Diputacion Huelva Historia Ayamonte 2018

CULTURA Y FESTEJOS

Patrocinan:

XXI JORNADAS DE HISTORIA DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE AYAMONTE

Organiza:

XXI JORNADAS DE HISTORIA DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE AYAMONTE

Ayuntamiento de Ayamonte Área de Cultura 2017

DL.: H272-2017 ISBN: 978-84-697-7889-0

XXI JORNADAS DE HISTORIA DE AYAMONTE

CELEBRADAS DURANTE LOS DÍAS 22 AL 26 DE NOVIEMBRE DE 2016

EQUIPO DE TRABAJO

María Antonia Moreno Flores Rafael Montagut Lorenzo Juan José Castellano Jové

CONCEJAL ÁREA DE CULTURA Gema Martín Flores

ORGANIZACIÓN

Ayuntamiento de Ayamonte. Área de Cultura

PATROCINADORES

Excelentísima Diputación Provincial de Huelva

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El proyecto cultural del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Ayamonte incluye, entre sus objetivos, dar visibilidad a hechos históricos que nos conforman como ciudad, a realidades que nos configuran y enriquecen como comunidad singular. Asomarse a nuestra historia es completar nuestro documento de identidad.

Las XXII Jornadas de Historia de Ayamonte están dedicadas este año al estudio de los 750 años de frontera en Ayamonte. La existencia de la frontera – una Raya en el agua – más antigua que conocemos es merecedora de unas jornadas de profundización científica.

Acuden para ello especialistas de reconocida excelencia que abordarán el tema desde diversas perspectivas. La presencia de estas personalidades supone un honor y una gran satisfacción para nuestra ciudad.

Igualmente, ha de destacarse la firme apuesta que desde este Ayuntamiento se ha querido realizar, en relación a la formación de los jóvenes, con la creación del Premio de Investigación María Luisa Díaz Santos.

En torno a las fronteras se generan vivencias únicas y relaciones originales cuya reseña dignifica a las comunidades que conviven en los espacios fronterizos.

Estas interacciones son de orden lingüístico (préstamos e interferencias en el lenguaje), de orden geográfico (apertura de vías de comunicación transfronterizas), de orden antropológico (el carácter del ciudadano fronterizo presenta rasgos diferenciales que merecen un especial estudio), de orden emocional (las relaciones de amistad y las pasiones en la frontera dan pie para una construcción literaria fascinante), de orden económico (no se conciben las economías de Ayamonte y el Algarve sin contar con el hecho diferencial de ser fronteras), y de orden cultural (los frutos en este ámbito los vemos cada día).

En la era de la globalización es hermoso reflexionar sobre la existencia de esta frontera pluricentenaria, de esta Raya en el agua, que si bien en sus orígenes fue elemento de separación, conforme han pasado los años, ha significado un acercamiento enriquecedor, un hermanamiento sólido, que emerge más que nunca en estos últimos años.

Una vez más, el Río Guadiana es el río que nos lleva a la unidad y a la integración. Como siempre, el Guadiana es el río de nuestras vidas, el río de la vida.

Alberto Fernández.

Alcalde de Ayamonte

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Hace 22 años, Antonio Manuel González Díaz tuvo la feliz idea de que Ayamonte tuviera unas Jornadas de Historia, donde ahondar en el rico legado que nos dejaron nuestros antepasados y en las que reflexionar sobre el papel que Ayamonte y su entorno ha desempeñado a lo largo de su trayectoria.

Desde entonces, numerosos coordinadores y participantes han hecho de la segunda quincena de noviembre una cita obligada con uno de nuestros más señeros referentes culturales.

Este año, y con motivo del 750 aniversario de la firma del Tratado de Badajoz, que delimitó en nuestro entorno por primera vez la frontera con Portugal, ahondaremos en este hecho histórico único, además de dar cabida a otros contenidos (León Ortega, la escuela ayamontina...) y de celebrar por primera vez el Certamen para jóvenes investigadores Maria Luisa Díaz Santos. Y así, intentamos enriquecer, más si cabe, el trabajo de quienes nos precedieron para, cada año, dotar a las Jornadas de la mayor calidad en contenidos posible.

Ese es nuestro cometido, imposible de realizar sin el equipo que abandero desde la Delegación de Cultura. A ellos, especialmente mi enhorabuena por tan excelente trabajo; a todos ustedes, desearles en esta edición el mayor de los disfrutes. ¡Que así sea!

Gema Martín Flores 1º Tte. Alcalde Cultura, Festejos, Juventud y Educación

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SUMARIO

D. Antonio José Garrido Duque, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales D. Miguel Luis Cuevas Gómez, Arquitecto D. José Enrique González Jesús, Ingeniero Técnico de Obras Públicas “Miradores o torres de Banderas de Ayamonte”.........................................................

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D. Ricardo Carro Gómez, Graduado en Historia. Universidad de Huelva “Hermandades del Descendimiento y del Santo Entierro: Estudio comparativo de sus estatutos y fundadores.” ....................................................................................

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D. Fernando Pessanha. Archivo Municipal de Vila Real de Santo Antonio

"Ayamonte na expansão portuguesa para norte de África” .....................................

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D. Jesús de Haro Ordóñez, Ldo. en Historia, especialidad Arqueología.

D. Benjamín Cabaco Encinas, Ldo. en Historia, especialidad Arqueología Náutico y Subacuática.

Dª. Elisabet García Teyssandier, Ldo. en Historia, especialidad Arqueología Náutico y Subacuática.

“Nuevos descubrimientos en el yacimiento romano de Isla Canela-Punta del Moral (Ayamonte, Huelva)” .................................................................................................... 181 D. Antonio González Díaz, Universidad de Huelva “Nuevos documentos para la historia del marquesado de Ayamonte: Su archivo y el testamento de Francisco de Guzmán y Zúñiga” ..................................................

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D. Alberto Germán Franco Romero, Escultor. Académico de Nº Academia Iberoamericana de la Rábida

“José Maria Franco: Un pintor enamorado de Ayamonte” ....................................... 235

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MIRADORES O TORRES DE BANDERAS DE AYAMONTE ANTONIO JOSÉ GARRIDO DUQUE LICENCIADO EN CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES MIGUEL LUIS CUEVAS GÓMEZ ARQUITECTO JOSÉ ENRIQUE GONZÁLEZ JESÚS INGENIERO TÉCNICO DE OBRAS PÚBLICAS

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Verdaderamente no hay fotografía panorámica de Ayamonte en la que no aparezca algún mirador, altivos, vigilantes y caracterizando la fisonomía urbana ayamontina, pero a la vez queridos, pues simplemente están ahí desde siempre aunque no conozcamos su por qué.

Poder ofrecer un texto explicativo sobre estas construcciones es un tanto difícil, pues hasta la fecha no se encuentra ningún dato o expediente sobre los mismos.

Analizadas todas y cada una de las licencias de obras en Ayamonte de 1888 a 1910 contenidas en el Legajo 669, localizado en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Ayamonte y las de 1911 a 1920 que conforman el Legajo 670, y las siguientes hasta 1950 incluidas en los 671 y 672, no ofrecen ningún dato o información sobre los miradores. Las licencias referidas se dirigían a la Comisión de Obras y Ornato y el expediente consistía en una solicitud de construcción o modificación de la vivienda o fábrica escrita en un simple folio, en la cual se presentaba la persona, exponía la propiedad de un terreno o vivienda y la solicitud de la construcción correspondiente según el plano de la fachada que se adjuntaba, de lo que se desprende como la única importancia era la terminación exterior de las viviendas y otros edificios, o por lo menos la identificación del edificio. No es hasta 1915 cuando encontramos el primer plano de distribución interior de un edificio, concretamente el de la fachada con azulejos verdes sito en la esquina entre la calle Huelva y la de Jovellanos (cuesta de la Merced), donde estuvo localizada recientemente la Oficina Municipal de Turismo y anteriormente la Biblioteca Municipal. Por tanto, anteriormente a 1915 solamente se informaba al Ayuntamiento de que se procedería a la construcción o reforma de una casa o fábrica, y se identificaba la obra con la terminación posterior de la fachada.

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Se desarrolla a continuación una exposición general sobre las torres de bandera y posteriormente otro texto de contenido arquitectónico.

Los miradores son elementos arquitectónicos localizados en las azoteas de las viviendas o fábricas con el objeto de ver la entrada de los barcos en el rio Guadiana y además conocer las capturas que traían mediante el empleo de señales.

Pocas veces un inmovilizado edificado ha tenido una obsolescencia tan rápida, y no precisamente referida al desgaste de sus materiales puesto que aun vemos sus estructuras en perfectas condiciones, sino debido a la aparición de las nuevas tecnologías, pues fue precisamente este concepto que creemos tan actual, el que dejó en desuso a los típicos miradores.

Para explicar la funcionalidad de los miradores, debemos de situarnos en el nivel tecnológico de las comunicaciones a principios del siglo XX, es decir, inexistentes, o mejor dicho, las mismas que tres siglos antes cuando se alzaron las torres almenaras, y las mismas que se empleaban en tiempos de los romanos cuando asentaban sus fábricas de salazón en Punta del Moral, simples señales visuales basadas en fogatas, espejos y metales perfectamente pulidos o coloridos trozos de telas, pero siempre dentro del campo y agudeza visual de los vigilantes u oteadores entre dos puntos distantes. El único aporte tecnológico que se empleaba en los miradores era el catalejo o telescopio.

Los miradores se construyeron entre 1905 y 1915 aproximadamente, excepto el del Consorcio que se levantó sobre 1922, pero el primer galeón a vapor matriculado en Ayamonte es el Guadiana 350-3ª de Feu Hermanos y construido en el año 1911, y el segundo el España 400-3ª de Bernardo Botello de 1917, por lo que las torres de 16

bandera tuvieron su origen en los anteriores galeones a remo y galeoncillos, como los siguientes, que se corresponden con todos los matriculados en Ayamonte y que lo son a partir de 19031:

FOLIO 187 188 189 210 215 216 227 229 262 312 318 337 347

NOMBRE

Clemencia Delfín Terrible Naranjo La Unión (Correia 1º) La Bella Nuestra Señora del Carmen Nuevo San Antonio La Carmen Juan Jesús del Gran Poder Nuestra Señora de las Angustias Piloto Reina Victoria

TRB 6,00 13,34 10,00 8,85 8,00 8,00 13,88 11,27 6,70 18,63 16,33 9,37 11,60

PROPIETARIO Feu Hnos.

Pérez Hnos.

Pérez Hnos.

Pedro Gutiérrez Feu Pérez Hnos.

En la siguiente fotografía podemos ver a un galeón a remos en Portugal, pudiendo llevar 15 remos por banda y de dos a tres marineros por remo: Se aprecia a popa la inmensa tarrafa y un palo con vela para llegar a pesquero, pero que permanecía aferrada mientras se hacía el cerco a toda la velocidad que permitían los brazos de los remeros. Pero a partir de 1911 aparecen en escena el vapor tarrafero o galeón:

1 “Libros de Registro de Matrículas de Buques” del Distrito Marítimo de Ayamonte

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El galeón tarrafero tanto a remo o a vapor había salido la tarde anterior por la barra del río, en el caso de vapor remolcando al bote panda y dos acostaos a vela, aunque posteriormente se motorizasen, siendo precisamente esa imagen lo último que veía su armador hasta que a media mañana del día siguiente volvían a aparecer las embarcaciones por la misma desembocadura que los vio partir.

Dieciocho horas en las que unos ochenta hombres y los barcos estaban solos en medio de la mar, sin comunicaciones, sin posibilidad de ayuda a excepción de la proximidad de un barco. La solución a una avería mecánica en el vapor o un caso de dolor grave de un marinero, solamente se podía solventar enviando al acostao a vela, nombrado siempre como “enviada” durante cientos de años, de regreso al puerto.

Se ha especulado que la traída de las capturas suponía un hecho importantísimo 18

por la transcendencia económica que representaba, siendo esto lo que le plantea al armador intentar conocer anticipadamente el cargamento que traen sus embarcaciones a la lota, solamente “un adelanto de dos o tres horas” 2 suponen un estimado y valiosísimo tiempo para anticiparse en algunas actuaciones comerciales con las que intentar obtener un mejor beneficio empresarial, así le permitiría a la conservera hacer acopio de latas y aceite en cantidad suficiente por ejemplo, o bien de tener a las operarias dispuestas para que el pescado no estuviera tiempo sin ser procesado.

Pero hay que hacer algunas puntualizaciones.

Desde que un acostao atracaba en la lota hasta que el pescado entraba en la fábrica, podía transcurrir unas dos horas o más. Estos barcos atracaban en batería, uno al costado del otro, por lo que era normal tener que esperar a que vendieran dos, tres o cuatro barcos, así el tiempo de espera llegaba muchas veces a las dos horas.

Las compras se hacían en lota, es decir, aunque los acostaos vinieran cargados, significaba simplemente una entrada importante de dinero en las arcas del armador por la venta, pero de ninguna forma podía llevar el cargamento directamente a su fábrica, si es que la tuviera. Para llevar varias botas de sardinas a procesarlas, debía de comprarlas en la lota como cualquier otro conservero, ser el propietario del galeón o acostaos que vendían no le daba el más mínimo privilegio sobre las compras, excepto un descuento del 10%, aunque claro está, podemos pensar en un determinado

2 Gómez Vázquez, José. Gaceta de Ayamonte. Nº 142. Junio de 1993. Pág. 15

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“respeto” de los pujantes para con el armador y en la posibilidad de comprar a un alto precio, pues realmente el comprador y vendedor eran la misma persona, aunque había que tener presente que subir el precio disminuía la rentabilidad empresarial, máxime cuando los costes de las compras se incrementaban entre un 7 y un 10% debido a los pagos que habían de realizarse al aforador, Obras del Puerto, Ayuntamiento, Cofradía y demás.

En el apartado anterior se reproducía un texto de Manuel Feu de 1941, que describe perfectamente el proceso de la lota y cómo algunos conserveros y salazoneros compraban y otros que se quedaban sin adquirir materia prima, terminaba así: Ya viene los heraldos, Lancheros y poceros anunciando la Pesca … y dicen que hay BANDERAS ALTAS, y BANDDERAS BAJAS, y SACOS, y hasta que no se ven señales todavía.

Se acercan los barcos y pasan con ellos el acompañamiento del Entierro de la Sardina … En el van los Jerarcas de la Lota con lúcidos cortejos.

Ya pasa Pin Pin (…) y los calculadores Pachilo y Potezco, Quintana y Aquellillo, Rinquintiño y Petenero (…)

Ya se abren los cuarteles y empiezan con los cálculos el reparto social de las sardinas, entre amigos allegados y afectos. (…)

Ya ruedan los rosarios de cantidades y suenan los gritos de MIO y vienen a la PUERTA las noticias imprecisas de las ventas… y hay caras sonrientes con la satisfacción, y hay caras largas con la contrariedad. Empiezan los convites e quien más vende (…) y hasta que el Sol nos quema, o la lota se acaba, aquella puerta de los Miguelitos, escuela de iniciativa y Bolsa de trabajo, es un campo de experimentación y estudio para todo el que piense en algo más que en el rendimiento de la Pesca. (…)

Otra demora importante en llegar el pescado a la fabrica, era la propia subasta.

Una vez que llegaba el acostao, subían a la barcaza los interesados en las operaciones, estos son los armadores, los conserveros, charangueros y otros compradores, los empleados del Ayuntamiento y de la Cofradía de Pescadores, los aforadores y el subastador o voceador, además de invitados y otras personas que por lo pintoresca de la situación acudían para verla.

El acostao quitaba los tablones que tapaban su bodega y entraban en ella los mencionados aforadores con el pescado por la cintura o pecho, fuese verano o invierno, haciendo un hueco entre las capturas que venían apelmazadas por la sal que 20

se echaba, consiguiéndose una carga firme para la estabilidad del barco y además que con el roce el pescado no perdiera calidad. Calculaban la pesca que traía con la aproximación que su experiencia les permitía, tanto en cantidad, como tipo o mezcla o mixtura, para a continuación salir e informar a sus compradores o armadores de lo calculado: “El barco tiene sobre las 20 botas, agárrate más bien a más que no a menos, y mete una puntilla de pescao chico” 3 “Mete mucho pescaíto chico, quizás más de la mitad del puñao, pero no tiene más de las 19 o 20 botas.” 4

A partir de que todos habían tenido la oportunidad de conocer lo que traía el acostao en su bodega, comenzaba la subasta cuando el voceador, empleado del Ayuntamiento cantaba los precios hasta que alguno de los presentes decía “mio” (siendo por lo que a esta acción se le denominaba “amiar”) y compraba las capturas.

Una vez adquirida la carga de pescado de una embarcación, el acostao dejaba su sitio en la lota y se dirija al embarcadero de la fabrica compradora, allí lo primero que había que hacer es desapelmazar la carga de sardinas en la bodega, colocando una madero con una canasta o cesto con sal en el tambucho de la bodega y vertiendo agua en ella para que fuera cayendo a modo de colador a la bodega y poco a poco poder separar los pescados; el “acopejador” era el encargado de esta tarea mencionada, deshaciendo el bloque amasado de peces, teniendo por lo general la estima de alta categoría laboral, pues los Maestros de fábrica necesitaban a personas de oficio que no dañaran los peces, por lo que algunos eran contratados con sus propias cuadrillas para todas las tareas de acarreo: ayudante de acopejador, operario en la boca de la bodega, guindola, tabla, carrillos, etc.

3 Gómez Vázquez, José. Gaceta de Ayamonte. Nº 170. Septiembre de 1995. Pág. 19 4 Gómez Vázquez, José. Gaceta de Ayamonte. Nº 170. Septiembre de 1995. Pág. 19

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Por otro lado, adquirir cientos de litros de aceite no era algo que pudiera conseguirse en un par de horas, puesto que los proveedores ni siquiera eran de Ayamonte, lo mismo ocurría con la posibilidad de poder obtener unos millares de paños de hojalata con proveedores que pudieran encontrarse en el Norte peninsular y que había también que litografiar, proceso que como se puede entender no es rápido: “…el 29 de junio de 1949 el Catalina logra un buen lance de 70 botas de boquerones … pero valieron poco dinero pues las fábricas estaban faltas de aceite y hojalata” 5 Aun así se lograba conocer la cantidad de botas o kilos que traían los barcos, y eso influía en la manipulación del mismo o el tipo de lata a emplear por ejemplo, pues no era lo mismo procesar sardinas que caballas o boquerones, o sardinas pequeñas o mayores.

La existencia de los miradores no queda justificada por el adelanto en la adquisición de otras materias primas empleadas en el proceso productivo.

Conocer adelantadamente las capturas podía haber servido como se ha indicado, para disponer de personal en número suficiente, pero es verdad que se contaba con un sistema muy arraigado, perfecto y tan rápido como la velocidad del sonido para llamar a las operarias mediante los pitos o sirenas de las fábricas, por lo que la comunicación fábrica-trabajadora era instantánea, y las mujeres estando en sus tareas domésticas sólo necesitaban oír el pito de su conservera para ponerse el delantal, coger las tijeras y salir “pitando” al trabajo. Cualquier operaría podía estar en su puesto de trabajo en el tiempo preciso de bajar la calle Galdames hasta la fábrica de Concepción, o del barrio del Arrecife hasta las fábricas de Pérez y Feu o Vázquez, es decir, diez o quince minutos, tiempo más que suficiente pues desde que se adquiría la carga de la bodega de un acostao hasta que se alijaba y se introducía en la fábrica, pasaba mucho más tiempo, por lo que tampoco en este caso está justificada la existencia de las torres de bandera.

En la imagen realizada en 2014, podemos ver el interior de la última planta del mirador de los Vázquez, en la que aun se encuentra el butacón desde el cual pasaba largas horas de vigilancia Manuel Vázquez Barroso y posteriormente Manuel Gómez Barroso.

También se piensa en que las torres de bandera fueran un signo de distinción o suntuosidad, pero a excepción del de los Pérez, los demás no tienen ornamentación alguna.

5 Gómez Vázquez, José. Gaceta de Ayamonte. Nº 144. Agosto de 1993. Pág. 16

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Todas estas puntualizaciones sirven para ofrecer otra explicación a la funcionalidad de los miradores, pues si bien no hay testimonio oral o escrito sobre la necesidad económica y empresarial de adelantar el conocimiento de las capturas que traían los barcos, estas torres pudieron incluso no tener esa base funcional, simplemente servían para aplacar la curiosidad del armador por saber cómo había ido la pesca, y así fue hasta el final de los galeones. El tarrafero, levantado desde temprano, esperaba hasta el medio día o más para ver aparecer sus embarcaciones, muchas horas que podía reducir en dos o tres como se ha indicado, mediante la observación con un catalejo desde lo alto de su mirador. Una vez que veía las embarcaciones y la pesca que traían, iba al muelle a esperar, comenzando sus relaciones diarias con el resto del gremio.

Que una persona como José Gómez Vázquez no haya explicado nada al respecto, es indicativo, y solamente se refiere a los miradores para “conseguir un adelanto … en saber la pesca obtenida”. La Revista Ibérica en su número 296 del 4 de octubre de 1919, en la página 195, después de explicar todo el proceso de pesca con tarrafa, simplemente indica que “También en las fábricas de conservas se colocan puestos de observación para seguir las operaciones de las flotillas pesqueras y su arribada al puerto”, sin ofrecer ninguna otra explicación.

Si inicialmente era el armador el que vigilaba en persona desde su mirador, en otros casos era una persona de confianza a la que se le encomendaba la tarea, lo que a su vez permitía al propietario personarse a primera hora de la mañana en su fábrica, por ejemplo en la torre de los Pérez miraba Luis “El Ronqueño”

No fue hasta 1947 cuando: “Por entonces empezaron a instalar a bordo algunas tarrafas las emisora de radio y por ello era arraigada costumbre conocer en la distancia la pesca que el acostao traía, a lo que se dedicaba un empleado de la Cofradía de Pescadores, el muy formal Aurelio, que desde el mirador de la fábrica del Consorcio Nacional Almadrabero, a través de potentes gemelos, distinguía la señal que traía a bordo el auxiliar” 6

Ya no miraba cada armador, el gremio se reunía próximo a la lota en la denominada “Puerta de Los Miguelitos”, pasando horas entre cafés del bar de “Manolito el Sordo” y charlando sobre los temas del sector, esperando las noticias sobre las capturas.

6 Gómez Vázquez, José. Gaceta de Ayamonte. Nº 142. Junio de 1993. Pág. 14

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Por tanto, es justamente hasta mediados del siglo XX que el empleo de señales era la única forma de comunicación entre las embarcaciones y el puerto. Dichas señales no eran únicas a principios del siglo, cada armador podía tener el código que quisiera puesto que era una comunicación personal entre sus embarcaciones y él propiamente, que estaba desde hacía varias horas en lo alto de su mirador.

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Tenemos aquí un ejemplo de cómo se establecían los códigos, en este caso correspondiente al galeón Catalina 461-3ª:

Fundamentalmente el “Relleno de los Pérez” realizado en los años 20 del siglo XX, que alejaba a estos primeros miradores de la primera línea para irlos dejando relegados entre las calles de Ayamonte, junto con la lógica de unificar los esfuerzos en un único punto y sustituir las tediosas horas de espera de los armadores por una única persona que se encargara de la vigilancia, hizo que se utilizara el mirador del Consorcio Nacional Almadrabero como único centro de observación, claro está, que ya no se podía mantener un código de señales por cada armador, unificándose los mismos. Ejemplos de estas señales son las que se expresan a continuación, unas según lo escrito por José Gómez Vázquez en el nº 142 de la Gaceta de Ayamonte de Junio de 1993, en sus páginas 14 y 15 • “Un Saco”: una señal o trapo oscuro a popa, indicando que traía “una manchita” es decir, de 1 a 4 botas.

• “Bandera popa”: una bandera española en el palo de popa suponía de 5 a 9 botas.

• “Bandera arriba’l palo” una bandera española en lo alto del palo mayor eran 10 botas o más.

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y otras según el testimonio que me transmitió Pedro Jesús Flores: “Un Saco”: de 2 o 3 botas.

“Bandera popa”: unas 7 u 8 botas.

“En la trallera”: sobre 10 botas “Bandera arriba’l palo” para más de 10 botas.

Los miradores se localizaban en los altos de las viviendas de los armadores, conserveros o en las fábricas y se denominaban según sus apellidos:

1. Mirador de los Pérez

Localizado en la calle Trajano es visible desde el Paseo de La Ribera y “sobre una hermosa construcción de tres plantas” 7. Es sin duda el más monumental y ornamentado..

Tiene asignado el número 077 como elemento del Catálogo de Bines Protegidos del Término Municipal de Ayamonte, con el siguiente grado de protección: Ordenanza 4, Grado 3, Protección Ambiental.

7 Moreno Flores, María Antonia. Catálogo Histórico de Ayamonte. Pág. 178

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Posiblemente construido en 1903 cuando la obra de la fachada y en opinión de Pedro Jesús Flores, quizás fuese esta la primera torre de bandera que se levantara en Ayamonte, lo que puede corroborarse con la siguiente postal fechada en correos en 1910, por lo que debió haber sido realizada unos años antes:

De planta rectangular, su interior mide 3,12 m de ancho y 4,15 de largo, consta de dos plantas, la de abajo con acceso directo desde la azotea mediante una puerta situada bajo la arcada de la escalera de doce peldaños que permite a su vez el acceso a la planta de arriba y localizadas en el lado de poniente. Posee ventanas en todos sus lados y no tiene acceso a la azotea del propio mirador.

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2. Mirador de los Feu

Se corresponde con una nueva edificación de 2009 -2010, proyecto de obra consistente en la recuperación del antiguo mirador que existía en la edificación y que fue demolido hacía años por encontrarse en ruina. El técnico que suscribió el proyecto de obra, tras recabar la información oportuna sobre situación y dimensiones, consideró muy interesante la recuperación de estos elementos singulares y la imagen arquitectónica de la ciudad, además de su historia vinculada a la mar y la industria

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conservera, considerando su inclusión como elemento de interés del Catalogo de Bienes. En opinión de Ignacio Cucala Feu el antiguo mirador debió de ser construido sobre 1906 o 1907, puesto que en 1912 ya quedaba constancia de su existencia.

El mirador tenía una estructura muy simple de dos plantas, accediéndose a la primera desde la azotea del edificio mediante una escalera de material y de ésta a la segunda por otra escalera de madera. Se podía acceder a la azotea de la torre de bandera mediante la trampilla que existía en el techo subiendo a una escalera de tijera de madera que siempre se encontraba abierta y dispuesta para ser utilizada. La azotea tenía un pretil de unos 50 cm en todos sus lados menos en el del norte, tal y como se aprecia en la fotografía adjunta.

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3. Mirador de los Vázquez

Más conocido también como de los Gómez, construido por Manuel Vázquez Barroso y ubicado en la Avenida de Andalucía.

Tiene asignado el número 078 como elemento del Catálogo de Bines Protegidos del Término Municipal de Ayamonte, con el siguiente grado de protección: Ordenanza 4, Grado 3, Protección Ambiental.

Posee tres plantas y acceso a su azotea.

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En la foto anterior propiedad de la familia Gómez podemos apreciar como Rafael Gómez Vázquez miraba a través del catalejo.

4. Mirador de Domingo Vázquez

En esta imagen se pueden observar a la izquierda la mitad del mirador de los Pérez, en el centro el de los Feu y a la derecha el de Domingo Vázquez.

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Mirador con bastante similitud al de los Feu y al que se accedía al mismo desde la azotea de la vivienda subiendo por una escalera de madera con peldaños de losetas, al igual que las que había en el interior. Tenía acceso a la azotea del mirador.

En la fotografía de Toño Méndez podemos ver cómo pudiera ser la actual calle Real con el mirador insertado por Enrique González:

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Domingo Vázquez se trasladó de vivienda antes de la Guerra Civil a otra en la calle Felipe Hidalgo, en la que construyó otro mirador y según el testimonio de la anterior propietaria de la vivienda, cuando su familia la adquirió solamente quedaba una desvencijada escalera de madera que tuvieron que eliminar. El mirador consistía en otra habitación superior construida a tal efecto. Dicha escalera subía hasta la parte superior de las dos habitaciones que existían en la azotea, por otro lado elemento muy común dónde se iniciaba la construcción de los miradores, como vemos en la anterior fotografía. En la esquina superior derecha podemos ver el mirador:

Esta es la localización actual en la calle Felipe Hidalgo:

Mirador del Consorcio La fábrica de Vázquez y Márquez se localizaba en el vértice que hacían el rio Guadiana y el estero de La Ribera y delante de la misma, dando al río, un terreno desocupado.

Exteriormente la fábrica tenía una gran chimenea y un patio en el lado de levante, posteriormente se construyó una nave con orientación norte-sur.

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Esta es la localización actual en la calle Felipe Hidalgo:

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5. Mirador del Consorcio

La fábrica de Vázquez y Márquez se localizaba en el vértice que hacían el rio Guadiana y el estero de La Ribera y delante de la misma, dando al río, un terreno desocupado.

Exteriormente la fábrica tenía una gran chimenea y un patio en el lado de levante, posteriormente se construyó una nave con orientación norte-sur.

En base a la evolución económica de la firma, se plantean la ampliación de la empresa, ocupando el terreno contiguo una vez obtenida la concesión del terreno, ejecutando la ampliación de la fábrica.

A partir de esa orilla del Estero (la actual calle Médico Rey García), se realiza el denominado Relleno de los Pérez, finalizado en torno a 1924 y que supone la creación de viviendas y muelles en los terrenos ganados al estero de la Ribera. Increíblemente 36

se localizan dos fotografías en las que se aprecia cómo se realizan las obras de toda la esquina del Muelle, y en las que con dificultad se observa cómo están construidos ya los muros pero aun no hay techumbre. Es en estos momentos cuando la firma Vázquez y Márquez, al construirles delante de sus instalaciones decide hacer un mirador, el cual como podemos observar, se encuentra sin terminar.

El 20 de marzo de 1928 se creó el Consorcio Nacional Almadrabero y se instala en las localidades dónde tradicionalmente existían almadrabas, por lo que era clara su presencia en Ayamonte. No se optó por la construcción de nuevas instalaciones, sino por la “ocupación” de las que les parecían ser idóneas a sus dirigentes. El Consorcio

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se instala así en la fábrica Vázquez y Márquez, mientras que el mirador pasa a ser denominado comúnmente como “el del Consorcio”

De cualquier forma, este mirador pasa a concentrar la actividad de vigilancia que se venía realizando en todos los demás, quizás por su proximidad al muelle o por la cantidad de capturas de atún que centralizaba frente a las de sardinas. Como se ha expresado antes, ya en 1947 un empleado de la Cofradía se encargaba de ese menester para todos los barcos.

Es quizás la torre de bandera más elemental y funcional, de planta cuadrada y, según se observa en las fotografías, parece ser que tenía cuatro plantas, se accedía desde el lado norte y tenía únicamente ventanas en todos los lados de la última planta, a excepción de otra en la segunda planta y orientada a poniente. Tenía una azotea accesible dónde se instalaron las antenas de radio para las comunicaciones con las embarcaciones.

En este mirador se colocaba una bandera para informar a las operarias del otro lado del Guadiana para que acudieran a la fábrica.

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En esta última imagen se puede apreciar cómo ha sido derribada la nave y lo que queda del mirador.

Su existencia finalizó cuando se derribaron todas las instalaciones del Consorcio para la construcción de locales y viviendas en toda la manzana.

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6. EL MIRADOR DE LOS GÓMEZ (VÁZQUEZ-GÓMEZ).

ARQUITECTURA DOMÉSTICA PARA USO INDUSTRIAL. Apartado realizado por Miguel Luis Cuevas Gómez. Arquitecto.

Con motivo de la participación en la XX edición de las Jornadas de Historia de Ayamonte, bajo el título “MIRADORES O TORRES DE BANDERAS DE AYAMONTE”, se expone a continuación extracto de la ponencia de Miguel Luis Cuevas Gómez sobre el mirador de los Gómez (también conocido como de los Vázquez).

Ubicado frente a la dársena donde antaño tenían acceso los viejos buques, se alza sobre un edificio residencial de dos plantas que presenta su fachada y acceso principal a la Avenida de Andalucía, vía que corre por la ribera y cuyo firme y talud conforman su margen urbano. Dicho edificio es el resultado de la unión de dos edificaciones, teniendo por ello fachada al la calle Huelva, que discurre paralela a la anterior.

Construido por Manuel Vázquez Barroso a principios del siglo XX sobre el edificio existente que constituía su vivienda, como elemento de uso privado perteneciente a la actividad familiar en la industria conservera local, como tantos otros miradores de la localidad, cayó en desuso con la aparición e implantación de la radio en la industria. sobre los años 40.

Actualmente la edificación se conserva prácticamente en su estado original, y está recogido en el Catálogo de Bienes Protegidos del Término Municipal de Ayamonte complemento protegido número 078 con grado de protección: Ordenanza 4, Grado 3, Protección Ambiental.

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La edificación, debido al desuso y deterioro de sus materiales y sistemas constructivos con el paso del tiempo y ataque de xilófagos, ha sufrido un moderado envejecimiento, siendo necesarias únicamente algunas actuaciones puntuales de reparación (sustitución del forjado de su segunda planta, reparaciones en revestimientos y recalce debido a cierta inclinación apreciada recientemente), así como diferentes composiciones cromáticas a lo largo del tiempo.

El edificio sobre el que se eleva el mirador es una construcción residencial de dos plantas entre medianeras, producto de la unión de dos edificios contiguos por sus traseras con orientación en el eje norte-sur y fachadas a sendas calles paralelas como se ha comentado antes, dando como resultado dos viviendas, una en planta alta a la que pertenece el mirador, y otra en planta baja.

Con estructura de muros de mampostería y ladrillo cerámico macizo tomados con argamasa y mortero de cal, estos se disponen paralelos a fachadas, con cierto sesgo entre ellos producto de la adaptación histórica de lindes y viales al sucesivo serpenteo de cotas y línea de la ribera hasta el encauzamiento y urbanización actual. Se suceden ocho lienzos portantes de aparejo de ladrillo y mampostería de fachada de la Avenida de Andalucía (fachada sur) a la fachada de calle Huelva (fachada norte), incluyendo ambas fachadas.

Los forjados son tradicionales de viguetas de madera y revoltón unos, y con entramado de listones otros, acabado en solería de baldosas hidráulicas con diferente composición y diseños según estancias. En azotea solería de ladrillo cerámico macizo 41

a la andaluza. Los pisos del mirador son de este último sistema (excepto el forjado que se sustituyó que es un entramado liviano de tablones de madera simplemente apoyados sobre rollizos por la necesidad de aligerar carga), apoyados en forjados simples de rollizos de madera.

Accediendo desde la Avenida de Andalucía se sube a la vivienda de planta primera por escalera que desembarca en la segunda crujía, crujía de distribución y cocina, aledaña al primer patio que ocupa la mitad de la tercera crujía y desde el que arranca otra escalera al aire que accede a la azotea sobre la cuarta crujía y frente al mirador, que se alza sobre el cuerpo del lavadero, ya sobre la quinta crujía, a 12 metros del plano de la fachada principal desde la que hemos comenzado este recorrido.

Así pues el mirador, en consecuencia con su naturaleza, busca ganar altura y se ubica sobre la parte existente más elevada del la edificación que la acoge: el lavadero de azotea, un elemento tradicional en los edificios de viviendas en estas latitudes y que constituía el centro neurálgico de las labores e intendencia domésticas, desde el cual, se accede. Con esto el mirador se construye arrancando sobre una cota de 10,60 metros sobre la cota de acera de calle (azotea del lavadero existente) y por lo tanto a una cota de unos 12,00 metros sobre el nivel del mar, a partir de ahí comienza el mirador propiamente dicho: tres plantas sobre el volumen del lavadero, con una altura propia de 8,53 metros, llegando hasta una altura de coronación de su cornisa de 19,13 metros sobre el firme acerado (unos 20,53 metros sobre el mar), siendo la 42

cota de piso de su última planta de 15,63 metros sobre acerado (unos 17 metros sobre el mar, con lo que un observador gana una cota de unos 18,70 metros desde una de sus cuatro ventanas de dicha planta).

Teniendo el cuenta lo anterior, si entendemos el mirador como una construcción que se apoya sobre otra (entendiendo sus diferentes naturalezas: una de carácter industrial, territorial. Otra de carácter doméstico), podemos decir que la “cimentación” del mirador son los muros del lavadero, el cuerpo más alto de la vivienda a la que pertenece.

