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Peste Porcina Africana

PESTE PORCINA

Por MVZ. MC. Rosalba Carreón Nápoles

Académico del Depto. de Medicina y Zootecnia de Cerdos FMVZ UNAM

a Peste Porcina Africana (PPA) es una enfermedad altamente contagiosa que afecta únicamente a los cerdos domésticos y silvestres de la especie Sus scrofa. Es una enfermedad que figura en el Código

Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), de notificación obligatoria y que no afecta al humano.

Fue descubierta por Montgomery en Kenia en 1921; en las siguientes décadas se observó su presencia en varios países del África subsahariana y desde su salida del continente africano, se ha hecho presente en Europa, Asia, Oceanía y nuevamente en 2021 en América, específicamente en República Dominicana.

La PPA es causada por un asfivirus de la familia Asfaviridae, es un virus grande y envuelto, ADN de doble cadena, genéticamente complejo, que contiene una serie de genes utilizados para la virulencia, la evasión inmune y la modulación del proceso celular. Se han descrito 24 genotipos (basados en las secuencias parciales del gen p72) los cuales están presentes en África, mientras que solo los genotipos I y II se han encontrado fuera de ese continente. El virus infecta principalmente las células del sistema fagocítico mononuclear (monocitos y macrófagos). La virulencia de las cepas puede variar ampliamente, desde altamente virulentas que producen la muerte de la mayoría de los cerdos infectados, hasta cepas que sólo provocan seroconversión, sin evidencia clínica.

Los hospedadores naturales son los jabalíes salvajes africanos, los cuales pueden estar infectados de por vida sin mostrar signos, sin embargo, los jabalíes europeos y los cerdos domésticos de todas las razas y edades son susceptibles a la infección. El virus también infecta diferentes especies de garrapatas blandas del género Ornithodoros (O moubata y O sonrai), en las cuales puede persistir más de 5 años. La transmisión puede ser por contacto directo con animales infectados y generalmente se produce por vía oronasal. El contacto indirecto se da principalmente por fómites contaminados con el virus. Persiste en sangre (un año y medio a 4°C), semen, en heces 11 días a temperatura ambiente, 150 días en carne con hueso a 4°C, 140 días en jamones secos salados y varios años en canales congeladas. En insectos chupadores de sangre, tales como los mosquitos y las moscas, también pueden transmitir el virus de forma mecánica.

El período de incubación: es de 15 días, los cuadros clínicos van desde hiperagudos (virus altamente virulento) con muerte súbita con pocos signos clínicos, cuadros agudos con fiebre (40.5 a 42 °C), leucopenia y trombocitopenia. Hay enrojecimiento de la piel en puntas de las orejas, cola, extremidades distales, aspectos ventrales del tórax y abdomen. Anorexia, abortos, apatía, cianosis y falta de coordinación entre 24 y 48 horas antes de la muerte. Pueden existir vómitos, diarrea (a veces con sangre) y descargas oculares, la muerte ocurre entre 6 a 13 días, o hasta 20 días post infección.

Los sobrevivientes a la enfermedad son portadores del virus de por vida, en cerdos domésticos, la tasa de mortalidad es cercana al 100%.

Los cuadros subagudos (virus moderadamente virulento) manifiestan signos menos intensos; fiebre leve, disminución del apetito y depresión. La duración de la enfermedad es de 5 a 30 días y mueren dentro de los 15 a 45 días siguientes. La tasa de mortalidad es más baja (30 a 70%, varía ampliamente).

Los cuadros crónicos (virus virulento moderado o bajo) hay pérdida de peso, picos irregulares de temperatura, hinchazones en las articulaciones, baja mortalidad y la enfermedad se desarrolla de 2 a 15 meses.

