LA REVISTA 11

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Sumario

agosto 2021

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Editorial

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Doble sentido

Publicación de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador Dr. Fernando Sempértegui RECTOR Dimitri Madrid Muñoz DECANO

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COMITÉ EDITORIAL María Eugenia Garcés, Subdecana y Presidenta del Comité Editorial Fabián Guerrero Obando Coordinador del Comité Editorial y Director de La revista

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Miembros: Juan Pablo Castro Manuel Espinosa Fabián Guerrero Meysis Carmenati Portada: Quint Buchholz Man, Reading A Book, 1990

Perdigones

Extramuros

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Diseño y diagramación Sonia Vega Burbano

Los criterios vertidos en los artículos son de estricta responsabilidad de sus autores. No reflejan necesariamente el pensamiento de La Revista.


Fabián Guerrero Obando

Este número de LA REVISTA recoge 15 entrevistas realizadas a escritores ecuatorianos por distintos periodistas, en diversos medios y diferentes tiempos: 8 escritoras y 7 escritores, así como un texto sobre la entrevista literaria, escrito por José Villamarín para esta entrega.

Fabián Guerrero Obando

Porque las palabras son su mundo

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La razón primordial, como se verá, es que frente a lo ya sabido, como noticias repetidas y vulgarizadas, esperamos que las entrevistas nos den más y otra cosa; una entrevista literaria, en efecto, no debiera estar pendiente tan solo de las novedades, sino de llegar a los temas olvidados, provocar relecturas, sugerir obras y nombres pasados por alto. La afirmación de que la entrevista es el género periodístico más interesante porque le permite al periodista preguntar y escuchar, le exige a ese periodista, al mismo tiempo, alejarse de cualquier intento de edificarse a sí mismo un monumento vanidoso o exhibicionista, menos si con ello se pone en riesgo la verdad y la autenticidad que se busca a través de la entrevista.

En cualquier manifestación de la vida de los escritores entrevistados, nos encontramos con el gusto que ese vivir despierta y con la negativa que otros le oponen. Y entre el empuje de los unos y la tirantez de los otros, el mundo, ese mundo al menos, marcha con movimiento acelerado o retardado en pos de no se sabe qué. Quizá un ideal. O una búsqueda. O acaso una explicación.

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Editorial

Aquí están. Dejándose llevar, y oponiéndose, que son las actitudes fundamentales de las personas que escriben: Susana Cordero de Espinosa, Carlos Vásconez, Alicia Yánez Cossío, Sonia Manzano Vela, Francisco Proaño Arandi, Raquel Rodas Morales (+), Marco Antonio Rodríguez, Andrea Rojas Vásquez, Carlos Carrión, Catalina Sojos, Jorge Dávila Vázquez, Marialuz Albuja, Juan Pablo Castro, Carmen Váscones y Edgar Freire Rubio.


Fabián Guerrero Obando

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La palabra de estos escritores, en unos casos, se ha descarnado y simplificado muchas veces hasta asimilarse a una sencilla confesión, como si musitaran en voz baja; como si al hacerlo ratificaran la permanencia de una voz, despojada del laberinto de la literatura y del mito y develaran un rostro de profunda verdad humana y sobrecogedor aliento. Otros, en cambio, forjan con intensidad y temple su palabra, porque quieren vencer aunque resulten permanentemente derrotados: los derrotados impenitentes. Esos escritores creen en el enigma como un acomodamiento dramático, como una manera de vivir con más emoción, con la seguridad, por lo menos, de interpelar al lector. O de estar lo más próximos a él. Unos trajinan, otros conservan; es decir, permanecen. Son como un broche que reúne y fija, con un centelleo de joyel, el discurrir del tiempo; con todo lo que el tiempo contiene: la humana fragilidad, los árboles, las mesas, la persona perdida que pesa, y sin lo que, con todo su proceder inasible, y al parecer omnipotente, no serían nadie, o más propiamente, no serían nada, porque no tendrían nada que hacer. Las palabras, entonces. Porque las palabras son su mundo.

Editorial

O lo hacen suyo en sus palabras


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La entrevista literaria: hacia un encuentro de voces José Villamarín Carrascal ...........................................................................................

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José Villamarín Carrascal*

La entrevista literaria: hacia un encuentro de voces

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Quién no quisiera poder intercambiar unas palabras con Shakespeare, Virginia Wolf, Juan Rulfo, Jane Austen? Esta posibilidad es, de hecho, una de las grandes virtudes de los libros: poner en contacto al lector con el autor, por medio de sus escritos, de sus palabras, de sus ideas y abstracciones sobre la vida, la muerte, el amor, el paso del tiempo, el vacío existencial, que son algunos de los temas fundamentales de la literatura. En esos textos, el lector dialoga con el escritor a través del narra-

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dor y de los personajes, de sus pensamientos y acciones, de sus sueños e ilusiones. Va al encuentro de respuestas a preguntas incluso no formuladas. Ya lo dijo George Martin, “Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una”. Pero hay también otro camino, igualmente expedito, para dialogar con el autor de una obra: la entrevista literaria. Aquel recurso por medio del cual, un individuo entra en contacto con el escritor y, en representación de sus miles de lectores, empieza a escarbar en su

La entrevista literaria: hacia un encuentro de voces

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José Villamarín Carrascal* La entrevista literaria: hacia un encuentro de voces

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intimidad, en busca de sus más inescrutables deseos, temores, frustraciones. La diferencia entre estas dos formas de acercamiento a un texto es que, en la lectura de la obra, la relación es directa. El lector, sin intermediación alguna, se enfrenta a ella, de la cual obtendrá una comprensión, su comprensión, del mundo circundante, a través de esa relación dialógica. Ahí tranzará con el escritor, le interpelará, le demandará, le renovará sus votos. Pero nunca será indiferente. Y terminará interpretando su contenido a su libre albedrío. Se hará efectivo el milagro de la polisemia de la palabra. La entrevista literaria, en cambio, es una relación entre lector-autor mediada por un operador semántico, el entrevistador, quien tiene una misión fundamental: sonsacar al personaje la esencia de sus pensamientos y emociones, sin transgresiones, sin juegos fatuos, sin imposiciones, sin pretender llevarse el protagonismo, papel que solo le pertenece al escritor. Por eso, este debe estar siempre ocupando el centro de la escena, y el periodista, a un costado, pero sin dejar de

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cumplir su rol: hacer que el entrevistado deje fluir con naturalidad sus criterios, experiencias, preocupaciones y despreocupaciones. Dicho así, la presencia del poeta o novelista en los medios de difusión impresos resultaría congratulante. Pero la realidad no es tan transparente como parece, pues los rotativos tienen su propia dinámica, la cual está atravesada por su estructura de poder, lo que determina su quehacer profesional. En este ámbito, lo primero que hay que tener claro es el carácter empresarial de los medios, puesto que eso implica que están indisolublemente ligados al sistema capitalista, donde prevalece la lógica del mercado. Una lógica de la cual, por cierto, no escapa tampoco el mundo de la literatura. Sobre el tema, María del Carmen Porras (2008), ensayista y docente de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, recuerda que el escritor uruguayo Ángel Rama, a propósito del boom de la literatura latinoamericana, llamó “mercado consumidor literario” al que se instauró en ese


En este sentido, la entrevista terminó convirtiéndose en una herramienta del mercado. Para adentrarnos mejor en este mundo mediático, señalemos que este género periodístico tiene dos instancias: la recolección de información y la edición y procesamiento de los datos y opiniones obtenidas. En la primera, hay que echar mano de ciertas estrategias que van a

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En las primeras, la más distintiva es la de carácter político. Entre las segundas está la literaria. Cada una con sus estrategias definidas, pero que, en un momento determinado, confluyen en una sola, dado el carácter empresarial del medio, cuyo objetivo central es el consumo, la venta de ejemplares, en concordancia con la lógica del mercado. En el diálogo político, al periodista se le pide que venga precedido de lo que se ha dado en llamar “sospecha informada” (Halperin, 1995), una desconfianza innata que le lleva al redactor a cumplir con esa vieja definición del género: hacerle decir al entrevistado lo que evidentemente no quiere decir. Es el tipo de diálogos confrontativos, en los que al personaje se le interpela en nombre de la opinión pública, donde el redactor, impelido por el poder que le da la empresa informativa a la que pertenece o la fama de la que viene precedido, va

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depender del objetivo que se trace el medio y del tipo de diálogo. La tipología tradicional habla de dos clases de entrevistas: las informativas y las analíticas.

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entonces, y que estaba compuesto por un público ávido de bienes culturales. “Uno de los primeros efectos fue, por supuesto, la profesionalización el escritor —dice Porras—, que supuso la adecuación de este a la dinámica y normas del trabajo del mercado (productividad y eficiencia). Eso implicó la santificación de los best sellers, la conversión de la literatura en una industria cultural, el interés del lector ya no en la obra, sino en la figura, en la imagen del escritor. El autor tenía que estar en los medios para ser, para llegar a los lectores. Empezó a desarrollarse con fuerza lo que podría llamarse la massmediatización de la literatura.


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a dar rienda suelta, si fuere necesario, a su hostilidad hacia el interlocutor, para tratar de obtener a como dé lugar la información que él desea, en aras de la primicia, de los titulares llamativos. Claro que también puede darse el caso contrario: ser permisivo con el personaje y darle la oportunidad para que se luzca. Todo depende de los objetivos que persiga.

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Una vez que el trabajador del medio obtuvo la información requerida, viene la segunda parte: la edición. Esta va a depender de la estructura del género, a saber: el sistema de pregunta-respuesta, la narración en tercera persona y una mixta o combinación de las anteriores. El sistema pregunta-respuesta permite, en apariencia, un distanciamiento entre los dos actores y que el periodista sea lo más fiel posible a las declaraciones. Sin embargo, por la demanda de espacio de los medios, siempre habrá un proceso de selección donde el redactor vuelve a tener la sartén por el mango. Es en esa instancia donde, según los propios comunicadores, ellos hacen uso de la libertad de expresión, al de-

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cidir qué debe publicarse y qué no. Claro que es una libertad, pero una libertad dentro de un orden establecido. Y que a momentos no se sabe si en realidad es más bien libertad de censura. En las otras estructuras redaccionales es donde hay todavía más libertad para que el redactor pueda manejar los contenidos a su antojo. El escritor ecuatoriano Rodrigo Villacís (1997) compara la entrevista con un partido de fútbol que se divide en dos tiempos. “Unos entrevistadores, dice, le ponen zancadillas al entrevistado y otros le envían la bola a sus pies para que remate al gol. Pero en este caso estaríamos hablando solo del primer tiempo, y el partido se decide en el segundo. O sea en el trabajo de edición…”. Ahí, en ese “segundo tiempo” radica la preocupación de María Isabel Porras, para el caso de las entrevistas literarias. Una preocupación que ni siquiera se centra en la intencionalidad del comunicador, sino en un eventual desencuentro que podría haber entre los dos actores. “Ese desencuentro —dice— se basa en el abismo entre la sen-


Sin olvidar esa “sensibilidad” del profesional de la comunicación, buena parte del quid del asunto está en las diferencias entre la entrevista informativa y la analítica. Aquella, gira alrededor de la información —actual, oportuna, novedosa, de interés general, para influir en las audiencias— En la otra, importa el análisis y el conocimiento —mediado por la sensibilidad, la subjetividad, el desencuentro—. En la primera se trata de obtener información con argucias de cualquier índole. En el diálogo literario, se privilegia —se debería privilegiar— el encuentro entre pares, donde prime el respeto, donde las preguntas no sean para “ponerle zancadillas”, sino para hacer fluir las ideas. Por lo dicho, los mundos de las entrevistas política y literaria terminan siendo irreconciliables, en la medida en que responden a intereses disímiles. Es en este contexto donde también se podría entender la crítica del novelista

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Por eso, es necesario insistir en el papel del redactor en las entrevistas literarias. Su función debería ser la de un facilitador del contacto entre lectores y autores. Debe estar convencido de que su voz es menos importante que la de este. Ser consciente de que al lector lo que menos le interesa es saber cuál es su pensamiento, sino lo que guarda el escritor en lo insondable de su individualidad. No se trata, entonces, de que el poeta, el novelista no esté en los medios. Se trata, más bien, de que quienes ejerzan esa actividad de mediación, estén lo suficientemente preparados y tengan la necesaria “sensibilidad” para ayudar a develar al escritor y su obra. Que trabajen “desde una perspectiva más interesada en establecer un diálogo de iguales que indague en

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checo Milán Kundera (1990) : “El periodista comprendió que lo de hacer preguntas no era simplemente un modo de trabajo de un reportero (…) sino un modo de ejercer el poder (...) el poder del periodista no está basado en el derecho a preguntar, sino en el derecho a exigir respuestas”

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sibilidad y el conocimiento que habría entre ellos. Lo que para el periodista es mera información, el escritor lo entiende de manera compleja y profunda”.


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el desarrollo de una obra, en las reflexiones del entrevistado en torno a temas y problemas inherentes a su oficio como autor, (antes) que un debate o una confrontación”, en palabras de la ensayista venezolana.

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En definitiva, que la subjetividad del entrevistador “pueda aportarle al lector una mejor aproximación, un acercamiento sin interferencias al sujeto y sus ideas”, en palabras del periodista y escritor argentino Jorge Halperín. Se trata, por ello, de que sea un hábil provocador, un lanzador de ideas disparadoras, aquellas que toquen las fibras más recónditas de ese ser humano que tiene al frente y que ayuden a sacar lo

mejor de él para que luego, los lectores de su obra, en la intimidad de la lectura, puedan conectarse con otros mundos posibles. Finalmente, lo mínimo que podrá pedirse es que el poeta o novelista tenga el derecho a no ser tratado por los medios como cualquier otro sujeto, como un político, un futbolista, alguien de la farándula que vive sus quince minutos de fama. Esto permitirá que la entrevista literaria se convierta en un encuentro de voces, las del entrevistador, del entrevistado y de los lectores, en una sinergia que hará posible la magia de la trascendencia universal del escritor y su obra. José Villamarín Carrascal

Notas Halperín Jorge (1995). “La entrevista periodística, intimidades de la conversación pública”. En https://seminarioytallerescritura.files.wordpress.com/2018/04/halperin-la-entrevista-periodistica_primeras-pag.pdf Kundera, Milan (1990). “La inmortalidad”, Barcelona: Tusquets, citado por Porras, María del Carmen. Porras, María del Carmen, 2008. “Un género en disputa: acercamiento a la entrevista literatia”. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero40/entdisp.html Villacís Molina, Rodrigo (1997). “La entrevista como género literario”, Revista Chasqui. Núm. 58, CIESPAL, en https://revistachasqui.org/index.php/chasqui/article/view/1137/ 1166 * José Villamarín Carrascal.Periodista, investigador y comunicador. Docente universitario. Ex Decano de la Facultad de Comunicación Social.

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El jardín de los amores caníbales (Fragmentos)

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Juan Pablo Castro Rodas*


Susana Cordero de Espinosa selección de entrevistas y partes ....................................................................... 15 Carlos Vásconez, bibliófago Lina Reyes Hurtado......................................................................................................... 25 Entrevista a Alicia Yánez Cossío Thalía Cedeño • Ramiro Dávila............................................................................... 45 Entrevista a Sonia Manzano Vela Xavier Oquendo Troncoso ......................................................................................... 51 Entrevista a Francisco Proaño Arandi Alejandro Moreano .......................................................................................................... 57

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Susana Cordero*

Susana Cordero de Espinosa, selección de entrevistas y partes

A propósito de El habla del Ecuador, de Carlos Joaquín Córdova Casa de la Cultura, 2008 P. Si el habla es un fenómeno en continuo cambio y movimiento ¿cuál es su relación con los estudios lexicográficos, que se presentan codificados en discursos formales y científicos? R. Toda la realidad cambia y se mueve. Y, sin embargo, es posible la ciencia, gracias a la cual penetramos en esa móvil realidad. Todo ámbito humano y no humano, mientras no

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es científicamente estudiado, linda con el misterio. La lengua no consiste en una lista de términos que se conjugan caprichosamente: es un sistema y, como tal, responde a leyes y normas en las que no podemos dejar de indagar. Renunciar a estudiarla científicamente, a conocer su estructura íntima, las leyes que rigen su funcionamiento, sería como renunciar a conocer mejor nuestro planeta Tierra, o nuestro propio cuerpo…

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Susana Cordero* Susana Cordero de Espinosa, selección de entrevistas y partes

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P. ¿Cuál es la labor de las Academias de la Lengua cuando, ahora, la gramática de la lengua española ha pasado de ser normativa a descriptiva? El hecho de redactar una gramática que, más que dar normas, describe el fenómeno idiomático procurando captar sus variedades, no significa que la norma deje de existir, ni que la gramática descriptiva la ignore; si así fuera, en lugar de un sistema de expresión como el idioma, tendríamos el caos expresivo. Hoy más que nunca tienen los gramáticos y los lexicógrafos y académicos, la tarea central de atender interminablemente a las variaciones idiomáticas y, a la vez, a aquello que en el habla es fijo y seguro, en medio de su evidente movilidad. P. ¿Cuáles son los criterios que usa un lexicógrafo para "aprobar" una palabra o su buen uso? R. El lexicógrafo registra, y al registrar, constata el uso más o menos frecuente de ciertos términos en los grupos de hablantes. La frecuencia de uso es testigo de su calidad expresiva. Si dicha calidad

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perdura en el tiempo, el término entra al diccionario oficial, que es un registro, en lo posible, exhaustivo, de las palabras que empleamos y de sus acepciones. Un término no es, en sí mismo, correcto o incorrecto: lo es su empleo, si responde o no, a las normas y leyes idiomáticas que surgen del ser de la lengua. Mundo Diners Rodrigo Villacís Molina, 16 mayo, 2013 P. Susana, el hecho de tu presidencia es algo fuera de lo común, y me parece que abona el legítimo “empoderamiento” de las féminas en la sociedad; y es en cierto modo, un ligero golpe al machismo. R. Ciertamente, es algo fuera de común, y es un honor muy alto para mí, al mismo tiempo que una enorme responsabilidad. Por fortuna, fue elegido subdirector Hernán Rodríguez Castelo, quien va a ser para mí una ayuda inapreciable. No me gusta la palabra machismo, pero es obvio que existe, es una actitud social, es un estado


R. ¡Eso es una barbaridad! Fíjate que hasta escuché hace poco a una feminista referirse a una “individua” y a la “personaja”. ¡Por Dios, hasta dónde vamos a llegar! Personalmente he escrito ya en la prensa sobre estas aberraciones, haciendo notar que son un grave atentado contra la lengua; una manía, supuestamente en favor del género, que arruina estéticamente cualquier texto y nada aporta. P. ¿Qué pasa con los americanismos y los quichuismos? R. Por primera vez la Asociación de Academias ha editado un Diccionario de americanismos con términos recogidos de distintos lingüistas americanos, en una in-

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P. Tú publicaste tu propio Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador. ¿Algún ejemplo de esas correcciones? R. Sí, es un diccionario para responder a dudas idiomáticas, pero con la peculiaridad de registrar aquellos problemas genuinos del español ecuatoriano. Distinguir entre ha con h y a sin h, que tú encuentras en una gramática, pero no en un diccionario, cuyo uso es mucho más fácil. O expresiones

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P. ¿Y no crees también que a las feministas se les está yendo la mano, inclusive en el lenguaje, cuando ignoran el género común y hablan hasta de miembros y “miembras”, digamos precisamente, de la Academia?

mensa base de datos. De modo que, por ejemplo, existen alrededor de 15 000 términos con la marca Ec. Hay muchos términos del quichua o del quechua, comunes en el habla de diversos países americanos, que han sido aceptados por las Academias, y hay otros que, sin haber sido aceptados, se incluyen en el Diccionario de Americanismos (DA) que no es un diccionario normativo: es solamente un registro. Justamente ahora estamos trabajando, yo lo estoy haciendo de parte de la Academia Ecuatoriana, en analizar y buscar ejemplos de uso de palabras del DA que ingresarán o no al Diccionario de la lengua.

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del alma, y lo que es peor, pienso que las mismas mujeres somos en gran parte cómplices.


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como “dar haciendo”, “dar trayendo”, “dejar cerrando”… P. Que están legitimadas como ecuatorianismos, ¿o no? R. Están legitimadas, como lo está toda expresión idiomática que logra comunicar con eficacia; pero no todas pueden pertenecer al español estándar, puesto que su uso es general. Me explico: la Academia no podría aceptar esas expresiones de sintaxis ajena al español; mas para nosotros son imperativos suavizados, que se usan en la práctica, y solo en la Sierra. Denotan una idiosincrasia, sin duda, muy particular: la del miedo a imponer. P. ¿Y cuándo te enamoraste del idioma? R. Lo descubrí muy temprano; me gustaban ciertas palabras, como “oasis”, por ejemplo, y me pasaba no solo pronunciándolas, sino cantándolas, ¡imagínate! Además, escuchaba con mucha atención las conversaciones de sobremesa, con mi abuelo materno, doctor Rafael Aguilar, que fue dos veces ministro de Eloy Alfaro y estuvo

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algunos años exilado en París. Ocurre que en mi casa siempre se habló bien, siempre se apreció la belleza de la lengua. Y recuerdo que siendo yo muy pequeñita, a los siete años, le escribí una carta a mi padre, llamándole solo ‘amigo’, porque yo no estaba de acuerdo por algo que él había hecho o dejado de hacer. Naturalmente, le causó mucha gracia. P. Y ya que hablas de tu abuelo Aguilar, entiendo que tu otro abuelo, Octavio Cordero Palacios, se ocupó también de asuntos lingüísticos… R. Así es, escribió en Cuenca, sin mayor bibliografía a su alcance, el año 1923, un pequeño pero hermoso tratado sobre la influencia del quichua y del cañari en la lengua del Azuay. Fue científico y matemático; fundó la facultad de Ingeniería de la universidad cuencana. De modo que creo que es cosa de familia, y también de la ciudad, porque en Cuenca se da mucha importancia al buen escribir y al buen hablar… P. Más allá de tu casa, en las aulas, ¿algún profesor en especial?


P. Dices que viviste en España…

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R. Así es; mi madre, separada de mi padre, tomó la determinación de educarnos en España, y nos llevó a los cuatro hijos, en los años cincuenta, en un barco inglés que navegó 21 días hasta Santander. Yo cumplí 11 años en el barco, y fue una experiencia maravillosa. Estudié allá en un colegio francés, donde aprendí ese idioma; lo cual me facilitó aprovechar una beca por un año en París, cuando ya estuve casada. Estuve en el colegio francés durante cinco años; regresé a Cuenca e ingresé al colegio de los Sagrados Corazones para revalidar materias que no había estudiado allá: historia y geografía del Ecuador, literatura ecuatoriana, etc. Fue un año y medio, más o menos, de permanencia en Cuenca, muy bello, porque me devolvió a mi ciudad. Pero te confieso que el hecho de haber viajado al inicio de la adolescencia, y haber vivido en España durante esos años cruciales de mi vida, significó para mí, por mucho tiempo, no poder identificarme con un lugar. Sabía que no era española, pero tampoco me sentía ecuatoriana. Recuperé América en el Cusco, con mi esposo. Pa-

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R. Humberto Toscano. Yo fui alumna en la PUCE de ese maestro inolvidable, un enorme lingüista, que ofreció enviarme a Madrid, donde pasé mi niñez y adolescencia, una vez que obtuviera mi licenciatura en Ciencias de la Educación, para que continuara allá mis estudios. Pero yo estaba entonces de novia y a mi madre se le unían el cielo y la tierra imaginando que yo me iba a quedar en España; con el antecedente de que mi hermana Alicia, una gran pianista, se fue con una beca al Conservatorio de Múnich y no volvió. Otro profesor al que recuerdo también con enorme gratitud es el padre Miguel Sánchez Astudillo, quien me había prestado las copias de los artículos que sobre lenguaje publicaba en El Comercio. Cuando supe que estaba enfermo fui a devolvérselas; pero me dijo: “No Susana, guárdelos y ojalá usted continúe este trabajo mío…”, y he tratado de responder a ese encargo. Me dediqué ciertamente a cuidar la lengua, en lugar de dedicarme a la creación, como me habría gustado; aunque quizás todavía…


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P. Volvamos a Cuenca.

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rece retórico, pero es absolutamente verdadero. Frente a esa maravilla, que me emocionó profundamente, me sentí orgullosa de ser una mujer de América.

R. Mi madre luchaba para que yo no fuera escritora. Le horrorizaba la idea de que si me dedicaba a escribir “me hiciera comunista”, y tuviera que salir huyendo de Cuenca. Me ponía como ejemplo a esa heroica mujer que fue Nela Martínez, quien efectivamente tuvo muchas dificultades y se vio forzada a salir de la ciudad. Por esto, hizo que en el colegio me especializara en comercio y contabilidad. Vine, entonces, a Quito, para estudiar Economía, como pretexto, porque no había esa facultad en Cuenca. Llegué con mi hermana Alicia e ingresé, según lo previsto, a Economía, en la Católica, y me encontré como diablo en botella. ¡Ya te imaginarás! P. ¿Qué hizo ese diablo en botella? R. Fui donde Paco Tobar, ese gran escritor que, no sé cómo, se desempeñaba como tesorero de

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la PUCE. Le dije: Paco, me desespero; yo quiero estudiar Literatura. Y él me dijo: pero hijita, con ese título no puedes… pero aguarda. Entonces cogió el teléfono y le llamó al rector, padre Aurelio Espinosa Pólit; le dijo: padre, tengo aquí a una estudiante que es de Cuenca, que ha vivido en España, y quiere ingresar a la facultad de Pedagogía y estudiar literatura, pero tiene un título que le impide hacerlo, y le contó, entre otras cosas, que yo sabía francés. Entonces el padre Aurelio le contestó: Si sabe francés, ¡que entre a Pedagogía! P. Bien, ya que estamos en la universidad, ¿qué piensas tú de la llamada “escritura académica”, que se ha introducido ahora en todas las facultades; de la “escritura diplomática”, que se pretendía enseñar en la difunta Academia Diplomática, y de la escritura críptica, que emplean algunos pseudocríticos? R. O escribes bien o escribes mal; eso es todo. A partir de esto puedes y debes adecuar la escritura a tus necesidades particulares. Claro que hay normas para las di-


P. Y en el mismo ámbito, ¿tu experiencia como maestra, con las nuevas promociones?, son chicos más inteligentes, parece. Porque, como se ha dicho, la evolución no tenía por qué detenerse. R. Creo que ellos tienen más posibilidades, gracias a los medios digitales. Pero esa influencia positiva puede, en cambio, neutralizarse con la dispersión, con el hecho de haberlos vuelto, en general, incapaces de leer un libro y solo capaces de leer imágenes. Pero yo no sé si eso de la evolución influya en

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P. ¿En qué términos? R. En que tenemos una educación primaria y secundaria muy malas, con rarísimas excepciones. Y las universidades tienen que recibir a esos alumnos, que no están preparados para responder exigencias como las de los estudios universitarios. Y uno de los problemas más graves de nuestra educación es la falta de concentración de los chicos, porque siempre están en otra cosa; es la dispersión de que hablábamos, a la que contribuyen los artilugios de las nuevas tecnologías… Expreso Alexander García (s/f) P. En su Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador usted dice que en este ámbito es muy sospechoso el calificativo de lo "correcto". ¿Quiere decir que la lengua se ejerce desde la libertad?

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mejorarnos; sin embargo, insisto en que tenemos una juventud muy inteligente. Por esto duele más su desperdicio.

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ferentes aplicaciones de la escritura; pero debes saber escribir bien, y lo demás vendrá por añadidura. En cuanto a la crítica literaria, con sus diversos métodos, yo creo que debe responder, de manera fundamental, a dos cosas: tiene que ser capaz de devolver la obra que es objeto de la crítica; esto es, de aclararla, y no de oscurecerla, como a veces ocurre. Y tampoco puede el crítico perderse en una serie de consideraciones “crípticas”, como tú dices, porque entonces la crítica pierde su valor esencial, que es el de comunicar.


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R. Usted lo ha dicho, y de forma muy bella: "la lengua se ejerce desde la libertad". Y yo añadiría que la lengua se ejerce como se ejerce desde la libertad todo lo que nos permite realizarnos como seres humanos. En el caso del idioma, que en la definición más general es un sistema de comunicación oral y escrito propio de una comunidad humana, la libertad se ejerce en cuanto el hablante y el escritor eligen de entre la gran riqueza léxica disponible, aquellas expresiones que les permiten expresarse mejor, pero la elección se realiza siempre en total respeto con la estructura fundamental de la lengua. Sin ese respeto nuestro decir se vuelve incomunicable: un ruidoso silencio... ¿Cómo comunicarnos si no conocemos, aunque solo fuera por imitación, la sintaxis, la ortografía, la fonética de nuestra lengua? ¿Significa esto que no somos libres de comunicar mediante el español? No: significa algo muy obvio, pero a menudo olvidado: que la libertad se ejerce siempre como un ejercicio de responsabilidad. P. ¿Como en leyes, aquí también la costumbre hace ley?

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R. Si por costumbre usted se refiere al uso, sí. El uso del hablante y del escritor permite que ciertos términos aparezcan o desaparezcan de la lengua, les concede la permanencia o los borra del habla; el uso popular consagra la expresión. P. ¿Cuándo una palabra del uso coloquial merece constar en un diccionario? ¿Algunos casos emblemáticos de "ecuatorianismos" que hayan saltado al diccionario de la RAE? R. Cuando el uso de ese término se ha extendido tanto que no solamente lo emplean los hablantes, sino también los escritores cuya obra permanece, aquellos a quienes los antiguos llamaban 'autoridades'... Recordemos que el primer diccionario académico, publicado hacia 1734, se titulaba, precisamente Diccionario de autoridades, porque, para garantizar el valor del término registrado, traía ejemplos de su uso en los mejores escritores. En cuanto a lo segundo: amarcar... Término que, en una sola palabra, dice lo que el español no puede decir sino en tres: tomar en brazos...


P. ¿Cuáles son nuestros puntos fuertes? R. La diversidad: la fonética particular de Guayaquil, por ejemplo, y el tono con que se habla en la costa, que vuelven encantadora la expresión. Cierta dulzura, a la vez que la sencillez y el pudor ¿o timidez? del habla de la Sierra. En España y en otros países se piensa que el español de los países andinos es el más dulce y bello de América. El Comercio Gabriel Flores, noviembre 2020

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R. Un enorme motivo de gratitud. Al referirnos a un reconocimiento se suele hablar de ‘consagración’, pero prefiero insistir en que para mí supone la exigencia de recomenzar, de examinar lo deseado y lo ‘logrado’ (¿quién logra completamente lo que soñó conseguir?). Prefiero no hurgar en sentimientos que quizá correspondan a la ‘falsa modestia’ que a menudo silenciamos, pero me doy cuenta de cómo habrían merecido reconocimientos mayores en mi misma familia, por ejemplo, miembros notables como mi propio abuelo Octavio Cordero Palacios, que hace más de cien años resumió su saber lexicográfico en su bello estudio El quechua y el cañari, contribución para la historia precuencana de las Provincias Azuayas, e inventó el Metaglota, especie de computadora que traducía varias lenguas, de difusión imposible por las dificultades económicas del tiempo. Pienso en tantos académicos que dieron al Ecuador la luz de su sabiduría y de su bondad, de su preocupación y amor por la patria.

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R. Yo diría que los dos problemas más graves de nuestra expresión son la pobreza léxica y el desconocimiento de la ortografía; las dos derivan de una causa tristísima: el empobrecimiento de la enseñanza del idioma y su funesta consecuencia, el desinterés por la buena y bella lectura y escritura.

P. ¿Qué representa para usted haber recibido la Cruz Oficial de la Orden de Isabel la Católica, por parte del Rey de España?

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P. ¿En qué fallamos más los ecuatorianos al momento de hablar o escribir en nuestro idioma?


Susana Cordero* Susana Cordero de Espinosa, selección de entrevistas y partes

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P. ¿Cuál es el papel actual que juega el idioma en la relación histórica entre España y Latinoamérica? R. Uno hermoso, fecundo y feliz, y cada día más actual y necesario. En un mundo de divisiones y mentiras; de políticas y políticos infames, la lengua une a España con cada uno de nuestros países hispanoamericanos, con los Estados Unidos, hoy con enormes riesgos, que cuenta con más de 50 millones de hablantes de español; con Filipinas y Guinea Ecuatorial. Esa unidad se fecunda desde la Asociación de Academias de la Lengua, dentro de la cual trabajo y trabajamos en textos panhispánicos de enorme trascendencia: el Diccionario de dudas, la nueva y monumental Gramática, la gran Ortografía, el Diccionario Jurídico, el Diccionario de Americanismos y un amplísimo etcétera. El español se estudia en

los más grandes países, gracias al Instituto Cervantes, muy ligado con las Academias. La nuestra es la segunda lengua hablada en el mundo y la primera oficial en 23 naciones. P. ¿Cómo a través del idioma se pueden tender puentes para crear nuevos lazos culturales dentro de la hispanidad? R. Nuestros lazos culturales han sido posibles a partir de la labor de escritores españoles y americanos, poetas, novelistas, ensayistas; si España nos trajo la lengua, América se la ha devuelto con creces, gracias a escritores cuya obra es de una belleza e interés incomparables. ¡Si pudiera enumerarlos…! Es fundamental devolver a la literatura, a partir de la educación, el lugar que el mundo necesita para seguir siendo humano: esta no es una metáfora, es una inmensa verdad.

* Susana Cordero. Es una reconocida ensayista y catedrática universitaria; además de ser la primera mujer al frente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.

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Carlos Vásconez, bibliófago

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ijo de educadores, Carlos Vásconez nació en Cuenca, Ecuador, en mayo de 1977. Él mismo duda de la fecha exacta. Cuando le pregunto responde con media sonrisa que es el 16, por lo menos así figura en su cédula de ciudadanía, pero él sospecha al cabo que la cifra es el 20. Le gustan los dos números. Vive con su esposa, Narcisa, y sus dos hijos, Carlos y Francisco (aunque ya viene el tercer bebé). “Me

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encanta salir de casa porque puedo regresar a ella. Cuando me voy, sueño en esta y sus habitantes”. Con inquietud afirma que le gustaría la experiencia de vivir en un hotel, pero lo estrecho de esos espacios les impediría a sus hijos jugar a sus anchas, y él mismo se considera un hedonista y un ludópata. Le agrada el ajedrez y le gusta mucho el fútbol. Entre estos dos deportes, él se consideraría futbolista, o futbolero, como prefiere. Su familia es futbolera y, ellos sí, además futbolistas.

