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PRODUCTIVIDAD E IMPRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO ARTÍSTICO, DE ADOLFO SÁNCHEZ VÁSQUEZ
from Cuando E. P. Thompson se hizo poeta: revista de poesía comprometida No. 5
by Cuando E. P. Thompson se hizo poeta: revista de poesía política
PRODUCTIVIDAD E IMPRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO ARTÍSTICO Adolfo Sánchez Vásquez 1
1 Publicado en Sánchez Vázquez, Adolfo. 1979. México: Ediciones Era S.A. Las ideas estéticas de Marx.
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Desde el punto de vista de la producción capitalista, sólo existe un criterio de la productividad: la creación de la plusvalía. “Trabajo productivo, desde el punto de vista de la producción capitalista dice Marx, es el trabajo asalariado que, al cambiarse por la parte variable del capital (o sea, el valor de su propia fuerza de trabajo), produce plusvalía para el capitalista.”. 2
El trabajo artístico produce, ciertamente, belleza, placer, emociones o ideas bajo una forma concreto-sensible, pero en cuanto cae bajo la ley de la producción material capitalista es sólo una actividad productiva. Marx ha visto justamente el carácter histórico de esta concepción del arte como trabajo productivo tomando en cuenta el carácter sustancial de la producción capitalista. Es decir, tiende a ser concebido como una actividad productiva en sentido capitalista en la medida en que se realiza la hipótesis de que toda la producción material se halla sometida al tipo de producción capitalista. Por otra parte, como veremos, este tipo de producción, al llegar a cierto grado de desarrollo, tiende a hacer que la creación artística encaje también dentro del sistema económico capitalista, pero como esto contradice la esencia misma del arte, la creación artística no se deja encajar en dicho sistema y, por tanto, solo en cierta escala, y sobre todo en determinadas ramas del arte, se deja sentir con fuerza la ley fundamental de la producción capitalista. El trabajo de los artistas de otros tiempos, acogidos a las dádivas de sus protectores o como eran las casos de un Miguel Ángel, Corneille o Bach, no era un trabajo productivo en sentido capitalista, sino un trabajo remunerado y mal remunerado por cierto. A cambio de su trabajo, el artista recibía lo indispensable para su sustento. El
2 C. Marx, Historia crítica de la teoría de la plusvalía, ed. cit., t. I, p. 171.
poseedor de la obra disfrutaba de su posesión a cambio de la suma que desembolsaba, pero no se servía de ella para obtener un nuevo valor que sobrepasara al valor consumido con su remuneración. Lo mismo puede decirse del trabajo del artista cuando sus productos eran vendidos directamente al comprador, en el cual se agotaba el destino de la obra. En todos estos casos el artista creaba un objeto útil, capaz de satisfacer una necesidad humana específica, es decir, un objeto dotado de un valor de uso y, al venderlo, trocaba un rabajo por una suma determinada. El que adquiría la obra de arte no compraba así un producto que tenía unas cualidades específicas, que era resultado a su vez, de un trabajo concreto, cualitativo y que tenía un valor de uso determinado. Es decir, la obra tenía para él una significación humana y él mismo, como hombre concreto, entraba en esta relación. No se borraba, por tanto, el carácter concreto del trabajo ni del producto mismo. En esta relación directa entre el productor y el poseedor, la obra artística no pasa propiamente por el mercado; no es, en consecuencia, una mercancía, es decir, no interesa el producto en cuanto puede tener un valor de cambio superior a su precio de compra. Sólo interesa su valor de uso real, y la utilidad específica y concreta que el artista ha sido capaz de materializar en él con su trabajo. Pero este trabajo artístico cuyo valor se agota en su valor de uso y que no produce un valor sobrante para otros, o sea, plusvalía, es un trabajo improductivo desde el punto de vista de la producción capitalista.
En efecto, mientras el artista sólo crea un valor de uso, es decir, mientras sólo produce un objeto que vale por su utilidad humana, concreta, su trabajo es improductivo, justamente por ser un trabajo creador que satisface la
necesidad de expresión y comunicación del hombre. Este trabajo concreto, cualitativo, enriquece espiritualmente tanto al productor como al consumidor, pero aun así desde el punto de vista capitalista es improductivo mientras no enriquezca materialmente a unos hombres engendrando un valor nuevo, o plusvalía. Ahora bien, la productividad con este sentido sólo existe para el capitalista, es decir, para quien puede comprar esa mercancía específica que es la fuerza de trabajo del hombre y, poniéndola en acción, crea un valor sobrante o plusvalía que excede al de su propio valor. Para el productor no rige semejante productividad. Así, pues, cuando se habla de trabajo productivo o improductivo según que reproduzca o no, incrementándola, la suma desembolsada, es decir, según que convierta a ésta o no en capital se está clasificando el trabajo desde el punto de vista de la productividad capitalista que, no existe, en modo alguno para el productor. Desde este ángulo, no hay trabajo o producto que, por principio, no pueda ser productivo. Y, por tanto, el trabajo artístico y sus productos también pueden volverse productivos. Como dice Marx: “lo que clasifica a un trabajo como productivo o improductivo no es forzosamente el carácter especial del trabajo ni la forma de su producto. Un mismo trabajo puede ser productivo, si lo compra un capitalista, un productor, para obtener de él una ganancia, o improductivo, si lo compra un consumidor, una persona que invierta en él una parte de sus rentas para consumir su valor de uso…”. 3
La productividad, por tanto, no depende del carácter del trabajo físico o artístico ni de la forma del producto; la
