12 EL MUNDO VIERNES 28/09/2012
El maravilloso legado
de
Dominga Herrera
En las salas se exhiben impresionantes maquetas del Santo Entierro, Vía Crucis, Resurrección, la corta de café, el proceso del barro, de la caña de azúcar, los Acuerdos de Paz, el zoológico, una escuela, un parque acuático y muchas figuritas más.
LA PIONERA FUE DOMINGA HERRERA, UNA SALVADOREÑA QUE NACIÓ EN UNA FAMILIA DE ARTESANOS Y DEJÓ UNA PROFUNDA HUELLA CON SU TALENTO. Una artesana reconocida ALMA MARTÍNEZ DIARIO EL MUNDO
CONOZCA DE CERCA LAS MINIATURAS EL MUSEO DE ARTE POPULAR Se ubica en Avenida San José #125, Colonia Centro América, San Salvador.
LOS PASAJESQUE MARCAN LA HISTORIA DE RECONOCIMIENTOS PARA LA ARTESANA En el Museo de Arte Popular, se puede observar páginas de periódicos que publicaron notas de Dominga, el documento entregado por la Asamblea, el reportaje de la Nacional Geographic, y los moldes, pinceles y otros instrumentos que utilizaba para crear sus miniaturas.
LOS HORARIOS DE ATENCIÓN AL PÚBLICO SON: martes a sábado, de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. La entrada tiene el valor de $1. EN EL LUGAR TAMBIÉN SE PUEDEN ENCONTRAR LAS EXPOSICIONES DENOMI NADAS: “Los cuatro elementos”, que destacan diferentes tradiciones del país.
I
mágenes de mujeres y hombres, y animales del tamaño de una uña, o aún más pequeños son algunas de las piezas que demuestran la destreza y capacidad de una mujer que dio origen a una tradición que se calcula inició en Ilobasco, allá por el año 1920. María Dominga Herrera es el nombre de la salvadoreña que dedicó su vida al arte de la miniatura, logrando convertirse en la pionera en este oficio. Muchas de sus piezas de calidad invaluable se conservan hoy en el Museo de Arte Popular, que ha dedicado una sala completa en honor a esta mujer que motivó a que hasta la fecha, otros artesanos continúen creando estas piezas. Al entrar a la sala del museo, que lleva el mismo nombre de la pionera, es imposible no asombrarse ante la calidad, delicadeza y belleza de las figuras que Dominga creó. Las diminutas piezas que muestran escenas de la vida diaria de un pueblo, de una familia, o de la mujer salvadoreña, forman parte de este legado.
Cuenta la historia que Dominga provenía de una familia de artesanos, en 1913, y siendo una pequeña niña comenzó a elaborar figuras miniatura, que fue perfeccionando con el tiempo. Para el año 1920, ya era una experta en el oficio y su arte comenzó a ganar reconocimiento, pues las personas atraídas por la calidad y nitidez de las figuras, se las compraban para coleccionar, adornar las casas o para obsequiar en ocasiones especiales. Rodolfo Molina, presidente del Museo de Arte Popular, comenta que, muy pronto, Dominga ganó proyección nacional e internacional, a tal punto que la Asamblea Legislativa le entregó un reconocimiento especial por su arte, y luego comenzó a ser invitada a ferias en Estados Unidos para que exhibiera sus artesanías. Además, esta artesana salvadoreña logró figurar en las páginas de la revista National Geographic, donde se publicó un reportaje sobre su talento en la manufactura de las miniaturas. Maria Dominga Herrera murió en el año 1976, pero dejó este valioso legado que se resiste a morir.