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Opinión
Misael Tamayo N Ez
Recién decíamos, amable lector, que el diagnóstico de que el ex gobernador Héctor Astudillo está en desventaja frente a los amigos de Alito Moreno, dirigente nacional del PRI; léase Manuel Añorve Baños y Rubén Figueroa Alcocer, así como los seguidores de ambos. Pero ayer el mandatario retomó sus recorridos por las regiones, demostrando un liderazgo fuerte y con una amplia convocatoria, aglutinando sobre todo a los liderazgos regionales y municipales, desde alcaldes, ex alcaldes, diputados, ex diputados, ex funcionarios de todos los niveles, que son los que realmente mueven a las bases tricolores.
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Como en este espacio lo advertí, el ex gobernador tiene muy claro el camino que está transitando. Básicamente se está jugando el todo por el todo frente al dirigente nacional del partido, Alito Moreno Cárdenas, mientras pastorea a los priístas de Guerrero, y los convoca a la unidad sin involucrarlos, dijo, en sus decisiones personales. Es bastante maduro el discurso del ex gobernador. Expuso ante los liderazgos de la Costa Chica que no podía ser comparsa de la política de manipulación que Alito Moreno ha perpetuado en el PRI, haciendo de ello su mejor arma.
Médula


De hecho, a lo largo del proceso de 2016 que, como dijimos, marcó la elección presidencial de 2018 (cuando arribó al poder Morena y su candidato, Andrés Manuel López Obrador), el sonorense estuvo haciendo hincapié en que el alto grado de corrupción de los gobiernos tricolores estatales y municipales, había dañado desde sus entrañas al partido.
Llegó a pedir, incluso, que el presidente Enrique Peña Nieto diera un golpe de timón, defenestrando a alguno de los gobernadores de ese tiempo, para enviar al electorado un mensaje contundente de que se estaban atendiendo los excesos.
Peña Nieto no actuó y el resultado fue devastador. Además, de nada sirvió su prudencia, porque de todos modos gente como el veracruzano Javier Duarte, y el chihuahuense César Duarte terminaron en la cárcel, con historias de terror detrás de sus mandatos.
Pero no sólo Manlio Fabio se retiró del partido, ante resultados adversos. María de los Ángeles Moreno, Mariano Palacios, Manlio Fabio Beltrones y René Juárez Cisneros son cuatro ejemplos más de que, en aras de la sobrevivencia del partido, los líderes del Revolucionario Institucional (PRI) han optado por la dimisión para abrir paso a la “reflexión interna" ante debacles electorales.