenas un mes antes de la inauguración…

Claro, y cuando el 21 de septiembre el Presidente Perón viene a inaugurarlo el edificio estaba listo en lo fundamental. Sin embargo, hasta mediados de la década de 1960 había algunos aspectos por terminar, pero en lo que hace al Salón de Actos, que es lo que aquí nos concierne, estaba terminado desde un comienzo.

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¿Dónde se daban las clases en ese tiempo intermedio en que Lascano toma posesión?

Las clases se seguían dando en Las Heras y algunas en Figueroa Alcorta; Lascano logró la posesión de ambas. Finalmente, el edificio gótico de Las Heras queda a cargo de la Universidad y cuando se crea la Facultad de Ingeniería en 1952, se resuelve darle ese edificio. Y luego le otorgan el edificio gemelo nuestro, que era sede de la Fundación Eva Perón, la cual, luego de 1955, se le entrega como sede principal a Ingeniería, algo que se mantiene hasta hoy, sumado a una pequeña sede que tiene en Ciudad Universitaria. ¿Desde entonces el Gobierno tiene a este edificio como un lugar significativo?

Totalmente, tanto que 1950, el célebre Año del Libertador General San Martín, se inaugura en la Facultad de Derecho con un gran desfile en las gradas y luego con una ceremonia central en el Salón de Actos, con la presencia de Perón y Evita, el Rector Otaola y el Decano Lascano, que primero es Delegado Interventor del ‘46 al ‘48 y del ‘48 al ‘52 va a ser Decano, con base en la Ley Universitaria del peronismo, la Nº 13.031, vigente hasta la llamada Revolución Libertadora. El Ministro de Educación es por entonces Oscar Ivanissevich, que volvería en los años ‘70 de manera muy controvertida. Y si nuestra Facultad no hubiera sido un lugar clave para el gobierno, no se explica por qué teniendo Perón la réplica de la casa de Grand Bourg donde vivió San Martín a escasas cuadras de esta casa, eligió la Facultad. Había sin duda un encariñamiento, Perón la había terminado y Lascano era una figura afín a su gobierno en el ámbito universitario, y a su vez muy respetada. Además lo hace con problemas en la importación de materiales, que obliga a utilizar para las fachadas piedras Mar del Plata.

Sin embargo, el proyecto de la Facultad había comenzado mucho antes.

Claro, diez años antes de terminarse, en 1939, cuando el doctor Jorge Eduardo Coll era Ministro de Justicia e Instrucción Pública del Presidente Ortiz. Él, que además era abogado y profesor de la Facultad, fue el que instó el proyecto, consiguió el presupuesto y hasta diseñó muebles para la Facultad. Pero como Moisés, vio la Tierra Prometida pero no pudo estar en la inauguración porque lo habían echado en la purga de los años ‘46, ’47, donde se tuvieron que ir muchos profesores que no coincidían con el peronismo. Claro, después de 1955 vino la purga del otro lado…

Antes de esa etapa, ¿qué otros acontecimientos sucedieron en el Salón de Actos?

En 1951 hay un dato muy valioso: tiene lugar en el Salón de Actos una de las primeras presentaciones en público como pianista de Daniel Barenboim, tenía entonces nueve años. También estuvo Astor Piazzolla. Los conciertos eran los jueves a la noche. También se presentaba el Coro de la Facultad, creado en 1948, bajo la dirección de Manuel Gómez Carrillo, que se ubicó en la bandeja superior el día de la inauguración. Lascano se entusiasmó tanto que estuvo a punto de poner un gran órgano al fondo del escenario.

Pero al margen del órgano, ya desde el comienzo el Ciclo de Grandes Conciertos era importante.

El eje central eran los conciertos de los jueves a la noche con la Orquesta Sinfónica de Radio del Estado. Eran una presencia cultural muy importante, en una época que todavía podemos 94

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caracterizar como de fuerte centralidad de la radio, pretelevisiva, porque si bien la primera emisión fue en 1951, la TV se populariza a partir de 1960. Estos conciertos hicieron que algunos estudiantes contrarios al régimen pensaran entonces que si hacían algún alboroto por los micrófonos los iba a escuchar todo el país. Hay una anécdota que cuenta que en una ocasión tomaron el micrófono del presentador y comenzaron a dar consignas y a denunciar presos políticos al aire. Fue un escándalo total, los cortaron desde el control, pero así y todo lograron sacar alguna frase.

Son momentos muy intensos políticamente.

En 1952 viene otro interventor -Juan Villoldo- que resuelve ponerles nombres al Salón de Actos y al Aula Magna. El primero pasa a llamarse Presidente Perón y la segunda, Eva Perón.

Hay fotos de la época en que se la muestra a Eva Perón concurriendo a eventos en el Salón de Actos, siguió siendo siempre una enamorada da la Facultad de Derecho. Antes de su fallecimiento en 1952 se hace una misa frente al Aula Magna y luego se inaugura un busto que estaba en la Sala de Profesores y que se saca luego de 1955. ¿Qué pasa luego de la llamada Revolución Libertadora?

En 1955 se hacen las asambleas del nuevo tiempo político y nace entre septiembre y octubre de 1955, la junta provisional de gobierno de la Facultad, que estuvo 10 días a cargo de la casa. El Salón de Actos pasó a ser el ámbito lógico de manifestaciones contra el “gobierno depuesto”, como le decían, porque estaba prohibido nombrar a Perón. En noviembre de 1957 asume como Rector de la Universidad de Buenos Aires Risieri Frondizi, el primer rector por los principios de la Reforma Universitaria que retornan luego de la caída de Perón. Y Risieri asume en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho, porque el edificio de Viamonte era mitad del Rectorado y mitad de Filosofía y Letras. Él impulsa la construcción de la Ciudad Universitaria y crea Eudeba, entre otros logros. Para mí fue una época de oro de la Universidad que termina con la “Noche de los bastones largos” en julio de 1966. ¿Qué otros personajes recuerda en la década siguiente?

El visitante más conocido en la década de 1960 fue Lanza del Vasto, un filósofo hindú, hoy quizá se acercaría a la new age, patrocinado por Victoria Ocampo. También dio conferencias Luis Pauwels, director de la revista Planeta, en 1964. ¿Las colaciones de grado se estilaba hacerlas allí?

Lo normal era el Aula Magna, ya que no había tantos egresados, esto se mantuvo así incluso durante toda la década de 1970. En esa misma década se recuerdan, en cambio, asambleas de estudiantes de tipo revolucionario, matizadas con algunos conciertos, actos, cierres de congresos nacionales y conferencias. ¿Qué puede contarnos de los arquitectos que hicieron el edificio de la Facultad?

Los arquitectos fueron Arturo Ochoa, Mario Vinent e Ismael Chiappori; los tres estuvieron en 1940 cuando se pone la piedra fundamental, pero sólo Chiappori llegó a ver terminada RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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la obra. Estaba enrolado en la tendencia monumentalista, había hecho obras importantes como la reforma del Luna Park, las residencias de Chapadmalal y luego unas gemelas en Córdoba. Pero era un fanático de la Facultad de Derecho, estaba muy orgulloso de haberla diseñado; su hija Graciela, con quien organizamos en una ocasión una charla, nos contó que su padre cuando pasaba por la avenida Figueroa Alcorta, paraba el auto, se bajaba, entraba a la Facultad, buscaba al Decano y le hacía reclamos por el correcto mantenimiento del edificio. ¿Qué puede contarnos acerca de los elementos que decoran el Salón de Actos, como la pintura, el mobiliario, etcétera?

La gran pintura de Antonio González Moreno es producto de un encargo del Decano Lascano.

Moreno resuelve crear ese gigantesco cuadro y lo hace personalmente, encaramado a una escalera. Toma como motivo la inauguración de la Universidad de Buenos Aires el 12 de agosto de 1821, que en aquella época era el Día de la Reconquista. El acto se realizó en el interior de la iglesia de San Ignacio. Ese día la Facultad se integra a la Universidad como Academia de Jurisprudencia. González Moreno emula el estilo neoclásico de Jacques-Louis David, el pintor de la Revolución Francesa. Él reproduce personajes históricos como Rivadavia, Antonio Sáenz, primer canciller o autoridad de la Universidad, el Gobernador Martín Rodríguez y luego la gente contemporánea que él quería. Uno es Carlos María Lascano, mezclado entre la gente.

Una vez un señor mayor me dice: “el nenito que se ve en primer plano soy yo, porque González Moreno era muy amigo de mi familia y decidió pintarme.” Hay innumerables anécdotas. Estuvo un año y medio para hacer el cuadro y lo terminó para la inauguración oficial. ¿Qué puede decir del mobiliario y las instalaciones?

Hablando con el doctor Alberto David Leiva, me confirma que fueron encargadas en la casa Nordiska Kompaniet, a instancias del doctor Coll que era una persona de gusto exquisito, eligió no sólo los muebles, sino los colores, los tapizados, los nombres de Salón Rojo, etcétera.

También hay que destacar que la Facultad al momento de su inauguración era uno de los pocos edificios de Buenos Aires que tenía aire acondicionado central tanto en el Salón de Actos como en la Sala de Profesores y la Sala de Lectura de la Biblioteca. ¿Qué personalidades recuerda de los últimos años?