PLANTA NIVEL LAVADERO

Sobre éstos, sobre su misma directriz horizontal que marcan los planos verticales portantes ligeramente oblicuos (huella cristalizada en forma de materialización constructiva de un devenir fluvial dinámico, geológico) se elevan las fábricas portantes del mirador, cual esbeltos zancos de ladrillos cerámicos macizos con pies de mampostería que se apoyan sin pedir permiso pero sin estorbar al cuerpo inferior, sucediendo uno al otro, sirviendo el otro al uno.

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PLANTA PRIMERA

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PLANTA SEGUNDA

PLANTA TERCERA

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PLANTA CUBIERTA AZOTEA

De esta manera, partiendo del extremo este sobre el cuerpo del lavadero, sobre algo más de la mitad de su planta y tomando como cerramiento de orientación este el plano medianero, de unos 18cm de espesor, se elevan a base de fábricas de ladrillo aparejado 30 cm de espesor sendos lienzos de largos 2,80 metros (muro sur) y 3,20 metros (muro norte) ligeramente oblicuos (lo que da como resultado una planta ligeramente trapezoidal), que parten de los muros que crecen desde los que conforman la quinta crujía de la edificación, (contados desde la fachada principal, sur), conformando las dos primeras plantas del mirador; de ahí los muros principales de la crujía distribuyen su peso hasta la cimentación corrida a unos 21-22 metros en el terreno de desde la coronación. El cerramiento oeste es una leve lámina de rasillas cerámicas de 7 centímetros de espesor que se apoya en el forjado del lavadero y en los sucesivos de planta del mirador, por lo que carece totalmente de capacidad portante, y es un consciente ejercicio técnico de limitar al máximo las cargas sobre su base (el forjado del lavadero, en el que se sustituyeron dos viguetas por otras de mayor canto, 20 cm, bajo la vertical de este cerramiento), y en definitiva del mirador.

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Esta conformación en dos plantas supuso una primera fase en la vida de la construcción de cuya duración no tenemos datos. De hecho, el piso de la actual planta tercera fue la azotea de esta primera fase, de la que se conserva, cegado, el sumidero y bajante de aguas pluviales embebido en recrecido adosado interior al cerramiento este, que tenía a su vez una función rigidizadora de la vertical sobre las solicitaciones y movimientos norte-sur (perpendiculares a las fábricas portantes).

No debió se mucho después cuando se realizó el recrecido que supuso la tercera planta, ejecutada sobre cuatro pilastras de ladrillo de unos 20x20 cm de sección y 2,25 metros de altura, apoyadas en los ángulos de la planta, culminadas 48

en dos vigas sopandas de madera sobre las dos pilastras norte una y las otras dos sur la otra, componiendo un conjunto arriostrado por dos tirantes metálicos de sección circular de 20mm de díametro. Sobre estas sopandas se apoya el forjado de cubierta, de tablero de ladrillo cerámico a la andaluza sobre rollizos de madera, a 2,50 metros, que se alabea hacia el ángulo noroeste para evacuar las aguas pluviales por sumidero que las conduce mediante bajante de piezas cerámicas machihembradas hacia la azotea norte, cuatro pisos más abajo en la base del lavadero.

El acceso a cada planta desde el piso del lavadero tiene lugar desde el extremo este de cada planta mediante escalas de madera que apoyan en el muro norte, con un ancho variable encajado en el hueco dejado por la separación tres viguetas (eliminada

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la de en medio). A la cubierta azotea se accede mediante hueco cerrado con trampilla de chapa metálica. Aquí, un pretil moldurado de entre 65 y 80 cm de altura corona la planta ligeramente trapezoidal de 11 m2 , el cual, con un espesor continuo de 15 cm (24 en coronación moldurada) tiene cierto poder rigidizador.

Todas las plantas presentan ventanas a las cuatro fachada excepto la primera planta, que carece de ventanas en sus lados oeste y este. Los huecos, de unos 50x80cm aún conservan en casi todos sus carpinterías correderas, cuyos marcos están adosados en el interior de tal forma que, una vez abierta la hoja deslizante, deja la totalidad del hueco libre.

Se da el caso que las ventanas presentan una estética cuidada mediante marco moldurado en aquellas fachadas que son observadas desde el caserío circundante (fachadas norte y este), careciendo de ello en aquellas desde las que se observa. En los tiempos de vida del mirador sus fachadas principales desde el punto de vista estético eran aquellas, dado que las avenidas, dársena y parque desde los cuales disfrutamos de una vista privilegiada del mirador eran marismas y caños fluviales.

Las fachadas principales desde el punto de vida de su uso eran por lo tanto la sur y oeste.

Desde ahí se tiene un visión de horizonte de unos 200 grados de amplitud sur de este a oeste, líneas límite éstas tangentes al discurrir de la calle Huelva, no en vano, huella de lo que fue en tiempos ribera acantilada a partir de la cual se eleva la orografía base del caserío de Ayamonte, la cual limita al norte la visión de horizonte 50

desde el mirador. Los dominios visuales desde esta cota son: Toda la desembocadura del Guadiana (5 Km, Sur), abarcando la ribera de Vila Real do Santo Antonio (31,7Km, Suroeste) y los caños de las salinas de Castro Marim (1,1 Km, Oeste); toda la marisma hasta las arenas de Isla canela (5,5-7 Km) y sus caños desde el entrante de Canela (1,4 Km, Sur) a la desembocadura del río Piedras entre Punta del Moral e Isla Cristina (7,3 Km, Este), cuyo puerto (6,7 Km) podía divisarse empleando el imprescindible telescopio catalejo.

Así pues, el mirador ayamontino es un elemento territorial, vinculado a una actividad industrial, a su vez, por las características locales de ésta, vinculado a un edificio particular, familiar, doméstico sobre el cual se implanta, directamente ligado a lo más íntimo del funcionamiento de la casa. En este caso se vincula al edificio base por su lavadero, ubicado junto a uno de sus patios de luces, en la vertical de uno de sus aljibes, desde el que se extraía el agua, cuya superficie queda a 20 metros bajo la coronación del mirador, en lo más profundo de la casa.

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Hoy día es una metáfora construida que habla sobre lo que fue no hace muchos años la vida local, un equilibrio entre dos opuestos:

El mirador, aéreo, territorial, vigía de lo que se extraía con mucho esfuerzo de la inmensidad natural y salvaje del mar, receptor (y ¿acaso emisor?) de señales mediante un lenguaje perdido con la información de lo que horas después sería el porvenir, aliento, la vida y riqueza proveniente de la industria neurálgica de la ciudad…

Directamente relacionado con lo más profundo de la casa: el aljibe, excavado, construido, las mismas aguas territoriales ahora filtradas, domesticadas, amansadas, extraídas a discreción desde el lavadero, centro neurálgico funcional de la casa, sin cuya existencia sería casi imposible su vida.

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HERMANDADES DEL DESCENDIMIENTO Y DEL SANTO ENTIERRO: ESTUDIO COMPARATIVO DE SUS ESTATUTOS Y FUNDADORES.

RICARDO CARRO GÓMEZ

GRADUADO EN HISTORIA. UNIVERSIDAD DE HUELVA

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Estimados lectores, en primer lugar, quisiera exponer mi agradecimiento al Ilustrísimo Ayuntamiento de Ayamonte, por la larga, impoluta y brillante trayectoria de las Jornadas de Historia de nuestra localidad. En segunda instancia, al Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental y Archicofradía de Nazarenos del Santo Entierro, Descendimiento de la Cruz y Nuestra Señora del Mayor Dolor, por la confianza y responsabilidad depositada en mi persona, para en la realización del presente trabajo, incluido en los actos conmemorativos del 75 aniversario de la fusión de las cofradías de Santo Entierro y Descendimiento de Cruz. Más si cabe realzar más el citado agradecimiento, por ofrecer la posibilidad a las nuevas generaciones de sumarnos a la vida cultural de Ayamonte.

A su vez, me es indispensable agradecer la máxima y desinteresada colaboración a Doña María Antonia Moreno Flores, Archivera del Ilustrísimo Ayuntamiento de Ayamonte, y a Don Antonio Sánchez González, profesor titular de la Universidad de Huelva.

Sin la suma de estos factores, jamás hubiera tenido el honor de formar parte de esta publicación.

INTRODUCCIÓN

El reflejo de la existencia y desarrollo de las cofradías y su reglamentación nos muestra el papel activo del laicado en la Iglesia Católica1. Debido a su naturaleza, las cofradías no han sido instituciones concebidas como productoras y conservadoras del patrimonio más menospreciado: el documental. Aunque no haya sido su propósito, la actividad de las cofradías ha generado este tipo de patrimonio, muy valorable en

1 Sánchez Herrero, J.: CXIX Reglas de Hermandades y Cofradías Andaluzas. Siglos XIV, XV y XVI. Huelva. Universidad de Huelva. 2002.

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su estudio y consideración2. Por ello, y siempre contextualizando en nuestro entorno más próximo, tras los pasos ya dados por la Hermandad de la Soledad de nuestra localidad, se inicia la andadura requerida en nuestras cofradías, como punto de partida en el estudio, conservación y consideración de su patrimonio documental.

La base documental que se ha utilizado han sido unas copias, compulsadas y validadas para su estudio, de los Estatutos de las Cofradías del Descendimiento de Cruz y Santo Entierro respectivamente. Ante ello, nuestro primer objetivo fue la búsqueda de los documentos originales. Algo tan esencial en la fundación de un organismo como son sus estatutos, normalmente aparecen formalizados en un archivo independiente a un libro de actas. Por ello, se ha tomado como base la copia compulsada, ya que contiene la aprobación de la autoridad eclesiástica.

Por su parte, el Estatuto original de la Hermandad del Santo Entierro se encuentra en el Acta nº2 del libro de actas de dicha cofradía. Dicho libro comprende las actas de la cofradía desde 1897 hasta 1976, y se encuentra en el seno de la Cofradía.

En el caso del Descendimiento, me dirigí al Archivo Diocesano de Huelva, sin resultado. Ante ello, Don Antonio Sánchez González, me ofreció su colaboración, al iniciar dicha búsqueda en el archivo del Arzobispado del Sevilla, debido a que hasta 1953 no existía el Obispado de Huelva, y por tanto, nuestra demarcación territorial, quedaba bajo el gobierno de la Arzobispado hispalense3. De nuevo, esta nueva búsqueda no tuvo resultado.

Siendo totalmente necesario, antes de la comparación de ambos estatutos, nos inmiscuiremos en el contexto histórico referido a la fundación de ambas cofradías, es decir, finales del siglo XIX, y en concreto, 1894 para Descendimiento y 1897 para Santo Entierro. Para ello será necesario aportar una visión histórica, demográfica e introductoria de la Cofradía que tenemos como objeto de estudio.

Para finalizar, nos adentraremos en el estudio socio-económico de los fundadores de ambas cofradías, como aportación de este ámbito de estudio, clave en su desarrollo.

2 López Gutierrez, Antonio. J; Rodríguez Mateos, Joaquín: Los archivos de las hermandades religiosas. Sevilla. Ed. GEA. 1993.

3 Véase en: http://www.diocesisdehuelva.es/index.php/diocesis/historia/.

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CONTEXTO HISTÓRICO

En toda investigación o estudio histórico es necesario un factor clave y determinante: su contexto. Todos los hechos acaecidos guardan interrelación con su más próximo entorno, con su historia, y no aparecen y se desarrollan de forma independiente. Teniendo en cuenta todo ello, debemos centrarnos tanto en el contexto histórico del enclave en el cual se aún conserva su actividad la Hermandad Sacramental del Santo Entierro, Descendimiento de Cruz y Ntra. Sra. del Mayor Dolor: Ayamonte.

Nos situamos a finales del siglo XIX, en concreto, en los años de fundación de la Hermandad del Descendimiento, en 1894, y la Hermandad del Descendimiento en 1897. En estos momentos, nos situamos en el momento conocido como la “Restauración Borbónica” (1874-1931), en concreto, durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, debido a la minoría de edad de Alfonso XIII. Por lo tanto, ya observamos el panorama político en el cual se desenvolvió las fundaciones de ambas cofradías.

El sistema de la restauración fue obra de Antonio Cánovas del Castillo, político y líder del partido conservador. Dicho sistema se basaba en la alternancia de los dos grandes partidos: Conservador y Liberal, apoyado legislativamente por la Constitución de 1876. Mientras Cánovas lideraba el Partido Conservador, como ha sido mencionado anteriormente, Sagasta haría lo propio con el Liberal. Este sistema garantizaba la marginación del resto de tendencias políticas, destacando Carlistas, Socialistas y Republicanos. El pacto de los resultados electorales, la manipulación de las elecciones y el reparto de cargos serían la hoja de ruta de este sistema corrupto, por la propia naturaleza que relatamos. Así, el turnismo de estos dos grandes partidos se desarrolló a finales del siglo XIX e inicios del XX en nuestra localidad4.

Desde el punto de vista demográfico, la población ayamontina alcanzó la cifra de 7.387 individuos en 1895, siendo este dato conocido gracias al Padrón Municipal de ese mismo año. La población se distribuía en los distritos de las Angustias, la Merced y el Salvador. A los mismos se unen, los núcleos externos de Pozo del Camino, Punta del Moral y Canela. El papel entrante del distrito de las Angustias, 4 González Díaz, A.M.: La Provincia de Huelva. Historia de sus Villas y Ciudades: Ayamonte. Ed. Diputación de Huelva.

Servicio de Publicaciones. Huelva. 2014.

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suponía la inclusión de la población de los núcleos externos a las tres collaciones. Así estos tres distritos se comprenderían en dos núcleos urbanos: La Villa y La Ribera. El primero de origen medieval y el segundo de origen moderno5.

En las presentes tablas podemos observar la distribución de la población, atendiendo tanto al criterio del núcleo urbano como al distrito6: DISTRITOS

POBLACIÓN

Primer distrito- Angustias-Núcleo urbano

3207 Individuos

Primer distrito- Canela y Punta

181 Individuos

Segundo distrito- Merced

1863 Individuos

Tercer distrito- Salvador Núcleo urbano

1262 Individuos

Tercer distrito- Aldea de Pozo del Camino y caseríos del término

874 Individuos

NÚCLEO URBANO

POBLACIÓN

% RESPECTO DE LA POBLACIÓN TOTAL

La Ribera

5070 (Angustias y Merced)

68,6

La Villa

1262 (Salvador)

17

Total

6332

85,7

Población del Municipio

7387

100

En las mismas observamos las diferencias entre los núcleos urbanos, La Villa aparece retraída con respecto a la Ribera, tanto en número de población como en las profesiones de las cabezas de familia, siendo más humildes y de escaso peso económico, prevaleciendo la agricultura. En el caso de la Rivera, los trabajos relacionados con el mar prevalecerán7.

5 Moreno Flores, M.A.: “Ayamonte: Dos mundos a fines del siglo XIX”, en Feria Martín, J. y De Lara Ródenas, M.J.: La Historia de la Provincia de Huelva: Balance y perspectivas. Ed. Diputación de Huelva. Servicio de Publicaciones. Huelva.

2007.

6 Ibidem . P. 350.

7 Ibidem . Pp. 351-352.

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Una vez conocido el contexto histórico y demográfico en el cual se enmarcaron las fundaciones de las cofradías del Descendimiento y Santo Entierro, es necesario exponer la naturaleza y origen ambas cofradías, las cuales se fusionarían en 1941, además del resultado de ésta con la Hermandad Sacramental de la Parroquia de Ntra.

Sra. de las Angustias, en la fecha de 25 de marzo de 19768. Así, la actual Hermandad Sacramental del Santo Entierro de la Parroquia patronal es el resultado de la fusión de dos cofradías penitenciales y una sacramental, siendo el único caso de este tipo, ya que, la Hermandad de la Vera+Cruz es el resultado de la fusión de dos cofradías penitenciales (Vera Cruz y, por otro lado, Santo Entierro y Soledad) y la Hermandad de Jesús Caído de una cofradía penitencial y otra sacramental.

De forma breve, es necesario dar algunas ideas sobre la Hermandad Sacramental de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias. Para ello, es imprescindible la ponencia de Don Francisco García García, en la publicación referida a las XIII Jornadas de Historia de Ayamonte, sobre las reglas de la cofradía9.

Estas reglas datan del año 1658 y se sitúan en el Archivo Histórico Nacional.

Fueron escritas sobre una base de pergamino. Existen noticias de unas reglas de mayor antigüedad, en concreto, del año 1638, gracias a la certificación de Don Francisco del Castillo (presbítero notario apostólico en el Arzobispado de Sevilla10).

La Hermandad Sacramental de las Angustias tuvo una óptima economía gracias a que entre sus hermanos se encontraba la élite social y económica de Ayamonte.

No obstante, eso no impidió vivir a la Cofradía Sacramental momentos de menor grandiosidad. Ejemplo de ello, durante la Guerra de Sucesión en 1717. A partir de 1721, se observa gran auge en la cofradía, gracias al aumento de gastos, siempre con la intención de engrandecer la festividad del Corpus Christi y a la posibilidad de que individuos no hermanos pudieran ser enterrados en la bóveda de la capilla del Santísimo Sacramento11 previo pago12.

8 Publicación conmemorativa del I Centenario Fundacional de la Hermandad del Descendimiento: Primer Centenario Hermandad del Descendimiento de Cruz. Ayamonte 1894-1994.

9 García García, F.: “Regla de la Cofradía del Santísimo Sacramento de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Angustias de Ayamonte. Año de 1658.”, véase en XIII Jornadas de Historia de Ayamonte. Ed. Diputación de Huelva y Ayuntamiento de Ayamonte. Ayamonte. 2009.

10 A.D.H. Justicia. Ayamonte 35. Caja 6. Documento 4. Sevilla 13 de agosto de 1658.

11 En la actualidad, se trata de la capilla en la que se encuentran los titulares de Hermandad de la Resurrección.

12 Archivo Histórico Nacional (A.H.N.). Consejos. Legajo 3919.

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Las reglas se componen de 14 capítulos, aprobados por sus hermanos el 31 de diciembre de 1658. En las mismas se tratan las cuestiones referidas a la junta de gobierno, cabildo de elecciones, cabildos particulares, hermanos y sus beneficios, mayordomo, limosnas, celebraciones, prevenciones y asistencia a los enfermos13.

En lo que respecta a la Hermandad del Descendimiento. Son muy escasas las noticias respecto a la cofradía antes de su fusión con la Hermandad del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias. Aun así, trataremos de esbozar unas breves nociones sobre la misma, basadas tanto en la publicación “Hermandad del Descendimiento de Cruz, Santo Entierro de Cristo y Ntra. Sra. del Mayor Dolor: Primer Centenario Hermandad del Descendimiento de Cruz. Ayamonte 1894-1994.”, como en propias informaciones aportadas de la actual de la junta de gobierno, lo cual necesitaría una urgente contrastación.

La Hermandad del Descendimiento tiene como fecha de fundación el 1 de Abril de 189414, realizando estación de penitencia el Jueves Santo. Si ésta no fuera posible, se pospondría a la jornada del Viernes Santo15. Su sede canónica sería el Templo de Ntra. Sra. de las Mercedes16. Según los estatutos, sólo constaba de un paso procesional, el misterio del Descendimiento de Cruz17. Sin esclarecer fecha, la Hermandad llegó a contar con dos pasos procesionales: un crucificado y el misterio (lo cual no se refleja en su estatuto fundacional). Los crucificados se tratarían del Cristo de la Buena Muerte (actual titular de la Hermandad de la Buena Muerte de Ayamonte) y el Cristo Crucificado de la actual capilla de San Antonio, los cuales se intercambiarían, apareciendo un año en el misterio y al siguiente como crucificado, y viceversa. El misterio se compondría de las imágenes secundarías de José de Arimatea, Nicodemo, la Virgen María, San Juan Evangelista y las tres marías (Salomé, Cleofás y Magdalena). La autoría de las imágenes corresponden a Pizarro, excepto San Juan (Salvador Castillejos), Cristo de la Buena Muerte

13 Ibidem . Pp. 100-109.

14 Estatutos de la Hermandad del Descendimiento. P.14.

15 Ibidem, P.14.

16 Ibidem, P.1.

17 Ibidem, P.2.

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(atribuido a la escuela montañesina) y anónimo el Cristo de San Antonio18.

La túnica no es establecida en los estatutos, ni se menciona dicha cuestión. Al no existir libros de actas de la cofradía, en un principio, no es posible establecer su fecha.

La túnica ha llegado a nuestros días, pues, en la cofradía actual, la presidencia de dicho de paso se reviste con la túnica blanca y antifaz morado, recordando el pasado, rigiendo la totalidad del cortejo la túnica propia de los nazarenos de la que fue en su día Cofradía del Santo Entierro, antes de la fusión. Para finalizar, es reseñable el escueto desarrollo de esta cofradía como “independiente” antes de la fusión en 1941, ya que el mismo se desarrolla desde 1894 hasta 1941: 47 años.

En lo que respecta a la Cofradía del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias es necesario remontarnos a la desamortización de Mendizabal (18361837) y a la situación en la que queda la Hermandad de la Soledad y Vera+Cruz.

La relación de ambos hechos se supone tanto en el abandono del Convento de San Francisco como en el cese de la actividad de dichas cofradías, siendo muestra el paso de la imagen del Santo Entierro a la Parroquia de las Angustias.

La desamortización supuso una gran esperanza en post de transformación de las estructuras del campo español y de las formas de vida de la población campesina.

Pretendió resolver los problemas de la hacienda pública española, caracterizada por el déficit y su incapacidad financiera19. Este proceso fue la respuesta a la ideología liberal, aunque fue resultado del poder político. A su vez, fue una forma de afirmar la posición del poder civil, al adjudicarse la venta de los bienes eclesiásticos20.

La desamortización nació para una necesidad y la nación no estaba preparada para una reforma social fruto del liberalismo. Mendizábal se precipitó al pensar que la deuda debía extinguirse a corto plazo; dando fin, a su vez, a la guerra civil y, en segundo lugar, atacar las propiedades eclesiásticas, en especial sus tierras. Todo ello, con el objetivo de crear un gran grupo de propietarios, al intentar dar solución al régimen de propiedad del suelo. El proceso afectó a los bienes del clero, primero al

18 Hermandad del Descendimiento de Cruz, Santo Entierro de Cristo y Ntra. Sra. del Mayor Dolor: Primer Centenario Hermandad del Descendimiento de Cruz. Ayamonte 1894-1994.

19 Capelo García, M.L.: Contribución a la problemática de la desamortización eclesiástica en la provincia de Huelva (18361844). Instituto de Estudios Onubenses “Padre Marchena”. Ed. Excma. Diputación de Huelva. Huelva. 1980.

20 Ibidem. P. 33.

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regular y después al secular21.

Otra pretensión fue el deseo de resolver la problemática financiera derivada del respeto a la propiedad nobiliaria. El régimen liberal que se instauró a la muerte de Fernando VII, comenzó atacando a la propiedad eclesiástica, aunque favoreció al latifundismo seglar22.

El clero poseía grandes propiedades, y esta concentración en pocas manos es la principal causa del atraso productivo del campesinado, no siendo el caso particular de Huelva, pues el clero poseía propiedades pequeñas y las fincas no eran muy numerosas23. En el listado de propiedades pertenecientes a las órdenes religiosas en la provincia de Huelva, que nos proporciona la obra de Capelo García, aparece en el puesto número 26 el convento de San Francisco de Ayamonte24.

El primer paso fue en julio de 1835, cuando se suprimen los conventos y órdenes religiosas de menos de 12 individuos. En este primer decreto desamortizador se encuentra los franciscanos de Ayamonte25. Al no extinguirse la deuda nacional, Mendizábal expone un 2º decreto en julio de 1837, siendo de nuevo ministro de Hacienda26. En su programa, se abandono todo reformismo agrario, se buscó liquidar la deuda y ganar adeptos para la causa liberal, sin conseguirse ambos objetivos, pues la deuda no quedo liquidada y los más beneficiados fueron los capitalistas isabelinos.

A su vez, se gano la enemistad de los grupos cercanos a la Iglesia, por las medidas anticlericales, y del campesinado, por el aumento de las rentas27.

De los tres fines proclamados por Mendizábal (acabar la guerra con los recursos nacionales, liquidar la deuda y crear una familia de propietarios), ninguno se logró. Se observa más destrucción que creación, al dar un fuerte varapalo al clero y al patrimonio que le pertenecía, creando mayor riqueza a la burguesía mientras el

21 Ibidem. P. 36.

22 Ibidem. P. 39.

23 Ibidem. P. 40.

24 Ibidem. P. 41.

25 Ibidem. P. 61.

26 Ibidem. P. 84.

27 Ibidem. P. 85.

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campesinado se empobrece28. En el caso concreto de la Provincia de Huelva, resultó un fracaso, tanto en su aspecto económico como social29.

Expuesto el proceso desamortizador, es necesario continuar con el otro factor clave en la fundación del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias: La coyuntura de la Hermandad de la Soledad.

La desamortización, comentada anteriormente, y los sucesos de exclaustración de los frailes provocarían la dispersión de los enseres de la Hermandad de la Soledad.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, las imágenes de esta Cofradía se ubicarían en las parroquias de la localidad. Parece ser que recogidas en el Salvador, el Cristo del Santo Entierro (además de Jesús resucitado), sería entregado temporalmente a las Angustias, para que desde allí se llevase a cabo una procesión penitencial, con sus enseres, ya que la Hermandad de la Soledad estaba suspendida en todos los efectos30.

Tras el declive de la Cofradía penitencial de San Francisco, y estando la imagen del Santo Entierro, de la antigua Hermandad del Santo Entierro y Ntra. Sra. de la Soledad, en la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias, se observa una discusión entre ambas hermandades sacramentales (Angustias y Salvador), estando a la cabeza de ellas sus priostes, en el deseo de conservar y dar culto a esta iconografía, señalando realizarlo así hasta que se formase una penitencia, cada una en su parroquia. La Hermandad Sacramental de la Parroquia de las Angustias, en donde estaba la imagen depositada, pero que no poseía su titularidad y propiedad, presenta un recurso ante el Arzobispo, solicitando que la imagen le sea entregada para su custodia mientras no se forme una hermandad dedicada a la misma. Tras esta solicitud, la Hermandad Sacramental de la Parroquia del Salvador exige su devolución31.

El 24 de Noviembre de 1871, la Cofradía Sacramental del Salvador y su párroco la reclaman, y dirigen correspondencias al Arzobispo de Sevilla. Gracias a la carta dirigida por el Párroco del Salvador, Don Esteban Martín Domínguez, al Arzobispado, conocemos las causas del traslado y sabemos del recurso citado por la 28 Ibidem. P. 124.

29 Ibidem. P. 126.

30 Moreno Flores, M.A.: “Ayamonte: Dos mundos a fines del siglo XIX”, en Feria Martín, J. y De Lara Ródenas, M.J.: La Historia de la Provincia de Huelva: Balance y perspectivas. Ed. Diputación de Huelva. Servicio de Publicaciones. Huelva.

2007.

31 Ibidem. P. 234.

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Cofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias solicitando la imagen, además de reseñar el tiempo en el que sucedió este depósito.

Según este Párroco “la efigie perteneció siempre a la Iglesia de San Francisco, y se veneraba en su capilla de Nuestra Señora de la Soledad de donde salía la Procesión los Viernes Santos bajando por la calle Real y siguiendo la carrera establecida en la parte nueva de la Ciudad regresando después al punto de su salida…pero llegó un día en que se derruyó la Capilla de la Soledad, y entonces se preparó a la Santísima Imagen un altar en otro lugar de la misma Iglesia de San Francisco y en el que se encuentra colocado el Sepulcro. Ninguna innovación se hizo en cuanto de las procesiones que continuaron saliendo del mismo modo que antes del Templo repetido, hasta que por un incidente que el promotor no ha podido averiguar, que accidentalmente el Sagrado Paso de que se habla, hace tres o cuatro años (18671868) en la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias”32.

Si esto era trasmitido por el Párroco del Salvador, Don Esteban Martín y Domínguez, el mismo año de potenciar la reorganización de la Hermandad Penitencial de la Vera Cruz en su Parroquia del Salvador, en los noventa Florencio Mier Freire, señala que “Resentido el culto religioso del Viernes Santo por la falta de esa general procesión” se desarrolló una estación de penitencia en las Angustias “del paso del Santo Sepulcro que con su efigie y enseres llevaban en préstamo y con autorización del Arcipreste y Cura Propio Don José María Lobato de San Francisco devolviéndolo siempre en el siguiente Sábado hasta que elevado a su cargo el Señor Campos empezó33 a dejar retenidas en su Iglesia efigie y enseres….”. Si Martín y Domínguez, nos ofrecían una fecha, en la que se quedó dicho paso -imagen en la Parroquia de las Angustias-, fijada en torno a los años de 1867-1868, Florencio Mier Freire, nos reseña como ese préstamo se realizaba, estando como párroco en la Villa, Don José María Lobato, y que sería, con el Padre Campos en las Angustias, cuando la imagen comenzase a no ser devuelta, tras la realización de la procesión, el Sábado Santo, quedándose esta y sus enseres en la Iglesia de las Angustias34.

Sin embargo, la iniciativa del préstamo de la imagen para realizar procesión 32 Ibidem. P. 235.

33 Ibidem. P. 235.

34 Ibidem. P. 236.

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en la Ribera, aparece recogida en un acta de pleno municipal, que parece trasladar la fecha a principios de la década de los setenta, contribuyendo Don Manuel Pío Barroso. Siendo Regidor Síndico del Ayuntamiento de Ayamonte, para 1861, en una de las reuniones de cabildo de ese año “manifestó que la Urna del Santo Entierro que se halla en la Capilla de la Soledad, correspondiente a la Colación del Barrio alto de la Villa, se encuentra en mal estado y que se constaba había devotos que costeasen su completa reparación, siempre que se pudiera contar con que no se ofreciese obstáculo alguno por el Párroco de dicha colación, para sacarla con su correspondiente efigie de Nuestro Redentor, la procesión todos los años el Viernes Santos por la tarde, y el Ayuntamiento en vista de la moción que queda manifestada acuerdan que se dirigiese una reverente solicitud al Sr. Arzobispo de la Diócesis suplicándole se hiciese conceder el permiso para su salida en procesión la tarde expresada trasladándola previamente desde la referida capilla de la Soledad a el Templo de Ntra. Sra. de las Angustias: de cuyo modo obtenida aquella licencia pudiera hacer las mejoras en dicha urna, y practicarse el acto religioso de que lleva hecho mérito”35.

Con la inexistencia de la procesión en la Parroquia del Salvador, se comenzó a procesionar en las Angustias. Según Esteban Martín Domínguez, en declaración dirigida ante el Arzobispo, presentando motivos que agilizarían la devoción de esta imagen, la cual no tenía altar, capilla, ni lugar alguno destinado en el Templo de las Angustias, sino que por el contrario todo el año “está arrumbada en un mezquino y húmedo almacén, donde se deteriora y se destruye, del cual solamente se saca en los días de la Semana Santa para exponerla por ellos a la veneración de los fieles, volviendo a luego al lugar de pasados al mismo irreverente depósito”.

Desconocemos la veracidad de esta información, aunque la necesidad de ganar este pleito provocarían en algunas ocasiones la exageración en las informaciones36.

Tras esta situación el arzobispado elabora un Decreto con fecha de 21 de Septiembre de 1872 por el que señala como objetivo básico para la devolución de la imagen al Salvador, la reorganización de la Cofradía penitencia del Santo Entierro.

Así, con fecha de 27 de octubre de 1872, los componentes de los cabildos de ambas 35 Archivo Municipal de Ayamonte. Legajo 27. Acta Capitular de 4 de abril de 1861.

36 Ibidem. P. 236.

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cofradías, Vera Cruz por un lado y Santo Entierro y Soledad por otro, decidieron reorganizar sus respectivas Hermandades, refundiéndose en una sola Cofradía37.

Si la cofradía se reorganiza el 27 de octubre de ese año de 1872, tras esta actuación, la Hermandad continúa sin tener en su poder la imagen que así parecía se le concedería, por su propia reorganización penitencia. En el año siguiente parece ser que por estar esta situación muy reciente, la procesión desde las Angustias llegó a suspenderse38.

La imagen no se devolvió hasta casi tres décadas más tarde. No sabemos los motivos para que sucediese esto. Sin embargo, hemos de indicar que aunque la reorganización se produjo en el año de 1872, la actuación de la Hermandad en la década de los setenta y ochenta del siglo XIX hubo de ser mínima debido a la inexistencia de libros de cajas, de registro de hermanos e incluso de actas de cabildos generales o directivos. Además, en la documentación que se produce con motivo del pleito a principios del siglo XX, sobre la titularidad de la Hermandad, aparece la figura de Florencio Mier Freire como individuo que organiza esta Cofradía, que se refundió anteriormente39.

Detrás de toda esta disputa, se producirá el reconocimiento de la Cofradía del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias, con la aprobación de su estatuto por la autoridad eclesiástica, y la devolución de la imagen, realizándose ambos acontecimientos de forma paralela y casi inmediata, ya que tras la aceptación de los Estatutos, tuvieron éxito las instancias de los hermanos consiguiendo en Octubre de 1897 la entrega de la imagen del señor en el Santo Sepulcro, posteriormente a la comunicación otorgada por la superioridad en fecha de 20 de Septiembre de 1897.

El mismo párroco Campos Bejarano nos reflejó como se llevó a cabo esta entrega, -siendo la primera fuente que se ha localizado, no procedente de la Colación de la Villa sobre este hecho-. Indicaba que “a la una de la madrugada de ayer -día 13 de octubre de 1897-, deposité las dos imágenes del Señor del Santo Entierro y Resucitado en la que fue la Capilla de la Soledad y hoy escuela cerrada y a las de la tarde llamé al Párroco del Salvador y se las entregué y esta madrugada a las 4 1/2 37 Ibidem. P. 237.

38 Ibidem. P. 239.

39 Ibidem. P. 240.

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le envié la Urna, quedando así cumplimentado la Orden de S.E.R. fecha 20 del ppdo.

Sin el menor disgusto y sorpresa de todos”40. A veces nos hemos preguntado hasta dónde estarían los ánimos alterados, pues41 estos traslados se hicieron de madrugada, seguramente para que el pueblo presenciase de ellos lo menos posible. En 1897, durante la noche del Viernes Santo, el Santo Entierro recibió culto por los feligreses de la Parroquia de las Angustias, por miembros de la Hermandad Sacramental42.

Hasta el momento de devolución de la imagen a la Cofradía de la Veracruz, en las Angustias esta salía en condiciones penosas y con escasos recursos económicos.

En alguna ocasión, la Hermandad Sacramental de las Angustias recaudaría los fondos necesarios para desarrollar esta salida, como lo hizo en el año de 1897. En este año corre con los gastos de los “cargadores del paso, trompeteros y gratificación al muñidor de esta misma hermandad por cobrar la suscripción voluntaria de algunos de sus hermanos, además de la música para la procesión y la cera del paso”43. Por este motivo, se efectuará la fundación de la Hermandad del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias en fecha de 15 de Mayo de 189744, siendo reconocida por el Arzobispado el 17 de Agosto de 189745.

Si la entrega de la imagen se efectuó en octubre de 1897, en febrero de 1898 no se nos señala nada en el acta de la Hermandad del Santo Entierro de las Angustias.

En el acta se nos muestra la adquisición llevada a cabo en febrero de todos lo necesario para la procesión, suponiendo que se desarrollara la estación de penitencia46.

Tras el reconocimiento de las dos Hermandades, se produce un nuevo pleito iniciado por la demanda entablada el 24 de marzo de 1899 desde la Hermandad47

40 Archivo Obispado de Huelva. Sección Gobierno. Legajo 2. Asuntos varios. Ayamonte. (El Salvador 1836-1936).

41 Ibidem. P. 243.

42 Ibidem. P. 248.

43 Archivo de la Hermandad Sacramental de las Angustias. Hoy fondo de Santo Entierro.

44 Moreno Flores, M.A.: “Ayamonte: Dos mundos a fines del siglo XIX”, en Feria Martín, J. y De Lara Ródenas, M.J.: La Historia de la Provincia de Huelva: Balance y perspectivas. Ed. Diputación de Huelva. Servicio de Publicaciones. Huelva.

2007.

45 Ibidem. P. 249.

46 Ibidem. P. 249.

47 Ibidem. P. 250.

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franciscana. Se solucionaría en acta o sentencia con fecha de 6 de Marzo de 1907, por la autoridad eclesiástica, en una solución dada por Don José González Álvarez, presbítero delegado por el Sr. Vicario Capitular de esta diócesis, decide conceder a las dos cofradías la facultad de hacer estación con sus sagradas imágenes el día del Viernes Santo. Un pleito que tendría sus orígenes en la posesión de la imagen y que ahora se planteaba en el hecho de la existencia de dos hermandades con el deseo de conceder culto a un mismo misterio48.

