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Las Postrimerías de Huaro

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El Cambio

El Cambio

SANTO EVANGELISTA (sacristía) Primera mitad del siglo XVIII

Temple seco sobre la pechina de la bóveda de piedra. Iglesia de San Pedro, Juli, Chucuito, Puno. Remata el mural plumaje pintado sobre la piedra.

Cada una de las cuatro pechinas está pintada con un evangelista. de pintura mural de diseño "textil". Estos apóstoles fueron realizados posiblemente a mediados del siglo XVIII, lo que muestra que dicha capilla presenta dos momentos de la pintura mural, porque las escenas del retablo principal, ya descritas, son de mediados del XVII.

Entre los mejores ejemplos de los evangelistas hacia principios del XVIII, están los pintados en las pechinas de la sacristía del templo de San Pedro en Juli, Puno. De gran colorido y alta calidad en su ejecución, figuran en la línea de la reafirmación de la fe. El lugar donde los encontramos es privado, para uso expreso del sacerdote y sus ayudantes. Podría pensarse que los evangelistas pintados allí inspirarían al sacerdote en su prédica o lo reafirmarían en los dogmas de la Iglesia, que fueron transmitidos por estos cuatro personajes. En el templo de San Antón, anexo de Asillo, Puno, los cuatro evangelistas están representados en cada pechina de la cúpula, a manera de puntos cardinales. Las pinturas son tardías, aproximadamente de fines del XVIII o inicios del XIX.

Las Postrimerías de Buaro

La representación de los temas del Juicio Final y del Infierno tienen su origen en tradiciones medievales y cobran vigencia en América desde temprana época. El cronista indio Guarnan Poma de Ayala refiere que "En cada iglesia existirá pintado un cuadro del Juicio Final donde figurará la venida del Señor al Juicio, al cielo, la tierra y las penas del infierno" 40.

En el caso de la pintura mural surandina el tema del infierno se pintó hacia finales del XVI, en la Capilla de Indios junto a la iglesia de la Compañía. Existen representaciones algo posteriores a este mural desaparecido, como el del Juicio Final de Curahuara de C:arangas (Oruro-Bolivia) ejecutado antes de 1608, que pueden dar idea de su iconografía. El tema se pintó durante el siglo XVIII como puede verse en la Iglesia de Pachama (Chile), y sigue vigente en el siglo XIX, según lo testimonia la composición de Huaro posiblemente ejecutada a inicios de 1800. Los grandes murales de Huaro, pintados en el sotocoro, representan todo un programa que consta de los temas del Juicio Final, La Muerte, El Infierno y la Gloria, la Muerte del Rico y la Muerte del Pobre.

Los murales referidos al Juicio Final y a la Gloria son los más evidentes del programa. El primero, ubicado en el muro del lado del evangelio, muestra que al toque del clarín del arcángel, los muertos resucitan. En la parte superior, la Trinidad domina el panorama, con las almas que van ascendiendo hacia ella para el juicio, tal como lo describe la Biblia. La Gloria, en el muro del lado de la epístola, está representada por filas de santos y santas, fundadores de órdenes, ángeles, árcángeles y tronos que, en diferentes planos, rodean al Padre Eterno y a Cristo que se encuentran juntos. El Espíritu Santo, en forma de paloma, corona la escena. Toda la representación está como envuelta en nubes, simulando el cielo. Al lado de la Gloria está la escena del Infierno, espacialmente definida por dos cintas con leyendas. Entre la cinta superior, al borde de la pintura y la otra casi al medio del mural, se ven muchas almas condenadas que caen, gritando, al infierno. Satán, pintado en el centro superior como ángel maligno, domina la escena.

A partir de la cinta del medio hacia la parte inferior, está el infierno, representando suplicios como calderos donde, entre otros personajes, se ve un Papa. Bajo ellos evidentemente está el fuego infernal, al costado el Leviatán se "come" varias almas. En el centro, una rueda a la que están atados algunos personajes, gira sobre las llamas, una mesa donde los demonios torturan a infelices y más personajes en actitud de sufrir tormento. En toda la escena los demonios están sujetando a sus víctimas. Es una representación que nos recuerda mucho a los personajes de los lienzos del pintor flamenco Jerónimo Bosco aunque, según Mesa-Gisbert, los demonios tienen un aspecto casi humano, separándose así de las fuentes flamencas derivadas de Bosco y Brueghel que son las que inspiraron otros infiernos

