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Textos de Lola Oleaque Bustamante
El porqué de mi afición a la escritura
Hace cinco años una persona estimada por mí, vino a hablar conmigo. Lola vengo a pedirte un favor. Tú dirás.
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Tengo a mi tía muy mayor y la considero como una madre. Vive en un piso delante del casino de la terreta y el tic de la cuestión es que tiene una chica que le hace la comida y lo que se presente. Yo por las tardes cuando termino del cole voy a verla.
Pues lo que le pasa es que ella necesita una dama de compañía por las mañanas unas horas porque es muy habladora y sin hablar se aburre y he pensado en ti, creo que eres la persona idónea. Yo le dije que el tiempo no me sobra, pero si, lo intentaré, serían tres horas de 10 a 13.
Al día siguiente me presenté. Era una mujer encantadora y muy amable. Empezó por contarme su vida, no me aburrí e incluso se me hizo corto, los demás días fuimos cogiendo confianza como si nos conociésemos de siempre.
Ella me propuso que tenía una libreta donde hacía años que escribía lo importante del paso de los años. Quieres que te lo lea y comentamos. Me parecía bien y comentó cada situación que la vida le había traído. Y parecía que cada lectura la vivía y la hacía real.
Yo me embobaba viéndola y me transmitía cada situación, las tres horas me sabían a poco y esperaba con ansia el dia siguiente. Eran situaciones distintas, pero desmejoraban la una de la otra.
Allí empezó a contagiarme esta afición que también puse en práctica y tengo miles de anécdotas hasta hacerme un libro de mis mejores y peores momentos, casi 20 años llevo.
Llevé tiempo con la señora y luego por circunstancias ajenas se terminó, pero no olvidé ni olvidaré a la dulce dama que estoy segura que estará en el cielo.
También agraciada a mi amiga Loles por darme aquella oportunidad. Por cierto, Loles la Asistenta Social se jubila, le deseo lo mejor, te quiero.
Lola Oleaque Bustamante

Si fuera posible
Alguien el otro día me preguntó. Si volvieras a nacer, ¿vivirías de otra manera sin pensarlo?, respondí que no. Pero al instante reflexioné con calma y pensé, creo que si se me hubiera dado la posibilidad de volver a empezar la vida.
Habría charlado menos y escuchado más y no hubiera dejado de invitar gente a mi casa porque en el mantel hubiera una pequeña mancha o porque el sofá estuviera desteñido.
Habría encontrado tiempo para escuchar a la gente y comprenderla. Me habría echado sobre la hierba del campo sin importarme la mancha verde de mi vestido, a cambio, hubiera compartido los juegos con mis hijos.
Habría llorado o reído, menos contemplando las series de la tele y más observando la vida. También dedicaría más tiempo a compartir con mi marido el pasar cotidiano.
En cada embarazo habría vivido más intenso cada momento, ser consciente de que aquella realidad era maravillosa que iba creciendo, vivirla paso a paso.
También cuando mis hijos eran pequeños y me besaban emocionados, jamás les habría dicho, ¡Vale, basta ya¡ vete a lavarte las manos y a comer. ¿ Sabéis? uno de mis sueños desde mi tierna infancia lo hicisteis realidad. Cuando propusisteis la charla de la mujeres gitanas, que muy orgullosa me sentí de oírlas y poder enseñar que somos iguales más o menos. Gracias, pues por mí misma no lo hubiera logrado y para mí supuso mucho.
Sabéis me apropiaría de cada momento y lo viviría en plenitud y no dejaría que se me pasara de la mano cada instante de la vida.
Gracias,