Tras oír a ambas partes, la autoridad eclesiástica dictaminó y decidió una solución que benefició a las dos cofradías. San Francisco sacaría en su estación de penitencia el paso del Santo Entierro, cosa que no llevaba a cabo, y las Angustias continuaría realizando la procesión. Ambos efectuarían el cortejo el mismo día -Viernes Santo- delimitando por ello, la hora de salida y entrada de cada una de ellas, e incluso el itinerario a recorrer por parte de ambas49.

El cumplimiento se presentaba obligatorio ya que “si alguna de ellas solicitase reforma en algunos de estos puntos, quedará <<ipso facto>> privada del derecho de hacer estación que por la presente se le condene”. Además, estaban ambas cofradías “obligadas a considerar terminado el Pleito que actualmente sostienen en el Provisorato de este Arzobispo, ordenando que en el término de un mes así lo hagan constar por escrito al Tribunal del Referido Provisorato”. La falta de aceptación y del cumplimiento de esta cláusula que hemos comentado por último, implicaba la pérdida del derecho a hacer estación50.

En lo que se refiere a la Cofradía del Santo Entierro de la Parroquia de las Angustias, la fundación de dicha Hermandad es inseparable de todo lo expuesto 48 Ibidem. P. 251.

49 Ibidem. P. 253.

50 Ibidem. P. 254.

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anteriormente (desamortización de Mendizábal y situación de la Hermandad de la Soledad). Aquí encontramos los dos principales focos que provocarán la fundación de esta Hermandad. En contraposición al caso del Descendimiento, ostentamos una gran fuente de información51, su acta fundacional:

En la misma, se nos informa de la reunión en la sacristía parroquial de los

señores curas con los iniciadores de la fundación (Claudio Ríos Martín, Vicente Yñiguez García. Francisco de Góngora y Álvarez, Manuel Solesio Pronstroller y José Hidalgo Machado) con el fin de mejorar las condiciones en la que venían procesionando. Con el fin de encontrar un apoyo social en su idea, en elaborar una lista de personas a favor de dicha fundación, a fecha de 18 de Abril de 1897.

51 Clave para las dos cofradías, porque nos expone el acta de fusión y el desarrollo conjunto desde 1941 hasta 1976, con algunos saltos.

71

Además, en esta reunión se acordó la decisión de nombrar a una Junta Directiva Provisional, con el fin de que redacte los estatutos y realice las gestiones oportunas para la constitución de la cofradía, a las cuales se sumarán los sacerdotes.

Además, se estima que se gestione la adquisición de patrimonio para la dignificación de la procesión. La Junta Provisional fue elegida entre los presentes y resultaron52:

Para finalizar la contex-tualización daremos paso a las cuestiones referidas a la fusión de ambas cofradías penitenciales.

La fusión de la Hermanad del Descendimiento de Cruz y Santo Entierro se produce con fecha de 2 de Enero de 1941. Como nos relata el acta de fusión, se produce por la mala situación en la que queda la Hermandad del Descendimiento tras los efectos de los hechos de 1936. A la presente junta extraordinaria asistieron: Prioste: Antonio Rasco Gamero.

Hermano Mayor: Laureano Garcés Pérez.

Tesorero: Miguel Martín Navarro.

Secretario: Casimiro Pérez Laserna.

Por el Descendimiento: Rafael Gómez Jesús, Antonio Gómez Rosa, José Gómez Rosa y Miguel Jesús Cordero.

Hermanos: José María Rodríguez Vela, Patrocinio González Ríos, Manuel Gómez Carnacea, Calixto Pérez Pallares y José Reyes Rodríguez.

Así, la fusión de ambas cofradías parte de un hecho clave, tanto para la historia de 52 Así mismo, es elegido el cargo de muñidor, lo cual será desarrollado en lo que respecta a los estatutos.

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España como para el desarrollo de las cofradías en el siglo XX, como fue la Guerra Civil Española (1936-1939), cuyo fin supondría la instauración de la Dictadura del General Franco (1939-1975) y el derrocamiento de la II República (1931-1936).

Tras esta breve exposición,quisieramos abrir una línea de debate en cuanto al término de fusión y a cómo se realizó la misma. Partiremos de la noción como sus protagonistas adoptaron este concepto, pero creo que es necesaria cierta reflexión sobre el mismo.

El término de fusión es definido por la RAE53 como acción y efecto de fundir o fundirse, o unión de intereses, ideas o partidos. Teniendo presente dicha noción, parte de una idea de igualdad, en este caso, de dos cofradías que se funden, en una.

Teniendo como base el acta de fusión, se nos recalca la debilidad de la Cofradía del Descendimiento, y que por ello se fusiona con Santo Entierro, para preservarse de desaparecer. Por ello, somos más partidarios del concepto de “absorción”, ya que no se contempla dicho proceso en términos de igualdad.

COMPARACIÓN DE AMBOS ESTATUTOS

La comparación de los estatutos de las cofradías del Santo Entierro y Descendimiento de Cruz parte de la idea de que al ser documentos oficiales y regidos por una institución como la Iglesia Católica, en un principio, no deben de ostentar grandes diferencias, ya que podrían responder a modelos preestablecidos por la misma institución. Así, la comparación se va a basar tanto es aspectos formales como en su contenido.

Aspectos formales

El estatuto de la Hermandad del Santo Entierro tiene una extensión de treinta y ocho páginas, por quince de la Hermandad del Descendimiento. La razón de esta considerada diferencia no es otra que el tipo de letra y espacios utilizados. Como veremos en la siguiente imagen, la letra del Estatuto del Santo Entierro es de mayor tamaño, muy redonda y con espacios considerables, lo cual provoca la extensión

53 Véase en: http://dle.rae.es/.

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de dicho estatuto. Con respecto al Descendimiento, se trata de una letra de menor tamaño, con indicios de que ha sido escrita con mayor prisa, suponiendo en algunos momentos dificultosa su lectura. Si esto se acompaña, de espacios mínimos entre líneas, a excepción del enunciado de nuevos apartados, nos da como resultado un menor número de páginas. Otra diferencia, se encuentra en el tipo de enumeración, siendo romana en el caso del Descendimiento e inexistente en el caso del Santo Entierro.

En las imágenes anteriores observamos la segunda página del Estatuto del Descendimiento y tercera del Santo Entierro.

Cómo último aspecto formar a tratar, el estatuto de la Hermandad del Santo Entierro está compuesto por veintiséis artículos. La composición del estatuto del Descendimiento es de mayor complejidad, pues se compone de cuatro títulos,

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ASPECTOS FORMALES

DESCENDIMIENTO DE CRUZ

SANTO ENTIERRO

EXTENSIÓN

15 páginas

38 páginas

LETRA

Pequeña/escaso espacio

Grande/redonda/con espacio

NUMERACIÓN

Romana

Inexistente

ESTRUCTURA

4 títulos/ 52 artículos División de los títulos en capítulos: 2º: I, II y III. 3º: I, II, III, IV, V y VI. 4º: I y II.

26 artículos

algunos de ellos con nombre concreto, y dos disposiciones, una de carácter general y otra adicional. Estos seis apartados se dividen en cincuenta y dos artículos. A su vez, los títulos 2, 3 y 4 se dividen en capítulos, algunos de ellos constan de título. Por ello, el título 2 se divide en tres, el 3 en seis y, finalmente, el título 4 en dos capítulos. Todos ellos divididos a la unidad menor utilizada, es decir, artículos.

Aspectos regidores

Para comenzar este apartado (el de mayor extensión), podemos observar en la primera página de los estatutos del Santo Entierro se expone la presentación de dicho documento a la que aprobación eclesiástica de las reglas de la Hermandad, con la misma fecha de los susodichos estatutos, es decir, 1897. Como veremos posteriormente, en los documentos anexos, los mismos serán aprobados en el mismo año.

75

En el caso del Descendi-miento no se expone que el docu-mento vaya dirigido a la aprobación, la cual aparecerá adjuntada en la página quince de los mismos, pero con la salvedad que dicha aprobación se realiza en 1909. Así, existió un espacio temporal de quince años, entre la realización de los estatutos de la cofradía y su aprobación por parte de la autoridad eclesiástica. Las razones de este suceso las achaco y localizo a la diferencias sociales de los fundadores de cada Hermandad. Ello puede tener como principal figura a Juan Ainé y Carbonell, párroco de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias y prioste de la cofradía del Santo Entierro. Así, mismo, observo esta diferencia, en cuanto a poder socio-económico de ambas entidades, en la presencia del sello de la Hermandad del Santo Entierro, en la misma fecha de estos estatutos (1896) y no existiendo dicha muestra en el caso del Descendimiento.

Partiendo de nuevo de las diferencias socio-económicas de ambas corporaciones, me llama especialmente la atención los artículos 1º de cada estatuto.

Así en el caso del Santo Entierro expone:

I. El objeto de esta Hermandad, es promover el culto a Nuestro Señor Jesucristo y el bien espiritual de sus cofrades.

En el caso del Descendimiento: Artículo 1º: La Hermandad del Descendimiento de Cruz tiene por objeto: 1º Dar a las imágenes el culto debido. 2º El auxiliar a los asociados en sus necesidades cuando la directiva lo acordare, contando con fondos suficientes para ello.

Es clara la diferencia en cuanto la vocación de ayuda y socorro social de ambas corporaciones, en lo que se refiere dichos estatutos. En el primer caso, se expone que se procurará el cuidado del estado espiritual, en detrimento del auxilio económico a los hermanos del descendimiento, siempre en base a los recursos de la cofradía. Sin embargo, en el caso de la Hermandad del Santo Entierro, expone tanto el culto a su titular, como el bien espiritual, sin mencionar la acción social.

Otro aspecto clave, no sólo en su presencia en los estatutos, sino en el devenir y desarrollo de una cofradía es el papel de los hermanos. Así, en los estatutos de la Cofradía del Descendimiento, la primera mención a los mismos se encuentra en el artículo 5º, Título 1, donde expone: 76

“Consta de un número indeterminado de asociados todos iguales en derechos y obligaciones”.

Así se nos expone igualdad, sin mencionar cuestiones de sexo o socioeconómicas. En lo que respecta al Santo Entierro, se detalla que pueden pertenecer ambos sexos al seno de la Hermandad, limitando la entrada a los mayores de 14 años, en el artículo II: “Esta Hermandad la constituirán todas las personas de ambos sexos, mayores de catorce años, que se inscriban en el libro de la misma, con las formalidades que se prescriban en estos Estatutos, siendo regida por una Junta de Gobierno que reasumirá las facultades de dirección y administración de la cofradía.”

Al igual que se ha mencionado anteriormente, la mejor organización del estatuto del Descendimiento es notable, frente al Santo Entierro, debido a que se nos presenta un título, en concreto el número dos, dedicado a la admisión de los hermanos. En el caso del Santo Entierro, se presenta en diferentes capítulos, no siendo sucesivos necesariamente.

De esta manera, tenemos, en el caso del Descendimiento, el título 2, denominado, “De la admisión de hermanos”, el cual se extiende entre las páginas 3 y 5, abarcando los artículos desde el 8º hasta el 17º. El presente título se encuentra dividido en tres capítulos, los cuales pasaremos a comentar:

Capítulo 1º: En un primer momento nos muestra ausencia de título, al contrario que en los casos siguientes. Nos muestra dos ideas clave: “ Artículo 8º: Para pertenecer a la Hermandad del Descendimiento de Cruz, se requiere: 1º Ser de una conducta moral e irreprensible. 2º Haber cumplido quince años de edad”.

Así, en primer lugar, se nos muestra la necesidad de una conducta moral, al

igual que anteriormente se comentaba en el caso del Santo Entierro. Este hecho se debe de contextualizar. Nos encontramos en la España de finales del siglo XIX e inicios del XX, donde aun la moralidad católica gobierna la mayoría de los estratos sociales. En segundo lugar, se establece límite de edad, en este caso, 15 años para poder acceder a la cofradía, al igual que en el Santo Entierro.

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Respecto al artículo 9º: Para la admisión y necesario, además de concurrir las circunstancias anteriores, el ser propuesto por dos hermanos a la junta directiva y que esta lo acuerde.

El hecho de que hermanos de la cofradías propongan la admisión de nuevos es algo concurrente nuestra actualidad. En el caso que conozco, referido a la Hermandad de la Soledad de Ayamonte, es un hermano el que debe de presentar al nuevo. Tiene una función simbólica, en mi opinión, ya que “apadrina” la admisión del nuevo hermano en la cofradía, avalando como muestra de confianza al susodicho.

Se nos expone, en nuestro caso, que toda admisión debe de ser aprobada por la junta de gobierno. De nuevo, como hemos comentado anteriormente, es necesario contextualizarlo dentro del marco histórico en el cual nos desenvolvemos.

Capítulo 2º: De sus obligaciones.

En este capítulo se nos muestra las obligaciones de los hermanos a través desde los artículos 10º-13º.

Así, tenemos: Artículo 10º: Acordada por la directiva la admisión de un individuo, como hermano, se le extenderá su correspondiente patente, abonando en el acto de recibir, la cantidad de cinco pesetas; así se le concederá como tal hermano, hasta tanto no hubiere hecho efectiva dicha cantidad.

El dato de mayor importancia, es el referido al pago de una entrada, por así decirlo, que consta de cinco pesetas, y que la misma será necesaria para considerar al candidato como nuevo hermano.

Artículo 11º: Todo hermano o cofrade contribuirá con la cuota mensual de cincuenta céntimos de peseta para atender a los gastos de la Hermandad, abonando, además, cinco céntimos de peseta por derechos, de cobro al muñidor de la misma.

En el presente artículo, se nos informa de la cantidad de la cuota mensual (cincuenta pesetas), además de cinco pesetas en concepto de cobro del “muñidor”.

La figura del muñidor se trataría de la persona encargada del cobro de las cuotas de 78

hermanos, es decir, del cobrador, figura que aun está presente en el desarrollo actual de las Hermandades. Aun así, este término puede dar lugar a confusión, por eso es necesario destacarlo54.

Artículo 12º: El hermano que adeudare seis mensualidades se le retendrá el beneficio que disfrutan todos los hermanos, incluso el alumbrado en las procesiones, así como le será negado a emitir su voto en las sesiones de la misma, si bien puede acudir a ella.

En el presente artículo se nos muestra las sanciones a aquellos hermanos que no cumplan con la obligación del pago de la cuota, dejándose de plazo hasta un máximo de seis, y que se sancionará tanto con la participación en las procesiones como en los cabildos.

Artículo 13º: Al encontrarse un hermano en el caso que marca el artículo anterior, el tesorero lo pondrá en conocimiento de la Junta directiva, y esta procederá a decretar la baja, que se anotará en el libro correspondiente, mandándolo participar al interesado por medio de oficio.

Se expone el procedimiento en el caso de que un hermano abone las cuotas, debiendo de ser iniciado por el tesorero, lógico por otra parte, ya que es el encargado de los asuntos monetarios.

Capítulo 3º: De la administración de la Hermandad.

En las siguientes disposiciones observamos las referidas al título expuesto anteriormente.

Artículo 14º: La dirección, gobierno y administración de la Hermandad, estará a cargo de una junta directiva compuesta de un Presidente o Hermano Mayor, un tesorero, un secretario, un mayordomo y cinco vocales.

La figura del muñidor, como es entendida en la actualidad dentro del seno de las cofradías, es la que se sitúa por delante de la cruz parroquial o de guía. Normalmente sujeta una campana, y marca el ritmo del tránsito de la cofradía, haciendo las funciones de pertiguero. Destaca el caso de la Hermandad de la Mortaja (Sevilla) en la permanencia de dicha figura. Véase en: Luengo Mena, J: Vademécum de la Semana Santa de Sevilla. Espuela de Plata. 2008.

54

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Básicamente, nos muestra la composición de la Junta de Gobierno.

Artículo 15º: Esta junta se renovará todos los años, pudiendo ser reelegidos los individuos salientes.

Este artículo nos marca el carácter anual de la Junta de Gobierno y la posibilidad de continuar en la misma, aun ya se haya formado parte, siendo poco práctico, debido al escaso tiempo periódico en el cual se tiene que celebran los comicios recurrentes. Actualmente, las legislaturas de las cofradías se rigen, al igual que en nuestro actual gobierno democrático, bajo una periodicidad de cuatro años.

Artículo 16º: Los cargos de la Junta directiva son honoríficos, gratuitos y obligatorios. La Junta general apreciará las excusas que se aleguen para eximirse de los cargos.

Remarca el carácter altruista, honorífico y responsable de un cargo en la Junta de Gobierno, debiéndose de alegar justificadas razones para eximirse del mismo, debiendo ser aceptadas por el resto de miembros.

Artículo 17º: La sucesión del Presidente recaerá en uno de los vocales, en los casos de ausencia o enfermedad del propietario, y nunca en los demás individuos de la Junta. Lo propio ocurrirá con los demás cargos, que siempre recaerá en los vocales.

Para finalizar, observamos en el último artículo referido a este capítulo, y dando

por finalizado en lo referido a los Hermanos en los estatutos del Descendimiento, que siempre deberá de recaer la figura del Presidente, en el caso de ausencia de éste, sobre uno de los vocales, al igual que en el resto de cargos. En mi opinión, es una medida de carácter limitante, en el sentido de que no se aglutinen dos importantes cargos en la misma persona, aunque sea en una mera reunión.

En este último capítulo referido al título dos, sobre la admisión de hermanos, del Descendimiento, hubiera trasladado el mismo al título tres, ya que está exclusivamente dedicado a la Junta de Gobierno. Esta decisión la hubiera adoptado en pos de una más clara organización.

En lo que respecta a las menciones sobre los hermanos en el Santo Entierro, observamos que, también, deben de ser admitidos por la Junta de Gobierno: 80

III. Son Hermanos todos los que solicitando serlo y no teniendo tacha , a juicio de la junta, sea por esta admitidos […].

Mencionando, como novedad, en el mismo capítulo, que se tendrá en cuenta cuando el nuevo hermano sea menor de edad, recayendo la responsabilidad en sus padres: […] Los hijos de familia o menores de edad, serán autorizados por sus padres y todos formarán respectivamente su inscripción.

En lo que respecta a la cuota, existen diferencias, pues la entrada es de dos pesetas, no existiendo parte proporcional, a priori, para la persona encargada del cobro, y siendo la cifra de cincuenta céntimos la mensualidad, que destaca, ya que se remarca su carácter anticipativo.

Posteriormente, en el capítulo V, se nos expone las obligaciones de pago y las consecuencias de no cumplirlo. Siendo resaltable señalando el domingo de lázaro como límite para el pago55: V. El hermano que el Domingo de lázaro de cada año no tenga cubierto el pago de sus cuotas, se entenderá que por esta circunstancia, renuncia todos sus derechos, anotándose así, por la Junta de Gobierno, en los libros correspondientes.

Como último aspecto a tratar, tenemos en el capítulo XXVII, la obligación de todos los hermanos de asistir al Precepto Pascual el día del Jueves Santo: XXVII. Por último, los hermanos todos contraen la obligación de cumplir con el precepto Pascual el día del Jueves Santo.

En necesario exponer que, a pesar de las, a priori, menciones sobre los hermanos en los estatutos del Santo Entierro, la figura del Hermano aparece registrada La última semana de Cuaresma recibe el nombre de Semana de las Palmas, porque culmina en el Domingo de Ramos. La precede el Domingo de Lázaro, según la liturgia ambrosiana que denominaba los domingos de Cuaresma por la lectura del evangelio que se realizaba ese día: la muerte y resurrección de Lázaro (Jn., 11, 1-46). Véase en: https://literaturayotrosmundos.wordpress. com/2013/03/19/sabado-de-lazaro-o-domingo-de-lazaro/.

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en la totalidad del mismo, pero, con efectos organizativos, se les irá mencionado y desarrollando a través de diferentes aspectos como su papel en los cabildos y procesiones.

Con todo ello, llegamos a lo que conciernen a los hermanos que conforman las juntas de gobierno. En el caso del Descendimiento, se localiza en la totalidad del título 3, el cual se distribuye en seis capítulos referidos a los distintos cargos.

Ello nos muestra una organización muy cuidada. A su vez, en los estatutos del Santo Entierro, se distribuye en catorce artículos no consecutivos, siendo perceptible una menor organización en el mismo, como en ocasiones anteriores se ha comentado.

Debido a la extensión de las referencias a las juntas de gobierno, serán tratadas individualmente y, posteriormente, comentadas.

Así, en los estatutos del Descendimiento, como se ha comentado anteriormente, se observa una clara organización. El título 3 albergará toda la información dispuesto en seis capítulos. El primero de ellos con carácter general a los miembros y los cinco restantes referidas a las figuras que compondrán dicha junta de gobierno. Por ello, comienza con este artículo: Artículo 18º: La Junta Directiva tiene por objeto cuidar muy especialmente de la dirección y administración de la Hermandad; dictan disposiciones y llevar a cabo cuantas diligencias crea convenientes para el mayor fomento de los intereses de la misma y consecución del fin que se propone.

Con la misma, nos introduce en el objeto a llevar a cabo por este organismo de la cofradía, dejando patente en los siguientes artículos del capítulo 1/título 3 aspectos muy a tener en cuenta, como los siguientes: - Papel convocatorio del presidente y los márgenes temporales que deberá de utilizar: Artículo 19º: Esta junta de reunirá siempre que el presidente lo estime necesario, para lo cual a ser posible se citará con veinte y cuatro horas de anticipación.

- La necesidad de la mitad de la presencia de la mitad más uno de los miembros para tomar decisiones, es decir, que exista “quórum”, como en la actualidad:

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Artículo 20º: Para formar los acuerdos en las juntas, será indispensable la concurrencia de la mitad más uno de los individuos.

- La utilización del libro de actas en todas las sesiones, a cargo del secretario, y la necesidad de las firmas de los presentes para verificar los acuerdos que se realicen: Artículo 21º: De cada sesión de las juntas, se extenderá un acta en el libro correspondiente por el secretario y firmarán todos los que hubieren concurrido .

- La asistencia de la Hermandad a los distintos actos en los que esté interesada y siempre bajo los símbolos oportunos. Estos últimos, estimo, que se refieren tanto a las medallas como al estandarte de la corporación: Artículo 22º: La junta directiva asistirá obligatoriamente a todo acto en que esté interesada la Hermandad y sólo podrán exhibirse los individuos de ella que legalmente lo justifiquen.

- Por último, destaca la minuciosidad de las condiciones que provocan las destitución de los cargos de la junta de gobierno: Artículo 23º: Serán destituidos de sus cargos los hermanos que citados por tres veces consecutivas, dejaren de asistir a las sesiones sin alegar justa causa.

En el capítulo 2º, referido a la figura del presidente, se refiere a la misma tanto en los términos de ésta como de Hermano Mayor: Artículo 24º: El Presidente o Hermano Mayor de la Hermandad lo es también de la Junta Directiva […].

Deja patente las atribución de esta figura máxima, siendo las mismas, su papel clave en la defensa de los estatutos y acuerdos, su papel convocatorio, su papel autorizador para los distintos pagos y figura referente, tanto en cabildos como en la junta de gobierno: 1ºEl más estricto cumplimiento de este reglamento, y los acuerdos de las Juntas Generales y Directivas.

2º Convocar las Juntas Generales y Directiva, y señalando el punto y 83

hora en que ha de tener lugar la reunión.

3º Autorizar con su firma todas las comunicaciones de la Hermandad, así como los libramientos y abonos que se expidan por cualquier concepto de pago, sin cuya autorización, se considerará nulo todo documentos que pertenezca a la Hermandad.

4º Siempre que las necesidades lo exijan reunirá las juntas generales y directivas.

5º Presidir el cabildo general y Juntas Directivas.

Por último, se hace una referencia al poder limitado del Hermano Mayor, con el propósito de limitar la libertad del propio organismo y funciones del resto de miembros directivos: Artículo 25: Serán nulos todos los asuntos que el Presidente resuelva por si solo; más en casos urgentes y no habiendo tiempo para reunir los expresadas juntas puede dicta la resolución que crea unas favorable, convocando seguidamente la junta que corresponda para darle cuenta.

A continuación seguimos con el papel de secretario, el cual alberga el capítulo 3º/Título 3. Así, se nos expone que sus obligaciones son la referidas a todo movimiento en gastos e ingresos, al estudio de las cuentas, registros de hermanos, actas de cabildo y juntas generales, comunicaciones, correspondencia e inventariado.

1º La intervención, cuenta y razón circunstanciada de los ingresos y gastos de los fondos que pertenecen a la Hermandad.

2º El examen y censura de todas las cuentas que se presenten por cualquier concepto.

3º Llevar los registros de inscripciones de hermanos y anotar las bajas, bien voluntarias, o por acuerdo de la directiva.

4º Redactar las actas de las Juntas generales y directiva que extenderá en el acto, al libro correspondiente.

5º Con arreglo a las instrucciones que reciba del Presidente, dar cuenta, a las respectivas juntas de todo lo perteneciente a las mismas y extenderá las comunicaciones y correspondencia.

6º (…) inventario, que les formará el Presidente y dos vocales designados al efecto y que nombrará la Junta general, custodiará y conservara el archivo de la Hermandad, haciéndose constar también en aquello los libros y inventariar que a la misma pertenezcan así permitir la extracción de ninguno de ellos sin autorización del Presidente.

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Es muy interesante destacar la noción e importancia que se le otorga al archivo. Debemos de recordar que el patrimonio documental siempre ha sido el más denigrado en este tipo de instituciones, ya que han originado documentación por su actividad y no por sus objetivos. Es muy importante reseñar esta consideración, la cual se refleja en los estatutos de la cofradía del Descendimiento. La existencia de un archivo y unas medidas de prevención en su conservación nos muestra, con entusiasmo, el valor a la producción documental de la cofradía.

Seguidamente, el capítulo 4º/título 3 se encarga de las labores del tesorero.

Las mismas se refieren a que debe de conservar los fondos, a los pagos autorizados por el presidente e intervenido por el secretario, a recaudar las cuotas de hermanos, la firma de recibos de cuotas, encargado del libro de cargas y data de cantidades y, finalmente, dar cuenta de los fondos: 1º A conservar en su poder todos los fondos que por cualquier concepto ingresaran en la caja de la Hermandad.

2º A pagar de los mismos fondos toca cantidad que se de caja siempre que vaya autorizado por el Presidente e intervenido por el secretario.

3º A recaudar las cuotas que satisficieran los hermanos y las cantidades que por cualquier concepto ingresan, en virtud de carga reune expedido por el Presidente con la toma de razón del Secretario.

4º Extenderá y firmará los recibos de las cuotas que abonen los hermanos pasándolos para la correspondiente toma de razón al secretario a quien devolverá el cargareme con su recibo, después de verificarlo.

5º Llevará el libro de cargas y data general de cantidades, para que en todo tiempo pueda facilitar con la necesaria claridad el cortejo y comprobación necesarios.

6º Para cuenta de los fondos existentes siempre que alguno de la Junta se lo exija.

De forma muy escueta, el capítulo 5º/título 3 nos comunica que el mayordomo será el depositario de todas las posesiones de la cofradía, siempre bajo supervisión y firma, en conjunto, con el presidente y el secretario: Artículo 28: El Mayordomo es el depositario de todos los efectos de la Hermandad, que recibirá bajo inventario, formando a su presencia por el Presidente y Secretario, y con ellos, firmará.

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Finalmente, llegamos la figura de los vocales en el capítulo 6º/título 3.

Estarán obligados a hacer frente a las distintas comisiones encomendadas: Artículo 29: Además de los deberes que este Reglamento les asigna, como individuos de la Junta directiva están obligados a desempeñar con celo y actividad las comisiones especiales que les confíe cualquiera de las juntas.

En lo que respecta a las referencias de la Junta de Gobierno en los Estatutos de la Cofradía del Santo Entierro, observamos una menor organización, pues que se extiende en 14 artículos no consecutivos, y sin una distinción tan clara y precisa como en el caso del Descendimiento. Así, observamos:

En el artículo VIII, expone la necesidad de que para que exista Cabildo de Hermanos Extraordinario56 (como es conocido en la actualidad), la junta de gobierno deberá autorizarlo sino están contemplados los temas en los estatutos, y bajo solicitud de diez hermanos: VIII. Habrá Junta general extraordinaria siempre que la de Gobierno lo considere preciso para resolver asuntos no previstos en estos Estatutos; y cuando lo solicitaren por escrito diez Hermanos para algún objeto especial, entendiéndose estimada por aquella, la solicitud.

Posteriormente, en el artículo X, se nos expone una notoria diferencia en

comparación con el Descendimiento, pues la presidencia o cargo de Hermano Mayor recaerá sobre un sacerdote y no un seglar. A su vez, se recalca la existencia de un prioste (nueva diferencia), que deberá de dar toda información al sacerdote (cuestión que se deberá de comentar posteriormente con mayor profundidad): X. Aunque la presidencia corresponde al señor Cura de la Parroquia, según está prevenido, se nombrará un señor Prioste, cuyas atribuciones se consignará en el capítulo correspondiente de estos Estatutos, al designar el personal directivo, a cuyo fin se le pasará atento oficio a dicho señor Cura, el día antes de toda junta.

56 En el documento se expresa como “junta general extraordinaria”.

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Seguidamente, en el artículo XI, se nos informa de la composición de la Junta de Gobierno, “XI. La Junta de Gobierno la constituirán el señor Prioste, dos Diputados eclesiásticos y cuatro seglares, un Mayordomo y dos Secretarios”.

Ya en el artículo XIV, se nos expone el establecimiento de una Junta Provisional, de un año de duración, es post de iniciar la gestión de la cofradía57, y conformada entre los miembros actuales de la cofradía. Así quedó conformada con las siguientes personas: Para prioste: D. Juan Ainé y Carbonell.

Diputados Eclesiásticos: D. Francisco Campos y Bejarano y D. Emilio Álvarez y Domínguez.

Diputados Seglares: D. Miguel Pérez y Pérez, D. Ramón Martín y Molino, D. José Hidalgo Machado y D. Luis Nogueira da Silva.

Mayordomo: D. Francisco de Góngora y Álvarez.

Secretarios: D. Claudio Ríos y Martín y D. Vicente Yñiguez y García.

Observamos que D. Juan Ainé y Carbonell, sacerdote y párroco en estos años de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias, ostenta el cargo de prioste de la cofradía, dentro de la Junta Provisional. Así, como reza en el artículo X, el cargo de Prioste quedaría siempre, bajo rigor de estos estatutos, bajo la observancia de un sacerdote.

En los siguientes artículos, se nos expone las funciones de cada cargo. Así, en el Artículo XV se nos muestra el papel clave del Prioste. Teniendo voz y voto y citando las distintas deliberaciones, además de impartir sanciones a los hermanos, junto con los diputados y el mayordomo: XV. El señor Prioste tendrá el primer lugar, voz y voto en todos los actos y deliberaciones de las Juntas, mandará citar a estas siempre que las circunstancias lo exijan y cuando prescriben estos Estatutos, quedando en unión de los señores Mayordomos y Diputados, autorizados para imponer órdenes y castigar las faltas en que incurran los Hermanos, según se explicitará en las obligaciones de la Constitución veinte y cinco.

57 Símil de la actualidad, en la que cualquier cofradía en la que no exista candidatos a las elecciones, se establece una Junta Gestora conformada por hermanos de la cofradía y elegido sus miembros por el guía espiritual.

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El papel principal del prioste no hará que se pospongan las reuniones por su ausencia, siendo sustituido por los Diputados, según orden. Así nos dice el artículo XVI: Las ausencias y enfermedades del señor Prioste, las sustituirán los señores Diputados por su orden respectivo.

Con respecto a los Diputados, el artículo XVII expone que asistirán a las Juntas Generales para opinar y su elección será entre los Hermanos de más notoria suficiencia: Los señores Diputados asistirán a las Juntas generales para dar su opinión y consejo en las resoluciones que se adopten; y por tal carácter habrán de ser elegidos de entre los Hermanos de más notoria suficiencia.

En lo referido al cargo del Mayordomo, será el encargado de la administración de todos los enseres de la cofradía, bajo supervisión del prioste, libros de inventario, cargo y data, actuando a su vez como tesorero.

XVIII. El Mayordomo administrará y tendrá a su cargo, bajo la intervención del Señor Prioste, todos los enseres, alhajas e intereses de la Hermandad, percibirá los derechos de entrada, limosnas y donativos y de acuerdo con la Junta de gobierno, dispondrá los gastos y ornato del paso, sin que por sí solo pueda alterar estos ni distraer fondos ni enseres, pues ha de preceder siempre la venia de dicha Junta. Llevará además los libros de inventario y de Cargo y Data por todos los conceptos expedirá recibos, libramientos con el vuestro beneplácito del señor Prioste y toma de razón del primer Secretario, autorizará la documentación y representará la Cofradía para los asuntos que a la misma puedan surgirle particular o judicialmente.

XIX. El mismo mayordomo, con el carácter de tesorero, facilitará las sumas que para atenciones de la Hermandad ú otros derechos a la Parroquia, se acuerden por la Junta de Gobierno o la General, previos los oportunos asientos y libramientos que autoricen el gasto, facilitando a su vez, como Depositario, la cera, alhajas y efectos que sean necesarios para el ornato del Paso y salida de la Procesión el Viernes Santo; quedando, sin embargo, facultado para disponer de la cantidad de veinte y cinco pesetas, cada vez, sin el previo acuerdo de la Junta, ni más autorización que la justificación, en el primer siguiente cabildo que se celebre de la necesidad urgente de estos fondos.

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Respecto al secretario, será el encargado de la documentación, contabilidad, libros de actas, cuentas, inventario, autorizando acuerdos con voz y voto. Todo bajo supervisión del mayordomo: XXI. El secretario guardará y tendrá a su cargo toda la documentación y contabilidad de la Hermandad, bajo las inmediatas órdenes del Mayordomo, llevará los libros de actas y cuentas, inventario y cuantos papeles se le encomiendan, autorizando y certificando los acuerdos y libramientos que se expidan; teniendo voz y voto en las deliberaciones de las Juntas y debiendo ser sustituido por el Secretario segundo, cuando comprendido aquel, en las causas que determina la Constitución diez y seis de estos Estatutos, necesita la sustitución.

Curioso es la temporalidad de la Junta de Gobierno que estima estos estatutos, pues son anuales, debiendo de estar conforme la junta saliente y entrante en respecto a las cuentas y administración.

XXII. Al terminar la Junta de Gobierno su cargo por renovación anual, se presentará la cuenta justificada de su administración y no se entregará a la entrante, sin previa conformidad de ambas, debiendo al propio tiempo facilitarse los objetos y documentos de inventario, único que acredite terminada la responsabilidad de la saliente.

El estatuto contempla la posibilidad de la reelección de miembros. Al igual que otros cargos anexos como el muñidor (sin dejar clara su función, al contrario que en el descendimiento) y dos camaristas, encargadas de los ornamentos del paso e insignias de la cofradía: XXIII. Cuando las condiciones de la Hermandad lo exijan, podrá reelegirse toda o parte de la Junta de Gobierno saliente, pero solo por una vez y a pluralidad de votos: en igual caso podrán elegirse de entre las Hermanas inscritas, dos Camaristas, cuyo cargo consistirá en arreglar el paso y procurar la conservación de los ornamentos del mismo e insignias de la Cofradía: estos nombramientos durarán un año pudiéndose al hacer nuevas elecciones, reelegirse por otro más, pero siempre y en otro caso, quedará la más antigua, que instruirá en sus obligaciones a la entrante. También se nombrará un muñidor que servirá a las órdenes del Mayordomo y cuyas obligaciones le serán impuestas por la Junta de Gobierno.

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En última instancia, referida a la Junta de Gobierno, existe un calendario fijo de elecciones, las cuales serán el domingo de cuasimodo, es decir, el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Destaca el papel instructor de los antiguos diputados sobre los nuevos. Así mismo, nunca un cargo administrativo recaerá sobre un eclesiástico: XXVI. Las elecciones de oficiales, presidida por la junta de gobierno en ejercicio, habrán de hacerse precisamente el Domingo de Cuasimodo de cada año, juntándose la Hermandad y nombrando los Hermanos todos y de entre todos a pluralidad de votos y en la forma que explica la constitución novena, los seis diputados que quedan referidos, advirtiéndose que, bien en caso de reelección como en el de nueva elección, habrán de quedar siempre dos de los Diputados antiguos, uno eclesiástico y otro seglar, para que instruyan, a los que nuevamente se eligieren en los asuntos de la Hermandad y práctica en sus obligaciones.

