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Conclusiones
Luego, en otro párrafo: "los ojos no se le quebraron ni las niñas se apartaron del lugar donde estaban cuando vivía, y después, aunque los cerraron con fuerza, quedaron medio abiertos y como de persona que está elevada ... La boca le quedó graciosa, porque parecía que estaba riendo" (cap. XXV, p.113).
Los biógrafos de nuestro personaje concuerdan en que, a más del retrato hecho por Medoro de la sierva Rosa luego de su fallecimiento, se sacó copia del mismo para ser enviada a Roma junto con las declaraciones de los testigos sobre los milagros obrados por ella y las correspondientes peticiones de las comunidades y cabildo eclesiástico, a fin de dar inicio al proceso de beatificación y cano ización. Así, por ejemplo, el P. José Manuel Bermúdez en su Vida de la Gloriosa Virgen Dominicana Santa Rosa de Santa María, Lima, 1827, afirma: "El pintor romano Angelino Medoro fue el primero que la representó en el lienzo. De él se sacó la copia para remitirla a Roma, que existe en la sección
XVI...".
Isabel Flores de Oliva en el mundo, y Rosa de Santa María en los altares, nació en Lima el 20 de abril de 1586 y murió el 24 de agosto de 1617. Fue hija de Gaspar Flores, natural de San Germán, Puerto Rico, y de su esposa María de Oliva y Herrera, nacida en Lima. Es bautizada casi al mes de nacida en la parroquia de San Sebastián, el 15 de mayo. El año 1597 es confirmada por el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo, estando en Quive, provincia de Canta, donde su padre administraba una mina en el distrito de Arahuay. Recibe el hábito de terciaria dominica el 1 O de agosto de 1606, en el templo de Santo Domingo. En 1615 y en la capilla de Nuestra Señora del Rosario, en el templo dominico, celebró su desposorio místic.o cori Jesús. Fue beatificada por Clemente IX en el convento dominico de Santa Sabina, en Roma, el año 1668. Clemente X la declara Patrona de toda América, Filipinas e Indias Occidentales el 11 de agosto de 1670. Al año siguiente, el 12 de abril y en la Capilla Sixtina del Vaticano fue solemnemente canonizada y proclamada Santa por el Papa Clemente X.
Esta favorita de la naturaleza y de Dios, porque fue bella y santa, esta ejemplar y humilde discípula de Catalina, la de Siena, esta rosa que vivió no a la sombra de convento alguno sino en el bullicio de su ciudad natal hasta deshojarse lozana, y que "parece como excusarse de ser tan pura" al decir galano de Ventura García Calderón cuando alude a esa su desaprensi~.ª manera de compartir este valle de lágrimas, antójasenos ser en cierto modo no tenida en su real dimensión en su propia tierra, olvidándose que la historia y la fama del Perú no podrán separarse de ella como bien señala el citado escritor.
Es preciso, pues,exaltarla, no importa cuánto, en su doble condición de santa y de peruana, ya que si esta bienaventurada y angelical criatura es venerada en otras partes por sus heroicos rasgos de santidad, cuyo simple nombre por su eufonía era regalo a los oídos de Maurice,~arrés y cuya devoción hiciera que fuera declarada en tierra del Plata, en una especie de canonización civil, Patrona de la Independencia por los próceres del Congreso de Tucumán el año de



58. TRASLACION DE LOS RESTOS DE SANTA ROSA Teófilo Castillo. 1912. Oleo sobre lienzo, 80 x 130 cm. Museo de Arte, Lima
1816, constituye con más legitimidad que ninguna la más brillante y elevada figura americana de mujer de todos los tiempos: a medida que su culto florece se propaga más y más su imagen. Santa Rosa se ha convertido en tema habitual dentro de las obras de arte religioso!
Este ser que nace, vive y florece en el Perú no sólo es una santa virgen de la Iglesia Católica, no sólo es la figura mística más grande de América, para nosotros debe ser más que todo eso: el símbolo más univer.sal y viviente del Perú. Si Francia tiene a Juana, si Italia tiene a Catalina y España a Teresa, el Perú tiene a Rosa.
