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Ermita del Santísimo Cristo de la Veracruz

Fotos cedidas por el Grupo de Facebook Marbella y su historia.

52 La iglesia del Santísimo Cristo de la Veracruz fue construida en la segunda mitad del XVI. La primera mención sobre su existencia se remonta a 1563 por un censo sobre un solar en el arrabal “linde casas de la Veracruz”, la segunda en 1569, por otro censo en este caso ya sobre una vivienda. Todo indica su vinculación con el cercano convento de San Francisco debido a los lazos de unión entre ellos y las cofradías de la Santa Veracruz, pues fueron los franciscanos los principales promotores de estas congregaciones de disciplinantes. Los orígenes de la hermandad en la ciudad se remontan a 1563, al citarse en los testamentos la pertenencia a ella. Gozó de gran popularidad durante el Setecientos ya que, por ejemplo, en 1755 se sacó en procesión el Santo Cristo como agradecimiento por paliar los estragos que causó el terremoto de aquel año a todos los marbellíes. Este hecho, muy habitual en todas las ciudades, convierte a la imagen de la Cruz en la crónica de los agradecimientos a Cristo por su colaboración en la salvación frente a las calamidades. En cuanto a la Ermita, el Ayuntamiento libró una partida de 2.000 reales para su composición, ya que estaba a punto de desplomarse el tejado que cubría el coro. Durante la Guerra Civil fue incautada por las autoridades revolucionarias y utilizada como sede de la CNT. Los bombardeos afectaron a la cubierta del edificio, por lo que, tras la contienda, permaneció cerrada al culto hasta que se utilizó como taller del Patronato Social del Esparto. Es una ermita de planta sencilla con una sola nave cubierta con techo raso de obra contemporánea, ya que en 1844 aún se cubría de madera, como resulta de la solicitud del presbítero

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encargado de la iglesia, Gerónimo López, para cortar tres pinos en el Pinar con el objeto de reparar la sacristía. Posee una tribuna a los pies que se apoya en una columna toscana rematada por una desproporcionada zapata. El presbiterio se cubre con bóveda semiesférica de 8 nervios sobre pechinas con algunos vestigios de lo que fue la decoración vegetal en el arranque de la bóveda. Tras la cabecera conserva un camarín de fecha más tardía, probablemente de la segunda mitad del siglo XVIII, cuadrado con pilastras corintias y dobladas en los ángulos, de las que surgen pechinas decoradas con baquetones que apoyan un anillo con 16 placas recortadas con decoración floral. La bóveda semiesférica que se alza sobre éste, se divide mediante 8 nervios con guirnaldas, en otros tantos segmentos limitados por molduras con placas recortadas y que cuelgan de otro anillo muy movido. El acceso principal de la iglesia es una portada con arco apuntado sobre la línea de impostas, escudos en las enjutas y ventanal sobre ella que da a la tribuna. La existencia de este arco apuntado podría remontar su construcción a finales del XV o principios del XVI, por su solución basada en el gótico, aunque los paralelismos con las entradas de la ermita del Calvario y las del trapiche de azúcar, ambas construcción de finales del XVI o principios del XVII, con las mismas proporciones y labra muy similar, parece indicar que fue diseñada en estas fechas, por lo que estaríamos ante un remanente, bastante arcaico por lo tardío, muestra de que los estilos no llegaban aquí con la misma fuerza y prontitud.

Sobre la portada, en la esquina superior izquierda, se levanta una pequeña torre campanario de planta cuadrada a la que se añadió, a principios de 1990, un vistoso tejadillo a cuatro aguas revestido de cerámica vidriada imitando la original del tejado del camarín. En la parte trasera, en el lugar donde estaba la antigua puerta falsa, destaca el cuerpo octogonal del camarín, que muestra en el volumen superior pilastras dobladas.

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