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Nieve en agosto

NEVADAS EN AGOSTO

Hace doscientos años no hubo verano. Fue en abril de 1815 cuando el volcán Tambora en Indonesia, entró en erupción con una fuerza inusitada. Lanzó a la atmósfera tal cantidad de lava, cenizas y gases que provocó una radical bajada de temperatura que alteró el clima en todo el mundo. Las corrientes de aire transportaron la inestabilidad durante los meses siguientes, de tal manera que por donde pasaba provocaba nevadas en épocas impropias para el calendario. Hasta en el centro de España, donde el 11 de agosto Madrid amaneció cubierta por la nieve. Las lluvias fueron copiosas, lo que hizo malograr las cosechas, subieron los precios y la escasez se extendió por todos lados.

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A Málaga también llegó el frio y la nieve ese agosto. La cosecha de uva se vio arrasada a consecuencia de la bajada de temperatura y los animales —cuentan los cronistas— confundieron la estación de apareamiento. Las obras del faro de Málaga fueron paralizadas por orden del ingeniero director, en previsión de posibles accidentes laborales.

Pero fue en Estados Unidos donde los cambios fueron más extremos. Sirva de muestra que en la pequeña ciudad de Salem (Massachusetts) la temperatura pasó —el mismo día— de 32ºC a -27ºC. En Europa los daños fueron muy cuantiosos, Francia perdió completamente, debido al frio, la cosecha de vino. En Irlanda sufrieron lluvias torrenciales durante todo el verano, lo que provocó una epidemia de tifus que afectó a gran parte de la población. En Suiza la hambruna fue tal que llegaron a comer musgo como única base de su alimentación.

Volviendo a España y gracias a las investigaciones efectuadas por el departamento de Física de la Universidad de Extremadura, se ha podido conocer cómo era el clima en agosto de 1816 en la región, a partir del rico fondo documental del Archivo Histórico Municipal de Zafra. La fuente básica son las cartas del contador del duque de Medinaceli en esa población al propio duque, informándole al comienzo de sus cartas semanales del tiempo meteorológico.

Por los libros parroquiales se ha podido conocer que aquel año la producción agraria y pecuaria de nuestros pueblos fue prácticamente nula. En estos libros eclesiásticos (tazmías) quedaban anotadas las entregas anuales que, en concepto de diezmos, o décima parte de lo recolectado u obtenido por la agricultura y ganadería, entregaban los feligreses de cada parroquia.

Nono Villalta

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