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Juan F. Peris Martí, Clavario 1995

Juan F. Peris Martí Clavario 1995

ASPECTE SOCIAL DE LA CONFRARIA

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VEINTICINCO AÑOS DESPUÉS

Hace esos años que Jorge, Paco, Quique, Javi, Rubén, Ximo, Miguel, Tomàs, Juan, Benjamín, Paco, Toni, Manuel, Alberto y yo mismo, la mayoralía del 95, tuvimos el privilegio de organizar y presidir los actos de nuestra semana santa. Podríamos decir que parece que fue ayer, pero no sería verdad, ha pasado mucho tiempo y las vidas de todos nosotros han cambiado en gran medida. Si echamos la vista atrás, en esos años estábamos todos solteros, sin hijos, celebrando los goles de Pedja Mijatovic en Mestalla, disfrutando de Antes del amanecer en el cine Marvi, escuchando la música que ahora llaman remember o abriendo la ventanita del Windows 95. También ese mismo año, por ayudar a contextualizar la época, nos dejaba Antonio Flores (y poco antes su madre), Felipe presidía el gobierno, estuvimos discutiendo con Canadá por el fletán, quién se acuerda de esto ahora, y ETA seguía activa. Eran tiempos de continuos cambios sociales y culturales, tiempos que parecían tener prisa.

En Sagunto también se vivían, claro, pero al mismo tiempo, y aunque pudiera parecer contradictorio, en cierta forma a mí aun me lo parece, se mantenían vivas muchas tradiciones. Algunas aún se mantienen, otras ya languidecen. Llegado el 95, nuestra intención era celebrar la Semana Santa como la habíamos conocido, sencilla, saguntina, ayudar a la Cofradía con sus necesidades e incorporar pequeños cambios que nos ayudaran a estar más a gusto con la fiesta y que, de alguna forma y desde nuestro punto de vista, dignificaran los actos que íbamos a celebrar.

En esta línea, nos pareció pertinente la propuesta de la Junta Directiva, y de acuerdo con la mayoralía del 94, de arrastrar banderolas colocados entre los clavarios detrás del Sepulcro. Y ya en el 95, decidimos no dar caramelos camino de Santa María tras finalizar el Vía Crucis en la mañana del Viernes, abordar la restauración de los frescos de Vergara de las pechinas de la cúpula de la ermita, eliminar las hojas de propaganda del libro conmemorativo para ubicar los datos de los comercios colaboradores de una forma organizada al final del libro y también, quizá la decisión más controvertida, no celebrar la Procesión del Encuentro. No

“La posibilidad de que la Procesión del Santo Entierro no pudiera recorrer el “itinerario de costumbre” preocupaba de forma sincera a mucha gente de Sagunto”

recuerdo esta decisión como difícil, entendíamos que fue un acto especial para celebrar el V centenario de la Cofradía tres años antes, pero que no parecía lógico mantenerlo pues celebraba un hecho que, en realidad, no había ocurrido. Quizá eran otros tiempos.

Cada año es lo mismo y a su vez diferente. Cada año tiene un motivo por el que la fiesta es ubicada en el recuerdo de los saguntinos. Posiblemente, para la mayoría, la del 95 es recordada por las obras en Camí Real, con la calle levantada y la incertidumbre que nos acompañó durante muchos meses sobre el itinerario de las procesiones. Recuerdo con gratitud la predisposición del Ayuntamiento en aquellos días, especialmente de su alcalde D. Manuel Girona, y su diligencia para que se pudiera acondicionar la calle. La anécdota llegó la tarde del Miércoles, con la calle preparada a última hora pero un malentendido entre Cofradía y Policía Municipal hizo que la procesión del Silencio girara por la calle Ordoñez, continuara por la calle los Huertos y Glorieta hasta enlazar con el recorrido de costumbre.

La posibilidad de que la Procesión del Santo Entierro no pudiera recorrer el “itinerario de costumbre” preocupaba de forma sincera a mucha gente de Sagunto, incluso más que a nosotros mismos pues era algo sobre lo que poco podíamos hacer. Esta inquietud revela lo interiorizado que esta fiesta está en las personas de nuestro pueblo, con sus distintas formas de vivirla y hacerla presente, siempre desde el respecto y siempre anclada en un entorno familiar. La misma razón por la que tanta gente te abre sus casas ante el “som de la Sang”, te transmite su cariño y predisposición a colaborar y a participar de la Fiesta.

Sin duda es ésta la razón principal por la que la Semana Santa Saguntina se mantiene viva más allá de los tiempos que corran en cada momento. Pero también hay un aspecto que ayuda de forma importante y que quisiera destacar: la propia Cofradía, su organización. Cada año hay una nueva mayoralía que la organiza

y preside, la Junta Directiva se renueva parcialmente cada dos años de forma democrática, está establecido un límite de ocho años para pertenecer a la misma y, además, la Cofradía siempre guarda su sitio a todo cofrade, su participación y su lugar en las procesiones, todos igual de dignos. Renovación, participación y capacidad de adaptación a los distintos tiempos; mantener los aciertos y modificar los errores para que no se eternicen. Puede parecer obvio, pero no lo es y aún podemos mejorar en esa faceta. Y no digamos de otras organizaciones que nos rodean.

Vuelvo al inicio del escrito. Ya casi no se disfruta de ir al cine (añorado Marvi), muchos coincidiréis conmigo que encontrar buena música es más difícil que antes, discutimos entre comunidades autónomas y con otros países, el Windows 95 es prehistoria tecnológica, con sus altibajos el mundo tiende a mejor y nuestra Semana Santa sigue ahí. También son tiempos de cambio, como todos, seguirá siendo necesario introducir pequeñas modificaciones para que siga siendo la misma y habrá mayoralías y juntas directivas dispuestas a llevarlos a cabo. Un comentario en este sentido: quizá sea momento de analizar las causas y plantear soluciones ante el descenso de participación de los cofrades en la Procesión del Santo Entierro.

Permitidme que aproveche el final del artículo para expresar nuestro agradecimiento a todas las personas que estuvieron con nosotros y nos ayudaron en aquellos años, a nuestras familias, a Toni que nos llenó de confianza con su emocionante pregón, a Alberto, clavario del 94, por su sincera disponibilidad, a D. Vicente Gil, siempre inteligente, a Vicente Fontestad, siempre tan cercano y, en definitiva, a todos aquellos que participaron y disfrutaron en esos días.

Tan solo expresar en nombre de todas las personas que formamos la mayoralía del 95 nuestro deseo de que la celebración de la Semana Santa constituya para la mayoralía del año una importante vivencia personal y colectiva.