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Contrabando de Medicinas Invade AL
José Meléndez, Corresponsal
Sin ningún control de calidad, de impresoras que operan en algún aposento de Managua como eslabón clandestino de una red de Nicaragua para el contrabando de fármacos y brebajes o pócimas caseras o artesanales, salen a diario una gran cantidad de etiquetas multicolores. Las piezas son engomadas y adheridas a frascos y bolsas de plástico para encubrir de presunta legalidad un negocio ilícito de jarabes, pastillas, cremas y sustancias que anuncian la suerte o la cura de un resfrío, un dolor de barriga o un cáncer, o para alejar o acercar a una persona… o sanar del mal de amor.
El destino de esos productos farmacéuticos -algunos son de origen y fabricación legal en Nicaragua, aunque sin despojarse del creciente e inquietante riesgo de estar vencidos o caducos- y de los macrobióticos, afrodisiacos, esotéricos y hechiceros o de brujería -de procedencia dudosaserá siempre Costa Rica, al sur, y Honduras, al norte.
El etiquetado, sin registros legítimos y al alcance de cualquiera con una impresora y alguna creatividad de diseño, es sólo una de las fachadas de una lucrativa actividad criminal que tiene una dimensión hemisférica y es uno de los más diversos flancos en la crisis de medicamentos -por escasez o encarecimiento- que golpea a América Latina y el Caribe. El conflicto regional se agravó en 2020 con la llegada de la pandemia del coronavirus.
En innumerables pasos ciegos o porosos hay estratégicas áreas limítrofes: de México con Guatemala y Belice, de Venezuela con Brasil y Colombia, de Nicaragua con Honduras, de Costa Rica con Nicaragua y Panamá, de República Dominicana con Haití, de Colombia con Ecuador, de Perú con Bolivia o la triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay.
Una nicaragüense fue detenida en ese operativo al entrar a territorio costarricense “por un punto ciego” o “sitio no habilitado para el movimiento de personas y mercancías entre Costa Rica y Nicaragua, con gran cantidad de supuestos productos mágicos y medicamentos”, precisó.
Al destacar que hubo “evidentes violaciones a las normativas sanitarias y tributarias”, detalló que la extranjera pretendió introducirse con unos 20 sobres con distintas denominaciones: “polvos mágicos”, “reventón”,
“quédate en casa”, “poderoso polvo dominador”, “doblegado a mis pies”, “sólo mío serás”, “triple suerte” y “poderoso polvo contra embrujos”.
La mujer también ingresó con frascos etiquetados con leyendas “tres toros”, “tripas del diablo”, “7 metales” y “reventón”, y con mercancías como jarabes, jabones, analgésicos inyectables y otros artículos supuestamente para uso medicinal o cosmético, agregó.
“Todo el lote de productos mágicos y medicinales fue incautado y puesto a la orden del Ministerio de Salud para su destrucción y evitar así posibles daños a la salud de eventuales consumidores”, subrayó. “Este tipo de hechos se registran todos los días especialmente en la frontera con Nicaragua”, recordó una fuente de Seguridad Pública a EL UNIVERSAL.
A las garantías científicas del producto, en Guatemala se añadieron las dificultades de precios. Por el elevado valor de los medicamentos, una minoría de consumidores guatemaltecos puede viajar a México, Honduras y El Salvador a abastecer sus necesidades medicinales, mientras una mayoría tiene vedada esa alternativa.
“Los precios de las medicinas en Guatemala se triplican y cuadriplican”, aseveró la socióloga guatemalteca
Carmen Rosa de León, analista política y consultora independiente internacional en seguridad y defensa. “México siempre ha sido un mercado que abastece de medicinas a los guatemaltecos. La gente va a comprar a Tapachula [Chiapas] y a otros lados [de México] porque son más baratas que en Guatemala”, relató De León a este diario. “Estoy en España y compro las mismas medicinas por la décima parte del valor en Guatemala. He comprado medicinas más baratas en Honduras y en El Salvador”, prosiguió. Los pasos fronterizos de México con Centroamérica sirven de puentes para introducir medicinas a Guatemala y Belice. Uno de los pasadizos principales está marcado por el río Suchiate, en el límite del suroeste de suelo mexicano con el suroccidente del territorio guatemalteco, en balsas cargadas de las más variadas mercaderías.
La Fiscalía General de El Salvador desarticuló el 15 de este mes una trama controlada por tres salvadoreños -dos hombres y una mujer- que se atrevieron a vender “suplementos alimenticios” sustraídos del (estatal) Instituto Salvadoreño de Seguridad Social (ISSS) y comercializaron en redes sociales. Sun