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Cómo afrontar el síndrome respiratorio bovino en el futuro
from Albéitar 247
by Grupo Asís
El SRB se considera la principal causa de morbididad y mortalidad de los terneros. Las prácticas de prevención asociadas con el control de enfermedades respiratorias incluyen el desarrollo y mantenimiento de un sistema inmunitario robusto.
Elena García-Fruitós y Anna Arís Programa de Producción de Rumiantes, IRTA Torre Marimon, Caldes de Montbui, Barcelona
El síndrome respiratorio bovino (SRB) es una enfermedad multifactorial que afecta principalmente a los terneros de engorde y de recría, provocada por virus y bacterias. Los patógenos virales asociados a esta enfermedad son el herpesvirus bovino tipo I (BHV-1), el virus parainfluenza 3 (PI3), el virus de la diarrea viral bovina (BVDV) y el virus respiratorio sincitial bovino (BRSV). Los efectos de las infecciones víricas facilitan la proliferación de patógenos bacterianos oportunistas en el tracto respiratorio superior y la translocación de estos al pulmón (Grissett et al., 2015). Un estudio reciente en humanos sugirió que los virus respiratorios también pueden afectar la estructura y composición de la microbiota nasal, que puede ser otra manera a través de la cual el virus debilita la resistencia del huésped frente a patógenos bacterianos (Korten et al., 2016).
Los principales patógenos bacterianos ligados a este síndrome son Pasteurella multocida, Mannheimia haemolytica, Mycoplasma bovis e Histophilus somni. El riesgo de contraer infecciones tanto por los virus como por las bacterias se ve agravado con la debilita-
SIGNOS CLÍNICOS
La patología está asociada a una bronconeumonía y entre los signos clínicos se encuentran (PMID: 16814024): • Fiebre (hasta 42 °C) • Depresión • Dificultad para respirar y aumento de la frecuencia respiratoria • Pérdida de apetito • Tos • Enrojecimiento de las membranas mucosas • Secreción nasal inicialmente acuosa que evoluciona a purulenta • Conjuntivitis - ojos llorosos ción del sistema inmunitario de los terneros cuando se encuentran en periodos de estrés como el destete, el transporte, el agrupamiento de los terneros de distinto origen, el cambio de dieta y condiciones meteorológicas extremas, que combinadas acaban resultando en una debilitación del ternero y el desarrollo de la enfermedad (Taylor y Fulton, 2010) (figura 1).
El SRB se considera la principal causa de morbididad y mortalidad de los terneros (Miles, 2009).
¿ES POSIBLE PREVENIR EL SRB?
Las prácticas de prevención asociadas con el control de enfermedades respiratorias en terneros incluyen el desarrollo y mantenimiento de un sistema inmunitario robusto a través de: • El aporte de calostro de buena calidad • Una nutrición sólida • Una vacunación adecuada • Bioseguridad • Ventilación adecuada
CALOSTRO DE CALIDAD
Los terneros nacen con un sistema inmunitario funcional pero inmaduro de manera que dependen totalmente de la transferencia de factores inmunológicos que les aporta el calostro. Proporcionar una buena calidad (IgG> 50 mg/ml) y cantidad de calostro durante las primeras 6-12 h después del nacimiento es una de las claves para tener una buena función inmunológica y resistencia a las enfermedades (Pardon et al. 2015). Cuando no se proporciona calostro en cantidad suficiente, hay un fallo en la transferencia pasiva, lo que aumenta la susceptibilidad a contraer infecciones. Además, la falta de aporte energético aumenta la hipotermia ya que los terneros recién nacidos no tienen la capacidad adecuada de termorregulación, el desarrollo del epitelio intestinal está comprometido (Blätter et al. 2011), ya que el calostro es una fuente de factores de crecimiento y nutrientes, y todo ello afecta a la resiliencia que tendrá el animal en los primeros meses. Sin embargo, un estudio reciente basado en encuestas sobre el manejo de terneros en granjas lecheras mostró que algunos productores no siempre
alimentaban con calostro a sus terneros o que los terneros recibieron cantidades más pequeñas de las óptimas (Renaud et al. 2017): esto hace que sea un punto crucial a mejorar en el futuro del sector.