Las lesiones son de tipo hemorrágicas. Puede haber hemorragias marcadas en los ganglios gastrohepáticos y renales, hemorragias petequiales de la corteza renal, también en la médula y la pelvis de los riñones, esplenomegalia congestiva, áreas edematosas de cianosis en partes sin pelo, equimosis cutáneas en piernas y abdomen. Exceso de líquido pleural, pericárdico y / o peritoneal, petequias en las membranas mucosas de la laringe y vejiga, y en las superficies viscerales de órganos. Edema en las estructuras mesentéricas del colon y adyacente a la vesícula biliar; también pared de vesícula biliar. Es importante realizar un

diagnóstico diferencial hacia otras enfermedades septicémicas del cerdo.

Pruebas de laboratorio: Aislamiento viral a partir de sangre, bazo, riñón, tonsilas y los nódulos linfáticos, inoculando cultivos primarios de monocitos de cerdo o células de médula ósea y/o macrófagos alveolares. También prueba de hemoadsorción (HAD) ya que la mayoría de los aislamientos la producen; también pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR).

Pruebas serológicas: como ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) o prueba de anticuerpos fluorescentes indirectos (IFA); la prueba de inmunotransferencia: se utiliza como alternativa a la prueba IFA.

El virus es sensible al calor (60ºC, 30 minutos) y no tanto a la putrefacción, al formaldehido y a los álcalis. Entre los desinfectantes más apropiados para la PPA se incluyen: el hidróxido de sodio o sosa cáustica al 2%, detergentes y sustitutos de fenol, o hipoclorito de sodio o calcio (2-3% de cloro) y los compuestos de yodo. Los residuos sólidos deben ser eliminados, enterrados o destruidos, los locales y naves despobladas no deberán ser repobladas por lo menos en un mínimo de 40 días de vacío sanitario y de ser posible incorporar animales centinelas, previo a la repoblación.

Por sus características, no ha sido posible desarrollar una vacuna eficaz contra la PPA de manera que no existe ninguna vacuna efectiva y disponible comercialmente, por lo que la única opción es el sacrifico de las poblaciones afectadas y una adecuada eliminación de los cadáveres.

El riesgo de introducción del virus de PPA a países libres se incrementa por el alto grado de comercialización de mercancías porcinas (materias primas, vitaminas, equipos) y/o con un gran intercambio aéreo de pasajeros provenientes de Europa/Asia o por el ingreso ilegal de mercancías porcinas de alto riesgo contaminadas vía marítima, importación de cerdos vivos infectados, importación de productos contaminados (animales, semen, embriones) y subproductos cárnicos de origen porcino, importaciones turísticas no detectadas de productos porcinos contaminados, diseminación por migración natural de jabalíes y cerdos ferales procedentes de países afectados y/o con límites fronterizos. Aunado a lo anterior, la presencia de PPA se ve favorecida cuando existe un desconocimiento clínico de la enfermedad en campo o su confusión con enfermedades endémicas similares, también por falta de notificación oportuna lo que favorecería la diseminación de la enfermedad ya que podría continuar la venta y comercialización de cerdos, infectados y/o enfermos (principalmente lechones y de engorda).

También por fallas en el establecimiento de un programa de vigilancia epidemiológica basada en riesgo, mediante muestreos serológicos y virológicos, fallas en el apoyo diagnóstico de laboratorio y/o en la disponibilidad de pruebas confirmatorias de la enfermedad (técnicas serológicas, virológicas y de biología molecular) y el uso de “vacunas experimentales” sin que haya sido probado y aceptado por la comunidad internacional (OIE).

Actualmente, en México desde 2019 existe un Plan de Emergencia para la atención de un posible brote de peste porcina africana y se cuenta con laboratorios de alta seguridad distribuidos estratégicamente en todo el territorio nacional y uno central para practicar análisis de manera inmediata y ante casos positivos, aplicar un operativo de emergencia para el control y erradicación de la enfermedad, por lo que la mejor medida de prevención es la notificación.

Vía telefónica 800 751 2100 todo el año 24 horas Correo electrónico sive.dgsa@senasica.gob.mx Aplicación AVISE disponible en dispositivos iOS y Android

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