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La leyenda de Las Carmelitas
Cuenta la leyenda que por el año 1960, existía un lugar llamado el convento de las carmelitas. Cuentan que había más de 70 monjas viviendo en el convento. Las monjas tapaban sus caras con un pedazo de tela para que nadie pudiera ver sus caras. "Daban miedo decían".
Las monjas hacían comida para vender y también vendían golosinas, ya que los niños del barrio, tanto como los adultos iban a comprar. Pero nunca podían ver sus caras ya que los que compraban ponían el dinero en un mesa giratoria y ellas después les daban lo que compraban. Era todo muy raro. Todas las noches las monjas iban a un arroyito que se encontraba detrás del convento, iban con faroles prendidos y sus caras cubiertas de un pedazo de tela. Algunos dicen que iban a invocar a Dios para renovar sus fuerzas espirituales, otros dicen que era para comunicarse con personas del más allá. Una noche de esas, las monjas desaparecieron y nadie supo de ellas. Dicen que algo descendió del cielo y se las llevó, aunque aún así, nadie volvió a saber de ellas.
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Escrito por Rut Rolando
El manantial de los amores
Se contaba que en el barrio Manantial vivían en un rancho humilde un criollo viejo y su hija Susana una morochita cuyos ojos eran como dos estrellas: ella adoraba a su anciano padre.. Hasta que un día camino a su rancho conoció a un hombre llamado Benito, dónde ambos tuvieron una amistad por un tiempo, dónde siempre tenían su lugar y horario de citas, una esquina donde solo había una roca gigante, pues a ese lugar lo llamaban la roca del Manantial. Un día el viejo criollo salió a buscar a Susana porque no regresaba y la encontró con Benito a quien después le prohibió verlo. Al pasar los días, Criollo murió y Susana visitó esa roca donde tuvo sus encuentros con Benito, dónde él no apareció más. Susana quedó sola en el mundo y los ojos de Susana cobraron un brillo extraño. Al pasar las noches se escuchaba una canción de llanto doliente quejumbrosa pasaban las noches y Susana con su clamor inútil, llamo al amante quien ya no volvió jamás. Desde ese entonces no se supo más nada del paradero de Susana, muchos afirmaron que en aquel lugar donde se encontraba esa gigante roca, en las noches de luna, se veía la silueta de una mujer, visión que musitaba un canto tierno, dolorido, apasionado… Está es la leyenda de ese encuentro donde siempre se ha llamado “El Manantial de los Amores”
Escrito por Lucía Rolando