INGESTA DE ALIMENTO
Además del calostro, las deficiencias nutricionales antes del destete o una disminución en la ingesta de alimento debido al estrés pueden ser una causa determinante que predisponen al animal a contraer enfermedades. En este contexto la comercialización, el transporte y los centros de concentración de terneros de engorde se encuentran vinculados a una restricción alimenticia a corto plazo; los terneros recién llegados consumen entre el 0,5 y el 1,5 % de su peso corporal durante la primera semana, y no es hasta la segunda - cuarta semana cuando alcanzan ingestas normales (Hutcheson y Cole, 1986). Conseguir una adecuada nutrición en los primeros días de vida de los terneros no siempre es fácil ya que el sistema español del ternero de engorde se basa en el transporte (muchas veces largos) de los animales, en el que a menudo hay días en que los animales sufren anorexia. Este es otro punto crítico que puede contribuir a mejorar el futuro del sector.
ALOJAMIENTO
También hay factores de riesgo asociados con el alojamiento de los terneros y la presencia de otras enfermedades respiratorias que determinan en gran medida la incidencia de SRB (Gorden 2010): • El contacto o el espacio aéreo compartido con animales mayores • la humedad relativa a niveles superiores al 75 %
Transporte
Mal encalostramiento
Resistencia a antibióticos
INMUNIDAD VACUNAL
Los protocolos de vacunación son también importantes, ya que tienen por objetivo estimular la inmunidad en el momento de la llegada de los animales y por lo tanto reducir o controlar los brotes de SRB. Actualmente existen distintas vacunas que incluyen un solo patógeno o una combinación de estos. No obstante, no existe ni un protocolo estandarizado de vacunación ni tampoco vacunas con una buena eficiencia, a menudo debido a la edad de los animales o a su estado de salud. Además, a esto se le añade el momento de vacunación, siendo un parámetro crítico a tener en cuenta para asegurar una buena eficacia y eficiencia en el proceso de vacunación. Según un artículo recién publicado, esta debería ser algunas semanas antes de la exposición a los agentes causantes del SRB (para que la vacuna pueda generar inmunidad). Sin embargo, se debe tener en cuenta que el estrés provoca una inmunodepresión y esto puede ser contraproducente para la vacunación (Richeson y Falkner 2020). Por lo tanto, la vacunación después de un proceso de transporte y de estrés no es un momento óptimo. En consecuencia es necesario replantearse el momento de vacunación en un momento de homeostasis inmunológica (Richeson y Falkner 2020).
Actualmente existen distintas vacunas multivalentes víricas en el formato inactivado (virus muerto) o activo (virus vivo modificado). Por otro lado, también hay vacunas frente a los microorganismos asociados a esta patología. Lo más habitual es utilizar vacunas multivalentes víricas vía parenteral, aunque el uso de vacunas vía intranasal es más que interesante en estos animales por dos motivos principales: con la vía intranasal conseguimos evitar los fallos vacunales por interferencia con anticuerpos maternales, y para favorecer el aumento de la inmunidad específica a nivel local y respuesta de IgA en tracto respiratorio superior.
Elevada densidad animal
Síndrome Respiratorio Bovino
Anorexia y cambios nutricionales
Deficiencia programa vacuna
Baja ventilación y elevada humedad
Poca salubridad granja
FIGURA 1. Factores que incrementan la predisposición del ternero a presentar infecciones respiratorias por virus y bacterias y a sufrir Síndrome Respiratorio Bovino.
• mala calidad del aire • el aumento de la densidad de animales • el tipo y densidad de la cama • la salubridad de las instalaciones de terneros • las prácticas de desinfección llevadas a cabo por el personal de granja (ropa y manos)
PRÁCTICAS DE DIAGNÓSTICO
Dado que a menudo los factores de prevención mencionados anteriormente no siempre se pueden controlar, realizar unas buenas prácticas de diagnóstico y aislar animales infectados puede ser la clave para evitar brotes de SRB en la granja.
El diagnóstico mediante la evaluación de los signos respiratorios clínicos o la auscultación es insuficiente para detectar el SRB subclínico y esto puede dar lugar a una mala interpretación de los síntomas respiratorios y a una terapia ineficaz. La detección de SRB subclínica en bovinos con lesiones pulmonares sin presentar signos clínicos respiratorios, solo puede confirmarse mediante ecografía torácica. La combinación de signos respiratorios clínicos y ecografía torácica proporciona una clasificación más precisa de SRB incluyendo la versión subclínica (Abutarbush et al. 2012).
