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Título original: Mi amiga, la tristeza
Autor: Emilio Amozorrutia
Ilustración: Emilio Amozorrutia
Él decía– ¡Qué lindo y frío día! Sus patitas en la nieve con gracia movía.
El zorrito Felix caminaba por la nevada arboleda, dando saltitos y brincos mientras pasaba la vereda.
Gran sorpresa se llevó Félix al ver que solo no estaba, pues un cuervo con cabeza gacha, sus pasos seguía y a él lo miraba.
Felix se acerca y pregunta– ¿Qué pasa, mi buen camarada? ¿Por qué tan callada y tan desolada?
El cuervo mira a Felix y se mueve con cautela, no decía nada la singular jovenzuela. El zorrito toma la mano de su curiosa y nueva amiga, el calor del contacto a los dos los abriga.
daba maromas, trotaba y saltaba. El cuervo, desde su asiento, al vivaz zorrito curiosa contemplaba.
Así pues, pasó el día. El zorrito con chispa sus patitas sacudía, el cuervo a Felix veía y de cerca seguía.
Llegaron a un claro los dos compañeros, el cuervo llama a Felix con suaves cacareos.
– Creo que es hora de que yo me presente, mi nombre es Tristeza y me alegra conocerte.
– No temas zorrito, no vengo a lastimarte, estaba en busca de un amigo que me acepte. A veces me siento muy sola, pero verte tan vivo a mi alma consuela.
El zorrito la mira extrañado, ahora se pregunta porqué con él habrá caminado.
Felix hacia su amiga camina, la envuelve en un abrazo y el pájaro trina.
– Me has hecho muy feliz, en mi corazón la calma domina, pero me temo que mi tiempo de partir pronto se avecina.
Se despiden al fin los dos jovencitos, alegres de haber compartido la tarde, con un abrazo bastante apretadito.
El cuervo bate sus alas y comienza a volar, mientras a Felix se le escucha suspirar: “Aquí estaré si vuelves a necesitar sentirte querida y tus penas olvidar.”
“La felicidad no es una estación de llegada, sino un modo de viajar.”