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DESPEJAR Opinión Álvaro Delgado Gómez

Por fin se cerró el círculo dantesco de la mafia dorada del INE. Ayer tomó protesta como nueva consejera presidente del organismo, Guadalupe Taddei, inaugurando una nueva etapa para la vida electoral del país, no sólo por ser la primera mujer que conduce los destinos del instituto que se encarga de organizar las elecciones en el país, tanto federales como locales, sino porque se presume es afín a Morena y deberá entonces retomar los postulados de la Cuarta Transformación.

De hecho, debido a ese pedigrí de la nueva consejera presidenta del INE, es que el Partido Acción Nacional impugnó su elección, alegando que ni siquiera debió aceptarse su postulación.

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Los panuchos, tan acomodaticios como ellos solos, ahora también están diciendo que los mega sueldos de los consejeros del INE y otros excesos deben revisarse y corregirse.¡Helloooo! Eso lo dijo ni más ni menos que Margarita Zavala, la mujer del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, lo que indica que los megasueldos de Lencho y sus muchachos para nada les hacían ruido; al contrario, les gustaba que se hubieran revelado de esa manera al régimen lópezobradorista, olvidando los penitentes que el dinero es del pueblo, de todos nosotros los que trabajamos y pagamos impuestos, no del inquilino del Palacio Nacional.

Junto con Guadalupe Taddei llegaron 3 consejeros más que al igual que ella fueron electos por los diputados federales por la vía de la insaculación, algo que fue también histórico porque vino a romper la política de “cuotas y cuates” que había imperado desde la creación del Instituto Federal Electoral.

Y con la llegada de Guadalupe Taddei se terminaron de ir Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, así como dos consejeros más, dando por concluidos dos decenios de una escuela electorera bastante corrupta, parcial, dinerera y rapaz.

Cuando decimos que con Taddei se inaugura una nueva etapa del INE, es y debe ser literal. Porque si la sonorense llegó a hacer más de lo mismo, a actuar de la misma manera que sus antecesores, cobrando sueldos estratosféricos, y reuniéndose en lo oscurito con líderes de los partidos políticos, además de hacerse de la vista gorda ante evidentes fraudes, pues de nada habrá servido el cambio.

Al contrario, la nueva consejera presidenta del INE debe demostrar si está a favor o en contra de la política de transformación del país, que ante todo pregona la “austeridad” como regla, o si hará lo que sus ex jefes, que se opusieron a ganar menos que el presidente de la República y, al contrario, arrastran un escándalo que falta porque salga a la luz y, como dijo el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, sería motivo de investigación contra Lorenzo Córdova.

Nos referimos a la creación de fideicomisos que alimentaron con los subejercicios anuales del presupuesto del Instituto, que para nada es cosa particular, sino recursos públicos que debieron reintegrarse a la tesorería de la nación.

Se habla de 23 mil millones de pesos que se desviaron mediante este modus operandi, y que deben ser justificados, no sólo el guardadito, sino su destino final.

Antes de irse, por cierto, Lorenzo y sus amiguis nos regalaron varias perlas: La principal, que le hicieron el favor al ex presidente Enrique Peña Nieto de cerrar el Caso Odebretch, sin siquiera haber investigado lo que evidentemente era un grueso expediente de fraude electoral.

El Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) declaró, el jueves 30 de marzo, infundadas las denuncias por el supuesto financiamiento ilegal de la constructora brasileña Odebrecht, para las campañas electorales de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República (periodo electoral que abarcó del 2011 al 2012); y de Alfredo del Mazo Maza a la gubernatura del Estado de México (del 2016 al 2017-, así como contra los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y el Verde Ecologista Mexicano (PVEM).

Señalaron que la decisión se debió a la omisión reiterada de la Fiscalía General de la República (FGR) para proporcionar pruebas del caso, para que la autoridad electoral pudiera maximizar el ejercicio de las facultades de investigación para probar los hechos denunciados.

Muy bien, pero por ser un caso inconcluso, debieron haberlo dejado vigente y no cerrarlo, para que los nuevos consejeros le dieran seguimiento.

Luego entonces, Lorenzo estuvo hasta el final mostrándose espléndido con sus jefes políticos, aquellos que en su momento avalaron que pasara a ser consejero presidente en 2014, aunque está en ese organismo desde que era IFE, mismos que no podrán darse por mal servidos.

Por lo pronto, a Guadalupe Taddei le corresponderá llevar e pulso de las elecciones de 2024, la más amplia de la historia del país, cuando se juntarán la elección presidencial, las elecciones legislativas federales, tanto para renovar la Cámara de Diputados como la de Senadores, así como varias gubernaturas, ayuntamientos y Congresos locales.

