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La historia grande, la alcoba y el cementerio de la Recoleta Justyna Jop
LA HISTORIA GRANDE, LA ALCOBA Y... EL CEMENTERIO DE LA RECOLETA DE LA RECOLETA TEKST: JUSTYNA JOP, ZDJĘCIA: PIXABAY
Hay muchas incógnitas en esta historia. Seguramente una de estas curiosidades es que en el famoso cementerio de la Recoleta descansa la nieta de Napoleón Bonaparte –Izabela Colonna-Walewska. ¿Quién se podría imaginar que una bebé fallecida se encuentre enterrada entre cientos de héroes y personajes de la historia Argentina, y además sea mencionada como una de las “curiosidades del cementerio”? Walewska suena familiar, sin embargo, ¿qué es lo que conecta un apellido que suena a polaco, a Napoleón y el histórico cementerio de Buenos Aires? Un hecho ampliamente conocido es que la ruta del ejército napoleónico estuvo marcada por un aumento en la tasa de natalidad. El propio emperador francés: Napoleón Bonaparte era extremadamente sensible a los encantos femeninos y llevaría mucho tiempo enumerar sus romances. Sin embargo, ¿se puede llamar romance ordinario a su relación con una bella mujer polaca, Maria Walewska? Nacida en 1786, la joven provenía de la familia noble de los Łączyński del escudo de armas Nałęcz. No podía contar con una gran dote siendo una de 7 hermanos. Sin embargo, se destacaba por su belleza inusual que, contrariamente a la creencia popular, podía ser bastante ventajoso. Sorprende entonces que cuando tenía apenas 18 años la hayan casado con alguien quien podría haber sido su abuelo, el chambelán Anastazy Walewski, viudo ya dos veces. La explicación sobre la decisión del matrimonio de la joven noble puede ser el hecho de que apenas seis meses después del casamiento nació el hijo de los recién casados –Antoni. Anastazy Walewski por supuesto reconoció al niño como suyo, pero es difícil equivocarse en las cuentas. El apresurado casamiento de Maria probablemente fue un juego que tuvo la misión de salvar el buen nombre de la familia Łączyński y de la propia Maria. Conoció a Napoleón en el año 1807 y él se enamoró perdidamente. Porque Maria era hermosa. Como la única de las mujeres del emperador de los franceses, Maria estaba a su lado inclusive en el cuartel militar en la Prusia Oriental y Napoleón visitaba su alcoba casi con religiosa regularidad. Tres años después del primer encuentro, llegó al mundo el fruto de esta relación, Aleksander Walewski. El viejo chambelán Anastazy le dio al niño su apellido. Y aunque el apasionado romance de Maria y Napoleón ya se había apagado, el emperador quiso asegurar el futuro de su hijo y la amante. Aleksander Walewski recibió el título de conde Colonna y enorme cantidad de tierras, y Maria un lujoso palacio en París. La relación entre ellos debe haber sido cordial dado que Maria con su hijo visitó al derrotado Napoleón en la isla Elba, lo visitó como la única de sus personas más cercanas… Aleksander, conde Colonna-Walewski, era un hombre extremadamente inteligente. Tenía amplios conocimientos integrales y su carrera era brillante. En el año 1847 fue enviado por el gobierno francés en una misión diplomática a Buenos Aires. Tenía que negociar con el Gral. Juan Manuel de Rosas el tema del bloqueo del puerto de Buenos Aires. Junto con Aleksander bajó a tierra su segunda esposa, la condesa de Ricci, hija de Izabella Poniatowska. La condesa estaba en el último período de su embarazo. Fue un viaje bastante riesgoso para una mujer en su estado. Pocos días después, la condesa dio a luz una niña, a quien llamaron Izabela en honor a su abuela. La nenita tenía una salud muy frágil, probablemente tenía una malformación cardíaca congénita. También es posible que se hubiera adelantado el parto. Rosas le aseguró a la pequeña condesa ColonnaWalewska la atención con los mejores médicos, en la catedral de la Capital se rezaba por la salud de Izabela, pero todo eso fue inútil. La bebé fallece apenas un mes y medio después de haber nacido, y el pequeño féretro queda depositado en el cementerio de la Recoleta. Después de las reformas en la administración del cementerio, lamentablemente se perdieron los documentos que podrían certificar el lugar exacto de su entierro. Sin embargo, existen algunos indicios de que Mariquita Sánchez de Thompson le prestó el lugar destinado a su féretro en su tumba. Esta dama era famosa por su actividad en las esferas culturales y políticas, infrecuente entre las mujeres de la época. En una de las reuniones organizadas por ella, se cantó el himno argentino por primera vez.
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Justyna Jop (en la foto) –nació en Katowice, se graduó de la Universidad de Śląsk, es historiadora, genealogista, apasionada por la historia y... adoratriz de los gatos. En su tiempo libre, guía por la ciudad de Buenos Aires donde reside con su familia desde hace más de 10 años.