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Párrafos torcidos

Si marzo sale loco, abril no será poco

La luz del día va arrinconando a la noche.

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Los días apenas tienen importancia. Sólo son unos trazos sobre el calendario. Nos entristecen unos. Nos alegran otros.

Pero su luz nos marca el ritmo de la vida. Nos trae la primavera. Que ya está escrita en los árboles. A punto de brotar sus yemas En verdores inimaginables... En colores que tintan el paisaje.

Las golondrinas la dibujaban sobre la tarde.

La golondrina viene de lejos. Atraviesa dunas y mares. Y tan frágil, vuela muy alto.

La golondrina hace su nido de barro. Sí, con el barro de los caminos.

De estos caminos de aquí abajo. La golondrina anidaba en las cuadras. Era compañera de los ganados. Los aliviaba de los insectos...

Pero ya no viene la golondrina, Pues no hay vacas, ni hay establos

Así es la naturaleza de frágil. Nos damos cuenta en los desastres. Cuando ya no hay remedio...

¿Desidia? ¿Dejadez? ¡Improvisación!

¡Los árboles medran de día y de noche! Eso me decía mi padre.

¡Y yo, ni los veía en la oscuridad!

¡Cuántos nidos quemados!

¡Cuántos cachorros abrasados!

¡Cuántos árboles por abrazar...!

¡Cuánta madriguera destruida...!

Pero en esta tarde desangelada,

Vientos de La Habana

Mientras arde Asturias, Quisiera describir ese verso Que escriben los pétalos del pruno. Que, como copos de nieve rosa, Caen en silencio sobre la tierra Y son ceniza y polvo ahora.

Y dormirme. Y que me despierte la lluvia Aunque se lleve estas palabras Hacia esa tierra que me espera. Y, con esa tierra pegada a mis huesos, Que hagan su nido los pájaros. Esos que vuelan tan alto.

Pues la poesía lo es todo, cuando ya no es nada.

Mañana habrá luna llena, Pero no habrá golondrinas.

Es abril. Qué guapo fue, mientras duró.

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