A ella le han rendido tributo de admiración reconocidas plumas ya no simplemente del país como Juan Espinoza Medrano el Lunarejo; José Santos Chocano y Luis Femán Cisneros, entre otros, sino extranjeras como Agustín Moreto, Luis de Tejeda, Conde de Ja Granja, J.A. Nau, José María Pemán, Enrique Larreta, Leopoldo Marechal y Alphonsus de Guimaraens; al igual que escultores, pintores y grabadores de renombre: Caffa, Murillo, Dolci, Medoro, Antolínez, Tiepolo, Baldi, Coello, Maratta, Vergara, Pozo, Merino, Laso y Beardseley, entre tantos más. Sin olvidar a grabadores tan notables com Barbe, Thiboust, Billy, Ametller, Clouwet, Marinari y Cabello.
En lo que a músicos se refiere, cabe recordar algunas obras del siglo XVII compuestas en su honor en México y escasamente conocidas: Salve Lima que adoras; el villancico a cuatro voces ton violines del maestro Gregorio Remacha: A la esclarecida Virgen, Patrona de las Indias, Santa Rosa de Santa María y dedicado por su autor a las alumnas del Colegio de Santa María de Valladolid (hoy Morelia); otro villancico a cuatro voces con violines por el maestro también mexicano José Gabino Leal, en 1767; y el igualmente villancico, a cuatro voces solamente, A Santa Rosa de Santa María. Recordando a los de Europa, viene a la memoria el discípulo de César Franck, el compositor francés Pierre de Bréville, autor de un bello Oratorio para solos, coro y orquesta titulado Santa Rosa de Lima; la Santa Rosa de Edmond Audran; la cantata Santa Rosa de Lima, para recitante, soprano, coro femenino y pequeña orquesta, música de José André y poema de Pedro Miguel Obligado, creada en París, 1931 y dirigida por A. Wolff; estrenada en Buenos Aires en el teatro Colón, en 1932, bajo la conducción de E. Halffter, el compositor Raoul de Vemeuil, quien estrenara el año 1938, en la sociedad musical "Le Triptique" de París, un lied de su obra religiosa Canta Rosa de Lima así, formada en total de tres lieds, para soprano, piano u órgano, y de un coro A Capella de cuatro voces mixtas.
A propósito de estos homenajes líricos es de recordar que en fecha tan temprana como 1679, es decir ocho años después de haber sido santificada, seiestrenó en N ápoles la ópera hagiográfica de Giuseppe Castaldo Vita di Santa Rosa, con lo cual Nápoles se convierte "en la primera ciudad del mundo en que se representara una ópera basada en episodios limeños" 42. En cuanto a nuestros compatriotas músicos, pensamos en la obra lírica Santa Rosa de Lima de Reinaldo La Rosa; Pablo Chávez Aguilar autor de una Misa en honor de Santa Rosa de Lima, a dos voces mixtas y órgano, op. 63, creada el año 1925. También este presbítero y maestro de capilla de la Basílica Metro-
politana de Lima compuso el año 1935 la música del Himno a Santa Rosa de Lima, con motivo de haber sido proclamada Patrona del Primer Congreso Eucarístico Nacional.
Igualmente, en el homenaje a la sin par limeña que fuera en el mundo Isabel Flores de Oliva se suma ahora el Banco de Crédito del Perú con la publicación de este libro, vigésimo segundo volumen de su extraordinaria colección Arte y Tesoros del Perú, precedido por la gran exposición realizada en setiembreoctubre del presente año "Santa Rosa de Lima y su tiempo".
NOTAS
1. Tres Siglos de Pintura Colonial Mexicana, México, 1929, p. 216. 2. Historia del Arte Hispanoamericano, 3 vols. Barcelona, 1945-1956 (tom. 11, 1950). 3. Pese al clarísimo deslinde nuestro, hecho en 1944, ocurre que se repiten esos argumentos, sin mencionar la fuente, en el impreso Santa Rosa en el Arte, Lima,
1967.