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Su padre destacó en este deporte, convirtiéndose en una leyenda local, junto a sus tíos. No ve televisión, pero cuenta con dos sendos televisores en su casa, en los que, por supuesto, gusta de filmes de otras épocas y trata de estar al corriente con la producción cinematográfica mundial actual. Al respecto, responde que el cine, para él y muchos integrantes de su generación, dadas las circunstancias que se vivían en el Ecuador por entonces (entonces es la década de los ochenta, cuando él cursó su infancia) creció viendo películas selectas que los pocos canales que había transmitían los fines de semana. Así, vio, sin saber que presenciaba clásicos y obras maestras, a Chaplin, Orson Welles, John Ford o Billy Wilder con apenas siete años, y tiene en un altar a Humphrey Bogart. Recuerda con especial afecto El sueño eterno, que, curiosamente, se ha convertido en una de sus películas de cabecera, “que estará en mí eternamente, como un sueño”, y que es un libro que revisita con frecuencia.

dice estarse acostumbrando a hacerlo en lo que tiene a mano, y casi siempre tiene a la mano su teléfono celular, por más que sea un contrincante abyecto de la “tecnologización”, ya que no tiene cuenta en ninguna red social, aparte del WhatsApp. No le gusta en lo mínimo dejar pendiente una conversación y siempre lee todos sus mensajes, asegura.

Vásconez escribe a deshoras, cuando el hado se lo permite. Le gusta escribir en ordenador, pero

Quise mandarle una serie de preguntas previas, pero me pidió que no lo hiciera para no caer en térmi-

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Es presidente del Centro PEN Ecuador, recientemente fundado. Nunca antes en la historia hubo una filial de este organismo en el país sudamericano. Se siente orgulloso de haberlo promovido y también de la calidad de gente que lo conforma. Es un convencido que este centro tendrá una fructífera y duradera vida, “sobre todo porque nació rodeado de amor e ilusiones”. Ha publicado cuento, novela, ensayo. No se anima por la poesía, pero sus lectores saben que es un excelente poeta, que intercala esa sensibilidad en su forma de narrar.


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últimas décadas, pero recuerdo bien que cuando estuve en Inglaterra, la mayoría de estudiantes universitarios confundían al Ecuador con casi cualquier otro país, o, de plano, se limitaban a emparentarlo con la palabra que divide al Es fabuloso ver cómo los escritores mundo en dos. Y hablo de gente se encuentran tan cómodos entre que estudiaba en la Universidad de tiempos, como decía Borges (a Oxford, personas que andaban con quien nuestro autor mencionará va- libros bajo el brazo todo el día, todo rias veces), pero, más que eso, el tiempo. El Ecuador tiene ese escómo conocen al pie de la letra tigma de sitio imaginario, lo que da cada rincón de sus bibliotecas. cabida para que todo quepa Usted no es caso distinto. en él. Por eso tenemos Entre sus casi tres mil vocuatro estaciones en un No niego lúmenes, usted sabe día, sierra, costa, que en esta característica con exactitud dónde oriente y península; de mi producción literaria está cada uno de estos. por eso nos maraviEso habla de un sen- no tenga algo que ver llan a cada instante tido geográfico o carto- el hecho de buscar hacer nuestros tonos de voz, algo internacional gráfico notable. En ese nuestra idiosincrasia o universal. sentido, y salvando casos tan disímil entre vecinos, destacados, ¿por qué la maincluso. Este es un país yoría de sus historias no están sique nos inspira y conmueve, sin tuadas en un lugar específico? duda alguna, y ubicar en un territorio determinado una historia puede Porque el mundo es un lugar ines- resultar en una redundancia. Estapecífico. Es un lugar móvil. “El mos en cualquier lado y pertenecemundo es un lugar extraviado”, ar- mos a cualquier lado. No niego que güía Pessoa. El caso de nuestro en esta característica de mi propaís es especial y del todo agrada- ducción literaria no tenga algo que ble. El Ecuador es un lugar que ha ver el hecho de buscar hacer algo empezado a ser rastreado en las internacional, o universal.

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nos preparados con anticipación, respuestas que desdecirían (tal fue su palabra) de una verdad, de una autenticidad, pues dice que eso entorpece la diafanidad del diálogo.


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¿Qué peso tiene en usted la música? Veo que guarda una considerable colección de discos en acetato y CD´s, sobre todo de música angloparlante. Para todos, la música es prioritaria. No me considero un melómano, pero sí un amante de la buena música. Más bien me autocalificaría como un seleccionador riguroso. Desde siempre seleccioné mis amistades, mis afinidades y lo que no me simpatiza. No digo, no puedo decir que ostente un gran gusto, que mis selecciones sean las mejores, pero procuro empaparme de un tema antes de abordarlo de cualquier manera. La música está entre esas selecciones, entre las cosas que prefiero que pasen por un filtro antes de consumirlas. Hay demasiado tiempo en esta vida como para desperdiciarlo oyendo calamidades armónicas o ansiedades sexuales, que son los temas preponderantes en la llamada música urbana. La contemporaneidad se ha encargado de retocarnos el gusto. Si antes éramos seres que caminábamos con música en nuestros pasos, y así aprendimos a actuar, cabe preguntarse cómo estamos andando hoy en día.

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Mi último libro de cuentos hasta la fecha es Las músicas secretas. Todavía pienso y repienso sobre el tema musical que nos marca la vida. A mis veinte años, recién regresado de un periplo europeo, acudí al museo del Banco Central de Cuenca y mientras recorría los pabellones pictóricos sonó una melodía que supongo que es hindú, dada su composición y la instrumentación. Era simplemente una música. Me fascinó al punto que regresé al día siguiente a averiguar qué era eso, pues la música ambiente del museo era colocada en un sistema de sonido, pero el encargado no tenía idea y no supo encontrar el casete empleado ese día. Aquella melodía me persigue hasta hoy. Durante muchos años, cuando no podía conciliar el sueño, la tarareaba y me sirvió mucho para entrar al sueño de manera plácida. No la olvidó pero no la puedo ubicar. Quién sabe y esa no será la última melodía que entenderé antes de la tumba. La literatura está colmada de música y músicos. No hay una sola gran novela en la que no haya una melodía en el fondo, advertida por el narrador o que los lectores escuchamos, aun-


¿Qué género prefiere oír? Rock, jazz, música clásica, baladas karaokeras. Casi todo amante del rock ama a Leonardo Favio o Camilo Sesto, ¿por qué se dará este suceso, que a primera vista es tan dicotómico? No lo considero dicotómico en lo absoluto. Pero el efecto se da por un caso generacional. Crecimos oyendo a los unos y soñando en ser los otros. El rockero de cepa admira la buena música, y con el tiempo uno entiende que esas baladas románticas contenían algo más que una buena voz y una

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composición melódica, había una fuerza vital en esas canciones que se vuelve inevitable. A los chicos de hoy, que escuchan música descompuesta (no deconstruída, que eso sería fabuloso), les va a ocurrir que un buen día abrirán los oídos y no sabrán lo que escuchan cuando escuchen a Emmanuel, pero se sentirán extasiados, y querrán bailar a su ritmo, o sea, hallarán el ritmo, y cantarán a viva voz “Ella está siempre en portada, a toda plana, cada mañana, en el diario de mis penas”.

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¿Qué piensa si digo Bob Dylan? Genio. ¿Y Leonard Cohen? Poeta. ¿Y David Bowie? Que usted sabe cuáles son mis gustos. (Risas) ¿Por qué daría la vida sin duda alguna? ¿No nos la jugamos a diario? Por mis hijos, por mi esposa, por mis

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que el narrador no la mencione. Hay una música ahí, la música de las tres de la mañana, digo yo. Esa de cambiar de página cuando todos duermen, con la luz de la ventana encendida, para que los borrachos la usen de faro y no naufraguen antes del amanecer (esta última idea no es mía, es de Cees Nooteboom). La música está omnipresente, aunque muchos la queramos apagar, o callar a base de sartenazos que se nos ha dado por llamar reguetón.


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padres, por mis hermanos, sobrinos y demás familiares. Hay amigos por quienes uno ya dio la vida. ¿Mataría por sus creencias? Tan solo moriría por ellas. O en ellas, mejor. ¿Le gustan las entrevistas? Me las hago a diario. Siempre me pregunto qué pasaría si… Es casi un acto reflejo vivir en medio de preguntas.

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Usted es buen conversador. No todos los escritores lo son. Me consta que algunos se quedan mudos ante la belleza, o tartamudean, que usted considera que es una descortesía. Dicen que saber conversar es saber oír. ¿Cree que eso es cierto? Tengo oído. Pero creo que no todos tenemos la capacidad para escuchar a nuestros personajes internos. Ni siquiera grandes escritores lo han conseguido. Sí Shakespeare, que fue todo un coreuta. No Goethe, cuando habla uno de sus diálogos es como si escucháramos al mismo actor interpretando varios roles.

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Conste, yo también enmudezco ante la belleza, pero no permito que mi lengua me domine, así que yo la domino y hablo para ella, no ante ella. Porque la belleza es muy rencorosa si no se les dicen bien las cosas. Por eso los escritores callamos, hasta dar con el término adecuado. Algunas veces he encarado a la belleza. Es de terror. Tiene la fuerza del diablo, que es el ser más bello creado por el Hacedor, recordémoslo. La belleza nos puede aplastar si no la enfrentamos con el verbo adecuado. Siento que la mayoría de las personas, luego de estar enfrente de ella, sienten que deben buscarla por todas partes hasta quitarse de la boca, o de la pluma, las palabras que no le dijeron. La belleza así causa problemas, muy serios, de amargura. Cuando vea usted a alguien amargado por cualquier lugar, sepa que estuvo frente a la belleza, corporizada de alguna manera, y que no tuvo los arrestos para engalanarla y hacerla suya. La belleza, que es muchas bellezas, huyó en busca de un buen palabrero. Recapitulo. Me agradan los diálogos al crear. Gracias a ellos se puede expandir una idea y también profundizar en ella. Son menos egoístas que las


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descripciones, por ejemplo, aunque Ya quisiera yo ser un poco poético. estas también aporten, a su modo, a La poesía es una especia en exuna generación estética que sea vá- tinción, y por eso necesita de lida. Posiblemente las mejores sor- todos los estados una subvención presas en una historia sean y protección. Los poetas de generadas por los diálogos. verdad necesitarían guarPosiblemente Lograrlo en una descripdaespaldas. las mejores ción en principio se me sorpresas antoja innecesario, ya Usted ha mencioen una historia que el devenir ético va de nado en más de una sean generadas la mano de la gloria. Dí- por los diálogos. ocasión que solo los gase lo que se diga, al final equivocados escriben escribimos, como leemos, para para el público. alcanzar la gloria de una frase precisa, eso es llegar a la luz, esa pro- Es que es como hablar para el púfana, esa derrota. blico, lo que convierte al locutor en un ente político. La literatura no ¿La luz es un símbolo de fracaso? esta exenta de una notable carga política, pero esta siempre aparece Sin duda. Del fracaso de la oscu- ladeada, como un pretexto para la ridad. estética inmensa que entraña. La literatura debería ser escrita para Una vez imaginé a una persona el tiempo, para el pasado, para que que escribía en la oscuridad. lo lean nuestros héroes muertos. Luego pensé, ¿no será que Dios No imagino nada mejor que emoha hecho eso con nosotros? Ha cionar a Kafka o a Chesterton o al escrito en la oscuridad, nosotros gran lector que fue George Steiner. somos su letra, su grafía, su es- Cuando pretendo escribir para alperanto. Escribe una palabra al guien en específico, el camino solo juntarnos. Y de trazar rapidísimo me lleva por otros derroteros. Hay sobre su papel que es el universo, una confusión hermosa que me prende luces, somos ráfagas. enrumba por otros lados. Al cabo que tengo que pedir alojamiento en Eso es muy poético. lugares inesperados, y casi siem-


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pre los anfitriones son demás hospitalarios. Usted es un devorador de libros. Todo un bibliófago, sí señora. No todo escritor es un buen lector. Me consta.

Democracia en labios de un tirano. Usted ha mencionado que la mentira sostiene a la literatura. Eso quiere decir que su opinión de las novelas autoficcionales o del yo no es del todo buena.

Y no todo buen lector es un escritor válido. Quiero explicar que aunque leo, no lo hago con avidez. No como con avidez. Me gusta paladear las palabras. ¿Le he contado antes que hay muchos libros que me impedía a mí mismo acabar?: prefería, con un placer que casi era éxtasis, imaginar cómo acababan. Me dolió mucho el final de Bella del señor y ni se diga el de Justine de Durrell. Eran mejores las alternativas que mi mente me dio. Los relatos de Henry James me causan lo mismo. En cambio, cuando leo a Alexiévich o a Olha Tokarczuk, me quedo boquiabierto porque la narrativa que tienen me conduce al desenlace de una manera inesperada, así sea algo muy breve, quiero llegar.

Hay grandes novelas de autoficción que son espléndidas, pero son un cúmulo de mentiras. Eso es evidente. Leamos a Knausgård cuando detalla los nervios que sentían él y su hermano en la pubertad ante la inminente llegada a casa de su padre. Dice el autor que todo el lugar sentía una electricidad negativa ni bien su progenitor ponía un pie en la vivienda. Eso ¿puede ser verdad? Imposible. Es una percepción enteramente literaria. Él es un gran escritor, eso lo remarco. Mi inconveniente con la autoficción es que es casi autoayuda. Hay que ser muy vanidoso para pretender que lo que nos pasa es tan interesante como para contarlo, con el añadido de que la mayoría de escritores somos muy aburridos, con vidas monótonas y dichosas. Quizá los poetas sean otro cantar.

¿Hay alguna palabra que aborrezca?

Quienes apelan a esta forma de crear (si cabe el término) se sien-

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Una vez me dijo Oswaldo Encalada, a quien aprecio notablemente por su calidad humana e intelectual, que si yo no sabía mentir no sabía hacer nada. Creo que no le creo todavía del todo, pero sí sé que miento hartamente cuando escribo y cuando no escribo, intento escribir, es decir que intento mentir. Pero mentir en un plano especial, como ponerle al mapa del mundo una epidermis encima que sea idéntica al mapa del mundo. Borges contó un cuento así, que tampoco era suyo, era una mentira. Lo que hizo Borges con ese cuento, con esa usurpación, era simplemente alargar nuestra capacidad cognitiva, hacerla más amplia, más ancha, más honda y más alta, pero, más que nada, la hizo más cierta. Sin Borges ese cuento, esa historia sobre los cartógrafos que hacían mapas

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Científicamente está comprobado que todos mentimos, todos los días. No sé si la ciencia, para variar, se ha equivocado, pero hay alguna mentira piadosa, como cuando me veo al espejo y me digo que me veo bien, para no sentirme el Minotauro que sale a este laberinto, famélico y listo a ser derrotado por cualquier Perseo. Lo que sí sé es que mentir es un arte, pero que hay que mentir con arte para que lo sea. Es decir, que es un poco complejo el asunto. La mentira burda, elevar los precios de un comestible, por ejemplo, no

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A ver, respóndame con claridad: ¿usted miente mucho, al escribir y cuando no lo está haciendo?

a tamaño natural, no habría llegado a nosotros, y se habría perdido, o por lo menos para la mayoría de potenciales lectores. ¿Cuánto nos creó Borges como humanidad? ¿Cuánto entendemos el mundo a partir suyo? Quien lo lee, sabe que ha ganado algo valioso, algo más bien invaluable. Ha ganado la conciencia de un orbe “borgescéntrico”, alrededor del cual orbitan las primeras voces de la literatura universal, pero aún más, orbitan las ideas y las memorias y lo que sabemos que no tenemos a la mano pero que algún día cogeremos.

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ten satisfechos, y eso es imperdonable. Tal vez los hombres perdonen semejante temeridad, pero no los dioses, ellos nunca.


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es un gesto poético. Sí lo es mentir sobre el alcance de nuestro olfato y afirmar, sobre el mismísimo nombre de Dios, que podemos percibir la presencia de un estafador a leguas de distancia, todo un JeanBaptiste Grenouille. Y no me vaya a preguntar si al escribir no narro episodios por lo menos cercanos a la realidad o a mi experiencia personal, porque es evidente que así es. He notado que una historia se parece en algo a un suceso que he vivido al momento de corregirla, cosa que me causa un placer bárbaro. Me encanta corregir mis cuentos y novelas, es como decirles a mis personajes: “lo siento, recapitularemos sobre sus errores, y lo siento el doble porque estos serán más fuertes y dañinos, al punto de que sus existencias se volverán imborrables”. Y es entonces cuando noto que mi vida se entromete en mi gesto creativo. Soy apenas alguien que endereza las malas crianzas hasta volverlas hechos determinantes, memorables. Por eso Dios no aparece por ningún lado, porque Él no corrige, Él permite el desarrollo de sus perso-

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najes. En eso Shakespeare se le parecía, no tenía tiempo para nada, lo entretenían demasiado todos los caracteres que se le agolpaban de pronto y que le demandaban existir. Shakespeare no podía hacer otra cosa que rendirse ante ellos, porque el dolor de cargar por dentro a tantos es el mayor de los padecimientos. Su bardolatría no mengua, más bien incrementa con los años. No puedo evitarlo. Las fuerzas se me caen de las manos, es algo visible, se oye cuando tocan tierra y se despedazan, y eso ocurre cuando me piden que escriba el nombre del ser humano más grande que existiera jamás. Aparte de los profetas y mesías, Buda, Mahoma y Jesucristo, no concibo alguien con esa capacidad de hacer del mundo un lugar en el que quepan otros mundos. Las otras ciencias tratan de que este mundo sea tal cual es. La literatura coloca capas sobre la materia existente. Es la epidermis sobre la epidermis. Vuelvo sobre mis pasos: ¿hay algo que Carlos Vásconez des-


He leído entrevistas muy malas. La mayoría de entrevistas son malas, repetitivas, incluso absurdas. Se nota con claridad que uno de os dos miente, quien pregunta o quien responde. Hay una entrevista en el programa Apóstrofes en que Bernard

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Que casi nunca son buenas, y eso es responsabilidad del entrevistador, pero, sobre todo, del entrevistado. Uno creería que es el entrevistador, quien formula las preguntas, quien conduce una entrevista, pero no, tiene que ver más con el personaje a quien se le cuestionan las cosas. Su estado de ánimo, su estabilidad intelectual o su aceptación de la entrevista. Hay una predisposición que es tan importante como el conocimiento profundo de la materia que se trata. No se puede simplemente preguntar porque sí ni responder porque sí. Y debe haber una fusión entre entrevistador y entrevistado, química, si se prefiere. Sí, creo que esa es la palabra, química. Sin química no hay energía, y a esa química proveniente de la energía se le llama amor.

Pivot le pregunta una serie de sandeces a Nabokov. Se siente que no lo respetaba como escritor, que incluso le temía como ser humano, por no decir que lo aborrecía. Al verlo, me preguntaba yo si Pivot, gran entrevistador, por otra parte, no tenía entonces una hija, una nieta o alguien de la edad de Lolita, y veía en Nabokov a un depredador sexual.

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También hay otros casos de sumisión absoluta del entrevistador al entrevistado, en que la lambisconería triunfa a tal grado que las preguntas son alabanzas carentes de objetividad. Eso aplana al paisaje hasta volverlo un desierto de concreto, insípido e incoloro, en el que lo único bueno será caminar sin parar viendo la propia sombra, siguiéndola. Pero lo peor de las entrevistas es cuando carecen de imaginación, cuando uno de los dos personajes implicados en el gesto de preguntar y responder no adquiere vuelo literario. El conocimiento es útil, pero se puede responder con absoluta entereza con pura imaginación. Cuando he visto las entrevistas de Borges, ya ciego, me quedo absorto por un detalle particular. Borges

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precie profundamente de las entrevistas?


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no sabe cómo es el rostro de quien lo entrevista, así que lo va creando mientras recibe respuestas, y sabe él, a la perfección, la cara del otro. Sabe si está dudando de lo que Borges ha dicho, o si se siente regocijado por alguna respuesta. Borges es el guía ciego de todos los que lo ven, “tuertos entre entuertos”, como diría él mismo. Su imaginación resuelve el problema íntimo de toda entrevista. Su imaginación va más allá.

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¿Alguien le ha hecho a usted buenas preguntas? Una buena pregunta es retórica por excelencia, y aquí radica el problema. Las buenas preguntas no requieren respuesta alguna, o simplemente no la tienen. Pero sí, me han hecho buenas preguntas. Una vez me preguntaron cuál era el mejor chiste del mundo. No cuál era mi chiste favorito. Esa es una pregunta valedera, porque las bromas o los chistes, que no son lo mismo, no tienen escalafón. Me he preguntado mucho cuál es el mejor chiste del mundo, y como no he dado con respuesta, he pensado en inventár-

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melo, ya que el mejor chiste varía con los tiempos, porque no es literatura ni arte. La literatura y el arte no cambian con el paso de los siglos, de los milenios, su poder radica en su atemporalidad. Un buen chiste hoy no habría sido entendido en la época de Dante, en ninguna parte, y posiblemente no sea bien entendido en épocas futuras. Tal vez nuestros hijos, nuestros nietos no sean capaces de reírse tan elementalmente como nosotros de lo que a nosotros nos desternilla. ¿Es bueno contando chistes? Soy pésimo, por eso me río con facilidad de los chistes de los otros. Pero no soporto las burlas. La burla es una demostración de una ignorancia supina. Creo tener buen humor, creo ser alguien que conserva en su interior la felicidad primaria con la que vine al mundo. Puedo estar equivocado, pero este sería un error que me satisface. ¿Hasta qué punto le interesan los modales? Alguna vez, en otras circunstancias, usted me mencionó que los modales le resultan básicos para escribir.


Si me preguntara usted sobre cuál es el origen de mis historias, me atrevería a hablar de los modales. Son modales las etiquetas, ciertamente, pero sobre todo las creencias. Tener fe en el prójimo es un modal, es una determinación. Y no puedo concebir escritor que se precie de tal que no tenga fe en un posible lector, perdido en el tiempo, que lo acogerá con la paciencia y la astucia necesarias para captar el sonido de su respiración. Así que no existe tal cosa como un escritor falto de fe. El más nihilista de todos, profesa una fe absoluta por los lectores y la humanidad, y los cuida y los trata bien con el propósito de serles recíproco.

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No he dicho eso. He dicho que el detonante de mi escritura es la alegría, pero antes de eso hay una preparación especial, casi los ingredientes de la pócima, que son adquiridos de diferentes formas. Estos pueden proceder de la ternura o la tristeza, de una noticia catastrófica o de una lectura desinteresada que termina provocándome que la reescriba. Y en todo caso, si tuviera que decir qué me inspira es la paz. A lo largo de mi vida literaria, solo pude leer cuando me hallaba mal, a la fuerza, como si no hubiera un mañana y supiera que el mundo está ante el fin. Leyendo las últimas letras que podría hacerlo, pero con el pensamiento inequívocamente volcado al suceso primordial. En cambio, cuando las cosas adquieren sosiego, yo puedo respirar y contemplar con entereza el entorno. Quizá el cuento y la novela son diferentes en estos campos. El cuento puede (y quizá deba) surgir de un sentón. La novela urge de una concentración eficaz.

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Usted afirma que su principal fuente de inspiración es la alegría…

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Quien carece de modales exhibe su mal gusto y su falta de temple. Y el carácter es básico no solo en la vida sino muy en especial en el acto creativo. Quien se burla de los demás a mansalva y desde el aspecto sardónico, no puede extraer de sí una sensibilidad superior, que sea la que logre que su obra se humanice y sea comprendida por los lectores, por distintos que sean estos, por épocas variadas en que vivan y escriban. Otra cosa muy diferente es la ironía.


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Pero ¿usted goza mucho escribiendo? Es que escribir es una extensión de leer, y gozo sobremanera cuando leo. Me gusta leer reposadamente, lentamente. Es una extraordinaria forma de detener el tiempo, o, quizá valga más decir, de manipularlo. No concibo a literatura de la amargura o del odio. Esa es un alma desalmada, como quien vive en la amargura y en el odio. Entiendo que muchos intentan exorcizar sus demonios, pero no saben que a los demonios hay que amaestrarlos, y el amaestramiento es muy divertido.

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Usted ha escrito trabajos por encargo… Estamos andando en círculos sobre el mismo territorio. Bueno, así es la vida porque el mundo es circular. Así es, he escrito bajo encargo, como si me solicitaran retratos. Eso he practicado en especial ante prólogos, introducciones o presentaciones de libros y de arte plástica o música. Es simpático ver cómo los otros nos incentivan y cómo nos convierten en la mejor versión de nosotros mismos, aunque las mejores ideas surjan del

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tedio. Enfatizaré que muchas de las cosas que más me han satisfecho han sido solicitadas por otros. Hay un cuento escrito el año pasado que se basó en una imagen propuesta por Juan Carlos (Tuga) Astudillo sobre un oso que estuvo colgado en una casa vecina suya por varias semanas. De ahí brotó Todo está roto. Y Todo está roto es uno de mis mejores cuentos. ¿Qué cosa no le inspira? No creo que exista tal cosa. En principio, y tal y como afirmaba Umberto Eco, todo es apto para la filosofía, por lo tanto (extiendo yo), todo es apto para la creatividad. He aquí entonces que la autoficción que mencionábamos hace instantes, es plausible como un perfecto modelo de creación literaria, ya que nuestra propia vida puede ser muy valedera como inspiración. Aunque me quedo con Séneca y su frase: “No permitas que tu vida esté basada en la vida real”, que años después tomaría Groucho Marx y la difundiría en una de sus inolvidables películas. Pero posiblemente no me inspiren las groserías.


¿Cómo testamento?

Joder. Detesto esa palabra. Es una palabra que jode la lengua de quien la dice. Yo sé que es coloquial en muchos sentidos y lugares, y que se ha vuelto de uso arbitrario, pero eso no disminuye mi animadversión hacia ella. Soy hipersensible con las palabrotas, pero sé que no hay escritor que se precie que no las diga con total magnitud, ampliándolas, dándoles la rimbombancia que merecen. Una mala palabra bien dicha es clavar la flecha de Guillermo Tell en la diana, merece vítores y aplausos. Pero he hallado que no decir una grosería cuando se la debe decir es una auténtica maravilla para quien está preparado para oírla. Este se queda atónito, se le ha movido el piso, no sabe dónde está ni quién es y empieza a rezarles a dioses que nadie se ha inventado ni que han inventado a nadie para que los creen, para que les den nueva vida y les expliquen el significado de esta.

Tal vez. O como una carta para que la lean post mortem.

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¿Usted escribe muy rápido? Entiendo que una novela breve, El hijo de las dos memorias, la escribió en dos o tres semanas vertiginosas. Igual caso con El remendado. Pero me toman años en el proceso de corrección, que bien puede considerarse una reconstrucción literaria. Me gusta sentarme y acabar. Creo que la paciencia está sobrevalorada, aunque Kafka tiene razón de que es por falta de paciencia que salimos del Paraíso y que por falta de paciencia no volvemos a este. Pero el covid no estrangula el entendimiento.

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¿Qué les escribiría a sus hijos, que son muy pequeños ahora, si supiera que va a morir mañana, tal vez por estragos de esta pandemia de covid?

Pues les escribiría una novela a toda velocidad. Si es por covid, posiblemente sería muy mala, pues desvariaría, pero si pudiera mantener el equilibrio mental, o haría sin dudas.

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¿Alguna en concreto?


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Pero si lo debilita. Si yo adquiero un catarro, ya soy un completo inútil, un postulante a espantapájaros o añoviejo. Para lo único que sirvo entonces es para criticar a mis equipos de fútbol favoritos (que son tres).

Al fin y al cabo, no les escribiría un ¿Trata de ser ingenioso cuando instructivo para la vida. Ya tienen le preguntan algo? para eso a su magnífica madre, a sus abuelos, a sus tíos, a sus pri- Ser ingenioso es ser repetitivo. La mos y demás personas. Ya tienen gente más ingeniosa cuenta las para eso a Perec y La vida instruc- mismas anécdotas, solo varía el ciones de uso o a Bryce Echenique tono, pero no el sentido último de y Un mundo para Julius o a Ferla literatura. Recordemos que la nando Savater y Ética para esencia de la estética es la La gente Amador. Ya tiene para eso trama; si se quiere, la sormás ingeniosa a los poetas, desde presa. cuenta las mismas Whitman hasta Steanécdotas, vens, pasando por VaEl ego, ¿es indispensolo varía el tono, llejo y Dávila. Lo tienen sable para crear con pero no el sentido a Bukowski, para saber solvencia? último qué no hacer y a quién de la literatura no odiar, y a Ezra Pound. El eco es indispensable. El Para eso ya tienen a Chesterego fue el causante de que ton y a Tolstoi o a Robert Walser y Narciso fuera vampirizado y pera D.H. Lawrence y a Alice Munro y diera su reflejo en el agua. Pero a esa joya que es El corazón es un fue su viuda, Eco, quien cantó sus cazador solitario. Si quieren saber penas de amor. El ego atrofia la fide la vida, ya tiene a Faulkner y a gura y el eco conserva su belleza. los Compson y a los Bundren para que entiendan que la vida es una Claro que hay una confusión muy injusticia magnifica, hecha en base posmoderna sobre el papel del

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a múltiples pedazos de justicia. Así que lo único que yo les puedo legar es mi imaginación, que es donde ellos residen, aunque no lo quieran así, acomodados en la cima del Himalaya o en las profundidades del océano, comandando el Nautilus.


Lo primero que intento es que la palabra, convertida en frase, sea quien me sorprenda. No soy hábil para planificar un cuento o una novela. No es que piense con los dedos, al escribir. Creo que las historias también son buenas guías, y que me llevan de paseo hacia donde yo no sabía que quería ir. El asunto es que debo invitarlas como lo merecen y para eso está el lenguaje. Nada te reclama dignidad como la literatura. Y para ser correspondido, tienes el deber de exhibir buenas maneras.

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Lina Reyes Hurtado*

Algunos de sus exégetas han hallado en usted como dato curioso que combina como pocos con sapiencia un estilo refinado de narrativa con una historia que siempre aspira a ser sorprendente, que intenta engalanar al lector. Aseguran que se trata de una característica difícil de hallar, no solo en escritores vivos, sino en general en la historia de la literatura. ¿Qué opina sobre esta opinión, que he escuchado provenir de varios críticos e incluso editores?

Iréne Nèmirovski, John Banville, Henry James, Alice Munro, Joseph Conrad, William Faulkner, James Joyce, entre tantos otros escritores me han enseñado que una escritura sincera y comprometida con la misma literatura trae consigo un amplio bagaje de sorpresas.¿Sabe cuál es el verdadero tesoro que halló Alí Babá? Aprender el santo y seña, saber decir “¡Ábrete, Sésamo!”

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¿Esos son sus referentes literarios? Ellos y unos quinientos más. Es increíble como a cada relectura surgen nuevas voces en uno. Recién releí Stoner, de John Williams, y he quedado absorto ante tamaña obra. La primera vez me quedé sin palabras. La segunda vez, el libro me las devolvió. Eso es crear un referente, pienso yo. El escritor es un mago que, aunque no lo parezca, usa las dos manos para el truco. En la una, la que se ve, engaña al lector con piruetas y adivinanzas, pero es la otra, la escondida, la que ejecuta la magia. Los escritores estamos destinados a buscar toda la vida la forma en

Carlos Vásconez, bibliófago

eco, y no entienden que muchos escriben, y producen en general, lo hueco.


Lina Reyes Hurtado*

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que la carne sea perdonada por el verbo. La vida, sus formas de manifestarse, son trucos verbales para entretenernos. La palabra es la piedad que siente nuestro espíritu de nuestro cuerpo débil y mortal. Si le invito a sacarse la lotería, ¿qué me respondería? Que ya la gané. No voy a intentarlo de nuevo. Despilfarré el premio gordo. Es que sacarse la lotería es un tanto vulgar. Dejen la suerte para los hombres sin imaginación. Parafrasea a Proust, ¿le da placer hacerlo?

Carlos Vásconez, bibliófago

Todo lo que he hecho en esta entrevista ha sido paráfrasis. Como decía George Perec, no hay mayor placer que parafrasearse a uno mismo y que los demás piensen que esa frase es de otro.

otra cosa que un monumento con nuestro nombre tallado. Pero lo hice por venganza. No querían colocar mis frases, así que dije que eran de escritores universales. No dudaron entonces en gastar dinero para colocarlas en lugares públicos. Me encanta pasar por ahí y ver mi frase reluciendo y saber que alguien la leerá y se la aprenderá. Al final es todo como en el principio, la literatura le pertenece al prójimo. ¿Y si alguien es, como usted dice, no literato sino literatura, ese alguien, a quién pertenece? Al escritor. Al escritor le pertenece el mundo. Es una responsabilidad tan grande que solo puede sobrellevarla con whisky, o volviendo a nacer, que da lo mismo.

Usted me confesó un día que había escrito frases suyas y que se las había endosado a autores famosos. Es un plagio al revés, aunque eso no está castigado.

¿Tiene una forma, un estilo característico? Hago esta pregunta a sabiendas que no es así. Usted varía, pero su voz, la voz de Carlos Vásconez, es inequívoca, así como la intención de no nombrar los lugares ni darles una característica definida.

