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Banderillas
Alfredo Just con su inventario escultórico en materia taurómaca compuso la fina representación de un par de banderillas. Se trata de un torero gallardo cuyo cuerpo esbelto resalta en los cielos de la plaza. La estatua lleva el rostro demarcado con firmeza, la mirada aguda y el remate a cincel con el que destacó el fino barroco del traje de luces; se observa con el compás abierto, la montera la lleva en la mano diestra y en la izquierda solamente se perciben vestigios de lo que un día fue un par de banderillas que nos deja a la imaginación dado el deterioro de la obra, que quizá también pudo haber sufrido algún altercado externo por la violencia que existe hacia la tauromaquia que siendo tan grande incomoda a los que no la conocen pero si arremeten contra ella. Engeneral varias obras requieren una profunda restauración. Las banderillas representan el segundo tercio de la lidia, son todo un objeto artesanal hecho de madera cuya medida estándar en forma real es de 70 centímetros de longitud con un rejón de hierro de 4 centímetros de largo, son hechas a mano y decoradas con papel de colores, conocidas también como zarzos, arpones, palos, palitroques, rehiletes, aretes, pendientes o garapullos. Todas alegres, coquetas, con esos rejones que llevan en la punta que también nos recuerdan lo agridulce de la fiesta, las espectaculares colocaciones a cuerpo limpio y ese andar con gallardía de los diestros al citar al toro con el par en la mano para su lucida ejecución. Este instrumento inspira a muchos, desde su diseño, hechura y decoración, las hay cortas y largas, las que llaman de lujo que van revestidas de una borla de mayor embellecimiento y algunos listones que cuelgan; algún día las hubo de fuego, se usaron en el siglo XIX, otras llevan el color negro que son símbolo de castigo a determinada ganadería por el mal juego o la mansedumbre que pueden llegar a presentar en una corrida los toros; todas llevan un importante simbolismo. Los diestros bizarros de repertorio completo, como debe ser cuando las facultades físicas lo permiten, cubren el tercio con brillo y lucimiento ejecutando pares monumentales, ni que decir del toreo en corcel de los rejoneadores que las usan en diferentes tamaños a lo largo de su faena. Pero también un par de banderillas ha inspirado a varios poetas, por citar un corto fragmento de entre ellos, transcribo el siguiente:
“…Por encima de las astas
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que buscan el pecho, las dos banderillas
milagrosamente clavando… se esquiva ágil, solo, alegre, sin perder la línea”. Manuel Machado