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Introducción

La música de la región Andina colombiana que conocemos actualmente surge como una mezcla entre los cantos de las poblaciones indígenas y el intercambio con la cultura negra y española. Géneros como el Bambuco, la Caranga, la Guabina, el Pasillo y el Torbellino, no son más que una fusión de culturas que a lo largo de varios siglos se establecieron en el imaginario del pueblo colombiano. Estos estilos musicales están ligados a otras manifestaciones artísticas como la danza, y a festividades religiosas y seculares.

La región Andina se sitúa en el centro de Colombia y se divide en tres cordilleras llamadas Central, Occidental y Oriental. Su nombre se deduce por su ubicación dentro de la Cordillera de Los Andes. La región andina colombiana con sus montañas, valles, mesetas, es un escenario en donde quinientos años de historia han originado una cultura mestiza, la que fue pauta para el surgimiento de una idea de nación. Es allí en donde, a mediados del siglo XIX, hacen conjunción tres instrumentos que de algún modo se vuelven representativos de esta zona del país: el tiple, la guitarra y la bandola, instrumentos que por aquella época amenizaban las tertulias en los campos y ciudades.

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Música en la época prehispánica

Podría decirse que la música tradicional colombiana se ha mantenido en un estado de supervivencia, ya que son pocos los valores musicales que permanecen en la memoria y tradiciones de la sociedad colombiana en el presente, y antes de haberse convertido en una mezcla intercultural europea y americana, las músicas aborígenes consideradas como el elemento originario que permitió la conformación de la etnia colombiana se dividen en tres grandes familias: Chibcha, Caribe y Arawak. (López, 2002) estas culturas tuvieron grandes avances en aspectos como el agrícola, la pesca, orfebrería, cerámica entre otros. Pero fueron impactadas por el sometimiento español en el siglo XVI en el cual predominó la dominación española sobre las tradiciones aborígenes destruyéndolas casi por completo, en la actualidad en algunos territorios aislados del país, se encuentran grupos de aborígenes que mantienen su música originaria intacta.

Se determinó que pueblos andinos precolombinos como los Chibchas usaban flautas, trompetas de cerámicas, maracas y tambores como instrumentos musicales. Con ellos interpretaban sencillas melodías que eran acompañadas por cantos y bailes. La música era parte indispensable de las labores de la jornada diaria al igual que en eventos religiosos o bélicos.

Origen e interpretación de los estilos musicales andinos

En ese período surgen la música característica de la zona andina: Bambuco, Caranga, Guabina, Pasillo y Torbellino. En todos hay una fusión de estilos españoles, indígenas y negros. Dichos estilos musicales se consideran como exclusivos de la región Andina porque su interpretación no se asemeja a otros ritmos del territorio colombiano, por lo que se confirma su origen en esta zona.

Estas piezas eran interpretadas por agrupaciones instrumentales llamadas Chirimía en los que se empleaban instrumentos como tambores, maracas y flautas traveseras de caña. Cuando la agrupación no era la Chirimía se usaba a la Murga. Esta última estaba más vinculada a las interpretaciones europeas pues se trataba de un grupo pequeño o incluso una orquesta de instrumentos de cuerda con tiples, bandolas, requintos y guitarras.

Bambuco

Se interpreta en un tempo de 6/8 con cuerdas y flautas y sobre ellas se cantan coplas. Este estilo musical va de la mano con un tipo de baile que lleva el mismo nombre y ambas son la manifestación más característica de los Andes.

El bambuco ritmo de la región cundiboyacence, hizo parte del desarrollo histórico de nuestro país, fue la “banda sonora” que se usó para celebrar la entrada de los libertadores a la capital de la república, la independencia del Perú y por ende la dominación de América latina, desde el siglo XIX se comienza a nombrar al bambuco como ritmo autóctono nacional. Como se ha- bía mencionado anteriormente la música tradicional popular colombiana es lo que es, con base a la música e influencia europea, una versión propia una intención de transformar una herencia musical y darle un aire autóctono.

Lo que hizo popular y emblemático al ritmo bambuco ha sido su aire popular, y la intención de los nativos de hacer algo propio que representara lo que era en todas sus facetas al pueblo colombiano, no ha sido fácil que no se impongan arbitrariamente ritmos extranjeros que desean derrocar al bambuco en el caso que cita el maestro Roberto Velandia en un artículo que realizo para la Nueva Revista Colombiana de Folclor “ Los ritmos de Cundinamarca, el bambuco cundinamarqués y la rumba criolla, antillana”

Torbellino

La segunda expresión en popularidad de la zona andina, también es mestizo, aunque con acentuadas características indígenas. Su instrumental es particularmente complejo en la región de Santander, pues consta de requinto, tiple, flauta de caña rústica o capador, chucho, pandereta, carraca, quiribillo, esterilla, zambumbia y, a veces, concha de armadillo. Se danza en pareja, pero a veces se agrega un segundo hombre a la pareja ya conformada. Se agregan variadas, jigangas o juegos coreográficos, como por ejemplo la escoba, la manta, las perdices y otros.