Asimismo se elegirán el Prioste, un Mayordomo, dos Secretarios y las dos camaristas, respecto de las cuales sucederá lo mismo que se ha indicado al tratarse de la elección de Diputados y conforme se explica en la Constitución veinte y tres pero cuidando siempre que ningún cargo de administración recaiga en eclesiástico.

Una vez expuestos los aspectos claves referidos a las junta de gobierno, llego a la conclusión de que en el caso del Descendimiento, se trata de un parte muy minuciosa, que no deja lugar a la ambigüedad. Define la totalidad de las funciones de los distintos cargos a la perfección, algo que no ha sido realizado en el caso del Santo Entierro.

Otro aspecto curioso es la presencia del concepto “archivo” en el Estatuto del Descendimiento, dejando patente la preocupación y valoración del patrimonio documental. Ello no exime, que en el Santo Entierro no exista los distintos libros requeridos para la cofradía, como hemos observado.

Respecto a la composición de las juntas, en el Descendimiento, los cargos que la componen será presidente o hermano mayor (se incluyen ambos conceptos), secretario, tesorero, mayordomo y cinco vocales, es decir nuevo miembros. En el caso del Santo Entierro, estará conformada por un prioste, dos diputados eclesiásticos, cuatro diputados seglares, un mayordomo y dos secretarios, diez en este caso. Las ocupaciones del tesorero, en el caso del descendimiento, serán absorbidas por el 90

mayordomo en el Santo Entierro. Vocales y diputados tendrán la misma categoría, exponiendo la mayor relación con la iglesia, con la introducción de religiosos en sus juntas de gobierno, en el caso del Santo Entierro, además del cargo de prioste.

El muñidor aparece como cobrador en ambas Hermandades. En el caso del Santo Entierro58, dicho cargo recae sobre Manuel Romero Santos, elegido por votación de los presentes a la reunión que supuso el primer paso en la fundación de la Hermandad del Santo Entierro. Este individuo cumplía las funciones de sacristán de su sede canónica.

En lo viene refiriéndose a los cabildos, observamos referencias a los mismos en ambos estatutos. En el caso del Descendimiento, en el título 4/capítulo 1.

Mientras que en el Santo Entierro, en los artículos VI, VII y IX. Como en otros aspectos, observamos mayor organización y continuidad expositiva en el Estatuto de Descendimiento.

En primer lugar, se hace referencia al Cabildo, además de con éste, con el de Junta General. El mismo se convoca el domingo posterior al de Resurrección, y encargándose la elección de la mesa de gobierno. En anteriores páginas, hemos observado lo mismo en el Santo Entierro. Se examinarán las cuentas, se tratarán los temas convenientes y se hará inventario de la documentación: Artículo 30: Se reunirán en Junta General el domingo posterior al de Pascua de Resurrección con objeto de examinar las cuentas de todo el año y hacer la elección de los individuos que en el siguiente han de desempeñar los cargos de la Junta Directiva, nombrando una comisión para examinar las cuentas.

Se ocupará así mismo de todos los asuntos que interesen a la Hermandad, una vez hecha una nueva elección de los individuos que han de componer la Junta directiva, procederá ésta a formar inventario de la documentación, efectivo, si lo hubiere, enseres y todo cuanto a ella perteneciere, teniendo en cuenta la indispensable necesidad de reunir esta junta que se llamará ordinaria, cuya no podrá dejarse de verificar sino por accidentes imprevistos en cuyo caso se convocará a ella, después de haber cesado la causa que lo impidiere.

Además, se contempla los casos en los que se pueda producir cabildos

58 Actas Santo Entierro nº1 (Pp. 7-8).

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extraordinarios, como en el caso del Santo Entierro, observando la diferencia en que será necesario 6 y no 10 hermanos para convocarlo: Artículo 31: Habrá además juntas generales extraordinarias en los casos siguientes: 1º Cuando la junta directiva la crea necesario.

2º Cuando seis, o más individuos, por medio de oficio dirigido al Presidente, lo propongan a la junta directiva, dicho presidente acusará recibo a cualquiera de los firmantes dentro de las veinte y cuatro horas y dará inmediata cuenta a aquella que decidiera sobre ello.

El presidente será quien modere los cabildos y, como en la actualidad, los hermanos que no vaya perderán derecho de reclamación al no asistir. También coincide las cuestiones de las primeras y segundas convocatorias: Artículo 32: En las juntas generales formará la mesa la directiva con su Presidente, quien mantendrá el orden en la sesión y dirigirá la discusión.

Artículo 33: Están obligados a concurrir con puntualidad todos los hermanos a las juntas generales ordinarias y extraordinarias para que fueren citados, y si no lo hacen, se celebrará la sesión con los individuos que asistan estando conformes en un todo con los acuerdos que tome la mayoría de los hermanos que a ella hubieren concurrido.

Artículo 34: Pasada media hora de la señalada en la citación, la cual se hará por medio de papeletas indicando sitio, día y hora en que ha de tener efecto la reunión, se declararán como situadas las Juntas Generales.

De nuevo, el paralelismo con nuestros tiempos es calcado, debido a que se regula el papel de los hermanos y su palabra, la toma de acta y el sistema de votación: Artículo 35: Todos los hermanos tendrán derecho a usar de la palabra sobre los asuntos que se pongan a decisión, concretamente a tratar el punto sobre que verse, no permitiéndose hacerlo más que una vez sobre cada asunto, y otra para rectificar. Todo hermano para hacer uso de la palabra habrá antes de pedir venia al presidente cuidando éste de concederla por el orden que se hubiere solicitado.

Artículo 36: Todo hermano tendrá derecho a presentar a la junta general, las proposiciones que crean convenientes, las cuales tomadas en cuenta por el cabildo, el presidente mandará pasar a votación después de considerar suficientemente discutidos los puntos puestos a discusión, y recaer acuerdo por la mayoría de votos que decidiera en caso de empate, 92

el del Presidente, mandará se haga constar en el acta que, al efecto se levante.

Artículo 37: Todos los acuerdos de las Juntas generales o directivas se extenderá a presencia de los mismos en el libro correspondiente, y los privarán los que supieren y hubieren concurrido.

Pasamos al Santo Entierro, y nos llama especialmente la atención como se recalca el papel del varón a la hora de derechos como hermano, en base a la asistencia, voz y voto en los cabildos, tanto generales como extraordinarios, así como asistir a todos los actos de la Hermandad: VI. Todos los hermanos varones tienen derecho de asistir, discutir y votar en las deliberaciones de las Juntas generales ordinarias y extraordinarias y concurrir a todos los actos de la Hermandad.

Los cabildos se realizarán el Domingo de Lázaro (quinto domingo de cuaresma) en la sacristía de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias. Recalca la periodicidad del cabildo general, tanto en tiempo como espacio: VII. La cofradía celebrará una Junta general ordinaria cada año, que tendrá lugar el Domingo de Lázaro, en la sacristía de la parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias, para tratar de todos los asuntos de la Hermandad, su situación económica y reseña de aquellos con memoria d estas circunstancias y lectura previa de estos Estatutos.

Para los casos extraordinarios, también se da potestad, tanto a la junta de gobierno como a los hermanos para convocar cabildos extraordinarios: VIII. Habrá Junta general extraordinaria siempre que la de Gobierno lo considere preciso para resolver asuntos no previstos en estos Estatutos; y cuando lo solicitaren por escrito diez Hermanos para algún objeto especial, entendiéndose estimada por aquella, la solicitud.

En el último artículo referido a los cabildos, se expone las cuestiones referidas a las convocatorias y el derecho de los hermanos, siempre que concurran: IX. Para las Juntas generales de ambas clase, se citará ante diem, a todos los Hermanos, constituyendo Junta plena y ejecutivos sus acuerdos, la 93

asistencia de la tercera parte de estos; así como si por no concurrir número suficiente de cofrades, hubiera necesidad de hacer la segunda invitación, queda la colectividad de Hermanos obligados a aceptar lo que resuelvan o acuerden los que concurran, sin derecho a reclamación en ningún concepto.

Finalizado el tema de los cabildos, llegamos a un punto interesantísimo en el que observamos notorias diferentes, siendo el tema de los entierros de los hermanos.

En cuanto a extensión, en el caso del Descendimiento abarca casi la totalidad de la Disposición General, suponiendo algo más de dos páginas de los Estatutos, mientras que en el caso del Santo Entierro se reduce a dos artículos.

Comenzamos con el Santo Entierro al ser más breve, se establece obligación de la Hdad de acompañar al difunto en su entierro con cirios y el Estandarte.

XII. Siendo santo y loable rogar por los difuntos , cuando falleciere alguno de los Hermanos, es obligación, acompañarle en su entierro, con cirios o velas y el Estandarte de la Cofradía.

Finalmente, se expone la misa de difuntos, bajo pago: XIII. Al mismo tiempo que consignados que en el mes de Noviembre de cada año y en el día que acuerde la Junta de Gobierno, se celebrarán Honras con Vigilia y Misa, por nuestros Hermanos, satisfaciéndose por la Cofradía los derechos correspondientes con arreglo a Arancel.

Pasamos el Descendimiento. En primer se menciona la administración de los sacramentos a aquellos hermanos enfermos, todo regulado en el tiempo, y con la asistencia de hermanos con cirio, estandarte y hermano mayor con vara.

Artículo 44: Al cofrade enfermo de gravedad se le administrará los santos sacramentos, y para ellos, avisarán sus familias con seis horas de anticipación al Presidente, quien ordenará lo conveniente a este fin; a este actos asistirán todos los hermanos con cirios encendidos y provistos del estandarte de la Hermandad, debiendo acompañar el Presidente con la vara.

Existirá tanto preocupación como predisposición de la Hermandad y su Junta de Gobierno ante los casos de fallecimiento:

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Artículo 45: El fallecimiento del cofrade se avisará por la familia del “fallecido” al Presidente, y éste a su vez lo hará al mayordomo y secretario, para que ambos y cada cual provistan al cumplimiento de cuanto se ordena.

Se levantará un altar en honor del difunto en la sala mortuoria, debiéndose el hermano estar en solvencia en cuanto a las cuotas, además del pago de cincuenta pesetas: Artículo 46: El mayordomo inmediatamente de recibir aviso del Presidente, de la defunción, se trasladará a la casa mortuoria y en la sala conveniente levantará un altar con frontal negro y demás efectos que se citan en el artículo 47, cuidando recogerlos, una vez terminado el entierro.

Artículo 47: A la viuda, hijos o padres, con quien resida, se todo hermano que falleciere, afiliado a ésta Hermandad, fuera o dentro de la localidad, encontrándose solvente en sus cuotas conforme determina el artículo 48, se le abonarán, previos los requisitos legales, en metálico cincuenta pesetas, si dentro de la localidad tuviere lugar la defunción, se adornará además la sala mortuoria, como indica el artículo 46, y además, se colocará en el altar citado un crucificado, alumbrado por cuatro velas y cuatro hachas con sus hacheros correspondientes y colgaduras negras en el frente de la sala.

Artículo 48: Para que los hermanos, a su fallecimiento, puedan disfrutar de los beneficios que cita el artículo anterior; es indispensable se hallen solventes en sus cuotas, y nunca se adeudaren una sola mensualidad.

Artículo 49: El Presidente cuidará, antes de autorizar el disfrute del artículo 47, pedir cuentas al Secretario del estado de solvencia del cofrade de que se trate.

Todo se encuentra perfectamente organizado en base a estos momentos, lo cual nos ofrece la importancia para la cofradía el momento del inicio del descanso eterno de sus hermanos: Artículo 50: El presidente ordenará con doce horas de antelación, cuando menos, al secretario la citación de los hermanos para que concurran en la capilla, residencia de la Hermandad, media hora antes de la indicada para el entierro, pasado el primer cuarto de hora, ordenará el Presidente, provisto de la vara, la salida de los hermanos y estos, 95

provistos también de las velas de reglamento, que será de las llamadas de tres cuartas libra, acompañados del estandarte irán en procesión a la Iglesia Parroquial, y desde aquí, con el clero, a la casa mortuoria, en la que, previo desfile ante el cadáver, serán depositadas todas las velas, estandarte y demás “objetos” de la hermandad que cuidará recoger el mayordomo con el muñidor, trasladándose la Hermandad, acompañando al cadáver al cementerio católico, donde tendrá lugar la inhumanación, La entrega de muebles y efectos para este acto, se sujetará a lo previsto en el artículo 40.

Artículo 51: El mayordomo cuidará entregar tantas velas cuantos fueren los hermanos que hubieren concurrido, prohibiéndose en absoluto la entrega de alguna más, una vez salida la Hermandad de la Capilla, ni menos facilitarlo en la valle a ningún cofrade.

Observamos una preocupación máxima en el caso del entierro de los hermanos del descendimiento, y partimos de la idea de la composición social de la cofradía, en contraposición al Santo Entierro. El pago del entierro de una persona a inicios del siglo XIX suponía un gasto considerable, he aquí la labor social de la cofradía.

Visto las cuestiones referidas a los enterramientos, pasamos al núcleo de la procesión, observando diferencias con respecto al número y claridad de las distintas referencias. Esta vez existe cambios de papeles, pues en los estatutos del Descendimiento se reduce las cuestiones de las procesiones al título 4º/capítulo 2, además de una Disposición Adicional. En el caso del Santo Entierro, se recrea en torno a diez páginas de los estatutos. Ello nos supone, mayor precisión en esta cuestión en el Estatuto del Santo Entierro.

El Estatuto del Descendimiento, comienza exponiendo que deberá de existir fondos que puedan sufragarla, además de la necesaria compostura de la misma, incluyendo a los hermanos: Artículo 38: Para llevar a efecto lo prescrito en el artículo 2º, es indispensable: 1º Que la hermandad tenga en tesorería los fondos suficientes para realizarla con la decencia y compostura que el acto exige; así como que todos los hermanos que formen en la procesión han de guardar en la misma la mayor compostura, sin cometer actos irreverentes, sin excesos indignos de esta asociación.

El mayordomo será el encargado y receptor de todos los efectos utilizados 96

para la procesión: Artículo 39: Terminada las procesiones se entregarán los cirios y demás efectos sacados para las mismas al mayordomo, quien cuidará su guarda celosa colocación en los sitios respectivos, dando cuenta de las faltas que notare.

Artículo 40: Todos los efectos referentes a procesiones, funciones, eccetera, serán entregados por el mayordomo con la anticipación debida, previa orden y acuerdo de la directiva.

La junta de gobierno siempre será responsable siempre de todos los efecto de la cofradía:

Artículo 41: No es árbitro ningún hermano para hacer uso de los efectos de la Hermandad ni menos para hacer prestaciones de ellos, teniendo que recaer para ello, acuerdo unánime de todos los individuos de la directiva, sin excepción.

En último lugar, tenemos la siguiente Disposición Adicional: Disposición Adicional Artículo 52: El Jueves Santo, después de tinieblas, y en su defecto por lluvias u otras causas, que lo impidiere, el Viernes Santo, después de recogida la procesión del Santo Entierro que sale de la Parroquia de las Angustias, saldrán en procesión las imágenes de nuestra Hermandad, cuyos gastos serán costeados con fondos de la misma.

Se establece el día de salida de la cofradía en la jornada del Jueves Santo.

La cofradía se reserva las opción de procesionar el Viernes Santo, siempre teniendo en cuenta el transitar de la procesión del Santo Entierro de las Angustias, que como hemos visto en los antecedentes, es la imagen del Santo Entierro perteneciente a la Hermandad de la Vera+Cruz, Santo Entierro y María Santísima en su Soledad, con sede en San Francisco, que en estos momentos procesiona desde la Parroquia de las Angustias bajo la acción de los asociados de la Hermandad Sacramental de la misma parroquia59. Este fue el germen de la fundación de la Hermandad del Santo Entierro de la Parroquia principal de la Ribera.

Como hemos comentado anteriormente, la extensión referida a la procesión 97

en el Estatuto del Santo Entierro es de mayor envergadura, debido a su minuciosidad, expresada en sus diez páginas, comprendiendo los artículos XXIV y XXV.

En el artículo XXIV, se expone que los cargos de Prioste, Mayordomo, Diputados y Primer Secretario tienen sitio específico en el cortejo de la cofradía, algo que no se menciona en el Descendimiento. Se trataría de la presidencia actual que se establece en el cortejo de la mayoría de cofradías.

XXIV. En todas las procesiones a que la Hermandad acuerde asistir y principalmente en la del Viernes Santo, para la que se constituye esta Cofradía, el señor Prioste y Mayordomo con los señores Diputados y primer Secretario, ocuparán los lugares que les corresponden por sus respectivas categorías, llevando las insignias que le acrediten como tales y que previamente acordara la Junta de Gobierno.

Se establece que todos los hermanos que participen deben de revestirse con la túnica, la cual se establecerá en el primer cabildo de la cofradía: XXV. Como la Cofradía para asistir a la procesión del Santo Entierro el Viernes Santo de cada año, ha de ir uniformada y revestidos los Hermanos todos que concurran con sus respectivas túnicas y demás inherente al trage que requiere el acto y que en el primer Cabildo lo resolverá la Hermandad, designando detalladamente la clase, forma y demás de dichos trajes e insignias que correspondan con arreglo a los modelos que la misma Junta Provisional se encargará de adquirir […].

A su vez, se expone las obligaciones de los hermanos en lo que supone a la procesión o estación de penitencia: […] se establecen como principales obligaciones de los señores cofrades, la siguientes, que para la mejor inteligencia y exacto cumplimiento, se transcribirán tambien literales al dorso de cada título que se expida.

1ª Todos los Hermanos están obligados a observar y cumplir lo que acordaren en Junta los señores oficiales que hoy son y en adelante fueren de nuestra Hermandad.

2ª Contraen asímismo la obligación de pagar los derechos de su respectivo título y mensualidad señalada, de tal manera, que resulten cubiertas sus responsabilidades todas el Domingo de Lázaro en la Junta General Ordinaria que se celebre ese día, incurriendo, caso contrario, 59 Moreno Flores, M.A.: Raíces de una Cofradía. Ed. Ayuntamiento de Ayamonte. Huelva. 2003.

98

en lo prescrito en la Constitución quinta de estos estatutos.

3ª Durante la Estación, estará el Hermano sujeto a cuanto le ordenaren los señores oficiales y Diputados, encargados en el mantenimiento del orden, a los que obedecerá, si bien quedando a salvo el derecho de recurrir a la Junta de Gobierno. si aquellos se extralimitaren de sus atribuciones.

4ª Durante la Estación, no se separará del sitio que se le hubiese señalado; y si por enfermedad ú otra causa semejante no pudiere continuar, entregará el cirio a uno de los Hermanos Celadores y no a otro Hermano ni persona alguna. El celador ocupará el sitio vacante hasta tanto que el Hermano regrese, lo cual deberá hacer este por el camino mas corto posible y sin permitirsele vagar por fuera o dentro del cuerpo de la Cofradía.

5ª No podrá, bajo ningún pretesto, desnudarse de su túnica, para cederla a otra persona, sea o no hermano, en el resto de la noche de la cofradía o transito de la estación.

6ª No podrá, con la túnica vestida, andar vagando por las calles aunque fuere con el objeto de ver otras procesiones.

7ª En la noche de la salida de la cofradía, no podrá tampoco pasear Capilla, Yglesia o portico, sino que se retirará al sitio de descanso, hasta la hora que se le llame para ocupar su puesto en la Procesión; y rezando un credo ante nuestra Sagrada Imagen, antes de retirarse a dicho sitio.

8ª Queda terminantemente prohibido que, bien al dirigirse a la Yglesia para la salida de la procesión o al retirarse a su casa concluida aquella, o en cualquier otro caso, vaya por la calle con el rostro descubierto, fumando o acompañado de personas que puedan producir escándalo.

9ª También queda prohibido el uso de cintillos, moños en lugar de hevillas en los zapatos, pañuelos de color al cuello, o que se lleven descubiertos en el pecho los de indispensable uso.

10ª Asímismo queda prohibido hablar con persona, alguna sea cual fuere su sexo, hace cualquier obsequio y todo aquello que se oponga a el buen orden y compostura , durante la Estación.

11ª Siendo muy recomendable en estos actos la uniformidad en todos los movimiento, se previene que los señores hermanos han de observar atentamente lo que hace la cabeza de la procesión, para no alzar ni bajar las hachas, pararse o andar, hasta que aquella lo haga, tanto desde la salida de la Yglesia, que seguirá el mismo órden hasta la entrada de la Cofradía en su Parroquia.

12ª Antes de la salida se sujetarán todos los señores hermanos a un minucioso examen, a fin de evitar en su traje, cuanto se oponga a lo que queda prescripto, y se leera en voz alta, por el señor secretario las presentes obligaciones, para que recordándole sus deberes, no puedan 99

alegar ignorancia en cualquier falta que cometieren.

13ª Si lo que no es de esperar, algún señor hermano contraviniere a algunas de las obligaciones que quedan expuestas, especialmente de las que se refieren al régimen de la Cofradía, será expulsado de ella, quedando sin ningún valor el título que se le haya expedido, cualquiera que él sea sin atender al cargo que ejerza en nuestra hermandad.

14ª Para el exacto cumplimiento de todo cuanto queda expuesto, al regreso de nuestra cofradía se reunirá una Junta de disciplina, compuesta de todos los señores oficiales y diputados para resolver los casos que puedan haberse presentado, levantándose acta por el señor secretario, que se extenderá al pié del estado de salida de Cofradía que anualmente se anotará en nuestro libro de actas y firmándose por los señores Hermano Mayor, Censor y Secretario.

En el presente listado de obligaciones, observamos la legitimidad de la Junta de Gobierno en las decisiones referidas a la estación de penitencia, la obligación del hermano de estar al día en la cuota y, sobre todo, el hincapié en la seriedad, compostura de los participantes, hasta el punto de conformar una Junta Disciplinaria en base a mantener dicho orden.

Para finalizar en la comparación de los diferentes contenidos de ambos estatutos, debemos de prestar atención a los documentos anexos o adjuntados a los estatutos, los cuales finalizan con la firma de los hermanos fundadores.

En el caso del Descendimiento, sólo existe un documento adjunto, el cual es la aprobación de los Estatutos de la cofradía por parte del Arzobispado de Sevilla.

Es necesario recordar, que la provincia de Huelva no tendría Diócesis propia hasta 1953, perteneciendo al Arzobispado de Sevilla, hasta entonces60: Sevilla 10 de Agosto de 1909.

En atención a que las precedentes Reglas de la Hermandad del Descendimiento de Cruz se hallan, según dictamen de nuestro fiscal en un todo conformes con las disposiciones generales de la Iglesia y con las especiales vigentes en nuestro Arzobispado; venimos en aprobarlas como más hubiere lugar en derecho para que con sujeción a ella se rija y gobierne la referida Hermandad con las siguientes disposiciones adicionales: la Hermandad comunicará al Sr. cura el local, día y hora reunión de los cabildos generales y cara al mismo presidirlos y dirigir 60 Véase en: http://www.diocesisdehuelva.es/.

100

las discusiones, aunque sin voz ni voto.

Habrá de hacerse un amplio inventario de cuanto posea la Hermandad y de él se harán dos copias; una destinada al archivo parroquial y otra al de la secretaría de la cámara.

No podrá enagenarse nada de lo que esta posea por su propia voluntad o iniciativa, sino antes acudir al prelado solicitando su asentimiento; advirtiendo que los hermanos no podrán en tiempo alguno variarlas ni modificarlas sin el conocimiento y aprobación de esta jurisdicción diocesana a la que queda sujeta la Hermandad en la forma que determinan las mismas prescripciones canónicas.

Lo acordó y firma el Ilustrísimo Sr. Gobernador Ecco (…) que certificó.

Firman: Dos miembros del arzobispado no identificados. El arzobispo en estos momentos, 1909, era Enrique Almaraz y Santos61.

Sello del Arzobispado de Sevilla

En el caso del Santo Entierro observamos dos documentos adjuntos. El primero de ellos es la aprobación del Arzobispado de Sevilla y el segundo un voto de la cofradía en defensa de todos los dogmas de María, destacando su Inmaculada Concepción y su Asunción Gloriosa. Es necesario destacar, que dicho voto tiene fecha de 1948, por lo tanto, ha sido añadido muy posteriormente a la fundación de la cofradía. El dogma de la Inmaculada Concepción se definió y proclamó por la Iglesia en 185462, mientras el de la Asunción Gloriosa en 195063. No debe de extrañarnos que un organismo, en este caso una cofradía, realice voto de juramento en la defensa de un futuro dogma, pues, como en el caso de la Inmaculada Concepción64, las definiciones de los mismos son impulsados por las bases devotas. Aun así, es necesario resaltarlo.

Así, tenemos la aprobación de los Estatutos de la Cofradía del Santo Entierro: Sevilla 17 de Agosto de 1897 Vistos y examinados los anteriores estatutos de la Hermandad del Santo Entierro de la parroquia de ntra sra de las angustias de la ciudad de 61 Véase en: http://www.archisevilla.org/archidiocesis/episcopologio/obispos-que-ha-tenido-la-sede-hispalense-siglo-xx/ .

62 Carro Gómez, R: Trabajo Fin de Grado: La Defensa de la Inmaculada Concepción en la Predicación Franciscana del siglo XVII. Universidad de Huelva. Huelva. 2016.

63 Véase en: http://www.homilia.org/virgen/12Dogma.htm.

64 Carro Gómez, R: Trabajo Fin de Grado: La Defensa de la Inmaculada Concepción en la Predicación Franciscana del siglo XVII. Universidad de Huelva. 2016.

101

Ayamonte, y hallándolos hechos y que han sido formados para el mejor servicio de Dios y mayor bien y utilidad de la referida hermandad, hemos recibido a bien confirmarlos y aprobarlos y por el presente los confirmamos y aprobamos en todas sus partes, según y cómo en ellos se contiene por el tiempo y término que fuere nuestra voluntad.

Mandamos por lo tanto que sean guardados y cumplidos, bajo las penas que en ellos se expresan, prohibiendo que se use de otros, ni que los presentes se alteren ni modifiquen sin el consentimiento y aprobación de esta jurisdicción diocesana, a la que pueda sujetar la Hermandad con arreglo a las prenscripciones generales del derecho y a las especiales vigentes en nuestro Arzobispado: mandamos por último que por cabeza de estas constituciones se ponga el catecismo de la doctrina cristiana, encargando a los hermanos que cuiden no olvidar sus santos preceptos y de enseñarlos a los de sus casas y familias.

Lo acordó y firma su excelencia reverendísima, mi señor, de que certifico.

(Rúbrica).

Don Juan María Álvarez Troya, secretario Sello del Arzobispado de Sevilla.

De este escrito aparece parte del mismo como si el original estuviera partido o arrancado.

Santa Pastoral Visita.

Visto y examinados los Estatutos de la Hermandad del Santo Entierro, establecida en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra de las//Angustias, con (rotura) mismo y dispon (rotura) plan en todas y cada u (rotura) especialmente en lo que han (rotura) preceptos de la confesión y com (rotura) na que siempre aparezca como (rotura) ten piadoso de esta clase de asocia (ción).

Lo decretó y firma su excelencia Reverendísima el Arzobispo, mi Señor, de que certifico: Enrique, Arzobispo de Sevilla (rúbrica).

Por mandato de su excelencia reverendísima el Arzobispo, mi señor.

Firma Manuel Gómez, secretario.

En 1897, el Arzobispo de Sevilla era Marcelo Spínola y Maestre (18961906). Observamos la diferencia de aprobación de años de ambos estatutos, pues el Descendimiento debe de esperar desde 1894 hasta 1909, mientras que el Santo Entierro le son aprobados sus estatutos en su mismo año de fundación. Achaco esta diferencia a los estratos sociales que albergaba cada cofradía, sobre todo, al protagonismo eclesiástico, destacando la figura del Párroco de la Parroquia de Ntra.

102

Sra. de las Angustias, Juan de Ainé Carbonell, miembro de la cofradía, de su junta de gobierno (prioste) y hermano fundador. Ello viene seguido del acta de una visita pastoral a la cofradía.

En segundo lugar, tenemos el voto de la cofradía, comentado anteriormente: Voto Hecho por la Real Hermandad del Santo Entierro y Descendimiento de Cruz establecida en la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias de Ayamonte el 23 de Mayo de 1897 en su función principal como terminación del anual y solemne quinario que celebra.

En el nombre del Dios omnipotente, uno en esencia y trino en sus divinas personas; en la presencia del Dios Hombre Jesús Yacente nuestro Redentor y Amante titular, con María Santísima del Mayor Dolor, a cuyas sagradas Ymágenes rendimos culto y adoración en esta función solemne del anual quinario que celebramos para mayor gloria de Dios nuestro Señor y honor de María Santísima su Inmaculada Madre; como sumisos hijos del Vicario de Cristo en la Tierra, el Romano Pontífice, y del legítimo pastor de la Yglesia hispalense.

La Hermandad del Santo Entierro y Descendimiento de la Cruz, representada por su Junta Directiva y por los hermanos aquí presentes hace pública protestación de fe católica en este solemne acto y declara que cree y confiesa todos los dogmas y verdades definidas por la Yglesia y cuantas ella declare y enseñe. Además juran defender y propagar los privilegios de la Santísima Virgen, entre los cuales de una manera singular descuella su Concepción Inmaculada, verdad dogmática definida por la Yglesia, como también creen y confiesan el Misterio de su Gloriosa asunción en cuerpo y alma a los Cielo. y ser ella a Medianera Universal de todas las gracias que dispensa a los hombres Nuestro Señor Jesucristo, cuyas gracias llegan a nosotros pasando como por aureo canal de inestimable valor, por María Santísima Ntra. Sra. Así lo creemos, lo confesamos y juramos defender siempre esta doctrina ayudados por la gracia de Dios. Amen.

A.M.D.G.

Esta abreviatura eclesíastica (A.M.D.G.) significa, en lengua latina, “Ad Majorem Dei Gloriam”, lo que quiere decir en castellano: Para mayor gloria de Dios65.

65 Véase en: http://ec.aciprensa.com/wiki/Abreviaturas_eclesi%C3%A1sticas.

103

ESTUDIO SOCIO-ECONÓMICO DE LOS HERMANOS FUNDADORES

La base documental de este apartado han sido los padrones municipales de nuestra localidad, de los años 1893 y 1896, debido a que son los más próximos, en cuanto a las fundaciones de ambas cofradías, existentes en el Archivo Municipal del Iltmo. Ayuntamiento de Ayamonte. En ellos, no se observan a todos los miembros fundadores, debiéndose de tener en cuenta. Se ofrecen datos sobre el estado civil, edad, lugar de nacimiento, lugar de residencia, dirección, profesión y nivel de alfabetización (en concreto, si sabe leer y/o escribir). Tabla de los hermanos fundadores de la Hermandad del Descendimiento de Cruz: Lugar de Nacimiento

Lugar de Residencia

Dirección

Edad

Estado Civil

Profesión

Alfabetización

Ayamonte

Ayamonte

Calle Moería

26

Casado

Industrial

Sabe leer y escribir.

José Antonio Garcés Macias

Ayamonte

Ayamonte

Calle Ibería nº 56

43

Casado

Industrial

Sabe leer y escribir.

Blas del Carmen

Ayamonte

Ayamonte

Calle Lepanto nº2

61

Casado

Patrón

Sabe leer y escribir

Miguel Muniz Jesús

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

R. Gómez Jesús

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

Fco. Jesús Quintana

Ayamonte

Ayamonte

Calle Merced nº28

42

Casado

Marinero

Si sabe leer y escribir

Juan de Márquez Morales

Ayamonte

Ayamonte

Calle Guadiana nº 25

50

Casado

Propietario

No consta en los Padrones.

José Gil Márquez

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones.

Mateo Castellano Feria

Ayamonte

Ayamonte

Paseo Tetuán nº 11

54

Casado

Industrial

Si sabe leer y escribir.

Nombre José Gómez Gómez

en los Padrones.

Tabla 1. Elaboración Propia. Fundadores de la Hermandad del Descendimiento de Cruz, en base a los padrones municipales de los años 1893 y 1896.

104

En la presente tabla, observamos en los hermanos fundadores de la Cofradía del Descendimiento de Cruz, a individuos con una edad comprendida entre los 26 y 61 años. Casados y alfabetos. Son individuos cuya profesión, principalmente, se relacionan con el mar (patrones y marineros). También se citan, industriales y propietarios. De los fundadores conocidos, observamos que todos son naturales y residen en Ayamonte. En última instancia, observamos la localización de las viviendas de los hermanos fundadores, las cuales se encuentran en la zona de la Ribera, destacando las calles Iberia, Merced y Paseo de Tetuán.

Tabla de los hermanos fundadores de la Hermandad del Santo Entierro: Nombre

Lugar de Nacimiento

Lugar de Residencia

Dirección

Edad

No consta en los Padrones

Estado Civil

Profesión

Alfabetización

No consta en los Padrones

No consta, aunque sabemos su papel como sacerdote de la Parroquia de Ntra.

Sra. de las Angustias.

No consta en los Padrones.

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones Si sabe leer y escribir.

Si sabe leer y escribir Si sabe leer y escribir Si sabe leer y escribir Si sabe leer y escribir

Juan Ainé y Carbonell

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

Miguel Pérez y Pérez

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

José Hidalgo Machado Vicente Yñiguez y

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

Sevilla

Ayamonte

Calle Iberia nº 18

40

Viudo

Registrador

Ayamonte

Ayamonte

Calle San Diego

41

Casado

Médico

Castro Marín (Portugal)

Ayamonte

Calle Colón nº 10

47

Casado

Comerciante

Ayamonte

Ayamonte

Calle González de Aguilar nº 6

38

Casado

Dependiente Industrial

Ayamonte

Ayamonte

Calle Zamora nº 2

58

Casado

Propietario

García Manuel Solesio Pronstroller Francisco de Góngora y Álvarez Ramón Martín y Molino Luis Nogueira Da Silva Claudio Ríos y Martín Manuel Lerdo de Tejada

105

No consta en los Padrones No consta en los Padrones No consta en los Padrones No consta en los Padrones

Antonio Ortiz

Ayamonte

Ayamonte

Calle Colón nº 11

51

Casado

Industrial

Si sabe leer y escribir

Arturo Ferrer Fernández

Ayamonte

Ayamonte

Calle González de Aguilar nº4.

27

Casado

Comerciante

No consta.

Francisco R. Rogado

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

No consta en los Padrones

Ayamonte

Ayamonte

Calle Colón nº 14

32

Casado

Zapatero

No consta en los Padrones Si sabe leer y escribir

Castillejos

Ayamonte

Calle Merced nº 2

25

Casado

Comerciante

No consta.

Ayamonte

Ayamonte

Calle Colón nº 45

45

Casado

Fomentador (Industrial Conservero)

Si sabe leer y escribir

Rafael Rasco Fuster Ramón Delgado Pérez Manuel Martín Cordero

Tabla 2. Elaboración Propia. Fundadores de la Hermandad del Santo Entierro, en base a los padrones municipales de los años 1893 y 1896.

Respecto al lugar de nacimiento, es decir, de donde son naturales los hermanos fundadores de la Hermandad del Santo Entierro, observamos mayor variedad, ya que no sólo incumbe a nacidos en Ayamonte, sino a Sevilla, Castillejos y Castro Marín, residiendo todos ellos en la localidad. La edad se comprende entre los 27 y 58 años. Son hombres casados, excepto un viudo. En lo que respecta a sus profesiones, encontramos mayor variedad, entre los dedicados a todo lo que supone la industria, como médicos, zapateros, comerciantes, propietarios y registradores. De nuevo, la cultura brilla en individuos alfabetizados, excepto uno que no consta este apartado, entre los reflejados en los padrones. Respecto a las direcciones, de nuevo, responden a la zona de barrio de la Rivera, destacando calles como Colón, Zamora, Merced, González de Aguilar y San Diego.

Como nota documental primaria, adjuntamos plano de la calle Iberia, pues de lo existente en el Archivo Municipal resulta esclarecedor, como arteria que regula el plano urbanístico de la localidad66. La misma tiene en la actualidad la designación de calle Huelva.

66 Archivo Municipal de Ayamonte. Sección Secretaría. Obras Urbanismo. Pavimentación y Saneamiento. Leg. 615-8.

106

CONCLUSIONES

A modo de conclusión y síntesis, concluimos que parte de las grandes diferencias que existen entre los estatutos de ambas cofradías antes de “fusionarse”, parten de una mejor organización del Estatuto del Descendimiento de Cruz, no sólo en su organización en base a las distintas temáticas abarcadas, sino además a la inclusión de las diferentes situaciones de los variados actores protagonistas.