El doctor Atilio Alterini, con quien tuve el honor de colaborar como Vicedecano en su segunda gestión, era proclive a hacer actos en al Aula Magna o en los salones Rojo o Azul, que es obra de él. El Salón de Actos es un atractivo fundamental en la Noche de los Museos. Los visitantes, sean locales o turistas, no pueden creer que la Facultad tenga un salón de actos de esa dimensión. ¡Muchos piensan que es un gran centro cultural que tiene adentro una Facultad!

Cuando se creó, evidentemente se pensó en una apertura hacia la comunidad, por la idea de la Extensión Universitaria, en aquel momento plasmada a través de los conciertos. Es un aspecto fundamental que la Facultad trabaje para la sociedad, ya que la gente la sostiene, tanto una persona que vive en Jujuy como un vecino de la Ciudad. Todos tienen derecho a disfrutarla.

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Daniel Díaz

Subsecretario Técnico en Administración Entrevista realizada el 19 de marzo de 2019

¿Cómo podríamos definir sus funciones en la Facultad?

No tengo a cargo tareas administrativas sino operativas. De mí dependen todas las tareas que hacen al funcionamiento de la Facultad operativamente. ¿Podría contarnos su vinculación con la Facultad?

Entré en 1981, en el curso preuniversitario de ingreso. En 1982 pasamos un grupo de “aprobados no ingresantes” como estudiantes. Luego trabajé en Ciudad Universitaria y desde el ‘94 en la Facultad.

Conoció épocas muy distintas.

Imagínese que ingresé con la dictadura y me gradué con la democracia. Cuando entré, era un edificio custodiado en el que para ingresar tenías que exhibir tu libreta, tu mochila o tu bolso en la puerta, y cuando me gradué era un edificio abierto, sin barreras. Ya en el ‘82 con Malvinas empezó a haber un movimiento importante a nivel estudiantil, en el ‘83 se hacen las primeras elecciones para reorganizar el Centro de Estudiantes. El Decano era primero Casey y después Perissé. Se hacen las primeras elecciones para el Centro, que funcionaba donde ahora está la librería. A comienzos de 1984 asume Eugenio Bulygin como Decano Normalizador y allí comienzan las reivindicaciones, que pasaban por anular los concursos de la dictadura y normalizar la Facultad, que además estaba arancelada con chequeras. Un día las pusimos todas en un tacho y las quemamos. Esto lo puedo contar desde el lado de la vivencia…

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¿Tenían acceso al Salón de Actos?

El Salón de Actos no se usaba para asambleas estudiantiles, pero sí para graduaciones.

Era “el” lugar, pero no se hacían eventos masivos ni había conciertos. No era un lugar muy abierto ni con acceso fácil para estudiantes ni para el público. Recuerdo que en 1985, cuando surgió la cuestión del Beagle, se organizó una charla con el canciller Dante Caputo en el Aula Magna y se llenó. Había unas claraboyas y tiraron gas lacrimógeno. ¡Todavía pasaban esas cosas! ¿Tu trabajo formal en la Facultad cuándo empezó?

Yo empecé a trabajar en la UBA en el área de Deportes; fue en Ciudad Universitaria en 1984.

En la Facultad comencé en 1994 en el área de Deportes a partir de la gestión del Decano Andrés D’Alessio. Deportes estaba cerrado, se reabrió con Gonzalo Álvarez que era Director de Extensión. Y es el Decano D’Alessio el que transforma el área de Extensión en Secretaría.

Coincide con la reapertura del Ciclo de Conciertos…

Claro, justo en ese momento volvió el Ciclo de Grandes Conciertos, que hasta el día de hoy es uno de los mayores usos que tiene el Salón de Actos. En 2002 se organizó también un torneo internacional de ajedrez de grandes dimensiones, llamado Gran Abierto Miguel Najdorf, en homenaje al gran ajedrecista. Se jugaron las partidas en Pasos Perdidos y en el Salón de Actos lo hacían los grandes maestros con el público alrededor. Fue en 2002, en el primer año del decanato de Atilio Alterini. ¿El Salón ya estaba deteriorado?

Hay que recordar que D’Alessio remozó el Salón de Actos, hizo una muy buena obra, así que había tenido un mantenimiento. El Salón se pintó alrededor del año ‘98, en vísperas del cincuentenario del edificio de la Facultad. La debacle del Salón fue el día de la visita de Fidel Castro, en el año 2003. La Embajada de Cuba y APUBA habían acordado una charla de Fidel con universitarios para 800 personas, pero había mucha más gente que quería entrar y que tomó mal que fuera una charla “privada”, entonces no hubo forma de parar al público. Una vez que las personas que no podían entrar invadieron el Salón, se pararon arriba de las butacas. Fue un desborde y hubo muchos daños. Finalmente la charla se dio en las escalinatas, luego de una conversación en el Decanato con personal de la cancillería cubana y con el jefe de custodia de Fidel, donde se acordó anunciar a ese público desbordante que en esas condiciones Fidel no podía hablar. Pero para nosotros era un riesgo hacer ese anuncio, y también para nuestras instalaciones. Les pedí a los cubanos que fueran ellos los que explicaran a la gente que si desalojaban el Salón en forma ordenada, Fidel hablaría en las escalinatas. Al final eso se pudo resolver, se armó el estrado en las escalinatas, Fidel subió la rampa en auto, habló dos horas y se fue. Pero el Salón había quedado con daños. A partir de ese momento hubo que empezar a luchar porque el Salón volviera a funcionar, con arreglos parciales de butacas con el escaso presupuesto que había para esto.

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¿Qué eventos importantes recuerda que se realizaron allí?

En 2015 tuvieron lugar en el Salón de Actos los dos primeros debates de candidatos a presidente, el primero con varios candidatos y el segundo con Daniel Scioli y Mauricio Macri, que habían quedado para el balotaje. Yo no estuve en la organización, pero a todos nos consta que esto fue un hecho muy importante, que quizás se reedite este año 2019.

Otra personalidad muy importante que pasó por el Salón fue el Dalai Lama. En el estrado estaba el Rector de la UBA Oscar Shuberoff y el Decano Andrés D’Alessio. Recuerdo que Shuberoff se sintió mal, le dolía el brazo, y D’Alessio -que era una farmacia caminando- le dio una pastilla sublingual y esperó hasta que terminara la conferencia. Luego Shuberoff se fue volando al hospital porque estaba haciendo un infarto. Me acuerdo que había una periodista muy joven que lo perseguía y lo increpaba diciéndole por qué se escapaba, por qué no daba la cara ¡no entendía la gravedad de la situación!

También el Salón de Actos se utiliza para las juras.

Históricamente las colaciones de grado comenzaron en el Aula Magna, pero cuando se fueron incrementando se compartían entre el Aula Magna y el Salón de Actos; ahora se hacen en el Salón prácticamente cada quince días o una por mes. La idea es poder volver al Salón de Actos con las dos juras mensuales. Pensemos que el Salón tiene una capacidad de 865 butacas y el Aula Magna, de 326. ¿Qué evaluación hacen de la funcionalidad del Salón?

Está bastante saturado entre juras, conciertos y alguna conferencia o visita. Tiene un uso permanente, pero pasa lo mismo con todos los salones de la Facultad. ¿Cuál es su evaluación de este proceso de restauración del Salón?

Al Salón de Actos lo están dejando muy bien, está quedando realmente muy lindo; también me parece muy bien que la gente de Konex quiera poner las pantallas, es un recurso muy útil para los grandes actos. Todo esto se va a terminar de redondear cuando se reparen las filtraciones.

En este momento la gente de construcciones universitarias dependiente del Rectorado está viendo el tema de la reparación de las filtraciones. Cuando eso se termine podremos encarar la cuestión de la pintura. El aire acondicionado es un buen sistema que habría que ver de intensificarlo, pero funciona bien. El sonido y la iluminación para un evento habitual también funcionan bien. Se podría mejorar la iluminación escénica, pero el Salón de Actos no es un teatro. Es un espacio que yo definiría como muy señorial, con su cuadro gigante. Es una de las dos grandes obras de pintura que hay en la Facultad. La otra es el Quinquela que estaba en la pileta y se trasladó a la planta principal, porque se lo comía el cloro, por más que fuera pintura sobre chapa. Son las dos grandes obras de arte que tiene la Facultad. ¿Cuáles son tus objetivos desde tu cargo?

Mi desafío es que la Facultad funcione. De ahora a un par de años me gustaría que pudiera RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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transformarse en un edificio autosustentable en lo energético. Tiene un alto consumo de electricidad, pero con unos 800 paneles solares en la terraza y transformando toda la luminaria de la Facultad en Led podríamos lograrlo. En un primer año podríamos vender el 8 % de la energía que producimos. Ya se hizo un estudio de factibilidad, además nos permitiría poner precalentadores de agua para no gastar tanto gas. Tenemos calderas de vapor muy antiguas, con intercambiadores por los que se circula el agua que se calienta con el vapor; eso genera un gran consumo. ¿Y desde lo tecnológico?