3 Ibid., p. 182.
productividad tiene que ver con la forma específica que reviste en la sociedad capitalista la producción como producción que no tiene por objeto directo satisfacer necesidades humanas, sino crear plusvalía. Marx pone una serie de ejemplos de la productividad de las actividades artísticas: “Un escritor es un obrero productivo, no porque produzca ideas, sino porque enrique a su editor…”. 4 Un actor, incluso un clown, puede ser, por tanto, un obrero productivo si trabaja al servicio de un capitalista, de un patrón, y entrega a éste una cantidad mayor en trabajo de lo que recibe de él en forma de salario… 5 Del ejemplo de Milton, puesto también por Marx, se deduce que, cuando el poeta crea por un impulso natural, su trabajo es improductivo, en tanto que el crea libros como mercancías, sujeto al capital que ha de hacer incrementar, realiza un trabajo productivo. 6
En cuanto que el trabajo artístico crea un nuevo valor o plusvalía, incrementando el valor, previamente establecido, de su fuerza de trabajo, es, por consiguiente, un trabajo productivo desde el punto de vista capitalista. Esta condición de trabajo que produce plusvalía convirtiéndose directamente en capital, o que sirve al capital como medio para producir plusvalía, es lo único que define la productividad. Por tanto,lo que tiene de productivo el
4 Ibid., p. 176. 5 Ibid., p. 175. 6 “Cuando Milton, por ejemplo, escribía El Paraíso perdido, era un obrero improductivo. En cambio, es un obrero productivo el autor que suministra a su editor originales para ser publicados. Milton produjo El Paraíso perdido como el gusano de seda produce seda: por un impulso de la naturaleza. Después de lo cual, vendió su producto por cinco libras esterlinas. En cambio, el autor que fabrica libros, manuales de economía política por ejemplo, bajo la dirección de su editor, es un obrero productivo, pues su producción se halla sometida por definición al capital que ha de hacer fructificar”. (Ibid., pp. 285- 286)
trabajo artístico, “no se halla vinculado para nada al contenido concreto del trabajo, a su utilidad especial, al valor de uso determinado en que le traduzca”. 7 Como trabajo productivo, el trabajo artístico pierde lo que tiene de específico, de trabajo concreto y cualitativo superior, y sus productos se despojan asimismo de su naturaleza específica, cualitativa, para ser pura y simplemente mercancías. Ahora bien, al perder su naturaleza específica, cualitativa, concreta el trabajo artístico ¿qué forma adopta? O, en otros términos, ¿cómo ha de ser el trabajo artístico para que produzca mercancías o, más exactamente, plusvalía? Para que sea productivo es preciso que adopte la única forma que permite crear un valor sobrante, y así incrementar el capital, o sea, la forma de trabajo asalariado. Desde el punto de vista capitalista no hay más trabajo productivo que el asalariado. “El trabajo asalariado es el único que produce capital, el único que reproduce, incrementándola, la suma desembolsada y suministra más trabajo del que contiene en forma de salario. Es la fuerza de trabajo, cuyo producto excede de su propio valor.”. 8
Puesto que el único trabajo productivo que admite el capitalismo es el que puede cambiarse por capital, es decir, el que produce plusvalía, y puesto que esta productividad sólo se alcanza cuando reviste la forma económica de trabajo asalariado, la actividad artística sólo será productiva en la medida en que cobre esta forma económica, o se acerque a ella. Pero la tendencia a someter dicha actividad a las leyes del trabajo asalariado entraña llevar la enajenación del obrero, con todas las consecuencias negativas que implica y, en particular, la coerción, a una esfera como la del arte
7 Ibid., p. 285. 8 Ibid., p. 171.
que por esencia, es la esfera de la creación y la libertad. Al asemejarse el arte al trabajo asalariado o mercenario, como le llamaba Kant, se pone en juego el destino mismo del arte como actividad creadora y libre en la que el hombre se afirma y expresa con todas las potencias de su ser. El trabajo artístico solamente puede salvaguardar su esencia creadora y libre manteniéndose como una actividad improductiva, desde el punto de vista económico, es decir, sustrayéndose a la ley fundamental de la producción capitalista. En suma, manteniéndose como actividad incompatible con el trabajo asalariado.


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