Versiones en verso

A partir de un cuento, los alumnos han creado sus propias versiones en verso.

Os ofrecemos primero las versiones y, a continuaciรณn, el texto original. Se trata de un breve relato de Augusto Monterroso titulado El eclipse.

Los alumnos de 2ยบ ESO A han realizado un gran trabajo.

Romance de Nacho Alcántara En la selva de Guatemala, Fray Bartolomé estaba perdido, y pensando en España se quedó muy dormido.

Al despertar vio un altar, donde sería sacrificado por los indígenas del lugar, hambrientos y malhumorados.

Bartolomé echó a pensar: con la ayuda de Aristóteles se podría conseguir salvar, y volver a ver los claveles.

Recordó un eclipse solar, y se lo dijo a los de allí.

“¡El sol haré ahora apagar!”.

Sin embargo, fue su fin.

Su sangre se derramaba, mientras un aborigen unas lecturas recitaba.

Romance de Daniel Cebrián Fray Bartolomé Arrazola estaba sólo y perdido en la selva poderosa, en lo frondoso tendido, pues tumbado a la muerte esperábala aburrido.

Se le antojaba el lugar a morir apetecido, pensando en tierra lejana: España lo vio nacido pero el Rey a Guatemala envíole bendecido.

Los indígenas quisieron un sacrificio rendido en un altar como lecho dentro del día escogido.

Aprendió lenguas nativas, siendo éste comprendido; recordando a Aristóteles tendría que ser venido, en breve un eclipse solar.

Podría serle valido para salvarse la vida del nativo no leído.

“Matadme y apago el cielo”.

Siendo esto desoído murió sangrando en la piedra.

El indio engrandecido recitaba el gran cรณdice por los Mayas conocido.

Romance de Marco Megías

Cuando Fray Bartolomé se sintió solo y perdido la selva de Guatemala, ya lo había vencido,

se sentó a esperar su muerte segura y definitiva, mas el destino cruel, truncó sus expectativas.

Pensó en su emperador, recordó España distante y allí en la verde selva quedó dormido al instante.

Se despertó atolondrado, y cual raros alienígenas rodeado se vio de pronto de una pandilla de indígenas.

Muy nervioso preguntó, pero no obtuvo respuesta, por mucho que lo intentó.

Sintió la muerte muy cerca, Los indios lo mataron; su sangre quedó en la selva.

Augusto Monterroso, El eclipse Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido, aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar, se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas.

Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

- Si me matáis – les dijo – puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus

ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó, confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de Fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.