Tiene que haber un sistema que permita comunicar a profesores y alumnos a través de los celulares, para enviar material académico, programas, informar cancelación de clases, cambios, etcétera, todo lo que redunde en una optimización del sistema. Hay muchas herramientas que da la tecnología, por ejemplo habría que poner sensores para guiar a la gente cuando hay saturación de baños, problemas con ascensores… yo podría contar con una pantalla de mantenimiento que me indique desgastes o prioridades de reparación, por ejemplo. Algo muy útil sería que cuando los alumnos ingresan al aula se pueda, como en un hotel, prender la luz y que se apague cuando se vayan mediante la inserción de una tarjeta. Ese es el objetivo de máxima: lograr una Facultad inteligente.

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Juan Carlos Figueiras Coordinador del Ciclo de Grandes Conciertos Entrevista realizada el 19 de febrero de 2019

¿Cómo evolucionó el ciclo en esta segunda etapa que ya se acerca a los 25 años?

Yo tuve la ventaja de que apenas asumí, en 1999, se hizo el ciclo de otoño de la Filarmónica de Buenos Aires. Ese evento fue un disparador muy interesante para poner al frente de la nueva actividad a una institución como el Teatro Colón, lo cual permitió convencer de que vinieran a otras instituciones como el Teatro Argentino de La Plata, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Juan de Dios Filiberto. Esto a su vez generó un crecimiento exponencial del público, de alguna manera inesperado. Mucha gente que había venido a los conciertos tradicionales hacía décadas, se reencontraba ahora con las grandes orquestas. ¿Qué había sucedido en los años anteriores?

La orquesta que reabrió el ciclo fue la Libertador San Martín, con Mario Benzecry en 1994. Él fue quien impulsó el regreso de la música a la Facultad. Era un sábado al mes, funcionó muy bien; el ciclo estaba a cargo del maestro Fabián Bermann. Luego se agregaron todos los sábados. Bermann no coincidía con ese perfil de traer a las grandes orquestas, sino que prefería los grupos de cámara, independientes. Por eso cuando llegó la propuesta del Colón, él decidió alejarse.

La orquesta del maestro Benzecry sigue siendo central en el ciclo…

Absolutamente. Todos los primeros sábados de cada mes está la Libertador San Martín.

Simultáneamente empezaron a surgir gran cantidad de proyectos de orquestas juveniles. En RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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2013 la Libertador consigue el sostenimiento como una orquesta juvenil nacional, primero del Ministerio de Planificación y después del Ministerio de Cultura. Ellos son como de la casa, es como si el Salón de Actos fuera su sede.

Pero conviven con muchas otras orquestas.

Es que todas las orquestas tenían -y tienen- la ambición de mostrar ese material que empezaban a producir en un ámbito donde se presentan las grandes orquestas. Desde el comienzo de mi gestión a mí me pareció muy interesante y convoqué a las orquestas municipales que a veces ni los propios municipios sabían que tenían; hoy por suerte hay más claridad en esto. San Martín, San Isidro, Tres de Febrero, Avellaneda… cantidad de agrupaciones que empezaron a levantar su nivel en función de que compartían escenario con orquestas del Colón, con los organismos nacionales, etcétera. Esto trajo como consecuencia un público que levantó su nivel de exigencia, y las orquestas más chicas también se propusieron estar a la altura del ciclo. ¿En qué días y horarios se desarrolla la actividad?

Nuestra primera propuesta es la de los sábados a las 18. Pero como las orquestas tienen grupos de cámara, cuerdas, maderas o metales y había propuestas de cámara que en algún momento se hacían en el mismo Salón, en 2001 pensé que el Auditorio era ideal para hacer música de cámara a las 16, dos horas antes de la propuesta sinfónica o sinfónico-coral. Así empezamos con cámara una vez al mes y hoy ya tenemos cubiertos todos los sábados en los dos horarios: 16 y 18. ¿El Auditorio es mejor acústicamente?

Julio Viera y Jorge Rotter estuvieron alguna vez en el Auditorio y dijeron que nunca escucharon una obra en Buenos Aires mejor que en ese lugar. ¿Cuentan con pianos?

Tenemos dos pianos que son casi reliquia: dos Steinway media cola de principios de siglo. En el Auditorio hay un Bechstein cuarto de cola y se escucha muy bien. ¿Hay posibilidad de extender a otros días?

Hemos hecho encuentros corales los viernes, aunque es más difícil porque la Facultad está bullendo de actividad, está llena de alumnos y docentes y el público se desconcierta un poquito, pero en 2008 todos los viernes tuvimos a la Orquesta Sinfónica Nacional y fue un éxito; en otro momento Gerardo Gandini trajo a la Filarmónica los miércoles. Así se fue configurando el Salón de Actos como un ámbito dedicado a la música. Les damos a los músicos o al organismo el aditamento de la grabación en audio del mejor nivel posible, ya que no pagamos cachet; la mínima compensación es la grabación del concierto y el espacio en nuestra radio con una entrevista.

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¿Cómo es la presencia del ciclo en los medios?

Tenemos el programa “Concierto Derecho” los domingos a las 13 y a las 18. Las instituciones que se presentan tienen el espacio para hablar de lo que significó el concierto. Se emite por la FM 87.9, la radio de la UBA, que funciona en calle Arenales. Tuvimos el programa de televisión UBA TV por Canal (a), con el que estuvimos al aire hasta 2010. Con la Ley de Medios cambió la estrategia de la Universidad y se pensó en armar el Canal UBA. La tecnología está, pero todavía no se pudo concretar.

Tenemos además otro programa que se llama “Obras completas”, al término del programa anterior y hasta las 24, pasamos todos los conciertos, consensuando previamente con los directores. ¿Qué tipo de público tiene el salón de actos?

Es muy amplio. Muchos cuentan que habían dejado de venir y se sienten reconfortados de volver, recordando sus épocas de estudiantes. Este es un público de cierta edad, histórico, de 50 años para arriba, pero como recordamos con el maestro Javier Mas, siempre se renuevan en esa etapa, con lo cual no son siempre los mismos, si no, ya no deberíamos tener más público.

Luis Ovsejevich tiene la teoría de que hay una franja de la vida, cuando una persona arma una familia y debe dedicarse al trabajo, que la aleja de la posibilidad de ser público constante de ópera o conciertos. Puede haber gente muy joven que retorna después de los 60, cuando tiene su vida ya hecha.

Lo comparto, es así. Hay una necesidad de reencontrarse con lo que se vivió en la juventud a partir de cierta etapa de la vida y esto lo vemos claramente en nuestro público. ¿Cómo son los criterios de programación?

Nuestra manera de programar está dividida, por un lado, entre las orquestas institucionales y, por el otro, con instituciones como la Universidad de Lanús, la Universidad Nacional del Arte, la Universidad del Salvador, etcétera. Se da así un intercambio de orquestas universitarias y esto suma a un público que está en otro momento de su vida, estudiantil, que nos da ese plus del ámbito universitario. Ahora hay una demanda permanente, y ya tenemos el Encuentro Internacional de Orquestas Juveniles que preside Andrea Merenzon, hay un fin de semana por año dedicado a eso; también tenemos el Festival de Percusión con Marina Calzado Linaje, agrupaciones de la Ciudad como el Conservatorio Astor Piazzolla, el Manuel de Falla, junto al Julián Aguirre de Banfield, el Juan José Castro de La Lucila, el Gilardo Gilardi de La Plata… ¿Hay lugar para la música popular?

Menos, pero las orquestas van incluyendo ese tipo de música en arreglos adecuados, van levantando las barreras, que son cada vez más difusas, entre lo académico y lo popular, comenzando por Piazzolla; se hace de una manera sutil, pero lo cierto es que este repertorio se va colando cada vez más en la música sinfónica y de cámara.

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¿Qué hitos podría recordar de sus 20 años de gestión?

Recuerdo los cursos con Alberto Lysy, con concierto final, las presentaciones de la Fundación Encuentros, muy interesantes, interactuando con chicos de la Universidad de Tres de Febrero, con Alejandro Iglesias Rossi, con instrumentos originarios y tradicionales y música electrónica; fue un acontecimiento muy peculiar. A otras experiencias las recuerdo por la calidad, como la Sinfónica Nacional e infinidad de solistas, no podría nombrar a algunos sin ser injustos con otros. Hemos tenido también elencos internacionales de orquestas juveniles, de Jujuy, de Chile, de Bolivia; hay que ver lo que significa para ellos participar y para nosotros apreciarlos, culturalmente es un hecho altamente significativo. En este espectro la gente no sabe con qué se va a encontrar, porque no lo conoce, y no llegaría a conocerlo si no vinieran a presentarse aquí. Muchas decisiones de programación están relacionadas con esto y si bien nos abrimos a las críticas, estamos convencidos de que es el recorrido que queremos hacer.

Como organizador de conciertos ¿qué considera que son puntos fuertes y débiles del Salón?

