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“SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA; Y NOSOTROS CREEMOS Y SABEMOS QUE TÚ ERES EL SANTO DE DIOS”.

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PRIMERA LECTURA

PRIMERA LECTURA

Un testimonio que puede iluminar nuestro caminar de fe en el siglo XXI

Cada año tenemos la oportunidad de recordar a Santa Catalina con gusto y agradecimiento.

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Siendo una mujer que tuvo que aprender a leer y a escribir ya siendo adulta y, además, desafiando los ideales de vida para la mujer en el siglo XIV - o era monja de clausura o se casaba-, en el contexto de una sociedad dinámica y cambiante nos ofrece una luz a nosotros para, también, ser audaces y diligentes en el mundo de hoy y en nuestra vivencia de la fe.

Catalina fue una mujer apasionada por la paz y la sana convivencia Sus escritos nos dan cuenta de ello Tomando en cuenta esta faceta de su vida, en el contexto actual de guerras, de dificultades de convivencia, hoy más que nunca estamos llamados a ser como ella: testigos de la paz y la sana convivencia

Catalina fue una mujer autodidacta y en ello manifestó una sana disciplina de aprendizaje con sentido. Aprender a leer y escribir constituyó el modo por excelencia para saber hablar con su mundo: la sociedad y la iglesia medieval Fue asertiva y responsable en su cometido en la vida: Amonestó, motivó, buscó la unidad y la comunión con una fe profunda y un amor auténtico, a Dios y al prójimo

Esta luz femenina constituye una linda oportunidad para preguntarnos sobre nuestro compromiso con nuestro mundo, con las personas, con todos y Todo.

Asimismo, Catalina fue una mujer que cultivó su mundo interior con oración y encuentros con su amado, con Jesús. Esto ha quedado manifestado de diferentes maneras, pero una manera especial en sus experiencias místicas.

La experiencia del intercambio de corazones entre ella y Jesús;

La experiencia de los estigmas en forma de luz; La experiencia de sus desposorio con Jesús

Esta vivencia de la fe la llevó a comprometerse con su mundo, con el mundo del siglo XIV y a asumir un liderazgo necesario y urgente, tanto al interior de la Iglesia como en la sociedad europea.

Insistamos, entre su mundo interior y el mundo exterior hay una solución de continuidad fundamental: su experiencia del amor de Dios y su predicación porque todos lleguen a experimentar esa realidad de Dios en el que cree y de quien se confiesa seguidora absoluta

Escuchando y siguiendo el testimonio de santa Catalina de Siena, sin duda alguna que humana y espiritualmente hablando, necesitamos cultivar nuestro interior en un mundo lleno de convulsiones y sin sentidos Cultivar nuestro interior comporta cuidar nuestra serenidad y nuestra capacidad de saber recibir a los otros con caridad y compasión, aceptando que la realidad humana es compleja y dinámica Desde esta perspectiva vale la pena que nos preguntemos cuáles son nuestros medios para serenarnos, para escuchar el silencio interior y aprovechar esa riqueza interna, para compartirla generosamente con nuestros prójimos

"Sé quién Dios quiso que fueras y harás arder el mundo".

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