Pero es un castigo no ser reconocido. En esta vida no aspiramos

Mis cuentos son disímiles, tanto en su estructura, cuanto en su ori-

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Lina Reyes Hurtado*

tazgo, que la paciencia está sobrevalorada. Sin embargo, sí corrijo, y lo hago mucho, al punto de perder de vista, en ocasiones, el asunto central. Por eso también he preferido, con cierta inconsciencia característica, que un texto fluya por su propia cuenta y dejarlo descansar, no ya con el objetivo de corregirlo luego, sino para leerlo después y confirmar por mis propios medios que me había adelantado a mis propias expectativas. Y es que con los cuentos, a veces con las novelas y mucho con los ensayos, al acabar de escribirlos me he sentido vacío, desasosegado, acabado, finiquitado, como si no hubiese hecho nada. El punto final es el arribo al fracaso, eso lo sabemos de sobra, por eso es un asunto de las tripas seguir escribiendo eterna, condenadamente, y corrigiendo en busca del amor perdido en el acto de creación. Luego, y casi siempre por motivaciones exteriores, lo que quiere decir, casi siempre luego de brindarlo para la lectura de algún sesudo personaje cuya excepción a la regla de ser perfecto ha sido encontrar mi amistad, he descubierto, para mi pasmo, que ese cuento, que ese

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Carlos Vásconez, bibliófago

gen y en su mismísimo estilo. Cuentos que buscan su propia voz, su propio sendero y esa melodía que los caracterice, que los individualice. La factura de cada uno depende de lo que cada uno me demandó en su debido momento, cuando empecé a esbozarlos o cuando definitivamente lo escribí a punta de distracción, concentración y ardor. En todos mis libros de cuentos, no los escribo mediante un leitmotiv o argumento congregacional; más bien, surgen de un ánimo que tal o cual momento me brinda, o al que tal o cual momento me mueve, me tienta, me conmociona. Se trata de historias que han sido creadas merced a diferentes impulsos. Es cierto que el escritor tiene que aprender a reposar, a poner la cabeza y las ideas que esta carga encima en remojo, para luego pasar a colgarlas del tendedero hasta que se sequen y puedan ser revisadas y reutilizadas. En este sentido, yo siempre me he jactado, vanidosamente, por supuesto, de ser más un corrector que un escritor. Quizá sea esta una mentira autoinfligida para no sentirme un ser apurado que cree, como creo y recalco hasta el har-


Lina Reyes Hurtado*

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pasaje, que esa novela vale la pena. Es una constante en mí que las cosas descansen para adquirir lo que no les di, experiencia, experimentación y ex cátedra. Entonces, esos cuentos que están dispersos por mi aventura escritural, adquieren una condición de imanes que hacen que se atraigan unos a otros, por más extraños que entre ellos parezcan. Puedo decir que varios cuentos míos fueron escritos bajo pedido. Y me atrevo a agregar que a veces son los mejores.

Carlos Vásconez, bibliófago

La novela es otra cosa, tan distinta, tan amplia y tan artificiosa, que es un deleite emprenderla. Escribir una novela es conocer los sellos sagrados y tratar, con uñas y dientes, de forzarlos.

De entre todo lo que implica la publicación de un libro, le he dado mayor relevancia para la composición de mis cuentos y novelas últimos, al ambiente, que siempre es una extensión del personaje y a la manera de escribirlos. Me refiero en estricto al lugar en el que los he redactado, a la comodidad o la nulidad de esta para hacerlo, usando qué recursos. No nombro a los lugares por un simple hecho, porque no me siento perdido en ningún sitio. Y creo, fervientemente, que solo cuando nos perdemos, o cuando tenemos riesgo de hacerlo, nos llamamos de alguna manera. Nada puede morir sin un nombre, porque eso implicaría que lo muerto será olvidado. Quizá sea solo una idea loca, pero en la locura nacen las ideas. Perdón las paradojas.

* Carlos Vásconez. Cuenca, Ecuador, 16 de mayo de 1977. Escritor. Ha publicado hasta la fecha 14 libros y ha aparecido en varias antologías de cuento ecuatoriano. Ha publicado ensayos sobre literatura y arte en varias revistas especializadas y de cultura del país y del exterior, así como en varios rotativos. Entre sus obras destacan Versiones heroicas, Lo que los ciegos ven, Libro del pequeño esplendor, Jardines Lewsis Carroll y Las músicas secretas, en cuento, y las novelas El violín de Ingres, La raza extinta, Los días a tu nombre, La vida exterior, Paruso. Entre las antologías, destacan Moderato contable, Antología del microcuento ecuatoriano, Fútbol de antología, Cuerpo adentro. Fue presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo del Azuay, 2011-2016. Preside el Centro PEN Ecuador. Ha obtenido algunos galardones, entre ellos el otorgado por la Ilustre Municipalidad de Cuenca por su aporte literario en el año 2021.

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Thalía Cedeño • Ramiro Dávila

Entrevista a Alicia Yánez Cossío

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a escritora Alicia Ya!nez Cossío se hizo acreedora al Premio Eugenio Espejo 2008 en la categoría Literatura, que otorga el Gobierno Nacional cada año, por sus méritos como novelista y ensayista. El Consejo Editorial de la revista AFESE consideró! oportuno acercarse a ella para hacerle una entrevista, que fue aceptada muy cordialmente por Alicia y que

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transcribimos a continuación, como un homenaje a su trayectoria y entrega a las letras ecuatorianas, de la cual es una gran exponente. Alicia, ¿cua"ndo nació"su afició"n por la literatura? - Siempre tuve nostalgia por un abuelo o una abuela y no llegue! a conocer a ninguno de los cuatro. La

Entrevista a Alicia Yánez Cossío

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Thalía Cedeño • Ramiro Dávila Entrevista a Alicia Yánez Cossío

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presencia de ellos me hicieron falta y para solucionar esta carencia me inventé! un abuelo que vivía en África. Le escribía cartas bobas, pero las que escribía de él eran interesantísimas, pues vivía en un búngalo!, era cazador y tení!a muchas aventuras. Las cartas a mi abuelo imaginario fueron mis primeras escrituras y llenaron los vacíos que aparecen en la adolescencia.

puesto caso de que quien haga literatura tenga cualidades y motivaciones que sean ma!s humanistas que políticas. La literatura es un arte y no se puede utilizarla en busca de oportunidades partidistas o arribistas.

¿A quiénes considera sus maestros?

- No creo que exista una relació!n intrínseca entre literatura y feminismo. Puede haber una literatura feminista, y de hecho la hay, pero no siempre el feminismo como actitud o actividad puede estar involucrado en la literatura.

- A mi madre quien siempre quiso que alguno de sus hijos fuera escritor ya que entre sus progenitores contaba con algunos. De hecho, la mayoría de mis hermanos escribe. Considero que tambié!n fue mi padre porque gracias a é!l siempre hubo libros en mi casa, y también a una monjita, maestra de literatura de tercer curso, que leyó! entusiasmada una redacció!n mía sin tener en cuenta que siempre fui la peor alumna del grupo. ¿Qué piensa de las relaciones entre política y literatura? - Pienso que las relaciones deben ser muy í!ntimas, en el su-

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¿Cómo mira usted las relaciones entre literatura y feminismo?

¿Cuá"l es el espí"ritu de la novela como género? -No sé cuál de los gé!neros se refiere la pregunta, supongo que al ge!nero literario. En efecto. - En los actuales momentos se vive un peri!odo de cambio como una necesidad universal. Se dice que el escritor comprometido con su é!poca es un visionario, por lo tanto, la novela


- Nunca pensé! escribir novelas. Bruna... nació! en una forma casi casual al juntar porque sí algunos cuentos cortos que trataban de tíos y tí!as. Cuando me dí cuenta que el manuscrito tenía un tamañ!o interesante agregué un comienzo y un final, y nació! mi primera novela. Al mandarle al concurso organizado por el diario El Universo para conmemorar los cincuenta an!os de su fundació!n y al obtener el Premio Único, juré! que desde entonces sería novelista. ¿Qué"piensa de Gabriel García Márquez? - Pienso que es un gran novelista y que en Cien añ!os de Soledad está!el germen de toda su extensa y extraordinaria obra. ¿Qué"la motivó"para escribir sobre Dolores Veintimilla de Galindo?

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Thalía Cedeño • Ramiro Dávila

¿Có"mo nació"Bruna Soroche y los tíos?

- No fue como podrá!creerse por el tí!tulo, que la motivación nacieron de sus poemas, los cuales no son de mi gusto. Mi mayor motivacio!n fue escribir sobre su muerte. Necesitaba explicarme a mí misma el hecho de que hay suicidios y suicidios. En el caso de Dolores, lo que prima es el afá!n desesperado de juntarse con el Gran Todo frente al abismo de su soledad.

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¿Cuál es la clave de lectura de Más allá de las Islas? - Es el sentido de la muerte que persigue y acosa a cada uno de los protagonistas que habitan en las Islas Galá!pagos. ¿Cuáles son las relaciones entre la novela Sé"que vienen a matarme y la historia real de García Moreno? - Para escribir esta novela leí alrededor de catorce libros. Sabía que G.M. es uno de los personajes má!s controvertidos de nuestra historia por lo que tuve la honradez de leer una obra a favor y otra en contra. Las ejecuciones y castigos ordenados por G.M. está!n consignados

Entrevista a Alicia Yánez Cossío

actual debe estar encaminada a combatir las viejas estructuras, los valores caducos, las ideologías pasadas y plantear soluciones.


Thalía Cedeño • Ramiro Dávila Entrevista a Alicia Yánez Cossío

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en las obras de sus adeptos, con la salvedad de que se dice que fueron hechos para salvar la religión y a la patria... Cuando salió!a la luz esta novela que tuvo sucesivas ediciones, no hubo ninguna manifestación de protesta ni existieron malas interpretaciones, pero cuando fue llevada al cine por petición de ECUAVISA, surgió el escá!ndalo. Se suscitaron malé!volos y distorsionados comentarios hacia mi persona y mi obra. Mis detractores, faná!ticos religiosos, no pudieron darse cuenta que yo soy la única responsable de la novela, pero no puedo ser de la película, con la cual, sin embargo, quedé!contenta porque la película es más sangrienta que la novela. Lo positivo de todo esto es que empiezan a aparecer obras agotadas como la copia del primer tomo de las cartas de G.M. de 1846 a 1845 recopiladas nada menos que por Wilfrido Loor y otros interesantes documentos permanecieron guardados. ¿Qué" piensa sobre la novela histó"rica? - Creo que toda novela histó!rica debe estar escrita basá!ndose

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hasta donde sea posible en investigaciones serias que esté!n al margen de ideologías y de situaciones familiares. Que es posible interpretar la personalidad de los protagonistas basá!ndose en hechos realmente comprobados. Que se puede novelar el entorno, las situaciones y hasta las fisonomías de los personajes, pero no es posible atribuirles valores ni vicios que no han sido debidamente comprobados. Todo esto, teniéndose en cuenta que exista la casi imposibilidad de penetrar en la psiquis humana. Pero la novela histó!rica suple y se impone frente al desconocimiento general de nuestra Historia. ¿Có"mo concibió su última novela? - Memorias de la pivihuarmi Cuxirimay Ocllo se basa en el descubrimiento de la segunda parte de la cró!nica de Juan de Betanzos Suma y narración de los Incas escrita a mediados del Siglo XVI que permaneció inédita hasta 1987. La obra de Betanzos tiene una singular importancia porque el cronista es testigo presencial de los hechos


que se conociera los orígenes de nuestra historia. ¿Esperaba el premio Eugenio Espejo? ¿có"mo lo recibió"? - Desde hace siete años fui nominada en vano para el Premio Espejo.

Thalía Cedeño • Ramiro Dávila

y por lo tanto es la fuente má!s verídica de lo que fue la nación quiteña. La obra comienza con el nacimiento de una niña, hija de Huayna Cápac, quien la designa para que sea la pivihuarmi o esposa principal de Atahualpa. A la muerte de este, Cuxirimay pasa a poder de Pizarro y cuando este es asesinado por Almagro, la protagonista se casa con Betanzos, de manera que Betanzos tuvo la ventaja de contar con dos vertientes informativas.

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Entrevista a Alicia Yánez Cossío

Creo que esta vez obtuve el Premio gracias a que hubo un grupo de personas empeñ!adas en que el Premio Espejo volviera a tener la seriedad y la importancia con que No fue fácil hacer esta novela. La fue instituido. De todas formas – lectura de Betanzos me resultó! como ya lo he expresado- estoy caó!tica y difícil. Demoré seis añ!os contenta con la espera porque de en hacerla y pude terminarla gra- esta forma pude recibirlo de unas cias al empeño de la historiadora manos limpias y dignas como son Tamara Estupiñá!n, empeñada en las del actual presidente.

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Thalía Cedeño • Ramiro Dávila

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Entrevista a Alicia Yánez Cossío

* Alicia Yánez Cossío. Nació en Quito, Ecuador, el 10 de septiembre de 1928. En 1991 ingresó en la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Fue la primera ecuatoriana en ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, en 1996. En 1998 editó Retratos cubanos.

* Thalía Cedeño. Es poetisa y periodista ecuatoriana. Nació en Villa Nueva de San Gregorio de Portoviejo, (Manabí, Ecuador) en 1951.Cursó estudios de periodismo y letras. Además es funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador.

* Ramiro Dávila. Embajador de Carrera del Servicio Exterior Ecuatoriano. Abogado y doctor en Jurisprudencia. Coordinador Editorial de la Revista AFESE (Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior).

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Xavier Oquendo Troncoso*

Entrevista a Sonia Manzano Vela

1. ¿Cuáles son los tres títulos de la Literatura Universal a los que se acerca constantemente a releerlos? R. Tanto así como “constantemente”, a ningún título en especial, aunque ocasionalmente vuelvo sobre las páginas de las siguientes obras: a) Las mil y una noches, para, a más de solazarme con su poder de seducción, asimilar

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sus ricos vericuetos expresivos con la esperanza —¿vana?— de que estos me presten algo de su singular influjo a la hora de emprender la escritura de algún texto narrativo. b) Tragedias y epopeyas griegas (me fascina el mundo helénico y su literatura). c) La Historia Universal de la Literatura de Prampolini, obra mayúscula, aunque no completa, sobre literatura y li-

Entrevista a Sonia Manzano Vela

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Xavier Oquendo Troncoso* Entrevista a Sonia Manzano Vela

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teratos de diversas épocas y partes del planeta, poseedora de una vigorosa diferencia literaria. 2. ¿Qué haría por obtener un ejemplar de la primera edición de un libro famoso de la literatura y cuál sería su título? R. No haría nada en particular: a estas horas los pocos ejemplares de libros “famosos” que todavía pudieran encontrarse de estas primeras ediciones, deben estar amarillos por el tiempo, carcomidos por las polillas o, en el mejor de los casos, guardados en urnas de cristal y estanterías, allí donde les corresponde estar: en los museos. De asaltarme en algún momento la obsesión enfermiza de tener contacto lector con algún libro fundamental del pasado, me iría a comprarlo en una buena librería y lo último que haría sería fijarme en el número de su edición (mejor si es la última). 3. ¿En qué libro ha encontrado su definición de vida? R. No en uno, sino en varios. Todos los libros encierran alguna actitud frente a la vida, incluso

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aquellos que proclaman la inutilidad de vivirla. Mi particular definición de vida se conecta, en términos generales, con aquella que a borbotones aflora de la bella y milenaria poesía oriental, la que, por su fluidez, placidez, profundidad y sencillez se constituye en un verdadero canto a la existencia. Por otro lado, un título que me obligó a reflexionar acerca de en qué medida la vida era un sueño y hasta qué tanto “los sueños, sueños son”, fue La vida está en otra parte, magistral novela de Milán Kundera. Esta Obra me movilizó en tal forma, que después de leerla me asaltaron las serias dudas de si quizás la vida que hasta ahí había vivido no era totalmente la que me correspondía vivir, por lo que hice lo que suele hacerse después de una reflexión semejante: ir a buscar en otra parte, no física, una definición de vida, sin abandonar el entorno vivencial en el que me muevo (el que no dejaría por nada). 4. ¿Qué historia de amor le hubiera gustado vivir? R. Ninguna. Por lo general las protagonistas de las grandes his-


5. ¿Qué obra de la literatura le hubiera gustado ver en el cine? R. No sé si ya ha sido llevada a la pantalla. La novela El perfume de Patrick Suskind; de no ser así, creo que constituiría todo un necesario y difícil reto para cualquier director de primer rango traducir al lenguaje del cine todo ese conjunto de penetrantes imágenes sensoriales que se filtra a través de esa historia bella y terrible concebida por tan genial narrador. Otra obra que pide a gritos ser llevada al cine es El secreto de los

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6. ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada literaria? R. Tengo algunos en lista de espera, pero como este cuestionario me obliga a decidirme por uno, escojo a Federico García Lorca, no solo porque es uno de mis poetas más admirados, sino también porque su brillantez polifacética –hizo de todo y todo lo hizo bien– es garantía más que suficiente para que yo pase con él una velada entretenida en la que no faltaría nada: ni música de piano ni danza flamenca ni teatro ni poesía ni vino ni lo que podría venir después.

Xavier Oquendo Troncoso*

flamencos, del argentino F. Andahazzi.

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7. ¿A qué autor de la literatura considera injustamente olvidado? R. A uno que ha existido en todas las épocas y a quien la historia de la literatura lo conoce bajo el apelativo de “anónimo”. De la autoría de “anónimo” yo he leído algunas obras muy interesantes, entre ellas, el Cantar del Mío Cid (por nombrar un solo ejemplo).

Entrevista a Sonia Manzano Vela

torias de amor terminan muy mal paradas —casi todas acostadas en sus lechos de muerte—, pues, si terminaran “bien paradas” no tendrían la condición de “inolvidables”. Abandonadas, desprestigiadas, desquiciadas, ahogadas, suicidadas, asesinadas, burladas, estafadas: la historia de casi todas las heroínas de la literatura las vuelve muy admirables, pero nada envidiables (salvo aquellas que han sido llevadas al texto bajo rasgos muy idealizados: tipo Aldonza Lorenzo, tipo Beatriz, la del Dante).


Xavier Oquendo Troncoso* Entrevista a Sonia Manzano Vela

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8. ¿A qué autor de la literatura universal considera que ha sido sobrevalorado por la crítica y el tiempo?

grandes editoriales— o llámese esta sentido de la oportunidad para escribir sobre lo que está a punto de acontecer o sobre lo que recién ha acontecido. R. A todo aquel que responde al Sinceramente creo que cualquiera perfil del escritor que, sin poseer de los recursos mencionados no mayor talento, tiene buena suerte son nada cuestionables si son utiy mejor olfato para detectar qué es lizados por verdaderos escritores lo que quiere comer el canibalismo –¿Quién podría objetarle algo a lector más pronto que de inmediato. Jesús Sampedro por haber escrito En mi ya un tanto dilatada vida, una obra de título y contenido tan me he topado con casos de escandaloso como El autores, nacionales e inamante lesbiano?–, lo Lo que mueve a indignación ternacionales que de la que mueve a indignaes que escritores noche a la mañana ción es que escritores de segunda han conseguido un de segunda salten a éxito de ventas tan in- salten a un primer plano un primer plano porporque no tienen creíble –“disco de plaque lo que no tienen de literatos, tino”—, que ni ellos se de literatos, lo tienen lo tienen de hábiles lo creen, pero que de hábiles mercademercaderes sienten que se lo meres en el cada vez en el cada vez recen porque dieron más contradictorio más contradictorio con la fórmula mágica mercado del libro mercado del libro. para atraer lectores: llámese esta chisme sensaciona9. ¿Qué personaje de la litelista (el chisme vende: aquel que ratura le hubiera gustado que quiera que su obra se vea incluida exista efectivamente? en la lista de los libros más vendidos, búsquese un chisme verdade- R. Ninguno, soy enemiga de ramente gordo), llámese esta “título sacar de su hábitat natural a los escandaloso” que mueva de inme- animales de cualquier especie: diato a una curiosidad morbosa– el que lo que está en la ficción, siga morbo lector está en la mira de las en la ficción por secula seculo-

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10. ¿En qué personaje de la literatura se ha visto reflejada en virtudes y defectos? R. Quizás suene a petulancia (y lo es), pero hasta aquí no he encontrado a ningún personaje en el que pudiera verme reflejada de cuerpo entero. Los pocos personajes con los que en algún

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Para concluir, debo anotar que encuentro que tengo más afinidad con ciertos personajes de la vida real que la que podría tener con cualquier personaje de ficción. 11. ¿Cuáles son las cinco palabras que utiliza con obsesión en su literatura? R. Sangre, fuego, ojos, muerte y olvido.

Xavier Oquendo Troncoso*

sentido pudiera sentirme identificada me quedan o muy grandes o muy chicos (más lo primero). Con todo y apelando a la técnica del Doctor Frankenstein —ensamblar una criatura reuniendo varias piezas de cadáveres—, intento configurarme tomando algo de Medea (sus pasiones encontradas), algo de Jane Mapple (la vieja e inquisitiva detective creada por Ágata Christie), un poco de Sheerezade (por esto de creer que veré la luz del día siguiente solo si mi lenguaje conserva el día de hoy su excéntrico poder de seducción), en un 10% algo de Ofelia y en un 50% mucho de personajes marcados por la culpa, como Rodión Raskolnikoff o el bello Hamlet.

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Entrevista a Sonia Manzano Vela

rum. ¿Qué harían Quasimodo, Cyrano de Bergerac, Gregorio Samsa, Madame Bovary, la Maga, etc., pululando por un mundo real que le tiene bronca a los diferentes? Seguramente ya estarían en el circo, en el manicomio, en el zoológico o en Hollywood. Además, al margen de esta pregunta del todo surrealista que me exige una respuesta de un igual corte, debo manifestar, apelando a mi parte cuerda, que el autor medio no saca a sus personajes de la manga de la Nada, sino que los configura basándose en referentes reales, aunque estos sean muy lejanos en el tiempo y en el espacio. ¿Qué objeto tendría despojarlos de su condición literaria para devolverlos al chato plano real del cual parten sus orígenes?


Xavier Oquendo Troncoso* El jardín de los amores caníbales (Fragmentos)

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12. ¿Con qué está comprometida su literatura? R. En primer lugar, con la literatura, y ya cumplido mi compromiso con la estética, con los compromisos que mi posición ideológico –creativa considera que debe asumir; sin cartelismos baratos, sin rigideces fundamentalistas, pero sí con las causas que persiguen im-

pedir que la humanidad siga deshumanizándose (¡no a la tala de hombres!). 13. ¿Cómo sería su vida sin la literatura? R. Pura literatura. Sonia Manzano Vela

* Sonia Manzano Vela. Nació el 27 de febrero de 1947 en Guayaquil, provincia de Guayas.56 Realizó sus estudios secundarios en el Colegio 5 de junio, propiedad de su padre. Desde corta edad desarrolló interés por las letras y en particular por la música, influenciada por su madre y su hermana mayor, quienes tocaban el piano. Su interés por el piano la llevó a aprender a tocarlo de forma autodidacta, más tarde asistió a la Academia Santa Cecilia

* Xavier Oquendo Troncoso. Nació en Ambato en 1972. Es periodista y doctor en letras y literatura, con estudios de edición de libros en Madrid, profesor de Letras y Literatura, editorialista de diversos medios de comunicación escrita del Ecuador. Ha publicado, dentro y fuera del país, 11 títulos, entre poesía, cuento, literatura infantil y antologías de la lírica joven del Ecuador.

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Se trataba de crear en el lector una sensació"n de angustia frente a la realidad

Alejandro Moreano*

Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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En este diá"logo entre el escritor Francisco Proaño Arandi (Premio latinoamericano Jose"Mari"a Arguedas, La Habana, 2010) y el lú"cido crí"tico y ensayista Alejandro Moreano, se pasa revista a los añ"os de formació"n del narrador, la década de los 60, los tzá"ntzicos, la creación de la revista La bufanda del sol, el Frente Cultural en Quito. Proaño, hurgando en la memoria, reconstruye los diversos momentos de lo que fue el debate polí"tico y literario de esos añ"os, el peso de la Revolución cubana, las ideas y las propuestas del compromiso del filósofo Jean-Paul Sartre, las luchas anticolonialistas en Á"frica, Mayo del 68 y su repercusió"n en la juventud del mundo, los escritores del boom de la narrativa latinoamericana, su experiencia como diplomá"tico de carrera durante procesos y gobiernos que se sucedieron en el Ecuador en los años 80 y 90. El escritor también da cuenta de lo que es su universo narrativo, las obsesiones, la presencia de una ciudad como Quito en sus diversas novelas y cuentarios, así"como la reflexió"n que a través de sus personajes realiza de las complejas relaciones de la pareja. Diá"logo que no solo significó"el encuentro de escritores de una misma generació"n, sino de dos amigos que han sabido compartir la pasió"n por la escritura de manera vital. Palabras clave: Narradores ecuatorianos, Francisco Proañ"o Arandi, literatura urbana, diálogo entre escritores, narrativa latinoamericana, tzá"ntzicos. 1

La presente entrevista, tributo al escritor Francisco Proaño Arandi al haber sido galardonado con el Premio Latinoamericano de Novela Jose! Mari!a Arguedas, otorgado por Casa de las Ame!ricas de Cuba en 2010 por su obra Tratado del amor clandestino, se desarrollo!el mie!rcoles 17 de noviembre de 2010 en la sala Manuela Sa!enz de la UASB en el marco del Programa “Conversaciones fuera de ca!tedra: Escritores ecuatorianos en la escena contempora!nea”, organizado por el A!rea de Letras de Universidad Andina Simo!n Boli!var, Sede Ecuador, entre 2010 y 2011 (N del E). /

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Entrevista a Francisco Proaño Arandi

Resumen


Alejandro Moreano*

This dialogue between writer Francisco Proan"o Arandi (Jose"Mari"a Arguedas Latin American Award, Havana 2010) and articulate critic and essay writer Alejandro Moreano, is an appraisal of the formative years of the writer, the 1960s, the tzanticos group, the appea- rance of the Bufanda del sol magazine, and the Cultural Front in Quito. Looking back, Proan"o recreates the moments of what was the political and literary debate of those years, the influence of the Cuban Revolution, the ideas and proposals of philosopher Jean-Paul Sartre’s commitment, the anti-colonialist struggles in Africa, May ’68 and its influence over the world’s youth, Latin American boom writers, his experience as a diplo- mat in several governments and processes in Ecuador during the 80’s and 90’s. The wri- ter also makes an account of his narrative universe, his obsessions, the presence of a city like Quito in his novels and short stories, as well as his thoughts about the complex couple relationships he renders through his characters. This dialogue not only meant the encounter of two writers of the same generation but of two friends who have shared the same vital passion for writing. Palabras clave: Ecuadorian writers, Francisco Proaño Arandi, urban literature, dialogue bet- ween writers, Latin American narrative, tzantzicos.

Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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Summary

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ratándose de una presentació!n de Francisco Proaño Arandi sería interesante, antes, periodizarla. Primero, hay toda una é!poca de Francisco, la de su formación en m!últiples actividades. Aparece entonces un libro de cuentos que es un poco, no la época de su plenitud, digamos, no la época oficial: me refiero a la correspondiente a Historias de dise-

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cadores, un momento sin duda más juvenil. Luego, tenemos dos fases significativas. La una, que orbita en torno a dos novelas, Antiguas caras en el espejo y Del otro lado de las cosas, y los libros de cuentos La doblez y Oposición a la magia, los cuales consolidaron plenamente la imagen de Francisco y su quehacer literario. Despué!s, nos encontramos con un


Alejandro Moreano*

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guedas” que otorga la Casa de las Américas de Cuba, consolidando, de esta manera, su significacio!n literaria. Con Pancho hemos tenido una larga amistad con muchas separaciones, por supuesto, como diplomático de carrera ha estado en frecuentes viajes. Compartimos con él una etapa de formación muy singular cuando, en nuestra época de maduración, nos encontramos en el colegio San Gabriel. Yo recuerdo que el crítico Hernán Rodríguez Castelo apareció como una tromba, veiía de Europa y

Entrevista a Francisco Proaño Arandi

segundo momento: hay varias actividades, novelas, cuentos. La razón y el presagio, que acabo de leer, una novela muy interesante, muy singular en la obra de Francisco; y, en el peri!odo má!s reciente: El sabor de la condena y la famosa Tratado del amor clandestino, finalista en el concurso Rómulo Gallegos, obra que más cerca ha estado de alzarse con dicho premio, entre las que se han presentado por parte de escritores ecuatorianos a este certamen, pues estuvo entre las seis finalistas. Novela con la que obtuvo, además, el premio “José!María Ar-


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tenía de todo, incluso la teoría de la pedagogía de la literatura: un libro para cada edad; promovía enormemente, empujo!una academia literaria, talleres literarios y descubrió a escritores. Vladimiro Rivas es uno de ellos, recuerdo que Rodríguez Castelo le puso el apodo de Kafka; era el experto en Kafka; en cambio, Bruno Sa!enz, poeta y un gran conocedor de la música, era Stefan George. Pero entre todos nosotros, Pancho era el escritor, él no fue descubierto por Rodri!guez Castelo, no fue inventado, no fue promovido, sino que era el escritor. De 13 o! 14 an!os ya lo era; todo el mundo lo conocía así. Entonces yo quisiera empezar por ahí. ¿Que!significaba eso de ser “el escritor”?, reconocido en un ambiente que luego sería muy importante, pensemos que Rivas es uno de nuestros mejores escritores, Bruno tiene una presencia muy significativa en la poesía, entonces esa etapa fue muy interesante en el proceso de la literatura ecuatoriana. ¿Qué significaba a los 13, 14 años ser un escritor? Francisco Proaño Arandi: Bien, muchas gracias a la Universidad

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Andina, a Raúl Vallejo y a Raúl Serrano, y a Alejandro, de quien espero que sus preguntas no sean demasiado difíciles. En todo caso, para mí es un privilegio y algo muy entrañable compartir la mesa con Alejandro. Como é!l dice, nos conocemos desde la primera adolescencia, fuimos compañeros de aula en el Colegio San Gabriel y, como é!l nos ha dicho, es cierto que hubo un momento interesante cuando Rodríguez Castelo, ma!s allá! de las polémicas o de los juicios que puedan hacerse de él, del criterio generacional y otras cosas, fue un gran suscitador, un gran impulsor en ese colegio. Alejandro me pregunta que! significaba eso de ser el escritor ya a temprana edad. Yo diría que, en mi caso, eso de escribir parecía algo connatural, y en realidad era así, creo que a muchos nos pasa, de los colegas y escritores, que lo son desde siempre, quizás por influencias de los primeros años, por gente que a uno le cuenta historias y se despierta, entonces, también, el afán por contar, o tal vez por influencia del padre, como el mío, que tenía una biblioteca bastante interesante, la cual, Alejandro, creo, la conoció!; as!í como yo conocí la bi-


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blioteca de su familia, bibliotecas concreto de una manera que va en las que, aparte de los relatos fa- más allá! de la pura descripcio!n, miliares, aquellos cuentos, de te- más allá! de lo denotativo que rror a veces, que no lo dejan a uno podrí!a darse, por ejemplo, cuando dormir en las noches de infancia, un periodista describe un hecho, descubríamos la continuidad con sino de un modo connotativo, es los clásicos, especialmente los decir, tratando de expresar y transgriegos y latinos, con la literatura mitir de tal modo que quien lo esdel Siglo de Oro español, el con- cucha sienta lo que se relata como sabido Julio Verne y otros autosu experiencia. Creo que en res, y quizás eso de nues- tros inicios, en esa Yo creo alguna manera nos iné!poca, estas dos cosas que la necesidad de fluía más. Yo creo que se conjugaban y por expresarse literariamente, la necesidad de exeso escribíamos, inme parece, presarse literariafluidos tambie!n por nace de dos circunstancias: mente, me parece, nuestras lecturas. una, podría ser la que nace de dos cirgené"ticamente, cunstancias: una, Siempre recopor decir algo, podría ser la que miendo a los jóvehace que uno nazca gené!t icamente, nes que quieren ya con esa vocación o quizás, culturalmente, por decir algo, escribir, que lean hace que uno nazca en el marco de un ambiente mucho, porque las que lo orienta ya con esa vocación lecturas ayudan a ir hacia aquello, o quizás, culturalformando un estilo; la literatura. mente, en el marco de un claro que tiene que llegar ambiente que lo orienta un momento en que uno hacia aquello, la literatura. Otra, debe independizarse de los maescreo también, cuando, en ocasio- tros de los cuales ha sido hasta nes, la literatura nace en situacio- adicto. Creo que entre lecturas, nes en las que el ser humano, ambiente, necesidad de expresar cualquiera que sea su actividad, algo, influencias culturales, familiasiente de pronto la urgencia de res, hubo un resultado que entrasmitir o quizás de interpretar y tiendo fue lo que descubrió! explicar la realidad de un hecho Rodríguez Castelo, eso de decir


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que en mí había un escritor, y de identificar también a otros con igual vocación o con posibilidades de ser eso, lo que llamamos un escritor.

su militancia o apasionado por ella, si ustedes quieren, o, mientras Rafael Larrea, de cuerpo entero, denotaba un sentimiento de heroicidad que lo llevaba a la AM: Ahí está! también tu manejo polí!tica, en Pancho había una esde lenguaje... pecie de, hasta lo podría decir, condescendencia con la actividad FPA: Sí, allí el estilo iba formán- poli!tica; se involucró!, escribió! en dose a trave!s de las lecturas, y perió!dicos de izquierda, pero no quizás por ese deseo de expresar era el apasionamiento intelectual algo más allá!de lo puramente des- de Ivá!n, ni esa persistencia de Racriptivo, tratando de desentrañar fael Larrea; sin embargo, si uno una situació!n interior o quizá!s ex- piensa en el conjunto de su createrior. ció!n, la polí!tica tiene una enorme presencia en la literatura de PanAM: En los avatares que nos tocó! cho, y su vida ha estado atravevivir juntos por esa época, juntos sada por procesos polí!ticos, uno hicimos una revista, Z, que tenía el de ellos, este conflicto con el Preobjetivo de mostrar todo lo que ha- sidente actual que lo llevó!a renunbíamos lei!do, todo lo que era posi- ciar a la embajada en la OEA. ble imaginar. Una revista muy Entonces, ¿que!ha sido en tu vida, singular. Hicimos, como dices tú!, un poco, la política? la primera Bufanda del sol; estuvimos en la asociación de escritores FPA: Bueno, yo creo que la prejoóvenes y experimentamos un gunta es muy interesante y tiene hecho importante: la presencia de muchas aristas. En realidad, la política. Pero en Pancho perci- cuando ya comenzamos a escribir bíamos algo diferente. Mientras de manera má!s consciente, má!s gente como Iva!n Carvajal, por militante, en la revista Z, que era ejemplo, que era un militante de la expresió!n de un grupo de los gran tenacidad, dirigente de la Ju- que cumplíamos 20 añ!os en el añ!o ventud Comunista, se aproximaba 64, ciertamente que sacamos esa al maoísmo, muy de la cabeza en revista como una necesidad de ex-

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Era una é!poca de muchas influencias y, sin duda alguna, era evidente que nuestras expresiones devenían netamente polí!ticas. Con Alejandro, recuerdo una tarde de diciembre del 64. Ulises Estrella, entonces el principal suscitador del grupo tzántzicos, grupo al que habíamos criticado en la revista Z, incluso nos parecían como poses los actos tzá!ntzicos, se acercó!a nosotros y nos invitó!, luego de una conversación que tuvimos, a una

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reunión con los integrantes de ese movimiento, lo que nosotros aceptamos. No sé!si Alejandro tuvo esa percepción, pero yo creí!a que nos iban a masacrar. No obstante, encontramos má!s bien muchas coincidencias; muchas má!s coincidencias que diferencias. Se inició! entonces, un peri!odo de intensa colaboració!n; fue un peri!odo, sin duda, romá!ntico, signado por esta cosa que nos iluminaba que se llamaba la Revolució!n y en cuyo nombre queríamos cambiar la vida, cambiar nuestros textos, hacer que fuesen polí!ticos y literarios a la vez. En mi caso personal, a pesar de que objetiva- mente yo adherí!a a esa militancia, creo que en principio la mía no era una actitud partidista, en el sentido que expresa Alejandro, si bien en alg!ún momento tambié!n la tuve, incluso escribí! en perió!dicos clandestinos. Pero, literariamente, sentí! siempre la literatura como algo que debía expresar de una manera no panfletaria, si se quiere, lo que querí!amos; sentía a la literatura como un filtro, como algo que viene un poco despué!s de los acontecimientos y reflexiona, y puede quizá!s remover la conciencia para que cambie la sociedad, pero siempre con un nivel esté!tico,

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presar lo que pensá!bamos, lo que querí!amos hacer. Estamos hablando de la dé!cada de los 60, que todos sabemos, es una dé!cada revolucionaria, si se puede decir. La historia de Amé!rica Latina había sido partida en dos por la Revolución cubana y la Revolución cubana influí!a profundamente en nuestro imaginario. Creíamos que la revolució!n estaba a la vuelta de la esquina, el Che Guevara era uno de nuestros hé!roes epó!nimos en el plano polí!tico; en el plano literario estaba, podrí!amos decir, Rimbaud, y la filosofi!a sartreana que influía muchí!simo con toda su problemá!tica, con todas sus propuestas y discusiones sobre la libertad y la responsabilidad.


