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GATO APÁTICO DE MUJER HURAÑA

cara plana que no apetecía nada, nada salvo el pájaro puesto en la sala como una fruta enferma diminuta recuerdo su sabor y recuerdo el veneno una corriente a secas, como en shanghái cuando ya era un anciano

Corría en la tormenta por una calle de puerto llevándole una flor al dios que montaba sobre un tigre

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Corría y corría el rayo que iba a atravesarme

Joven pequeña y conmovida también fui llena del amor de un hombre llamado damian a orillas del río somme damian arrojó la piedra llevándose al fondo mis desgracias a orillas del río somme, de ij como un rayo como veneno para gatos en el puño de un hombre en nombre de los celos Parte de lo que soy proviene de esta visión de golpear una casa al fondo de otra casa y dar con una bomba agua del río somme rayo de shanghái Piedra de los celos Volvería a cruzar el puerto a trepar la jaula bajaría al río somme a ser el blanco Veo en el rigor sangre del mismo error aquí junto al gato apático que no apetece nada, nada tan sólo el gusto de sentarse en la falda y acariciar mi mano enferma por ver si olvido.

Nadie te conoce no saben cómo dispones la risa, moderas el hambre, controlas el celo, la voracidad de la carne desconocen cuándo clavarías la lanza, si serías quien da o quien bebe del veneno lo inesperado es un mundo de ciegos mirando el mar esta habitación, la ropa sucia, tu dolor de espalda que rujas como un niño maldito no sugieren nada sobre el corazón más tierno sobre el bonsái más soleado se esparce el musgo florece la catástrofe

(Los demonios del mar – Ed. Del Dock 2015. Buenos Aires)