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10/27/10
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JUEVES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
Si no lo entiendes ahora, no lo vas a entender después Jeremías 17,5–10; Lucas 16,19-31 Tengo que admitir que no encuentro ninguna relación clara entre las dos lecturas de este día, y no me gusta en especial la primera. (Ahí está, espero que esto les dé a algunos de ustedes permiso para que no les gusten ciertas lecturas de la Sagrada Escritura. Francamente, pienso que muchas de ellas son retrógradas y cerradas). Esta es demasiado dualista acerca de la diferencia entre confiar en los humanos y confiar en Dios. En su mayor parte, pienso que probablemente expresamos ambos tipos de confianza casi de la misma forma. Cómo haces algo es cómo haces todo. Pero veamos este Evangelio intrigante, el cual claramente pertenece al folclore hebreo que de alguna forma entró en el relato de Lucas y no en ningún otro. Tiene todas las características de los cuentos tradicionales: un hombre rico sin nombre y un hombre pobre con un nombre querido como Lázaro, con perros lamiendo sus llagas, en el “vientre de Abraham” como el cielo, y el “Hades” pagano como el infierno, y luego Abraham gritando respuestas a través de “un abismo inmenso que nadie puede cruzar.” 53