Del lado positivo, advierto el asombro de la gente que viene por primera vez a estar en un ámbito tan imponente, que predispone muy bien al espectador. Del otro lado, tenemos dificultades desde el punto de vista acústico, por rebotes y resonancias indeseadas que complican en primer lugar a los músicos. Las instituciones nuevas tienen que probar la sala, que tiene un techo muy alto y una bandeja de frente que no ayuda en lo acústico. Además el escenario es muy largo, para orquestas grandes es difícil acomodarse. Ahora conseguimos felizmente una ampliación del escenario cuando la propuesta es sinfónico-coral, a través de módulos chicos que permiten también levantar el coro y plataformas que permiten ampliar el escenario; esto se lo debemos al apoyo de una institución que las donó. ¿Se mantiene siempre la gratuidad de los conciertos?

El ciclo es de entrada libre y gratuita; sólo invitamos al público a que colabore con alimentos no perecederos para los hogares MAMA de la zona noroeste, los cuales reciben a chicos de juzgados de la Provincia de Buenos Aires. En un momento, Red Solidaria pidió colaboraciones especiales, también derivamos alimentos para ellos. ¿Cuáles son los planes para el futuro?

Un punto importante es que las autoridades de la Facultad, y en particular el doctor Oscar Zoppi en la Secretaría de Extensión, apoyan todo lo que queremos hacer. Actualmente estamos ampliando la oferta musical a los días viernes a las 19. Queremos que haya un perfil más mixto, más popular, que los coros empiecen a tener más presencia. Ahora los coros vienen a nuestros conciertos integrados a lo sinfónico, pero para que se presenten solos no tenemos tanto espacio para ellos, por la demanda de la gente de los días sábados que es más de música instrumental. Queremos recuperar la posibilidad de filmar y trabajar sobre la incorporación de música que no está en el ámbito académico, pero que tiene un nivel de calidad. Muchos músicos hacen una música popular de calidad camarística, ese espacio debería ser explorado los días viernes. En fin, las proyecciones de este ciclo son muchísimas y queremos aprovecharlas todas.

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La Camerata Bariloche, liderada por Freddy Varela Montero, aportó la cuota musical a la ceremonia de reinauguración del Salón de Actos de la Facultad, el 9 de abril de 2019, ante un público calificado y entusiasta.

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Acto de reinauguración

El martes 9 de abril de 2019 a las 19 tuvo lugar la ceremonia de reinauguración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA, restaurado a través de la Fundación Konex.

Fue un acto altamente emotivo en el que se dieron cita las más altas autoridades de la Universidad y la Facultad: el Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alberto Edgardo Barbieri; el Decano de la Facultad de Derecho de la UBA, Dr. Alberto J. Bueres; el Presidente de la Fundación Konex, Dr. Luis Ovsejevich, y el Coordinador General del proyecto, Dr. Federico Carenzo, quienes a su turno pronunciaron palabras de beneplácito por el propósito alcanzado.

También estuvieron presentes las restantes autoridades de la Facultad, encabezadas por el Dr. Marcelo Gebhardt, Vicedecano de la casa y Coordinador del proyecto por parte de la Facultad; consejeros, secretarios, directores, coordinadores, docentes, no docentes, benefactores, personalidades de la cultura, el periodismo y el mundo académico, así como público en general.

Entre las personalidades que concurrieron se destacó Magdalena Ruiz Guiñazú (Premio Konex de Brillante 2007), una de las motivadoras del proyecto que advirtió tempranamente, con motivo de una entrega de los Premios Konex, el deterioro creciente que estaba afectando al Salón y la incomodidad e inseguridad a la que se veían expuestos los asistentes.

Además estuvieron presentes Sergio Urrejola Monckeberg, Embajador de Chile; Peter Camino Cannock, Embajador del Perú; Lim Ki Mo, Embajador de Corea del Sur; el Dr. Pedro Villagra Delgado, Sherpa del G20; la Lic. María Sáenz Quesada, Vicepresidente de la Fundación Konex; el Dr. Ernesto Orlando, Secretario General de la Fundación Konex; los Dres. Ubaldo Aguirre y Elías Hurtado Hoyo, Presidentes del Rotary Club de Buenos Aires para el período 2018-2019 y RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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2019-2020 respectivamente, en el año del Centenario de la institución; el Dr. Gabriel Astarloa, Procurador General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; el Dr. Ricardo Gil Lavedra, ex Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación; el Sr. Marcos Galperin, fundador y CEO de Mercado Libre; el Dr. Martín Cabrales, CEO de Café Cabrales; el Dr. Enrique Braun Estrugamou, Protesorero de la Fundación Konex; la Sra. María Taquini de Blaquier, Presidente de la Fundación Teatro Colón; el maestro Guillermo Scarabino y señora, ex directivos del Teatro Colón; Marta Oyhanarte, ex Presidente de Poder Ciudadano; Norma Duek, Galerista; los arquitectos supervisores de la restauración Sonia Terreno y Eduardo Scagliotti y Hugo Lañin, Presidente de la empresa restauradora Lañin Artesanos Muebleros, entre otras importantes personalidades del mundo de las instituciones, la cultura y la empresa.

Luego de pronunciados los discursos, el Salón de Actos volvió a vibrar con los sonidos de la mejor música, haciendo honor a su tradición histórica.

La Camerata Bariloche, agrupación actualmente liderada por el maestro Freddy Varela Montero, que acaba de cumplir 50 años de trayectoria ininterrumpida, fue la encargada de interpretar un intenso y gratificante programa musical a iniciativa de la Fundación Konex.

Así, dejaron oírse obras de Wolfgang Amadeus Mozart, Antonio Vivaldi -con Andrés Spiller, el miembro más antiguo de la agrupación, en calidad de solista en oboe-, dos piezas virtuosas de Fritz Kreisler y Pablo Sarasate, abordadas por los violinistas Freddy Varela Montero y Pablo Sangiorgio, respectivamente, y un final con tres especialidades del ensamble: Decarísimo, Adiós Nonino y Fuga y misterio de Astor Piazzolla, que arrancaron un prolongado aplauso.

Mientras se desarrolló el acto, el público pudo ya disfrutar de los beneficios de la nueva tecnología incorporada al Salón de Actos con motivo de esta restauración: dos pantallas Led de última generación instaladas a los costados del escenario permitieron seguir los rostros y las imágenes esenciales en primer plano, algo que las enormes dimensiones del ámbito no permitían hasta ese momento seguir con ese nivel de cercanía y detalle.

Por otra parte, como se da cuenta en las páginas precedentes, las innovaciones tecnológicas no sólo se limitan a las pantallas: el público pudo advertirlas en la nueva iluminación del Salón, como la que surge de la cenefa del fondo de escenario; las mejores acústicas por los nuevos materiales incorporados; la puesta al día a nivel de seguridad, por la cual la comodidad del espectador para entrar y salir de su lugar en la butaca fue ampliamente facilitada. Demás está decir que, para aquellos que pasaron por experiencias anteriores en este Salón durante la última década, el cambio más evidente gira en torno del confort de las butacas, con sus tapizados de carácter ignífugo e interiores totalmente renovados con materiales de última generación.

Con esta restauración total de los asientos, las extensas juras, actos académicos, cierres de congreso y conciertos podrán ser disfrutados en toda su amplitud por espectadores de todas las edades y condiciones, un aspecto que tres meses atrás era virtualmente inimaginable.

Al término de la ceremonia, ya en el hall de los Pasos Perdidos, los numerosos concurrentes comentaron con profunda satisfacción y asombro la mejora incorporada a un ámbito que parecía detenido en el tiempo. Al mismo tiempo, pudieron observar ya instaladas sobre las puertas de acceso al Salón, las placas de acrílico con los nombres de los benefactores, quienes 110

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Souvenir entregado a benefactores y a personalidades vinculadas a la Facultad de Derecho.

Contiene una réplica de las rosetas decorativas de las butacas del Salón de Actos.

se llevaron como souvenir una réplica de las rosetas doradas que adornan las butacas y que fueron objeto de una minuciosa restauración.

Finalmente, es dable señalar que a partir de este 9 de abril, la Facultad libró nuevamente el Salón a su uso habitual, dando inicio ya a partir del fin de semana siguiente a su ciclo de conciertos y días después a sus multitudinarias ceremonias de graduación, cumpliéndose el objetivo de máxima planteado por la Fundación Konex cuando decidió emprender esta aventura de profunda significación para la Universidad y la sociedad toda.

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Camerata Bariloche Creada en 1967 por iniciativa del Camping Musical Bariloche, la Fundación Bariloche y la Academia Interamericana de Música de Cámara, la Camerata Bariloche es la primera orquesta de cámara argentina en alcanzar reconocimiento internacional. Su primer director fue Alberto Lysy, a quien sucedieron Rubén González, Elías Khayat, Fernando Hasaj y actualmente, Freddy Varela Montero.

Realizó más de 1500 actuaciones en las salas más importantes de América, Europa y Oriente: el Teatro Colón, el Kennedy Center de Washington, el Carnegie Hall de Nueva York, las salas Gaveau y Pleyel de París, la Beethovenhalle de Bonn, la sala Chaikovski de Moscú, el Musikverein de Viena, la Herkules Saal de Munich, el Palacio Wallenstein de Praga, el Palau de la Música de Barcelona, el Auditorio Nacional de Madrid, el Olimpia de Atenas, el Auditorium de la Academia Musical de Osaka, Japón y el Bangkok Music Group Auditorium, Tailandia, entre otros ámbitos.

