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Pantomimas V
ivimos en un mundo de fantasía, no la de Disney, por su- yor fantasía es que se borren de los anales de la historia que puesto, más bien la de la isla de Tatú, donde nos hacen tuvimos un presidente entre 1994 y 1998, pero ese le contesta creer que todo funciona de maravilla. Si no me creen que ahí está y ahí se queda. basta echar una mirada atrás con unos ejemplos al azar. Ni hablar de los dos últimos. El del Ubérrimo tuvo que modifiTuvimos hace ya algunos años un presidente que manejó el car la Constitución para intentar cumplir en 12 años, lo que no Gobierno como cuentachistes, de hecho su más enconado ar- pudo en ocho y menos en cuatro, pero además quiere seguir chirrival dice que es el mejor humorista de la casa Samper. gobernando en cabeza ajena y de ahí que muchos de sus amiEste personaje nos dijo que si entraron dineros del narcotráfi- gos estén emproblemados, pues quienes quieren darle caceco a su campaña para la Presidencia fue a sus espaldas. Su ría no lo pueden alcanzar, entonces se conforman con presas fantasía es que le creamos y hay muchos que le creen o no más pequeñas. Su fantasía es que le creamos que él es alfa y les importa, tanto así que su secuaz volverá al Senado de la omega, que nadie puede hacerlo mejor. Habrá que preguntarRepública el 20 de julio, sin ningún recato, ni arrepentimiento, les a las madres de Soacha, si así lo creen. eso sí, con el mismo mostacho y, seguramente, su vibrato. Ese humorista había recibido a su vez la Presidencia de otro que nos dijo con tono destemplado –era suficiente para dudar de él- que estábamos “bienvenidos al futuro”, creo que nos decía que ya íbamos llegando al siglo XIX, porque nos montó una Constitución muy progresista, pero sin plata para hacerla realidad. Este personaje que se encontró una Presidencia sobre un cadáver terminó cometiendo errores del tamaño de una catedral. Su fantasía consiste en que su hijo sea todo un delfín y llegue a la Presidencia. Cuentan por ahí que lo inscribió en una academia de lectura rápida y lo tiene pescando votos en el balde de mamá Leonor. Hubo uno que, con Nhora y los niños, nos hizo creer que la paz se podía firmar, así se entregara un pedazo de soberanía del tamaño de algunos países, el mismo que nos puso un impuesto transitorio del 2 por mil, que sigue vivito, creció a 4 por mil y sigue ahí. Eso fue para salvar a los ricos, perdón a los bancos, motivo de la herencia de dos gobiernos liberales malbaratadores, uno por dárselas de aperturista y otro para defenderse de una caída. Es el presidente al que le dio por contar 16 años después de dónde salieron los narcocasetes y que el que nos llevaba al futuro los tuvo en sus manos y los enmochiló. Su ma-
Y el de ahora, que no es Santo de la devoción de las encuestas, mandó a acabar las ollas de vicio por decreto y como no pudo, entonces tumbará casas de expendio, pero no con los vendedores de vicio adentro, quienes seguramente ya ubicaron su nuevo centro de negocio. Deben estar promoviendo eso que llaman movilidad comercial. Su mundo es de fantasía. Tiene varias pendientes: quedarse otro tiempito en la Casa de Nariño, ganarse el premio Nobel de Paz, no importa el costo; y poder juntar dos oraciones sin gaguear. De esas fantasías no se escapan los gobernantes locales, pero por saberlas de primera mano necesitaríamos toda la revista para poderlas abordar. Así se vive, por ejemplo, por estos días en la Universidad de Caldas, muy juiciosos, candidatos y comunidad universitaria acuden a foros, escuchan las ideas, hacen preguntas importantes, pero todos sabemos que así vayan y voten, al final se designará a quien a bien tenga el Consejo Superior, esto es a quienes los jefes políticos les digan. No son más de dos las opciones reales, pero todos preferimos la fantasía de pensar que tal vez algún día se elija realmente por méritos y no por respaldo político. ¡Ah difícil!, pero también tengo derecho a mis fantasías.