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La cinta de la parte superior lleva la siguiente leyenda: "Ay denos otros para que pecamos y ano ay remedio en el infierno ... no ay que aber algun orden sino eterna confusion". La de abajo reza: "Ay demi que ardiendo ay que pude y ano puedo ay que por siempre hede arder ay que a Dios nunca he de ver". La alegoría de la Muerte está representada en el otro muro y muestra varias escenas en las que su presencia es resaltante. Lo dominante es el esqueleto pintado en el centro del mural, en cuyo interior hay una pequeña figura que representa el alma. Detrás, a modo de edificio está la lápida. Sostiene un reloj de arena, a un costado un lecho de moribundo con otro esqueleto al lado. A sus pies, dispersos en el suelo; mitra, tiara y corona, símbolos de las vanidades de este mundo. Hacia arriba detrás del esqueleto central, y a cada costado, escenas pequeñas que muestran a parejas de enamorados acechadas por las muerte. En la parte inferior del mural, una cuna con un infante y un esqueleto de niño que también acecha. El programa fue pintado por Tadeo Escalante a fines del siglo XVIII. Dada la personalidad del pintor, la lectura de los murales tiene dos intenciones. La primera y obvia, está dedicada a la reafirmación de la fe y los principios del catolicismo, vistas las condiciones ideológicas del siglo XVIII. Estas escenas pintadas con tanto dramatismo y simbología pretendían recordar a la gran masa de la feligresía la significación de la brevedad de la vida.

Págs. 148-149. PROGRAMA DE LA MUERTE DEL POBRE, LA MUERTE DEL RICO Y EL ARBOL V ANO (coro bajo) Atribuido a Tadeo Escalante, fines del siglo XVIII Temple seco sobre muro de adobe. Iglesia de Huaro, Quispicanchi, Cuzco. Evangelización tardía, en momentos de la secularización de la sociedad. Restaurado en 1988.

EL INFIERNO (coro bajo) Atribuido a Tadeo Escalante, fines del siglo XVIII, comienzos del XIX Temple seco sobre paramento de adobe. Iglesia de Huaro, Quispicanchi, Cuzco. Es uno de los cuatro grandes temas de las

Postrimerías, representado con gran dramatismo; destaca el Leviatán, que desde el siglo XII es representado como un monstruo que esperaba a los condenados con la boca abierta, en la puerta del infierno. Restaurado en 1988. Que la muerte llega en cualquier momento, pues está presente todo el tiempo, no importando el poder terrenal, la condición social, económica, o la edad. Así vemos caídas una tiara, el poder religioso, una corona, ~l poder real y un casco, el poder de las armas.

El motivo del esqueleto como representación de la muerte estuvo en grabados de incunables españoles como el de Dionisio Cartujano Continúa el Libro de las Postrimerías (Zaragoza 1491), así como en buena parte de la arquitectura funeraria y religiosa de Europa"desde la Baja Edad Media. Es en el siglo XVI que se le representa con realismo escalofriante. En el siglo XVII se hacían investigaciones médicas, estudiando meticulosamente los cadáveres, actividad prohibida, pero aún así se realizaba, con la idea que el esqueleto o las partes del cuerpo llevan un sentimiento sobre el destino del hombre

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En este mural, el esqueleto principal que lleva un reloj de arena, el pequeño esqueleto al lado de la cuna del niño, o el que está al lado de la cama de un moribundo, no son más que permanentes recordatorios de su significado.

Es de suponer que los católicos de esa época habían entrado en un franco relajamiento de las costumbres, por lo menos en lo que concernía a la Iglesia, por eso lo imponente de estas representaciones. La segunda lectura, completamente inadvertida a simple vista, tiene que ver con todo el conjunto de murales que hizo Escalante en este templo, y no solamente con los de las Postrimerías, que pudieron tener un claro contexto religioso. Debieron tener otro mensaje para un reducido grupo de personas que estaban involucradas, más que con las ideas religiosas católicas, con ideas que en algunos casos contravenían a los intereses de la Iglesia y del Estado español. La ubicación espacial de los murales de las Postrimerías y algunos símbolos representados, hacen pensar en lo propuesto. La cabeza de cuatro caras en el mural de 'la Gloria, el reloj de arena, la misma corona, tiara y mitra en el de la Muerte, la rueda de suplicio en el del Infierno, son todos elementos que tienen otra lectura a más de 1~ simbología católica contrarreformista.

"EL ROPAJE"

Edificación del siglo XVIII con cimientos de piedra, muros de adobe y estructura de la cubierta de par y nudillo revestida de paja. Iglesia de Marcapata, Paucartambo, Cuzco. Ceremonia de renovación de la cubierta de paja.

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