Sus giras internacionales suelen comenzar y terminar en la Argentina, habiendo recorrido íntegramente nuestro país, llevando la música a los rincones más alejados de su extensión. Con el regreso de la democracia, la Camerata generó algunos de los conciertos de música clásica más masivos de la historia, entre ellos, en 1985, su presentación en el Parque Centenario y en 1987, en el Hipódromo de Palermo.

Entre los solistas extranjeros que la acompañaron puede mencionarse a Yehudi Menuhin, Mstislav Rostropovich, Jean-Pierre Rampal, Jean Ives Thibaudet, Ivry Gitlis, Cho-Liang Lin, Sándor Végh, Shlomo Mintz, Janos Starker, Maxim Vengerov, Frederica von Stade, Karl Richter, Katherine Ciesinsky, Antonio Janigro y Vadin Repin, entre otros. También compartió escenario con grandes solistas argentinos de diversas vertientes, como Martha Argerich, Astor Piazzolla, Ernesto Bitetti, Ana y Nicolás Chumachenco, Ljerko Spiller, Gerardo Gandini, Manuel Rego, Eduardo Falú y Jaime Torres.

La Camerata Bariloche ha recibido una infinidad de distinciones, entre las que se destaca el emblemático Premio Konex de Platino al mejor conjunto de cámara en la historia de la música en la Argentina en 1989 y nuevamente fue premiada en 1999 y 2009.

Desde 1977 integra el Centro de Música de Cámara y prevé continuar, paralelamente a sus conciertos y grabaciones, su tradicional actividad de enseñanza y divulgación musical.

Seminarios, festivales y conciertos didácticos son testimonios de esa fecunda labor académica en constante expansión.

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CAMER ATA BARILOCHE Premio Konex de Platino 2009 y 1989 - Premio Konex 1999

progr ama Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) Divertimento en Re mayor, K. 136 Allegro - Andante - Presto Antonio Vivaldi (1678-1741) Concierto para oboe, cuerdas y continuo en La menor, RV 461 Allegro non molto - Larghetto - Allegro Solista: Andrés Spiller, oboe Fritz Kreisler (1875-1962) Preludio y Allegro en el estilo de Pugnani para violín y orquesta de cuerdas Solista: Freddy Varela Montero, violín Pablo Sarasate (1844-1908) Romanza andaluza Solista: Pablo Sangiorgio, violín Astor Piazzolla (1921-1992) Decarísimo - Adiós Nonino - Fuga y misterio

INTEGR ANTES DE LA CAMER ATA BARILOCHE Freddy Varela Montero Freddy Varela Montero (concertino), Elías Gurevich (concertino adjunto), Demir Lulja, David Bellisomi, Martín Fava Segundos violines: Grace Medina (solista), Pablo Sangiorgio, Serdar Geldymuradov, Tatiana Glava Violas Marcela Magin (solista), Gabriel Falconi, Javier Portero Violonchelos Stanimir Todorov (solista), Gloria Pankaeva, André Mouroux Contrabajo Oscar Carnero (solista) Oboe Andrés Spiller (solista) Director musical: Primeros violines:

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Pedro Villagra Delgado y Gustavo Alberto Weiss

Ubaldo Aguirre, Raquel y Gabriel Astarloa

Jorge Grinpelc, Elías Hurtado Hoyo, José Luis Puricelli, Eduardo Cartasso Naveyra y Juan Llamazares

Silvia Nonna, Marcelo Haissiner y Ricardo Gil Lavedra 114

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Martín Cabrales

Ezequiel Cassagne, Francisco Castex y Sebastián Martínez Parada

Guillermo Combal

Marta Oyhanarte, Magdalena Ruiz Guiñazú, Luis Ovsejevich, María Taquini de Blaquier y Pedro Villagra Delgado

Carlos Mas Velez

Martín y Carolina Arana

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Lucas y Marcelo Argüelles

Sonia Terreno, Eduardo Scagliotti y Nora Papa

Federico y Carolina Carenzo, Luis Ovsejevich, Raquel y Ernesto Orlando

Norma Duek

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Eduardo Chehtman

Alberto Edgardo Barbieri

Luis Ovsejevich, Marcos Galperin y Federico Carenzo

Jose Tobías, Leandro Vergara, Alejandro Borda y Marcelo Gebhardt

Sergio Urrejola Monckeberg

José Puccinelli y Santiago Montezanti

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Alberto Bueres, Marcelo Gebhardt y Marcelo Haissiner

Luis, Silvana y Andy Ovsejevich

Hugo Lañin y su señora

Ignacio Sztutwojner

Oscar Cecchi

Juan Pablo Pérez Millán Barrenechea y Federico Carenzo

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Ernesto Orlando y Saúl Rotsztain

Carolina Iglesias, Gustavo Castro y Bárbara Konner

Federico Carenzo, Ernesto Orlando, María Sáenz Quesada, Magdalena Ruiz Guiñazú, Luis Ovsejevich, Alberto J. Bueres, Alberto Edgardo Barbieri, Marcelo Gebhardt y Carlos Balbín

Javier De Luca y Luis María Bunge

Lim Ki Mo, Sergio Urrejola Monckeberg y Ubaldo Aguirre RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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Luis Ovsejevich y Federico Carenzo son reconocidos por las autoridades de la Facultad por la labor realizada.

De izquierda a derecha: Federico Carenzo, Alberto Edgardo Barbieri, Luis Ovsejevich y Alberto J. Bueres.

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Discursos

Dr. Alberto J. Bueres Decano de la Facultad de Derecho Dr. Federico Carenzo Coordinador General del proyecto por la Fundación Konex Dr. Luis Ovsejevich Presidente de la Fundación Konex Dr. Alberto Edgardo Barbieri Rector de la Universidad de Buenos Aires

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Palabras del Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alberto J. Bueres Buenas tardes a todos. En mi carácter de Decano de esta Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires me complazco en dar la bienvenida al público presente en este momento de reinauguración del Salón de Actos de la referida Facultad.

Ante todo, un especial saludo al Rector de la Universidad, profesor Alberto Edgardo Barbieri, al Presidente de la Fundación Konex doctor Luis Ovsejevich, a los decanos de distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires, a las autoridades de esta Facultad y a todos sus profesores, estudiantes y personal no docente presentes aquí para compartir esta importante ceremonia.

No puedo soslayar en este brevísimo excursus que esta restauración se concreta con ocasión de que nuestra querida Facultad cumplirá en septiembre 70 años desde su inauguración en 1949. Bajo otra luz, constituye para mí una gran alegría el poder compartir con ustedes la reinauguración de este imponente salón que ha sido ámbito y privilegiado testigo a lo largo de su historia de innumerables congresos, conferencias, actos académicos en general, ceremonias de jura de graduados de las carreras que aquí se cursan, graduados entre los que destacan presidentes de la Nación, abogados de nota, profesores, investigadores, parlamentarios, magistrados de diversas jurisdicciones y fueros de todo el país, etcétera.

También en este espacio se hizo el primer debate presidencial en la historia de nuestro país y probablemente se realizará el próximo, según lo han insinuado autoridades importantes del ámbito judicial.

Por lo demás, en el comienzo de mi gestión 2018 se ha pensado en desplegar un conjunto de actividades para llevar adelante reformas edilicias que, de forma paulatina, importen unas mejoras en los espacios comunes de la Facultad. Al efecto, en breve serán inauguradas nuevas aulas para los estudiantes de posgrado, también se han comenzado a refaccionar por etapas los tradicionales sillones de la sala de profesores, tarea que aspiramos quede concluida hacia mitad del año en curso. Amén de ello, se hizo un relevamiento de las necesidades que reclaman los salones Auditorio y el Aula Magna, con el propósito de modernizarlos y acondicionarlos.

Por lo que respecta al Salón de Actos, y sobre las tareas ya realizadas con la mejor calidad que en cada caso ha sido posible, es preciso hacer conocer que esta Facultad vino haciendo de modo periódico tareas de acondicionamiento y de cuidado del mobiliario original. Pero 124

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el transcurso de los años justificó el presente esfuerzo integral y completo que coloca al Salón en el elevado nivel con el que fue concebido hace 70 años. En este contexto, surgió la idea de emprender una restauración total del Salón de Actos en conjunto con la Fundación Konex, representada por el doctor Ovsejevich, con la cual se suscribió un acuerdo que culmina hoy con la inauguración de esta nueva versión arquitectónica del susodicho Salón, que ha recuperado el esplendor que siempre supo caracterizarlo. Sin lugar a dudas, la ocasión merece un emblemático agasajo a los que colaboraron para que esta obra sea posible, a cuyo efecto se ha decidido hacer un concierto musical -que descuento será excelente- por medio de la Camerata Bariloche, que nos deleitará dentro de pocos minutos.

Es imprescindible señalar y hacer hincapié en que esta restauración y las mejoras realizadas fueron posibles gracias a generosos aportes que realizaron diversas organizaciones de la sociedad civil, instituciones, estudios jurídicos y abogados egresados de la Facultad. Al margen, deseo poner énfasis en el compromiso de ellos con la educación pública y el agradecimiento que evidenciaron a causa de la educación gratuita recibida al correr de los años en que fueron estudiantes. Asimismo, quiero expresar mi especial agradecimiento y gratitud a la Fundación Konex, al doctor Luis Ovsejevich y al doctor Federico Carenzo, quienes con una capacidad y eficacia dignas del mayor encomio se han ocupado de gestionar las aportaciones de los benefactores y de efectuar la concreción material de esta magnífica obra que todos pueden apreciar.

