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Opinión
Despejar
Misael Tamayo N Ez
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Una vez hecho su registro como candidato único a la rectoría de la Universidad Autónoma de Guerrero, cargo que ocupará por tercera ocasión (la primera fue en calidad de interino), Javier Saldaña Almazán ya está en plena campaña.
Pero es una campaña en solitario. No tiene contrincante porque la comisión electoral denegó su registro al resto de los aspirantes, como la morenista Silvia Alemán Mundo y José Luis Urióstegui Traín, por incumplir los requisitos de la convocatoria, requisitos que por supuesto eran insuperables, pues se trataba de contar con el aval de un alto porcentaje de facultades, consejeros académicos y estudiantiles, etcétera.
En su mayoría, los liderazgos internos de la UAGro ya venían inclinados a favor del ex rector, quien logró reunir a 196 de 250.
Nadie duda de los méritos de Javier Saldaña. Se le reconoce que desde su gestión la realidad de la UAGro cambió hacia dentro y hacia fuera. Hacia dentro, en materia de infraestructura. Hacia afuera, en imagen y posicionamiento político, pues alzó la voz por mayor presupuesto, siendo esta universidad de las más grandes del país pero que, comparada con otras recibe mucho menos dinero para su administración y crecimiento.
Opinión
David Páramo
En lo personal considero que la Universidad, como centro de educación superior, no tiene partidos. No debiera. Ese fue el daño que le propinaron durante décadas los perredistas. Cómo olvidar el oscuro periodo del finado Nelson Valle López, de Florentino Cruz Ramírez, y de tantos otros que se vivían como jeques aunque aparentaban una humildad que no tenían, depredando el presupuesto universitario amparados en la “autonomía” de la institución.
En cambio, un rector debe preocuparse y ocuparse de innovar, gestionar, actualizar y mejorar la educación superior, con todo lo que esté a su alcance. Y para ello, obviamente, debe alcanzar acuerdos con quien esté en el gobierno, tanto estatal como federal. Mal se ven quienes usan a las instituciones educativas para chantajear y presionar al gobierno, al estilo Ayotzinapa, algo que era muy común en la UAGro en tiempos en que era coto del PRD.
Por supuesto, a Saldaña se le acusa de haber promovido una reforma a la Ley Orgánica de la UAGro, con el apoyo del ex gobernador Héctor Astudillo Flores, que permite desde 2016 la reelección del rector, pero también de los directores de las unidades académicas.