4. P. Fray Pedro de Loayza. O.P. Vida, muerte y milagros de Sor Rosa de Santa María (1619), Lima, 1985, cap. XIII, pp. 62-63. 5. Nos referimos a la rara estampa suelta, hecha e impresa en Madrid el año de 1668, en ocasión de la beatificación de Rosa, por el grabador real Pedro de Villafranca al cual acude para la figura de la virgen limeña. Igualmente, a otro grabado utilizado por
Nicolás de Correa, esta vez para componer la figura de la Virgen con el Niño, aún más antiguo, por Francois Collignon. 6. En la antigua Pinacoteca Ortiz de Zevallos existió un cuadro de Francisco Antolínez
Ochoa (1644-1700), como también se designa a Antolínez de Saravia, sin especificarse el tema, según lo corrobora en su estudio de esa colección Emilio Gutiérrez de
Quintanilla Sobre Bellas Artes, Lima, 1920, p. 222. Igualmente en la Pinacoteca del coleccionista limeño Miguel Criado compuesta de 642 obras en total, hubo cuatro asignadas a Antolínez (sin especificar a cuál de ellos se refería ni a los asuntos abordados), signadas con los números 331, 382, 481 y 489, según se desprende del estudio de dicha colección hecho en 1903 por E.G. de Q. y reproducido en Sobre
Bellas Artes, Lima, 1920, p. 378. 7. Esta copia, anónima y antigua, fue reproducida en la tapa y a color en la revista Mundial, número 272, Lima, 28 de agosto de 1925; en Cultura Peruana, números 17-18, Lima, noviembre de 1944; y en Santa Rosa de Lima en el arte, por R. Vargas Ligarte, S.J.,
Lima, 1947, lámina 21. Según J. Bernales Ballesteros, ob. cit., p. 69: "En la Embajada
Argentina de la ciudad de Lima hay una copia antigua de esta pintura de la galería
Spada". Creemos se trata de un error, confundiéndola con la pintura española anónima procedente de la colección del marqués de Casa Dávila y de la cual nos ocupamos en otro aparte. 8. Va reproducida en el catálogo a cargo de Eckhard von Knorre de la Deutsche
Barockgalerie. Augsburg, 1970, lámina 60. Dicha pintura, grabada por Tobía Lobeck, inicialmente figuró como página de un calendario para el día 30 de abril en la obra de
Joseph Giulinis cuyo título traducido del alemán es: Alimento espiritual diario para un verdadero cristiano, Wien-Augsburg 1754-1755. Simultáoeamente apareció edición en latín. •• 9. Memorial de las Historias del Nuevo Mvndo Pirv[1630], Lima, 1957, p.206. 10. P. Fray Pedro de Loayza, O.P. ob. cit., cap. VIII, p.29. 11. Cayetano Bruno, S.D.B. Rosa de Santa María. Lima, Edit. Salesiana, 1992, p.83. 12. A su turno, de la Maza al deponer como testigo en el proceso y respondiendo a la sétima pregunta dice: "Y a uno de los padres espirituales que tubo la dicha Rosa de
Sancta María, le oyo decir este testigo tratando de sus cosas y mortificaciones que en la del sueño para poder orar quando la fatigava lo hazia atandose los pocos cavellos de la frente con que cubria y disimulava una corona de espinas (seguramente con púas) que se traya en la caveza de un clavo que tenia puesto en la pared de su recoxigiento estando algo pendiente y que con dificultad llegava al suelo y que desta manera vencia el sueño y seguia su oración" (A.AL.Tomo 1, fol.404v).