Una vez más, en nombre de la Facultad de Derecho y en el mío propio, agradezco a todos su presencia y participación en este acto que, para la comunidad académica en su totalidad, y estimo que para todas las personas interesadas, ha de ser inolvidable.

Muchas gracias.

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Palabras del Coordinador General del Proyecto por la Fundación Konex, Dr. Federico Carenzo ¡Muy buenas noches! ¡Y finalmente llegó este día tan esperado!

Me siento muy honrado de tener la oportunidad de decir hoy unas palabras.

Como se dijo, mi nombre es Federico Carenzo y el pasado 7 de noviembre de 2018 fui designado para Coordinador en forma general de las tareas de puesta en valor de este Salón de Actos.

Este proyecto nació de una magnífica idea de mi querido amigo el Dr. Luis Ovsejevich y yo he sido sólo un instrumento de su ejecución.

Como saben, hace 30 años egresé de esta casa de estudios, la misma que le dio quince Presidentes a la República y tuve el honor de recibir mi título de abogado en este lugar de privilegio. ¡Vaya la oportunidad que me regala la vida para poder celebrarlo y para devolver algo de todo lo recibido!

Acá ha sucedido algo mucho más importante que el hecho de haber restaurado este Salón en menos de 90 días y con 26 días de antelación al plazo comprometido. En el año del Centenario del Rotarismo en la Argentina hemos podido comprobar la plena vigencia de sus valores tales como la amistad en ocasión de servicio, el compromiso con la sociedad y la generosidad.

Sólo hemos necesitado como disparador una buena idea que nos inspire y que la misma se ejecute en forma oportuna, eficiente, clara y transparente.

En este proyecto todos somos uno. Si no me creen, los invito a que miremos a nuestro alrededor. Nos vamos a encontrar con todas personas distintas, que gracias a Dios pensamos diferente y que fruto del enriquecimiento que produce la diversidad hoy estamos todos aunados celebrando haber alcanzado un mismo objetivo común.

Imagínense lo que ha significado para mí haber tenido la oportunidad de aprender solidaridad y excelencia de la mano de la Fundación Konex.

Sólo tengo palabras de agradecimiento.

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A mi mujer, que me acompaña siempre en todo lo que hago.

A las autoridades de la Facultad de Derecho, hoy acompañadas por el señor Rector, que con su pensamiento moderno nos han permitido demostrar la importancia y los resultados de la interacción entre lo privado y la Universidad Pública.

A Luis Ovsejevich por todo lo que me enseñó, darme pertenencia y nunca soltarme la mano.

Al Ing. Ubaldo Aguirre y al Dr. Elías Hurtado Hoyo, aquí presentes en nombre de la Junta Directiva y de los miembros del Rotary Club de Buenos Aires, porque hace dos años me aceptaron como socio, y hoy acompañan este proyecto como una obra en concreto en el año de su Centenario y el del Rotarismo en la Argentina, dando así continuidad institucional al apoyar esta propuesta que tuvo inicio durante el mandato de Luis Ovsejevich.

A mis queridos colegas y amigos rotarios Ezequiel Cassagne y Francisco Castex que nos ayudaron a difundir la iniciativa entre los estudios benefactores.

Al Sr. Hugo Lañin y a su equipo de artesanos por la pasión que pusieron en su trabajo.

A la empresa Neocolor que se sumó como benefactor a este proyecto y de esa manera pudimos adquirir estas impresionantes pantallas LED con los limitados recursos que teníamos disponibles.

Al equipo de la Fundación Konex liderado por el Lic. Eugenio Giusto por haber estado en todos los detalles.

A mis socios del Estudio Leonhardt & Dietl que miraron para un costado mientras yo ponía toda mi energía en este proyecto.

Desde ya muchas gracias a la generosidad de los Sres. benefactores sin cuyos aportes nada de todo esto hubiera sido posible.

Para terminar.

Sr. Rector de la Universidad Nacional del Buenos Aires, Dr. Alberto Barbieri, Sres. Decano y Vicedecano de la Facultad de Derecho, Dres. Alberto J. Bueres y Marcelo Gebhardt, Sr. Presidente de la Fundación Konex, Dr. Luis Ovsejevich, Sres. Miembros de la Junta Directiva del Rotary Club de Buenos Aires en el Año de su Centenario, habiéndose ejecutado en término las obras comprometidas sin novedades que reportar, habiendo sido las mismas aprobadas por las autoridades de la Facultad y habiendo remitido a la firma de Auditoria BDO toda la documentación para que se audite la rendición de cuentas a los Sres. benefactores, quiero agregar sólo dos palabras: ¡Misión cumplida! ¡Buenas noches! ¡Muchas gracias!

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Palabras del Presidente de la Fundación Konex, Dr. Luis Ovsejevich Sr. Rector de la Universidad de Buenos Aires, Sr. Decano de la Facultad de Derecho, Sres. benefactores, colegas, señoras y señores.

Es un placer estar en estos momentos dirigiendo la palabra a ustedes para reinaugurar el Salón de Actos de la Facultad.

En esta casa me gradué en 1960 y durante 13 años ejercí la docencia.

En noviembre de 2017 durante la entrega de los Premios Konex sentado en la primera fila de este Salón junto con Magdalena Ruiz Guiñazú, Presidenta del Gran Jurado de ese año, debimos solicitar que nos pusiesen unas tablitas porque nos hundíamos en las butacas. Luego de la ceremonia contacté a la Dra. Mónica Pinto, entonces Decana, y le comenté que nuestra Fundación promovería la restauración de sus butacas. Le encantó la idea.

Comenzamos las conversaciones y a averiguar sobre posibles proveedores, pero ya no había tiempo para hacerlo en el receso de enero-febrero 2018.

Al entregar los Premios Konex 2018 volvimos a tocar el tema con el actual decano Dr. Alberto J. Bueres y firmamos un convenio en noviembre de 2018 para poder hacer la intervención durante los meses del verano 2019. Ya tenía antecedentes de proveedores de lo analizado a fines del 2017 y durante el transcurso del 2018.

Al hacerlo en 2019 lo sería en el marco del 70 aniversario de la inauguración de la sede Figueroa Alcorta y a la vez del 40 Aniversario de la primera entrega de los Premios Konex.

Las tareas dieron inicio el día 4 de enero de 2019 y durante enero y febrero se trabajó intensamente aprovechando el receso por vacaciones, para finalizar el primero de abril. Toda la intervención se realizó en menos de 90 días.

Para poder concretar la obra, se solicitó el aporte de empresas, estudios jurídicos, abogados en forma individual y particulares. Estos benefactores apoyaron el proyecto aportando dinero según cuatro categorías: “Platino”, “Oro”, “Plata” y “Bronce”.

El objetivo inicial de restaurar y retapizar las butacas no sólo fue alcanzado sino sobrecumplido.

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La intervención sobre las mismas fue hecha bajo un estándar de excelencia y con la mejor tela ignífuga del mercado. Como el valor recaudado superó las expectativas, se realizaron trabajos adicionales en beneficio del espacio: se instalaron dos pantallas LED, se cambió el alfombrado, se renovó el capitoné y los manijones de las puertas de acceso, se hicieron mejoras en el escenario, se añadieron banquetas y se mejoraron aspectos de la iluminación. Asimismo, se establecieron salidas de emergencias como medidas de seguridad preventivas, se generaron espacios para personas con movilidad reducida y nuevas escaleras.

Además está prevista la edición de un libro especial sobre la historia del Salón de Actos para reflejar los importantes eventos que aquí tuvieron lugar. Detallará el estado previo y posterior a su restauración y mencionará en forma destacada a los benefactores.

En este proyecto he tenido muchas satisfacciones y es por eso que quiero expresar mis agradecimientos a quienes me acompañaron en el mismo.

En primer lugar al Dr. Federico Carenzo, a quien designé Coordinador General del proyecto, por su involucramiento durante todo el proceso ya sea en la redacción del convenio con la Facultad y de los contratos con los proveedores, como conseguir aportes, controlar la evolución de los trabajos y relacionarse con las autoridades de la Facultad.

A la par de él, al Lic. Eugenio Giusto, Secretario Ejecutivo de la Fundación Konex, quien también en todo momento acompañó a la concreción del proyecto.

Sin el apoyo inestimable de ambos hubiese sido imposible llegar al objetivo. Por eso mi agradecimiento tan especial a ellos.

Además a todo el equipo de la Fundación Konex. La tarea administrativa fue compleja: controlar cada aporte, invertir el dinero, pagar a los proveedores y mucho más.

