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FERRETERÍA CENTRAL con poder boricua

DEBE SER LA MÁS ANTIGUA QUE TIENE EL PUEBLO DEL GRITO. LA FERRETERÍA CENTRAL LLEVA OPERANDO MEDIO SIGLO Y PARA EL PRÓXIMO AÑO, EVOLUCIONARÁ. ¿EL SECRETO DE SU ÉXITO? LA FE Y EL PODER PUERTORRIQUEÑO.

No había mostrador. Ni caja registradora. Ni siquiera había una ferretería en propiedad, porque Hugo López Aldarondo lo que tenía era una especie de almacén en la parte posterior de su casa, en la urbanización Altamira de Lares. Allí tenía pinturas, puertas y ventanas que le vendía a los contratistas.

De esta forma Daniel, hijo de Hugo, hace el cuento del origen del negocio familiar. Y, por cierto, la manera en que se fundó la ferretería, parece como de fábula.

“Más adelante, mi papá consiguió un local en el pueblo, el mismo donde hoy estamos establecidos. Él nos cuenta que el edificio estaba medio abandonado y, mientras lo estaba limpiando encontró entre las cosas que había allí un cuadro que decía: ‘Aquél que tiene fe, encuentra éxito donde otros fracasan’. Y con esa misma línea de pensamiento, comenzó el negocio”, continúa narrando uno de los gemelos de Don Hugo López que hoy tienen las riendas de la Central.

Y así fue. A Don Hugo no le faltó la fe, ni el éxito. La ferretería, que ubica en un espacio tan céntrico como su nombre, ha crecido a través de los años. De tener tres empleados, ya suman 12 los que integran el equipo de trabajo. Y de vender unas cuantas puertas, ventanas y latas de pintura, hoy es una ferretería tradicional -y a la vez muy completa.

“Tenemos todo lo relacionado a la construcción, plomería y electricidad y atendemos a contratistas, a público general -y a una buena cantidad de amas de casa que vienen por aquí. Hoy día el mercado ha cambiado y ellas hacen muchos proyectos en el hogar”, explica Daniel, quien cuando fue necesario dejó su carrera de tecnólogo médico para entrar de lleno a la empresa.

Primero que él hizo lo propio su hermano David, químico de formación, cuando su padre lo encaró al reto. Luego de dedicar 30 y pico de años al negocio, o ellos tomaban las riendas, o Ferretería Central pasaría a otras manos.

La F Rmula Ganadora

Además de que la administración siempre ha estado a cargo de miembros de la familia, Daniel atribuye el crecimiento que han experimentado a su integración a Ferreterías D’Aquí. Esta entidad que bajo el slogan “Poder Puertorriqueño”, conglomera a 22 ferreteros a través de la Isla con una visión: brindar una amplia variedad de productos, a precios competitivos y servicio personalizado.

“Ellos nos ayudaron a expandir las líneas, a comprar de importación, a mejorar precios, etc. Ha sido excepcional, porque muchos suplidores se concentraban en las ferreterías de ciudad y no venían al campo. Eso ha cambiado”, explica.

Y Ferretería Central sí que ha incrementado su alcance. Tanto, que para el próximo año estrenarán una importante expansión en el edificio aledaño a la sede. Tendrán un nuevo showroom para muebles de baño, mezcladoras, gabinetes de cocina y departamento de jardinería.

Mientras eso sucede, el equipo de trabajo hace lo suyo. Daniel asegura que ese servicio personalizado es lo que los ha distinguido, un trato que solo es posible en una ferretería tradicional. Allí todavía la vieja frase, “Hazme precio”, se utiliza y se honra.

“Nuestro equipo es muy bueno, un grupo envidiable, porque tenemos gente que lleva años y también muchachos jóvenes; una integración de experiencia y sangre nueva”, comenta.

Entre esos jóvenes ya figura su sobrino, quien es contable y que parece asegurar el pase de batón a la nueva generación de López.

“Tenemos Poder Puertorriqueño; el de ir mucho más allá. Si Dios nos da salud no nos quitamos, seguimos adelante y expandiéndonos”, concluye Daniel no sin antes apuntar que, a sus 86 años a su padre, Don Hugo, le queda poder boricua: continúa siendo el propietario y sabe todo lo que ocurre en el negocio que comenzó con esa fe que mueve montañas.