Sin embargo, uno de los principales focos que diferencian de sobre manera a estos documentos es la naturaleza socio-económica de sus hermanos fundadores, y en especial mención, el papel protagonista de los señores sacerdotes de la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias en la Hermandad del Santo Entierro es clave para entender esta cuestión. Ello se refleja en multitud de cuestiones comentadas, como la aprobación de sus estatutos en el mismo año de fundación (1897), en detrimento del Descendimiento, la cual habría que esperar hasta 1909. En el papel de los sacerdotes en la Junta de Gobierno del Santo Entierro, prevaleciendo el Prioste (el cual sería un religioso), además de los dos diputados eclesiásticos. También en la fundación y aprobación de la cofradía antes, incluso, de devolver la imagen del Santo Entierro a la Hermandad de la Vera+Cruz, Santo Entierro y María Santísima en su Soledad., y en la existencia de sello corporativo.

Otro aspecto clave es la cuestión social y procesional de ambas entidades.

Descendimiento resalta la caridad a los hermanos, siendo muy notable la regulación del entierro de los mismos. En cambio Santo Entierro, ofrece una nutrida normativa de la procesión, ya que no podemos olvidar, como se ha comentado anteriormente, que uno de sus fines era mejorar las cuestiones referidas a la misma.

Para finalizar, abogamos más por el término de absorción que fusión, pues Santo Entierro se expone en una situación hegemónica ante de la coyuntura en la que se encontraba Descendimiento. Ello no sólo se muestra en hechos como los presentes en el acta extraordinaria, sino en hechos muy simbólicos cómo la presencia de la túnica de dicha hermandad a modo de presidencia en el cortejo del Viernes Santo, imperando en el resto del mismo la del Santo Entierro.

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BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA Bibliografía - Capelo García, M.L.: Contribución a la problemática de la desamortización eclesiástica en la provincia de Huelva (1836-1844). Instituto de Estudios Onubenses “Padre Marchena”. Ed. Excma. Diputación de Huelva. Huelva. 1980.

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Sra. del Mayor Dolor: Primer Centenario Hermandad del Descendimiento de Cruz.

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108

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Siglos XIV, XV y XVI. Huelva. Universidad de Huelva. 2002.

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- http://dle.rae.es.

- https://literaturayotrosmundos.wordpress.com/2013/03/19/sabado-delazaro-o-domingo-de-lazaro/.

- http://ec.aciprensa.com/wiki/Abreviaturas_eclesi%C3%A1sticas.

109

110

AYAMONTE NA EXPANSÃO PORTUGUESA PARA O NORTE DE ÁFRICA FERNANDO PESSANHA

ARQUIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE VILA DE SANTO ANTONIO

AYAMONTE EN LA EXPANSIÓN PORTUGUESA POR EL NORTE DE AFRICA

111

112

Tal como é do conhecimento comum, Ayamonte foi uma das terras andaluzas que colaborou activamente para a exploração e colonização do continente americano, acabando por se converter, durante o século XVI, num dos núcleos urbanos mais importantes de toda a costa de Huelva. Porém, a proximidade ao Algarve determinada pela sua condição de terra de fronteira, fez com que Ayamonte também participasse com recursos humanos nos Descobrimentos Marítimos e na Expansão Portuguesa para o Norte de África. Com efeito, a história do vizinho Algarve, entre os séculos XV e XVII, encontra-se estreitamente interligada com as conquistas em Marrocos, uma ligação umbilical que, efectivamente, unia os Algarves Daquém aos Algarves Dalém-mar, em África. Aliás, como Romero de Magalhães bem observou, “a ligação de Portugal com as praças marroquinas fazia-se através do Algarve e, em princípios do século XVI, sobretudo por Tavira”1. Refira-se que este porto de ligação com o Norte de África encontra-se a apenas 23 Km de Ayamonte, pelo que a ligação entre as duas cidades resultava extremamente fácil através da tradicional navegação por cabotagem.

Por outro lado, o posicionamento de Ayamonte frente a Castro Marim, a praça de guerra portuguesa mais próxima de Marrocos, atrairia certamente muitos ayamontinos interessados em aventurar-se na cruzada portuguesa nos Algarves Dalém-mar. Mas para compreendermos em que circunstâncias os ayamontinos participaram na Expansão Portuguesa para o Norte de África, vejamos antes qual o ambiente que se vivia na vizinha Castro Marim.

1 Joaquim Romero de Magalhães, O Algarve na Época Moderna, pp.81-96. Do mesmo autor ver também Para o Estudo do Algarve Económico Durante o séc. XVI, pp.238-239. Sobre a relação entre Tavira e as praças dos Algarves Dalém vejase Maria Augusta Lima Cruz, “Tavira no processo de abandono de praças portuguesas no Norte de África, no século XVI. Abertura de um estudo”, in Espírito e Poder – Tavira nos Tempos da Modernidade, pp.20-45.

113

CASTRO MARIM NA EXPANSÃO PORTUGUESA PARA O NORTE DE ÁFRICA. Se desde os primeiros anos do séc. XVI que os ayamontinos se lançavam como pilotos e marinheiros nos barcos da Carreira das Índias2, o mesmo aconteceu na vizinha Castro Marim, onde os descobrimentos e a Expansão para o Norte de África tiveram forte impacto. O próprio infante D. Henrique - que em 1416 tinha sido incumbido por D. João I de abastecer e defender a recém-conquistada Ceuta3 permaneceu em Castro Marim durante algum tempo, quando ali foi receber o infante D. Fernando, seu sobrinho e herdeiro, entretanto regressado ao reino, depois da sua passagem por aquela praça norte-africana4. Do mesmo modo, também outros fidalgos se estabeleceram nesta praça fronteira a Ayamonte, apoiando o infante e exercendo altos cargos. Foi o caso de Diogo Lopes, cavaleiro da casa do infante D. Henrique e comendador de Castro Marim, para além de vedor dos vassalos régios moradores nesta vila e termo, em 14445, ou o caso de Vasco Eanes Corte Real, capitão da cavalaria de Castro Marim antes de 14336 e filho de Vasco Eanes, que acompanhou D. Henrique durante a conquista de Ceuta7.

E porquê esta necessidade de prover Castro Marim com gente de confiança do infante? Porque a vila, pela sua proximidade geográfica a Marrocos, passou a ter um importante papel na defesa da presença portuguesa no Norte de África e no combate contra a pirataria magrebina. Nesse sentido, não podemos deixar de salientar a extraordinária acção de Garcia de Melo, anadel-mor dos besteiros e alcaide-mor de

2 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminências alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.154-155; Antonio Manuel González Días, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, p.38.

3 Ver Isabel L. Morgado de Sousa e Silva, A Ordem de Cristo (1417-1521) - Revista Militarium Ordium Analecta, Nº 6, p.63.

Mais tarde, em 1433, o rei D. Duarte concedeu ao infante D. Henrique um quinto de tudo o que fosse tomado pelos seus navios de corso, que andavam a patrulhar o Estreito de Gibraltar. Ver Monumenta Enricinha, Vol. IV, p.266; Ver também Edite Maria da Conceição Martins Alberto, “Resgatar cristãos em terras no Norte de África – O ofício de Alfaqueque no século XV”, in Estudos de História Luso-Marroquina, p.42.

4 Alberto Iria, O Infante D. Henrique no Algarve (estudos inéditos), p.77.

5 Ver Monumenta Enricinha, Vol. VIII, p.220.

6 Ver Monumenta Enricinha, Vol. IV, p.500.

7 De acordo com Zurara, Vasco Eanes saltou na praia da vila com o infante D. Henrique e foi o primeiro português a combater os mouros na porta da Almina. Ver Gomes Eanes de Zurara, Crónica da Tomada de Ceuta, Capítulo LXXII, p.225.

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Castro Marim8. Recordamos que em 1504, no mesmo ano em que a vila recebeu o foral manuelino, Garcia de Melo liderou um vitorioso ataque a Larache, na altura um conhecido ninho de piratas que incansavelmente atacava as costas do Algarve e da Andaluzia - ataque em que capturou cinco galeotas, dois bergantins e uma caravela, tendo incendiado uma galé e três outras caravelas9.

CASTRO-MARINENSES NAS PRAÇAS DE PORTUGAL EM MARROCOS Temos que ter em consideração que as conquistas em África implicaram, desde logo, o envio de homens para assegurar a defesa e manutenção das praças sob domínio português. E como Castro Marim se encontra próximo das terras marroquinas, muitos foram os castro-marinenses que se lançaram na conquista, manutenção e defesa destas praças. Quando o infante D. Fernando, irmão de D. Afonso V, planeou envolver-se em grandes feitos em Ceuta mesmo sem a aprovação do irmão, “mandou aparelhar uma caravela na foz do rio Guadiana e pôs-se a caminho”10. Escusado será dizer que parte da tripulação que acompanhou o infante seria, seguramente, originária do termo de Castro Marim. É no século XVI que esta tendência parece intensificar-se. Em Outubro de 1508, por exemplo, determinou D. Manuel, através do já referido Garcia de Melo, anadel-mor dos besteiros, a nomeação de vários besteiros do monte moradores em Castro Marim. Foi o caso de Barão Martins11, Afonso Eanes Pescoço12, João

8 Não sabemos exactamente em que ano foi investido com a alcaidaria de Castro Marim, contudo, uma carta que foi datada de 1509 apresenta-o como alcaide-mor desta praça de guerra do Algarve, nesse mesmo ano. Ver A.N.T.T., Gaveta 20, Maço V, nº 14.

9 Ver Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval no Norte de África (Séculos XV-XIX), p.120.

10 D. Afonso V, preocupado com a impulsividade do irmão, veio ao seu encalço até Tavira e Castro Marim. Tarde demais. O infante acabaria por ser interceptado no estreito de Gibraltar pelo Conde de Odemira, capitão de Ceuta. Após visitar aquela praça foi conduzido ao reino, passando por Tarifa, Castro Marim, Mértola e Beja, onde o esperava a Corte. Ver Fernando Pessanha, Subsídios para a História do Baixo Guadiana e dos Algarves Daquém e Dalém-mar, pp.57-59.

11 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

12 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

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Lourenço13, Vasco Lourenço Fafez14, Afonso Eanes Galego15, Martim Eanes Pescoço16, etc. Mas terão estes homens permanecido na vila de onde eram naturais?

Alguns meses depois, já em 1509, recrutou o alcaide de Castro Marim, Simão Correia, 102 besteiros da vila para irem servir em Arzila, onde deviam acumular funções como pedreiros17. De resto, foi frequente a presença de homens naturais de Castro Marim nas praças norte africanas, não só enquanto soldados como também na qualidade de moradores. É o caso de Afonso Roiz, natural de Castro Marim e que encontrámos como besteiro de pé na guarnição de Safim, em 151118, ou o caso dos moradores de Castro Marim que encontrámos em Azamor19. Neste contexto, revestese de particular interesse o caso do castro-marinense Gaspar Gonçalves, armado cavaleiro em Azamor por mandado do duque de Bragança, depois da conquista daquela praça marroquina, em 151320. Para além dos soldados e moradores oriundos desta praça de guerra, também temos de contabilizar os degredados frequentemente enviados para Arzila, Ceuta e Tânger21. Exemplo disso é o caso do escudeiro Henrique Vaz, de Castro Marim, condenado a dois anos de degredo em Arzila, “por feridas dadas”22. E, a juntar a tudo isto, os castro-marinenses que se aventuraram na epopeia dos Descobrimentos. Oliveira Marques, por exemplo, inclui Castro Marim no grupo das terras que mais contribuiu com gentes que se lançaram nas explorações marítimas23.

13 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

14 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

15 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

16 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

17 Rafael Moreira, “História – Histoire”, in Arzila, Torre de Menagem – Le Donjon d’Asilah, p.35.

18 João Cosme, A Guarnição de Safim em 1511, p.151.

19 Maria Augusta Lima Cruz, “Documentos inéditos para a história dos portugueses em Azamor”, in Arquivos do Centro Cultural Português, quadro 1.

20 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv.11, fl.53.

21 José António de Jesus Martins, O Reino do Algarve nos finais da Idade Média – Os concelhos algarvios no séc. XV, p.45.

22 A.N.T.T., Chancelaria de D. João II, liv. 24, fl.99.

23 Oliveira Marques, “A Expansão no Atlântico”, in Nova História da Expansão Portuguesa – Vol. II – A Expansão Quatrocentista, p.208.

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PRESENÇA ESPANHOLA NA COSTA ATLÂNTICA DE MARROCOS Antes de avançarmos no presente artigo, torna-se pertinente contextualizarmos os ascendentes da presença espanhola em África, de modo a compreendermos em que circunstâncias Ayamonte se vê envolvida na Expansão Portuguesa em Marrocos.

Como é de conhecimento comum, desde o séc. XV que Castela tentava estabelecer-se na costa atlântica africana, - pretensão que levou a uma disputa com Portugal quanto à política expansionista em África e que se encontrava intimamente relacionada com o contencioso sobre as Canárias. Com efeito, em 8 de Janeiro de 1454, depois de o rei de Castela doar as Canárias ao duque de Medina Sidónia24, o infante D. Henrique conseguiu do papa Nicolau V a bula Romanus Pontifex, que dava aos portugueses as terras tomadas perto de Ceuta e as descobertas depois do Bojador e do Cabo Não. Este último, sublinhe-se, situado frente à Ilha de Lançarote.

Porém, a bula não era clara quanto aos direitos dos dois reinos sobre a costa atlântica, permitindo que Castela afirmasse que a linha divisória da partilha passava pelo Cabo Bojador, enquanto Portugal defendia que o limite seria o Cabo Não (actual Cabo Chaunar), muito mais a norte. É neste contexto que, durante a segunda metade do século XV, Portugal conquista Alcácer Ceguer, Arzila, Tânger e lança uma série de ataques nas costas marroquinas, enquanto os espanhóis se lançavam em entradas na costa frente às Canárias. São exactamente estes espanhóis estabelecidos nas Canárias que irão tentar estabelecer-se no continente africano, alguns quilómetros a sul de Meça, em território situado à mesma latitude das Canárias25. De facto, em 1477/1478 Diego de Herrera e os seus homens construíram uma fortaleza na margem direita do rio Açaca, a que chamaram Santa Cruz de la Mar Pequeña26, localizada ao sul de Meça e a norte do Cabo Não.

Com o Tratado de Alcáçovas, em 6 de Março de 1480, Portugal fez algumas cedências, renunciando aos direitos que afirmava ter sobre as Canárias, embora lhe fosse reconhecido o direito de continuar com as conquistas da Guiné, a posse das ilhas descobertas ao sul das Canárias e o direito de conquista do reino de Fez. Todavia, 24 Colección de documentos ineditos para la Historia de España ..., Tomo XXXVI, pp.499-501.

25 António Dias Farinha, Os Portugueses em Marrocos, p.29.

26 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, p.405.

Este forte respeitava, portanto, a interpretação de Castela quanto à bula de Nicolau V, mas aumentava o clima de tensão com Portugal, que se mostrava intransigente quanto às pretensões de Castela na costa africana.

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mais uma vez, a ambiguidade dos textos dos próprios acordos, particularmente sobre os limites do reino de Fez, permitiu a continuação dos conflitos entre Portugal e Castela pelo controlo do território. Será, seguramente, nesse contexto de disputa que Castela pretendeu alargar a sua presença para norte, para a rica região da Duquela.

Para 1480 temos notícia de que os “espanhóis de Xerez e de Calis (Cádiz), comandados pelo alcaide Juan Sanchez, atacaram Azamor com uma esquadra de 150 velas”27, mas só tomaram quatro torres e acabaram por ser repelidos. Esta tentativa de conquistar Azamor parece prender-se, desde logo, com o interesse castelhano nas riquezas da região, nomeadamente, na pesca, nas carnes e nos cereais28. Acresce ainda que Azamor encontra-se a apenas 10 Km da baía de Mazagão, um activo porto de exportação de cereais frequentado por portugueses e castelhanos: “nesta baía de Mazagão carregam muitas naus destes reinos, e assi de Castela”29.

Ora, se tivermos em consideração as descrições de Duarte Pacheco Pereira, parece natural que os castelhanos tenham pretendido apropriar-se das riquezas da região através da conquista de Azamor. Aliás, a tomada da Casa do Cavaleiro (a que os mouros chamam Uguer) pelos espanhóis de Xerez, no último quartel do séc. XV30, parece reforçar esta teoria31. Curiosamente, B. Bonett não refere este episódio ao tratar das movimentações castelhanas em África antes da chegada de Alonso Fernández de Lugo32. É possível que o silêncio deste autor se deva ao facto de ter sido uma ocupação infrutífera, já que os mouros abandonaram o local. Seja como for, a breve ocupação desta localidade, situada a apenas 10 léguas do porto de Mazagão, vem reforçar a teoria de uma tentativa de estabelecimento castelhano na rica região da Duquela.

Como resposta às acções de Castela, D. João II impôs uma política de

27 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.86.

28 Duarte Pacheco Pereira, navegador e cosmógrafo português dos séculos XV e XVI, refere “a maravilhosa pescaria de sáveis muito grandes e bons (…) e esta vila de Azamor e suas comarcas são muito abastadas de pão, carnes, pescados e outras coisas”.. Ver Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 17, pp.62-63.

29 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 17, p.64.

30 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.86.

31 “Nesta Casa do Cavaleiro há muito trigo e cevada, e muitas vezes carregam ali navios dele; e disso mesmo há ali muita abastança de carne e caça; e no mar, nas cinquenta a sassenta braças, há muita pescaria de pixotas e doutros muitos peixes”.

Ver Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 18, p.65.

32 Buenaventura Bonet y Reverón, “Alonso Fernández de Lugo y sus conquistas en África”, in Revista de Historia, Tomo 5.

Año 10. Número 037, pp.138-140.

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protectorados sobre algumas zonas do sul e com as quais era mantida uma relação comercial33. De facto, o primeiro acordo conhecido entre Portugal e Safim já remontava ao reinado de D. Afonso V, como foi referido na carta que D. João II enviou a Amadux, o alcaide da cidade em 148834. Do mesmo modo, também D. João II impôs a soberania portuguesa aos habitantes mouros de Azamor, em 148635 (a mesma cidade que os castelhanos tentaram conquistar anos antes) e D. Manuel I estabeleceu um tratado de suserania com os habitantes de Meça, em 149736. Nesse mesmo ano, D. Manuel confirmou os termos do contrato com Azamor, em 1497, contudo, a fidelidade dos seus habitantes à Coroa portuguesa foi muito irregular depois de 150237.

A resposta de Castela não tardou. Em 1496, já depois do Tratado de Tordesilhas, os indígenas de Mar Pequeña e San Bartolomé reconhecem a soberania de Castela, pelo que a torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña - entretanto perdida - foi reedificada pelo governador das Canárias Alonso Fajardo38. Em 1499 Lopez Sanchez de Valenzuela conseguiu a submissão de várias tribos e vilas da costa africana frente às Canárias, nomeadamente Tagaost (capital da zona do Cabo Não), Tamanar, Ifran e Ifni. No ano seguinte, em 1500, Afonso de Lugo, Adelantado das Canárias, “Capitán general de la Berbería desde el cabo de Aguer hasta el de Bajador”39, foi enviado para África tendo por missão a construção de três fortes: um junto ao Cabo Bojador, outro junto ao Cabo Não e o terceiro perto de Tagaost40. É certo que o Tratado de Tordesilhas veio a delimitar as áreas de influência de 33 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Dissertação para mestrado em História do Algarve apresentada à Universidade do Algarve, p.22.

34 Durval Pires de Lima, História da Dominação Portuguêsa em Çafim (1506 – 1542), p.15; David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos…”, in História de Portugal, vol. III, p.463; António Dias Farinha, Os Portugueses em Marrocos, p.26.

35 Rui de Pina, Crónica de D. João II, Capítulo XXI, pp.53-54; Garcia de Resende, Cónica de D. João II e Miscelânia, Capítulo LX, p.56; David Lopes “Os Portugueses em Marrocos”, in História de Portugal, vol. III, p.508.

36 Carta de D. Manuel I aos moradores de Meça, em 11 de Janeiro de 1497, in Les Sources Inédites de l’Histoire du Maroc, Tomo I, Première Série, doc. IV, pp. 31-35. Sobre a presença portuguesa em Meça veja-se David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, pp.542-544; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.321-323.

37 Ver Vergílio Correia, Lugares Dalém – Azemôr, Mazagão, Çafim, pp.32-33.

38 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, pp.413-417.

39 Leopoldo de la Rosa Olivera & Elfas Serra Rafols, El Adelantado D. Alonso de Lugo y su residência por Lope de Sosa, IX. 40 B. Bonet, “Alonso Fernández de Lugo y sus conquistas en África”, in Nuevas Aportaciones Historicas, p.140.

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Espanha e Portugal em África. Porém, a zona entre o Cabo de Gué e Meça permaneceu em litígio, pendente de ser incorporada numa ou noutra coroa. É sabido que, em 1501, Alonso de Lugo pretendeu estabelecer-se em Meça e em Santa Cruz do Cabo de Gué, como veremos adiante. Porém, durante a investigação para o presente artigo, deparámo-nos com uma informação não referida pela historiografia portuguesa.

Trata-se do projecto da conquista de Azamor por Alonso de Lugo e Francisco de Peñalosa, em 1500, a mandado de Isabel de Castela. A referência é avançada por Fray Bartolomé de Las Casas, na sua obra Historia de las Indias onde escreve sobre a “armada que se hizo para Azamor donde iba el Alonso de Lugo, siendo el dicho Francisco de Peñalosa capitán general”41. Ainda que a expedição tenha resultado na derrota espanhola e morte do próprio capitão, acaba por se revelar de grande interesse na medida em que vem demonstrar que Isabel a Católica pretendia estender o domínio de Castela para norte, através da conquista de uma cidade então tributária de Portugal – o que constituiria uma clara violação do Tratado de Tordesilhas.

Ainda em 1500/1501 Alonso de Lugo tentou estabelecer-se em Meça, uma vila de mouros muito grande, mercado de ouro, cera, couro, etc. e situada a uma légua do mar42. Portugal protestou junto de Castela, pelo que foi ordenado ao governador castelhano que respeitasse os interesses portugueses anteriores na região, uma vez que, como anteriormente referimos, os moradores de Meça eram vassalos de Portugal deste 1497. Porém, Alonso não se deu por vencido. Dirigindo-se mais para norte, ocupou a povoação que actualmente se chama Agadir, ajudado pelos Cacimas, a tribo berbere instalada no lugar43. Com efeito, já em 1480 tinham os castelhanos atacado Agadir, de modo a punir os indígenas que tinham participado num ataque a Santa Cruz de la Mar Pequeña. Tentaram repetir a proeza em 1483, resultando esta última iniciativa castelhana num desastre militar44. A ocupação foi, no entanto, muito breve. Os habitantes de Meça, incitados pelos portugueses, lançaram-se sobre a povoação e derrotaram os espanhóis e os seus aliados Cacimas, “matando-lhes 41 Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, Tomo I, cap. LXXXII, p.352.

42 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.122.

43 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), Vol. III, pp.453-454.

44 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, pp.411-412.

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muita gente e outra cativaram”45.

Em 1505, após esta tentativa espanhola de ocupar o território, João Lopes Sequeira construiu no local um castelo a que chamou Santa Cruz do Cabo de Gué46, em resposta às pretensões castelhanas, assim como a fortaleza satélite de Bem Mirao47. A ocupação do espaço pelos portugueses acabou por dissuadir os interesses dos espanhóis na região, confinando-os à já referida Santa Cruz de la Mar Pequeña, onde acabariam por resistir até 1524 ou 1527. Outro pormenor, porém, despertou a nossa atenção. Entre os homens recrutados para a construção da torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña encontrava-se Bartolomé Ayamonte, o majador da obra que acabou por ficar na torre após o término da empreitada e regresso da restante expedição. Aliás, de acordo com o que conseguimos apurar, este alegado ayamontino permaneceu na torre durante 16 meses (3 meses dedicados à construção e 12 meses como integrante da guarnição)48.

A ARMADA DO MARQUÊS DE AYAMONTE NOS ALGARVES DALÉMMAR, NO SUL DE MARROCOS Não se pense, contudo, que a perda de Santa Cruz de la Mar Pequeña representou o desinteresse espanhol pelo sul marroquino. Como veremos, D. Francisco de Sotomayor, que se tornou marquês de Ayamonte pelo casamento com Teresa de Zuñiga y Manrique de Castro49, tentou reinstalar a influência espanhola na 45 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, p.543. Do mesmo autor ver também: A Expansão em Marrocos, p.28; Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541), p.29.

46 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541), 1945; Robert Ricard, “L’occupation portugaise d’Agadir (1505-1541)”, in Hespéris, Tomo XXXIII, pp.93-102; Pedro Dias, História da Arte Portuguesa no Mundo – O Espaço Atlântico (séculos XV – XIX), pp.50-51; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.324-328.

47 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541), p.32; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.328-334.

48 Note-se que tal como Bartolomé Ayamonte, também encontrámos dois portugueses que permaneceram os mesmos 16 meses em Santa Cruz de la Mar Pequeña. Eram eles o ferreiro Pedro português e o soldado Manuel português (o apelido verdadeiro era Sousa). Ver Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, pp.437, 446, 454, 475.

49 CF. Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., p.480, nota 1. A este respeito ver também Antonio Sánchez González, “Ayamonte: datos para una Historia basada en fuentes documentales”, in XVI Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, p.19; Antonio Manuel González Días, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, pp.45-46.

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região do Sus, especificamente no Cabo de Gué, ou seja, num território anteriormente cobiçado por D. Juan II e pelos Reis Católicos. Passamos agora a explicar porquê.

Durante o processo de investigação para a publicação Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, deparámo-nos com um documento que, desde logo, chamou a nossa atenção. Trata-se de uma carta do capitão de Azamor António Leite ao rei D. João III, em 10 de Setembro de 1529, e em que revela as movimentações de uma armada do marquês de Ayamonte no porto de Mazagão e quais as suas intenções. No referido documento, António Leite refere que duas caravelas e um galeão do marquês de Ayamonte tentaram tomar um navio de Ruão ancorado no porto de Mazagão e que aí costumava comerciar todos os anos. De acordo com o capitão de Azamor, os navios do marquês levavam um presente para um dos xerifes, com a intenção de estabelecer um acordo comercial no sul de Marrocos, fragilizando os interesses portugueses.

Dadas as circunstâncias, Leite aconselhava o monarca português a controlar a navegação comercial nos portos marroquinos, forçando a passagem do trato entre europeus e muçulmanos pelas alfândegas portuguesas, o que permitiria significativos lucros para a Fazenda Real50. Aqui transcrevemos o excerto do documento relativo às movimentações do marquês de Ayamonte: “C Aquy veo ter huua armada do marques de Aiamonte, huum galeam e duas caravelas, e pousou no porto de Mazagam; e quiseram tomar húua naoo que estava ameorada dentro no porto, a qual era de mercadores de Ruam, que aquy vem cada anno tratar comnosquo ; e eu nam lh’o cornsemty, porque estava segura no porto de V. A. E soube que aquella armada leva huum presente ao Xarife, sobre comçerto que o Marques com elle quer fazer, pêra os de sua terra hirem pesquar seguros ao Cabo de Gué, e pêra tratarem com elle na costa. Dou este aviso a V. A. pêra oulhar nisso o que cumpre a seu serviço, e também por me parecer grande baxeza tal pesoa como o marques de Aiamomte mandar presente sobre tal caso a huum Mouro de tam pouqua verdade. E isto 50 Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.65-66, nota171.

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lhe ajudara a criar mais soberba, porque ja cre que os Christãos lhe sam tributários”51.

Por outras palavras, o marquês de Ayamonte tentava captar a simpatia do xerife do Sus com o objectivo de estabelecer um acordo comercial com os adversários directos dos portugueses na região. Acordo comercial que, a ser bem-sucedido, até poderia resultar na constituição de uma feitoria espanhola danosa para os interesses estratégicos dos portugueses, uma vez que os xerifes do sul tinham sob sua tutela territórios por onde passavam as caravanas do tráfico mercantil que percorriam o deserto. É claro que Ayamonte era uma povoação com uma inegável vocação marítima e piscatória, porém, a intenção dos ayamontinos em irem pescar para o Cabo de Gué e de negociarem com os mouros naquela costa não parece de todo inocente. Como anteriormente vimos, desde o século XV que os castelhanos frequentavam algumas povoações do Cabo de Gué com pretensões comerciais52, nomeadamente Tamaraque onde, de acordo com Duarte Pacheco Pereira, podiam ancorar navios e onde havia “grande pescaria de pixotas e doutros muitos peixes”53. De resto, Joaquim Figanier afirma mesmo a existência de comerciantes castelhanos a residir e a tratar em terras como a já referida Tamaraque, Meça e Taracuco54.

Posteriormente, na transição do séc. XV para o séc. XVI, o governador de Tenerife, Alonso de Lugo, tentou estabelecer-se no Cabo de Gué, uma baía que, como António Dias Farinha bem observou, servia de porto à rica região do Sus.

Seria intenção do marquês de Ayamonte instalar uma feitoria no continente africano? Estaria ele interessado no tráfego mercantil de escravos e produtos africanos que atravessava o deserto? Antes de respondermos a essa questão vejamos de que território de trata. Duarte Pacheco Pereira, navegador e cosmógrafo do séc. XVI, descreve deste modo a região: 51 Carta de António Leite a D. João III, em 10 de Setembro de 1529. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., pp.475-481; A.N.T.T., Cartas dos Governadores de África, nº64. Ver também Pedro Pinto, “Índice Analítico das Cartas dos Governadores de África na Torre do Tombo”, in Anais da História de Além-Mar, Vol. XI, p.265.

52 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.121.

53 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 19, p.71.

54 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541, p.21.

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“Santa Cruz, o qual tem a dita angra em que pode pousar qualquer nau grande, em fundo limpo e boa ancoração (…) esta terra é muito fértil de pão, carnes, pescados, mel, cera courama e outras muitas mercadorias em que se faz muito proveito; e asi há qui ouro, que os Alarves trazem da Guiné por terra”55.

O cosmógrafo oculta o comércio de escravos, no entanto, sabemos que na vizinha Meça, onde os castelhanos também tentaram construir feitoria, chegavam escravos provenientes do Sudão e da Mauritânia56.

Apresentada a descrição do cosmógrafo português, torna-se evidente qual o objectivo de Alonso de Lugo: estabelecer-se numa costa africana rica em produtos e que tivesse capacidade de ancorar barcos de grande porte. Como atrás referimos, a ocupação castelhana foi, no entanto, muito breve, na medida em que os habitantes de Meça, enquanto vassalos do rei de Portugal, atacaram a povoação e derrotaram os espanhóis57. Em 1505, com a ocupação do espaço pelos portugueses e a construção do castelo de Santa Cruz do Cabo de Gué, a presença militar espanhola ficou confinada à já referida Santa Cruz de la Mar Pequeña, onde acabariam por resistir até aos anos vinte do séc. XVI. Posto isto, voltamos a colocar as mesmas questões. Seria intenção do marquês de Ayamonte instalar uma feitoria no continente africano? Estaria ele interessado no tráfego mercantil de escravos e produtos africanos que atravessava o deserto?

Vejamos: de acordo com o historiador marroquino Adnan Mechbal, Santa Cruz de la Mar Pequeña funcionava como uma fortaleza costeira que tinha como objectivo apoiar as forças conquistadoras nas cavalgadas destinadas à “busca de alimentos y de esclavos para su comercio”58. O historiador espanhol Rumeu de Armas, ainda que não concorde com a ideia de se tratar de uma fortaleza destinada a lançar operações militares, refere a existência de documentos que atestam a compra de escravos na 55 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 20, pp.71-72.

56 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541, p.21.

57 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, p.543. Do mesmo autor ver também: A Expansão em Marrocos, p.28.

58 Cf. Javier Gil Pérez & Óscar Garrido Guijarro, “Santa Cruz de Mar Pequeña - Ifni en las relaciones hispanomarroquíes”, in Anuario de Estudios Atlánticos, Las Palmas de Gran Canaria. España (2015), p.2.

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dita fortaleza59. Ora, com a perda de Santa Cruz de la Mar Pequeña - a única feitoria espanhola em África - os espanhóis viram-se privados deste tráfego de escravos e, como é sabido, os escravos que davam entrada em cidades como Ayamonte, nos primeiros anos da Idade Moderna, eram vendidos pelos mercadores portugueses que os traziam de Angola, Moçambique, São Tomé e Cabo Verde60. Aliás, de acordo com Manuel Fernández Chaves e Rafael Pérez García, uma das vias do tráfego de escravos de Portugal para Sevilha era proveniente das costas do Algarve, dando entrada em território espanhol através de Ayamonte. Os que não eram vendidos nesta cidade eram depois reencaminhados para um circuito que poderia passar por cidades como Huelva, Gibraleón, Moguer e Niebla e Sevilha61.

Como é do conhecimento comum, os mercadores portugueses, enquanto intermediários neste negócio, arrecadavam considerável lucro, inflacionando substancialmente o preço dos escravos quando vendidos em cidades como Ayamonte. Dadas as circunstâncias, seria intenção de D. Francisco de Sotomayor reactivar o rentável tráfego de escravos directamente com os xerifes do Sus sem que o comércio tivesse de passar pelos intermediários portugueses? Ou estaria o marquês interessado no comércio de outro tipo de produtos? Com efeito, já em 1494 um grupo de comerciantes ayamontinos tinha carregado uma caravela com panos, lenços e outras mercadorias, para serem comercializados nos portos de África. Estando a dita caravela em Azamor, então tributária de Portugal, foi roubada com todo o seu carregamento por um grupo de homens com uma caravela bem artilhada, oriunda de Cádis62. Quer isto dizer que os contactos dos ayamontinos com o sul de Marrocos era uma realidade que, pelo menos, remontava aos anos em que os Reis Católicos se empenharam em estender “el influjo y la acción política de España por las inmensas tierras del Africa Occidental”63.

59 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, pp.408 e 466.

60 Antonio Manuel González Díaz, “La outra cara del Ayamonte Moderno: la población esclava. Procedimientos de integración y exclusión social”, in XIX Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, pp.36-37.

61 Manuel F. Fernández Chaves & Rafael Pérez García, “Las redes de la trata negrera: mercaderes portugueses y tráfico de esclavos en Sevilla (1560-1580)”, in La Esclavitud Negroafricana en la Historia de España. Siglos XVI y XVII, pp.14-15.

62 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminências alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.153.

63 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, p.17.

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A verdade é que não sabemos exactamente quais seriam as intenções de D. Francisco de Sotomayor no sul de Marrocos. Seja como for, o plano que visava estabelecer um acordo comercial com o xeque do Sus acabou por não ser bemsucedido. Era normal. Marraquexe tinha sido ocupada pelo xerife Ahmed al-Araji em 1520 e em 1527, já dominava o Sus, faltando-lhe apenas controlar Tadla. Quer isto dizer que aquando da visita da armada do marquês de Ayamonte, em 1529, já os xerifes da província do Sus se encontravam amplamente organizados como grupo político e religioso dedicado a expulsar os cristãos da costa africana e a unificar o território marroquino. Se estes faziam guerra aos infiéis portugueses que ocupavam o território, como iam celebrar um acordo comercial com os infiéis espanhóis? Aliás, foi tal o ímpeto guerreiro dos xerifes do Sus que o próprio Reino de Fez se viu na necessidade de assinar um Tratado de Paz com Portugal, poucos anos depois, em 8 de Maio de 153864 MOVIMENTAÇÕES DO MARQUÊS DE AYAMONTE NOS ALGARVES DAQUÉM, NO SUL DE PORTUGAL Contudo, a acção do marquês de Ayamonte não ficou por este intento.

Reparámos que em Dezembro de 1529, apenas dois meses depois da carta de António Leite a D. João III, outra missiva voltava a fazer referência a problemas com o supracitado marquês. Trata-se do Traslado do que se deu a Cristóvão de Mendonça que enviou a sua Alteza o marquês de Ayamonte sobre o caso do Bregantim. Neste documento o comendador de Arenilha parece responsabilizar o marquês por danos causados nas barcas dos habitantes da vila, nomeadamente no referido bergantim, chegando mesmo a mandar “pagar as barcas e (…) as perdas que receberam os donos delas e asy o dano que se fez na Arenilha” e mandar o marquês prender os responsáveis que se encontrem nas suas terras65. Como se pode perceber, o tom da missiva não resulta propriamente abonatório para o nobre espanhol.