A los 93 benefactores porque con su apoyo posibilitaron hacer la restauración de las butacas y como dije muchos otros rubros. Destaco tres gestos espontáneos muy lindos entre los aportantes. El primero el de Leonardo Montanaro, abogado recién graduado quien todavía no ha recibido el título pero quería contribuir, dado que era su reconocimiento a la enseñanza gratuita que le brindó la Facultad. El segundo el de Fernando Gray, Intendente del Partido de Esteban Echeverría, que se contactó conmigo para decirme que había cursado la carrera de grado y posgrado en forma gratuita y que además, pocos días antes, había estado en la sala en una actuación de su hija con una orquesta y había visto el estado deplorable de las butacas, y que sabiendo que era la Fundación Konex la que estaba a cargo, realizó una importante contribución. El tercer gesto ya sobre el final, por una nota publicada en el diario La Nación online, el abogado Willie Yang, de nacionalidad china que vive actualmente en Shanghai, pero que estudió abogacía en esta Facultad, también efectuó un importante aporte.

Quiero asimismo agradecer a la arquitecta Sonia Terreno, quien fue la encargada de la restauración del Teatro Colón, y a su equipo que con su experiencia ayudaron a que esta intervención se hiciera con los mejores estándares de calidad.

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También agradezco a los distintos proveedores que accedieron a nuestros requerimientos para bajar sus precios y para que a la vez fuesen también benefactores del proyecto. Así logramos optimizar la utilización de los recursos que nos confiaron y que se tradujeron en más obras que hoy están a la vista.

Mi agradecimiento al Estudio de Auditoria BDO, que está validando todos los ingresos y pagos que se realizan. Aún restan ingresar aportes comprometidos y efectuar pagos de saldos a proveedores. Una vez finalizado todo el proceso, estimamos en los próximos 30 días, cada benefactor recibirá una memoria descriptiva del proyecto y una liquidación certificada por BDO. Otro agradecimiento especial para el periodismo que ha ido acompañando todo este proceso y de esa manera el gran público ha podido conocer esto que hoy reinauguramos.

Como señalé, en menos de 90 días hemos realizado la obra. Quedan cosas por hacer, pero que ya escapan a nuestras posibilidades. Se requiere arreglar las filtraciones de agua para luego proceder a la pintura y a cambiar las cortinas. No obstante ya la tela para el cortinado fue adquirida y la tiene en depósito la Facultad.

Quiero realizar una observación final. La satisfacción de ver la obra cumplida y la presencia de todos ustedes en este escenario renovado y espléndido obligan a olvidar incomprensiones y trabas motivadas por intereses y personalismos ajenos al proyecto que finalmente resultan irrelevantes frente a esta realidad. Permítanme decirles que nuestra trayectoria como Fundación a través de 40 años al servicio de la comunidad es el mejor aval de nuestras inspiraciones, iniciativas y objetivos y que nos sentimos orgullosos de que este proyecto integre ese camino.

Por eso para finalizar deseo recordar las palabras de un famoso proverbio ruso: “Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos”.

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Palabras del Rector de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alberto Edgardo Barbieri Buenas tardes, buenas noches a todos.

Sr. Decano de la Facultad de Derecho, Alberto Bueres; Sr. Vicedecano, Marcelo Gebhardt; Sr. Presidente de la Fundación Konex, Luis Ovsejevich, señores miembros de la Comisión Directiva del Rotary Club de Buenos Aires, señores benefactores, queridos docentes, alumnos, no docentes, graduados, señoras y señores: Como Rector de la Universidad de Buenos Aires realmente es un momento muy especial para todos nosotros, porque esta puesta en valor, esta rehabilitación físico-funcional que se hace de este hermoso Salón de Actos de nuestra querida Facultad de Derecho es realmente un momento muy particular para todos los que queremos a la UBA. Yo, sin ser graduado de Derecho, soy graduado de Ciencias Económicas, pero también recibí mi diploma acá en este salón, porque en Ciencias Económicas en ese momento no teníamos Salón de Actos; hoy lo tenemos, pero realmente éste es un emblema de toda la universidad pública y de toda la Universidad de Buenos Aires.

Esta cooperación público-privada es algo que nosotros, los argentinos, creo que tenemos que apuntalar y ayudar a que siga existiendo. Por eso, felicito a las autoridades por llevar adelante esto, porque a veces algunas ideologías propias, incluso de nuestra universidad pública, ven en estas cuestiones cosas que no corresponden y, la verdad, el hecho de que nuestros graduados le devuelvan, de alguna manera, algo de lo que han recibido a lo largo de sus años de formación a su Universidad, es algo que nos llena de orgullo y es moneda corriente en casi todos los países del mundo.

Me parece que esto es un camino que tenemos que ahondar, que tenemos que seguir trabajando, no sólo en nuestra Facultad de Derecho sino en toda las facultades de la Universidad de Buenos Aires y, como Rector, ahora que se dieron cuenta de que se puede hacer, los invito a que sigan colaborando con la Facultad de Derecho en todas las cosas que le falta porque, el estado del Salón no es una casualidad, es también un tema que los argentinos debemos pensar: cómo invertimos a lo largo de todos estos años en educación. No es que el Salón llegó a estar como estaba porque las autoridades que pasaron a lo largo de estos años no lo quisieron arreglar, sino porque las prioridades con las que hay que manejar un presupuesto realmente exiguo hace que a veces las cuestiones físicas queden para lo último y se tenga que usar el presupuesto para lo que tiene que ser la prioridad, que es la calidad RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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de la educación y la investigación. Pero no se puede dar calidad de educación e investigación si no tenemos una estructura acorde. En ese sentido, felicito la iniciativa tanto de las actuales y las anteriores autoridades de la Facultad de Derecho, al graduado Luis Ovsejevich y al ex docente Luis Ovsejevich, que sé que cada vez que encara algo, lo encara con todo el ímpetu y el esfuerzo, a todos los que han colaborado, agradecerles de todo corazón de parte de la Universidad de Buenos Aires. Y sobre todo los casos que mencionaba Luis, el que más me llega es aquel del que todavía no ha recibido su diploma y ya colaboró, me parece que va a ser una alegría para él recibirlo en este Salón restaurado; pero a todos, a todos los que figuran en ese listado, y a los que no figuran y pueden seguir figurando en todas la necesidades que nosotros tenemos en esta universidad.

También quiero decirles que, tratando de acompañar este gran esfuerzo que ustedes han realizado, hoy hemos logrado desde el Consejo Superior y ya he firmado la resolución para arreglar los techos, así que, Luis: vamos a arreglar los techos y ahora hay que poner las cortinas, tal cual me prometiste. Los fondos vendrán a la Facultad de Derecho, harán la obra lo más rápido posible y así seguiremos manteniendo este emblemático Salón por donde han pasado tantas personalidades académicas, políticas, culturales, de la historia de nuestro país, donde fue el primer debate presidencial y donde ahora con mucha más fuerza, como miembro de la Comisión Asesora de la Cámara Electoral, ya propuse a la Facultad de Derecho este Salón para que sea el próximo debate presidencial. Y ahora puedo decir: “encima lo tenemos restaurado”. Qué mejor que hacer el próximo debate presidencial, que no dudo que será en este emblemático Salón de nuestra Universidad pública, que es un emblema y un orgullo de todos los argentinos. A todos, muchísimas gracias por este trabajo y a seguir trabajando por la Universidad pública.

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RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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FACULTAD DE DERECHO UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES EN EL 70° ANIVERSARIO DE LA SEDE FIGUEROA ALCORTA (1949-2019)

SALÓN DE ACTOS

RESTAURACIÓN REALIZADA POR

FUNDACIÓN KONEX

EN EL 40° ANIVERSARIO DE LA ENTREGA DE LOS PREMIOS KONEX (1980-2019) 9 DE ABRIL DE 2019

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RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

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Benefactores

Platino

U$S 10.000 o más

Oro

U$S 5.000

Plata

U$S 3.000

Bronce

U$S 1.000

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SALÓN DE ACTOS/RESTAURACIÓN REALIZADA POR FUNDACIÓN KONEX Presidente LUIS OVSEJEVICH Coordinador del Proyecto FEDERICO CARENZO

BENEFACTORES DE PLATINO TOYOTA ROTARY CLUB DE BUENOS AIRES (1919-2019) ESTUDIO BECCAR VARELA ARCOR PAN AMERICAN ENERGY THOMSON REUTERS - LA LEY

BENEFACTORES DE ORO FUNDACIÓN KONEX ESTUDIO LEONHARDT & DIETL BANCO HIPOTECARIO S.A. ESTUDIO IRIBARREN CASTEX & PAULS ESTUDIO COMBAL, RECUPEROS Y MANDATOS CASSAGNE ABOGADOS MARTÍNEZ - PARADA ABOGADOS FERNANDO GRAY ESTUDIO ALLENDE & BREA ESTUDIO MARVAL, O’FARRELL & MAIRAL PUENTE HNOS. ESTUDIO BAKER McKENZIE JUAN RAMÓN AGUIRRE LANARI (In Memoriam) ESTUDIO McEWAN - ROBERTS - DOMINGUEZ - CARASSAI INFOBAE MARCOS GALPERIN NEOCOLOR ESTUDIO M. & M. BOMCHIL SIDUS ATLANTIS FLOORING BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES WILLIE YANG SANTANDER RÍO 138

