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Se restablece el abasto de gas en Costa Grande, pero sobre todo la confianza
Ante los embates de la actividad delictiva se afectó la semana pasada el abasto y distribución de gas LP en Zihuatanejo y en Petatlán, donde un operativo conjunto de fuerzas federales, de la policía estatal y preventivos municipales logró contener la acción criminal, mientras que para el fin de semana se estaba logrando normalizar el suministro de ese combustible. De acuerdo con informes de la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz en el estado, los empresarios gaseros se habían negado a reanudar la venta al público del comburente, por lo que se instaló una mesa de negociación en la que se acordó dar garantías de seguridad a las em- presas, directivos y trabajadores, y apoyar el reabastecimiento de los tanques estacionarios de los hoteles y empresas turísticas, así como la venta al menudeo para la población.
Para entonces, elementos del Ejército, de la Marina y de la Guardia Nacional, junto con policías estatales y municipales establecieron un esquema de vigilancia con rondines y puestos de custodia en áreas estratégicas de ambas ciudades para brindar seguridad a la ciudadanía y a las diversas empresas que allí operan.
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Lo relevante es que el sistema de seguridad con que operan los tres niveles de gobierno está funcionando, y su reacción es inmediata al suscitarse incidentes que
Pese a los esfuerzos de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, y a las buenas intenciones de hacer de su gobierno el periodo que haga la diferencia para las mujeres de Guerrero, la violencia contra éstas sigue imparable en todos los ámbitos. No sólo estamos hablando de muertes, violencia feminicida, que en lo que va del año ha cobrado 17 vidas, impactando varios municipios del estado, como Acapulco, Chilapa, Huitzuco, Juchitán, Buenavista de Cuéllar e Iguala, sin contar Zihuatanejo, donde la semana pasada días agredieron a balazos a tres mujeres, y una de ellas pereció.
También hablamos de los diferentes tipos de violencia a las que las mujeres y sus hijos están expuestas, desde su nacimiento hasta sus años viejos, pasando por la violencia cultural que ejercen los pueblos indígenas sobre niñas y adolescentes, para sacar provecho de sus matrimonios, que negocian a cambio de dinero, ganado o cerveza.
La diputada Beatriz Mojica Morga alertó ayer sobre esto, indicando que Guerrero ocupa el primer lugar en violencia intrafamiliar, lo cual es sumamente grave. Esto indica que el núcleo que es célula de la sociedad está corrompido. Que el pilar de nuestra sociedad está colapsado y que esto ya no se arregla con discursos, ni con foros, ni con charlas, ni con días “naranjas”.
Las autoridades deben actuar ya en contra de los generadores de violencia hacia el interior de los hogares, trátese de quien se trate: padres, hermanos, padrastros, suegros, tíos, esposos.
Pero no sólo eso. Desafortunadamente, cuando hablamos de violencia intrafamiliar, no podemos olvidar le rol de la mujer, que en un alto porcentaje al mismo tiempo que es violentada, también ejerce violencia sobre sus hijos.
De hecho, ese era el viejo esquema familiar que teníamos. Las mujeres eran controladas y sometidas por sus maridos, y en consecuencia ellas a su vez ejercían violencia en contra de sus hijos. Era su manera de educar.
Generalmente, en los hogares mexicanos era la mujer la que castigaba a los hijos, por violar los códigos de conducta de los hogares. También solían amenazar a los hijos con darle quejas al padre, quien era el que más fuerte pegaba.
No era normal que los padres dialogaban con los hijos y ponen en peligro la paz pública en cualquier zona del estado.
Esos operativos han generado confianza entre la población al inhibir las acciones de los delincuentes y recuperarse la tranquilidad para que todos posamos llevar a cabo las actividades de nuestra vida cotidiana.
De ahí que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ha expresado públicamente su reconocimiento a los cuerpos de seguridad, y en especial a los federales, que trabajan en coordinación con el estado. Un reconocimiento que se ha hecho extensivo a los mandos y personal de la Fuerza Aérea que también operan en Guerrero. Un reconocimiento que les debemos todos… así muchos crecimos en ese ambiente que, dicho sea de paso, funcionó por décadas.
Con todo, no habíamos visto los niveles de violencia de hoy en día. A pesar de aquel opresivo sistema patriarcal, había cierto orden y respeto. A los padres no se les odiaba por corregir a golpes, se entendía como una corrección. Tampoco se les retaba y mucho menos se les trataba como iguales. Un padre jamás era un amigo ni alcahuete. Era un padre, o un madre.
Para nada estoy justificando lo que sucedió en el pasado y que quizás ahora siga sucediendo en las familias del medio rural, sobre todo. Pero era lo que teníamos y lo que había, y daba resultados. No nos andábamos suicidando porque nos prohibieron algo. Simplemente, pese a ese sistema digamos opresor, éramos fuertes mental y emocionalmente hablando.
Conforme se fueron renovando las generaciones, fueron cambiando los conceptos de las relaciones intrafamiliares. Hasta que, creo yo, nos fuimos al extremo. Ya no se les pega a los hijos, ahora los hijos le pegan a los padres. Los desobedecen. Es común que tampoco trabajen y en cambio exijan todo.
A la larga, este otro sistema de crianza tampoco nos está funcionando. Al contrario, estamos haciendo hijos malos, estamos criando cuervos. Jóvenes acostumbrados a tenerlo todo, sin que les cueste nada. A no recibir nunca un castigo. Ya ni siquiera funciona el prohibirles algo, porque no obedecen.
En cuanto a los esposos, al no haber roles definidos, es común que la esposa trabaje y atienda el hogar, mientras el marido cada vez más se aleja de las responsabilidades.
Pero como sigue siendo “macho menos”, tampoco se le puede corregir ni señalar sus errores, porque se ofenden y se ponen agresivos.
Nos podrán decir que eso siempre ha sido así. Sí, había mujeres abandonadas con sus hijos, y golpeadas, pero ellas todavía tenían fuerza para criar hasta una docena de hombres y mujeres y hacer de ellos gente de bien. Hoy esos casos casi ya no se ven. Cada día hay más hogares monoparentales, dirigidos por una mujer en la mayoría de los casos, donde ya no hay control de nada.
¿Por qué toqué el tema de los hijos, amable lector? Porque nuestros hijos serán los esposos/esposas de otras familias. Si nosotros no los educamos de la manera correcta, solamente entregaremos a la sociedad a gente echada a perder. Hombres irresponsables, que no mantienen familia, mujeres abusadas que tienen que trabajar el doble en el mejor de los casos, o mujeres que sólo trajeron hijos al mundo porque sí, incluso para violentarlos ellas mismas. O para dejar que sus nuevas parejas los violenten o incluso se los maten, como el reciente caso de un niño de Atoyac.
Mientras las mujeres se sigan quejando de los hombres, al tiempo que mal educan a sus hijos, seguiremos viendo estos escenarios de violencia extrema, que cada vez son más graves. Mientras que los padres no tomemos esto como una tarea crucial, no vamos para ningún lado. Suena cruel pero es cierto. El hogar es la fuente de todo. Luego entonces, es ahí donde se tiene que enderezar todo lo torcido.
Ninguna ley o conjunto de leyes, resolverá este conflicto. Servirán para encarcelar a los violentos, pero no para detener la violencia. Volteemos a ver a otros países, por ejemplo Estados Unidos, para entender nuestros dilemas y nuestros retos.