
4 minute read
l La UNAM lamentó la suspensión provisional concedida a la ministra de la Suprema Corte, Yasmín Esquivel, para no divulgar información relativa al caso
l Enrique Graue informó que la ministra ya entregó pruebas.
de presunto caso de plagio de tesis. En un comunicado, la máxima casa de estudios aseguró que acatará lo estipulado en el acuerdo, pero que hará uso de recursos jurídicos para garantizar el derecho a la información. “La UNAM lamenta y no puede estar de acuerdo con el mandato judicial que busca silenciarla”, afirmó REDACCIÓN
Como siempre, el Presidente de México procesó el señalamiento como un ataque, al decir ayer en Hermosillo que el gobierno de Joe Biden hace muy poco por detener el consumo de esta droga entre los jóvenes de su país. López Obrador hace una comparación entre lo que decidieron hacer en México (una campaña de anuncios en radio y tv) y lo que, según él, no se hace en allá. Ignora que la realidad en el consumo de medios es otra.
Es un área de oportunidad antes que los narcos tomen ventaja
Pero a decir de expertos, a México le falta una política más exitosa de atención al consumo de fentanilo y otros opioides. Uno de los hechos más relevantes es que no hay un registro confiable de muertes por esta adicción ni un estimado de consumidores asiduos a esta droga. Pero basta asomarse a ciudades fronterizas de Baja California y Chihuahua para ver que el fenómeno está allí y que los vendedores de narcóticos se aprovechan de la condición de los adictos para hacer crecer su negocio. Se sabe, por ejemplo, que a los consumidores de heroína les han hecho llegar fentanilo mezclado con metanfetaminas, que inyectadas con agua salina, tiene un efecto hasta 50 veces más potente. El enganchamiento es inevitable.
Quién quizá entendió mejor las cosas es el canciller Marcelo Ebrard. Ayer, en reunión con empresarios, dijo que lo importante es trabajar coordinadamente con EU y no caer en los reproches. Reveló que el gobierno mexicano impulsará la creación de una coalición de varios países para combatir la producción, el tráfico y el consumo de fentanilo, porque de expandirse su consumo en México “va a ser un desastre”. Y efectivamente, no habría capacidad en centros de atención, anexos y hospitales para darle atención a los adictos y las consecuencias que inevitablemente la droga causa en la salud. Los expertos mexicanos en adicciones están conscientes del reto, pero necesitan más recursos. Los anuncios en radio y tv en tiempos oficiales no son suficientes. Más allá de la retórica, es un área de oportunidad, antes que los narcos tomen ventaja ante el jugoso negocio.
RAFAEL CARDONA*
PLEITOS, PICAPLEITOS Y AMPAROS
*COLABORADOR
@CARDONARAFAEL
Comparecer ante una autoridad extranjera y someterse a un juicio, así sea como parte demandante, es algo impropio de la investidura presidencial
• TODOS SABEMOS CÓMO EN UN CASO DE DIFAMACIÓN EN MAYO DE 1984, EL PRESIDENTE MIGUEL DE LA MADRID DESISTIÓ DE SU PRIMER IMPULSO CUANDO QUISO DEMANDAR A JACK ANDERSON, QUIEN LO CALUMNIÓ EN TORNO DE MILLONARIOS DEPÓSITOS EN SUIZA
Independientemente de morder el anzuelo presidencial de una demanda contra el abogado César De Castro —cuyo pecado durante el juicio al exsecretario de Seguridad Genaro García Luna en Brooklyn, fue preguntarle a El Rey Zambada por los sobornos a Gabriel Regino en la Policía del extinto Distrito Federal, con destino a campañas electorales—, hay tantos recursos judiciales en la actualidad, como para considerarnos un país de picapleiteros.
La demanda presidencial haría suponer un juicio en el cual se enfrentarían las partes acusada y acusadora, y resulta impensable ver al Presidente de México sometido a una autoridad extranjera (un juez); perder días y quizá semanas en una corte estadounidense, y para colmo, enfrentado a recursos abogadiles con todo tipo de preguntas de buena y mala fe. Sobre todo de estas últimas.
Comparecer ante una autoridad extranjera y someterse a un juicio, así sea como parte demandante, es algo impropio de esa investidura cuya pureza y respeto tanto le preocupan al señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Es algo más allá de la lógica. Hasta la actual del Palacio Nacional.
Todos sabemos cómo en un caso de difamación en mayo de 1984, el presidente Miguel de la Madrid desistió de su primer impulso cuando quiso demandar a Jack Anderson (un agente de la CIA con brutal presencia en los periódicos americanos), quien lo calumnió con una información falsa en torno de millonarios depósitos en Suiza. El tiempo, no el juez, probó la calumnia.
Pero, además de este recurso retórico del señor Presidente, para sostener el rating de su conferencia mañanera, el caso nos recuerda cómo hoy vivimos una epidemia de judicialitis. Todo termina o es llevado a terrenos judiciales.
Por ejemplo, la ministra Yasmín Esquivel se ampara contra la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y por primera vez en la historia, la “máximacasadeestudios” queda amordazada. Ya no hablarán ni la raza, ni el espíritu, ni el rector, ni los comités de ética, en torno del caso del plagio más famoso del país.
Pero por si esto no fuera suficiente, podríamos recordar cómo el señor Pedro Zalmerón ha demandado a una treintena de personas (casi todos periodistas) por la publicación y comentarios de las quejas de varias mujeres cuya voz se alzó para señalarlo como abusador, acosador y quién sabe cuántas cosas más, lo cual le impidió irse de vacaciones pagadas a Panamá con la tarjeta de embajador. La llave del mundo, superior a cualquier paquete all inclusive
Tenemos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atiborrada de recursos de inconstitucionalidad, y la siembra de amparos supera las milpas de maíz transgénico.
Pero la petición de justicia ocurre cuando todo lo anterior falla. Y aquí, muchas cosas fallan.