También se puede realizar un diagnóstico preciso utilizando hisopos nasofaríngeos o mediante lavados broncoalveolares de los que se pueden detectar los patógenos por análisis microbiológicos. Los hisopos nasofaríngeos son una opción más rápida y menos invasiva y presentan una buena correlación con los lavados broncoalveolares. La presencia de patógenos bacterianos en grandes cantidades, agentes virales o algún hisopo positivo para Mycoplasma spp se considera determinante y se puede utilizar para dirigir el tratamiento y las decisiones de gestión (Gorden 2010).
Péptidos y proteínas antimicrobianas
Alternativas a los antibióticos
Probióticos
Bacteriófagos Lisinas
Anticuerpos
TRATAMIENTO DE SRB: LAS MOLÉCULAS DEL PASADO Y LAS DEL FUTURO
Por otro lado, a parte de la vacunación, actualmente se usan antibióticos para combatir los agentes bacterianos implicados en esta compleja patología. Sin embargo, estudios recientes han demostrado la aparición de patógenos bacterianos asociados con SRB que son resistentes a todas clases de antibióticos utilizados (McGill and Sacco, 2020). De hecho, el uso de antibióticos está asociado a un claro aumento de bacterias resistentes a estos no solo por su uso en este ámbito, sino en general debido al sobreuso y también mal uso que se ha hecho de ellos durante años tanto en salud humana como en salud animal. Debido a esta importante problemática que afecta a la salud global, el creciente aumento de microorganismos multirresistentes a los antibióticos ha provocado un preocupante aumento en la prevalencia del SRB y, en consecuencia, un importante impacto en los datos de morbididad y mortalidad de los animales con esta patología y, en último término, en la productividad del sector.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que la metafilaxis cada vez es una estrategia menos efectiva y que acabará siendo cada vez más controlada, y teniendo en cuenta también la baja eficiencia de los protocolos de vacunación, es necesario el desarrollo de terapias alternativas a las existentes para el tratamiento del SRB. Entre estas se encuentran los probióticos, los bacteriófagos, las lisinas, los anticuerpos y los péptidos y proteínas antimicrobianas (figura 2).
PROBIÓTICOS
Los probióticos son microorganismos beneficiosos que pueden actuar de una forma directa o indirecta compitiendo con el agente patógeno. No obstante, su efecto es limitado, tal como se ha descrito cuando se han usado frente a los agentes causantes del SRB (Amat et al., 2017). En este contexto hace falta más investigación de su uso, especialmente evaluando su efecto combinado con otros tratamientos como los bacteriófagos o los anticuerpos (Czaplewski et al., 2016).
BACTERIÓFAGOS
Los bacteriófagos son virus capaces de infectar bacterias y, en consecuencia, tienen un gran potencial como antimicrobianos. No obstante, son altamente específicos, hecho que por un lado es beneficioso ya que su uso no afecta a la microbiota del animal, pero por otro lado esta actividad tan específica re-

quiere de un diagnóstico muy preciso. Por otro lado, la capacidad de replicación de los bacteriófagos requiere de una compleja regulación (Henein, 2013).
LISINAS
Otra alternativa son las lisinas, que son enzimas naturalmente producidas por los bacteriófagos que actúan sobre la pared celular de la bacteria. A pesar de su buena actividad, su aplicación es limitada debido a su baja vida media en plasma y potencial toxicidad (Vázquez et al., 2018).
ANTICUERPOS
Otra opción muy explorada son los anticuerpos, de los cuales se ha demostrado aplicabilidad en muchos campos, hecho que refuerza su potencial. Los anticuerpos se pueden unir e inactivar el patógeno o sus factores de virulencia o toxinas. Por ello se pueden usar como profilaxis o tratamiento (Czaplewski et al., 2016). Las principales limitaciones que presentan son sus costes de producción y su elevada especificidad, no obstante, igual que en otros casos se está evaluando su uso combinado con otros compuestos de acción antimicrobiana más amplia.