64 João Cosme, “Tratado de Paz entre Portugal e o Reino de Fez”, in Arquipélago * História, XIV-XV, pp.11-29.

65 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

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Fig.1 - Traslado do que se deu a Cristóvão de Mendonça que enviou a sua Alteza o marquês de Ayamonte sobre o caso do Bergantim. A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

Em 24 de Maio de 1530 – ano em que Ayamonte contava já com uma população entre os 4040 e os 5057 habitantes66 - D. Francisco de Sotomayor escreveu a D. João III. No documento, que tem por título Carta do marquês de Aiamonte agradecendo ao rei mandar ouvir e dar crédito ao comendador Cristóvão de Mendonça, o marquês 66 Antonio Manuel González Días, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, p.39.

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esquiva-se das acusações de que era alvo, referindo a pena que tinha em não poder demonstrar a sua vontade em servir o rei português.

Fig.2 - Carta do marquês de Aiamonte agradecendo ao rei mandar ouvir e dar crédito ao comendador Cristóvão de Mendonça. A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 45, n.º 9.

O nobre espanhol, através de um exercício diplomático tão bajulador quão demagógico, argumentava que os verdadeiros responsáveis, conhecedores de que o marquês era um verdadeiro servidor de D. João III, não ousaram passar pelas suas 128

terras, tendo-se dirigido para San Lucar e para Cartaya67. A carta revela ainda um pormenor extremamente interessante: D. Francisco de Sotomayor justifica a sua indisponibilidade em explicar-se pessoalmente perante o rei português alegando “tenerme la emperatriz mi señora ocupado en la guardia desta costa”. Como sabemos, a regente do sacro Império Romano-Germânico, entre 1528 e 1533, foi a imperatriz Isabel de Portugal, “a mulher mais bonita de seu tempo”68, esposa do imperador Carlos V, filha do rei D. Manuel I e irmã de D. João III. Portanto, podemos depreender que o marquês de Ayamonte procurou legitimar as culpas que lhe eram imputadas com as responsabilidades que lhe tinham sido atribuídas pela própria irmã do rei português. Por outro lado, também podemos depreender porque motivo o marquês de Ayamonte, alegadamente incumbido da guarda da costa, se aventurava nos mares dos Algarves Daquém e Dalém-mar, tentando fragilizar os interesses portugueses.

Seja como for, o descontentamento do monarca português para com o nobre espanhol não ficou por aqui. De acordo com uma carta de D. João III a Henrique de Meneses, embaixador em Roma, e a Álvaro Mendes de Vasconcelos, embaixador em Madrid, vemos que o rei de Portugal não deu o assunto por encerrado. Ainda que nos tenha sido impossível analisar esta missiva, o descritivo deste documento acondicionado no Arquivo Nacional da Torre do Tombo refere “os danos cometidos pelo marquês de Aiamonte nos mares do Algarve” em data não discriminada69. Porém, sabendo nós que Álvaro Mendes de Vasconcelos era o embaixador de Portugal em Madrid nesse mesmo ano de 1530, torna-se fácil depreender de que estamos exactamente perante o mesmo assunto. Mais: que o rei português, não satisfeito com a resposta do marquês de Ayamonte, encaminhou as queixas directamente para o embaixador português na corte espanhola.

67 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 45, n.º 9.

68 Marsilio Cassotti, Infantas de Portugal, Rainhas em Espanha, p.233.

69 A.N.T.T., Manuscritos da Livraria n.º 1118 (17).

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Fig.3 Página da Internet relativa ao descritivo da Correspondência de D. João III a Henrique de Meneses, embaixador em Roma e a Álvaro Mendes de Vasconcelos, embaixador em Madrid. A.N.T.T., Manuscritos da Livraria n.º 1118 (17).

Aliás, a tensão provocada por este episódio deve ter sido de tal ordem que o Quadro elementar das relações políticas e diplomáticas de Portugal com as diversas potências do mundo regista a Carta do Senhor Rei D. João III dada em Lisboa, dirigida á Camara da villa de Mertola, para lhe enviar a inquirição, que se tirou em 1530, por falsamente se testemunhar em Castella por parte de Ayamonte contra Castro Marim70.

De resto, não deixa de ser curiosa a intransigência do marquês de Ayamonte para com os vizinhos portugueses, especialmente quando a Armada do Estreito criada em 1520 para assegurar a segurança da navegação entre o Algarve e o norte 70 Visconde de Santarém, Quadro elementar das relações políticas e diplomáticas de Portugal com as diversas potências do mundo…, Tomo I, p.18.

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de África71 – também acabava por proteger Ayamonte dos danos causados pela pirataria magrebina. De facto, são vários os testemunhos que nos dão conta dos frequentes ataques da pirataria moura às constas da Andaluzia. Bernardo Rodrigues, por exemplo, refere para o ano de 1513 o “muito dano que alguas fustas de Tetuão fazião na costa de Castela especialmente de Malega até Cális e de Cális até o Algarve, el-rei nosso senhor o mandava destroir e derrubar”72. Foi neste contexto que o rei D. Fernando de Castela chegou a preparar uma armada para destruir Tetuão, o que não veio a acontecer por este ninho de piratas se encontrar em zona de direito de conquista portuguesa. Mais tarde, em 1520, Carlos V voltou a insistir junto do monarca português para construir uma torre na foz do rio de Tetuão, de modo a neutralizar os barcos inimigos que tantos danos causavam nas costas da Andaluzia, mas o rei português nada fez. Seria a intransigência do marquês de Ayamonte eventualmente instigado pelo seu soberano - resultado da passividade de D. Manuel relativamente a este assunto?

Em 1523 encontrava-se esta armada na foz do Guadiana, onde tinha ordens de embarcar o Conde do Redondo D. João Coutinho73 na vila de Arenilha, de modo a levá-lo para Arzila74. Seria a presença da Armada do Estreito na foz do Guadiana interpretada como provocação face ao então marquês de Ayamonte Francisco de Zúñiga y Gusmán? É possível. O certo é que a Armada do Estreito não deixou de proteger Ayamonte. Exemplo disso foi o que se passou em 1531, quando D. Gonçalo Coutinho, capitão da Armada do Estreito, encontrou uma fusta de Larache próximo da barra de Ayamonte e de Lepe, a que deu combate com prejuízo para os portugueses.

71 Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval do Norte de África 8séculos XV – XIX), pp.117-137.

72 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo I, Capitulo XXVII, p.90. ver também Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval do Norte de África 8séculos XV – XIX), p.122.

73 Sobre a linhagem dos Coutinhos veja-se Luís Filipe Oliveira, A Casa dos Coutinhos: Linhagem, Espaço e Poder (13601452), Cascais, Patrimonia, 1999; “Outro Venturoso de finais do século XV: Francisco Coutinho, Conde de Marialva e de Loulé”, in A Alta Nobreza e a Fundação do Estado da Índia. Actas do Colóquio Internacional, João Paulo Oliveira e Costa e Vítor Luís Gaspar Rodrigues (coord.), pp.45-56; Vítor Luís Gaspar Rodrigues, “As Linhagens Secundárias dos Coutinhos e a Construção do Império Manuelino”, in A Alta Nobreza e a Fundação do Estado da Índia. Actas do Colóquio Internacional, João Paulo Oliveira e Costa e Vítor Luís Gaspar Rodrigues (coord.), pp. 177-189; António Maria Falcão Pestana de Vaconcelos, Nobreza e Ordens Militares. Relações Sociais e de Poder (séculos XIV a XVI), Dissertação de Doutoramento em História Medieval e do Renascimento apresentada à Faculdade de Letras da Universidade do Porto, 2008, pp.337-348.

74 José Virgílio Amaro Pissara, “Vasco Fernandes César, capitão da Armada do Estreito”, in A Guerra Naval do Norte de África séculos XV – XIX), p.144; Fernando Pessanha, Subsídios para a História do Baixo Guadiana e dos Algarves Daquém e Dalém-mar, p.100.

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Aliás, é o próprio Bernardo Rodrigues que, no mesmo capítulo em que descreve estes acontecimentos, refere um ataque dos piratas de Larache “ao Algarve, onde fizérão muito dano em navios que tomárão e, dentro da Barra de Aiamonte, fizérão despejar a Arrinilha e a Montegordo”75.

ANTÓNIO LEITE – UM CAPITÃO DA EXPANSÃO PORTUGUESA PARA VIGIAR O MARQUÊS DE AYAMONTE? Torna-se fácil perceber que a acção do marquês de Ayamonte nos mares dos Algarves Daquém e Dalém-mar não era do interesse dos portugueses. A epistolografia confirma-o. Nesse sentido, tornava-se necessário seguir de perto as suas movimentações, colocando no terreno alguém que tivesse conhecimento do seu modus operandi. Com efeito, o monarca português não tardou a encontrar a pessoal ideal para o cargo: António Leite, um cavaleiro português da era de quinhentos que, através da carreira das armas e dos serviços prestados à Coroa em Azamor e Mazagão, viu os seus esforços serem coroados com honras e títulos76.

Como anteriormente vimos, António Leite foi o capitão de Azamor que em 10 de Setembro de 1529 avisou D. João III quanto às movimentações de uma armada do marquês de Ayamonte no porto de Mazagão e quanto à intenção deste em estabelecer um acordo comercial com o xerife do sul de Marrocos. Sabemos que depois de ter estado como capitão em Mazagão, voltou a ser nomeado capitão de Azamor em 17 de Setembro de 153777, ocupando o cargo até Março de 1541. Porém, ao terminar a sua capitania em Azamor e tendo-lhe sido ordenado que aí ficasse a servir, António Leite queixou-se ao rei de não ter sido nomeado para a capitania de Mazagão, cargo que “lhe pertencia por carta, que dela tinha del-rei D. Manuel,

75 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo XXXV, p.209.

76 Sobre António Leite veja-se Rui Jorge Ferreira Henriques, “Quão grande trabalho é viver!” António Leite – circuitos da nobreza portuguesa no sul de Marrocos (1513-1549), Dissertação de Mestrado em História Moderna e dos Descobrimentos apresentada à Universidade Nova de Lisboa, 2012; Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.58-72. Do mesmo autor ver também “V Centenário da fundação de Arenilha e a sua relação com Ayamonte”, in XVIII Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.8183.

77 Cf. Instrumento público de entrega da capitania de Azamor a António Leite. Documento publicado por Maria Augusta Lima Cruz, “Documentos inéditos para a história dos portugueses em Azamor”, in Arquivos do Centro Cultural Português, pp.161- 164.

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seu pai”78. É neste contexto que em 20 Agosto de 1542, António Leite recebeu a mercê da alcaidaria de Santo António de Arenilha, junto à foz do Guadiana e a pouca distância de Ayamonte, onde se esclarecia que esse benefício era feito em troca da dita capitania de Mazagão79.

Deste episódio fica claro que, aos olhos da Coroa, António Leite não tinha estatuto social, nem as competências necessárias para estar à frente da nova fortaleza de Mazagão, o grande baluarte português cujas obras tinham custado à Coroa 300 mil cruzados80 e onde foram concentradas as forças portuguesas da região da Duquela após do despejo de Azamor e Safim81. Porém, a experiência de António Leite no combate contra os mouros e os seus conhecimentos quanto às movimentações do marquês de Ayamonte em Marrocos acabaram, certamente, por serem relevantes no momento em que D. João III decidiu entregar ao antigo capitão o senhorio de uma vila voltada para Ayamonte82 - a mesma vila, refira-se, que o comendador de Arenilha Cristóvão de Mendonça afirmou ter sofrido danos, responsabilizando o marquês de Ayamonte pelo sucedido83. Uma outra razão leva-nos a sublinhar esta teoria. Durante a sua capitania em Azamor, António Leite privou de perto com ayamontinos e temos razões para acreditar na sua desconfiança em relação aos espanhóis, em geral. E porquê? Passaremos de seguida a explicar.

78 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.189.

79 A.N.T.T., Chancelaria da Ordem de Cristo, lv.13, fls. 375 v. – 379 v. Documento publicado por Hugo Cavaco in Revisitando Santo António de Arenilha, doc. V, pp.36-37.

80 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.212; David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos…”, in História de Portugal, vol. IV, pp.100-101.

81 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Dissertação de Mestrado em História do Algarve apresentada à Universidade do Algarve, pp.65-66.

82 Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.57-72. Do mesmo autor ver também “V Centenário da fundação de Arenilha e a sua relação com Ayamonte”, in XVIII Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.81-83.

83 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

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AYAMONTINOS NAS PRAÇAS DE PORTUGAL EM MARROCOS Durante o reinado de D. João III, Portugal já não dispunha de recursos humanos para tão vasto império. Eram os “fidalguos e gemte do Allgarve” que frequentemente acudiam as praças de guerra em Marrocos84. Porém, o Algarve Daquém já não conseguia assegurar sozinho a defesa e abastecimento das praças norte africanas, pelo que tinha de operar em conjugação com a feitoria portuguesa na Andaluzia85.

Foi nesse sentido que se tornou relativamente frequente a contratação de soldados ayamontinos, algo muito natural se tivermos em consideração a proximidade de Ayamonte a Portugal e o forte crescimento demográfico que esta cidade começou a evidenciar a partir dos primeiros anos da Idade Moderna. Foi o caso de um atalaia que tinha residência Ayamonte e que em 1530 servia na guarnição de Arzila. Bernardo Rodrigues, apesar de não identificar o nome do individuo que “se fez cavaleiro e atalaia”, refere que este foi aprisionado e levado para Chefchauen86. Outro desses casos foi o de Manuel Fernandes, um cristão-velho natural de Ayamonte, que era atalaia na cidade de Tânger aquando da sua prisão, em 164587.

84 Usando as palavras de Romero de Magalhães, o “Algarve era essencial para a defesa das praças ocupadas em Marrocos”.

Ver Joaquim Romero de Magalhães, O Algarve na Época Moderna, p.82.

85 Manuel Henrique Corte-Real, “Feitores e escrivães na Andaluzia durante o reinado de D. João III”, in Do Tempo e da História, Vol. I, pp.135-159; Tomás Garcia Figueras, Hipólito Sancho, Dos Expedientes de abastecimiento de Mazagán, Tánger y Ceuta, por factores portugueses del Puerto de Santa Maria, (1563-1567), Tânger, Instituto General Franco para la Investigación Hispano-Árabe, 1939; Francisco Bejarano Robles, Documentos para el estúdio del abastecimento y auxilio de las plazas portuguesas en Marruecos desde el sur de España – Aportación del concejo y la ciudad de Málaga esta empresa a instancia de los factores portugueses, durante el siglo XVI (1513-1574), Tanger, Instituto General Franco, 1941; Hipólito Sancho, La colonia Portuguesa del Puerto de Santa Maria. Siglo XVI, Jerez de la Frontera, s/d.; Hipólito Sancho, “Un foco de cooperación Española a la Obra Portuguesa en África: Jerez de la Frontera y el Puerto de Santa Maria, 1500-1550”, Mauritania, XXI, Tânger, 1943, pp.189-190-19; Robert Ricard, “Les Facteurs Portugais d’Andalousie (1509-1588)”, in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Tomo II, seconde partie, Paris, Paul Geuthner, 1946, pp.564-573 e “Sur les facteurs portugais d’Andalousie” in Mélages d’études luso-marocains dédiés à la mémoire de David Lopes et Pierre Cénival, Lisboa, Portugália, 1945, pp.391-400; Antonio Carmona Portillo, “Un contencioso entre Málaga y el Reino de Portugal en el contexto del abastecimiento de las plazas portuguesas del Norte de África desde el puerto de Málaga”, in Isla de Arriarán, XX, 2002, pp.23-40.

86 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo VII, p.153.

87 A.N.T.T., Tribunal do Santo Ofício, Inquisição de Lisboa, proc. 10330. Ver também Fernando Pessanha, “Ayamonte nos processos da Inquisição do Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Portugal)”, in XX Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.26.

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Se isto acontecia nas praças do norte de Marrocos, o mesmo acontecia nas praças do sul, que sentiram de perto a pressão dos xerifes, principalmente depois da queda de Santa Cruz do Cabo de Gué, em 1541.

Isso mesmo presenciou António Leite quando se encontrava em Azamor, nesse mesmo ano.

Fig.4 - Frontispício do processo de Manuel Fernandes.

A.N.T.T., Tribunal do Santo Ofício, Inquisição de Lisboa, proc.

10330.

A carta do doutor Rodrigo Machado a D. João III, em 28 de Marco de 1541, revela a presença de António de Gonçalves em Ayamonte de modo a recrutar homens que integrassem as guarnições militares, uma vez que era esperado um cerco do xerife a qualquer momento: E foi assim que “domingo xx de março partio húa caravela d’Antonio Gonçallvez da Camará, ho da Ilha, que orra esta em Ayamonte, e que elle avia de partir a terça feira xxij dias”88. O certo é que no mês seguinte, em 13 de Abril de 1541, é o próprio D. João III a referir o envio de 550 homens do Algarve e Ayamonte para Azamor e Mazagão: “eu tenho por certo que do Algarve e Aiamonte são partidos para socorro d’Azamor e Mazaguão b l homens”89.

O problema é que o recrutamento de soldados e mercenários na Andaluzia ficava dispendioso e nem sempre os reforços castelhanos prestavam o auxílio que se era de esperar. Exemplo disso foi o que se passou nesse mesmo ano, quando D. Fernando de Noronha substituiu António Leite na capitania de Azamor. Diz-nos Frei Luís de Sousa que:

88 Carta do doutor Rodrigo Machado a D. João III, em 28 de Marco de 1541. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. III, doc. XCIV; pp.338-339.

89 Carta de D. João III a Fernão Peres de Andrade, em 13 de Abril de 1541. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. III, doc. CVII, pp.386-389.

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“tomando o governo, achou-se D. Fernando com guerra dos muros a dentro, não lha fazendo os inimigos de fora. Eram a mor força de gente que havia na cidade, castelhanos andaluzes (…) gente que corre a receber soldos nestes lugares grandes (…) homens broncos e lerdos pera a boa disciplina, e mui fáceis e prontos para todo o insulto”90.

Eram estes os soldados andaluzes que, desobedientes e insubmissos ao capitão português, chegavam a soltar os presos encarcerados no castelo por culpas graves.

Interessava-lhes essencialmente o soldo que se apressavam a exigir, ameaçando saquear a cidade, o que levou o capitão a usar da violência91. Para tal, pediu o capitão reforços a Mazagão e ludibriou os cabecilhas dos motins com pagamento dos tão exigidos soldos. Reunidos na sala dos pagamentos, foram desarmados pelos soldados portugueses e, “quando amanheceu o dia seguinte, apareceram enforcados e pendurados nas ameias todos os mais culpados”92.

Com efeito, a crónica de Frei Luís de Sousa não discrimina a naturalidade destes soldados andaluzes. Porém, os documentos que anteriormente referimos dãonos conta da contratação de soldados ayamontinos de modo a integrarem a guarnição de Azamor nesse mesmo ano de 1541, o que torna altamente provável que entre os envolvidos nos distúrbios estivessem homens naturais de Ayamonte.

Ora, é muito provável que esta experiência tivesse sido determinante no que se refere à desconfiança de António Leite para com os espanhóis. Leite não só tinha tido contacto com as movimentações do marquês de Ayamonte, como também conhecia o modus operandi andaluz nos Algarves luso-hispano-marroquinos. De maneira que a escolha de um indivíduo como o antigo capitão de Azamor e Mazagão para marcar posição numa vila frente a Espanha e proteger a margem portuguesa do Guadiana não terá sido, seguramente, inocente93. Aliás, a desconfiança do 90 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.189.

91 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Dissertação de Mestrado em História do Algarve apresentada à Universidade do Algarve, p.55.

92 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.191. Sobre a violência nas crónicas relativas à Expansão no Norte de África veja-se Paulo Vicente, A violência na cronística sobre Marrocos nos séculos XV e XVI, Lagos, Câmara Municipal de Lagos, 2009. Do mesmo autor ver também “Falar de Violência em Marrocos nos Séculos XV-XVI. A Perspectiva dos Cronistas Portugueses”, in Portugal e o Magrebe. Actas do 4º Colóquio de História Luso-Marroquina, pp.347-352.

93 Fernando Pessanha, Os 500 anos da fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, p.67.

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alcaide de Arenilha para com os vizinhos do outro lado da fronteira está bem patente na carta que escreve a D. João III e onde receia o despovoamento da vila, o “que não pesara nada aos castilhanos e aos de sua openyão”94. De resto, esta frase é bem representativa das dúvidas que os castelhanos despertavam no espírito de Leite, e na consequente necessidade de vigiá-los de perto.

AYAMONTE – PORTO DE TRANSPORTE DE HOMENS E MERCADORIAS PARA AS PRAÇAS PORTUGUESAS DO NORTE DE ÁFRICA Pelo que pudemos comprovar, a relação de Ayamonte com as praças portuguesas do norte de África não se limitou à contratação de soldados. De facto, há também referências a contactos directos entre Ayamonte e estas praças de guerra, atestadas por fretamentos de barcos com vista ao transporte de homens e mercadorias.

De acordo com Antonio Manuel González Días, o documento mais antigo que atesta a ligação directa entre Ayamonte e as possessões portuguesas em Marrocos é relativo a uma transacção de 1596, em que o gaditano Antonio Méndez, dono do barco San Juan de Guía, acordou com Luís del Puerto, de Tânger, o fretamento do seu barco para levar para a cidade norte africana 12 fardos de roupa da Índia. De resto, o barco, que então se encontrava em Ayamonte, devia recolher a carga num moinho de maré de Castro Marim95.

Porém, durante a investigação para o presente trabalho deparámo-nos com referências que nos permitem concluir que esta relação directa entre o porto de Ayamonte e estas praças de guerra é bastante anterior. Com efeito, a alusão mais antiga que encontrámos data de 1494 e é relativa a um grupo de comerciantes ayamontinos e leperos que carregaram uma caravela com panos, lenços e outras mercadorias para comercializar com portos de África, e que então se encontrava no porto de Azamor96.

94 Carta de António Leite a D. João III, em 16 de Novembro de ??? Documento parcialmente publicado por Hugo Cavaco in Revisitando Santo António de Arenilha, pp.16-17 e por Márcia Grilo, “Na Margem Direita do Guadiana Face a Espanha”, in Vila Real de Santo António e o Urbanismo Iluminista, p.44.

95 Antonio Manuel González Días, “Ayamonte y su proyección exterior”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.47.

96 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminências alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.153.

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Outro caso interessante é o de Pite João, um bombardeiro de Arzila que, tendo vindo a Portugal em 1529, fretou em Ayamonte um barco castelhano e o carregou com peças de artilharia, telha e madeira97. Note-se que isto ocorreu no mesmo ano em que o marquês de Ayamonte enviou uma armada a Mazagão constituída por um “galeam e duas caravelas”98, o que poderá indicar que Ayamonte, em finais da década de 20 do séc. XVI, já começava a evidenciar uma ascendente pujança naval.

De resto, temos ainda outras notícias relativas a contactos directos entre Ayamonte e as praças portuguesas do Norte de África, já durante o período da União Ibérica. Exemplo disso é o contrato realizado entre Cristóbal Gómez, do Porto de Santa Maria e dono do barco conhecido com La Victoria, e Manuel Teixeira, de Tânger, para levar para esta cidade do estreito 16 fardos de roupa que deveriam ser recolhidos no porto fluvial de Mértola. Do mesmo modo, também o ayamontino Francisco Días fretou o seu barco a Simón de Corona, de Ceuta. O navio, que se chamava San Andrés, devia recolher as mercadorias em Tavira e transportá-las para aquela cidade do estreito99.

CONSIDERAÇÕES FINAIS Antes de concluirmos o presente artigo cabe-nos tecer algumas considerações finais quanto a algumas questões anteriormente colocadas. Para tal, torna-se indispensável analisar a realidade política, económica e social vivida em Ayamonte na transição da década de 20 para a década de 30 do séc. XVI. A verdade é que nos anos em que ocorreram acontecimentos como as movimentações da armada do marquês de Ayamonte no sul de Marrocos, a tentativa de estabelecer um acordo comercial com os xerifes do Sus ou as tensões verificadas entre o rei de Portugal e o marquesado de Ayamonte, correspondem a anos em que 97 Este barco acabou por encontrar um bergantim de mouros, antes de chegar a Arzila. O combate foi favorável aos portugueses, apesar da desproporção numérica. Ver Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo LV, pp.137-138.

98 Carta de António Leite a D. João III, em 10 de Setembro de 1529. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., pp.475-481; A.N.T.T., Cartas dos Governadores de África, nº64. Ver também Pedro Pinto, “Índice Analítico das Cartas dos Governadores de África na Torre do Tombo”, in Anais da História de Além-Mar, Vol. XI, p.265.

99 Antonio Manuel González Días, “Ayamonte y su proyección exterior”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.47.

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esta cidade portuária crescia muito em virtude do desenvolvimento económico baseado nas actividades comerciais, nas pescarias e na participação ayamontina na Carreira das Índias.

Os marqueses de Ayamonte, aproveitando os anos de paz que Espanha conheceu nos primeiros anos da Idade Moderna, fomentavam eficazmente o povoamento do território, o que levou ao crescimento do tecido urbano100. Com a marquesa Dª Teresa de Gusmán, esposa de D. Francisco de Sotomayor, Ayamonte conheceu anos de crescimento urbano, demográfico e económico que tiveram reflexo em situações como a fundação de Villablanca, ou a regulamentação dos direitos gerados pelas actividades piscícolas101. Em 1530 – ano de maior tensão com D. João III de Portugal - a cidade contava com 1035 vizinhos e entre 1530 e 1540 foi tal o crescimento da população maruja que houve a necessidade de estender o segundo núcleo urbano, o Barrio de la Ribera. Por outras palavras, Ayamonte encontravase em pleno processo de expansão, estando esta dependente de novos espaços de mobilidade e oportunidade. Não é portanto de estranhar que os ayamontinos procurassem as águas do Cabo de Gué para desenvolverem as suas pescarias, que procurassem reactivar o comércio nas costas de África ou que procurassem a sua sorte como soldados nas praças portuguesas de Marrocos, um destino muito mais próximo do que a arriscada Carreira das Índias Ocidentais.

Por outro lado, é preciso não esquecer que esta cidade de clara vocação marítima e pesqueira estava voltada para os mares do Algarve a oeste, e para a costa marroquina a sul e a sudoeste, então controlada pelos portugueses. É nesse sentido que a afirmação de Ayamonte do ponto de vista político, económico e social passava por romper com a hegemonia portuguesa nos mares atlânticos onde, como diria o historiador espanhol Rumeo de Armas, “sin más excepción que las Canárias, Portugal le llevó sempre la delantera”102. É portanto, essa rivalidade e essa necessidade de procurar novas soluções para os novos desafios que então se colocavam que terão, certamente, conduzido aos desentendimentos entre a coroa 100 É nesse sentido que, logo em 1527, é fundado o convento de San Francisco, edificação que marca o arranque da nova Ayamonte da Idade Moderna.

101 Antonio Manuel González Días, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, pp.45-46.

102 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estúdios Atlanticos, p.401.

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de Portugal e o marquês de Ayamonte. Por outro lado, esta vantagem que Portugal levava nas costas atlânticas de África, reflectida na posse de praças de guerra em Marrocos, também acabou por viabilizar o negócio de fretamentos de barcos em Ayamonte, com vista ao transporte de homens e mercadorias, ainda que de forma bastante mais tímida quando comparado com o caso do Porto de Santa María, Cádiz, ou Málaga103.

Por fim, acreditamos que os documentos aqui referidos revestem-se de particular interesse se tivermos em consideração duas razões principais: primeiro, porque se tratam de documentos portugueses que acabam por reflectir o ponto de vista do país vizinho quanto a Ayamonte. Segundo, devido à cronologia a que nos reportam e à escassez de documentação relativamente a esta cidade durante a primeira metade do séc. XVI. Com efeito, o documento mais antigo que se conserva no Arquivo Municipal de Ayamonte está datado de 1522104. Nesse sentido, os documentos por nós referidos, nomeadamente os documentos relativos à primeira metade do séc.

XVI, assumem particular importância, na medida em que acabam por contribuir, ainda que de forma tímida, para um maior conhecimento do que foi Ayamonte nos alvores da Idade Moderna.

103 Manuel Henrique Corte-Real, “Feitores e escrivães na Andaluzia durante o reinado de D. João III”, in Do Tempo e da História, Vol. I, pp.135-159.

104 Antonio Sánchez González, “Ayamonte: datos para una Historia basada en fuentes documentales”, in XVI Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, p.24.

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AYAMONTE EN LA EXPANSIÓN PORTUGUESA POR EL NORTE DE ÁFRICA Es sabido que Ayamonte fue una de las zonas andaluzas que colaboró activamente en la exploración y colonización de continente americano, acabando por convertirse, durante el siglo XVI, en uno de los núcleos urbanos más importantes de toda la costa de Huelva. Sin embargo, la proximidad del Algarve, dada su condición fronteriza, hizo que Ayamonte también participara con sus recursos humanos en los descubrimientos marítimos y en la expansión portuguesa por el norte de Africa.

En efecto, la historia del vecino Algarve entre los siglos XV y XVII se encuentra estrechamente relacionada con las conquistas en Marruecos, una relación umbilical que, efectivamente, unía los Algarves de Daquém a los Algarves Dalémmar, en África. Por otra parte, como bien observó Romero de Magalhães: “a ligação de Portugal com as praças marroquinas fazia-se através do Algarve e, em princípios do século XVI, sobretudo por Tavira”105. Se refiere a que este puerto vinculado al norte de África se encontraba a menos de 23 kms. de Ayamonte, por lo que la relación entre ambas ciudades resultaba muy fácil por el sistema de la tradicional navegación de cabotaje.

Además, el emplazamiento de Ayamonte frente a Castro Marim, la plaza militar portuguesa más cercana a Marruecos, atraía sin duda a muchos ayamontinos interesados en aventurarse en la cruzada portuguesa hacia los Algarves del otro lado del mar. Pero, para que comprendamos en qué circunstancias los ayamontinos participaron en la expansión portuguesa por el norte de África, veamos antes qué ambiente se vivía en la vecina Castro Marim en el Quinientos.

105 Joaquim Romero de Magalhães, O Algarve na Época Moderna, pp.81-96. De este mismo autor véase también Para o Estudo do Algarve Económico Durante o séc. XVI, pp.238-239. Sobre la relación entre Tavira y las plazas de los Algarves Dalém véase Maria Augusta Lima Cruz, “Tavira no processo de abandono de praças portuguesas no Norte de África, no século XVI. Abertura de um estudo”, in Espírito e Poder – Tavira nos Tempos da Modernidade, pp.20-45.

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CASTRO MARIM EN LA EXPANSIÓN PORTUGUESA HACIA EL NORTE DE ÁFRICA Desde principios del siglo XVI los ayamontinos se lanzaban como pilotos y marineros en los barcos de la carrera de la Indias106, lo mismo que la vecina Castro Marim, donde los descubrimientos y la expansión hacia el Norte de África tuvieron un fuerte impacto. El propio infante Don Enrique – que en 1416 había sido requerido por el rey Don Juan I para abastecer y defender la recién conquistada Ceuta107 – permaneció en Castro Marim durante algún tiempo, cuando recibió al infante Don Fernando, su sobrino y heredero, al regresar al reino tras su paso por aquella plaza norteafricana108. Del mismo modo, se establecerán en esta plaza fronteriza de Ayamonte otros hidalgos, apoyando al Infante y ejerciendo altos cargos. Fue el caso de Diego Lopes, caballero de la Casa del Infante Don Enrique y comendador de Castro Marim, además de veedor de los vasallos reales habitantes en esta ciudad y término, en 1444109, o el caso de Vasco Eanes Corte Real, capitán de caballería de Castro Marim antes de 1433110 e hijo de Vasco Eanes, que acompañó a Don Enrique durante la conquista de Ceuta111. ¿Por qué esta necesidad de proveer Castro Marim con gente de confianza del Infante? Porque la villa, por su proximidad geográfica con Marruecos, pasó a tener un importante papel en la protección de la presencia portuguesa en el Norte de África y en la lucha contra la piratería magrebí. En este sentido, no podemos dejar de destacar la extraordinaria actuación de García de Melo, capitán mayor de ballesteros 106 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminencias alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.154-155; Antonio Manuel González Díaz, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, p.38.

107 Isabel L. Morgado de Sousa e Silva, A Ordem de Cristo (1417-1521) - Revista Militarium Ordium Analecta, nº 6, p.63.

Más tarde, en 1433, el rey D. Duarte concedió al infante D. Henrique un quinto de todo lo que fuese tomado por sus navíos de corso que patrullaban el Estrecho de Gibraltar. Ver Monumenta Enricinha, Vol. IV, p.266; Ver también Edite Maria da Conceição Martins Alberto, “Resgatar cristãos em terras no Norte de África – O ofício de Alfaqueque no século XV”, in Estudos de História Luso-Marroquina, p.42.

108 Alberto Iria, O Infante D. Henrique no Algarve (estudos inéditos), p.77.

109 Ver Monumenta Enricinha, Vol. VIII, p.220.

110 Ver Monumenta Enricinha, Vol. IV, p.500.

111 De acuerdo con Zurara, Vasco Eanes saltó en la playa de la villa con el infante D. Henrique y fue el primer portugués en combatir a los moros en la puerta de Almina. Véase Gomes Eanes de Zurara, Crónica da Tomada de Ceuta, Capítulo LXXII, p.225.

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y alcaide de Castro Marim112.

Recordemos que en 1504, el mismo año que la villa recibió al foral manuelino, García de Melo lideró un valeroso ataque a Larache, en ese momento un conocido nido de piratas que atacaba incansablemente las costas del Algarve y Andalucía, capturando cinco galeotes, dos bergantines y una carabela e incendiando una galera y otras tres carabelas113.

LOS CASTRO-MARINENSES EN LAS PLAZAS DE PORTUGAL EN MARRUECOS Debemos tener en cuenta que las conquistas en África suponían, evidentemente, el envío de hombres para garantizar la defensa y manutención de las plazas bajo dominio portugués. Y dada la proximidad de Castro Marim a las tierras marroquíes, fueron muchos los castro-marinenses que se lanzaron a la conquista, manutención y defensa de esas plazas. Cuando el Infante Don Fernando, hermano del rey Don Alfonso V planeó enrolarse en la hazaña de Ceuta, incluso sin la aprobación de su hermano, “mandou aparelhar uma caravela na foz do rio Guadiana e pôs-se a caminho”114. No es preciso decir que parte de la tripulación que acompañó al Infante sería, probablemente, originaria de la comarca de Castro Marim.

En el siglo XVI esta tendencia parece intensificarse. En octubre de 1508, por ejemplo, D. Manuel decidió a través del mencionado García de Melo, anadel-mor de los ballesteros, el nombramiento de varios ballesteros del monte vecinos de Castro Marim. Fue el caso de Barão Martins115, Afonso Eanes Pescoço116, João Lourenço117, 112 No sabemos exactamente en qué año fue investido con la alcaldía de Castro Marim; con todo, una carta que datada en 1509 lo presenta como alcalde mayor de esta plaza de guerra del Algarve, en ese mismo año. Vease A.N.T.T., Gaveta 20, Maço V, nº 14.

113 Ver Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval no Norte de África (Séculos XV-XIX), p.120.

114 D. Alfonso V, preocupado con la impulsividad de su hermano, vino a su encuentro hasta Tavira y Castro Marim. Más tarde, el infante acabaría por ser interceptado en el estrecho de Gibraltar por el Conde de Odemira, capitán de Ceuta. Después de visitar aquella plaza fue conducido al reino portugués, pasando por Tarifa, Castro Marim, Mértola y Beja, donde lo esperaba la Corte. Véase Fernando Pessanha, Subsídios para a História do Baixo Guadiana e dos Algarves Daquém e Dalém-mar, pp.57-59.

115 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

116 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

117 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 24v.

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Vasco Lourenço Fafez118, Afonso Eanes Galego119, Martim Eanes Pescoço120, etc. Pero ¿se quedaron estos hombres en su villa de origen?

Algunos meses después, ya en 1509, el alcaide de Castro Marím, Simão Correia, reclutó 102 ballesteros de la villa para que fueran a servir en Arzila, donde tendrían además funciones de constructores121. Por lo demás, fue frecuente la presencia de hombres naturales de Castro Marim en las plazas norteafricanas, no solo como soldados sino también en calidad de pobladores. Es el caso de Afonso Roiz, natural de Castro Marim, que encontramos como ballestero de a pie en la guarnición de Safim, en 1511122, o el caso de los habitantes de Castro Marim que encontramos en Azamor123. En este contexto, tiene un particular interés el caso del castro-marinenese Gaspar Gonçalves, armado caballero en Azamor por orden del Duque de Bragança, tras la conquista de aquella plaza marroquí en 1513124. Pero, además de los soldados y moradores oriundos de esta plaza militar, también debemos contabilizar los desterrados enviados con frecuencia a Arzila, Ceuta y Tánger125. Un buen ejemplo es el caso del escudero Henrique Vaz, de Castro Marim, condenado a dos años de destierro en Arzila, “por feridas dadas”126. Hay que añadir, a todos estos casos, los castro-marinenses que se lanzaron a la epopeya de los descubrimientos.

