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La historia de la cebra sin rayas

Renata Padilla, 9 años Escuela Normal Superior En el país de las cebras, en una distinguida familia, nació una hermosa bebé cebra. Todos hablaban de esa bebé porque había nacido con una característica muy especial: había nacido sin rayas. Siempre a su paso, todos la miraban extrañamente, siempre susurraban por su extraña forma. Ella se sentía excluida del resto del mundo. No tenía amigos, a pesar de sus maravillosos dones para interpretar la guitarra y para el canto, que había aprendido sola a través de tutoriales de internet.

También, dentro de su familia se sentía excluida, pues no le prestaban mucha atención. Así había pasado sus escasos dos años de vida. Un día, aburrida, comenzó a caminar sin parar, sin rumbo. En algún lugar sintió mucha sed, y tratando de encontrar una fuente de agua, se desmayó. Al despertar, estaba al lado de una cebra adulta, un poco extraña,

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pues parecía tener un reflejo alrededor de su cuerpo. Sin embargo, cuando estuvo repuesta, la cebra bebé le hizo caso cuando la anciana le indicó el camino por donde encontrar agua; al llegar al lugar e intentar alcanzar el agua, tropezó con un tronco y cayó sobre el charco. Con gran esfuerzo salió del charco y de inmediato vio que su cuerpo era diferente, el agua de aquel charco mágico la había pintado con rayas hermosas. Al comienzo se sintió extraña, pero entendió que ahora sí se parecía a las demás, así que se alegró. Decidió regresar y buscar a su familia y no alejarse de ellos. Al llegar a su casa, sus padres estaban desesperados porque no tenían noticias de su bebé. Al verla, la abrazaron fuertemente y le prometieron que nunca la abandonarían, de ahora en adelante la querrían y la atenderían sin importar su aspecto físico, con rayas o sin rayas. Al cabo de tiempo, las rayas fueron desapareciendo, pero su familia y también sus nuevos amigos cumplieron su promesa. Así, la cebra bebé creció, estudió, trabajó, se enamoró y se casó. Hizo una feliz familia con bebés cebras, unos con rayas y otros sin rayas, pero a todos los amaron por igual. (Este cuento se escribe de un ejercicio de escritura creativa que parte de una pregunta: ¿Por qué las cebras tienen rayas?)

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