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Opinión

Epístolas Surianas

Julio Ayala Carlos

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El escándalo rodea al dirigente estatal de Morena, el diputado Jacinto González Varona. La movilización que hizo el grupo felixista para colocarlo como presidente del partido en el estado, fue una apuesta desafortunada, según parece, pues el hombre está demostrando que es exactamente como decían sus detractores: un neófito de los asuntos políticos, un imberbe y, ahora también, un ambicioso.

Primero, conviene cuestionar qué hace González Varona como diputado local, cuando ya es dirigente estatal del partido. Las maniobras que realizó para ser electo como presidente de Morena y luego para volver a su curul en el Congreso local, son más bien “maromas” que le están costando bastante caro al partido guinda.

Lamentablemente, no hay quien meta orden, pues se supone que él es el dirigente del partido. Por ende, si el que dirige anda mal, ¿cómo andará el resto del equipo?

En tiempos tan delicados, cuando el partido tiene tanto trabajo por hacer previo al inicio del proceso electoral de 2024, Jacinto sigue envuelto en sus propios asuntos y perseguido por sus propios demonios.

Se supone que volvió al Congreso para votar por X o Y asunto, alegando que era indispensable. Su suplente, Fernando Agüero, tuvo que dejar la curul con la promesa, primero, de que volvería una vez que Jacinto hiciera su trabajo.

do el deseo, aunque él mismo había dicho que se dedicaría a las labores del partido.

En cuanto al sainete que se vivió para lograr su nominación, conviene decir que incluso alcaldes de diversos partidos apoyaron en esa estrategia, por lo cual ahora Morena les tiene que dar espacios y les veremos el rostro en 2024.

Una tras otra, Jacinto se ha estado metiendo en camisa de once varas. No da una. Incluso ha tenido que pedir disculpas públicas para salir de sus embrollos, como sucedió con la diputada priísta Gabriela Bernal Reséndiz, de quien dijo fue utilizada en la elección interna del PRI para senadores en 2018, señalando que nada más la vistieron de huipil y la lanzaron.

Eso lo dijo en una reunión de sus iguales en Ometepec, lo grabaron y le sacaron a relucir el video.

Aunque pidió disculpas, la denuncia ante el Tribunal Estatal Electoral por violencia política de género no se la perdonaron y a su tiempo tendrá que asumir las consecuencias.

Y así sucesivamente, el “mushasho” ha ido metiéndose en cada berenjenal, del que siempre sale espinado. La verdad que Morena no merece algo así. Se han convertido en la comidilla y el hazme reír de muchos, y para nada están a la altura de las circunstancias actuales.

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