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no en el nivel denotativo, sino en el connotativo. Entonces, recuerdo, y Alejandro tambié!n debe recordar, y no sé!si alguien más estuvo en esa oportunidad, que a Abdo!n Ubidia y a mí nos siguieron una especie de proceso político porque habíamos escrito en el sentido que pensá!bamos, en el sentido de una literatura que descubriera a los personajes, que fuera desentrañando situaciones, y que, a travé!s de ese desentran!amiento, incidiera, si fuera posible, en la realidad y la expresara a fondo. Creo que fue en esa misma tarde que nos hicieron a los dos un breve proceso del que salimos, entiendo, inco!lu- mes. Ello refleja la tensió!n polí!tica que existía y que se manifestaba en la actitud de compañ!eros que nos exigían una expresió!n más directa, más comprometida, en tanto que nosotros creí!amos que la literatura tiene otros niveles, otra manera de incidir como forma de conocimiento y como forma mediata de repercutir sobre la realidad. AM: Por la polí!tica y el conjunto de tu obra, como anoté!antes, acabo de leer La razó(n y el presagio, y allí hay una construcció!n y una trama política evidente...

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FPA: Bueno, eso sí!. Sin duda, lo polí!tico estaba presente en el sentido en que nos enfrenta!bamos a una sociedad mal estructurada, a una sociedad con inequidades. Empezamos a escribir en la revista Z y la primera Bufanda aparece en un contexto de dictadura militar; nace frente a una situació!n difí!cil en Amé!rica Latina. Recordemos que en el 65 se produjo la invasión norteamericana a la Repú!blica Dominicana, por ejemplo, un hecho catá!rtico, sin duda, para quienes é!ramos jo!venes. Y creo que, de alguna manera, todo lo que ha sido mi escritura, tiene que ver con algo que se llama el poder. El poder no solo entendido de una manera directa, lo cual es legí!timo, esto es, como poder polí!tico, militar, econó!mico, sino como algo má!s, y no es que en ese momento yo supiera eso, pero luego leímos, añ!os después, a Foucault, y entendimos al poder como algo que está! en todos los niveles de la sociedad e incluso de la relació!n humana, en general. En muchos de mis relatos varias de las situaciones que abordo son una especie de metá!foras del poder. Por ejemplo, hay un cuento que se llama “Oposició!n a la magia”, en el que un pa-


Así tambie!n hay una serie de situaciones en esa novela que cita Ale jandro, La razón y el presagio. Por primera vez me propuse una fá!bula, pero era una especie tambié!n de fá!bula o metá!fora de lo que fue la terrible presencia en Latinoamé!rica de dictaduras como las que hubo en el Cono Sur. Ma!s allá de las explicaciones puramente políticas, yo quería desentrañar los hechos en un plano simbó!lico, entender y expresar por qué!en Amé!rica Latina se producí!a algo que podrí!amos llamar el fascismo, con campos de concentració!n y métodos parecidos a los de los nazis. Entonces inventé! esa

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AM: Bueno, ya tratando la literatura –esta es una idea que se me ocurrioó a propó!sito de una tesis que me tocó!revisar con Alicia Ortega, de una estudiante que hacía una indagació!n de la novela urbana colombiana–; ahora bien, en esa tesis, sobre la novela urbana, se hablaba de una urbe moderna con sus cambios, tensiones nuevas. Una ciudad de los ochentas, de los noventas. Ahí! me sorpren-

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parábola; un poco, en una primera intenció!n, lo quise hacer como una novela de aventuras, pero finalmente se fue imponiendo un criterio político que gravita sobre los hechos, tratando siempre de mantener la acció!n en un nivel intermedio, entre lo que sería el afrontar directamente la problemá!tica política y lo que sería ese nivel intermedio o indirecto, ese plano simbó!lico, metafó!rico, situaciones y personajes que se van elaborando en un sentido existencial y que en el fondo son figuraciones, representaciones polí!ticas. Hay allí! un poder como siempre, gravitando de manera negativa, de manera corruptora en el hombre, en el ser humano, en la condició!n humana.

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drastro bestial encuentra que tiene a su disposició!n un niñ!o, un pequeñ!o adolescente, su hijastro, y comienza a desbordar en e!l toda su crueldad, sus frustraciones tambié!n y se imagina que a travé!s de eso va a animalizarlo, porque se propone algo tan insó!lito como eso: animalizar a ese ser humano. Finalmente, ese ser humano se insurrecciona de alguna manera y es e!l, el padrastro, quien se bestializa. Más o menos esa es la idea: una metá!fora del poder y de la posibilidad de oponerse a é!l.


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día de que la novela urbana nuestra –nosotros hemos planteado como opuesta a la novela social, a la novela rural de los 30–, esa novela urbana es una novela de la vieja ciudad, es la vieja ciudad premoderna, incluso uno pudiera decir un poco provocativamente que esa ciudad es la que está! en esa literatura, en Pancho, en Vá!sconez, –había, de alguna manera, tambié!n una novela de la misma é!poca o quizá!s anterior, la de El Chulla Romero y Flores–; entonces, ¿por qué! esa ciudad?, porqué esa ciudad es la que organiza el imaginario... Yo he visto en otros cuentos tuyos, la ciudad, que serí!a la ciudad actual; la ciudad moderna, pero vista de una manera má!s abstracta, menos vivida; en cambio, la vieja ciudad es vivida con una intensidad enorme, que presta una dimensio!n mítica, metafísica, simbólica a la literatura. Entonces, la reflexió!n, ¿por qué!? FPA: Es una buena pregunta que yo también me la he hecho. Y creo que tengo algunas respuestas. Hablá!bamos de que comenzá!bamos a escribir de manera consciente en los años 60, y creo que en los añ!os 60 y aú!n hoy, de al-

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guna manera, primaba en las conciencias, en la mentalidad, una especie de estructura que venía desde la Colonia. Una sociedad, y en este caso hay que hablar tambié!n del origen de clase –en mi caso personal, la clase media quiteñ!a–, en el Quito de los años 60, una pequeñ!a ciudad de 300.000 habitantes, a finales de los 50 y principios de los 60, con un sistema educativo que proyectaba entonces, todavía, como una sombra, esa suerte de mentalidad colonial, una sociedad que, descrita así, encontraba un correlato físico en una ciudad como Quito; el Quito antiguo, el Quito laberí!ntico, el Quito de claroscuros, el Quito de los claustros, el Quito de los arcos alucinantes, de las callejuelas, el Quito de la pobreza, el Quito de las familias pacatas, el Quito de la hipocresía. Entonces pienso que, primero, el haber vivido la infancia en esa ciudad y, má!s que la ciudad, el haber percibido sus conflictos peculiares, esos rasgos ideoló!gicos y sicoló!gicos de la ciudad, junto a lo topográ!fico y los vestigios histó!ricos; el mismo hecho de encontrarse en esa realidad con un personaje omnipresente en la polí!tica nacional como era


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Velasco Ibarra, en medio de esa otra forma de codificar la escritura. verbosidad, que para mí!implicaba Estoy leyendo ú!ltimamente los texuna suerte de encantamiento de la tos de jó!venes, muy interesantes, polí!tica –el personaje hablaba y en los que ya es evidente, no solo hablaba, pero el paíi!s no cam- la nueva ciudad, sino ese nuevo biaba–, entonces, repito, el hecho contexto sociopolí!tico-cultural en de haber tomado esa ciuque nos movemos, por dad como referente, ejemplo el avasallaSuelen decir como escenario, ha miento de los medios que la infancia servido para que la tecnológicos de inmarca en general misma haya sido formació!n, el Interla obra de un escritor funcional, diganet, la televisió!n o artista; quizá"s entonces mos, a este querer como una especie podría haber en ello una explicacio"n a tu pregunta: expresar la sociede tótem, y sin dad que conoci- el haber emergido a la realidad embargo, todavía de la literatura mos en la infancia, ciertos prejuicios, en un marco como ese, marcados por ella. ciertas formas de a literatura entendida Suelen decir que la enfrentar las cosas como la necesidad infancia marca en geque yo creí!a que de expresar aquello. neral la obra de un eshabí!an sido de mi jucritor o artista; quizá!s ventud, todaví!a como que entonces podría haber en ello siguen vigentes a pesar de una explicacio!n a tu pregunta: el todos los cambios tecnoló!gicos. haber emergido a la realidad de la Eso tiene que ver con las estructuliteratura en un marco como ese, ras socioeconómicas de la ciudad la literatura entendida como la ne- que no han cambiado en la forma cesidad de expresar aquello. en que deberían haberse modificado. Quizá!s tambié!n podría ser Cierto que la ciudad ha crecido en esta una explicació!n a la inquietud las últimas tres dé!cadas de una que tú!has planteado. manera exponencial, asimé!trica, caó!tica, y la nueva ciudad lógica- AM: Cuando estaba pensando en mente exige otro tipo de confron- las preguntas que hacer en esta tació!n desde la literatura, inclusive conversació!n, uno de los ejes que


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se me presentó!es el de la lectura de textos como La razó(n y el presagio. Es la ritualizacio!n de la vida cotidiana que se vive en tu literatura con enorme persistencia. Yo había estado buscando un texto que escribí sobre Pancho para la antología que creo hicieron Gladys Jaramillo y Raú!l Pé!rez (I(ndice de la Narrativa Ecuatoriana 19601988). Y allí me encuentro exactamente con una imagen de un pensamiento similar, digo que en Pancho está muy presente la supervivencia y la crueldad de los ritos en la sociedad moderna y quizás esa es una de las fuerzas de nuestra literatura. Digamos que nuestras artes en general se mueven en esa tensió!n entre la conciencia premoderna, sus ritos, sus tensiones, y la vida moderna; o sea, si uno piensa en Guayasamín, en la primera vez que entre!a ver los cuadros de Guayasamín, me acuerdo que vi ...regalitos... (¿?) en un cuadro de caballete, o sea una enorme tensió!n, o al leer a Arguedas, al propio Garcí!a Má!rquez en su novela de lo que es un hecho ritual, la descripció!n de un rito –¿có!mo se llama?– que es la justicia y que todo estaba dirigido a que lo maten...

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FPA: Cró(nica de una muerte anunciada... AM: Alí uno ve esa tensió!n, en la cual la tensió!n de formas premodernas se expresa en una temá!tica sobre la vida moderna. Entonces yo creo que en Pancho es muy fuerte esa ritualizacioón de la vida cotidiana que la vuelve cruel, que la vuelve absurda, llena de tedio y vací!a en el sentido de las cosas. Creo que es una de las características de tu narrativa, entonces, ¿valdría que comentes un poco sobre esto? FPA: Sí!, y yo creo que los que irrumpimos en la literatura de los añ!os 60, 70, incluso 80, venimos de alguien que nos es muy importante en nuestra literatura en el Ecuador –tambié!n hay las influencias de otras literaturas– y es el caso de Pablo Palacio. Primero, nuestra generació!n irrumpió!injustamente contra el realismo social y naturalista, en la revista Z ya nos declara!bamos eso, parricidas, y a Palacio lo recuperá!bamos como un gran antecedente, nos reconocíamos en su literatura, querí!amos seguir en esa lí!nea, y Palacio tiene dentro de uno de sus fundamentos


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Pero tambié!n hay algo má!s, en mi caso, por lo menos: el tratar de ubicar a ese ser humano que es el personaje, sea el personaje narrador, sean personajes secundarios, otorgá!ndoles una carnalidad, y la ú!nica posibilidad para ello que yo he encontrado es dá!ndoles, prestá!ndoles un mundo de sensaciones, de imá!genes en las cuales nos movemos. Como que hay una relació!n dialé!ctica entre el objeto y el ser humano que se va configurando, aunque creo que tambié!n influyo!en eso la novela objetalista que entonces estaba muy en boga. Me parece que esa obsesió!n por desentran!ar una realidad a travé!s de lo objetal si! influyó! en mi caso, obsesió!n o actitud que, ademá!s, era una especie de desencanto del hé!roe en general y má!s del hé!roe novelesco, desencanto proveniente de algo que tambié!n habíamos sentido noso-

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una forma de expresar algo más, no solo porque interese esa vida cotidiana, sino, sobre todo, como una forma de incidir en la condició!n humana de esos seres signados, determinados, configurados y transfigurados en un contexto político, social, histó!rico determinado.

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de su estética, aquello que dice: se tomaron las grandes realidades pero olvidamos que las pequeñ!as realidades son las que conforman una vida. Extrapolando eso, por lo menos parece que ha sido así; ha sido una intenció!n mí!a, tratar de reflejar, sin que haya que repetirle los hechos histó!ricos al lector, por decir, sin necesidad de insistir en la existencia de un determinado sistema sociopolí!tico que nos oprime y nos determina, co!mo eso –la historia, el entorno– se expresa en la vida cotidiana del ser humano que, en definitiva, es lo que má!s nos ha interesado a quienes pertenecemos a la generació!n que surge en los 60. Es decir: el ser humano común, cotidiano. Ló!gicamente tambié!n hay novela histó!rica, pero fundamentalmente en las novelas de estas ú!ltimas dé!cadas, el ser humano es un hombre de la calle, es el protagonista principal, entonces hay que ver co!mo hay que explorar y descifrar la vida de ese ser humano, de esa cotidianidad que esta! signada por una serie de elementos y, sin duda, crueles tambié!n, obsesivos. Por eso, creo, se produce lo que tu! señalas, una ritualizació!n de la vida cotidiana, pero como


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tros. Quiza!s el Che era algo diferente, pero, de alguna manera, el hé!roe del realismo, de la gran literatura del siglo diecinueve, había perdido vigencia. Despué!s de lo que pasó!en el mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, de los campos de concentració!n, del llamado equilibrio del terror, como que el hé!roe como tal se desvanecía y casi no nos interesaba el ser humano como era –concreto, descriptible, individualizado–, sino la condició!n humana en general, como una voz que nos habla desde la profundidad de nosotros mismos, y eso genera la necesidad de que esa voz se refleje, se interprete y se reconozca en el mundo sensorial, en el mundo de las imá!genes, de las sensaciones y quizá!s eso solo sea posible en la vida cotidiana. Esta relació!n, digamos, es la que produce determinados textos. AM: Pero recié!n acabo de leer uno de tus ú!ltimos libros de cuentos, Historias del país fingido. La historia de J, la persecució!n a J... FPA: Pero creo que ese texto es de otro libro, y se titula De bicé(falos y otros.

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AM: Pero bueno, tu!ahí tienes una delectació!n morosa en los gestos, en las conductas que se van volviendo repetitivas; al final pierden su sentido, pierden su singularidad, o sea, la ritualizació!n hace que se pierda la contingencia de los hechos y que se de!una dimensió!n que lleva al vacío y a la crueldad en algú!n sentido. Ahora que esa persistencia en el mundo de las sensaciones y en la descripció!n exhaustiva de gestos, de conductas, de movimientos, de pensamientos, de sentimientos, el efecto de eso es un enorme vaciamiento que produce una angustia muy fuerte. FPA: De eso se trataba, es decir, tambié!n se trataba de crear en el lector una sensació!n de angustia frente a la realidad que pudiera, digamos, transformarlo a é!l como persona, como una forma de confrontació!n con su realidad; en el caso del personaje al que aludimos, por ejemplo, se trata de un pesquisa, creo, al que le ordenan perseguir a un individuo y la persecució!n se prolonga de una manera que puede ser infinita porque no hay una contraorden, y e!l, como el buró!crata puntilloso que es, in-


AM: La doblez... FPA: La doblez, la duplicació!n, y como no somos seres completos, estamos tratando de reconocernos a nosotros mismos; pero la idea es justamente llegar a un clímax, si se puede, a una catarsis y menos a una intelecció!n; a una experiencia, digamos, que se hace necesaria para trasmitir lo que uno desea. Tambié!n creo que no ha habido en ello, desde luego, una intenció!n explícita: provocar en el posible lector que va descubriendo, va descifrando el texto, una concientizació!n puntual, por decirlo así!.

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Pero cambiando de tema, cuando Pancho estuvo en la URSS, se derrumbó! la URSS, cuando estuvo en Yugoslavia, se derrumbó! Yugoslavia, entonces, por ahí!, supongo que habrá! sido Abdó!n Ubidia el del chiste, se decía que la solució!n era mandarle a Pancho de embajador a Estados Unidos. Tú! has tenido una vida de diplomá!tico, has viajado muchí!simo y yo sentí! en esta ú!ltima novela que he lei!do, sentí la presencia de esos viajes, en La razó(n y el presagio, Tratado del amor clandestino. Hay tambié!n allí! toda una metá!fora del viaje. En La razó(n y el presagio se introduce un personaje, presumiblemente tu padre, que va acompañ!ado de un niñ!o de diez añ!os, juguetó!n, pícaro, con una expresió!n peculiar en su mirada. Entonces aprovechas para meternos en el personaje niño. Un poco, esos desplazamientos, esos viajes y

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AM: Yo creo que hay una conciencia ritualizadora, por lo menos en Historias del país fingido, donde hay una visió!n de la guerrilla y en donde todo se ritualiza; las relaciones se vuelven vacías de sentido. Eso es, digamos, muy duro.

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venta las formas má!s insó!litas para seguir cumpliendo con su misió!n, en un mundo lleno de imá!genes contrapuestas, cometido en el cual llega incluso a identificarse con el perseguido. En cierto momento, hay una transposició!n del personaje hacia el otro, como una metamorfosis, pero la idea era justamente inquirir en un personaje que se duplica. Sobre mi literatura, la estudiosa y cri!tica Rocí!o Bastidas hizo una excelente tesis, lo cual le agradezco ahora pú!blicamente, y allí ella habla precisamente de ello, de estos personajes dobles.


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todo ello, co!mo que han estado presentes en tu literatura. FPA: Bueno, es interesante. Yo tení!a la sensacio!n contraria, que má!s bien los viajes no han tenido mayor incidencia en mi literatura, pero creo que eso es una imagen, tal vez, equivocada. He pensado siempre mis temas, las tramas, las situaciones de la literatura, centradas en una ciudad que se llama Quito, en un ambiente de clase media, con esos referentes de los que habí!amos hablado antes de la ciudad vieja como escenario casi recurrente en mis textos. Má!s bien yo pensaba que los viajes, el vivir en otras latitudes, no incidí!a en mi literatura, pero en realidad, creo ahora, si! inciden, porque uno, cuando se distancia, cuando se va del país, ese distanciamiento le permite mirar má!s objetivamente las cosas, podrí!a ser. De hecho, uno encuentra tambié!n personajes que le sirven para introducirlos en los textos, o situaciones aná!logas que pueden ser metaforizadas o extrapoladas. Ahora, en el caso de La razó(n y el presagio, que es una novela con cierta intencionalidad polí!tica, con personajes que vienen de fuera, allí!aparecen muchos to-

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mados de la realidad allende el país: unos exiliados, por ejemplo, de la guerra yugoslava, que se encuentran en el Ecuador. Aparecen, asimismo, otros personajes que no son precisamente los de tu ciudad, los de tu entorno íntimo. Sí!, seguramente uno toma modelos, porque el escritor (está!n aquí algunos: Raú!l Vallejo, Raú!l Pé!rez) es una especie de ladró!n de la realidad. Se apropia, puede apropiarse de todo lo que aparece, todo le sirve en el contexto de su obra, que es su contexto, que son sus demonios –no se! si este! de moda eso todavía–, que es el mundo, su visió!n primordial que quiere y siempre está!trasmitiendo, de la cual va rotando todo lo cotidiano, pero sí, sin duda alguna, personajes, situaciones, experiencias le sirven, pero yo creo que disiento un poco de ti, yo creo que má!s bien lo fundamental ha sido mi fidelidad no deseada a la rea- lidad de esta ciudad, de este país. El exterior, las experiencias externas, han sido má!s bien circunstanciales, simplemente funcionales a momentos, pero no como... AM: Bueno, yo no he dicho que haya una presencia marcada. Hice la pregunta nada má!s. En esta no-


FPA: Realmente quizá!s hubiera sido bueno y rentable que hubiese sido una novela de espionaje, mujeres, sexo, pero... AM: Ya que hablas de sexo, aunque es un terreno peligroso como se vio en la entrevista a Abdó!n Ubidia. ¿Có!mo está! presente el erotismo? En esta novela lo que se ve es el erotismo que parte de esa idea de la disolució!n de los seres en el orgasmo, pero al mismo tiempo se esá!planteando que esa entidad como que se separa de los amantes en ú!ltima instancia, porque hay un tercero. Entonces me pareció!una imagen interesante de la cuestió!n eró!tica, y serí!a interesante que comentes algo al respecto. FPA: Bueno sí!, el erotismo, presente en la vida humana, expresa una posibilidad de libertad; entonces y, generalmente en las situaciones correspondientes, necesariamente tiene que aparecer. Los

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AM: Estaba pensando, creo que es Proust, no recuerdo, son seis libros en uno, los que uno cree que son, multiplicados por dos, seis, es una orgía. Otra temá!tica que me parece definitivamente fuerte en tu literatura, es la del mal. Yo recordaba a Ricoeur, que plantea dos lí!neas sobre el mal: la visió!n agonística y la visió!n é!tica. La visió!n agoní!stica es aquella en

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personajes buscan como una salida a la pequeñ!ez, a la mezquindad, a la rutina de su vida cotidiana, es decir, los personajes buscan, parecen buscar eso. Pero claro, en la experiencia sexual; sobre eso hay mucha literatura, no solamente hay dos seres, hay un tercero, pero ese tercero es uno mismo observá!ndose. Esa idea casi obsesiva del doble, del triple que aparece en algunos textos mí!os, para tratar de multiplicar y ver la situació!n desde otra, desde diversas perspectivas. En el erotismo se da esa posibilidad de una liberación hacia un mundo utó!pico, que tiene que ver con el poder, el poder omnipresente; el erotismo como forma de liberació!n, de subversió!n, de transgresió!n de esa cotidianidad agresiva muchas veces.

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Entrevista a Francisco Proaño Arandi

vela, La razó(n y el presagio si! es marcada, hay una presencia dramá!tica que entra a Europa, a Alemania, entra a Yugoslavia, a Parí!s...


Alejandro Moreano* Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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que el mal es una fuerza má!s allá! FPA: Sí!. El mal está! presente de la voluntad de los seres que desde que la situació!n en sí, lo que está!en el principio de todas las vi- vemos, está!signada por el mal. No siones religiosas, y que en con- debería ser así!, pero es; entonces, creto es lo que mi hija, cuando uno se pone a reflexionar y creo tenía cinco añ!os, hizo una trave- que el mal está! vinculado con el sura y me dijo: es que mira, yo soy poder, mejor dicho, es un efecto de así!y pues que!quieres que haga; la ineludible presencia del poder entonces es esa fuerza arrolla- en la sociedad, en la historia hudora. La visio!n é!tica del mal, en mana. A veces yo pensaba que si cambio, es aquella en la que el no hubiera la percepció!n del mal, mal es producto de la libertad la sociedad tal vez no se hahumana, la mí!tica del pebría desarrollado. El mal A veces cado original: Adá!n es viene a ser una invenció!n yo pensaba libre y transgrede la de la sociedad, necesaque si no hubiera orden y funda el mal, a ria para la supervivenla percepció"n del mal, la vez, por ahí está! la cia, como decir, en los la sociedad serpiente, como la seres animales y los tal vez fuerza arrolladora, priseres humanos no se habría mordial, entonces esa tambié!n, el instinto de desarrollado. es una de las imá!genes y conservació!n. Si no huen tu literatura, el mal es biera la percepció!n de que muy fuerte, el mal está! presente esto es malo o lo que la sociedad contínuamente. Ahora, tambié!n califica como “malo”, entonces esa hay otro planteamiento al res- sociedad no se desarrolla. Esto pecto, hay un mal perverso, pero quiere decir que la percepció!n del hay tambié!n el otro mal a lo Hegel, mal está!ligada con una estructura que decí!a que la Historia avanza de poder, elemental, compleja, de por el lado del mal, entonces hay la que emana, y que se opone al exaltaciones del mal como perver- reino de la libertad que de cierta sidad y otras que reivindican el manera es el de la infancia. mal como transgresio!n. ¿Co!mo Uno de los filó!sofos que má!s ha estaría presente todo esto en tu hablado sobre el mal es Georges narrativa? Bataille. En su ensayo La literatura

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Alejandro Moreano*

lees la Historia del ojo, de Bataille, escrita para ilustrar sus planteamientos sobre el mal, nos encontramos con una historia en la que los personajes nin!os o adolescentes desplazan con toda libertad sus instintos; pero en el a!mbito de la sociedad esta se encarga de ir limitando eso. Yo creo que muchos de ustedes han lei!do El señ(or de las moscas, de William Golding, en la que un grupo de niñ!os naufragan y quedan perdidos y abandonados en una isla, pero son niñ!os, y, sin embargo, en esos niñ!os que se suponen son inocentes, y lo son, aparece pronto una estructura de poder: algunos de ellos asumen un claro liderazgo, casi una tirani!a, otros se someten, otros se insurreccionan, y aparece el mal. Tal vez Golding piensa, quizá!s como Rilke, que el mal es inherente a la naturaleza humana o al poder. En toda sociedad se aparece, y esa es la fuente del mal. Pero sí, sin duda alguna, yo creo que el mal emana de los personajes, de la violencia, de la imposició!n de unos y otros, del despotismo, pero sobre todo de esa relacio!n de poder que esta!inmersa, inmiscuida, en el sentido foucaultiano, en toda la sociedad.

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Entrevista a Francisco Proaño Arandi

y el mal, estudia el tema en algunos escritores significativos, entre ellos, Emily Bronte!, autora de Cumbres borrascosas. En esa novela, el personaje es perverso, pero es perverso porque se rebela contra la sociedad que le ha robado su infancia, lé!ase su libertad. Bataille habla del personaje como “el maldito que lucha por recuperar el reino perdido”. De alguna manera, el poder, la sociedad, nos han arrebatado ese estado de inocencia, de libertad plena que tal vez es la primera infancia, y luego esa misma sociedad nos antepone un juego de má!scaras, nos impone la idea del bien, que serí!a el mal de alguna manera, y el mal como aquello que se opone al orden, al poder. Creo que casi en todos los escritores, la gran mayoría, el mal es un tema subyacente, puede no ser un tema central pero siempre estara!ahí!, inmerso, inherente al ser humano. Entramos ahí! incluso en otra discusió!n: el mal es una categorí!a propia de la sociedad, sin la cual la sociedad no se entenderí!a, sobre todo, el poder no se entenderí!a, como lo que decí!a, no sé!si Rilke, que el mal es una fuer- za inherente a la naturaleza humana, y por ejemplo, si tú!


Alejandro Moreano* Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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AM: Junto al mal hay algo que es muy dominante en tu literatura: la crueldad. Una obsesión por la crueldad, enorme, desde el cuento que tú! mismo mencionaste, que trata del padrastro que flagela al niño, o aquella sociedad que trata de eliminar a los niñ!os de todas formas y recurre a diversos procedimientos para hacerlo, pero no puede eliminarlos, o ese texto de Historias del país fingido donde se cuenta que para lograr superar esta realidad tan cruel, tan brutal, tan violenta, tenemos que imaginar (tal la situació!n planteada en el relato) algo peor que eso: entonces hay gente que se dedica a imaginar todos los horrores posibles, de manera que ya lo que ocurre en la sociedad va pareciendo un juego de niñ!os, va perdiendo importancia, hasta que, finalmente, habrá! un retorno de lo real y lo imaginario y perderá! fuerza. Hay otro cuento que es sobre, ¿seres de rostro cruel? ¿Puede ser? El tema de lo cruel, de una reiteració!n muy fuerte. Esa visió!n permanente en tu narrativa sobre la crueldad, ¿co!mo la explicas?

decí!as hace un rato: la ritualizació!n de la cotidianidad; pero la cotidianidad es cruel, entonces, la crueldad tambié!n se ritualiza. De alguna manera, yo creo que lo que el escritor trata de hacer son metá!foras de la realidad, si esa realidad es cruel, pues esas metá!foras inciden en ese plano de la crueldad que tambié!n tiene que ver con el poder, como en el tema del padrastro, o en un cuento titulado “Dispersió!n de los muros”, en el que una sociedad de adultos decide eliminar a los niñ!os. Yo amo mucho a los ninños, si me ven con mi nieta soy un abuelo muy dulce, pero ese cuento, “Dispersión de los muros”, es tambié!n una meta!fora del poder y de la posibilidad de insurreccionarse, de alguna manera, de cambiar la vida, la realidad. Ese cuento que tu! mencionas se llama De la polí(tica antirrealista, y es un juego, digamos, la literatura tiene un nivel luúdico, un juego, un texto en el que en una determinada sociedad parecida a la que vivimos en algunos paí!ses, el crimen se vive a la orden del día, y alguien dice, verificando lo que se vive y se palpa: “la realiFPA: Sí!, me siento un poco acu- dad supera la imaginación”, entonsado. Eso me remite a lo que tu! ces, se cuenta, el partido antirrea-

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AM: Creo que fue Óscar Wilde el que dijo que con buenos sentimientos se hace mala literatura. Es una tesis que Jorge Luis Borges repetía por todas partes, y si le das la vuelta quedaría que con malos sentimientos se hace buena literatura. Pienso que tu literatura se nutre del mal, de la crueldad en extremo; entonces estamos, con eso no hay ninguna acusació!n, que la literatura es amoral en algu!n sentido, no puede estarse planteando

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Me gustarí!a una reflexió!n tuya, digamos, sobre el hecho de que hay corrientes que plantean la absoluta ausencia de narrador, la absoluta ausencia de opiniones o reflexiones o de una conciencia de lo que esta! ocurriendo, cuyo ejemplo serí!a Truman Capote, en un sentido, y Hemingway; es una cro!nica, no hay voces exteriores a los personajes. Hay otra literatura que es de una extrema autoconciencia, donde te ubicari!as tu!, cuya conciencia permanente, digamos, es la de mirar el mundo, reflexionar sobre todos los hechos, no del narrador, sino de los mismos personajes, pues los personajes reflexionan, dan sentido o le quitan sentido a sus hechos, lo cual sería allí... FPA: Yo aspiraría a ubicarme en la primera categoría, pero es difícil realmente. Alguien decí!a que la té!cnica de Hemingway, la del ice-

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dirigir el bien, como dice Borges, entre tantas actitudes contradictorias. Macbeth, por ejemplo, es un gran personaje, pero no es un modelo de ciudadano britá!nico, entonces los personajes malditos son los que tienen riqueza humana.

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Entrevista a Francisco Proaño Arandi

lista decide revertir las cosas, hacer que la imaginació!n supere la realidad y atenuar, así!, en esta, el crimen, la violencia. Hay entonces un reflorecimiento de la novela negra, de los thrillers sangrientos, de la literatura escatolo!gica. Materiales escabrosos, para tratar de lograr aquello: que la imaginació!n supere a la realidad. Bueno, como he dicho, se trata de un juego, pero en el fondo, de una metá!fora de lo que sucede en la realidad. Entonces, creo que, en ese sentido, esta ritualizació!n expresada en lo cruel, como expresió!n de una presencia del mal y del mal como una emanació!n del poder, ironiza e intenta proyectar una mirada sobre toda esta problemática.