13. A.A.L. Tom. 1, fol. 404v. Preferimos por que "ansi lo refirio la dicha Rosa'' esta versión de Maza a la de Hansen por ser más directa. En la obra del fraile alemán se lee:" ... hizo la primera corona, que comenzó entonces a usar, que era de estaño vaciado. La rodeó de cordeles y mimbres; de suerte que parecía culebra enroscada, poniéndola clavos muy punzantes, a cierta 9istancia unos de otros por la parte de dentro" (Ed. Vergara, 1929, pp.83-85). 'b., "' 14. Id. id. 15. En la versión dada por Hansen no coincide el número de púas de esta segunda corona, señalándose "contaba noventa y nueve púas". Id. p.85. 16. P. Fray Pedro de Loayza, O.P. cap. VI, p.20. 4 17. Ripa, Cesare. Iconografía. Tomos I y 11. Madrid 1987. 18. En la Deutsche Barockgalerie de Augsburgo hemos visto una pequeña pintura, expresión del barroco alemán, original de Wolfgang Baumgartner, que según se dice representa a Santa Catalina de Siena en éxtasis ante la visión de Jesucristo. Allí aparece coronada G:l~ rosas, lo cual invita a la duda. 19. Kropp, Miriam. Cuzco Windowon Peru, N.Y., 1956, p.103. 20. Se la proclamó así en el Breve de su beatificación, al señalarse explícitamente que "su Misa se celebre de virgen no mártir". 21. A esta advocación o simplémente como la Virgen María, los artistas suelen representarla portando una rosa en la mano, tal es el caso de Bernardo Bitti con su Virgen de la rosa, lienzo existente en el convento limeño de Los Descalzos; La Virgen y el Niño en su zarzal (M. Schongauer), y coronada como en la espléndida obra de Dürer Fiesta del Rosario ya señalada. Allí la Virgen está a punto de recibir no una corona de rosas sino de oro y gemas mientras ella coloca corona de dichas flores al emperador y el Niño hace lo mismo con el pontífice. 22. Colección Documental de la Independencia del Perú. Tom.XXVII. Relaciones de Viajeros. Vol. 3º Lima, 1971, p. 141. 23. En el Breve de Clemente IX para la beatificación, dado en Roma en Santa Sabina, a 12 de febrero de 1668, se concede "que sus imágenes se adornen con rayos y resplandores". • 24. Joseph y Francisco de Mugaburu, Diario de Lima (1640-1694). 11, pp.128 y 134, Lima, 1935. 25. Ricardo Palma. Tradiciones Peruanas Completas. Aguilar S.A. Madrid, 1968, p.336. 26. Tal el caso del lienzo, 122 x 90 cm., obra anónima de la época virreinal, de sencilla composición y discreta factura, en donde se representaba a Rosa de medio cuerpo y frontalmente, .coronada de espinas y provista de aureola, llevando ramillete de rosas con la consabida efigie de Dios Niño; amén de áncora en cuya base mostrábase ya no la arquitectura alusiva a la erección del convento de Santa Catalina sino al puerto chalaco, en relación con la presencia en sus aguas de la flota comandada por Spilbergen. Dicha composición, caracterizada por su trazo duro aunque regularmente proporcionado, estaba orlada por inscripción ya trunca: " ...... oro Rosa de Santa María". Figuró como propiedad de J. Brignardello y con el número 31 en la Exposición Iconográfica de 1944. 27. Esta pintura va reproducida con el título inexacto de Bodas místicas de Santa Rosa de Lima, en Historia de la Pintura Cuzqueña, por J. de Mesa y T.Gisbert, Tom.II, Lima, 1982, lám. 141. 28. El pez, tanto en su denominación griega frecuentemente grabada en las catacumbas romanas como en la pintura funeraria en general, se emplea por contener dicho vocablo heleno las siglas de la frase que significa Jesús Cristo, Hijo de Dios, Salvador. 29. Tal como la pintara nuestro Francisco Laso; y P. Prudhon en La Justicia y la Venganza divina persiguiendo al Crimen. Sin embargo hay excepciones: el arcángel Sap Gabriel, a quien se representa en ocasiones provisto de espada y balanza tal como lo pinta Domenico Ghirlandaio en el lienzo de la National Gallery of Art, Washington, D.C. Según Émile Male el Egipto cristianizado puso la balanza en manos de San Miguel, el arcángel de la Justicia. 30. En la representación del Agua, se la identifica por "Joven ...... apoyando los pies en una áncora, en actitud de caminar sobre ella" (Ripa 1, p.308). Asimismo, cuando da la pauta para la representación de la Firmeza del Amor, se expresa mediante mujer que entre otras cosas tocará su cabeza con dos anclas, en medio de las cuales, con bella ligadura, se verá un corazón humano, con un letrero que lo rodea: Mens est firmissima" (Id. 1, p.436). Y en lo referente a una de las representaciones de la Esperanza, se
expresa mediante mujer que fuera de otras particularidades sostiene áncora con la mano siniestra. Explicando que: "Dos son las cualidades de los bienes que pueden desearse, a saber, la honestidad y la utilidad, representándose a la primera con la florida planta, por ser este ornamento de los que al honor corresponden, y la segunda con áncora, que siempre nos auxilia en los mayores peligros de fortuna (Id. 1, p.354).
