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Opinión MISAEL TAMAYO NÚÑEZ

Ya se va. Lorenzo Córdova Vianello, quien agotó ya todas sus oportunidades legales de presidir el Instituto Nacional Electoral, se despidió el lunes de sus compañeros, a los que conoce desde tiempos del IFE (ahora INE), en lo que fue su última sesión ante los miembros de la Junta General Ejecutiva del organismo, donde agradeció a directivos y trabajadores por su "compromiso y valentía".

Lorenzo dejará su cargo en una semana, cerrando el último año de su gestión en medio de escándalos y, dijo él, tras “varios desafíos que pusieron en riesgo la democracia en México”, refiriéndose a las dos reformas electorales solicitadas por el presidente de la República, la primera de las cuales fue abortada en el Congreso de la Unión, con el voto en contra de los partidos de oposición; y la segunda recién congelada por un magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, alegando violaciones a los derechos humanos de empleados del INE, pues el denominado Plan B contempla efectivamente el adelgazamiento de las áreas de ese instituto que duplican funciones.

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Afortunadamente para todos, Lorenzo ya se va. También los ciudadanos estamos hartos de sus desplantes y de este novelón tipo Televisa que involucra a Córdova, su cuate Ciro Murayama y su amiguis o cómplice Edmundo Jacobo.

Es necesario que se le dé vuelta a la página y que la clase política se enfoque en sus actividades, mientras que los partidos deben sujetarse a las reglas electorales vigentes, aprovechando que la Suprema Corte ya les hizo el favor de no mover ni una coma de esas leyes.

Tumbando Caña

ciones de racismo, clasismo, parcialidad política y, sobre todo, de enriquecimiento desmedido, al percibir sueldos estratosféricos y luego de ampararse contra el decreto presidencial que señalaba que nadie en la administración pública ganaría más que el presidente de la República.

Previamente, durante el periodo del 15 de diciembre de 2011 al 7 de enero de 2014 se desempeñó como consejero electoral del Instituto Federal Electoral.

Sin embargo, Córdova Vianello está metido en el instituto electoral desde tiempos del primer presidente del Instituto Federal Electoral, José Woldenberg, de quien fue asesor.

Por lo tanto, sería la figura más longeva dentro de los asuntos electorales, pero ya se agotó su periodo y debe ser sustituido, lo mismo que otros tres consejeros.

Pero ya se va. Para algunos, sus cómplices y a quienes sirvió incondicionalmente, será casi casi un prócer de la democracia. Para otros, la mayoría, será el jefe de la burocracia dorada electorera, acostumbrada a manejar los más de 20 mil millones de pesos que cada año se asignan al INE, haya o no haya elecciones.

Se va el árbitro “vendido” de la democracia en México. Layda Sansores difundió un chat de WhatsApp donde se expone que el 3 de marzo de 2021 hubo una reunión clandestina de Lorenzo Córdova, el secretario ejecutivo del organismo, Edmundo Jacobo Molina, y el coordinador de Asuntos Internacionales del INE, Manuel Carrillo Poblano, con los dirigentes Alejandro Moreno Cárdenas (PRI), Marko Cortés (PAN) y Jesús Zambrano (PRD).

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