Alejandro Moreano* Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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berg, era que las motivaciones y la té!cnica misma quedaban sumergidas al fondo y lo que aparece son los personajes, lo que trascurre. Eso es a lo que yo aspiraría, pero creo que en mi literatura hay má!s bien un sentido de autoconciencia. Siempre trato de no tomar partido, yo creo que la literatura no tiene por que!tomar partido, sino que el lector sabrá!, de la experiencia del hecho literario, sacar sus conclusiones. En ese sentido, reitero, creo más bien que se trata de lo segundo, una autoconciencia, que reflexiona pero que de ninguna manera, y eso he procurado siempre, permite que la voz del autor aparezca, sino que sea la situació!n, los personajes, lo que piensan ellos, sus monó!logos, los que den la pauta de lo que se quiere expresar. AM: Llegando un poco a esto, cuando tu!señ!alabas, al comienzo, las razones por las cuales te miraban como escritor, era porque en tu escritura lo denotativo ya no era lo dominante, como es normal en los que recié!n empiezan a escribir, sino que se veía una fuerte presencia connotativa. ¿Có!mo miras esa relació!n en tu narrativa, se po-

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dría decir que hay una sobreabundancia del nivel connotativo? FPA: Bueno, yo pienso que la literatura, la verdadera, se da en el nivel connotativo. Puede haber, siempre se habla de la relación entre el periodismo y la literatura, puede haber pá!ginas memorables en el periodismo, pero yo pienso que este, fundamentalmente, no es literatura, quizá!s en esto me alejo de lo que leí ú!ltimamente de Garcí!a Má!rquez, que piensa en el periodismo como una forma de la literatura. Yo, al contrario, pienso que la literatura es algo diferente. El periodismo tiene que informar, incluso en el reportaje, de lo que está pasando, por eso tiene que usar la palabra directa, la más descriptiva, la que realmente describa la situación para que el lector y el pí!blico conozcan lo que está!sucediendo. La literatura no tiene esa obligación. En realidad, la literatura incide en otros niveles, o de un hecho coyuntural concreto se preocupa de ver lo que está!detra!s y en ese sentido yo creo que, por lo menos la literatura contemporá!nea o lo que llamamos literatura, es necesariamente connotativa, compleja, problemá!tica, y a veces


AM: Bueno, la ú!ltima pregunta, ya para que intervenga el pú!blico. Leyendo Historias del paí(s fingido descubro una fuerte pasió!n por Kafka, entonces la pregunta sería, ¿cuá!les han sido los escritores que

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FPA: Yo creo que Kafka fue una fuerte presencia en todos nosotros y en mi caso personal fue algo obsesivo. ¿Por que! me intereso! Kafka? Por lo que es Kafka, aunque ha dado lugar a muchas interpretaciones. En mi caso, creo que uno de los temas fundamentales de la literatura kafkiana es eso, el desentran!amiento del poder que incluso le hizo hasta profetizar, si se quiere, presentir acontecimientos que luego de su muerte sucedieron. En ese sentido, Kafka, su literatura, su mitologi!a, incidieron profundamente, pero siempre he tratado, y es una obligació!n tambié!n, independizarme; incide, sí, pero uno tiene que encontrar su propia palabra. Otro escritor muy importante para mí!fue, años despué!s, sin duda alguna, Onetti; Borges, por su parte, es una lectura a la que siempre regreso, regresare! y creo que muchos regresaremos; Rulfo tambié!n con esa cosa que sería un sueño lograrlo, una literatura indí!gena que está muy lejos del indigenismo, en la cual hay una

Alejandro Moreano*

has amado, los que crees que ma!s han incidido, no digo influido sino incidido en tu pasio!n literaria, a nivel general y a nivel de Ecuador?

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Entrevista a Francisco Proaño Arandi

eso puede atentar en la relació!n entre lector y escritor; a veces, el lector se queja de que el texto es demasiado problemático, pero yo creo que es necesario que el lector sea una especie de cocreador. Una vez alguien me pregunto!cua!l era mi modelo de lector, o el lector que yo quisiera construir, y yo le respondi! que mi lector ideal serí!a alguien como Teseo entrando en el laberinto, y que finalmente logra matar al minotauro; el minotauro seri!a el tema subyacente, el secreto, quizás, codificado del texto literario. O sea, el lector encontrará! el goce de la lectura, porque la literatura aparte de que tiene que llevarnos a una reflexió!n, aunque no necesariamente, sí debe entran!ar un nivel de goce esté!tico, y una de las ma!s altas posibilidades para ello es la de que el lector se convierta en un co-creador del texto. De alguna manera, el texto literario se consume o se perfecciona con el lector.


Alejandro Moreano* Entrevista a Francisco Proaño Arandi

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fusió!n dialéctica con lo terrí!geno, con lo verná!culo como materia de una gran literatura. En el caso ecuatoriano habi!amos citado ya a Palacio aunque sin duda alguna lei! mucho a Jose!de la Cuadra, a Enrique Gil Gilbert, son autores de los que aprendí mucho. Estos son los autores primordiales que podría nombrar, hay muchos ma!s, ló!gicamente: Arreola, autores franceses, italianos, pero creo que estos son los que un poco, para cen!irme a la palabra que deci!as: ‘incidir’ en mi literatura, podri!a citar. Lógicamente, en la interrelació!n con los compañeros de

generació!n, incide mucho esa especie de intercambio intelectual, textual, eso, sin duda, influye de manera determinante en el quehacer creativo. Entre ellos esta!, ló!gicamente, Alejandro Moreano. AM: Bueno, hemos oi!do a Pancho, uno de los ma!s singulares escri- tores del siglo XX y de estos días del XXI. Creo que han sido muy importantes sus diferentes opiniones y ahora serí!a interesante que ustedes hagan preguntas u observaciones, inquietudes sobre la exposició!n de Pancho y su narrativa en general.

* Francisco Proaño Arandi. Diplomático y escritor. Realizó estudios en Humanidades Modernas y Ciencias Públicas y Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Empezó su carrera profesional en el Servicio Exterior Ecuatoriano. Ha sido embajador de distintos países, como la República Socialista Federativa de Yugoslavia, Albania, Grecia, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador y Argentina. A lo anterior se puede añadir que fue secretario de la Asociación de Escritores y Artistas Jóvenes del Ecuador (1966 y 1967), miembro de la Fundación Libroteca y la Fundación para el Arte Jorge Icaza, director de la revista Letras del Ecuador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (2002-2003), editorialista del diario Hoy, miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Es un novelista, cuentista y ensayista ecuatoriano. Formó parte del grupo Tzántzicos, movimiento contestatario y vanguardista ecuatoriano de los años sesenta.

* Alejandro Moreano. (Quito, 1945) es un escritor, ensayista, catedrático universitario, novelista y politólogo ecuatoriano.1Estudió sociología y ciencias políticas en la Universidad Central del Ecuador. Se doctoró en historia en el 2004 en la Universidad Pablo de Olavide. Fue director de la escuela de sociología de la Universidad Central del Ecuador en repetidas ocasiones, fue también profesor en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, actualmente es profesor invitado en la Universidad Andina Simón Bolívar.

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Línea recta


Raquel Rodas: “La equidad lingüística es esencial” Gabriel Flores ...................................................................................................................... 83 Marco Antonio Rodríguez: “Sí, moriré escribiendo mi mejor libro” Cristóbal Peñafiel ............................................................................................................. 89 Matar a un conejo: la convocatoria a todas las ausencias Lenín Rodríguez ............................................................................................................... 93 Entrevista al escritor Carlos Carrión Luis Carlos Mussó ............................................................................................................ 97 Catalina Sojos: del austro para el mundo Juan Carlos Moya ............................................................................................................. 105 Entrevista a Jorge Dávila Vásquez A propósito de sus obras: Nueva canción de Eurídice y Orfeo” y “Sinfonía de la ciudad amada” Mateo Sebastián Silva Buestán ........................................................................... 111


E

l 7 de marzo la escritora feminista Raquel Rodas fue parte de una mesa redonda en la Academia Ecuatoriana de la Lengua. En su discurso, titulado ‘Decir el mundo en femenino’, propuso la desobediencia lingüística como uno de los caminos para luchar contra el sexismo lingüístico. Dos semanas más tarde, sentada en uno de los sofás de su casa, esta

Doble sentido

autora de origen cuencano y una de las fundadoras del Frente Amplio de Mujeres del Azuay, desmenuza las ideas por las que ha luchado desde que era niña. Si la desobediencia civil es la resistencia pacífica a las exigencias o mandatos del poder, ¿que vendría a ser la desobediencia lingüística?

Gabriel Flores*

(Entrevista tomada de El Comercio, 26 de marzo de 2017)

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Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

Raquel Rodas: “La equidad lingüística es esencial”


Gabriel Flores*

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La desobediencia lingüística es el desacato a lo dispuesto por la Real Academia Española respecto de los géneros. Y no es que vendría a ser sino que ya es, porque hay muchas mujeres que ya lo hemos puesto en práctica. Este concepto parte del feminismo. A medida que se conformaron las sociedades patriarcales, la mujer fue perdiendo su identidad. No solo que fue excluida de los medios de propiedad sino de los de significación y de sentido, es decir, del lenguaje.

Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

¿Cuál es la conexión entre la desobediencia lingüística y el sexismo lingüístico? La desobediencia lingüística es una respuesta al sexismo lingüístico, que es el encargado de disminuir y ocultar a la mujer a través de la lengua. El sexismo lingüístico eclipsa totalmente la presencia de las mujeres en la vida social. Es una forma muy clara de violencia simbólica. ¿Cómo se aplica el sexismo lingüístico en la vida cotidiana? Una de las formas es el uso del masculino para nombrar al género

Doble sentido

humano. Uno de los ejemplos más claros es el uso del término hombre público para referirse al hombre que tiene el poder, que está bien ubicado política y socialmente, y mujer pública para referirse a la mujer que vende su cuerpo, o sea a la prostituta. ¿El sexismo lingüístico es el origen de otras formas de sexismo? Creo que tiene un papel fundamental. No solo el sexismo lingüístico de la palabra hablada o escrita sino también el lenguaje icónico, porque las imágenes y las frases que se reproducen sobre la mujer crean modelos en la cabeza de los hombres y estos son los que han ampliado la violencia. ¿Uno de esos modelos o imaginarios es el que ve a la mujer como sexo débil? Existe la idea de que la mujer es el sexo débil, que no tiene fuerza, talento ni iniciativa. También de que la mujer es el sexo pecador. Se cree que la mujer es un ser débil y pecaminosa, y ese es un imaginario del mundo masculino.


¿Es una forma de eliminar la desaparición simbólica de la mujer? No es una cosa inmediata, pero es una forma de subversión de las mujeres. No estamos acudiendo a los golpes o a las agresiones, pero sí estamos rescatando nuestro lugar. Estamos poniendo nuestra presencia en el mundo. ¿Un poco como decir que lo que no se nombra no existe?

Doble sentido

Gabriel Flores*

Las mujeres ganamos muchísimo. La violencia simbólica es la más fuerte, porque está en lo más íntimo del cerebro de los hombres. Es la que sostiene a las otras violencias. Si logramos desbaratar la figura de la mujer como un ser débil, perverso, obediente y sumiso, ya no existirían las demás violencias. Los medios de comunicación contribuyen a un modelo de mujer provocadora e intrigante y la llena de calificativos negativos, que la convierten en la semilla de la perdición.

Es eso. Si no se nombra a la mujer inteligente, productiva, capaz de construir hogar, sociedad, trabajo, bienestar y felicidad y solo se nombra a la perversa... Estamos manteniendo una forma de sociedad esclavizante.

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¿En qué momento la ¬lengua materna perdió su valor? Cuando se consideró persona al que era ciudadano, esto ocurrió en la sociedad ateniense. Ahí, definitivamente, la lengua materna perdió el valor de ser la fuente de enseñanza, no solo del habla sino de los valores y de los saberes del pasado. La palabra de la mujer fue recluida, negada e incluso escondida. Hasta ahora se sabe poco de filósofas como Diotima, que fue la maestra de Sócrates. ¿En el país sucede lo mismo? Por suerte ya hay manifestaciones solidarias de hombres que comprenden la realidad de las mujeres. En estos días vi un nuevo texto de Marco Antonio Rodríguez en el que ya se utiliza, de forma mesurada, el femenino y el masculino.

Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

¿Qué gana la sociedad con la desobediencia lingüística?


Gabriel Flores*

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Ya no es el genérico universal para nombrar a los dos sexos. ¿Qué papel han jugado textos religiosos como la Biblia en el fomento del sexismo lingüístico? La Biblia no solo tiene frases, imágenes y personajes que establecen modelos sociales. También tiene modelos de comportamiento que establecen formas sociales que definen fundamentos éticos. La Biblia y otros textos religiosos han contribuido a la escla¬vi¬tud de las mujeres.

Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

¿Hay que luchar por una igualdad lingüística? Más que igualdad, yo diría equidad. Luchar por la equidad, porque el lenguaje construye sentido. El lenguaje es un medio a través del cual se -modifican y se mantienen significaciones. La equidad lingüística es una de nuestras formas de lucha pero no es la única. Hay muchas formas de trabajar a favor de las mujeres. ¿Por qué las feministas siguen reclamando por decir el mundo en femenino?

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Porque tenemos que recuperar nuestra existencia, porque tenemos que contribuir a que el mundo cambie. Nosotras podemos y sabemos actuar de otra manera; con más tranquilidad, con más afecto y con más ética. El feminismo es fundamentalmente ético, teórico y filosófico. Tenemos muchas autoras que han escrito libros formidables que están al alcance de las mujeres, al menos las que pasan por la educación. En algún momento esperamos que todas puedan acceder a la palabra de las filósofas feministas y cambiar su parecer sobre sí mismas, sobre los hombres y sobre el mundo. ¿Los gritos de las mujeres en las marchas por la defensa de sus derechos son otra forma de desobediencia lingüística? Sí, de cierta manera son otra forma de expresión. Más ruidosa y agresiva, pero están dentro de esa lucha que tenemos en común. ¿Estaría de acuerdo con que los hombres asuman el nosotras cuando exista una mayoría femenina?


Doble sentido

Gabriel Flores*

la academia cambie por eso, ya estamos cambiando el lenguaje. En otros países, muchas palabras han cambiado. En el inglés ya se habla de ‘Herstory’, que es la historia de las mujeres. En la historia androcéntrica las mujeres son invisibles. Esto está ayudando a construir una nueva línea de investigación. Raquel Rodas Nació en Cuenca. Fue una de las fundadoras del Frente Amplio de Mujeres (FAM). Estudió Feminismo en la Universidad de Barcelona. Publicó durante cinco años la revista feminista Caracola. Es autora de la biografía de personajes históricos del país, como Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña. Su último libro publicado es ‘La historia del voto femenino en el Ecuador’.

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Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

Hay que dar significación a cada uno de ellos. Si hay hombres y mujeres hay que referirse a cada uno. Como dije en la mesa redonda, hay una actitud cerrada de la academia porque hay documentos antiguos donde ya existe el masculino y el femenino. En algún momento, la academia viendo la emergencia del feminismo cerró huestes, esto sucedió¬ porque es una institución esencialmente androcéntrica. Escritores como el español Javier Marías han dicho que el tema de la equidad lingüística no tiene que ver con las academias sino con el uso que hacen las personas de la lengua. La academia sí tiene que ver porque dicta las normas, los andariveles por donde va la persona culta. Las mujeres no vamos a esperar que


Juan Pablo Castro Rodas* Raquel Rodas: “La equidad lingúística es esencial”

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* Raquel Rodas Morales. Nacida en 1940 en Azuay. Su vida la dedicó a la docencia, el estudio de la filosofía y a la investigación desde un enfoque feminista sobre el aporte de mujeres trascendentales en la historia del país, como Tránsito Amaguaña, Dolores Cacuango o María Luisa Gómez de la Torre. Raquel Rodas constituyó la organización 8 de marzo con diversas mujeres. Posteriormente este grupo llegó a ser el Frente Amplio de Mujeres y Raquel fue su primera presidenta. Activa en el quehacer político e intelectual del país, fue partícipe de la publicación del periódico “Mujeres”, “Cuarto Mundo”; integró el Centro de Investigación de Estudios de la Mujer, entre otros.

* Gabriel Flores. Periodista en grupo El Comercio.

Doble sentido


‘Sí, moriré escribiendo mi mejor libro…’

Cristóbal Peñafiel*

Marco Antonio Rodríguez:

El escritor Marco Antonio Rodríguez, de 66 años, espera que su nueva publicación de cuentos supere a las cuatro anteriores.

E

l literato presentó una nueva edición de su obra Jaula, por los quince años de aniversario del texto. Actualmente trabaja en un quinto volumen de narrativa. El escritor Marco Antonio Rodríguez presentó el jueves pasado la edición conmemorativa del libro

Doble sentido

Jaula que cumple 15 años de haber salido a circulación. El acto se desarrolló en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. La presente edición del libro viene acompañada con la obra pictórica del maestro Oswaldo Viteri. De acuerdo con Rodríguez próximamente Jaula será presentada

Marco Antonio Rodríguez: Sí, moriré escribiendo mi mejor libro…”

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Cristóbal Peñafiel* Marco Antonio Rodríguez: Sí, moriré escribiendo mi mejor libro…”

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en versiones ilustradas por José Luis Cuevas y Tomás Ochoa. ¿Jaula significa la prisión o la libertad? Todos los seres humanos estamos dentro de un sistema perverso: háblese de neoliberalismo, estalinismo, de nacional socialismo. En tal virtud, yo creo que en Jaula hay una intención de rastrear los confines humanos: la libertad, la muerte, la justicia, la paz, el olvido. Creo que todoso estos son caminos. No existe la libertad absoluta, el amor ideal, la paz, la justicia… El hombre está enjaulado por su finitud. Y el problema es que hay seres humanos que se creen dioses, semidioses, dueños de la verdad y nada de eso existe. En este sentido, Jaula es un libro muy duro y es mi preferido en narrativa. ¿En quiénes piensa cuando dice se creen dioses, semidioses, dueños de la verdad? En los políticos, intelectuales, empresarios, artistas, en todos quienes crean en un dogma. Yo no creo en los dogmas. Hay que recordar que el mayor sueño del

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siglo XX, la mejor utopía fue el marxismo, pero se acabó por tres cosas: el dogmatismo, el burocratismo y el culto a la personalidad. ¿Estos son defectos? No. Son vicios. El defecto se puede superar: el vicio, no. ¿Cuál es el fondo de Jaula? Que todos los seres humanos somos fugaces. Y eso deberían entender todos los políticos de todas las tendencias, especialmente cuando son dogmáticos. Obras Entre los libros de narrativa de Rodríguez constan: Cuentos del rincón; Historia de un intruso; Un delfín y la luna; Jaula; Antología y Cuentos breves. En cuanto a ensayo ha escrito Rostros de la actual poesía ecuatoriana; Benjamín Carrión y Miguel Ángel Zambrano; Isaac J. Barrera, el hombre y su obra; Palabra e imagen y Cuento ecuatoriano contemporáneo.


En su libro usted hace mención al sol como algo nuevo, ¿cómo se siente una persona que cree que está terminando una época y mira que el sol sigue siendo nuevo? Yo no temo ni al tiempo ni a la muerte. Creo que ya soy curado del miedo. El tiempo pasa y los escritores tenemos compromisos solo con la palabra y el pensamiento. ¿Una persona como usted a los 66 años de vida ya no tiene temores? No, no tengo. Lástima que se quiera imponer regímenes autoritarios, regímenes que infunden

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Pero los escritores tienen armas para combatir eso: escribir y escribir… Por supuesto, la única posibilidad del ser humano de vivir a plenitud es la libertad. Y el momento en que la libertad sea disminuida o peor mutilada o abolida eso ya no es vida.

Cristóbal Peñafiel*

El ser humano que no piense en un momento en que somos transitorios, no sé de qué estamos hablando. El hombre nace; la vida existe, es una hermosura, una maravilla, pero también tiene un lado oscuro, sombrío y allí está Jaula. Decir que la vida es un jardín de rosas, ¡por favor!

miedo, pero yo no tengo miedo.

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¿Pero usted tiene mucho que escribir todavía? Desde luego. Estoy apostando a un quinto libro de narrativa que tiene que superar a los cuatro anteriores. Pero, especialmente a Jaula, libro que gusta a personas insatisfechas. ¿Usted está escribiendo el mejor libro de su vida? Sí. Yo moriré escribiendo mi mejor libro…

Marco Antonio Rodríguez: Sí, moriré escribiendo mi mejor libro…”

¿Usted siente que se le está terminando la vida?


Cristóbal Peñafiel* Marco Antonio Rodríguez: Sí, moriré escribiendo mi mejor libro…”

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* Marco Antonio Rodríguez. Nacido en Quito, el 30 de marzo de 1942. Obtuvo su Doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Central del Ecuador con el Doctorado en Jurisprudencia. Luego obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras en la Facultad San Gregorio de Quito. Máster en Ciencias Políticas por la Universidad Javeriana de Bogotá-Colombia y estudios especializados en educación pública, ciencias políticas, culturales y sociales en varias universidades de dentro y fuera del Ecuador. Director durante varios períodos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Miembro Correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua

* Cristóbal Peñafiel. Editor Quito en diario El Universo.

Doble sentido


Lenín Rodríguez*

"Matar a un conejo": la convocatoria a todas las ausencias

Andrea Rojas Vásquez, ganadora de la mención de honor en el Concurso Nacional Ileana Espinel 2019 y 2020

A

l aproximarse a Andrea Rojas Vásquez uno podría suponer, formalmente, que es una escritora atrapada en el cuerpo de una tecnóloga agroindustrial. Solo que no es una escritora. Es una niña que juega con las palabras y construye poesía. Solo que no es

Doble sentido

poesía; si tuviera que ponerle un nombre, “le llamaría experimentación” dice ella. La literatura de Andrea Rojas parte de una voz interior donde se mezclan el juego, el amor y el humor. "Matar a un conejo" es un libro que

“Matar a un conejo”: la convocatoria a todas las ausencias

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Lenín Rodríguez* “Matar a un conejo”: la convocatoria a todas las ausencias

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se publicó en el primer respiro que permitió la crisis global que generó el coronavirus. Es un libro que convoca a todas las ausencias. Es una exploración, un juego en el que participan las animalidades. “No es sagrado el lenguaje”, repite Andrea mientras unos conejos, unas vacas, unos koalas y unos gatos recorren sus páginas. “El lenguaje es un imitador, un vaso de agua turbia, un azul oscuro y celoso que envuelve todas las formas a su poder/ el poema no romperá esa monarquía/ yo lo sé”, afirma mientras la lluvia, o el viento que acompaña la lluvia mueve las letras de forma oblicua en las páginas de su relato. “Escribir es como abrazar con todo el cuerpo” dice Andrea al conejo que tiene en sobre sí un signo de infinito. En el texto hay varios mensajes ocultos. Otros no tanto. Hay una carta de despedida que jamás tuvo respuesta. Hay una lista de compras nostálgica. “Siempre quise regalarte esa gruesa línea amarilla que se recorta en la carretera. Esa es una forma de decirte: por favor, cuídate de los abismos”. Dice en

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un mensaje que jamás llegará a su destinatario. Hay frases que podrían resultar tragicómicas. “Leer el periódico es como ver una película de Rambo donde todos mueren y nadie sabe por qué”; “Querido conejo, odio a los académicos, por eso me casaré con uno”; “Te voy a hacer llorar tanto que vas a creer que estás saliendo con una cebolla”. Cuando se hace referencia a estos textos, Andrea ríe libremente, se olvida que está delante de una cámara, pero no suelta jamás a Almendra, la perra que ha sostenido desde el inicio de la entrevista para El Telégrafo. Es nieta de Victoria, su mascota hace 9 años. Tiene cuatro en casa. “Las palabras han de ser deformes para que sean libres” señala y deja de usar de forma intencional los puntos seguidos y finales. Sus letras cambian de tamaño, suben, bajan, irrespetan las mayúsculas y minúsculas, pero coloca correctamente cada tilde del texto. En fin, la hipocresía. ¿Para qué escribes? Es un tipo de exploración de ciertos estados de mi vida. En los tex-


¿De qué se trata "Matar a un conejo"? Tal vez es un viaje que se dispara en infinitas direcciones. Si hay algo articulador es el juego y el amor. Intenté que sea un diálogo con el

Podría verse como una despedida, de aquello que un día fui, pero ya no más. La voz que se registra en “Matar a un conejo” ya no es la mía.

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¿Las sombras de qué escritores están en el texto? Hay varios que me acompañaron durante la escritura, por supuesto,

Publicado el 29 de noviembre de 2020, Diario El Telégrafo

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poema de Ida Vitale. Ella dice “Te dieron un conejo. Te dejaron amarlo sin haberte explicado que es inútil amar lo que te ignora”.

“Matar a un conejo”: la convocatoria a todas las ausencias

tos se expresan las animalidades. Cuento una historia, un tramo de mi existencia, una experiencia, pero intento acompañar al lector durante ese trayecto. Creo en lo colectivo. De hecho, este año he encontrado mucha casa, mucha madriguera en lo colectivo.


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Ida Vitale, José Sbarra, Vicente Huidrobo, Virginia Wolf, y otros. Algunos aparecen por ahí citados. Sin embargo, debo reconocer que últimamente me he dedicado a leer mucho a mujeres. Es un libro publicado en 2020. No querías que se refiriera a la pandemia, pero es un poco inevitable tocar el tema.

“Matar a un conejo”: la convocatoria a todas las ausencias

Creo que esta etapa nos va a transformar de manera durísima. Vamos a tomar decisiones. Nos va a llevar

a los sitios que estábamos evitando. Creo que hacía falta una conexión hacia la interioridad y supongo que muchos lo aprovecharán. En el libro dices que lo que está pasando puede ser la antesala de una toma de consciencia gigantesca. ¿Es posible? Creo que es momento de importantes resignificaciones: el tiempo, la comunicación, la familia, lo económico, lo social o lo sexual. Algunas de ellas, impostergables.

* Andrea Rojas Vásquez. es una joven escritora lojana que decidió incursionar en el mundo de las letras y actualmente promociona su primer libro “Matar a un conejo”. Entre los planes de este 2021 esta lanzar una nueva obra.

* Lenín Rodríguez. Redactor diario El Telégrafo.

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Luis Carlos Mussó

Luis Carlos Mussó*

Entrevista al escritor Carlos Carrión

1. De profesor normalista en Cariamanga a doctor en letras por la Complutense, ¿cuánto modifica la visión de la literatura la formación académica? R. Primero tengo que diferenciar entre el aprendiz de escritor que soy y el profesor que fui: al principio en una escuela unitaria con cien alumnos desaforados en la frontera

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sur ecuatoriana y luego en la Universidad Nacional de Loja, con muchos menos y más tranquilos. Desde el primer punto de vista, la formación académica supuesta no ha modificado nada esa visión o casi nada; puesto que, más que ella, lo han hecho las novelas y los cuentos que he leído con pasión, la existencia de las mujeres hermosas

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imposibles y la música de Mozart, Schumann, Charlie Parker… Desde el segundo punto de vista, tal vez hizo más dicha formación. O, por lo menos, me dio la conciencia de la complejidad del objeto literario y la de su análisis; pero parando a tiempo, eso sí, puesto que esa complejidad bien puede destruir una obra. O, siquiera, su seducción de muchacha de tinta y papel, tan quebradiza como la de las otras.

Entrevista al escritor Carlos Carrión

2. ¿Es el escritor necesariamente el mejor lector de sus obras? R. Para mí es el peor. El mejor lector tal vez no exista. O acaso sea la suma de todos los lectores. Además, con respecto a mis libros, sé que hay otros, mucho mejores; por tanto sería un completo desperdicio de tiempo leer aquellos y no estos, que es a lo que me dedico cuando dejo de escribir. 3. ¿Qué le ofreció Europa? ¿Qué elementos aportan esos recorridos suyos en la década de los setenta? R. Suponiendo que Madrid fuera Europa, como llegué en el invierno

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de 1973, lo primero que me ofreció fue el pensamiento de que moriría de frío. Después, cuando supe que no moriría, me puse a estudiar literatura. En dichos estudios, los capos de entonces eran Roland Barthes, Julia Kristeva, cuya foto de la solapa de sus libros enamoró a Raúl Elvir, un lingüista tímido, Tzvetan Todorov y los formalistas rusos... Me dio también el deslumbramiento de todos los libros del mundo. El estupor imborrable del “caso mil uno”; es decir el condenado a muerte, en tiempos de paz, por parte de Franco que llevaba ese número, en la imparable carrera de muertos del dictador. Por supuesto, después de los 150.000 por cuenta de la represión, trabajos forzados y cárceles. Y, más aún me asombró, la llegada de Badajoz a Madrid del verdugo, un hombre inocente, buen padre y excelente amigo, que fue la mejor noticia del ABC de entonces. Eso revolvió mi rechazo a todos los tiranos de la tierra. Un rechazo que sin duda viene de mi infancia reducida a tres miedos macizos: a mi padre, al profesor de tercer grado y a la niña más linda del pueblo.


Esa supuesta Europa me dio además la nostalgia de Madrid, que me sigue a todas partes. Un repetido fin de semana en París, otra nostalgia irremediable. Y, quizá por primera vez, la conciencia de una partícula del ancho y ajeno mundo agregada a mí o yo a esa partícula. Además la sensación de que la distancia es una especie de tiempo que se agrega al tiempo y nos impone el olvido con una extraña autoridad que no tiene el tiempo solo. Y, por supuesto, me dio a mi mujer.

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R. Ese eros quizá no sea más que la flor de la sensualidad del idioma literario. Como le ocurrió al barro sencillo con que Dios formó al hombre, los animales y las cosas, el momento en que formó a la mujer. O quizá sea cosa de la adolescencia eterna que es, para toda la vida, la edad de un escritor. Y, en cuanto a su dosificación, no la hago yo, sino el gotero de las glándulas de los mismos personajes.

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4. ¿De qué manera se dosifica el eros en su narrativa?

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5. Partiendo de la economía del género, ¿de qué manera se apuntalan los ingredientes que consolidan la estructura del cuento? R. Como los ingredientes infernales de una granada de mano, con la argolla del seguro más insegura que nunca. Reunidos y apretados y a punto de estallar en la vida o en la muerte del texto. Es decir con todo su fragor cargado de silencio. Y, encima, el silencio de los lectores. Pero eso tan solo se logra rarísimas veces. Por ejemplo en “A la deriva” de Horacio Quiroga; en “La

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Me dio la extraña imagen de los dedos de Camilo José Cela, tan blandos que apenas podían tomar un bolígrafo para firmar un libro. Los dientes de asno carnívoro de Mario Vargas Llosa en la presentación de Pantaleón y las visitadoras. Y a Borges, indiferente y ciego a su propio alboroto, que llenó la sala magna del Instituto de Cultura Hispánica. Me dio asimismo a María Zambrano y ella “la utopía como belleza irrenunciable”, y a Pedro Salinas, en cuya poesía reverberan las intuiciones más bellas y audaces del corazón del hombre y del idioma castellano.


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intrusa” de Borges; en “La mano” de Maupassant; en “Continuidad de los parques” de Cortázar; en “Tristeza” de Chejov… 6. Cree usted que Pablo Palacio sigue siendo referente para el nuevo relato nacional. R. No para mí.

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7. Pienso en Porque me da la gana, ¿qué animó al autor a construir ese universo a los 25 años? R. Más que libro es una pequeña vergüenza literaria; no por los temas ni cosa parecida, sino por lo mal escrito que está. Si Hemingway, hablando de los suyos, decía que cada libro escrito era un león muerto, lo más que yo podría decir de los míos sería que son un perro muerto. Más aún refiriéndome a ese primer libro mío: tan lejano, tan mío y tan aprendiz. 8. Diez años más tarde se publican Ella sigue moviendo las caderas y Los potros desnudos. R. Los dos son el mismo perro muerto.

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9. A pesar de la tradicional seriedad de nuestra literatura, usted incorpora el humor a sus obras, ¿cuánto importa este elemento a la hora de imaginar un libro? R. El humor es solo el retorno a la infancia perdida para siempre, edad en la cual el humor es una forma natural e inocente de vivir el comienzo de la vida, que sin duda es toda la vida. En particular hablando de literatura; quiero decir de la mía. O, por lo menos, lo sueño así. Y, por supuesto, eso no importa a la hora de imaginar un libro, sino, tal vez, el momento en que la vida, que nunca dejará de ser tragicómica, imagina ese libro. 10. Se consolida su estilo con El más hermoso animal nocturno y El corazón es un animal en celo. ¿Cree usted que la solvencia viene de la praxis continua o a qué se la adjudica? R. La literatura es un oficio como el del sastre o el del jardinero y es posible que del mucho desvelo en confeccionar camisas y en cuidar flores, esos objetos podrían quizá acercarse a su perfección. Sin embargo, no hay que olvidar que las


11. En cuanto a la novela, ¿qué tiene ésta que no posee el cuento? R. Recuerdo la madrileña calle Montera de 2004: la calle de las rumanas de alquiler con su recua de hombres merodeándolas. Pues bien, a ese lugar de perdición iban, furtivas o envidiosas de la recua, las mujeres honradas, para ver qué tenían las rumanas que no tuvieran ellas. Y, creo que por más que las miraban de arriba abajo, secas y lúbricas, se iban a casa sin saber la verdad. O era que no querían admitir que era su erudición en las ciencias de la cama, que a lo mejor no se veía por parte alguna.

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Imagino, por tanto, que el estilo es más bien una inexperiencia interminable. Se debe aprender cada vez, en cada historia o párrafo que se escribe, como se aprende el amor que no se aprende nunca. Esto porque, con los años que pasan, el escritor se vuelve más responsable.

De modo semejante, podría decir el cuento ¿qué tiene la novela que no tengo yo?; sobremanera amparado en Jorge Luis Borges. La verdad es que ambos objetos cuentan una historia: uno con pocas palabras y otra con muchas. Pero, claro, ese concepto, tan simplista, deja intocada la erudición en las ciencias de la cama de contar.

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12. Tras El deseo que lleva tu nombre, otra de sus novelas, Una niña adorada, dirige su propósito a retomar el mito de Lolita, ¿Cómo mide el autor la recepción de sus obras? R. Acaso su protagonista no sea exactamente una Lolita; lo es más la chica de La mantis religiosa. Dueña de su nombre y del poder de Dios de fundir al hombre de bronce de una plaza, con caballo y todo. Es más: todos los hombres llevamos una Lolita en el corazón. Usted, ¿no? Respecto a la recepción de mis obras, yo no la puedo medir. Una novela es una botella al mar de los lectores. Incluso si llegara a muchos puertos, eso no probaría nada.

Entrevista al escritor Carlos Carrión

camisas que elabora el escritor son de once varas y sus jardines son jardines en el aire.


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13. Sus títulos, no solo de sus colecciones de cuentos, sino de los cuentos individuales, son una muestra de ingenio, ¿cuán complejo es para usted hallarlos?

Margarita Yourcenar y Clarice Lispector, cuya superioridad femenina amo, más coetáneas y contemporáneas que nadie. A Juan Carlos Onetti, a Pedro Salinas, a María Zambrano…

R. Usted es muy generoso al hablar así; sin embargo, son solo títulos de cuentos, tal vez con un poco de suerte. El encontrarlos es un trabajo posterior al de la escritura. Lleno páginas y páginas con posibles títulos; luego, los reviso uno por uno y los destruyo a todos, sin contemplaciones. Empiezo otra vez y acabo igual. Por último, los que sobreviven, que son bien pocos, se los doy a mi mujer y escoge uno. Pero, las más de las veces, ella le ha agregado algo o le ha quitado. O mucho. Cuando mi mujer está muy ocupada, recurro a una vecina sabia.

15. Divierte y asusta ¿Quién me ayuda a matar a mi mujer? ¿Qué representan los premios concedidos a varios de sus libros de corto y largo aliento?