Caranga

Se interpreta con tiple, requintos, guitarras, dulzainas y guacharacas. Lo interesante de esta pieza no reside en lo musical sino en sus letras de corte burlesco y su doble sentido en temáticas vinculadas a la vida diaria.

Guabina

Es un ritmo que se toca al final de las faenas del campo y en las fiestas rurales de los Andes. La guabina es un canto vocal con musicalización y género musical colombiano propios de la Región Andina de Colombia presente en los departamentos de Antioquia, Santander, Boyacá, Cundinamarca, Tolima y Huila, en los cuales se practican y constituyen diferentes muestras representativas del ritmo.

La palabra “guabina” se utiliza para referirse a una persona simple; para llamar a un tipo de pez en los llanos orientales; y como nombre para una herramienta usada por los campesinos para castigar a los animales domésticos.

Los instrumentos básicos para la ejecución de una guabina son el tiple, la carraca, el capador, la pandereta, el requinto, la esterilla, la bandola y el chucho o alfandoque. Como atuendo para bailarla la mujer lleva una falda muy larga, unas botinas, un sombrero y un extenso velo negro. Referencias históricas mencionan a la guabina desde finales del siglo XVIII, siendo muy popular entre los alfareros y canteros santafereños durante la época de aguinaldos navideños, y en los bailes del campo. Era un ritmo muy rechazado por la iglesia por tener un estilo de baile de pareja cogida. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo forma parte esencial en las composiciones de las guabinas. Así, empezaron a ser creadas guabinas románticas y amorosas, como la obra de Alberto Urdaneta, Guabina chiquinquireña.

Pasillo

Es un vals más acelerado y es un género musical y danza folklórica autóctona de Colombia. A fines del siglo XIX pasó de Colombia a Ecuador y a América Central, donde adquirió carácter folclórico en Panamá y en Costa Rica; posteriormente se extendió y popularizó en Nicaragua y El Salvador.En cada una de estas naciones tiene características regionales propias. En Venezuela se le conoce como valsey en Perú el pasillo ecuatoriano goza de relativa popularidad, principalmente en el norte del país.

Según el musicólogo Guillermo Abadía, "La denominación de “pasillo” como diminutivo de “paso” se dio justamente para indicar que la rutina planimétrica consta de pasos menudos. Así, si el “paso” corriente tiene un compás de 2/4 y una longitud de 80 centímetros, el “pasodoble” como marcha de infantería tiene un compás de 6/8 y una longitud de 68 a 70 centímetros. El “pasillo”, en compás de 3/4 tiene una longitud de 25 a 35 centímetros".

El pasillo surgió durante la época independentista en los Andes neogranadinos como aire y danza de la libertad, pues se originó como expresión de alegría en el momento de la independenciaen las primeras décadas del siglo XIX como una adaptación del vals austriaco, variación que determinó un cambio rítmico. El movimiento se hizo acelerado y hasta vertiginoso en su forma coreográfica. En Colombia y Ecuador recibió el nombre de pasillo y en Venezuela conservó el de valse. La exigencia de su interpretación exigió una celeridad que puso en prueba a los bailarines más diestros y se convirtió en una “pieza de resistencia” en que un bailarín, después de tres o cuatro ejecuciones quedaba físicamente agotado.

Era de rigor en los salones el uso del pañuelo en la mano para no impregnar de sudor a la dama, ya que se trataba, no de una danza suelta popular sino de un baile “cogido” en que la pareja estrechamente abrazada por la cintura debía girar velozmente muchas veces hasta provocar el vértigo; eran frecuentes los desmayos en estos saraos muy concurridos. Llegó a ser un símbolo musical del mestizaje hispanoamericano.

El pasillo se extendió a finales del año 1998 hacia Centroamérica, haciendo su primera escala en Panamá, que en ese tiempo hacía parte de Colombia.

Fue llevado por militares y altos funcionarios del gobierno, convirtiéndose en uno de los bailes de preferencia de la aristocracia tanto urbana como rural del istmo. Desde Ecuador llegó a ser popular en Perú y otros países de Suramérica. En sus inicios el pasillo era solamente instrumental y su ejecución se basaba en los tres instrumentos básicos de la música andina: bandola, tiple y guitarra a veces complementados con violín.

Posteriormente aparece el pasillo vocal que incluye letras de gran contenido poético e incluso son poemas musicalizados como "Sombras", de la poeta mexicana Rosario Sansores y musicalizado por el ecuatoriano Carlos Brito; "Mis flores negras" poema del colombiano Julio Flórez cuya versión musicalizada se atribuye al ecuatoriano Carlos Amable Ortiz, y "Adoración" del ecuatoriano Genaro Castro musicalizado por el también ecuatoriano Enrique Ibáñez Mora.

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