Oliveira Marques, por ejemplo, incluye a Castro Marim en el grupo de las tierras que más contribuyeron con gentes que se lanzaban a las exploraciones marítimas127.

118 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

119 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

120 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv. 5, fl. 25.

121 Rafael Moreira, “História – Histoire”, in Arzila, Torre de Menagem – Le Donjon d’Asilah, p. 35.

122 João Cosme, A Guarnição de Safim em 1511, p.151.

123 Maria Augusta Lima Cruz, “Documentos inéditos para a história dos portugueses em Azamor”, in Arquivos do Centro Cultural Português, quadro 1.

124 A.N.T.T., Chancelaria de D. Manuel I, liv.11, fl. 53.

125 José António de Jesus Martins, O Reino do Algarve nos finais da Idade Média – Os concelhos algarvios no séc. XV, p.45.

126 A.N.T.T., Chancelaria de D. João II, liv. 24, fl. 99.

127 Oliveira Marques, “A Expansão no Atlântico”, in Nova História da Expansão Portuguesa – Vol. II – A Expansão Quatrocentista, p.208.

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PRESENCIA ESPAÑOLA EN LA COSTA ATLÁNTICA DE MARRUECOS Antes de continuar, es necesario contextualizar los antecedentes de la presencia española en África, para comprender en qué circunstancias Ayamonte se ve también involucrada en la expansión portuguesa en Marruecos.

Como sabemos, desde el siglo XV, Castilla intentaba establecerse en la costa atlántica africana, pretensión que le llevó a un enfrentamiento con Portugal respecto a la política expansionista en África y que estaba estrechamente relacionada con el contencioso sobre las Canarias. En efecto, el 8 de enero de 1454, después de que el rey de Castilla donara las Canarias al duque de Medina Sidonia128, el infante Don Enrique consiguió del Papa Nicolás V la Bula Romanus Pontifex, que otorgaba a los portugueses las tierras tomadas cerca de Ceuta y las descubiertas, con posterioridad, de Bojador y del Cabo Não (actual Cabo Chaunar). Éste último, subrayemos, frente a la Isla de Lanzarote.

Sin embargo, el permiso no era claro respecto a los derechos de los dos reinos sobre la costa atlántica, permitiendo que Castilla afirmase que la línea divisoria pasaba por el Cabo Bojador, mientras que Portugal defendía que el límite sería el Cabo Não, mucho más al norte. En esas circunstancias, durante la segunda mitad del siglo XV, Portugal conquista Alcácer Ceguer, Arzila, Tánger y lanza una serie de ataques sobre las costas marroquíes, mientras que los españoles penetraban en la costa frente a Canarias. Son precisamente estos españoles establecidos en las Canarias quienes intentarán instalarse en el continente africano, algunos kilómetros al sur de Meça, un territorio a la misma latitud que las Canarias129. De hecho, en 1477/1478 Diego de Herrera y sus hombres construirán una fortaleza en la margen derecha del río Açasa, a la que llamarán Santa Cruz de la Mar Pequeña130, localizada al sur de Meça y al norte del Cabo Não.

Con el Tratado de Alcaçovas, el 6 de marzo de 1480, Portugal hizo algunas cesiones, renunciando a los derechos que afirmaba tener sobre las Canarias, aunque 128 Colección de documentos inéditos para la Historia de España ..., Tomo XXXVI, pp.499-501.

129 António Dias Farinha, Os Portugueses em Marrocos, p.29.

130 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, p.405. Este fuerte respetaba, por tanto, la interpretación de Castilla cuanto a la bula de Nicolás V, pero aumentaba el clima de tensión con Portugal, que se mostraba intransigente en cuanto a las pretensiones de Castilla en la costa africana.

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se le reconocía el derecho de continuar con la conquista de Guinea, la posesión de las islas descubiertas al sur de Canarias y el derecho de conquista del reino de Fez. Una vez más, la ambigüedad de los textos y los propios acuerdos, particularmente sobre los límites del reino de Fez, permitió que continuaran los conflictos entre Portugal y Castilla por el control del territorio. Será seguramente en ese contexto de disputa en el que Castilla pretendió extender su presencia hacia el norte, hacia la rica región de Duquela.

Hacia 1480 tenemos noticia de que “espanhóis de Xerez e de Calis (Cádiz), comandados pelo alcaide Juan Sanchez, atacaram Azamor com uma esquadra de 150 velas”131, pero solo tomaron cuatro torres y acabaron por ser repelidos. Esta tentativa de conquistar Azamor parece guardar relación con el interés castellano en las riquezas de la región, especialmente la pesca, las carnes y los cereales132. Más aún cuando Azamor se encuentra apenas a 10 km de la bahía de Mazagão, un activo puerto de exportación de cereales frecuentado por portugueses y castellanos: “nesta baía de Mazagão carregam muitas naus destes reinos, e assi de Castela”133.

Por otra parte, si tenemos en cuenta las descripciones de Duarte Pacheco Pereira, parece natural que los castellanos hayan pretendido apropiarse de las riquezas de la región a través de la conquista de Azamor. Por lo demás, la toma de Casa do Cavaleiro (a la que los moros llaman Uguer) por los españoles de Jerez, en el último cuarto del siglo XV134, parece reforzar esta teoría135. Curiosamente, B. Bonett no refiere este episodio al tratar de los movimientos castellanos en Africa antes de la llegada de Alonso Fernández de Lugo136. Es posible que el silencio de este autor se deba al hecho de haber sido una ocupación infructuosa, ya que los moros

131 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.86.

132 Duarte Pacheco Pereira, navegante y cosmógrafo portugués de los siglos XV y XVI, refiere “a maravilhosa pescaria de sáveis muito grandes e bons (…) e esta vila de Azamor e suas comarcas são muito abastadas de pão, carnes, pescados e outras coisas”.. Véase Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 17, pp.62-63.

133 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 17, p.64.

134 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.86.

135 “Nesta Casa do Cavaleiro há muito trigo e cevada, e muitas vezes carregam ali navios dele; e disso mesmo há ali muita abastança de carne e caça; e no mar, nas cinquenta a sassenta braças, há muita pescaria de pixotas e doutros muitos peixes”.

Véase Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 18, p.65.

136 Buenaventura Bonet y Reverón, “Alonso Fernández de Lugo y sus conquistas en África”, in Revista de Historia, Tomo 5.

Año 10. Número 37, pp.138-140.

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abandonaron el lugar. En cualquier caso, la breve ocupación de esa localidad, situada a apenas 10 leguas del puerto de Mazagão, viene a reforzar la teoría de una tentativa de establecimiento castellano en la rica región de Duquela.

Como respuesta a las acciones castellanas, el rey D. João II impuso una política de protectorados sobre algunas zonas del sur con las que mantenía una relación comercial137. De hecho, el primer acuerdo conocido entre Portugal y Safim ya se remonta al reinado de D. Afonso V, como se refiere en la carta que D. João II envió a Amadux, el alcaide de la ciudad en 1488138. Del mismo modo, también D. João II impuso la soberanía portuguesa a los habitantes moros de Azamor, en 1486139 (la misma ciudad que los castellanos intentaron conquistar años antes) y el rey D. Manuel I estableció un tratado de soberanía con los habitantes de Meça, en 1497140.

En ese mismo año, D. Manuel confirmó los términos del contrato con Azamor, en 1497, a pesar de ellos la fidelidad de sus habitantes a la Corona portuguesa fue muy irregular a partir de 1502141.

La respuesta de Castilla no se hizo esperar. En 1496, después del Tratado de Tordesillas, los indígenas de Mar Pequeña y San Bartolomé reconocen la soberanía de Castilla, por lo que la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña, perdida a pesar de todo, fue reedificada por el gobernador de Canarias Alonso Fajardo142. En 1499 Lopez Sánchez de Valenzuela consiguió someter a varias tribus y aldeas de la costa africana frente a Canarias, concretamente Tagaost (Capital de la zona del Cabo Não), Tamanar, Ifran e Ifni. Al año siguiente, en 1500, Alfonso de Lugo, Adelantado de las Canarias, “Capitán general de la Berbería desde el cabo de Aguer hasta el de 137 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Disertación para el máster en Historia del Algarve presentada en la Universidad del Algarve, p.22.

138 Durval Pires de Lima, História da Dominação Portuguêsa em Çafim (1506 – 1542), p. 15; David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos…”, in História de Portugal, vol. III, p. 463; António Dias Farinha, Os Portugueses em Marrocos, p.26.

139 Rui de Pina, Crónica de D. João II, Capítulo XXI, pp. 53-54; Garcia de Resende, Crónica de D. João II e Miscelânia, Capítulo LX, p. 56; David Lopes “Os Portugueses em Marrocos”, in História de Portugal, vol. III, p.508.

140 Carta de D. Manuel I a los moradores de Meça, en 11 de enero de 1497, in Les Sources Inédites de l’Histoire du Maroc, Tomo I, Première Série, doc. IV, pp. 31-35. Sobre la presencia portuguesa en Meça véase David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, pp.542-544; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.321-323.

141 Véase Vergílio Correia, Lugares Dalém – Azemôr, Mazagão, Çafim, pp.32-33.

142 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre Africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, pp.413-417.

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Bajador”143 fue enviado a África con la misión de construir tres fuertes: uno junto al Cabo Bojador, otro junto al Cabo Não y un tercero cerca de Tagaost144.

Cierto es que el Tratado de Tordesillas vino a delimitar las áreas de influencia de España y Portugal en África. Sin embargo, la zona entre el Cabo de Gué y Meça siguió en litigio, pendiente de ser incorporada a una u otra Corona. Es sabido que, en 1501, Alonso de Lugo pretendió establecerse en Meça y en Santa Cruz do Cabo de Gué, como veremos más adelante. No obstante, durante nuestra investigación para el presente artículo, nos encontramos con una información que no aparece referida en la historiografía portuguesa. Se trata del proyecto de conquista de Azamor por Alonso de Lugo y Francisco de Peñalosa, en 1500, ordenado por la reina Isabel I de Castilla. La referencia la da Fray Bartolomé de las Casas en su obra Historia de las Indias, en la que habla sobre la “armada que se hizo para Azamor donde iba el Alonso de Lugo, siendo el dicho Francisco de Peñalosa capitán general”145. Aunque la expedición se saldara en derrota española y muerte del propio capitán, termina revelándose de un gran interés en la medida en que viene a demostrar que Isabel la Católica pretendía extender el dominio de Castilla hacia el norte, a través de la conquista de una ciudad, por entonces tributaria de Portugal, lo que constituiría una clara violación del Tratado de Tordesillas.

Además, en 1500 y 1501 Alonso de Lugo intentó establecerse en Meça, una villa de moros muy grande, mercado de oro, cera, cuero, etc. y situada a una legua del mar146. Portugal protestó ante Castilla, por lo que se ordenó al gobernador castellano que respetase los intereses portugueses anteriores en la región, ya que, como dijimos anteriormente, los habitantes de Meça eran vasallos de Portugal desde 1497.

Sin embargo, Alonso no se dio por vencido. Dirigiéndose más al norte ocupó la población que actualmente se llama Agadir ayudado por los Cacimas, una tribu bereber instalada en el lugar147. En efecto, ya en 1480 los castellanos habían atacado Agadir para castigar a los indígenas que habían participado 143 Leopoldo de la Rosa Olivera & Elfas Serra Rafols, El Adelantado D. Alonso de Lugo y su residencia por Lope de Sosa, IX. 144 Buenaventura Bonet, “Alonso Fernández de Lugo y sus conquistas en África”, in Nuevas Aportaciones Históricas, p.140.

145 Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias, Tomo I, cap. LXXXII, p.352.

146 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.122.

147 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), Vol. III, pp.453-454.

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en un ataque a Santa Cruz de la Mar Pequeña. Intentaron repetir la proeza en 1483, terminando esta última iniciativa castellana en un desastre militar148. La ocupación fue, sin embargo, muy breve. Los habitantes de Meça, incitados por los portugueses, se lanzarán sobre la población y derrotarán a los españoles y a sus aliados Cacimas “matando-lhes muita gente e outra cativaram”149.

En 1505, tras esta tentativa española de ocupar el territorio, João Lopes Sequeira construyó en el lugar un castillo que llamó Santa Cruz do Cabo de Gué150, en respuesta a las pretensiones castellanas, así como la fortaleza satélite de Bem Mirao151. La ocupación del espacio por los portugueses acabó por disuadir los intereses españoles en la región, limitándolos a la ya referida Santa Cruz de la Mar Pequeña, donde acabarían por resistir hasta 1524 ó 1527. Otro detalle llamó nuestra atención. Entre los hombres reclutados para la construcción de la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña se encontraba Bartolomé de Ayamonte, el majador capataz de la obra que acabó por quedarse en la torre tras el regreso del resto de la expedición.

Además, por lo que hemos conseguido averiguar, este ayamontino permaneció en la torre 16 meses (3 dedicados a la construcción y 12 como parte de la guarnición)152.

148 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, pp.411-412.

149 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, p. 543. Del mismo autor vease tambien: A Expansão em Marrocos, p.28; Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541), p.29.

150 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541), 1945; Robert Ricard, “L’occupation portugaise d’Agadir (1505-1541)”, in Hespéris, Tomo XXXIII, pp.93-102; Pedro Dias, História da Arte Portuguesa no Mundo – O Espaço Atlântico (séculos XV – XIX), pp.50-51; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.324-328.

151 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541, p.32; Jorge Correia, Implantação da Cidade Portuguesa no norte de África – Da tomada de Ceuta a meados do séc. XVI, pp.328-334.

152 Nótese que tal como Bartolomé Ayamonte también encontramos a dos portugueses que permanecerán los mismos 16 meses en Santa Cruz de la Mar Pequeña. Eran ellos el ferreiro Pedro portugués y el soldado Manuel portugués (el apellido verdadero era Sousa). Ver Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, pp.437, 446, 454 y 475.

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LA ARMADA DEL MARQUÉS DE AYAMONTE EN LOS ALGARVES DALÉM-MAR, EN EL SUR DE MARRUECOS No se piense, con todo, que la pérdida de Santa Cruz de la Mar Pequeña representó el desinterés español por el sur marroquí. Como veremos, D. Francisco de Sotomayor, que se convertirá en marqués de Ayamonte por su matrimonio con Teresa de Zúñiga y Manrique de Castro153, intentó reactivar la influencia española en la región del Sus, concretamente en el Cabo de Gué, o sea, en un territorio anteriormente codiciado por el rey portugués D. João II y por los Reyes Católicos.

Veamos por qué.

Durante la investigación que realizamos para la publicación de Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, nos encontramos con un documento que nos llamó mucho la atención. Se trata de una carta del capitán de Azamor, Antonio Leite, al rey D. João III el 10 de septiembre de 1529, en el que se revelan los movimientos de una armada del marqués de Ayamonte en el puerto de Mazagão y de cuáles eran sus intenciones.

En el documento, Antonio Leite cuenta cómo dos carabelas y un galeón del marqués de Ayamonte intentaron tomar un navío de Ruan, anclado en el puerto de Mazagão, que solía comerciar allí todos los años. Según el capitán de Azamor, los navíos del marqués llevaban un regalo para uno de los xarifes con la intención de establecer un acuerdo comercial en el sur de Marruecos y debilitar los intereses portugueses. Dadas las circunstancias, Leite aconsejaba al monarca portugués controlar la navegación comercial en los puertos marroquíes, obligando al paso del trato entre europeos y musulmanes por las aduanas portuguesas, lo que permitía importantes beneficios para la Hacienda Real154. Trascribimos aquí el extracto original del documento relativo a los movimientos del marqués de Ayamonte y la respectiva tradución al castellano:

153 CF. Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., p. 480, nota 1. A este respecto véase también Antonio Sánchez González, “Ayamonte: datos para una Historia basada en fuentes documentales”, in XVI Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, p.19; Antonio Manuel González Díaz, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, pp.45-46.

154 Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.65-66, nota 171.

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“C Aquy veo ter huua armada do marques de Aiamonte, huum galeam e duas caravelas, e pousou no porto de Mazagam; e quiseram tomar húua naoo que estava ameorada dentro no porto, a qual era de mercadores de Ruam, que aquy vem cada anno tratar comnosquo ; e eu nam lh’o cornsemty, porque estava segura no porto de V. A. E soube que aquella armada leva huum presente ao Xarife, sobre comçerto que o Marques com elle quer fazer, pêra os de sua terra hirem pesquar seguros ao Cabo de Gué, e pêra tratarem com elle na costa. Dou este aviso a V. A. pêra oulhar nisso o que cumpre a seu serviço, e também por me parecer grande baxeza tal pesoa como o marques de Aiamomte mandar presente sobre tal caso a huum Mouro de tam pouqua verdade. E isto lhe ajudara a criar mais soberba, porque ja cre que os Christãos lhe sam tributários”155. ………………………………………………………………………………………

“Aquí veo tener una armada del Marqués de Ayamonte, un galeón y dos carabelas y las colocó en el puerto de Mazagam; y quisieron tomar una nao que estaba anclada dentro del puerto, que era de mercaderes de Ruam, que aquí vienen cada año a comerciar sé; y yo no lo consentí porque estaba segura en el puerto de V.A . Y supe que aquella armada lleva un regalo al Xarife para el acuerdo que el Marqués quiere con él hacer, para que los de su tierra vayan a pescar seguros en el Cabo de Gué, y para comerciar con él en la costa. Doy este aviso a V.A. para mirar en esto lo que cumple a su servicio, y también porque me parece gran bajeza tal persona como el marqués de Ayamonte mandar un presente para tal caso a un Moro de tan poca verdad. Y esto le ayudará a crear más soberbia porque ya cree que los Cristianos le son tributarios”.

155 Carta de António Leite a D. João III, en 10 de Septiembre de 1529. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., pp.475-481; A.N.T.T., Cartas dos Governadores de África, nº64. Véase también Pedro Pinto, “Índice Analítico das Cartas dos Governadores de África na Torre do Tombo”, in Anais da História de Além-Mar, Vol. XI, p.265.

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En otras palabras, el Marqués de Ayamonte intentaba captar la simpatía del xarife del Sus con el objetivo de establecer un acuerdo comercial con los enemigos directos de los portugueses en la región. Acuerdo comercial que, de salir bien, hasta podría suponer la constitución de una factoría española, perjudicial para los intereses estratégicos de los portugueses, ya que los xarifes del sur tenían bajo su tutela territorios por donde pasaban las caravanas comerciales que atravesaban el desierto.

Es evidente que Ayamonte era una población con una clara vocación marítima y pesquera. Sin embargo, la intención de los ayamontinos en ir a pescar al Cabo de Gué y de negociar con los moros de aquella costa no parece del todo inocente. Como vimos, desde el siglo XV los castellanos frecuentaban algunas poblaciones del Cabo de Gué con pretensiones comerciales156, concretamente Tamareque donde, según Duarte Pacheco Pereira, podían anclar navíos y donde había mucha pesca de pijotas y de otros pescados: “grande pescaria de pixotas e doutros muitos peixes”157. Por lo demás Joaquin Figanier afirma también la existencia de comerciantes castellanos residentes y tratantes en zonas como la citada Tamareque, Meça y Taracuco158.

Después, en el tránsito del siglo XV al XVI, el gobernador de Tenerife, Alonso de Lugo, intentó establecerse en el Cabo de Gué, una bahía que, como bien observó António Dias Farinha, servía de puerto a la rica región de Sus. ¿Sería la intención del marqués de Ayamonte instalar una factoría en el continente africano? ¿Estaría interesado en el comercio de esclavos y productos africanos que cruzaba el desierto?

Antes de responder a estas preguntas, veamos de qué territorio se trataba. Duarte Pacheco Pereira, navegante y cosmógrafo del siglo XV, describe así la región: “Santa Cruz, o qual tem a dita angra em que pode pousar qualquer nau grande, em fundo limpo e boa ancoração (…) esta terra é muito fértil de pão, carnes, pescados, mel, cera courama e outras muitas mercadorias em que se faz muito proveito; e asi há qui ouro, que os Alarves trazem da Guiné por terra”159.

156 Vitorino Magalhães Godinho, História Económica e Social da Expansão Portuguesa, p.121.

157 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 19, p.71.

158 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541, p.21.

159 Duarte Pacheco Pereira, Esmeraldo de Situ Orbis, I Parte, Capítulo 20, pp.71-72.

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El cosmógrafo oculta el comercio de esclavos aunque sabemos que en la vecina Meça, donde los castellanos también intentaban construir una factoría, llegaban esclavos provenientes de Sudán y de Mauritania160.

Vista la descripción del cosmógrafo portugués, se hace evidente cuál era el objetivo de Alonso de Lugo: establecerse en una costa africana rica en productos y con capacidad de atraque de barcos de gran tamaño. Como ya dijimos, la ocupación castellana fue sin embargo muy breve, en la medida que los habitantes de Meça, como vasallos del rey de Portugal, atacaron la población y derrotaron a los españoles161. En 1505, con la ocupación de la zona por los portugueses y la construcción del castillo de Santa Cruz do Cabo de Gué, la presencia militar española quedó limitada a la citada Santa Cruz de la Mar Pequeña, donde resistirían hasta la segunda década del siglo XVI.

Explicado esto, volvamos a preguntarnos: ¿tendría intención el marqués de Ayamonte de instalar una factoría en el continente africano? ¿Estaría interesado en el comercio de esclavos y productos africanos que cruzaban el desierto? Veamos: según el historiador marroquí Adnan Mechbal, Santa Cruz de la Mar Pequeña funcionaba como una fortaleza de costa que tenía como objetivo apoyar las fuerzas conquistadoras en las batidas destinadas a la “la búsqueda de alimentos y de esclavos para su comercio”162. El historiador español Rumeu de Armas, aunque no coincide con la idea de tratarse de una fortaleza para lanzar operaciones militares, alude a la existencia de documentos que demuestran la compra de esclavos en dicha fortaleza163.

Con la pérdida de Santa Cruz de la Mar Pequeña – la única factoría española en Africa - los españoles se vieron privados de este comercio de esclavos y, como es sabido, los esclavos que entraban en ciudades como Ayamonte en los primeros años de la Edad Moderna, eran vendidos por los mercaderes portugueses que los traían

160 Joaquim Figanier, História de Santa Cruz do Cabo de Gué (Agadir) 1505-1541, p.21.

161 David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos no Tempo de D. Manuel”, in História de Portugal, (dirigida por Damião Peres), vol. III, p. 543. Del mismo autor ver también: A Expansão em Marrocos, p.28.

162 Cf. Javier Gil Pérez & Óscar Garrido Guijarro, “Santa Cruz de Mar Pequeña - Ifni en las relaciones hispanomarroquíes”, in Anuario de Estudios Atlánticos, Las Palmas de Gran Canaria. España (2015), p.2. Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, pp.408 y 466.

163 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, pp.08 y 466.

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de Angola, Mozambique, Santo Tomé y Cabo Verde164. Además, según Manuel Fernández Chaves y Rafael Pérez García, una de las rutas del comercio de esclavos de Portugal a Sevilla era procedente de las costas del Algarve, entrando en territorio español a través de Ayamonte. Los que no eran vendidos en esta ciudad entraban en un circuito que podría pasar por Huelva, Gibraleón, Moguer, Niebla y Sevilla165.

Como es sabido, los mercaderes portugueses, como intermediarios de este negocio, conseguían importantes beneficios, aumentando sustancialmente el precio de los esclavos cuando eran vendidos en ciudades como Ayamonte. Dadas las circunstancias, ¿Intentaría D. Francisco de Sotomayor reactivar el rentable comercio de esclavos directamente con los xarifes de Sus sin tener que pasar por los intermediarios portugueses? ¿O estaría interesado el marqués en otro tipo de productos? En efecto, en 1494 un grupo de comerciantes ayamontinos había cargado una carabela con paños, lienzos y otras mercancías para venderlos en los puertos de Africa. Estando dicha carabela en Azamor, entonces tributaria de Portugal, todo su cargamento fue robado por un grupo de hombres con una carabela bien artillada, originaria de Cadiz166. De ello se concluye que los contactos de los ayamontinos con el sur de Marruecos era una realidad que, por lo menos se remontaba a la época en la que los Reyes Católicos se empeñaban en extender “el influjo y la acción política de España por las inmensas tierras del Africa Occidental”167.

La verdad es que no sabemos exactamente cuáles serían las intenciones de D. Francisco de Sotomayor al sur de Marruecos. En cualquier caso el acuerdo comercial que planeaba establecer con el xarife del Sus no tuvo éxito. Era normal. Marraquech había sido ocupada por el xarife Ahmed al-Araji en 1520 y en 1527 ya dominaba el Sus, a falta de controlar apenas Tadla. Esto quiere decir que en el momento de la visita de la armada del marqués de Ayamonte, en 1529, los xarifes del Sus se encontraban ampliamente organizados como un grupo político y religioso dedicado

164 Antonio Manuel González Díaz, “La otra cara del Ayamonte Moderno: la población esclava. Procedimientos de integración y exclusión social”, in XIX Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, pp.36-37.

165 Manuel F. Fernández Chaves & Rafael Pérez García, “Las redes de la trata negrera: mercaderes portugueses y tráfico de esclavos en Sevilla (1560-1580)”, in La Esclavitud Negroafricana en la Historia de España. Siglos XVI y XVII, pp.14-15.

166 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminencias alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.153.

167 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, p.17.

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a expulsar a los cristianos de la costa africana y a unificar el territorio marroquí. Y si estos peleaban con los infieles portugueses que ocupaban el territorio, ¿cómo iban a celebrar un acuerdo con los infieles españoles? Además, fue tal el ímpetu guerrero de los xarifes del Sus que el propio reino de Fez se vió obligado a firmar un tratado de paz con Portugal, pocos años después, el 8 de mayo de 1538168.

MOVIMIENTOS DEL MARQUÉS DE AYAMONTE POR LOS ALGARVES DAQUÉM, AL SUR DE PORTUGAL A pesar de todo, la acción del marqués de Ayamonte no quedó ahí. Reparemos que en diciembre de 1529, apenas dos meses después de la carta de Antonio Leite al rey D. João III, otra carta volvía a hacer referencia a los problemas con el susodicho marqués.

Se trata del Traslado do que se deu a Cristóvão de Mendonça que enviou a sua Alteza o marquês de Ayamonte sobre o caso do Bregantim En este documento el comendador de Arenilha parece responsabilizar al marqués por los daños causados en las embarcaciones de los vecinos de la villa, concretamente al referido bergantín, llegando incluso a ordenar “pagar as barcas e (…) as perdas que receberam os donos delas e asy o dano que se fez na Arenilha” Fig.1 - Traslado do que se deu a Cristóvão de Mendonça que enviou a sua Alteza o marquês de Ayamonte sobre o caso do Bergantim. A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

168 João Cosme, “Tratado de Paz entre Portugal e o Reino de Fez”, in Arquipélago * História, XIV-XV, pp.11-29.

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y detener a los responsables que se encontraran en sus tierras169. Como puede comprenderse, el tono de la carta no es precisamente halagador para el noble español.

El 24 de Maio de 1530 – cuando Ayamonte contaba ya con una población entre los 4040 y los 5057 habitantes170 – D. Francisco de Sotomayor escribió a D. João III. En el documento, que tiene por título Carta do marquês de Aiamonte agradecendo ao rei mandar ouvir e dar crédito ao comendador Cristóvão de Mendonça, el marqués esquiva las acusaciones de que era objeto, alegando la pena que tenía de no poder demostrar su voluntad en servir al rey portugués .

Fig.2 - Carta do marquês de Aiamonte agradecendo ao rei mandar ouvir e dar crédito ao comendador Cristóvão de Mendonça. A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 45, n.º 9.

169 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

170 Antonio Manuel González Díaz, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, p.39.

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El noble español, a través de un ejercicio diplomático tan adulador como demagógico, argumentaba que los verdaderos responsables, conocedores de que el marqués era un verdadero servidor del rey D. João III, no se atrevieran a pasar por sus tierras y fueran directamente hacia Sanlúcar y hacia Cartaya171. La carta revela, además, un detalle muy interesante: D. Francisco de Sotomayor justifica su disponibilidad en explicarse personalmente frente al rey portugués alegando “tenerme la emperatriz, mi señora, ocupado en la guardia desta costa”. Como sabemos, la regente del Sacro Imperio Romano Germánico entre 1528 y 1533 fue la emperatriz Isabel de Portugal “a mulher mais bonita de seu tempo”172, esposa del emperador Carlos V, hija del rey D. Manuel I y hermana de D. João III. Así podemos deducir que el marqués de Ayamonte procuró legitimar las culpas que se le imputaban por las responsabilidades que la propia hermana del rey portugués le había atribuído.

Por otro lado, se deduce por qué motivo el marqués de Ayamonte, legítimamente encargado de controlar la costa, se aventuraba en los mares de los Algarves Daquém e Dalém-mar, intentando debilitar los intereses portugueses.

En cualquier caso, el malestar del monarca portugués con el noble español no quedó ahí. Según una carta de D. João III a Henrique de Meneses, embajador en Roma, y a Alvaro Mendes Vasconcelos, embajador en Madrid, vemos que el rey de Portugal no dio el asunto por zanjado. Aunque nos haya sido imposible analizar directamente esta carta, la descripción del documento en el Archivo Nacional de Torre de Tombo alude a “os danos cometidos pelo marquês de Aiamonte nos mares do Algarve” en fecha no precisada173. Sin embargo, como sabemos que Álvaro

Mendes de Vasconcelos era el embajador de Portugal en Madrid en ese mismo año de 1530, resulta muy fácil deducir que se trata del mismo asunto. Más aún, el rey portugués, no satisfecho con la respuesta del marqués de Ayamonte, dirigió sus quejas directamente al embajador de Portugal en la corte española.

171 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 45, n.º 9.

172 Marsilio Cassotti, Infantas de Portugal, Rainhas em Espanha, p.233.

173 A.N.T.T., Manuscritos da Livraria n.º 1118 (17).

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Fig. 3 Página da Internet relativa ao descritivo da Correspondência de D. João III a Henrique de Meneses, embaixador em Roma e a Álvaro Mendes de Vasconcelos, embaixador em Madrid.

A.N.T.T., Manuscritos da Livraria n.º 1118 (17).

Además, la tensión provocada por este episodio tuvo que ser de tal magnitud que el Quadro elementar das relações políticas e diplomáticas de Portugal com as diversas potências do mundo refiere la Carta do Senhor Rei D. João III dada em Lisboa, dirigida á Camara da villa de Mertola, para lhe enviar a inquirição, que se tirou em 1530, por falsamente se testemunhar em Castella por parte de Ayamonte contra Castro Marim174.

Por lo demás, no deja de ser curiosa la intransigencia del marqués de Ayamonte hacia los vecinos portugueses, especialmente cuando la armada del Estrecho – creada en 1520 para garantizar la seguridad de la navegación entre el Algarve y el Norte 174 Vizconde de Santarém, Quadro elementar das relações políticas e diplomáticas de Portugal com as diversas potências do mundo…, Tomo I, p.18.

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de Africa175terminaba por proteger Ayamonte de los daños causados por la piratería magrebí. De hecho, son varios los testimonios que dan cuenta de los frecuentes ataques de la piratería mora a las costas de Andalucía. Bernardo Rodrigues, por ejemplo, refiere en el año 1513 el “muito dano que alguas fustas de Tetuão fazião na costa de Castela especialmente de Malega até Cális e de Cális até o Algarve, elrei nosso senhor o mandava destroir e derrubar”176. Por otras palabras, el daño que las fustas de Tetuán hacían a la costa de Castilla especialmente desde Málaga hasta Cádiz y de Cadiz hasta el Algarve.

Este es el contexto en el que el rey D. Fernando el Católico llegó a preparar una armada para destruir Tetuán, lo que no logró por este nido de piratas que se encontraba en zona de derecho de conquista portuguesa. Más tarde, en 1520, Carlos V volvió a insistir al lado del monarca portugués para construir una torre en el cauce del río de Tetuán, para neutralizar a los barcos enemigos que tantos daños causaban en las costas de Andalucía, pero el rey portugués no lo hizo. ¿Sería la intransigencia del marqués de Ayamonte, eventualmente instigado por su soberano, el resultado de la pasividad del rey D. Manuel respecto a este asunto?

En 1523 estaba esta armada en el cauce del río Guadiana, donde tenía orden de embarcar el Conde do Redondo, D. João Coutinho177, en la villa de Arenilha, para llevarlo a Arzila178. ¿Sería interpretada como una provocación la presencia de la Armada del Estrecho en el cauce del Guadiana frente al entonces marqués de Ayamonte Francisco de Zúñiga y Guzmán? Es posible. Lo cierto es que la Armada del Estrecho siguió protegiendo Ayamonte. Buen ejemplo de ello fue lo que pasó en 1531, cuando D. Gonçalo Coutinho, capitán de dicha Armada, encontró una fusta

175 Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval do Norte de África (Séculos XV – XIX), pp.117-137.

176 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo I, Capitulo XXVII, p.90. Véase también Rui Landeiro Godinho, “A Armada do Estreito de Gibraltar no século XVI”, in A Guerra Naval do Norte de África 8séculos XV – XIX), p.122.

177 Sobre esta familia véase Luís Filipe Oliveira, A Casa dos Coutinhos: Linhagem, Espaço e Poder (1360-1452), Cascais, Patrimonia, 1999; “Outro Venturoso de finais do século XV: Francisco Coutinho, Conde de Marialva e de Loulé”, in A Alta Nobreza e a Fundação do Estado da Índia. Actas do Colóquio Internacional, João Paulo Oliveira e Costa e Vítor Luís Gaspar Rodrigues (coord.), pp.45-56; Vítor Luís Gaspar Rodrigues, “As Linhagens Secundárias dos Coutinhos e a Construção do Império Manuelino”, in A Alta Nobreza e a Fundação do Estado da Índia. Actas do Colóquio Internacional, João Paulo Oliveira e Costa e Vítor Luís Gaspar Rodrigues (coord.), pp.177-189.

178 José Virgílio Amaro Pissara, “Vasco Fernandes César, capitão da Armada do Estreito”, in A Guerra Naval do Norte de África 8séculos XV – XIX), p.144; Fernando Pessanha, Subsídios para a História do Baixo Guadiana e dos Algarves Daquém e Dalém-mar, p.100.

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de Larache cerca de la barra de Ayamonte y de Lepe, a la que atacó perjudicando a los portugueses. Además, es el propio Bernardo Rodrigues quien, en el mismo capítulo en el que se describen los acontecimientos, refiere un ataque de los piratas de Larache “ao Algarve, onde fizérão muito dano em navios que tomárão e, dentro da Barra de Aiamonte, fizérão despejar a Arrinilha e a Montegordo”179.

ANTÓNIO LEITE: ¿UN CAPITÁN DE LA EXPANSIÓN PORTUGUESA PARA VIGILAR AL MARQUÉS DE AYAMONTE? Es fácil comprender que la acción del marqués de Ayamonte en los mares de los Algarves Daquém e Dalém-mar no interesaba a los portugueses. La epistolografía lo confirma. Por eso se hacía necesario seguir de cerca sus movimientos, colocando en el terreno a alguien que conociera bien su modus operandi. En efecto, el monarca portugués no tardó en encontrar la persona ideal para el cargo: António Leite, un caballero portugués que, a lo largo de su carrera de armas y de los servicios prestados a la Corona en Azamor y Mazagão, vio reconocidos sus esfuerzos con honras y títulos180.

Como anteriormente vimos, António Leite fue el capitán de Azamor que el 10 de septiembre de 1529 advirtió a D. João III de los movimientos de una armada del marqués de Ayamonte en el puerto de Mazagão y sobre la intención de éste de establecer un acuerdo comercial con el xarife del sur de Marruecos. Sabemos que después de haber estado como capitán en Mazagão, volvió a ser nombrado capitán de Azamor el 17 de septiembre de 1537181, ocupando el cargo hasta marzo de 1541. Sin embargo, al terminar su capitanía en Azamor y habiéndosele ordenado que siguiera prestando sus servicios allí, Antonio Leite se quejó al rey de no haber sido nombrado

179 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo XXXV, p.209.

180 Sobre António Leite véase Rui Jorge Ferreira Henriques, “Quão grande trabalho é viver!” António Leite – circuitos da nobreza portuguesa no sul de Marrocos (1513-1549), Dissertação de Mestrado em História Moderna e dos Descobrimentos apresentada à Universidade Nova de Lisboa, 2012; Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.58-72. Del mismo autor véase también “V Centenário da fundação de Arenilha e a sua relação com Ayamonte”, in XVIII Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.81-83.

