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ENSAYO DE VERANO

La serena lectura de un libro de Pavese, las colinas de lengas que proyectan las nubes sobre el balcón colgado hacia un río que nunca llego a ver. Como los vagos apellidos que vienen a la mente y son piedras pulidas a mis pies que nadie trajo. Los truenos en la siesta, la reposera sola y el transcurrir del día como un cuadro por el que pasa la luz.

La canasta de frutas dispuesta en la mañana para expresar cierta idea de abundancia que sólo el tiempo viene a lamer.

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Nadie habita esta casa.

Nadie anda por los cuartos más que el ánima triste que desordena cosas por darte algún trabajo, ideas que decirte a vos misma.

Una casa en la noche puede ser un secreto, canción que nadie canta, un punto inalcanzable a un costado del mundo al que nadie vendrá sin avisar.

Una casa que hiciste mediterránea y dura, tallada en una piedra plantada sobre el monte con su gesto de esquina como un casco imposible en el desierto.

Una casa despierta en medio de la nada.

Una plaza pequeña como una estrella insomne sobre un damero roto, flojo como los dientes de un piano.

Un mascarón rompiendo las manos de la noche y el frío de la muerte.

Una casa que espera suspendida en el tiempo todo lo que no puede regresar.

Paula Cantarero nació en Bell Ville en 1973, vivió en Córdoba y eligió Río Ceballos, Sierras Chicas, como lugar en el mundo. Estudió fugazmente Letras Modernas (UNC) y se dedica a la creatividad publicitaria desde hace más de veinte años en la ciudad de Córdoba. En las alternancias de ese trabajo mercenario, lee y escribe poesía. En 2021 publicó Una casa en la noche, editorial Barnacle, y tiene algunos poemarios escondidos en el closet

Los poemas aquí seleccionados provienen de Una casa en la noche.