Por esto Antonio Palomino al describir su fresco El Triunfo de la Iglesia, en la catedral de Salamanca, y referirse a las diversas figuras simbólicas allí representadas dice de la Esperanza, una de las virtudes: "Una hermosa doncella vestida de Verde, coronada de flores de almendro, la mano derecha sobre el corazón, los ojos levantados al cielo, y en la mano una áncora ...... El áncora se le pone por ser instrumento de seguridad para obviar los accidentes que puedan perturbar la esperanza en la delación del bien que se desea ...... " (Museo Pictórico o Escala Optica, 1944, 11, p.327). 31. Ya los antiguos egipcios representaban el Equilibrio mediante par de anclas reunidas, haciendo esto por semejanza y similitud con los navíos (Ripa 11, p.345). 32. El navegante Spilbergen, a quien rememora Peralta y Barnuevo en su Lima Fundada, fue el quinto que circunnavegó la Tierra y concluyó su periplo en 1617. Tres años antes partió de Texel con seis naves, destinado a penetrar a través del Estrecho de
Magallanes al Mar del Sur. Aquí, era su propósito luchar contra los españoles y fortalecer el poder holandés en las Islas de las Especias. Luego de derrotar a Rodrigo de Mendoza y pasar por el Callao y algunos puntos de la costa norte, Spilbergen cruzó el Pacífico y descubrió varias islas. El reconocimiento hecho de los Estrechos de
Magallanes y de Manila proveyó a los navegantes de mejores cartas de estos canales que ninguna otra antes ejecutada. (Spilbergen, G. v. - Eigentliche vnnd warhaftige
Beschreibung der wunderbahren Reib vnd Schiffart ...... Frankfurt a. M. Hulsianis, 1620).
Viene al caso señalar el error cometido por el P. Hansen (o tal vez por sus traductores) en el sentido que Spilbergen falleció cuando su flota estaba frente al Callao, razón de la rápida partida de la misma; y que sus restos mortales fueron enterrados en la isla
San Lorenzo. Veamos su relato " ... llegó aviso que se había retirado el enemigo de la playa, levantando velas y engolfado en el Océano, porque el Almirante súbitamente acometido de mortales accidentes, había hecho seña de recoger. Murió a las pocas horas y le enterraron los suyos en una peña muy alta que hace frente al puerto del
Callao ...... " (1929, pp.280-281 ).
El error de Hansen, hasta ahora pasado inadvertido, fue confundir a Spilbergen con el pirata holandés Jacobo L'Hermite (Jacques Heremite Clerk) quien al frente de su flota de once navíos sorpresivamente arribó al Callao el 8 de mayo de 1624, donde muere imprevistamente casi un mes después si.endo inhumado en la mencionada isla. 33. Su confesor el P. Loayza anota: "Tuvo deseo de ser mártir, y así, cuando el holandés vino al Callao, se alegró mucho, por poder merecer martirio por su Esposo, y así dijo a su madre, cortando el escapulario que tenía, "que lo cortaba por poder mejor pelear y vencer, puesta al lado del Santísimo Sacramento, que estaba descubierto, y que allí quería morir'' (Ob. cit. cap. XII p. 59). 34. María de Oliva, actora principal del hecho comentado hizo algunas reminiscencias en los procesos sobre el suceso que provocó el cambio de nombre de Isabel por el de
Rosa. Cuenta que estando esa tarde "reposando la siesta" en una alcoba inmediata, corrió al escuchar las exclamaciones de la campesina que mecía la cuna de la criatura: -(¡Qué linda, qué linda es esta niña!). "Le pareció -a María de Oliva-que todo el rostro estaba hecho una rosa muy linda; y en medio de elta veía las facciones de sus ojos, boca, nariz y orejas", como si hubiese puesto su cabecita "en una rosa grande de un color muy encendido". Absorta la madre de "tan prodigioso suceso ...... ", la tomó en sus brazos haciéndole mimos y caricias, al tiempo que reP.etía muchas veces: -"Vida
Mía , mientras Dios me diera vida no has de oír de mi boca otro nombre sino Rosa" (ASV 1, f.241-242; 11, f.138v-140 - Bruno, p. 12). 35. Ed. Vergara, 1929, p. 6. 36. Reproducido en Inventario del Patrimonio Artístico Mueble, Cajamarca, I.N.C., Lima, 1986, p. 33, lám. 18. 37. Los presentes-en la muerte de Rosa fueron: el contador Gonzalo de la Maza, su esposa
María de Uzátegui e hijas Micaela y Andrea de la Maza Uzátegui, Juan Costilla de
Benavides, los padres de Rosa Gaspar Flores y María Oliva, Luisa de Melgarejo,
Luisa de Santa María, en el siglo Luisa Daza, Hernando Flores de Oliva, varias doncellas compañeras de hábito de Rosa, los frailes 00.minicos Bartolomé Martínez y Francisco
Nieto, Juan del Ti neo Almanza, más María Flores y María Antonia del Castillo quienes con María de Uzátegui amortajaron el cuerpo de Rosa.