14. ¿Debe un autor leer a sus coetáneos y contemporáneos? R. Un escritor debería leerlos y leer todo, y rezarle a algún santo de su devoción como Marilyn Monroe; sin embargo, leo poco a mis coetáneos. La razón: ellos escriben mejor que yo y eso me chinga mogollón, como dicen en España. Más sereno leo a

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R. Ese es un libro de humor y ese susto es un error mío. Además, usted sabe, hay maneras de matar a una mujer y dejarla más viva que nunca; aparte de que ellas son inmortales, por supuesto. Los premios son un dulce en la boca, nada más ni nada menos. El mejor premio sería poder vivir de los libros que uno escribe. Es una ironía poder hacerlo a cambio de unas clases, con todo lo torpes y librescas que pudieran ser, y no de una novela. Novela que es la invención del silencio absoluto, solo para escuchar el rumor de una mujer en el primer lunes de la creación, todavía incapaz de hacer llorar a un hombre, pero ya dotada de ese poder, en complicidad con la belleza, que es suya para siem-


Esperando, claro está, que el silencio aludido pudiera ser llenado con las palabras de una mujer de palabras, tan corazón duro como las otras. O con las que representen cualquier forma de la condición humana. 16. Hernán Rodríguez Castelo afirma que Carlos Carrión lleva al lector adonde le plazca. ¿Considera dichas palabras un reconocimiento o un acicate para nuevos proyectos? R. Rodríguez Castelo es un padre para mí y un padre jamás habla mal de sus hijos. Sin embargo, tengo la sospecha de que, al decirlo, los lectores, en lo mal pensados que son, incluido usted, pudieran entender que yo podría llevarlos por malos caminos. En especial si recurren al refrán español que dice: “Piensa mal y acertarás”. Aunque, la verdad, también podría defenderme de eso con otro refrán de la misma proce-

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dencia: “Cuando no hay calor en el nido, lo busca afuera el marido” Y, ya que estamos de refranes españoles, aquí van cuatro más: “Un sabio y un tonto saben más que un sabio solo”. “La mujer hace el amor cuando quiere y el hombre cuando puede”. “Cuando pases por la tierra de los tuertos, cierra un ojo”. “Cuanto más grande es la cabeza, más grande la jaqueca”.

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Ud. me dirá ¿qué tienen que ver esos refranes con mi pregunta? Y yo le diré: la verdad, nada. 17. ¿Adónde lo dirigen sus empeños actuales? R. En 2004 viajé a Madrid y otras ciudades españolas a buscar emigrantes ecuatorianos para contar sus historias. Con tal objeto, comí en comedores para indigentes y viví en albergues para pobres; esto último en una habitación junto con dos kenianos, dos palestinos, un ucraniano y un rumano. Y he escrito una heptalogía sobre dicho fenómeno social y humano. De ella solo se han editado La utopía de Madrid y La mantis religiosa. Así que, si usted sabe de algún bienaventurado editor que pudiera

Entrevista al escritor Carlos Carrión

pre jamás. Novela que es la entrega de toda la vida y sabiduría de un hombre y otra más que él se inventa. Novela que es, acaso, lo mejor de ese hombre. Como animal humano y como escritor.


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darme una mano con las cinco novelas restantes, sería fantástico el hacérmelo saber. Sus títulos provisionales son La ciudad que te perdió, Un bacano en Nueva York, El tren de los amantes, La vedet de

la calle Valverde y Pájaros de alto vuelo. O, si no es posible eso, al menos particípeme la noticia de algún concurso de alto vuelo en cuyo jurado hubiera un par de panas entrañables. Ja ja ja.

Entrevista al escritor Carlos Carrión

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* Carlos Carrión. Escritor ecuatoriano. El escritor lojano se ha convertido en un referente de la literatura latinoamericana. Ha escrito alrededor de 40 libros, de ellos 20 se han publicado. Fue profesor en algunas instituciones educativas, con un mayor tiempo en la Universidad Nacional de Loja.

* Luis Carlos Mussó. (Guayaquil, 1970)1 es un poeta y novelista ecuatoriano. Ha publicado más de una decena de libros de poesía. Entre los reconocimientos y premios que ha obtenido destacan el Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade por su poemario Propagación de la noche (2000),el primer lugar en el Concurso Nacional de Literatura de 2007 por su libro Evohé.

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Catalina Sojos: del austro para el mundo

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esde su visita a la Universidad Casa Grande (hace 16 años), en Guayaquil, hasta que su destino en Guayaquil muta al MAAC, hemos escuchado a la poeta Catalina Sojos (Cuenca, 1951). Lee, ob¬sequia algunos ejemplares de sus libros, charla con el público, mantiene animada la velada. Se va despoblando el espacio, y la abordo como habíamos convenido. ¿Qué hay de tus años de formación? ¿Cómo se educó la poeta?

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No tengo formación académica. Pienso que ha sido un vacío que me ha perseguido siempre; y a pesar de que llegué a los inicios del estudio de Lengua y Literatura no tengo título. Ahora bien, si vamos a mis años de formación intelectual, he gozado de privilegios. Crecí entre bibliotecas, escritores, teatre¬ros, periodistas, poetas... amigos entrañables que estaban (y siguen) dispuestos a compartir experien-

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cias de lecturas, escrituras y todo aquello que nos une. Por otro lado, además de haber sido invitada permanente a diversos espacios de cultura a nivel nacional, encuentros de literatura, seminarios y otros, me declaro bibliófaga, devoro poesía, narrativa y los libros que considero me apasionan. Pienso que una incontable serie de vivencias únicas, han hecho de mí un aprendiz permanente de poesía.

Dice Borges: “..../lo que mi barro ha bendecido/ no lo voy a negar como un cobarde.../” Me encantaría descubrir algo de aquellos primeros intentos hoy, cuando el trabajo poético es mucho más cuidadoso. De todos modos, hay ciertos poemas de aquellos que considero terminados.

¿Cuál es tu preocupación prioritaria, a la hora de encarar la escritura de un nuevo poema?

Sin lugar a dudas. La poesía bucólica, aquella del paisaje decadente ha muerto. Cuenca es un lugar cierto en mi obra. La ciudad se reescribe constantemente y por ello es un ejercicio que requiere tenacidad, oficio, pasión y distancia en su elaboración.

El poema es una estructura dentro de la cual la palabra debe ser precisa; es el resultado de un trabajo con la lingüística, por lo tanto, es imprescindible conocer y utilizar sus herramientas. Un texto “terminado” debe reflejar lo que se ha intentado trasmitir. Uno debe ser implacable consigo misma, mi mayor preocupación es la criba de mis textos. El ejercicio de la relectura y la reescritura es permanente. ¿Cuánto queda de aquellos años de Hojas de poesía y Fuego, tus libros primeros?

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Cuenca ha estado siempre en tu escritura. ¿Puede el terruño volverse universal en el texto?

Pienso que “Cantos de piedra y agua” y “El rincón del Tambor” cada uno con su es¬tructura idiomática, son textos que pueden ser leídos por cualquier lector interesado en poesía y prosa poética. Una de las pruebas de mi aseveración es que, “Cantos” ha sido traducido a varios idiomas. Con Tréboles marcados, de 1991, tuviste una buena acogida en los


Algunos textos tuyos han sido musicalizados. ¿Cómo se llevó a cabo ese trabajo? En Cuenca hay una buena formación musical. Ese proceso se hizo como una investigación hacia la música contem-poránea y resultó interesante. El intertexto, la composición simbiótica con el piano la realizó una musicóloga muy reconocida en el medio. Fue un trabajo didáctico, que traspasó esos límites porque fue muy bien acogido por un público que, en ese enton¬ces, todavía no estaba familiarizado con el experimento. Revistió una interesante reflexión

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Pienso que fue un libro escrito en el momento adecuado, y la línea argumental de “Tréboles Marcados” golpeó de alguna forma a los lectores. Por ello ese libro obtuvo el Premio Jorge Carrera Andrade. Es gratificante recordar que fui la primera mujer que obtuvo esa distinción del Muni¬cipio de Quito, con un jurado muy estricto en el que estuvieron poetas, que en esa época, ni siquiera conocía personalmente.

el abordaje de las obras de música vocal desde el punto de vista analítico, donde una visión integradora de música y texto verbal, como partes de un único mensaje, reclamó un instrumento teórico lo más homogéneo posible.

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Has trabajado en teatro y cine. ¿Qué memoria guardas de aquellos tiempos? La más gratificante de toda mi trayectoria. Fue un divertimento que compartí con personajes de la época y que me obligó a interactuar con ellos. Es interesante saber que, cuando hicimos teatro en Cuenca, fuimos los primeros en romper esquemas en una ciudad pacata y conventual. Corrían los años sesenta y el grupo ATEC, siglas de Asociación de Teatro Experimental de Cuenca, patro- cinado por la facultad de filosofía de la Universidad de Cuenca, tuvo un éxito tremendo. Luego con el cine sucedió algo parecido, la película “La Ultima Erranza” es una pieza antológica dentro de los avatares del cine nacional. Totalmente doméstica, con recursos incipientes, de alguna manera, provocó reaccio-

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lectores. ¿Fueron tus fintas con el azar, con el destino?


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nes dentro de la sociedad y, sobre todo, en la juventud. Se me viene a la memoria tu libro de 1995 ¿Qué fetiches guarda aún? Todos. Soy fetichista de mis amores y desamores. No importa que se trasformen, los sigo amando y odiando apasionadamente.

Catalina Sojos: del austro para el mundo

Celebraste tu condición de abuela con Brujillo, con el que además incursionas en literatura infantil. ¿Cómo se incorpora la experiencia vital a las letras? En mi caso personal naturalmente. Ese libro fue delicioso escribirlo. Me limité a hablar con el nieto mientras estaba todavía en el vientre de mi hija. Con un lenguaje simple, casi como un susurro fui accediendo a mi condición de abuelazgo. En Láminas de la memoria, escribes: “y aquí estoy/ con un pedazo de vigilia/ trazando jeroglíficos/ la vida no es el desciframiento de los signos”... Así es. Esos pequeñísimos estados de vigilia que te obligan a mirar más

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allá de la realidad, esos estados plenos de jeroglíficos, interrogaciones, mientras la vida adviene con sus certezas, implacable y despiadada, absolutamente gentil, sin respuestas a tus elucubraciones. ¿De quién es la voz del poeta, suya o del mundo? En algún texto digo: “.../¿Quién espía debajo de tu angustia?.../” son las miles de voces que nos pueblan, voces pretéritas y presentes que están allí para ser descubiertas. Esas voces repletas de palabras infieles y menesterosas que pugnan por salir, como única forma de redención y registro de uno mismo y del mundo. Nos haces ver la insondable miraa propia cuando dice: “solo un designio hay/ la caída final/ aquella que no posee dueño/ ni tan siquiera abismo/ la caída total en uno mismo”. ¿Cuán enigmático es el ser humano? Es esa caída total, intransferible, en el espacio de la individualidad. Ese desenlace que espera más allá de todas las palabras. Luego de las definiciones, los enigmas prevalecen.


¿Qué tal resultó tu paso por la Casa de la Cultura? ¡Excelente! Al igual que mis otros avatares, me ayudó a reconocerme en di¬ersas situaciones; fue un espacio enriquecedor, al cual considero, como una etapa cumplida. A la Casa de la Cultura aprendí a amarla desde que era niña y la gocé durante toda mi vida. Puedo decir que ella y yo estamos en paz. ¿Y cómo articulista en la prensa? Me encanta. Precisamente porque es un ejercicio cotidiano con un forma de lenguaje más coloquial, más directo inclusive. Ser articulista de opinión requiere disciplina, oficio, responsabilidad. El lector de periódico es absolutamente distinto de aquel que lee poesía, por ello es un trabajo intelectual que demanda, entre otras cosas, análisis y conocimiento crí-

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Luis Carlos Mussó*

Soy apasionadamente política. Demasiado apasionada para ser política de profesión.

tico de la realidad diaria. Manuel J. Calle decía que ser escritor gacetillero significa tener la perdurabilidad de veinte y cuatro horas como máximo. ¿Qué sucede en el panorama actual de la poesía nacional?

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Es complejo. Considero que existen nuevas voces que llegan cargadas de experiencias a nivel académico y escritural. En estos momentos los jóvenes creadores poseen herramientas inéditas, dígase internet, mass media, etc. sin contar con que las Universidades ofrecen posibilidades in¬mensas. Sin embargo, estos mismos accesos provocan masificaciones de pensamiento. De allí la importancia de volver al libro, a la reflexión, al estudio de la Lingüística. Hoy, más que nunca, tenemos la obligación de crear lectores. No confío en el poeta que no lee. Nunca como hoy el panorama de la literatura nacional ha tenido mayores oportunidades. Guayaquil, julio de 2012 La orilla memoriosa / Diálogo con la poesía ecuatoriana

Catalina Sojos: del austro para el mundo

¿Te ha interesado en algún momento la militancia política?


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* Catalina Sojos. La escritora cuencana Catalina Sojos ganó el Premio Nacional de Poesía Gabriela Mistral en 1989 y el Premio Jorge Carrera Andrade en 1992 (otorgado por el Municipio de Quito), por su obra titulada Tréboles marcados. ... Algunos de ellos son Hojas de poesía, Cantos de piedra y agua, y El rincón del tambor.

* Luis Carlos Mussó. (Guayaquil, 1970)1 es un poeta y novelista ecuatoriano. Ha publicado más de una decena de libros de poesía. Entre los reconocimientos y premios que ha obtenido destacan el Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade por su poemario Propagación de la noche (2000),el primer lugar en el Concurso Nacional de Literatura de 2007 por su libro Evohé..

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A propósito de sus obras: “Nueva canción de Eurídice y Orfeo” y “Sinfonía de la ciudad amada”

Mateo Sebastián Silva Buestán*

Entrevista a Jorge Dávila Vásquez

111 ¨A escribir se aprende escribiendo¨

L

a Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina (CES AL) presentó, a finales del 2020, la reedición de dos libros de Jorge Dávila Vázquez: Nueva Canción de Eurídice y Orfeoy Sinfonía de la Ciudad Amada. La primera obra, plasmada poéticamente, tiene más de medio siglo desde su creación. Estos versos recrean la fatídica historia de Eurídice y Orfeo: su amor perdido, encontrado y vuelto a perder. El

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prólogo corrió a cargo del recordado Alfonso Carrasco Vintimilla. En tanto, “Sinfonía de la Ciudad Amada”, prologada por Francisco Proaño Arandi, describe una Cuenca ilustre de galas vestida, su gente, sus tradiciones, su arquitectura, su arte. Y, por sobre todo, el autor rinde homenaje apasionadamente a esta ciudad, que hace poco celebró su bicentenario de Independencia, Santa Ana de los cuatro Ríos de Cuenca.

Entrevista a Jorge Dávila Vásquez

(Jorge Dávila Vázquez).


Mateo Sebastián Silva Buestán* Entrevista a Jorge Dávila Vásquez

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¿Quién es Jorge Dávila Vázquez? Cuencano por generaciones. Doctor en Filología por la Universidad de Cuenca, donde fue docente por 29 años. Crítico de literatura y arte. Primer recopilador y estudioso de

la obra de César Dávila Andrade, 1984. Premio Nacional “Eugenio Espejo” al conjunto de su obra y a la labor difusora cultural, 2016. Premiado por la Asamblea Nacional con la condecoración ¨Dr. Vicente Rocafuerte¨, 2020.

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Obras: María Joaquina en la vida y en la muerte, Este mundo es el camino, Los tiempos del olvido, De rumores y sombras, Danza de fantasmas (narrativa); César Dávila Andrade, combate poético y suicidio (ensayo); Historias para volar, Libro de los sueños, Arte de la brevedad, Juegos de fantasía, Entre dos mundos (cuentos breves) Memoria de la poesía, Temblor de la palabra, Río de la memoria, Árbol aéreo, Personal e intransferible, Poemas cotidianos(poesía); Espejo Roto, ¡A Escena!, El barco ebrio, Sombras en el amanecer (teatro); Novelas juveniles: El sueño y la lluvia; Soñadora, Elena, soñadora, Árboles para soñar (2016). Libros de cuentos para jóvenes: Minimalia, La oveja distinta, Entrañables (2017). Columnista en diario El Mercurio de Cuenca. Además del parentesco ¿Qué representa la figura de César Dávila Andrade en su vida? ¿Considera su legado como una fuente de inspiración? Dávila Andrade era hermano de mi padre, pero no tuvimos nunca mayor relación, primero, porque él vivió


Entrevista a Jorge Dávila Vásquez

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Doble sentido Mateo Sebastián Silva Buestán*


Mateo Sebastián Silva Buestán* Entrevista a Jorge Dávila Vásquez

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fuera de Cuenca desde que yo era muy pequeño, y segundo, porque las relaciones de los Dávila Andrade y Dávila Vázquez eran un tanto distantes. Mi madre me leía sus poemas y recuerdo “Canción a Teresita” y “Carta a la madre”. No entendía muy bien, y ella se empeñaba en explicarme los textos, con gran ternura. En la década del 80 del siglo pasado, descubrí la totalidad de la obra daviliana, su hondura, su grandeza, su infinitud, gracias a un trabajo de recopilación, que dio dos tomos que suman unas mil páginas, encomendado por el Banco Central y la UDA. No me ha inspirado el escritor nada de ficción o poesía que haya escrito, pero sí dos obras de

teatro; y guardo por su obra una profunda y sincera admiración, volcada en mi libro “César Dávila Andrade, combate poético y suicidio”. Usted es considerado un autor polifacético ¿Con qué género disfruta más de su escritura? No tengo preferencias, para mí la escritura es un todo, y a esa totalidad me entrego con mucha dedicación, siempre, haga lo que haga, poesía, teatro, ensayo o narrativa. Pongo en mi trabajo el mismo empeño y el gran amor que despierta en mí el arte de la escritura, propia o ajena.

* Jorge Dávila Vásquez. Nació en el año 1947 en la provincia del Azuay. Es un escritor, catedrático y crítico ecuatoriano. Ganador del premio Eugenio Espejo en el año 2016 por su recorrido literario. Es uno de los gigantes referentes de la literatura ecuatoriana contemporánea cuando hay que ponerse los trajes de narrador, poeta, dramaturgo, catedrático universitario, crítico literario y de arte.

* Mateo Sebastián Silva Buestán. Estudiante universitario. Cuenca

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Entrevista a Marialuz Albuja Bayas Enrique Solinas .................................................................................................................. 117 Las geografías de Juan Pablo Castro Diego Cazar Baquero ................................................................................................... 125 Entrevista a Carmen Vásconez Susana Álvarez ................................................................................................................. 133 Édgar Freire: “Un país se mide por su cantidad de librerías Gabriel Flores ...................................................................................................................... 153


“Cuando ocurre la poesía, busco tender un puente hacia el otro, pues tengo la esperanza de que habrá otro, en algún lugar, al final del camino”, entrevista a Marialuz Albuja

¿Cómo llegó la literatura hasta vos y cómo fue el camino que recorriste hasta ahora? La literatura llegó a mí de la manera más natural del mundo, pues fue el resultado de salir al jardín y

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mirar lo que estaba alrededor; observar a mi abuela pelando las papas al mediodía, mientras me contaba historias de su niñez; sentarme en la cama, junto a mi abuelo, para escuchar lecturas de Charles Dickens o de Julio Verne; acomodarme en las rodillas de mi tía Eugenia para mirar las ilustraciones de un cuento o sentir a mi madre cantando en la oscuridad mientras yo me quedaba dormida. Fue también la noción del dolor, como el presentimiento de algo que me esperaba en algún sitio y cuya llegada sería inevitable. El lenguaje me entró en forma de poesía, pues escuchaba poemas de todo tipo, recitados de memoria por mi abuela, que acaba de morir

Enrique Solinas*

(Publicada por primera vez en la revista digital Vallejo&Co, mayo 2016)

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Entrevista a Marialuz Albuja Bayas

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hace muy poco (cuando estaba a punto de cumplir los cien años) y que tuvo una memoria y una sensibilidad prodigiosas. También presentí la literatura en las historias de miedo que la nana, Esperanza, nos contaba a mis hermanos y a mí cuando mis padres salían de casa, así como en el ingenio del tío Eduardo (un humorista reconocido en su ciudad natal, Cuenca) repleto de juegos semánticos que, años después, me recordarían a Cabrera Infante.

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Muy pronto intuí que existía un mundo paralelo del cual quería ser parte. No conocía el alfabeto, pero ya había descubierto mi vocación. Y en busca de ese territorio intuido, fui entrando en el mundo de la lectura y en la búsqueda de experiencias vitales que, durante toda mi juventud, me impulsaron a viajar, a guardar mis impresiones en libretas, a darle un significado –en palabras- a eso que yo consideraba “mi vida”. Hasta que un día me atreví a publicar el primer libro de poemas y asumí el compromiso de seguir es-

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cribiendo, ya no solamente como un modo de expresión, sino desde el desdoblamiento de quien se lee a sí mismo y descubre que sus textos no son perfectos ni hermosos, sino que requieren un arduo trabajo. No ha sido fácil. En más de una ocasión he querido bajarme del tren, pero sigo encontrando en la escritura mi forma de estar en el mundo. Mientras así siga siendo, me quedaré. ¿Qué significa ser hoy un escritor en el Ecuador? Puede significar lo mismo que ser un escritor en cualquier otro lugar, aunque con el aporte de una mirada distinta. Sin embargo, esta mirada distinta no me parece que nazca del hecho de “ser escritor en el Ecuador”, sino de una visión particular del mundo que es, más bien, individual. Toda persona construye, inevitablemente, su propia visión del mundo. Es cierto que esta visión se ve configurada por el entorno, por la naturaleza circundante, por la política, por los hechos sociales e históricos, por los escritores fundacionales de una nación… Sin


Ser escritor, aquí o en China, significa ir en dirección contraria hacia la que el mundo, con sus necesidades apremiantes y engañosas, pretende arrastrar a quienes no puedan resistirse. ¿Cómo es tu proceso de escritura? No escribo por obligación ni por el compromiso de mantener mi “identidad” de escritora. Creo que si la necesidad de escribir desaparece, hay que dejar de hacerlo, al menos hasta que vuelva. Forzar la escritura sólo dará como resultado textos notoramiente impostados. Me refiero a la escritura de poesía, pues reconozco que en otros géneros es muy importante mantener otro tipo de disciplina. Mi proceso de escritura obedece,

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Una vez presente el texto, repito, como entidad viva, viene el momento más importante: un trabajo largo y minucioso, que no admite apuros ni cronogramas. Aparecen las dudas, los insomnios, el miedo a haber fracasado en la escritura. Y, muchas veces, el fracaso. Otras, el gozo de conseguir algo no esperado, que no reconocemos como propio porque ya no lo es.

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en un primer momento, a la mencionada necesidad, manifiesta en el texto que se abre camino como entidad viva.

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Mis poemas demoran años en alcanzar su versión, no quiero decir “final”, porque siento que nunca estarán del todo terminados, pero, al menos, la versión que me siento capaz de compartir con el lector. ¿Qué te interesa a la hora de leer? A la hora de leer busco textos (sean novelas, cuentos, poemas, ensayos) que me remuevan profundamente. Necesito verme confrontada en mis creencias, en mi modo de ver el mundo. Hay libros que nunca salen de mi mesa de

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embargo, el mundo se ha abierto cada vez más, y los ciudadanos nos hemos ido convirtiendo paulatinamente en seres que atraviesan fronteras de todo tipo. Fronteras que, sin embargo, sorprenden cuando tras ellas nos encontramos con las mismas inquietudes universales: el amor, la muerte, el dolor, el gozo, la fragilidad…


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noche: La Ilíada, la Odisea, Rayuela, El Romancero Gitano… Hay autores que releo cada cierto tiempo, como a Faulkner, Kafka, Pessoa, Marina Tsvetáieva, Anna Ajmátova, Jorge Luis Borges… Y libros a los que siempre regreso: Trilce, Cien años de soledad, fragmentos de El Quijote o de Las mil y una noche.

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Busco textos que me ofrezcan algo nuevo cada vez, aunque los haya leído antes, como quien entra en las aguas de Heráclito. Y frecuentemente me veo atacada por descubrimientos u obsesiones temporales, aunque se trate de libros antiguos que se hayan tardado en llegar a mis manos. Tal es el caso de La Cartuja de Parma, que ahora me tiene sin pestañear. También me obsesionan en estos tiempos, léase algunos años, los ensayos de Fernando Iwasaki, que me abren constantemente las puertas hacia otras lecturas y hacia temas contemporáneos o del pasado con una naturalidad asombrosa. Lo mismo me ocurre con mi paisano, Abdón Ubidia, cuya lectura me conduce a referentes imprescindibles.

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¿Qué busco en un texto? Quizás, dialogar con otros más sabios que yo, ésos que han creado no sólo obras literarias sino un universo. Tu poesía tiene el don de los poetas románticos: belleza y verdad sobre cualquier trampa del discurso, y al mismo tiempo, es posible intuir elementos autorreferenciales que describen con dureza el mundo contemporáneo. ¿Cómo percibís que sucede en vos el fenómeno poético? Cuando escribo, jamás priorizo el discurso sino lo que quiero mostrar, sin ocultarlo. Siento que el fenómeno poético ocurre en mí como un quitar velos para decir lo que el mundo convencional pretende suavizar o disimular. En el momento en que ocurre la poesía (porque me parece que ocurre, literalmente, como un suceso real y vivo) busco tender un puente hacia el otro, dondequiera que esté, pues tengo la esperanza de que habrá otro, en algún lugar, al final del camino. Me resulta inevitable dejar de lado los elementos autorreferenciales


¿Cómo sientes que los lectores recepcionan tu poesía? Los lectores reciben mi poesía como algo suyo. Se apropian de ella casi al instante y dialogan con lo que está presente allí. Es cierto, también, que quienes buscan experimentación o ruptura, no encuentran en mis textos nada que les llame la atención. Pero no escribo para dar gusto a nadie sino obedeciendo a una necesidad ex-

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presiva que ha encontrado su propia forma de manifestarse. Si en algún momento cambiase dicha necesidad y se llegran a abrir caminos aventurados, entonces tendré que tomarlos. Estoy dispuesta a todo, siempre y cuando sea honesto. Por ahora, me siento más que satisfecha con mis pocos lectores, ésos que dicen hallarse a sí mismos en lo que escribo.

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En el Ecuador, ¿el género es importante? ¿Es tenido en cuenta? El Ecuador es un país en donde la poesía tiene presencia. Además, los poetas han sido los que han abierto el camino hacia nuevos modos de expresión. Hemos tenido a Hugo Mayo, a Alfredo Gangotena, a César Dávila Andrade, a Francisco Granizo, por nombrar a unos pocos, todos ellos fundacionales de la nueva poesía no solo ecuatoriana sino latinoamericana. El hecho de que hayan sido menos difundidos en el extranjero, en comparación a algunos de sus colegas de otras nacionalidades, se debe a factores extraliterarios. En la actualidad hay poetas que están escribiendo y publicando

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que pueblan mi escritura, pues tanto como las lecturas que me nutren, están las vivencias que me hacen. Sé, sin embargo, que nada de esto es lo que realmente “soy”, pero la escritura implica invención, y cuando transporto a un poema momentos de la existencia, estoy reinventándome a mí misma y al mundo. Muchas veces hay dureza en este acto, pues su ejercicio supone desnudar las cosas para que se vean expuestas vergonzosamente en su dolor, en su intensidad, en su riqueza. Es una especie de desdoblamiento que consiste en exponerse, sin defensa alguna, desde el mundo paralelo que todo lo puede contar porque todo es ficción, aunque fuese verdad.


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sostenidamente, en diálogo con sus contemporáneos de América Latina, de España y de otras lenguas. Muchos han sido traducidos y editados en varios continentes. Además, en el Ecuador hoy en día se llevan a cabo encuentros internacionales de poesía que se han ganado un lugar importante entre los escritores de diversos países. Tal es el caso de Poesía en Paralelo Cero, cuyo fundador y realizador es Xavier Oquendo Troncoso; Desembarco Poético, impulsado por Ernesto Carrión; El Festival de la Lira, por Cristóbal Zapata; el encuentro Ileana Espinel Cedeño, por Augusto Rodríguez, todos ellos poetas y gestores culturales. No son éstos los únicos esfuerzos que se realizan, pero son quizá los que más se han sostenido en el tiempo y que han traído al país a voces muy representativas de la poesía en español y en otras lenguas, y que, al mismo tiempo, han posicionado a nuestros poetas en el imaginario del público local, que espera cada vez con más entusiasmo la realización de estos encuentros abiertos a todo el quiera disfrutar de la poesía. Por otra

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parte, su realización ha favorecido el que escritores ecuatorianos sean visibilizados afuera de las fronteras. Existen, además, poetas y escritores dedicados a la labor de antologar y de rescatar constantemente el trabajo poético de sus coterráneos. Tal es el caso, otra vez, de Xavier Oquendo Troncoso, de Luis Carlos Mussó, de Raúl Serrano Sánchez, también por nombrar a unos pocos. ¿Por qué y para qué escribir? En un mundo en el que ya todo se ha dicho, parecería que escribir es un ejercicio inútil. Sin embargo, la visión individual de cada escritor, sobre los temas de siempre, que son tres o cuatro, es lo que enriquece el diálogo iniciado desde la antigüedad hasta hoy. Y es que la literatura es una conversación interminable en la que participan lectores y escritores por igual. Es cierto, también, y muy triste, que lectores y escritores estén convirtiéndose en una especie en extinción. Pero no soy tan pesimista: creo que siempre habrá quien encuentre su “nicho” y su modo de


Dime ¿cuáles son tus proyectos actuales? Quisiera dar la vuelta al mundo en 365 días, pues 80 me parecen muy pocos, aunque ahora podría hacerse en 2, o hasta en menos. Pero como soy profesora universitaria, madre de tres, traductora y sobreviviente –no sé hasta cuándo- del sistema monetario (porque capitalista ya no me dice nada), mis proyectos son mucho menos aventurados: aprender a tomar la vida como llega, terminar

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Enrique Solinas*

mi nuevo libro de poesía, que está casi listo pero que aún no tiene título ni editor, disfrutar lo que queda de la infancia de mis hijos, terminar una antología de poesía ecuatoriana que estoy preparando, seguir trabajando con el sello editorial que fundé junto con la poeta Sandra De la Torre Guarderas, y bajo el cual hemos ya editado cuatro libros, publicar una colección de cuentos que han permanecido escondidos desde hace mucho tiempo… Y atreverme a terminar una novela corta.

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Tengo claro que el oficio de la escritura no es una carrera de caballos. Y sé que me tomará tiempo finalizar lo que está en proceso. Pero suelo terminar lo que he empezado, así que seré paciente. Quién sabe si un día de estos realmente me embarco en la vuelta al mundo y desaparezco de esta faz de la tierra… Una tentación que todos tenemos, ¿o no? Para terminar, ¿qué se puede esperar del poema? Nada.

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existir en la literatura. A la final, todo es literatura. El cuento que nos hacemos sobre nosotros mismos. La identidad que nos creamos. La idea que queremos dejar en los demás. Nuestros dramas. Nuestras desdichas. Nuestra supuesta –y pasajera- felicidad. Acaso dejar constancia de ello sea lo que nos sigue llamando con tanta fuerza a llenar páginas con signos. Y siempre, inevitablemente, el deseo de crear un nuevo lenguaje que vuelva a decir, como por primera vez, lo que ya tanto se ha dicho, pero sin un discurso desgastado e incapaz de alcanzar el origen.


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* Marialuz Albuja Bayas. Quito, 1972. Magíster en Estudios de la Cultura con mención en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Andina Simón Bolívar. Ha representado al Ecuador en encuentros literarios y en ferias del libro en diversos países (Colombia, Perú, Chile, México, España, entre otros).

* Enrique Solinas. (Buenos Aires, Argentina, 1969). Profesor en Letras y Ciencias de la Comunicación y Licenciado en Letras (UCA).

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l cuencano Juan Pablo Castro Rodas (1971) vive en un viejo barrio quiteño, frente a la iglesia. Su vida transcurre entre las aulas de la universidad estatal,

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donde imparte clases de teorías de la imagen y cine, y una que otra caminata nocturna por la zona de bares, junto a su amigo, el escritor Javier Vásconez. También hay

Diego Cazar Baquero*

Con la publicación de La curiosa muerte de María del Río, el cuencano Juan Pablo Castro cree haber hallado la certeza en su camino creativo, luego de alrededor de treinta años de exploración permanente. Su última obra –ganadora del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja– se sostiene en una estructura firme y revela una maquinaria narrativa íntegra.

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Las geografías de Juan Pablo Castro

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tiempo para divertirse y reírse de sí mismo mientras diseña la maquinaria de una obra de ficción. Así nació La curiosa muerte de María del Río, ganadora del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja, del sello Alfaguara.

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También su libro Crueles cuentos para niños viejos obtuvo en el 2015 el Premio Nacional de Cuento José Félix López, y un año antes, su penúltima publicación, Los años perdidos, obtuvo el Premio de Novela Joaquín Gallegos Lara. Pero, ¿qué supone el reconocimiento en estos tiempos? “Nada –responde uno de los personajes de esta última novela, con Juan Pablo como ventrílocuo–”. Las formas de la transparencia se han disuelto en la fuga y las figuraciones”. La curiosa muerte de María del Río es producto de la rabia. Como en otras de sus obras, el motor de la escritura es esa rabia que necesita desfogue. “Me llegó la imagen de un profesor asesinado en una posición medio macabra, lasciva”, y a partir de esa imagen, se empezó a desencadenar un cuento. Enseguida, un proyecto literario se

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reveló como una novela que, al final, quedó edificada sobre treinta años de un trabajo casi místico de escisión. Desde tu novela La noche japonesa –donde esa autopsia que haces de Paul Auster resulta a ratos demasiado mimética– a esta última obra, parecería que el universo ha parido por fin a un Juan Pablo Castro autor… A mí desde el principio me interesaba dejar constancia de que La noche japonesa era precisamente una especie de hueso o músculo paralelo al cuerpo llamado Paul Auster, que, por supuesto, después intentaba explorar mis propios espacios, mi propia memoria, mis propios eventos literarios. Pero, de hecho, partía de una suerte de maquinaria que estaba preconcebida: la noche, el azar, el hallazgo de un elemento. Después me di cuenta de que mi novela se desprendía, porque algo que no trabajó Paul Auster es la narración desde la muerte. Eso más bien podría ser herencia de Juan Rulfo, como lo dijo Javier Vásconez. Pero cuando yo escribí la novela no recordaba que Rulfo


De todos modos, parece que se hubiera ejecutado un rito de pasaje para llegar a la voz de Juan Pablo Castro, con Los años perdidos como parte del tránsito… Yo he adquirido, modestamente, algo que podría llamar una mínima conciencia respecto de lo que es el hecho de la novela. Es decir, Ortiz, Las niñas del alba, Carnívoro… todas estas fueron obras creadas y escritas casi desde la intuición, en un ejercicio que va contra el error y muy pocas veces a favor del acierto. Sin embargo, en los últimos, con Los años perdidos, en particular, empecé a tener un poco más de conciencia, lo cual me demuestra a mí desde la honestidad que el ejercicio de escribir es un aprendizaje eterno sobre la base del error. A mí, a diferencia de otros escritores, no me dan vergüenza mis libros anteriores porque me han permitido evaluar desde la mirada de los otros la

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Diego Cazar Baquero*

transformación de una obra que se va desarrollando a partir de que yo también voy adquiriendo conciencia de lo que es el acto de reescribir, tanto por las lecturas como por las reflexiones, pero también porque en algún momento hay algo misterioso, un salto, eso que los materialistas dialécticos llamaban el salto cualitativo. Se va acumulando y en algún momento tienes que empezar a escribir un poco mejor. Y yo creo que estoy en ese tránsito –no me considero para nada un maestro, ni mucho menos– pero siento que ya mi escritura ha dado ese salto.