Será un mundo de trabajo y un mundo de responsabilidad, máxime que caminará con la oposición en contra, a diferencia de Lencho y Ciro, quienes gozaban de todo el favor y la tolerancia de los aliados.

Después del grave daño que Lorenzo Córdova infligió al Instituto Nacional Electoral (INE) por su inconstitucional oposición al proyecto que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador —“ese güey”, como le llama—, la nueva integración de este árbitro obliga a iniciar una nueva etapa que sólo sirva a la democracia y no a las élites, pero también debe advertirse que ahí anidan aún consejeros con el sello de PRI, PAN, PRD y MC. Nunca la suma de parcialidades ha generado imparcialidad y por eso debe exigirse a quienes forman parte del INE, a los que llegan y a los que ya estaban, que sólo cumplan con los cinco principios que la Constitución les ordena en el artículo 41: imparcialidad, sí, pero también independencia, legalidad, certeza y objetividad.

Nada más, pero tampoco nada menos: A las once consejeras y consejeros no se les pide que renuncien a sus convicciones políticas e ideológicas, porque no existen individuos neutros, pero ni deben caer en la trampa de tomar literalmente partido, menos para favorecer a cualquier poder, sea político, económico, mediático, religioso o criminal.

Por eso es deber de la sociedad vigilarlos a todos, a los que llegan y a los que estaban.

De los cuatro nuevos consejeros electorales, electos el viernes 31 de marzo por insaculación, dos están identificados con Morena y López Obrador, la sonorense Guadalupe Taddei Zavala, la nueva Presidenta, y el tabasqueño Jorge Montaño Ventura, mientras que los otros dos, la oaxaqueña Rita Bell López Vences y el capitalino Arturo Castillo Loza, no tendrían identificación partidaria.

De los siete integrantes del Conejo General que permanecen después de la salida de Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y Roberto Ruiz, cuatro tienen un muy claro sello partidario, uno de ellos, Uuc-kib Espadas Ancona, inclusive fue militante del PRD y Diputado federal, antes de renunciar en 2007.

Los otros tres son Claudia Zavala Pérez, Dania Paola Ravel Cuevas y Jaime Rivera Velázquez, quienes fueron electos en 2017 por las bancadas de PRI, PAN, PRD y el partido Movimiento Ciudadano, con el voto en contra de Morena.

Zavala Pérez, amiga de Córdova desde la carrera en la UNAM, fue propuesta por el

PRD; Ravel Cuevas, asesora del consejo filopriista Marco Antonio Baños, por el PRI, y Jaime Rivera, quien literalmente crió a Lorenzo, por el PAN.

A los miembros de este grupo se suma Espadas Ancona, electo en 2020, a propuesta perredista y avalado también por Morena, en el proceso en el que se eligió a Norma Irene de la Cruz Magaña, de sello claramente morenista, a Carla Astrid Humphrey Jordan, de larga trayectoria filopanista, y a Martín Faz Mora, el más imparcial de esa camada.

Así, en el nuevo Consejo General hay un bloque de cuatro consejeros identificados con el PRIAN y otro con tres afines a Morena, mientras que cuatro (Humphrey Jordan, Faz Mora, López Vences y Castillo Loza) estarían distantes en mayor o menor medida de los otros dos grupos.

Esto significa que el órgano colegiado tiene nuevos equilibrios y deberá imponerse la negociación entre los once pares, cuya Presidenta estará obligada a sumarlos en cada una de las decisiones que tome a partir de rendir protesta, este lunes 3, y de tomar posesión, el día siguiente.

Para empezar, Taddei Zavala debe hacer una propuesta para designar al nuevo secretario ejecutivo, que requiere por lo menos ocho votos de los once consejeros, pero la unanimidad le daría a ella y al nuevo funcionario la fuerza política para que el INE inaugure la nueva vigorosa etapa poslorenzo.

Luego sigue la integración de las comisiones de consejeros, como las importantísimas de Quejas y de Fiscalización, así como el nombramiento de funcionarios de la estructura de Junta General Ejecutiva, clave para garantizar la organización de las elecciones.

Hay algo muy obvio: El nuevo INE y sobre todo su Presidenta tendrá en contra a quienes se sentían que ese organismo era de su propiedad y sus consejeros, entre ellos Córdova, Ciro Murayama y Edmundo Jacobo Molina, sus empleados.

Con mayor razón ha llegado la hora de que actúen como árbitros que son, con base en la Constitución, y no sirvan a ninguna de las facciones, ni del gobierno ni de la oposición.

Y, claro, lo primero que deben hacer los nuevos consejeros electorales, empezando por su Presidenta, es cumplir con la Constitución bajándose el sueldo.

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