PÉPTIDOS ANTIMICROBIANOS
Hay distintos estudios en los que se evalúan péptidos antimicrobianos que forman parte de la inmunidad innata como una posible alternativa a los antibióticos. Un ejemplo de ello son las NK-lisinas, de las cuales hay 4 tipos en bovino y que están sobreexpresadas en animales infectados con los patógenos causantes del SRB (Chen et al. 2016). In vitro, se ha observado que muestran una clara actividad frente a M. haemolytica, P. multocida e H. somni (Dassanayake et al. 2017). Otro ejemplo, son los llamados péptidos de defensa del huésped, que son péptidos cortos y catiónicos presentes en todo tipo de organismos (amebas, plantas, pájaros, mamíferos, etc.) con un actividad antibacteriana, antiviral y antifúngica. Estos péptidos, además de tener una acción directa rompiendo la pared, membrana o envuelta del patógeno, también tienen un importante rol inmunomodulador (Hancock y Sahl, 2006). La TAP (tracheal antimicrobial peptide) es uno de estos péptidos, dentro del grupo de los péptidos de defensa del huésped llamado β-defensinas, que se encuentra sobrexpresado en animales con pneumonia (Caverly et al. 2003). In vitro se observó una potente actividad frente a M. haemolytica, P. multocida e H. somni (Taha-Abdelaziz et al., 2013). Sin embargo, en un estudio in vivo no se observaron efectos después de la administración de TAP en animales infectados con M. haemolytica (Vulikh et al., 2019).
En el contexto de estos resultados, es importante resaltar que es necesario realizar más estudios de dosis, combinaciones y tipos de administración de estos péptidos ya que hasta el momento han demostrado presentar un gran potencial cuando son evaluados in vitro, incluso frente a cepas multirresistentes a los antibióticos.
CONCLUSIONES
El Síndrome Respiratorio Bovino es un síndrome que genera bronconeumonía, principalmente en terneros de cebo y de recría, causado por virus y bacterias y en el que el estrés por el transporte y el estado nutricional del animal tiene un papel crucial como desencadenante. La baja eficiencia vacunal y la aparición de las resistencias a los antibióticos fuerza a dar cada vez más importancia a las estrategias de prevención y al desarrollo de nuevas moléculas terapéuticas. Entre la prevención priorizar un buen encalostramiento y nutrición del ternero a la vez que mantener un manejo y estado sanitario de la granja excelente, es un punto clave. Por otro lado, hay moléculas que se encuentran de forma natural en el sistema inmunitario y que tienen una acción antivírica, antibacteriana y antifúngica, por lo que ofrecen un potencial único en el desarrollo de una nueva generación de fármacos para el tratamiento de síndromes complejos y multietiológicos.
REFERENCIAS
Abutarbush et al. Can J Vet Res. 2012 Jan; 76(1): 23–32. Amat et al., 2017 Lett Appl Microbiol 2017 May; 64(5):343349. Blätter et al. 2001. Nutr & Metab. 131: 1250-1263. Caverly et al. 2003. Infect Immun.71(5):2950-5. Chen et al. 2016. PLoS One 11(7):e0158882 Czaplewski al., 2016 Lancet Infect Dis16(2):239-51. Dassanayake et al. 2017. PLoS One 12(8):e0183610 Gorden et al. 2010. Vet Clin North Am Food Anim Pract 26(2):243-59. Grissett GP et al. J Vet Intern Med 2015; 29:770-80. Hancock and Sahl, 2006. Nat Biotechnol 2006 Dec; 24(12):1551-7. Henein 2013. Bacteriophage 3(2):e24872 Hutcheson et al.1986. J. Animal Sci. 62:555-560. Korten I et al. mSphere 2016;1. McGill and Sacco, 2020. Vet Clin North Am Food Anim Pract 36(2):333-348 Miles DG. Anim Health Res Rev 2009; 10:101-3. Pardon et al. 2015. Prev. Vet. Med. 120:169-176. Richeson and Falkner. 2020. Vet Clin North Am Food Anim Pract 36(2):473-485. Renaud et al. 2017. J Dairy Sci. 100:6862-6871. Taha-Abdelaziz et al., 2013 Vet Immunol Immunopathol 15; 152(3-4):289-94. Taylor JD et al. Can Vet J 2010; 51:1095-102. Vazquez et al. 2018. Front Immunol 16; 9:2252 Vulikh et al., 2019 PLoS One Nov 26; 14(11):e0225533.