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¿Tu escritura se desprendió de ti? Puede ser… ¿Sientes que es más auténtica que hace pocos libros o momentos del proceso? Pero siempre fue auténtica. Yo creo que siempre fui honesto con lo que sentía. A veces me han dicho: ‘mira, son ya varios años y varios libros tuyos, sin embargo, no ha existido hasta ahora una voz personal’… Y yo digo, bueno, es

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narraba desde la muerte. Entonces, sí hay unos elementos de la maquinaria narrativa y de ciertos juegos de Paul Auster, pero yo después creo que la mía adquirió cierto vuelo distinto.


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porque he estado buscando esa voz. Cada libro es una búsqueda. Tengo la impresión de que con este libro se consolida eso, de alguna manera. Se puede leer esta obra desprendiéndose del todo de Juan Pablo Castro para interactuar con el narrador. Se siente aquel salto, quizá como una consagración de honestidad del autor… ¿Es este un momento cumbre para tu obra? No diría cumbre, pero sí diría que es un principio del camino hacia la lucidez de una escritura propia que encarne lo que a mí siempre me ha preocupado en términos temáticos que es la construcción del sujeto. Desde mi primera novela, la preocupación de qué es un individuo, cómo se construye, sea en la ciudad, en los recuerdos de la ciudad, del pasado o proyectándose al futuro, siempre me ha preocupado la geografía humana. Pero, lo que me resultaba más complejo de descubrir o de encaminar es el tono de la escritura. El proceso de redacción propiamente dicho. Que en este libro –como resultado de todos estos años– sentí en algún momento no muy avanzado, más

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bien inicial, que tuve la claridad de cómo escribir en ese tono. Una escritura que sea honesta respecto de lo que uno siente como individuo frente a la vida. Tu edificio narrativo se asemeja al acto de subir una serie de escalones y luego volver a bajarlos; volverlos a subir unos más y luego de nuevo bajar… Construyes ciertos personajes recurriendo a sus memorias, pero no te quedas ahí, lo haces como un tejido… ¿Fue eso consciente? En esta novela hay menos de azar que de trabajo consciente, mientras que en las otras había más de intuición, más de azar… En este libro tuve más claridad de lo que quería hacer, de una maquinaria, que puede ser imperfecta, pero que ya sientes como lector y como escritor que tiene unos engranajes. Mantienes una idea y unos recursos medio previstos en tu arsenal de escritura. Geografías de personajes, sí, pero al mismo tiempo hay una exploración de tus propias geografías, de los espacios de donde vienes: Cuenca, Quito, Guayaquil… y dentro de esas ciudades hay espacios


Porque las dosis de ficción están jugando con lo real a través de la ironía. Pintas ciertos personajes que hacen creer que tú y yo los conocemos… Seguro. Y mira que el alma de la ironía la tuve prevista desde el inicio. Me dije: voy a escribir una novela que ponga en tela de juicio la gravedad del mundo de los intelectuales, de los académicos y de los poetas. Pero, crear esa fisura en la realidad supone ironizarme yo mismo. Porque formo parte de

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¿Cómo sostener un personaje como el teniente Veintimilla, con todos los referentes que tenemos de un policía, pero con destellos de brillantez, y referencias hasta medio exquisitas? Solo pensando en darle verosimilitud al hacerlo nacer en una ciudad que tiene anclados algunos elementos de la cultura: no es lo mismo un policía de Quito, que uno de Guayaquil o uno de Cuenca. En Cuenca es posible que ese policía no provenga de los sectores más populares. En Quito sería imposible pensar en un policía de esas características. El mío proviene de una ciudad en donde las condiciones económicas pueden llevar a que gente que proviene de capas medias o medias altas vivan la decadencia. Digamos que La curiosa muerte de María del Río se lee veinte años después, cuando las for-

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Eso es curioso, porque siempre he creído que mi literatura ha sido subjetiva, pero en este libro siento que me alejé de mí mismo, de mi subjetividad, de mis emociones, de mi memoria. Y, sin embargo, lo hice para regresar, pero no con las armas de la persona que está recordando sino con las armas del escritor, es decir, distanciándome de ese mundo para recrearlo, reimaginarlo y, finalmente, para ficcionarlo.

eso. Entonces, ningún lector que provenga de ese mundo debería sentirse ofendido sino retratado… Crear esa fisura en la realidad para descubrir a esos otros que finalmente son parte de mí mismo.

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específicos que conoces y que ubicas ahí con la ficción, como acomodándolos, como un sueño tuyo en el que tú dispones, diseñas…


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mas de las interacciones actuales se hayan vuelto caducas. ¿Existe un código voluntario en tu novela para este momento y para este contexto?

permita reflexionar y jugar con el mundo de los poetas, con la justicia y la moral, sin que para ello el lector requiera de códigos inmediatos.

No creería. No pensemos solo en el lector del futuro, sino en el lector contemporáneo. A mí me ha tomado más de 20 años llegar a Colombia y ese lector contemporáneo ya no tiene el código nacional o de las supuestas referencias. Yo creo que incluso los grandes maestros –pensemos en Proust y Joyce– ironizaron profundamente respecto de la sociedad de su época y los lectores contemporáneos a ellos, los familiares y los amigos, se veían retratados, generaba disputas en ellos, y lo que ha quedado ya no es esa sutileza del habla local o de una acción de un personaje conocido, sino que queda una obra de ficción. En eso los griegos son maravillosos: la idea de que el hombre nunca se baña en el mismo río está totalmente presente, porque cada acto de lectura es una reinterpretación, y cuando pasan los años y cambian las geografías, ese ejercicio de lectura vuelve a ser otro. A mí me interesó crear una obra que relate algo, que

¿Crees que vivimos un momento histórico de quiebre en lo que significa ser escritor, hacer literatura? ¿Nos hemos desprendido por fin de etiquetas nacionalistas, localistas, costumbristas, como rezagos de mediados del siglo XX?

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Es que el tiempo pasa. Nosotros – mi generación, los de cuarenta y pico para abajo– ya no tenemos los fantasmas del boom y menos aún los fantasmas del realismo social, a menos que seas un despistado, lo cual también es posible. Para mí ya no es importante ni me produce sufrimiento sentarme a escribir o a pensar en la gran novela fundacional que hable del Ecuador, de Cuenca, del pasado, de la guerra porque eso ya lo hicieron en el boom… Ya no hace falta, ¿no? No hace falta, pero para la generación anterior –de cincuenta años


Será que nos perdimos una o dos generaciones… ¡O ganamos! Verás, a la larga, toda la historia y la literatura tienen su ritmo. Quién sabe si era preferible aguardar un poco para que haya otras literaturas. Y, por supuesto, escritores hombres y mujeres jóvenes del Ecuador ya escriben en otros códigos, en otros registros –que quizá tienen el problema de llegar al lado extremo de la laxitud, una pequeña maquinaria literaria que finalmente no diga nada–. ¿No es eso sintomático? Mucha de la música que se hace en estos tiempos también muestra esa aparente laxitud: contar algo muy intimista, muy volátil, muy etéreo… Porque los artistas somos hijos de nuestro tiempo y no podemos excluir la sensación de vacío, el can-

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Diego Cazar Baquero*

sancio respecto de las grandes formas de la historia, de los grandes discursos explicativos de la vida. Entonces, las obras de arte todavía pueden ser leídas en código con la sociedad. Finalmente, lo que queda es la búsqueda de la estética literaria, más que el tema. Yo creo que el tiempo en eso es un monstruo atroz que termina por devorarse todo.

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¿Cómo son tus propias Quito, Cuenca y Guayaquil, en esta obra? A Cuenca la pinté como a una ciudad anónima. No aparece su nombre y ese es un síntoma de querer acercarme a lo que está dentro de mí, que existe fuera pero que es un poco invisible. Para mí, Cuenca es una ciudad invisible y, sin embargo, llena de signos visibles, concretos, como la voz social, la eugenesis, la sangre, la importancia de la parentela; Cuenca es la ciudad de la calma, y ahí es donde aparece el horror de la muerte. A Guayaquil quise retratarla jugando con los opuestos. Mientras Cuenca es como el Cielo, con una fisura que es el asesinato, Guayaquil es el Infierno, caliente, una ciu-

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o más– esa presencia de los hitos de la literatura latinoamericana, hispanoamericana, eran fantasmas, todos tenían la necesidad de escribir la gran novela. A nosotros ya eso no nos interesa.


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dad donde está explorándose la locura. Y Quito es la ciudad de la aparente estabilidad, porque más o menos sabes cómo es el tiempo y la gente, es una ciudad de rituales y de burocratización de los rituales.

Las geografías de Juan Pablo Castro

Quito también aparece como una ciudad que viste siempre con nuevos trajes para adaptarse a los ritmos de fuera, pero esos trajes no le van quedando

muy bien, pues develan lo que siempre fue: esa damita del siglo XIX… De hecho, el narrador de la novela lo dice. Porque esta novela también está trabajada en código de máscara: lo que está y lo que se oculta. Y las ciudades se construyen a través de las apariencias. En fin, no la trabajé con la idea del traje pero sí con la de la máscara.

* Juan Pablo Castro Rodas. Es un escritor, novelista, poeta y profesor universitario ecuatoriano, considerado como una de las voces más prominentes de la literatura ecuatoriana contemporánea. Doctorando en Literatura Latinoamericana por la Universidad Andina “Simón Bolívar” de Quito, Ecuador

* DIego Cazar Baquero. Periodista de La barra espaciadora.

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Susana Álvarez*

Entrevista a Carmen Váscones

Se define Carmen ¿Quién es? ¿Qué hace? La palabra Carmen me nombra. ¡ah!, ¿esa soy yo? La que descoloca la pregunta. Ella en mí da un sentido a la intención del tú. Carmen es una mujer que se hace en la palabra. Su historia cuenta con ella. Hace una escritura donde la vida no se aparta. Apártate de mí dice el caos. Ella lo recoge y lo deja ser a pesar de él. Y … tu infancia y adolescencia ¿Cómo fue? ¿Dónde pasaste?

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Los cinco primeros años fueron nómadas, algo así como la emigración interna, la familia avanzaba hacia algún lugar con su raíz. Nací en Samborondón, luego pasamos a ser acogidos en la hacienda del tío Carlos, hermano de mi padre, cuando tenía dos o tres años viajamos a Guayaquil, nos asentamos en el barrio del seguro, en los recuerdos de mi madre jamás olvida esa estación, a los 5 años fuimos a Machala hasta los 15. Fui a la preparatoria, con religiosas. Estuve en Escuela fiscal los primeros grados, y los otros en escuela privada de monjas en puerto Bolí-

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Susana Álvarez* Entrevista a Carmen Váscones

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var. 3 años en el colegio Ismael Pérez Pazmiño. Cuando cumplo los 15 años, mi padre compra la casa de su hermana Luzmila en Guayaquil, otra vez el movimiento. A desarmar casa y armar maletas. Llegamos al nuevo hogar, en pleno centro, Aguirre y García moreno. Pasé una tristeza muda. El destierro del espíritu. Me quedé cuarto año. Estaba matriculada en el colegio Santo Domingo. Otra vez, nuevas caras, la curiosidad o indiferencia por la afuereña. Ese año pasé ensimismada, silenciosa, me volqué a los diarios que mis compañeritas cercanas me habían regalado cuando cumplí los 15. Apenas pasada tres semanas de este cumple, cambio el mapa mental de la geografía. Esa otra ciudad con su ría. Adaptarme o acomodarme al ruidoso Guayas. Recibiendo cartas de quién se acordaba de mí. Poco a poco me alejaba del parque de la infancia y de la joven que retoñó en mi cuerpo. La vejez mental la marcaban las estaciones del los cambios y los sitios que habitamos por ratos. Mi padre entre ausente y presente, llegaba a casa cargado de vida, de pensamientos y silencios, también de “combustible”

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para el cuerpo, sacos repletos de víveres y frutas, era más barato comprar al por mayor, compraba libros, enciclopedias que estaban bajo llaves. Hurtaba el saber, mi madre manejaba todas las llaves. Esa que era, lograba sacarla del bolsillo del delantal, aprisa sacaba los textos, me encerraba y leía a mi antojo. El año que “me” repetí, lo hice en la Dolorosa, fue una certeza, los profesores eran sorprendidos de por qué me había quedado de años en matemáticas y en inglés, lengua que no logro masticarla. Era una “buena alumna”, un ejemplar en las notas, conductas y todo eso que se califica como buen comportamiento y del asunto de aplicada. Me sentí muy bien, no era estúpida. Pero, mi padre otra vez, con sus decisiones de “mandamás”, nos cambia de colegio, nos lleva de retorno al santo domingo. Las monjas nos extrañaban, más creo a mis hermanas deportistas. Lo que menos quería era ver a los profesores” aquellos”. Tuve que sacar palabras, hacer estrategias, un grupo de estudio, con compañeras que hasta ahora no me olvidan, hacían supervisión a la hora de mis resultados en la hora del examen…,


En el entorno familiar, social y cultural ¿Qué barreras enfrentaste a fin de alcanzar tus ideales, propósitos y utopías? Estas palabras las fui descubriendo de adulta. La vida es una lucha por ordenar los hechos que se desorganizan en las circunstancias que te toca vivir. He seguido lo que la vida me presentó. Estudié Psicología, por eso de entender el mundo del inconsciente. Saber quién soy, El trabajo comunitario me atrajo, quizás esto está marcado por las “secuelas

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Susana Álvarez*

o efectos de formación”, en el colegio Santo Domingo, se daba teología de liberación, y eso marcó mi existencia, conocí, a monseñor Proaño, en los retiros que nos llevaban, su palabra era un desprender el capital. Era un sabio. También tuve profesores que nos hacían pensar, y no era tanto la nota, sino conversar, discutir, elaborar pensamientos. Eso siempre me ha atraído. La barrera mayor era el “patrón social” y sus descuadres, los moldes de los autoritarismos, tropezarme con “jefes” amos, insoportables. Me costó adaptarme a la integración, formar parte de un grupo, siempre me sentía asocial, participaba, pero no me dejaba atrapar por eso de liderar o someterme a ser esbirro, de manejar grupos, eso de estar envuelta en la pasión del uno por todos o todos en uno. Eso no lo he creído nunca. Más claro, no he sido fácil para el rebaño. Eso sí, una asesora, una facilitadora… Trabajé desde los 18 años, tuve beca en la universidad, he participado en investigaciones, proyectos sociales con instituciones públicas, privadas. He trajinado el saber y la convivencia comunitaria a full. ¿Eso es realizarse?, ¿emprender?, es un oficio elegido y nada

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Entrevista a Carmen Váscones

asunto claro, la respuesta tenía que cuadrar. En fin, planto y desplanto al recuerdo. Siempre preciso y germinando. Mi memoria es fragmentada y discontinua, es un rompecabezas de espacios de nexos. Dejar a los amigos, no volverlos a ver jamás es dejarlos flotando en el posiblemente algún día la casualidad se ofrezca y sepa algo. No los he podido enterrar en el olvido. Están frescos con sus contactos, juegos y acompañamientos. No han muerto en mí. Tampoco he sido de multitud. Ese cambiar y rotar me dio un desapego para siempre. El instante cuenta toda mi vida.


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fácil. Ser un facilitador en la vida es crear condiciones, romper esquemas, trabajar en equipo. Eso sí me gusta. La escritura no es un obstáculo porque no la he hecho una carrera, ni la he puesto en ninguna tarima. Ella me escribe y yo la acojo.

Entrevista a Carmen Váscones

Cómo descubriste tu vocación de escritora? Quizás está marcado por el lenguaje familiar, mi madre muy realista y práctica, y temperamental con la emoción… y mi padre era un catador de las imágenes, vivía haciendo poesía en su lenguaje, además, en la preparatoria y escuela de monjas, había los cuentos para escuchar y las veladas, era pretexto o daba rienda suelta para expresar o imaginar. Era mi guarida la imaginación, allí desvestía y vestía a la magia. Casi no jugué con juguetes, tampoco los había, mi padre regalaba lo que podía, éramos tantos hermanos… Había una señora que ayudaba en casa, hablo de cuando estábamos en Machala, ella planchando las sábanas, yo sentada cerquita. Escuchándola contar, me espeluznaba, pero quería más, en eso Margarita, mi madre, no se quedaba atrás,

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también desbocaba sus historias mientras yo a distancia la miraba atenta. Era muy despierta frente a lo que pasaba en mi entorno, están ahí los hechos, son imborrables y algunos angustiosos, como los 4 niños que se quemaron, la casa era de caña, estaban en el piso en alto, hablo de hace 46 años atrás, y los servicios de agua y bomberos limitados, ver el incendio, los niños no queriendo saltar por la ventana, y la hermanita mayor sintiéndose responsable, no abandonarlos, después ver en el diario, todos los cuerpitos chamuscados y amontonados, eso, como voy a borrarlo. Imposible. Y así, hay más. Los recuerdos de los conocidos no se quedaban atrás, la retahíla de hechos a veces parecía interminable, e historias sin fin ni que ocho y medio de Fellini ni tintas medias. ¿Qué será de Amada? La que se enamoró de Macaco, un estibador que trabajaba en un puerto y se resbaló con caja y todo y cayó rompiéndose la crisma y la vida entera. Desde ese entonces sus ojos que eran dos canicas verdes perdieron su color para tornarse apesadumbrados debajo de unas pestañas que ya no sostenían la mirada. ¿Dónde estará Lucía? La que se


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Ese quién soy, se convirtió en un ser a desmadejarlo. Invertí en el rollo de mi existencia, lo he traducido. A la señora psicóloga le di un lugar de investigación: su palabra es un filtro. No se conforma con la mascarada del decir. Ausculta hasta desmantelar la trampa del interdicto. Es mi aliada. Soy su red donde pesca la soledad y la compañía. No estoy sola, aunque quiera. El trabajo de análisis es interminable. La escritura exige rigurosidad con el vaciamiento del ser. Hay que ir con cuidado. Trabajar el narcisismo humano nos desflora de la imagen. Por eso hay que refrescarse y ponerse en el lugar común para tomar agua y descansar, para caer en cuenta que somos uno que no está preparado nunca. Que el mundo es doméstico, aunque reneguemos de las tareas. Que no somos nada extraordinarios. Que te has creído Creída. Me bajo los zumos. El poder de la palabra para crear mundos nuevos es infinito. ¿Qué criterio te merece la conceptualización “palabra?

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¿Y de psicóloga?

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enamoró del albañil que le enlució los sueños, que compró dos circulitos de oro como alianzas camino a la iglesia, y que en un santiamén ella se las aventó en la cara, y no dio explicación. No hubo más, cada uno por su lado, ni boda ni nada, sino un silencio. Y la del jovencito que compró un bebé de felpa para su primera enamorada, y los ojos de su madre celando como una Medea… O la memoria de la niña que no le gustaba jugar con las muñecas y les sacaba los ojos, la misma niña que no le gustaba mirarse en el espejo porque cada vez que se asomaba no aparecía su imagen, y esta misma pequeña que no podía ni esconderse en la realidad ni en la fantasía porque la voz femenina se le aparecía congelada y disfrazada como medusa para quererla paralizar y así sólo la escuche y obedezca a ella. Qué será mi Esmeralda que va toda de negro a planchar y su boca está apretada, y yo que la quiero hacer hablar, hasta que llorando me dice que su hijo se murió, porque le cayó una bala perdida en el cuartel. Y yo abrazándola, besándola, apretándola conmigo. ¿Cómo olvidar? ¿Habrá muerto? Hace tanto tiempo que no se de tantos…


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El ser humano es el único que necesita hablar y ser escuchado. Sentir lo expresado. Se distancia de la animalidad por esa capacidad de comprensión, se trasciende por la transmisión y transformación que es capaz de realizar, transmitir, y enseñar. Modificar, construir o destruir. La palabra no se la puede gobernar ni educar, si convivirla, transformarla. La palabra es la primera maravilla del mundo que no cesa de traernos y llevarnos a palabra nuevas. Ella en sí es un mandamiento que interpela, que no pasa impune. Que habla siempre. Hay actos abominables que la palabra en su justa ley para lo que ha sido creada nos alerta, previene, anticipa, pero… el humano aún así acomete, ataca, borra, se equivoca, comete faltas, y, sin responder, o reconocer avanza sin medir las consecuencias, ejecuta, o simplemente justifica sea la guerra, la violencia, el incesto, los golpes. Me pregunto es suficiente que exista la palabra o qué… La muerte está en cada uno. La palabra entre la muerte y la vida nos crea otra forma de ser. Otra cosa es permitirle intervenir ¿La dejamos? Desde el principio la palabra sentida. Sentido pésame a la soberbia humana. En duelo el

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sonido que fue devorado por el gruñido. La palabra nos define como ser humano. Nos aniquila cuando la convertimos en arma. Oficio humano del sonido, mundo sonoro de la ocupación habitual. Ella nos lleva a una asociación libre, nos hace presa de la expansión y la conquista del saber: nos duele en el cuerpo toda su ignorancia y sapiencia. Drena y encauza, entre reflexiones los espacios que encadena y desencadena el saber explícito, implícito. A saberse de otro se sustenta, se sostiene, se hace hincapié. La palabra desafía, rompe tabú, protocolos y estados inútiles. Delibera, rechaza toda doctrina, se desnuda de hábitos y oficialidades. No le gusta la máscara, disfruta de los escenarios de la vida donde se desenmascara la rutina. Su voz es un orificio donde nace lo hermoso, donde se concibe el sueño, donde reposa y se impulsa el deseo hacia donde habita su origen humano a pesar de la contienda con lo inhumano. La palabra no es el incesto ni el tótem, ni el tabú, ni la ley. Ella es el principio de la vida eslabonando la eternidad en el paso por la muerte. Ella: la imperfecta creación de la belleza pura. Luego imagen de un diálogo per-


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fecto, cogito oral del logos y de la tura de la vida al interior del ser para existencia. Hay que restituir a la pa- otro dentro de nosotros. Que Nueslabra su poder de evocación. La pa- tros sueños no se extingan en la labra una lectura que nos crea un prisa de la existencia. Aventurado interlocutor, nos hace enfrentar al seamos aún en el deseo encontránverbo de cada principio humano. dose con la palabra. Espíritu del deseo. Alma de la forma. Nos hace acceder al sentido Si la literatura es ideología común y no común. Nos llama a ¿cómo vez la relación con la psiser intérpretes y portadores del cología? texto que fue, que va siendo, que es. Es la obertura del ser, su cauce Diría literatura versus ideología. es un movimiento de conquistas de Porque un texto creado rompe dogespacios. La palabra es un libro mas, replantea la represión del staleído que nunca muere en la memo- tuquo. Nada es inamovible. El ria. No se deja olvidar. Siempre se generar pensamiento, aportes no dejará expresar, sentir. Se manifes- masivos, el desmitificar los mistetará. Nadie puede matar la merios de la creación es transgremoria, ni aún el delirio. dir lo prohibido, la escritura Ellos hablan. No se la tiene su propio tabú La palabra puede alejar de su pro- sea algún instante: donde la ideología no felicidad, esto es, pia existencia. Su procabe, otra cosa es el gozo simbólico pietaria es la palabra abordaje, el bagaje del que deja de ser que apuntala un lugar escritor y su visión ética. inédito cuando en el presente del tiempo Moralizar la escritura es ella nace y del espacio. La palabra optar partido, otra cosa, es “un goce inédito” (J. C. dejar ver la aberración del Milner) de la lengua. La palabra poder en cualquier sentido que se sea algún instante: felicidad, esto lo mire o se lo ejecute. Se habla y es, gozo simbólico que deja de ser es un trabajo escribir la palabra, hainédito cuando ella nace. Más allá cerla un arte es esculpir en la letra del útero: nosotros. Afuera el tú y al ser que asoma. Esto es lo que el yo desalineado del espejo: con- se diferencia totalmente de los discibiéndose en el adviento y la aven- cursos absolutos. La singularidad


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de la psique en ese espacio social que hierve en las contradicciones y embestidas de los sistemas alienantes… ¿La libertad se la ejerce en el principio de desarmes mutuos? Si no, miremos, o investiguemos sombre las centrales nucleares y sus efectos devastadores. Quién nos consulta si queremos o no estas armas en el mundo. ¿Quiénes deciden? El libro llega de uno en uno y nos desactiva de uno nuclear imperial…esa mente que se alía en el silencio por la costumbre de la represión. Entonces, qué hacer, hay que ser pasivo, o propongo una aptitud diferente, no estoy de acuerdo con que rodeen el mundo de armas nucleares. Si me opongo, soy un peligro, un enemigo, una mujer señalada como subversiva. ¿Dónde está verdaderamente el riesgo? Salgo de la manada y soy el blanco. O cuestiona la seudo democracia. Bien mi psique, y el campo de la psicología que he elegido es replantear, es darle lugar a la palabra, es provocar la escucha, es dejar decir. Lo digo, así sea una, creo porque creo algo que no está ahí. Eso no quita que estemos rodeados de contaminación y al alcance de la radiación del control especulador y opresivo…

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La lectura es una amiga íntima para ti ¿Qué tipos de libros te acompañan siempre? Libro y lectura una aventura. Ante esta pregunta te hago leer esta entrevista que me hizo Ruth Garaycoa, directora de la biblioteca de la casa de la cultura del Guayas, en 1998, para que te des una idea de mi intimidad en este rebuscar en la palabra. Mira tú si la integras a tu rastrear a la escribiente. ¿COMO CONCIBE AL LIBRO? Un libro en mis manos es la posibilidad de intimidad con la imaginación. El libro es un soporte, es un campo abierto de posibilidades. Cuando se es niño y no sabemos leer ni escribir, nos encanta que nos lean – qué dice aquí -que nos repitan una y otra vez la historia, que nos expliquen, que nos hagan sentir la vida del texto. En un libro están seres animados que se proyectan. La piedra, el animal, el humano son personajes que tienen una historia, valores, problemas, alegrías, mensajes y sentidos a los que el niño está atento a captarlos. El libro nos remite al autor, y por lo tanto a la convocatoria de oyentes y lectores, un texto logrado suscita, se lo siente, provoca emociones, hace


¿Cuál o cuáles son las obras de su autoría que le han dado mayor satisfacción? Empecé a escribir desde los quince años diarios, poemas, reflexiones, mis pensamientos, mis fantasías y vivencias. Desde los cinco años, recuerdo que me gustaba escuchar historias, cuentos, misterios, sean en la radio, disco/cuento que nos ponían las monjas españolas en la escuela. De mi padre y madre me interesaba ellos y sus antepasados, o saber lo que habían vivido. De las personas que colaboraban en casa me encantaban también sus historias, tenía mucha paciencia y entusiasmo para escucharles. La verdad es que me parecía mágico

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todo eso que salía por la boca, del libro, del disco o de la radio. Me adentraba en esos relatos con mi imaginación. También participaba en obras teatrales, danzas, era maravilloso todo lo que uno podía hacer con el cuerpo, con el entusiasmo y con el deseo de representa y escenificar. Era romper toda la timidez. Era a ser: unos desvergonzados infantiles y adolescentes en el escenario del arte. Vivía intensamente la pasión que me producía estas experiencias, experimentaba emociones encontradas, a veces quería a mi personaje o quería el otro, pero tenía una responsabilidad de sacar adelante el que me habían asignado, creo que tenía que amarlo y no rechazarlo. El personaje estaba en la realidad y en la fantasía y tenía que hacerlo mío. Cuando un es niño se cree casi todo, y si tiene un margen de dudas, – se es muy preguntón – eso no importa, lo que interesa, es lo que nos produce y provoca, los estados de atención a eso mágico y misterioso de aquello había una vez … Entonces, por qué todo esto dicho. Bueno, porque mis libros están acompañados de todo ese mundo con los otros construidos. Cada uno responde a un ritmo, a

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pensar, aprobar, rechazar. Es una moraleja, es un testimonio del bien y del mal, es una posición quiéralo o no el autor, hacia una forma de ver, admirar, crear o de intervenir en la realidad. En fin, el libro es un mundo aparte dentro de otros, es una realidad dentro de otra. Los libros son la biblia de los mitos, leyendas, estilos, fantasías y los hechos expectantes o creados por sus progenitores/autores. No existe el libro si no hay lectura.


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hechos que acontecieron mientras iban desmadejándose. Quizás todavía no estoy preparada ante mi propia crítica o juicio para decir este o aquel libro es el que me ha dado mayor satisfacción y dolor. Lo que sí puedo afirmar, es que estoy inmersa con el yo que me acontece y convoca como persona individual y única, con los demás que me involucran en un vínculo dado antes y después de nacer. Es una responsabilidad saber, que, con nuestras palabras y/o actos hacemos y deshacemos. – En estos tiempos tengo más precisa esa angustia vital – Me siento comprometida con mi vida y con la de los otros, será por eso que me encanta trabajar con niños, a ellos los veo indefenso en manos de los mayores. Un adulto con su incomprensión o agresividad puede ser monstruo ante los ojos de los pequeños, y de hecho, después, ellos aprenden a defenderse con esos mismos mecanismos de violencia con los que los padres o maestros intervinieron y que a la vez inculcaron en los pequeños. La verdad construye, la mentira destruye. ¿Dónde está cada una? ¿Dónde están éstas dos y cómo laborar en las diferencias, en lo que es y no es? La tarea

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como humano es intervenir para afirmar o negar, provocar o replantear reglas y cánones establecidos, no callar lo que oprime y somete, decir lo que no se dice, arriesgarnos a ser. Y el arte no puede ser cómplice del silencio, ya que esta denuncia y propone. Ningún arte está libre de los hechos de la historia. No quiero escoger uno de mis libros publicados o inéditos, porque estaría cayendo en la queja de la inconformidad o de la justificación, cada uno de ellos tiene su etapa de creación y término, donde les he dedicado el tiempo ¿suficiente? O el que he creído. Aclaro, siempre habrá una insatisfacción de que algo faltó, o de que esto otro, por eso es mejor seguir adelante, en presente. Mi mayor desafío es algún día hacer libros para niños en el verdadero sentido de lo que significa. La infancia me parece la edad e la magia o de la imaginería. ¿Cuál fue la biblioteca o las bibliotecas que usted tuvo a su alcance para enriquecer su acervo intelectual? La primera biblioteca fue la de mi casa, mi padre se preocupó de eso, a él también le gustaba leer y eso


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fue un beneficio, luego, la biblioteca Me gusta leer mitos, cuentos infande la Universidad Católica en Gua- tiles, leyendas, biografías. De lo úlyaquil, de la Casa de la Cultura en timo y fresco que he leído es la la ciudad que vivía, , de Biblioteca “Emperatriz de la fantasía” de MiMunicipal, la del Museo Antropoló- chel Ende, que me atrevo a recogico y por qué no decirlo la de los mendar a los adolescentes y a los amigos. En lo personal poco a poco adultos. Anteriormente “Alicia en el he ido armando una. Un consejo país de las maravilla” de Lewis Caque me aplico y lo vuelvo extensivo rroll. “Cien años de soledad” de “no es tanto lo que se lee sino le que García Marquez, poesías y ensase escoge para leer”. En estos tiem- yos de Octavio Paz y Borges, tampos hay que combinar televisión, bién libros de Yourcenar y Duras. cine, teatro, música, y letras. A los Henrry Miller y más. De los escritolibros hay que darles y hacerle un res nacionales a Palacios, José de espacio y lugar. Por lo tanto, hay la Cuadra, Alicia Yanez, Eliécer que empezar por el niño, joven y Cárdenas, Miguel Donoso, Carlos adulto, y este último es el que Béjar, Abdón Ubidia, Jorge Dáapoya a los dos primeros. Y vila, Sonia Manzano, Mausted Ruth tiene una ritza Cino, Eliana A los libros vasta formación, pues Espinel, Gilda Holts, y hay que darles creo que hay que comtantos y tantas otros/as y hacerles partir experiencias, sisteque se merecen ser leíun espacio y lugar. matizarlas y devolverlas a dos y difundidos. Creo los centros educativos, culque la literatura no puede turales, familiares y comunitarios ni debe ser un monopolio editopara que el arte no resulte una isla rial, debe ser un proyecto de ni algo fuera de la vida. Y más aún apoyo, difusión y promoción. que el libro no se vuelva una reliquia Pues, por ahí hay escritores brillano adorno en la biblioteca de la casa tes tanto allá como aquí como en o de las instituciones. otras partes del mundo, que no se los conoce y resultan superiores a ¿Del acervo particular qué obras los que conocemos o tenemos al consideraría las más importan- alcance. Las transnacionales lletes del siglo XX y por qué? garon a las artes y la censura tam-


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bién, y esto va en contra de la originalidad, libertad e ideología de la obra. No se puede permitir fomentar el mundo de las boboletras o disneypintura. Si caemos en ese vicio, simplemente entramos a la adicción de una gloria barata, burda y mercantil. Sin verdadera presencia del arte por el arte. (Entrevista de Ruth Garaycoa a Carmen Váscones en 1998) Retomo tu pregunta después de interpolar el tiempo, sólo te digo que la lectura nunca acaba, las he ampliado, obvio, leer las mil y una noche, Decamerón, a Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, a los latinoamericanos, y tanto y tanto, he releído las memorias de Adriano, Yo Claudio, los mitos, a mí misma me releo, y soy tan distinta y parecida de la que me interpreta, cercana y lejana, lo importante es cómo se lee, a veces no es tanto o cuánto. A la memoria no le gusta acumular, sino vaciarse, para dejar espacio al movimiento mental y creador para no petrificar la memoria, ni llenarla de costras de sabiduría y citas. Tienes algo particular a la hora de escribir ¿Alguna rutina, una burbujita para tu alma o es la inspiración del momento?

