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Glaucoma, una enfermedad
from Recoletas Salud nº14
by editorialmic
Unidad de Oftalmología
Dr. Jesús Alberto Piñuel González
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GLAUCOMA, UNA ENFERMEDAD ASINTOMÁTICA PERO GRAVE Y PREVALENTE
Hablamos de una enfermedad importante y frecuente, que constituye la
segunda causa de ceguera en el mundo según la Organización Mundial de
la Salud (OMS). Además, debemos de puntualizar que la primera causa de ceguera es la catarata, en cuyo caso podemos revertir la situación mediante una intervención quirúrgica. En el glaucoma la ceguera que padecerá el enfermo es irreversible.
El glaucoma es una dolencia de difícil comprensión para los pacientes, ya que hasta estadios avanzados no produce signos de alarma, y su detección precoz pasa por la realización de revisiones periódicas por el oftalmólogo. Incluso una vez diagnosticado correctamente muchos pacientes abandonan el tratamiento por la ausencia de sintomatología. Es complicado entender la administración de colirios de por vida o el sometimiento a intervenciones quirúrgicas que, en ambos casos, pueden acarrear disconfort y efectos secundarios, cuando en estadios incipientes y medianos de la enfermedad el paciente está asintomático.
Y otra cuestión que confunde la población es en qué consiste realmente la enfermedad, siendo esta comprensión de vital importancia para percibir la gravedad de este proceso. Es frecuente que se asimile el concepto de glaucoma al de tensión ocular elevada que, aunque es un signo frecuente de glaucoma, no es por sí misma indicativa de enfermedad.
El glaucoma es una enfermedad que afecta a una de las estructuras más importantes del globo ocular: “afecta a la cabeza del nervio óptico”. Para entenderlo mejor y de manera simple: el nervio óptico sería como el “cable” que conecta el ojo con el cerebro y transmite a éste la información visual para su elaboración. Si se destruye esta conexión el paciente deja de percibir imágenes y aparece una ceguera completa y muy invalidante.
TIPOS DE GLAUCOMA
Existen diferentes tipos de glaucoma. Todos ellos tienen en común que pueden derivar en ceguera irreversible por la destrucción del nervio óptico. De todos, el más frecuente es el Glaucoma Crónico Simple o de Ángulo abierto, siendo además el subtipo que menos síntomas produce hasta estadios avanzados. Llegados a este punto la enfermedad suele ser irreversible a pesar de un tratamiento correcto.
DIAGNÓSTICO
La tensión ocular, que tan frecuentemente se toma en lugares diferentes de una consulta oftalmológica, y siendo una práctica habitual en muchas ópticas, es una técnica adecuada y barata para la detección precoz. Pero ni una tensión alta equivale a glaucoma ni una tensión ocular normal lo descarta. Hay que valorar muchos más parámetros y realizar un seguimiento a medio plazo para diagnosticar o descartar glaucoma. Y en este sentido el único capacitado para realizar este diagnóstico es el oftalmólogo, aunque a veces incluso disponiendo de los medios adecuados no le resulta fácil.
Entre las pruebas que pueden llevar a una alta sospecha están la tensión ocular, la paqui-
metría corneal y el análisis por visualización
directa de la cabeza del nervio óptico. Todas ellas están disponibles en cualquier consulta oftalmológica. Una vez que la sospecha es alta se puede pasar a la realización de pruebas más complejas, entre ellas, las más habituales y rentables son la Campimetría Visual y la Tomografía Óptica de Coherencia (OCT). Esta última se ha convertido en una prueba indispensable para el diagnóstico y el seguimiento de la enfermedad.
Para una detección precoz se recomienda realizar una revisión oftalmológica a partir de los 45 años. Su médico oftalmólogo le aconsejará según los hallazgos de la exploración cuándo debe de realizar la siguiente. No obstante, hay grupos de riego donde las revisiones deben hacerse de forma más frecuente: personas de raza negra, pacientes de más de 60 años, familiares de personas ya diagnosticadas, diabéticos y personas con miopía grave.
No olvidemos, por tanto, que el glaucoma es una enfermedad que si no se trata adecuadamente conducirá con mucha probabilidad al paciente a una ceguera total e irreversible. Y tampoco olvidemos que, por ser una dolencia asintomática, sólo es detectable si el paciente acude a revisiones periódicas que debe realizar siempre un oftalmólogo. La exploración inicial es simple, indolora y rápida. En caso de precisar pruebas especiales tampoco se le someterá a métodos peligrosos ni invasivos. Las pruebas especiales más frecuentes son la Campimetría Visual o la Tomografía Óptica de Coherencia, exentas en ambos casos de efectos secundarios.