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Reflexiones de bartolina Segunda parte
*La existencia de una narcocleptodictadura en Guatemala es una anomalía histórica escandalosa y solo puede ceder y abrirse a la presión externa. La presión interna jamás podría desplazar el sistema siniestro que padecemos hacia una democracia. Seguir alcahueteando una dictadura en Guatemala es suicida.
*Nuestro destino parece ser “un paraíso policiaco” del Este de Europa en tiempos de la Guerra Fría.
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*Sin democracia el desarrollo económico carece de sentido. Toda dictadura de un hombre, un partido o multipartidista desemboca inevitablemente en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo.
*La sordera de la elite de la dictadura aumenta en proporción directa al aumento del clamor de la población.
*Si el régimen impide una salida democrática, el resultado no será el status quo sino un escenario de inmovilidad forzada que terminará por prodigar un nuevo ciclo de anarquía y dictadura.
Pocos reparan en esta realidad: A la luz de los hechos, el aumento de los impuestos de la carga tributaria, no necesariamente fortalece a la Nación. Es a los clepto presidentes, a los altos funcionarios y a esa secta, casta, clase que denominamos burocracia y en todo caso a los contratistas y proveedores del Estado, a quienes se les llenan sus bolsillos sin fondo incesantemente. Sin soslayar por supuesto a los nefastos sindicatos de los tres poderes del Estado.