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Bingo

HAY QUE APUNTAR A ELECCIONES SERIAS Y NO A UN BINGO.

La incapacidad de los políticos de conformar alianzas amplias se acaba de reflejar en lo que parece un bingo, con la pretendida participación electoral de 29 partidos políticos. Creo que es válido suponer que estamos presenciando un mercado político nacional donde, con excepciones, están operando numerosos emprendimientos con diversas estrategias de inversión para servirse del Estado. Y para estar en el cartón del bingo están apostando con recursos, es decir, invierten y asumen riesgos.

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Habrá algunos emprendedores políticos con inversiones muy precarias, incluyendo a algunos ilusos que no se dan cuenta de sus limitaciones. Habrá algún valiente que de buena fe considere que con la acción política se pueden lograr cambios en beneficio de las mayorías. Pero lamentablemente predominan ahora los que por la vía de la elección buscan tener un cargo por cuatro años, con ingresos asegurados y aportes adicionales obtenidos por la venta de sus votos en el Congreso o provenientes de sus contratos municipales. Buscan servirse del Estado. Algunos emprendedores políticos buscan engañar y sustraerle recursos a candidatos que cuentan con cierto capital financiero pero cuya percepción de sus capacidades políticas supera con mucho sus posibilidades reales. Este capital sirve para generar considerables ingresos y empleo para estos emprendedores, que también utilizan al candidato como escalera para entrar al mercado político. Luego hay consorcios políticos de carácter familiar cuyas inversiones están orientadas a ganar alguna diputación o alcaldía para una hermana, hijo o prima. La clave es asegurar poder para negociar una cuota de cargos públicos, quizás alguna embajada, y abrir el espacio para más influencias e inversiones futuras del clan.

En otra liga estarán los empresarios pertenecientes a los rancios conglomerados familiares que dominan la economía del país. De manera muy selectiva buscarán invertir en los integrantes del pelotón de los cuatro o cinco líderes que encabezan las encuestas. Y en esa liga podrán estar los negocios ilícitos, con consorcios familiares cada vez más diversificados que ya compiten con las familias de rancio abolengo. Las inversiones serán más fuertes para asegurar que políticas y legislación futura genere buenas rentas y protección. Pero hay riesgo e incertidumbre: el pelotón puede perder alguno de sus integrantes por una decisión del tribunal supremo electoral o de la corte de constitucionalidad, y no todos los integrantes del pelotón serán maleables.

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