RESTAURACIÓN DEL SALÓN DE ACTOS - FACULTAD DE DERECHO - UBA

SALÓN DE ACTOS/RESTAURACIÓN BENEFACTORES DE PLATA JULIÁN SUBÍAS AGUIRRE SARAVIA & GEBHARDT ABOGADOS ESTUDIO RODRÍGUEZ MANCINI & ARIAS EDUARDO CARTASSO NAVEYRA, LCM ABOGADOS ESTUDIO ZANG, BERGEL & VIÑES ESTUDIO GIL LAVEDRA ESTUDIO NICHOLSON & CANO BANCO CIUDAD ESTUDIO O’FARRELL CAFÉ CABRALES MARCELO ERIC GEBHARDT (In Memoriam)

BENEFACTORES DE BRONCE GRUPO DONMARIO (GDM) ESTUDIO FONTÁN BALESTRA & ASOCIADOS JORGE GRINPELC JORGE BARBAGELATA IGNACIO SZTUTWOJNER ELÍAS HURTADO HOYO LEONARDO MONTANARO ERNESTO ORLANDO GONZALO MANGLANO JAVIER LORENTE ANDRÉS MERCAU SAAVEDRA ALEJANDRA LEIRO SERGIO CRIVELLI MARÍA JOSÉ ETULAIN LISANDRO ALLENDE JUAN A. M. GARCÍA MORILLO (In Memoriam) JUAN A. R. GARCÍA MORILLO (In Memoriam) FERNANDO GARCÍA MORILLO (In Memoriam) PABLO GARCÍA MORILLO JOSÉ URTUBEY JOSÉ LUIS PURICELLI ENRIQUE LANGDON TOMÁS PECO BERNARDO VELAR DE IRIGOYEN (In Memoriam) RICARDO FLOMENBAUM ROXANA KAHALE ESCRIBANÍA MARTÍN ARANA

DIEGO CHAMI FRANCISCO CLUCELLAS ROSANA RODRÍGUEZ JORGE LUIS DI FIORI JORGE KIELMANOVICH JORGE DUSIL JORGE ROSALES HERNÁN JORGE ROSALES MARTÍN CABRALES MARÍA SOCORRO ZICCARELLI IRMA PIANO DE ALONSO HERMAN LEW MARIO L. DEVEALI (In Memoriam) JAVIER LOZADA LAÑIN AMOBLAMIENTOS GABRIELA ANTONELLI MICHUDIS MARCELO E. HAISSINER ELIZABETH Y GASTÓN O’DONNELL NUEVA COMUNICACIÓN HORACIO Y EZEQUIEL ROITMAN JAVIER CANOSA MARTÍNEZ URRUTIBEHETY ABOGADOS GABRIEL M. ASTARLOA DANIEL VARACALLI COSTAS ANDREA MERCEDES PÉREZ ELSA MARGARITA ALVAREZ RÚA

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Informe de rendición de cuentas final 10 de julio de 2019

Anexos a la rendición de cuentas final Certificación contable de BDO 5 de julio de 2019

Movimientos post informe de rendición 13 de agosto de 2019

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Informe de rendición de cuentas final

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Anexos a la rendición de cuentas final

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Certificación contable de BDO

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Movimientos post informe de rendición Con posterioridad al informe de rendición de cuentas del 10 de julio de 2019 se han producido los siguientes movimientos:

SALDO AL 10/07/19 Ingresos por rendimiento financiero hasta el 08/08/19, fecha en que se rescató todo el fondo.

SUBTOTAL EGRESOS POR RUBRO 1 Reparación de herrajes de las puertas de acceso 2 Impresión libro de la restauración Proveedor Imprenta Latingráfica. 1.200 ejemplares.

192 páginas. Total: 418.000. Anticipo. (El proveedor presupuestó 1.000 ejemplares a $ 442 por ejemplar.

Se contrató 1.200 ejemplares a $ 348,33 por ejemplar.).

PESOS 256.610,00 15.302,65 271.912,65

4.150,00

209.000,00

3 Video en vivo y streaming Proveedor Skato. Equipo Newtek Tricaster Mini, Superficie de control y Birddog Studio. (Se obtuvo del precio de lista un 20% de descuento).

Proveedor Skato. 2 Cámaras Sony HXR-MC88.

Proveedor Datasoft. Monitor TV Led Smart 32” Hitachi.

Proveedor Casella Trading. 3 trípodes para cámaras.

Proveedor Todo Micro. 2 Extensor Prolongador HDMI, 3 cables y 100 fichas.

Proveedor Tendex. Rollo de 300 mts. de cable.

Por retención de ganancias. Pagado en pesos.

4 Impuesto al débito TOTAL DE EGRESOS SALDO AL 13/08/19 FUTUROS EGRESOS 1 Saldo Imprenta Latingráfica.

2 Video en vivo y streaming. Switcher de red. Estimado.

DÓLARES 24.866,00

13.883,18 3.835,68 10.708,98 15.900,00 19.576,05 4.200,00 11.169,60 686,76

-226,87 43,73

275.391,39

17.535,72

-3.478,74

7.330,28

209.000,00 20.000,00

Para pagar los futuros egresos en pesos se utilizarán los dólares. Estimado 4.200 dólares.

Luego de abonados estos importes, el saldo de efectivo será utilizado de común acuerdo con las autoridades de la Facultad de Derecho.

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Nómina de benefactores

Platino Oro Plata Bronce

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FERNANDO GR AY

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JUAN R AMÓN AGUIRRE LANARI (In Memoriam)

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MARCOS GALPERIN

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WILLIE YANG

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MARCELO ERIC GEBHARDT (In Memoriam)

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GRUPO DONMARIO (GDM) ESTUDIO FONTÁN BALESTR A & ASOCIADOS JORGE GRINPELC JORGE BARBAGELATA IGNACIO SZTUTWOJNER ELÍAS HURTADO HOYO LEONARDO MONTANARO ERNESTO ORLANDO GONZALO MANGLANO

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JAVIER LORENTE ANDRÉS MERCAU SA AVEDR A ALEJANDR A LEIRO SERGIO CRIVELLI MARÍA JOSÉ ETULAIN JUAN A. M. GARCÍA MORILLO (In Memoriam) JUAN A. R. GARCÍA MORILLO (In Memoriam) FERNANDO GARCÍA MORILLO (In Memoriam) PABLO GARCÍA MORILLO

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LISANDRO ALLENDE JOSÉ URTUBEY JOSÉ LUIS PURICELLI ENRIQUE LANGDON TOMÁS PECO BERNARDO VELAR DE IRIGOYEN (In Memoriam) RICARDO FLOMENBAUM ROX ANA K AHALE ESCRIBANÍA MARTÍN AR ANA

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DIEGO CHAMI FR ANCISCO CLUCELLAS ROSANA RODRÍGUEZ JORGE LUIS DI FIORI JORGE KIELMANOVICH JORGE DUSIL JORGE ROSALES HERNÁN JORGE ROSALES MARTÍN CABR ALES

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MARÍA SOCORRO ZICCARELLI IRMA PIANO DE ALONSO HERMAN LEW MARIO L. DEVEALI (In Memoriam) JAVIER LOZADA LAÑIN AMOBLAMIENTOS GABRIELA ANTONELLI MICHUDIS MARCELO E. HAISSINER ELIZABETH Y GASTÓN O’DONNELL

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NUEVA COMUNICACIÓN HOR ACIO Y EZEQUIEL ROITMAN JAVIER CANOSA MARTÍNEZ URRUTIBEHETY ABOGADOS GABRIEL M. ASTARLOA DANIEL VAR ACALLI COSTAS ANDREA MERCEDES PÉREZ ELSA MARGARITA ALVAREZ RÚA

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Repercusión en los medios

Desde que tomó estado público que la Fundación Konex se haría cargo de la restauración del Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la UBA, los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia.

Una de las primeras repercusiones se dio a través de Infobae y la periodista Analía Argento, que a partir de sus primeras publicaciones digitales contribuyó a difundir la convocatoria lanzada para colaborar con la restauración. Posteriormente cubrió los avances de las obras y su finalización, publicando una interesante galería de fotos.

La Nación, Clarín y Perfil se ocuparon con amplitud del tema, recabando testimonios y mostrando con claridad desde un comienzo la filosofía que alentaba la iniciativa. También cubrieron el proceso, la revista Noticias y los diarios La Prensa, Ámbito Financiero y El Cronista.

La revista Argentime le dedicó una extensa nota. Además fue cubierto por otros medios gráficos, radiales y televisivos.

Es digno de destacar cómo en los medios digitales se le dio trascendencia a este proyecto de restauración.

Por ello la Fundación Konex agradece profundamente el acompañamiento de los medios de comunicación en este emprendimiento, toda vez que su generosa tarea de divulgación facilitó la búsqueda de benefactores, como así también permitió que la sociedad conociera el origen de este proyecto, su desarrollo y su concreción, reforzando la confianza depositada por aquellos que colaboraron desinteresadamente en la obra.

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Notas online

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Notas impresas

21 de marzo de 2019

10 de abril de 2019

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Notas online

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Notas impresas 24 de marzo de 2019

6 de abril de 2019

9 de abril de 2019

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Notas online

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Notas impresas Junio de 2019

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