Cabe señalar que hubo un religioso presente durante la agonía de Rosa al cual no menciona ninguno de sus hagiógrafos, incluyendo Loayza y Hansen, nos referimos al
P. Francisco Nicato. La fuente que trae la información es la. obra Sacro Diario
Dominicano. Tom. 111, por Fr. Domingo María Márquez, Obispo de Puzol. Venecia,
M.DC.XCII. Antonio Tivan.n. 396-424. 38. Según testimonio de quienes asistr~ron al triste suceso la tarima las tenía. Cabe pensar que por exigencia visual, el artista las suprimió pues interferían con la figura de la santa. 39. "La llevó hasta el fin. Sólo se la quitó ...... de la cabeza (María de Uzátegui) cuando cayó mala de la enfermedad con que falleció", según Juan Costilla de Benavides, quien vivía hospedado en la misma casa de Gonzalo de la Maza (ASV 1, f.209v. -
Bruno, p.99). 40. En efecto el Santuario se inauguró el año 1669, al convertirse su. casa y jardín en capilla pública, mediante algunos pequeños cambios pero conservando la casa habitada por la santa, a cuyo lado se levantó la primera iglesia en su honor en el mundo, 1670, a raíz de los actos celebratorios de la beatificación de Rosa, llevados a cabo en
Lima y registrados por fray Juan Meléndez, en Tesoros Verdaderos de las Indias, vol. 11, pp. 462 y ss. Procesionalmente se llevó, desde el convento dominico hasta la casa natal y hoy Santuario, el refrato de Rosa por Medo ro para ser expuesto en lo que fuera su aposento convertido en capilla. 41. El P. fr. Antonio de Lorea O. P. en su libro Santa Rosa, religiosa de la Tercera Orden de
S. Domingo, Patrona Vniversal del Nuevo Mundo, milagro de la natvraleza y portentoso efecto de la gracia. Historia de sv admirable vida y virtvdes ... Madrid, por Francisco
Nieto, 1671, Cap. XXXVI, f.200, hablando del Santuario, refiere: "En el Altar desta
Capilla ay vn lienzo de dos tercias, retrato suyo, en manifestación de lo que sucedió pocos días ha. Algunas personas afligidas de aquella Ciudad en sus nescessidades le llevavan algunos papeles escritos como memoriales, los cuales dexaban en aquel sitio pidiendole a la Santa su intercession con Dios. Cayó vna vela sobre ellos, prendió el fuego en el lienzo, y al llegar al rostro de la Santa, hizo la llama canal por vna bidriera que derritió, sin que llegase el fuego al rostro de Rosa, estando con la llama ardiendo en el, al mesmo punto que el vidrio se avia derretido".
Esta descripción de lo acontecido a la pintura se ajusta de manera precisa a lo que ésta permite ver hasta la fecha: que sólo el rostro no fue tocado por las llamas. 42. N. Robert, "Estudio preliminar'' en La Púrpura de la Rosa de Tomás de Torrejón y · Velasco, Lima, 1976, p. 44.