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La compulsión, la calma, la ebriedad, la angustia misma son los vectores al otro lado de la escritura, adentro y afuera del autor, los detonantes son los hechos de la vida, la soledad insobornable. La compañía de la imaginación que no descansa ni cesa de escribir en el muro de la psique. La escritura es contestataria a uno mismo. Nos doblega a trabajar sin compromisos hasta sin sueldo. Al menos en mi caso no me obligo a escribir pensando en los réditos, o publicar como requisito para llamarme escritora. Es secundario. Lo que me interesa es ir produciendo una línea que se ubica en el libro tal que se llama o llamará así, incluso, hasta sé cuál es el título del libro o el último poema para el cierre, lo que no me ocurre con la narrativa. Es diferente la experiencia, es un abordaje discontinuo. En la poesía siento una continuidad de sujeto, en la narrativa no, hago un personaje, un encuadre que me desparrama al verbo en un cifrar diferente. En la poesía siento el núcleo del deseo, en la prosa este se envuelve en la frase, el acto, el suspenso, me bota a crear una acción que me sorprenda, que demuela las convicciones. El poema


¿Qué es para ti el mar? ¿Vives la soledad de los poetas? Partir a un lugar desconocido. Adelante. Lo recuerdo nítido, toda una mancha negra con espuma en movimiento chocando contra el puente, luego contra el barco, era una inmensa masa perdiéndose en la noche. Y yo en silencio contemplándolo, pensando, imaginando qué… Luego al amanecer llegando a puerto bolívar, notar sus contrastes,

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su color menos oscuro, su olor a mar varado, su ruido desperdigándose en el amanecer, atrás queda el mar. También es arribo. Ahora lo tengo de frente. Para no perderme achico la ola en una gota de mar. Mi mano la recoge, la llevo a la boca, sabe a lágrima. La soledad es sinónimo de compañía. Se quiera o no, ella es un espacio para abordar una escritura que toma un momento diferente. Pensar, crear, estructurar, abarcar ideas, es darle perspectiva a la masa mental que desflora la certeza tiempo. Nos ocupa de cuerpo entero. Nos reenvía a los sentidos que se apropian de la vida, de la historia, de los hechos. No se está solo cuando el pensamiento nos va dando a decir. Y son espacios sin tarjeta a marcar a ningún jefe para cumplir el pedido del oficio. A menos que tenga pagado el oficio antes de que exista, como es el caso de ciertos escritores o proyectos o becas, que bienvenidos sean, porque da holgura para trabajar sin la angustia de las deudas o los cumplimientos con el mercado social. La vida pende de una cuenta a pagarse todos los días, si no, no existes o te marginan o eres un extraño, o en el peor de los casos que digan que eres un desadaptado. Nones. Escribir es una

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es un estado del narcisismo contemplándose en la fuente del yo vaciado. Es un arrancar al ser de la muerte. Nada de ahogarse, nada de eco. Esto exige una lucidez sin melancolía. En la narrativa el cuerpo se presta a ser el escenario del conflicto. Es un desapuntalar al yo. Es una navegación que atraviesa aguas dulces y saladas. Es un espejo que no se presta para la mirada de narciso. No permite que el reflejo del autor se interponga entre los actores del papel que asienta la historia que ocurrió en el acto creador de ese génesis dónde el éxodo y el exilio lo vive el narrador. Afuera de la obra alguien te lee. Mientras Reciclo la memoria, también la desecho.


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tarea a ser respetada y bien remunerada. Igual, escribo a pesar de tener un saldo en contra: mi propia soledad. La retribuyo conmigo y con la confianza que me presta para avanzar en este silencio elegido para trabajar el presente de mi creación. Soy la criada de mi crío. Lo creado algún rato al público. Allí, seré la anfitriona de la obra. Su ama de casa que se saca el delantal del borrador, que pasó a limpio su pensamiento y sirve al huésped de la lectura su plato de letras.

es la vida. Y el amor no puede capitalizarse ni dejarlo en libreta de ahorro, fluye como el agua, como la respiración, como todo lo que nos provoca un sentido de avance. Eso es todo. Y sobre todo, dejarme afectar por el sentir. Conmoverme hasta en la ausencia añorada…

¿Y tus afectos? ¿A quiénes los dedicas?

Con Los editores nunca he tenido tropiezos, cuentas claras, contrato y asunto a publicarse. El mundo editorial tiene su balanza. El escritor tiene su peso. Los dos se necesitan. Otra cosa es cuando el escritor carece de monedas para pagarse su obra, y no tiene como publicarla. Está, en ese caso en desventaja. No podemos hacer todo, escribir, armar el libro, editarlo, corregirlo, pagarlo, difundirlo, colocarlo, eso es una limitante, cuando el mercado es restringido, o los criterios están en cuánto te conocen o vendes… tu mismo has de saber sobre esto. Son importantes los proyectos de CCE, del gobierno, la campaña Eugenio espejo, la del los

Nunca he sido nada romántica, más bien llena de detalles, que si me abruman, tampoco me convence. Son instantes de presencias donde el sentimiento parece un girasol siguiendo al astro. También la luna, que nunca me cansa de maravillarme. Luego reciclar toda esa emoción como plastilina que se pega en uno. Mis sobrinos llenaban mi mundo. Ahora está dividido o compartido el huerto de mi afecto, algo para Roger, mi esposo, algo para ellos, algo para mí, algo para generar el combustible de esos instantes de amor que

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¿Cómo son tus relaciones con los editores’ ¿Aceptas imposiciones o no las tienes? ¿Cómo ves ese mundo? ¿Y cuántas obras has escrito?


¿Al escribir lo haces para el lector que llevas adentro?

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Cuando asistes a un simposio nacional o internacional sobre Literatura. ¿Qué significado tiene para ti? Es un compromiso, una responsabilidad, un encuentro con otros que van a compartir experiencias, conocimientos, obras e inquietudes alrededor de lo que convoca. A uno lo miran como delegado de un país, y

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Ni siquiera me lo pregunto. Es una necesidad de eslabonar la construcción de algo que se gesta más allá de mi control. Es un insistente fluir que no quiere desparramarse en la nada. Es un alto voltaje de ideas que necesitan conectarse en un receptor que las lleve a existir. Es un conflicto entre el silencio y la soledad de ese pensamiento que quiere compañía. ¿Acaso será crear un lector? Quién nace primero, la escritura del lector o viceversa. El lector no soy yo, y a la vez, me lleva a descubrir otro yo. Y el lector otro, ese que está afuera de mí, o aquel otro que solo se acercará a la obra y se preguntará qué o porqué habrá pensado así… Que tazará los quilates de tus pensamientos si los hay. ¿Asunto de alquimia?

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municipios y ciertas fundaciones que apoyan al escritor y al lector, donde facilitan la publicación y adquisición de la obra es bueno, y, tiene que seguir fortaleciéndose. Las editoriales privadas deberían desarrollar conceptos para fomentar ediciones baratas y aumentar lector y la creación de espacios de intercambio, reconsiderar los criterios para las ferias de libros para su mayor efecto y alcance e inserción con la comunidad. He publicado 4 libros de poesía: La muerte un ensayo de amores, 1991; Con/fabulaciones, 1992; Memorial Aun Acantilado, 1994; Aguaje, 1999. Tengo algunos libros inéditos de poesía, Un solo de Mujer, Memoria del deseo o Falopio, El actuante o una vida innominada, Hilo de Agua, también tengo libros de ensayos, narrativa. En estos 20 años en playas he tenido tiempo más que suficiente para meditar, escribir, tachar, y pasar a la hoja blanca este advenir de la imaginación, la vida y el ser con el mundo en ese ir más allá del yo. Habla por mí la escritura que escribo y que me deja formular la incógnita. ¿Soy mi fórmula?


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de hecho, uno va como un “representante”. Solo la experiencia del vivir día a día te va dando una dimensión de confianza y generosidad de estar e intercambiar, situaciones, hechos, memorias. El mismo encuentro genera un vínculo especial. Igual, los resultados y nuevos vínculos que se establecen, que además, se conozca la obra de uno. Somos facilitadores, difusores y creadores dando espacio y no cerrándolos…

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Y tus viajes con qué frecuencia lo haces, coméntanos de ellos Los viajes, han sido, realmente pocos, en mi medio siglo de vida, no soy de muchos movimientos, ni me gusta mucho eso de subir aviones. Si he tenido que salir es por compromisos adquiridos, invitaciones, y viaje familiar. Claro, que la experiencia de conocer otro lugar, las diferencias de culturas, los paisajes, los contrastes de progresos, las economías, la lucha diaria de la gente, los rasgos y sesgos que marcan cada país. Me gusta seguir la huella que identifica el lugar. Soy una paseante lenta, no me gusta la prisa en el indagar, en el descubrir, en el apasionarme por algo… Mi espacio en Playas no lo cambio por nada.

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De la sorprendente complejidad de la vida, relata un detalle autobiuográfico que trate de construirte a ti misma En mi época ser zurda era ser hija del diablo, me tocó eso, las monjas ni las profesoras soportaban mi mano izquierda con el lápiz borroneando en el papel. Hasta me chocaba con la compañera de pupitre. Mi letra era irreconocible, tenía faltantes, baches, solo la entendía yo, hasta la invertía. Tenía lectura en espejo, los lados no los distinguía, era un crucigrama mi referencia con el otro. Para mi madre, “esa mano no servía para nada”, no me aminoraba, hasta que desistió cambiarme a usar la otra mano, ya lo había hecho con mi hermano mayor, que lo obligó, aparte de eso, las dos últimas hijas de mi padre del primer matrimonio son zurdas, cuando nací, tuve que pelear mi “derecho a ser”, no me doblegué, después de mí nacieron dos hermanos que también zurdean. Qué quiero decir, que esta lucha con la diferencia, con la crítica, con la marca y el estigma de escribir con la izquierda, de no sentir horror a mí misma, de no condenarme, me impuso una voluntad de no dejarme excluir ni apabullar por la censura o


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Los estudios de especialidad ¿Dónde los realizaste? ¿Coméntanos sobre el mundo invisible que formó a escritora y a la psicóloga? Estudié en la Universidad Católica de Guayaquil. Ahondar en la psi-

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voraz en la guerra tan listo ya, y eso otro de las llamas de una vela que se hacen gigantes y devoran todo. En mi infancia mi fuego no me quemó. El mar era tentación permanente para apagar la candela sólo que entrar era complejo, corría el riesgo para siempre y no quería convertirme en una alga, ni que me coma una animal de agua, ni ser sirena porque “osino” nunca más podría pisar tierra. ¿si el mar hubiese cabido en el cuenco de mis manos que hubiese hecho? La alegoría nació en mi cuerpo, me vació de la cicatriz de ser y no como el espejo. La palabra vino a mí como un juego sin aula. Como una gotita de calostro cayendo en mi boca. Como mi propio nombre. Carmen que atrapa el encanto y el espanto y lo convierte en jardín. Que acoge mi origen sin condena ni expulsión perpetua. Que cierra y abre la boca del vacío con la C, paréntesis de mí que me contiene y hago coincidir conmigo.

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por la actitud del otro, sea este, madre, hermano o profesor, en estos tiempos. La ignorancia era tal que en vez de ayudar, sometía. Se castigaba lo que se consideraba defecto, anormal o pecaminoso… ¿En estos tiempos la izquierda y la derecha se cansaron de derrotarse? Asunto crucial. Hay que darse la mano y no amontonar con la otra ni dejarla vacía para siempre a la una que no es de uno. Las dos trabajan, dan de comer, y se ponen atentas al escondite de la existencia… A mis cinco años descubrí que el infierno estaba en mi mano desaprobada. Para mi madre era una mano inútil, para mi padre no era un problema, solo había que adiestrarla, formarla, para mí era mi mano y punto, no la iba a someter. Tenía que ponerla a hacer tareas, no quedaba más, se cansaba, nos aburríamos, y cuando nada de obligaciones, era sólo mi manita junto con la otra, mis compañeras, mis cómplices, mis artistas que en el silencio hacíamos magia con las sombras. También a mis cinco años entro por mis ojos el mar. Primero entró el mar, después el infierno. Eché agua de sal a las maldiciones. Las bocas se apagaron por un rato. Si el infierno estaba en mi cuerpo, cómo entender el fuego


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que nos ubica en un lugar ausente. Nos da la posibilidad de de replantear los significantes de la vida. Nos hace trabajar en la discontinuidad del ser. Hice análisis 7 años, eso posibilitó que las piezas de la memoria toquen la lengua aborigen de mi ser y aborde las redes filiales… La escritura fue otro mundo sin reino. Allí di espacio a la voz y a la letra a desmadejar la cantera de la imaginación. Un largo camino aún…

preguntas, de incredulidad, de asombro, me hicieron conocer otra posibilidad de expresarme. De ahí, los libros estaban allí, sólo tenía que hurtarlos por un instante, salté la prohibición, nunca entendí porque los libros bajo llave, solo quedaba a leer con el miedo de ser descubierta. Vivía la doble emoción, la del cuento y la de la realidad, ser sorprendida infraganti…Era un riesgo que no me lo perdía.

El escritor tiene su línea evolutiva poética ¿qué influencias has recibido, de quiénes?

¿Estimas que la sociedad actual brinda la posibilida para la inclusión y desarrollo de la mujer ecuatoriana?

La fábula siempre me maravilló, las parábolas y su multiplicación, la imaginación a flor de piel, la realidad y sus contrastes y sus controversias. El humano y sus desmanes. El afecto y lo inexplicable cuando la ira lo convierte en un monstruo… Estaba atenta al espejo trisado de los cuentos y de las palabras cuando se tropezaban en la casi enajenación de la vida cotidiana. Andersen, los hermanos Grimm, Wheter llegaron a mi vida a los 7 años. Descolocaron mi infancia, perdió su inocencia. Me bombardearon de curiosidad, de

Desde la época del fogón a la cocina de gas, se ha ido generando procesos, espacios políticos, apertura a criterios. Y hasta abrir las puertas de la universidad a la mujer. La mujer vota y participa de del poder, la política y de la economía de la casa. La inclusión crea un hueco en el lenguaje, genera géneros en conversación. Otra cosa, es los hechos sociales, las violencias, y sistemas ideológicos alrededor de la economía, la familia y la vida misma. Hay que traducir lo que engendra un hombre y una mujer. Lo femenino y masculino en la relación y jurisdic-

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¿Cuál es la percepción que tienes sobre el oficio del escritor? Oficiar la vida y la muerte en la escritura es un oficio que debe gustar o por lo menos atreverse a hacer una obra. Ocupar el tiempo en la escritura es un ir contracorriente. Es un romper esquemas, es hasta salirse de los protocolos. Es asumir este oficio si me gusta mantantirulan… Que dice la frase de Jules de Gautier: “La imaginación es la única arma de la guerra contra la realidad” Los científicos tienen imaginación, cualquier mortal tiene

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Susana Álvarez*

imaginación, el detalle está en el destino y uso y potenciales de la imaginación. La obra de arte y la literatura están al alcance de un lector que se puede horrorizar, maravillar o hacer uso de ella como convenga. Diría que la capacidad de la imaginación y la ética de la creación engendran una forma diferente de sustentar y provocar la vida y su arte de crearle y creerla… Es desde ahí donde el don del artista irrumpe, se impone, provoca. La genialidad de un arte está en su aporte y su desajuste con el protocolo de la moral y de lo prohibido. 0El tema que toca, cómo lo aborda, qué deja en suspenso, que sostiene, que conlleva cada autor en su obra…ir hasta las últimas consecuencias, y cuáles son…

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¿La literatura ecuatoriana responde a las exigencias de la modernidad literaria? La modernidad se vuelve caduca. Lo contemporáneo también. La literatura ecuatoriana tiene su historia, sus momentos y sus grandes escenarios y rompedores de tradiciones. Escritores que atraviesan las fronteras locales y abordaron los tabúes, como Palacio, De la Cuadra, y ni se diga de

Entrevista a Carmen Váscones

ción de la libertad. Los alcances en la cultura y los diferentes espacios que hacen interpretar, asumir y resituar las funciones y las a actuaciones en la vida. Es complejo, porque las diferencias y las igualdades construyen campos de opresión y deliberaciones. ¿A veces me pregunto quién incluye o excluye a quién? El poder dominante crea una cultura del así debe o no. Y la fragilidad del ser se apresa en fantasmas, falsos patrones y en historias castradas de identidades del no soy, al soy a no sea, mejor así, y en eso los desamoldamientos sin pie ni cabeza… Hay que trabajar más de fondo esas X y Y.


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los poetas, a comienzo del siglo XX y antes, la escritura es vanguardia cuando se desajusta de la regla y de la autoridad que impera o impone la obediencia y nos dice como ser. La poesía no es. El momento histórico para el escritor no es su umbral o su presente, eso llega, y a veces ni se entera, la prisa no abona al tiempo ni a la obra, lo que marca es la calidad de un trabajo que trasciende las propias barreras y las generacionales. Sólo hay que leer, ahondar y escoger… Y darles lugar a los protagonistas que se imponen en el arte de escribir… Ecuador es un país de gran calidad literaria, otra situación es el silencio para algunos. La historia no se sepulta, y la letra bien escrita no muere ni se llena de polvo.

Entrevista a Carmen Váscones

Tu palabra de una mujer a otra mujer. Tu pensar de la vida ¿Tu ideal? En mi libro con/fabulaciones tengo un verso que dice: “hago de mi

palabra una mujer a cada instante”. El ideal cabe en la expansión del cuerpo. En el hueco del ser la intensión. Campo limítrofe. El cuerpo es una carpa para la vida y la muerte. Levanta/te. Alcanzar el ideal de golpe te puede matar. No cabrías en el cuerpo. Te expulsa de tu espacio. Será por eso que se vive el duelo del poder para no enajenarse con el absoluto o sino la caída es inevitable. Por eso me gusta la imagen de la carpa del circo, que se levanta y baja cuando acaba la última función. Su triunfo es nómada, sin puesto, sólo presta de paso un espacio para la acrobacia del espectáculo, de la emoción, de lo inesperado. El ideal en el hilo del aliento. Del yo no lo puedo hacer al lo hizo. Del hago lo que puedo al quiero. Del darte tu oportunidad a un paso firme. Me acerco al fondo del abismo sin caerme. Mi existencia agarra al ser. Sostengo la raíz.

* Carmen Váscones. Escritora ecuatoriana (Samborondón, 1958). Es poeta, narradora, crítica, ensayista, investigadora en el área educativa. Sus premios y condecoraciones incluyen: II Bienal de Poesía "Cesar Dávila Andrade" (Cuenca, 1993) a su obra Memorial aun acantilado.

* Susana Álvarez. (Ambato, Ecuador; 1949). Licenciada en Lengua y Literatura por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central del Ecuador.

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Gabriel Flores*

Édgar Freire: ‘Un país se mide por su cantidad de librerías’

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dgar Freire Rubio es el librero vivo con más años dedicado al oficio en el país. Como la mayoría, se formó de manera autodidacta, en medio de un entorno cultural vigoroso aupado por el ‘boom’ petrolero. Hace algunos años dejó las librerías, pero todavía persiste en su amor por los libros.

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García Márquez dijo que el periodismo es el mejor oficio del mundo, ¿cree que fue porque nunca trabajó como librero? No hay que olvidar que en ‘Cien años de soledad’, García Márquez rinde un homenaje hermoso a Ramón Vinyes, su amigo catalán,

Édgar Freire: Un país se mide por su cantidad de librerías

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Gabriel Flores* Édgar Freire: Un país se mide por su cantidad de librerías

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que también fue librero. Alguna vez públicamente recapitulé esa frase del Premio Nobel y dije que los que nunca han trabajado en una librería seguramente no tienen idea de lo que es el paraíso bibliográfico. ¿Cómo era ser librero a finales de los 60 y 70?, ¿Qué librerías había en la ciudad? En el Centro Histórico estaban concentradas el 60 o 70 por ciento de las librerías. Su Librería estaba en la Plaza Grande. Fue la primera que trajo libros en inglés, francés y alemán acá. También estaban: la librería Española, Universitaria, Científica, Selecta y varias de segunda mano. La que rompió el esquema, en 1964, fue la Cima. A Luis Carrera, que fue mi jefe y maestro, le dijeron que estaba loco, que cómo se le iba a ocurrir poner una librería en plena Alameda, pero lo hizo. Luego Enrique Gross abrió Libri Mundi, un poco más al norte. ¿Y cómo era el oficio? Hay que recordar que en los años 70 comenzó la explotación petrolera. Eso generó una explosión cul-

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tural en la clase media del país. En ese tiempo, las librerías estábamos inmensamente surtidas. Entré a trabajar a la Cima por azar, el 7 de diciembre de 1965. El trabajo de librero era para mi padre,un papelero que trabajaba en la Editorial Colón, pero antes de asistir a la cita con Luis Carrera consiguió un puesto en un almacén de telas y le pidió que me de a mí ese trabajo. Cuando empecé tenía prohibido llegar al mostrador, porque ahí solo estaban los libreros preparados. Con el paso del tiempo me volví adicto a la prensa,porque mi jefe decía que un librero que no lee los periódicos estará siempre desubicado. ¿Qué recuerda de Enrique Gross? ¿Hablaban del oficio? Hasta la fecha en el país solo han existido dos libreros profesionales, uno fue Enrique Gross, que se formó en una escuela alemana. La otra librera profesional, y poca gente conoce este dato, es Martha Carrera, la hija de Luis Carrera. Ella obtuvo una beca para estudiar en el Centro del Libro Español, en Madrid. Para mí Enrique fue un amigo y el mentor para que me fuera por primera vez a represen-


Posiblemente las personas que piensan eso son aburridas por naturaleza, porque una librería es un mundo lleno de vida. En mis más de 40 años como librero nunca me aburrí. Me gustaba tanto trabajar en una librería que tranquilamente hubiera podido vivir dentro de una. Cuando trabajaba en la Cima había gente que salía del Banco Central y me decían que no iban a comprar nada, pero que les permita dar una vuelta, esa era la única forma que tenían para relajarse. ¿Cuál es el papel que cumple una librería para una ciudad? Un país se mide por la cantidad de bibliotecas y librerías que tiene. Creo que es uno de los mejores sitios de convivencia social que puede tener una ciudad. Ben-

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Gabriel Flores*

jamín Carrión iba a la Cima cuando le llegaban envíos de París. Ese día, mientras él estaba recogiendo sus libros no era nada raro que llegara el psiquiatra Julio Endara, o que un día vaya Jorge Icaza y se cruce con G.H Mata. Esos encuentros generaban pequeños simposios en los que se hacían recomendaciones de libros, se contaban secretos y hasta se soltaban cachos. Era fascinante ver cómo la librería se convertía en un centro social literario y cultural.

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¿Cuál es el político más lector que ha conocido? Recuerdo a muy pocos políticos. Quizá la cabeza más representativa sea Oswaldo Hurtado, que siempre llegaba en busca de novedades. Por lo general, en compañía de Julio César Trujillo e Isabel Robalino. Juntos recorrían los anaqueles, mientras conversaban. Otro que llegaba era Carlos Julio Arosemena Monroy, de quien se dice que tenía una de las mejores bibliotecas del país. ¿Qué dicen de una sociedad sus tradiciones y leyendas?

Édgar Freire: Un país se mide por su cantidad de librerías

tar al país en la Feria del Libro de Barcelona y luego a la Feria de Frankfurt. La relación entre él y Luis Carrera era tan estrecha, que en plena librería mi jefe le enseñaba a bailar. Asimismo, le compartió su afición por las montañas. Hay el imaginario de que las librerías son sitios aburridos.


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El otro día, leí unos recortes de Prensa, en los que Sebastián Salazar Bondy, habla de ese libro precioso que es ‘Lima la horrible’, en el que denosta a la tradición. Le dije a mi hija Susana que sería precioso reunir a sociólogos, historiadores y literatos de la ciudad para escribir un libro que se llame ‘Quito la horrible’. Después de la primera edición de ‘Quito: Tradiciones, Leyendas y Nostalgia’, Jorge Ribadeneira me dijo que había encontrado un filón y que sería bueno que lo explotara. Hasta ahora he publicado cinco tomos.

Édgar Freire: Un país se mide por su cantidad de librerías

¿Y sus nostalgias? Cuando le mandé mi primer tomo del libro a Monseñor Alberto Luna Tobar, él me dijo que nadie piense que la nostalgia es esa cosa lacrimosa y pasillera, sino que es algo más cercano al estilo de la ‘saudade’ portuguesa de Fernando Pessoa. No se trata de una nostalgia relacionada con la idea de que

el tiempo pasado fue mejor, sino de que ese pasado sirve como trampolín para el presente y el futuro. A lo largo de su vida ha recomendado miles de libros, ¿cuál recomendaría al nuevo presidente? Lo primero que había que saber es si es lector. A lo mejor tenga que leer la biografía de ‘Fouché’, de Stefan Zweig, o ese libro precioso, que ya nadie nombra de André Maurois, que se llama ‘La vida de Disraeli’. TRAYECTORIA Trabajó durante 35 años en la Librería Cima, 10 más en Librería Española y otros tantos en Sur Libros. Mantiene una columna en Últimas Noticias. Dice que la leyenda que mejor define a los quiteños es el Gallo de la Catedral: “Ahí aparece el primer forajido”.

* Édgar Freire Rubio. Nació en Quito, Ecuador, el 3 de junio de 1947. Se convirtió en antólogo o compilador, escritor, cuentista e historiador. Su pasión por los libros le trasladó al mundo inconmensurable del conocimiento; amante de la novela y la biografía de personajes del Ecuador y del mundo. * Gabriel Flores. Periodista de grupo El Comercio

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a hermosa y descarnada poesía de Fabián Guerrero Obando siempre ha indagado en el ser. En el ser del objeto poético y en el ser como entidad humana: trabajando vitalmente el lenguaje, el ser de la poesía, y trabajando en un acercamiento a lo humano, cada vez más profundo y, por profundo, doloroso y deslumbrante, no sin asumir ese lenguaje, como

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en la pintura matérica, como el ser mismo de ese “humano”. Puesto que la poesía nos da el conocimiento de los misterios del hombre, mediante la clarividencia del lenguaje. Y porque las palabras de la verdad y la belleza son la verdad y la belleza. E. Levinas dice “el lenguaje es la morada del ser”, tanto más enton-

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ces es la morada y el ser mismo de los objetos lingüísticos como la poesía. En el presente libro, los poemas han adquirido una brevedad que no viene de ahora y que es connatural a los enunciados poéticos. Una brevedad que no es una limitación ni mucho menos; puesto que el lenguaje de Guerrero Obando, como en poquísimas poesías, está concebido como una carga de ambigüedad todopoderosa que dispara el poema cuando él dura y, más aún, cuando concluye. Como la seducción de la mujer que es la belleza que comienza cuando la belleza termina. Una ambigüedad que piensa por nosotros, que siente, que adivina los mil sentidos de la existencia… La temática universal de Formas de la pérdida es el despojamiento del hombre, como lo sugiere, de entrada, el título del volumen, una bella edición de La Caída Editorial. El despojamiento del hombre por culpa del tiempo o del destino, que son la misma cosa. Puesto que, como dice el mismo Levinas, “vivimos el tiempo” y, según Borges, “somos ese tiempo”. Un tiempo que no es él sino devasta a los hombres.

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“¿El corazón?/ es una barraca negra varias veces/ un crematorio que hace su trabajo/ entre la ceniza que ensombrece sus orillas// No como un mecanismo/ sino como algo a punto de explotar”. El corazón humano es una granada de mano cuya argolla de seguridad ha sido retirada. Siempre ha tenido ese destino. Más aún, el corazón es el destino. Siempre estamos perdiendo algo. “Anoche soñé que había perdido algo en uno de esos/ lugares/ Y aunque no sabía qué/ seguía un rastro y se borraba/ Antes y después de eso que buscaba/ o que había perdido”. La noche es la culpable. La noche que puede llevarnos al amor, también puede llevarnos a la pesadilla de Gregorio Samsa. Al otro hombre que no sabemos que somos, a lo desconocido de nosotros mismos, pero que nos pertenece para siempre.. A veces o casi siempre la poesía de Guerrero está concebida como una toma de cuentas al destino humano; aunque desconozcamos cuál es ese destino. ¿Una lucha contra nosotros mismos o con lo desconocido o con el vacío? “Siempre debatiéndonos contra algo/ o amontonando días como


Alude a los silencios del hombre, silencios hechos con las palabras que se temen. Con las vidas que se pierden, con las voces que se apagan. “En forma de derrumbe… en mitad de la noche”. “Un cuerpo/ de minucioso ayer empieza a caer/ ahora”. Leída esta poesía en el contexto de la calamidad actual, está hablando de un cuerpo que es un millón de cuerpos que caen. Aunque, fuera de todo contexto, esta poesía simplemente es solidaria con la historia humana: un goterón inacabable de cuerpos cayendo, uno tras otro. Dentro de una cadena de pérdidas ineludibles, Guerrero Obando dice: “Perder es no olvidar nada” ¿Es un consuelo ante tanta pérdida? Neruda dice: ”Es tan corto el amor y es tan largo el olvido”. Sin embargo, solo una vez ocurrida la pérdida sobreviene la lucidez de la

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En más de una vez, el poeta se refiere a “la herida”: “como tinta impura dentro de la sangre/ gotea este angosto canal de carne/ Sin separarse de la herida…”// “La lluvia se desata y se detiene bruscamente/ Reposa contra el piso/ húmedo como una herida abierta” “Es la herida de las aguas/ que se vuelven todo”. Se refiere asimismo a “los cuchillos”. “Apenas dos torpes cuchillos/ junto a un mueble negro”// “Pero ya no es más que un cuchillo inofensivo/ que no duerme”. Podría entenderse la vida como una herida, una herida que nosotros mismos nos causamos o que viene con nosotros. Gonzalo Rojas dice” todo es herida”. Platón dice: “el cuerpo no cesa nunca de perecer”. Por supuesto, la vida como una herida necesaria y sin duda hermosa y amada; porque si no lo fuera, no la sentiríamos. Seríamos piedras que caminan. Podríamos decir, parodiando a Pedro Salinas, que la vida es una herida que no termina.

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pérdida; es decir el recuerdo, no el olvido. Porque “solo una cosa no hay: es el olvido”, según Borges. La poesía misma es “no olvidar nada”.

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cosas”// O peor aún un enfrentamiento con el miedo: “Con el temor al fondo/ por el ataque continuo de esa tos”, que bien pudiera aludir a la vida pendiendo de un hilo como ahora está o como ha estado siempre. “A lo que se fermenta por dentro/ que no acaba nunca”.


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Él dice “el amor es un largo adiós que no termina”. La belleza también es una herida. Una chica muy bella pasando por la calle, sin dejar nunca de pasar, hiriendo todos los ojos que encuentra. Esta poesía es, obvio, la historia del corazón humano. La historia de Caín matando a Abel sin descansar nunca. “Únicamente esa mano/ como cuchillo de carnicero”. // “Roca o corazón dentro del pecho/ aplastándolo todo/ con la misma recurrencia” // “El pecho alberga un corazón/ el corazón una cuerda/ y la cuerda un secreto” // Corazón “Que no es otra cosa que el rencor mismo”// “O es la ansiedad desde siempre”. Acaso “la angustia como inminencia de la nada” de Husserl. Sin mencionar pérdida alguna, al hablar del corazón humano erizado de púas, el poeta lo está haciendo. El corazón del hombre ha perdido su maravilla: el amor. Acaso Abel antes de Caín y después de él. La bondad, que nos elige a notros antes que nosotros a ella, según E. Levinas. La solidaridad que da al otro lo que el yo necesita para vivir. El otro que es el

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mismo yo. La hermosa concepción del otro de John Donne, cuya belleza vale la pena recordar: “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio o la casa de uno de tus amigos o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y, por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”. Un enunciado humanista por excelencia que, hoy mismo, actualiza una resonancia mil veces planetaria.

Formas de la pérdida con solitaria brillantez, con verdades de raíz filosófica, lastima, duele, cuestiona y, gracias a su ángel secreto, como si marcara nuestras frentes con una sangre de profecía : “Siempre nombramos lo que tenemos/ porque estamos seguros/ que estamos a punto de perderlo todo”. Borges dice: “la azarosa crónica de los Nilsen, perdida como todo se perderá”.


La poesía de Guerrero Obando, habla de los elementos (la tierra, el agua, el aire como viento…,a los cuales añade el tiempo como elemento filosófico y como afluente de este, la noche) como otro Empédocles; sin embargo, todos son el mismo. La vida, el hombre. “Es solo un ojo de agua/ que sueña/ en su dulce naufragio”. Saltando muchos poemas, todos anatemáticos, llegamos al último: “Y así se cierra el cielo/ que se ofrecía para nosotros. / Pero no es lo peor,/ sino esta lenta tierra/ que nos baja por dentro”.

Termino esta muy personal y sin duda precaria lectura de este bello e intenso libro con el consuelo poético de que: ”Secretamente se espera que vuelva/ lo que ya se ha perdido”. Con la certidumbre de que lo que siempre se espera, si se espera sin descanso y sin solución posible, volverá. O porque solo el que lo ha perdido todo, lo merece todo.

* Carlos Carrión. Escritor ecuatoriano. Estudio en la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Nacional de Loja.

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La pérdida final es la escalofriante ganancia de la tierra; no por escalofriante menos cierta. En suma, Formas de la pérdida es un seco y tembloroso recorrido por el destino humano, durante el cual el asombro y la verdad poética vienen de la “desolación procedente de la filosofía y del consuelo de la poesía”, como dice María Zambrano. Puesto que esta poesía, no quiere o no puede esconder su raíz filosófica. Filosofía no negada a la belleza; puesto que, según Platón, la “filosofía es la primera de las bellas artes”. Y su estremecedora belleza parece nacer de la palabra del viejo e inmisericorde profeta del Eclesiastés.

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Acaso con nada inocentes alusiones bíblicas, dice “Allá, abajo,/ los días miran hacia atrás”. Pero, ya sabemos, los días no pasan solos. Por tanto, nosotros somos esos días que miran hacia atrás. Como la mujer de Lot, y, como ella, nos volvemos estatuas de sal. Somos una especie de muertos que “creíamos (…) en la resurrección de la carne”….”un melancólico enlace con el mundo”.


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