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La visión de... Albert Finestra Uriol

LA PESTE PORCINA AFRICANA, NUESTRO ALIADO PARA TIEMPOS COMPLEJOS

La visión de...

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Albert Finestra Uriol

Asesor veterinario

Asistimos a un aumento del número de países que están padeciendo esta enfermedad, que no sólo afecta a aquellos con pocos recursos, especialmente desde que hizo acto de presencia en Bélgica y Alemania.

Parece que cuando un país sufre una enfermedad, hay que relacionarlo con un nivel técnico bajo, pero como se puede imaginar, no es el caso. No son países poco desarrollados en ningún aspecto, tampoco en el ganadero; por tanto, nadie se libra de padecer esta enfermedad, si se dan las condiciones adecuadas. Y, por si pareciera poco, en el caso de Alemania, la enfermedad se ha “colado” en el cerdo doméstico; ya no sólo está presente entre la población de jabalíes. Y sin descanso, este verano se ha comunicado la nueva aparición en el único continente en que aún no estaba presente, concretamente en América, en la República Dominicana. De esta forma, ya tenemos distribuida la peste porcina africana (PPA) en los cinco continentes. Y, además, es evidente que allá donde entra, se disemina con velocidad y sin que las medidas tomadas por las autoridades sean las adecuadas para eliminarla. Sólo tenemos que ver cómo ha evolucionado en Asia, concretamente en China, y en Alemania. Con incidencias muy diferentes, está claro, pero al final la enfermedad no se ha controlado en sus inicios. Volviendo a nuestra vieja Europa, parece que en estos momentos los jabalíes son los grandes diseminadores de la enfermedad y no se tiene clara el papel de los otros vectores como los cerdos o la posible carne contaminada. Y para completar esta introducción, no parece que la solución, que no es otra que una vacuna efectiva, esté cerca. Y no será porque no haya muchos grupos científicos trabajando en ella, sino porque no debe

ser fácil conseguir un formato que evite la infección y genere una inmunidad lo suficientemente importante como para evitar el ciclo de la infección. Y digo que yo que será difícil, no porque disponga de conocimientos suficientes de inmunología para poder hacer esta observación, sino porque si la enfermedad se conoce bien desde los años 60 y todavía no existen vacunas comerciales, parece de sentido común afirmar que no debe de ser sencilla su obtención.

Peste porcina africana, ¿una oportunidad?

Es a partir de este punto, en el que gran parte del mundo sufre la PPA y nosotros no, donde veo un aliado para poder hacernos más fuertes como sector. Si analizamos la enfermedad en sí, poco puedo aportar de nuevo, ya que, en primer lugar, un servidor no la ha vivido en su práctica diaria. Con casi 30 años de experiencia me he librado de conocerla en directo y diría que ya quedan pocos profesionales en activo que la hayan padecido en sus granjas. Pero no olvidemos que la parte clínica de la enfermedad no es la más importante, sino la comercial, como bien sabemos por los muchos años que España fue apartada de los mercados internacionales por ser positiva de la enfermedad. Por tanto, podemos y debemos alargar la situación actual para seguir favoreciendo la expansión internacional de nuestro sector.

Formación imprescindible y simulacros

Por este motivo, creo muy necesaria una formación de la profesión veterinaria por parte de los organismos pertinentes, para que todos seamos conscientes de los síntomas, diagnóstico y prevención, para poder estar vigilando de forma continua. Debemos tener en cuenta que el primer diagnóstico lo hará un veterinario clínico de campo. Somos los que estamos al pie del cañón haciendo necropsias y atendiendo casos clínicos, y por tanto deberíamos ser los primeros en poder alertar de un posible caso, que cuanto antes se ponga en conocimiento de las autoridades competentes, antes se pondrán los remedios para minimizar el impacto de un primer brote. De ahí que crea necesario que los simulacros y la formación llegue a todas las personas que estamos en contacto directo con las granjas. Eso podría permitir crear una red de vigilancia mucho más activa y con muchos más ojos en el campo. Y a día de hoy, por favor, que sea formación presencial. Es cierto que la pandemia de la Covid-19 no lo ha permitido, pero yo creo que este tema es lo suficientemente importante (y actualmente la profesión veterinaria está bien protegida), como para realizar presencialmente esta formación de calidad.

Otras medidas eficaces

Tal vez sea una buena oportunidad para recuperar el buen trabajo realizado por las Asociaciones de Defensa Sanitaria, adaptadas a un formato más actual. En el fondo, por lo menos en las epidemias que yo he conocido, este ha sido una de las bases del control. No olvidemos que tenemos otras patologías que no son de declaración obligatoria, pero que nos hacen mucho daño en nuestras granjas. Si sigo pensando en cómo aprovechar la coyuntura internacional y repasamos la transmisión, creo que tenemos una oportunidad para luchar en las principales vías de transmisión. Empezando por la población de jabalíes. Me da la sensación de que se habla mucho de cómo controlar la misma, pero no tengo claro que se lleven a cabo acciones contundentes para dicho control. Aparte de la labor de unas asociaciones de caza “amateur”, que con mucho entusiasmo abaten ejemplares cada temporada, diría que no hacemos mucho más. Y todos sabemos que la población de jabalíes aumenta sin control cada año. Sé que son palabras que hoy en día no son políticamente correctas, pero que alguien me explique cómo controlar a ese magnifico suido salvaje que no tiene depredador alguno, que cuenta con comida para aburrir y que se puede cruzar con otras especies de cerdos que mejoran su potencial genético. Otra oportunidad es la del control y la reducción de las entradas de cerdos del extranjero. No seamos ingenuos, es un riesgo, aunque los sangremos el mismo día de la llegada. Por tanto ¿por qué no lo minimizamos? Además, los analistas de mercado dicen que estamos delante de un “tsunami” por exceso de oferta. Pues reduzcámosla, conseguiríamos dos efectos con una sola acción. Y aunque nos repetimos, es una oportunidad para mejorar la bioseguridad. Hagamos que nuestras granjas sean las más seguras de Europa. No quiero ser pesado, pero no se está haciendo un esfuerzo conjunto en todo el territorio. No olvidemos a nuestros científicos. Podríamos ser pioneros y que la primera vacuna comercial tuviese origen en nuestro país. Por tanto, tomemos la situación actual como una aliada, pero trabajando para reforzar la situación privilegiada en la que nos encontramos.

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