181 Cf. Instrumento público de entrega da capitania de Azamor a António Leite. Documento publicado por Maria Augusta Lima Cruz, “Documentos inéditos para a história dos portugueses em Azamor”, in Arquivos do Centro Cultural Português, pp.161-164.

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como capitán de Mazagão, cargo que “lhe pertencia por carta, que dela tinha del-rei D. Manuel, seu pai”182. Es así como, el 20 de agosto de 1542, Antonio Leite recibió la merced de la alcaidía de Santo Antonio de Arenilha, junto al cauce del Guadiana y a poca distancia de Ayamonte, en la que se aclaraba que ese beneficio era a cambio de dicha capitanía de Mazagão183.

Este episodio evidencia que, a los ojos de la Corona, Antonio Leite no tenía ni el estatuto social ni las competencias necesarias para estar al frente de la nueva fortaleza de Mazagão, el gran baluarte portugués cuyas obras habían costado a la Corona 300.000 cruzados184 y donde se concentraban las fuerzas portuguesas de la región de Duquela tras el abandono de Azamor y Safim185. No obstante, la experiencia de Antonio Leite en el combate contra los moros y sus conocimientos sobre los movimientos del marqués de Ayamonte186 en Marruecos acabarán, ciertamente, por ser relevantes en el momento en que el rey D. João III decidió entregar al antiguo capitán el señorío de una villa ubicada frente a Ayamonte - la misma villa que el comendador de Arenilha Cristobal de Mendoza afirmó que había sufrido daños, responsabilizando al marqués de Ayamonte de lo sucedido187. Otra razón nos lleva a subrayar esta teoría. Durante su capitanía en Azamor, Antonio Leite trató estrechamente con ayamontinos y tenemos razones para suponer su desconfianza hacia los españoles en general. ¿Por qué? Lo explicamos enseguida.

182 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.189.

183 A.N.T.T., Chancelaria da Ordem de Cristo, lv.13, fls. 375 v. – 379 v. Documento publicado por Hugo Cavaco in Revisitando Santo António de Arenilha, doc. V, pp.36-37.

184 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.212; David Lopes, “Os Portugueses em Marrocos…”, in História de Portugal, vol. IV, pp.100-101.

185 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Dissertação para mestrado em História do Algarve apresentada a Faculdade de Ciências Humanas e Sociais da Universidade do Algarve, pp.65-66.

186 Fernando Pessanha, Os 500 anos da Fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, pp.57-72. Del mismo autor véase también “V Centenário da fundação de Arenilha e a sua relação com Ayamonte”, in XVIII Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, pp.81-83.

187 A.N.T.T., Corpo Cronológico, Parte I, maço 44, n.º 45.

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AYAMONTINOS EN LAS PLAZAS DE PORTUGAL EN MARRUECOS Durante el reinado de D. João III, Portugal ya no dispone de recursos humanos para tan vasto imperio. Eran los “fidalgos y gemte del Algarve” quienes frecuentemente acudían a las plazas de guerra en Marruecos188. No obstante, el Algarve Daquém ya no podía asegurar en solitario la defensa y abastecimiento de las plazas africanas, por lo que tenía que actuar en coordinación con la factoría portuguesa en Andalucía189.

Es por esa razón por la que se hizo relativamente frecuente la contratación de soldados ayamontinos, algo muy natural si consideramos la proximidad de Ayamonte a Portugal y el fuerte crecimiento demográfico que esta ciudad comenzó a evidenciar a partir de los primeros años de la Edad Moderna. Fue el caso de un atalaia (vigía) que residía en Ayamonte y que en 1530 servía en la guarnición de Arzila. Bernardo Rodrigues, a pesar de no identificar el nombre del individuo que “se fez cavaleiro e atalaia”, cuenta que éste fue apresado y trasladado a Chefchauen190. Otro caso similar es el de Manuel Fernández, un cristiano viejo natural de Ayamonte que era atalaia en la ciudad de Tánger en el momento de su encarcelamiento, en 1645191.

188 Usando las palabras de Romero de Magalhães, el “Algarve era essencial para a defesa das praças ocupadas em Marrocos”.

Ver Joaquim Romero de Magalhães, O Algarve na Época Moderna, p.82.

189 Manuel Henrique Corte-Real, “Feitores e escrivães na Andaluzia durante o reinado de D. João III”, in Do Tempo e da História, Vol. I, pp.135-159; Tomás Garcia Figueras, Hipólito Sancho, Dos Expedientes de abastecimiento de Mazagán, Tánger y Ceuta, por factores portugueses del Puerto de Santa Maria, (1563-1567), Tânger, Instituto General Franco para la Investigación Hispano-Árabe, 1939; Francisco Bejarano Robles, Documentos para el estúdio del abastecimento y auxilio de las plazas portuguesas en Marruecos desde el sur de España – Aportación del concejo y la ciudad de Málaga esta empresa a instancia de los factores portugueses, durante el siglo XVI (1513-1574), Tanger, Instituto General Franco, 1941; Hipólito Sancho, La colonia Portuguesa del Puerto de Santa Maria. Siglo XVI, Jerez de la Frontera, s/d.; Hipólito Sancho, “Un foco de cooperación Española a la Obra Portuguesa en África: Jerez de la Frontera y el Puerto de Santa Maria, 1500-1550”, Mauritania, XXI, Tânger, 1943, pp.189-190-19; Robert Ricard, “Les Facteurs Portugais d’Andalousie (1509-1588)”, in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Tomo II, seconde partie, Paris, Paul Geuthner, 1946, pp.564-573 e “Sur les facteurs portugais d’Andalousie” in Mélages d’études luso-marocains dédiés à la mémoire de David Lopes et Pierre Cénival, Lisboa, Portugália, 1945, pp.391-400; Antonio Carmona Portillo, “Un contencioso entre Málaga y el Reino de Portugal en el contexto del abastecimiento de las plazas portuguesas del Norte de África desde el puerto de Málaga”, in Isla de Arriarán, XX, 2002, pp.23-40.

190 Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo VII, p.153.

191 A.N.T.T., Tribunal do Santo Ofício, Inquisição de Lisboa, proc. 10330. Ver también Fernando Pessanha, “Ayamonte nos processos da Inquisição do Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Portugal)”, in XX Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.26.

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Fig. 4- Frontispício del proceso de Manuel Fernández. A.N.T.T., Tribunal do Santo Ofício, Inquisição de Lisboa, proc. 10330.

Si esto sucedía en las plazas del norte de Marruecos, lo mismo pasaba en las plazas del sur, que sentirían de cerca la presión de los xarifes, principalmente después de la caída de Santa Cruz do Cabo de Gué, en 1541. Es lo que presenció Antonio Leite cuando, ese mismo año, se encontraba en Azamor. La carta del doctor Rodrigo Machado a D. João III, el 28 de Marco de 1541, revela la presencia de Antonio de Gonçalves en Ayamonte para reclutar hombres que integrasen las guarniciones militares, ya que se preparaba un inminente cerco del xarife. Y fue así que el “domingo XX de março partio húa caravela d’Antonio Gonçallvez da Camará, ho da Ilha, que orra esta em Ayamonte, e que elle avia de partir a terça feira XXIJ dias”192. Lo cierto es que en el mes siguiente, el 13 de abril de 1541, es el propio D. João III el que alude a un envío de 550 hombres del Algarve y Ayamonte hacia Azamor y Mazagão: “eu tenho por certo que do Algarve e Aiamonte são partidos para socorro d’Azamor e Mazaguão b l homens”193.

192 Carta del doctor Rodrigo Machado a D. João III, en 28 de Marzo de 1541. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. III, doc. XCIV; pp.338-339.

193 Carta de D. João III a Fernão Peres de Andrade, en 13 de Abril de 1541. Documento publicado in Les Sources Inédites de

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El problema es que el reclutamiento de soldados y mercenarios en Andalucía resultaba costoso y no siempre los refuerzos castellanos prestaban el auxilio que era de esperar. Un buen ejemplo fue lo que pasó ese mismo año, cuando D. Fernando de Noronha sustituyó a Antonio Leite en la capitanía de Azamor. Nos dice Fray Luis de Sousa que: “tomando o governo, achou-se D. Fernando com guerra dos muros a dentro, não lha fazendo os inimigos de fora. Eram a mor força de gente que havia na cidade, castelhanos andaluzes (…) gente que corre a receber soldos nestes lugares grandes (…) homens broncos e lerdos pera a boa disciplina, e mui fáceis e prontos para todo o insulto”194.

Estos eran los soldados andaluces que, desobedientes e insumisos al capitán portugués, llegaban a soltar los presos encarcelados en el castillo por faltas graves.

Les interesaba sobre todo el sueldo que se apresuraban a exigir, amenazando saquear la ciudad, lo que llevó al capitán a usar la violencia195. Para ello el capitán pidió refuerzos a Mazagão y engañó a los cabecillas de los motines con el pago de tan exigidos sueldos. Reunidos en la sala de los pagos, fueron desarmados por los soldados portugueses y, al día siguiente, todos los culpables aparecieron estrangulados y colgados en las almenas: “quando amanheceu o dia seguinte, apareceram enforcados e pendurados nas ameias todos os mais culpados”196.

En efecto, la crónica de Fray Luis de Sousa no precisa el origen de estos soldados andaluces. Sin embargo, los documentos que anteriormente citamos constatan la contratación de soldados ayamontinos para integrar la guarnición de Azamor en ese mismo año de 1541, lo que hace muy probable que entre los implicados en los disturbios se encontrasen hombres naturales de Ayamonte. Por otro lado, es muy l’histoire du Maroc, Vol. III, doc. CVII, pp.386-389.

194 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.189.

195 Fernando Pessanha, As Guarnições Militares nas Praças Portuguesas da Região da Duquela, no Algarve Dalém Mar, Dissertação para mestrado em História do Algarve apresentada a Faculdade de Ciências Humanas e Sociais da Universidade do Algarve, p.55.

196 Frei Luís de Sousa, Anais de D. João III, Vol. II, p.191. Sobre la violencia en las crónicas relativas a la expansión portuguesa en el norte de África véase Paulo Vicente, A violência na cronística sobre Marrocos nos séculos XV e XVI, Lagos, Câmara Municipal de Lagos, 2009. Del mismo autor véase también “Falar de Violência em Marrocos nos séculos XV-XVI. A Perspectiva dos Cronistas Portugueses”, in Portugal e o Magrebe. Actas do 4º Colóquio de História Luso-Marroquina, pp.347-352.

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posible que esta experiencia hubiese sido determinante en cuanto a la desconfianza de António Leite hacia los españoles. Leite no solo había tenido contacto con las actividades del marqués de Ayamonte, sino que además conocía el modus operandi andaluz en los Algarves luso-hispano-marroquies. De forma que la selección de un individuo como el antiguo capitán de Azamor y Mazagão para marcar la posición en una villa frente a España y proteger la margen portuguesa del Guadiana, no habría sido sin duda inocente197. Por otra parte, la desconfianza del alcaide de Arenilha hacia los vecinos del otro lado de la frontera es bien patente en la carta que escribe a D. João III en la que recela del despoblamiento de la villa, lo “que não pesara nada aos castilhanos e aos de sua openyão”198. Por lo demás, esta frase es representativa de las dudas que los castellanos despertaban en el ánimo de Leite, y la consecuente necesidad de vigilarlos de cerca.

AYAMONTE – PUERTO DE TRANSPORTE DE HOMBRES Y MERCANCÍAS HACIA LAS PLAZAS PORTUGUESAS DEL NORTE DE ÁFRICA Como podemos comprobar, la relación de Ayamonte con las plazas portuguesas del norte de África no se limitó a la contratación de soldados. De hecho, hay referencias a contactos directos entre Ayamonte y esas plazas de guerra, acreditadas por fletamentos de barcos de cara al transporte de hombres y mercancías.

Según Antonio Manuel González Díaz, el documento más antiguo que demuestra la relación directa entre Ayamonte y las posesiones portuguesas en Marruecos se relaciona con una transacción de 1596, en la que el gaditano Antonio Méndez, dueño del barco San Juan de Guía, acordó con Luís del Puerto, de Tánger, el fletamento de su barco para llevar a la ciudad norteafricana 12 fardos de ropa de la Índia. Aparte, el barco que entonces se encontraba en Ayamonte, debía recoger la 197 Fernando Pessanha, Os 500 anos da fundação de Arenilha – Memórias de uma «vileta» nascida no decurso da Expansão Portuguesa, p.67.

198 Carta de António Leite a D. João III, el 16 de Noviembre de ¿?? Documento parcialmente publicado por Hugo Cavaco in Revisitando Santo António de Arenilha, pp. 16-17 y por Márcia Grilo, “Na Margem Direita do Guadiana Face a Espanha”, in Vila Real de Santo António e o Urbanismo Iluminista, p.44.

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carga en un molino de agua de Castro Marim199.

Sin embargo, durante la investigación para el presente trabajo nos hemos encontrado con referencias que nos permiten concluir que esta relación directa entre el puerto de Ayamonte y esas plazas militares es bastante anterior. En efecto, la alusión más antigua que encontramos data de 1494, relativa a un grupo de comerciantes ayamontinos y leperos que llevaron una carabela con paños, lienzos y otras mercancías hacia los puertos de África, e que entonces se encontraba en el puerto de Azamor200. Otro caso interesante es el de Pite João, un artillero de Arzila que, habiendo llegado a Portugal en 1529, fletó en Ayamonte un barco castellano y lo cargó con piezas de artillería, cerámica y madera201. Obsérvese que esto ocurrió el mismo año en el que el marqués de Ayamonte envió una armada a Mazagão, formada por un “galeam e duas caravelas”202, lo que podrá indicar que Ayamonte, a finales de la segunda década del siglo XVI, empezaba a evidenciar una creciente pujanza naval.

Por lo demás, todavía tenemos más noticias relativas a contactos directos entre Ayamonte y las plazas portuguesas del Norte de África, ya desde el periodo de la Unión Ibérica. Un ejemplo es el contrato realizado entre Cristóbal Gómez, del Puerto de Santa María y dueño del barco conocido como La Victoria, y Manuel Teixeira, de Tânger, para llevar a la ciudad del Estrecho 16 fardos de ropa que debían ser recogidos en el puerto fluvial de Mértola. Es el caso también del ayamontino Francisco Díaz que fletó su barco a Simón de Corona, de Ceuta. El navío, que se llamaba San Andrés, debía recoger las mercancías en Tavira y transportarlas a aquella ciudad del Estrecho203.

199 Antonio Manuel González Díaz, “Ayamonte y su proyección exterior”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.47.

200 Enrique R. Arroyo Berrones, “La marinería ayamontina: las preeminências alcanzadas por Juan de Zamora y el temor ante las levas forzosas”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.153.

201 Este barco acabó por encontrar un bergantín de moros, antes de llegar a Arzila. El combate fue favorable a los portugueses, a pesar de la desproporción numérica. Ver Bernardo Rodrigues, Anais de Arzila, Tomo II, Capitulo LV, pp.137-138.

202 Carta de António Leite a D. João III, el 10 de Septiembre de 1529. Documento publicado in Les Sources Inédites de l’histoire du Maroc, Vol. II, Doc. CXIX., pp.475-481; A.N.T.T., Cartas dos Governadores de África, nº 64. Ver também Pedro Pinto, “Índice Analítico das Cartas dos Governadores de África na Torre do Tombo”, in Anais da História de Além-Mar, Vol. XI, p.265.

203 Antonio Manuel González Díaz, “Ayamonte y su proyección exterior”, in XIV Jornadas de Historia de la muy noble y leal ciudad de Ayamonte, p.47.

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CONSIDERACIONES FINALES Antes de concluir el presente artículo, cabe hacer algunas consideraciones finales respecto a determinadas cuestiones antes planteadas. Para ello resulta indispensable analizar la realidad política, económica y social vivida en Ayamonte en el tránsito de la segunda a la tercera década del siglo XVI. Lo cierto es que los años en los que ocurrieron acontecimientos como los movimientos de la armada del marqués de Ayamonte en el sur de Marruecos, la tentativa de establecer un acuerdo comercial con los xarifes del Sus o las tensiones verificadas entre el rey de Portugal y el marquesado de Ayamonte, corresponden a un momento en el que esta ciudad portuaria crecía mucho gracias al desarrollo económico basado en las actividades comerciales, las pesquerías y la participación ayamontina en la Carrera de Indias.

Los marqueses de Ayamonte, aprovechando los años de paz que España conoció en los primeros años de la Edad Moderna, fomentaban eficazmente el poblamiento del territorio, lo que supuso un crecimiento del tejido urbano204. En época de la marquesa Dª Teresa de Guzmán, esposa de D. Francisco de Sotomayor, Ayamonte conoció años de crecimiento urbano, demográfico e económico que tuvieron reflejo en situaciones como la fundación de Villablanca o la regulación de los derechos generados por las actividades piscícolas205. En 1530, año de mayor tensión con D. João III de Portugal, la ciudad contaba con 1035 vecinos y, de 1530 a 1540, fue tal el crecimiento de la población marinera que se hizo necesario extender el segundo núcleo urbano, el Barrio de la Ribera.

Dicho de otro modo, Ayamonte se encontraba entonces en pleno proceso de expansión, condicionada a nuevos espacios de movilidad y oportunidad. No es, por tanto, de extrañar que los ayamontinos buscasen las águas del Cabo de Gué para desempeñar sus actividades de pesquerías, que intentasen reactivar el comercio en las costas de África o que intentaran probar suerte como soldados en las plazas portuguesas de Marruecos, un destino mucho más cercano que la arriesgada Carrera de las Indias Occidentales.

Por otra parte, es preciso recordar que esta ciudad de clara vocación marítima y pesquera estaba orientada hacia los mares del Algarve, al oeste, y hacia la costa 204 En 1527, es fundado el convento de San Francisco, edificación que marca el arranque de la nueva Ayamonte de la Edad Moderna.

205 Antonio Manuel González Díaz, La Provincia de Huelva. Historia de sus villas y ciudades – Ayamonte, pp.45-46.

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marroquí, al sur y al suroeste, entonces controlada por los portugueses. De ahí que la afirmación de Ayamonte desde el punto de vista político, económico y social pasara por desprenderse de la hegemonía portuguesa en los mares atlánticos donde, como diría el historiador español Rumeo de Armas, “sin más excepción que las Canarias, Portugal le llevó siempre la delantera”206. Es, por tanto, esa rivalidad y esa necesidad de procurar nuevas soluciones para los nuevos desafíos que se planteaban, las que habrían conducido a los desencuentros entre la corona de Portugal y el marqués de Ayamonte. Por otro lado, esta ventaja que Portugal llevaba en las costas atlánticas de África, reflejada en la posesión de plazas militares en Marruecos, también contribuyó a viabilizar el negocio de los fletes de barcos en Ayamonte, con vista al transporte de hombres y mercancías, aunque de forma bastante más tímida cuando se compara con el caso de El Puerto de Santa María, Cádiz, o de Málaga207.

Finalmente, creemos que los documentos aquí referidos cobran un particular interés si tenemos en cuenta dos razones principales: primero, por tratarse de documentos portugueses que acaban por reflejar el punto de vista del país vecino en cuanto a Ayamonte; y segundo, debido à la cronologia a la que nos remontan y a la escasez de documentación relativa a esta ciudad durante la primera mitad del siglo XVI. Efectivamente el documento más antiguo que se conserva en el Archivo Municipal de Ayamonte está datado de 1522208. En este sentido, los documentos que citamos, en particular los documentos relativos a la primera mitad del siglo XVI, revisten una especial importancia en la medida en la que terminan contribuyendo, aunque de forma tímida, a un mayor conocimiento de lo que fue Ayamonte en los albores de la Edad Moderna.

Traducción: Silvia Rodriguez Cacho Revisión: Antonio Sánchez González

206 Antonio Rumeo de Armas, “La Torre africana de Santa Cruz de la Mar Pequeña”, in Anuario de Estudios Atlánticos, p.401.

207 Manuel Henrique Corte-Real, “Feitores e escrivães na Andaluzia durante o reinado de D. João III”, in Do Tempo e da História, Vol. I, pp.135-159.

208 Antonio Sánchez González, “Ayamonte: datos para una Historia basada en fuentes documentales”, in XVI Jornadas de Historia de la muy noble y leal Ciudad de Ayamonte, p.24.

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NUEVOS DESCUBRIMIENTOS EN EL YACIMIENTO ROMANO DE ISLA CANELA-PUNTA DEL MORAL (AYAMONTE, HUELVA) JESÚS DE HARO ORDÓÑEZ

Ldo. en Historia, especialidad Arqueología. Arqueovalia.

BENJAMÍN CABACO ENCINAS

Ldo. en Historia, especialidad Arqueología Náutico y Subacuática.

ArqueGuadiana ELISABET GARCÍA TEYSSANDIER

Lda. en Historia, especialidad Arqueología Náutico y Subacuática.

ArqueGuadiana

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182

La puesta en marcha de la obra de reforma de la carretera que da acceso desde la Torre Canela al poblado de la Punta del Moral, según el Proyecto Básico y de Ejecución de Urbanización desde la rotonda central de Isla Canela hasta la rotonda de acceso al poblado de Punta del Moral, perteneciente a la Etapa 0 de la U.E. 1-a del P.G.O.U. de Isla Canela (Ayamonte, Huelva), derivaría que desde la Delegación Territorial de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, en Febrero de 2015, se dictaminará la necesidad de llevar a cabo una actividad arqueológica de control arqueológico sobre los movimientos de tierra, dado que en el entorno de actuación se localiza el yacimiento romano de Punta del Moral.

En base a los informes de la Delegación Provincial de Cultura de Huelva se acordó que el control arqueológico no habría de cubrir la totalidad de la traza de la obra para la reforma de la carretera proyectada (3.700 m), sino que se considerarían dos tramos: el Tramo 1, que no precisó de control arqueológico de los movimientos de tierra y que discurre desde la rotonda central de Isla Canela (punto kilométrico 0) hasta el punto kilométrico 1.700; y el Tramo 2, desde el punto kilométrico 1.700 hasta la rotonda de acceso a la población de Punta del Moral (punto kilométrico 3695). De este modo los trabajos arqueológicos se centrarían en el definido como Tramo 2 general de la obra (fig. 1).

Las obras de urbanización que se efectuaron incluían todas las infraestructuras necesarias para el desarrollo de las etapas previstas en el Plan de Ordenación Urbana: remodelación de la actual carretera de la Punta del Moral, sustitución de las redes de suministro de agua y de red de riego, introducción de las tuberías de red de distribución de energía eléctrica, alumbrado público y red de canalizaciones electrónicas. La superficie del ámbito de actuación de este proyecto era de 52.670 m2.

Los trabajos de control arqueológico, comenzarían el 30 de Septiembre de 2015, coincidiendo con el inicio de los procesos constructivos de la Obra en la zona o sector definido como tramo 2. Durante el transcurso de los trabajos, la detección 183

de estructuras arqueológicas durante el mes de Octubre en dos sectores del citado tramo 2, motivaría la necesidad de proceder a la apertura de un nuevo expediente de Actividad Arqueológica de Urgencia para la correcta documentación de los restos aparecidos.

De esta manera, los trabajos arqueológicos de excavación de urgencia se desarrollarían, desde el mes de Noviembre de 2015 hasta el 20 de Junio de 2016, de manera paralela a los trabajos de control arqueológico, en desarrollo simultáneo y

Figura 1. Situación del área de intervención arqueológica.

complementario adaptándose a los ritmos y necesidades de la ejecución del proyecto de urbanización, y en base a las necesidades de documentación y conservación de las evidencias arqueológicas que iban apareciendo en cada una de las fases de desarrollo de los trabajos en general1.

El resultado de la acción conjunta de ambas actuaciones arqueológicas, vendría a aportar especialmente nuevos e importantes datos de cara al conocimiento general de la secuencia diacrónica y sincrónica del yacimiento, con la localización 1 La Coordinación de las intervenciones arqueológicas seria realizada por el arqueólogo Benjamín Cabaco Encinas. Los trabajos de control arqueológico fueron dirigidos por la arqueóloga Elisabet García Teyssandier, y la dirección de excavación arqueológica seria asumida por el arqueólogo Jesús De Haro Ordóñez. Se completó el equipo técnico de intervención con las arqueólogas María del Carmen Quintero Cristóbal y Paola García Díaz.

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de nuevos enterramientos del sector de las inhumaciones en el entorno del panteón.

Hay que destacar la localización de un nuevo sector de necrópolis. Se trata de un área de incineraciones y depósitos rituales delimitada por construcciones murárias y presidida por una nueva construcción monumental de planta circular. Por su parte, si continuamos por la carretera hacia el este en dirección a la aldea de Punta del Moral, sería localizada en el promontorio conocido como “Cerro de las Piedras”, otra área de enterramientos, así como las primeras evidencias materiales del asentamiento coetáneo a la necrópolis o Ciudad de los Muertos. Por primera vez se documenta en el yacimiento de Isla Canela-Punta del Moral la presencia de edificios relacionados con un núcleo de poblamiento de la factoría romana.

No queremos dejar de mencionar al menos, en espera de nuevos trabajos a presentar en el futuro que, durante las presentes actuaciones arqueológicas de control y excavación desarrolladas de manera simultánea al transcurso de la obra de reforma de la carretera de acceso a Punta del Moral, en el entorno del “Cerro de las Piedras” se documentarían también evidencias sobre la posible existencia de una alquería islámica, así como restos arqueológicos de ocupación del lugar durante el periodo Moderno.

2. ANTECEDENTES HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICOS DEL YACIMIENTO Las primeras evidencias sobre la posible existencia de un asentamiento del periodo romano en el entorno del Campo de Canela datan del siglo XVII según las referencias transmitidas en la obra de Rodrigo Caro (Caro, 1.634). En la década de los años 70 del siglo XX otros investigadores aportarían nuevos datos de la existencia del yacimiento (Luzón Nogué, 1.975; Díaz Santos, 1.978). Éste se daría a conocer oficialmente con la aparición casual en 1.981 de un mausoleo funerario durante el desmonte de una duna. , ubicado junto a la antigua carretera que conducía desde la Torre Canela a la aldea de Punta del Moral (fig. 2).

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Figura 2. Estado del panteón romano en la actualidad.

El mausoleo había llegado hasta nuestros días en relativo buen estado de conservación, conservando incluso una parte de la propia cubierta de ímbrices y tégulas. En su interior serían localizados un total de 4 enterramientos de inhumación, correspondientes a un mismo grupo familiar, con lo que la construcción se asocia a un panteón funerario. Fuera de la edificación se detectaron otros tres enterramientos de inhumación, todos a una cota superior a la entrada del Mausoleo.

Aparte de estas tumbas, se localizaron también en el exterior del edificio cuatro amontonamientos de arena negra que su excavador denomina “ceniceros” a los que relaciona con las cuatro sepulturas del interior del panteón. También se localizó la cimentación de un muro perimetral al edificio, realizado a partir de una fosa “... rellena con un conglomerado compacto de tierra arenosa, grava menuda y abundantes fragmentos de cerámica, teja y conchas. Todos estos datos inducen a pensar en la posible existencia de una estructura de tapial, de muy escasa altura, que circundaba el Panteón y señalaba los límites del espacio funerario” (Del Amo, 2003:17). Cronológicamente, en un primer momento las evidencias funerarias 186

localizadas se fecharían en un contexto del Siglo IV d.C. Una vez efectuados estos trabajos, el Mausoleo fue prácticamente abandonado, sufriendo un largo proceso de expoliación que se intentó frenar en 1.986 con la programación de trabajos de limpieza, consolidación y cerramiento del Mausoleo por parte de la Delegación Provincial de Huelva de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Los trabajos fueron efectuados por José A. Teba. Se realizaron los trabajos de limpieza en su interior descubriéndose que de las cuatro tumbas existentes, sólo se conservaban tres y en mal estado, la cuarta tumba había sido totalmente destruida al haberse perdido los ladrillos que la delimitaban, así mismo sólo se conservaba la mitad del pavimento de opus signinum debido a los agujeros practicados por los expoliadores. Al efectuarse la retirada de la arena acumulada en la zona exterior apareció una franja de tierra oscura, que delimitaba la construcción a 6,50 m. aproximadamente de distancia de las paredes de ésta. Esta estructura presenta el aspecto de un pequeño muro de 0,5 m de potencia, y estaba formada por cascotes y fragmentos cerámicos, de tégulas y de ladrillos, compactado todo con arcilla oscura y cenizas (Teba Martínez, 1990).

En el año 1988, el Instituto Arqueológico Alemán realizó prospecciones superficiales del yacimiento dentro del Proyecto Costas, estableciendo dos áreas diferentes de ocupación romana, una hacia el Oeste del Mausoleo con una gran concentración de materiales del Alto Imperio: Terra Sigillata Hispánica, destacando las formas 15/17, 24/25 y 27, y otra área hacia el Este del Mausoleo en la cual predominan materiales tardorromanos, datado entre los siglos s. IV-V d.C., principalmente por la abundancia de Terra Sigillata Clara-D (Shubart, Arteaga, Hoffmann y Kunst, 1990).

La siguiente actuación arqueológica en este yacimiento se realizó dentro del marco de actuación del Proyecto Tierra Llana (Gómez, Castiñeira, Campos, Borja, y García, 1.993). En las prospecciones en torno al mausoleo, se recuperaron fragmentos de Sigillata Hispánica, Sigillata Clara, Sigillata Lucense, cerámica común y fragmentos de vidrio. Se detectaron también ladrillos, tégulas, placas de revestimiento y sillares. Se sumaban nuevos datos que confirmaban un poblamiento desde el Alto Imperio, en entorno a los siglos I-II d.C. En 2003, la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva previó la restauración para su adecuación y puesta en valor del Mausoleo de 187

época tardorromana de Punta del Moral, para lo cual, se planteó la realización de una Intervención Arqueológica Puntual de Apoyo a la Restauración que contemplaría actuaciones de excavación y asesoramiento técnico de cara al proyecto de restauración en marcha. La actividad sería encargada a la empresa G.I.R.H.A., S.C. y sería dirigida por Miguel Ángel López Domínguez. Se realizaron actuaciones generales de excavación en el entorno del Mausoleo y limpieza de las estructuras emergentes.

Se lograrían documentar en la actuación un total de nueve enterramientos, un edificio de grandes dimensiones en el entorno del Mausoleo y una fosa con vertido de cenizas (fig. 3). A parte de estas estructuras documentadas, fuera del ámbito de actuación, se detectaría la presencia de otras cuatro estructuras, posiblemente correspondientes a enterramientos funerarios (López, Castilla y De Haro, 2005; López, De Haro y Castilla, 2009).

Figura 3. Tumbas de inhumación excavadas durante la intervención de 2004 (López y otros, 2005)

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La investigación del yacimiento de Isla Canela-Punta del Moral tomó una novedosa vía de conocimiento a partir de los trabajos que realizamos entre los años 2008 y 2010. A raíz de la construcción del nuevo puerto pesquero de la barriada de Punta del Moral en el caño de la Moharra, documentamos la existencia de un yacimiento sumergido perteneciente a un fondeadero del asentamiento romano. Los resultados del control arqueológico del dragado y de las prospecciones subacuáticas revelaron la presencia de abundante material cerámico y constructivo, que evidenciaba la existencia de una zona portuaria romana. Con estas actuaciones se confirmaría la prolongación del yacimiento romano conocido de Isla Canela-Punta del Moral hasta un entorno hoy sumergido que abarca el sector del Caño de la Moharra y zonas de la ría Carreras, en la actual zona portuaria de la barriada Punta del Moral (Cabaco y García, 2010a; Cabaco y García, 2010b; Cabaco y García, 2014). En el año 2011 se realizaron otros trabajos de control arqueológico del dragado de la ría Carreras cuyos resultados confirmaron estos planteamientos, aportándose nuevos datos del yacimiento subacuático asociado al yacimiento arqueológico de Isla Canela-Punta del Moral (Pérez, Batanero y Martín, 2013).

La reforma de la carretera de acceso a la aldea de Punta del Moral, la cual atraviesa en gran parte el asentamiento romano, hizo necesario que se volviera a actuar arqueológicamente en función de las posibles afecciones de la obra en el yacimiento.

3. LOCALIZACIÓN, PROCEDIMIENTOS DE ACTUACIÓN Y LOS SECTORES DE INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA OBRA DE REFORMA DE LA CARRETERA DE ACCESO A LA ALDEA DE PUNTA DEL MORAL El entorno morfo-geográfico en el que se enmarcan las intervenciones se define como una antigua isla/barrera del estuario del Guadiana, denominada en su conjunto como Isla Canela. Al sur se encuentra la línea de costa actual formada por una amplia playa de arena. En el frente norte se desarrollan grandes extensiones de zona marismeña que, surcada por numerosos caños y esteros, se extiende hacia las localidades de Ayamonte e Isla Cristina. La formación geológica donde se desarrolla 189

la zona de actuación se definen como dunas y planicies arenosas con matorral bajo.

Los trabajos arqueológicos de control sobre los movimientos de tierras derivados de la ejecución de la obra se realizaron en el tramo 2, desde el punto kilométrico 1.700 al punto kilométrico 3.6952. Estos consistieron en un seguimiento constante de los movimientos de tierras acometidos por la maquinaria de obra en las diversas áreas. En todas ellas se procedería a la ejecución de labores de documentación con limpieza arqueológica superficial y diagnóstico de la evidencia. Cada anomalía detectada arqueológicamente derivaría del expediente de control al expediente de excavación de urgencia, convirtiéndose cada localización en lo que definimos como un Punto de Excavación Arqueológica (P.E.X.).

La aparición dispersa de diversos elementos arqueológicos en diferentes puntos del tramo 2 derivaría en la necesidad de dividir el sector general del tramo 2, en tres áreas: Área 1, Área de Transición y Área 2 (fig. 4).

El Área 1, quedaría delimitada espacialmente desde el punto kilométrico 1.700 al punto kilométrico 2.500. Las nuevas evidencias arqueológicas en este Sector se concentraron desde el punto kilométrico 2.300 (lugar en el que se sitúa el Panteón romano) al Punto Kilométrico 2.470, tanto al norte como al sur del eje de la carretera en reforma.

Figura 4. Localización de las Áreas I y II donde se localizaron estructuras arqueológicas.

2 Los puntos kilométricos a los que se hacen referencia se basan en la longitud total del trazado de reforma de la carretera: desde la rotonda Central de Acceso a Isla Canela (Torre Canela) hasta la rotonda de acceso a la población de Punta del Moral.

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Por su parte el área II queda delimitada espacialmente desde el punto kilométrico 3.150 al punto kilométrico 3.400. Las evidencias arqueológicas aparecidas en este sector se han hallado fundamentalmente en el eje sur de la carretera, en el declinar del “Cerro de las Piedras” hacia la zona de marisma continentalizada.

Por último, en relación a este apartado de organización espacial de los sectores de intervención, se ha de mencionar la existencia de una zona intermedia o sector de transición entre las áreas I y II, denominado “Villa Encarnita” entre el punto kilométrico 2.800 y el punto kilométrico 3.150.

4. LOS NUEVOS DESCUBRIMIENTOS EN LA NECRÓPOLIS Por un lado en el área I, la localización de inhumaciones de la necrópolis del panteón; y un área funeraria desconocida para esta necrópolis hasta la fecha, que responde al rito de la incineración y que tendrá como máximo exponente el descubrimiento de un nuevo monumento funerario asociado a la misma(fig. 5). Por otro, la documentación de un área de enterramientos de inhumación en el “Cerro de las Piedras” (Área II), sobre una fase romana anterior de edificaciones relacionadas con la actividad industrial salazonera.

Figura 5. Ubicación del Panteón romano y el sector de incineraciones con el nuevo monumento funerario.

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4.1 LAS INHUMACIONES DE LA NECROPOLIS DEL PANTEÓN El Panteón familiar descubierto en la década de los ’80 se localiza en el lado norte del actual trazado de la carretera (punto kilométrico 2.300).

Las evidencias funerarias, tumbas 3 y 4 (PEX 27 y 26), se localizarían en sector sur del trazado de la carretera (entre los puntos kilométricos 2.350/2.365). En este tramo también se localizan los restos, en contexto secundario, de un posible enterramiento infantil en ánfora (Tumba 5) basados en la localización de un cráneo junto a galbos comunes de cerámica anfórica.

El análisis estratigráfico, así como la tipología edilicia y funeraria de las tumbas, pone en relación estos nuevos enterramientos con los enterramientos documentados por debajo de la cota de construcción del Panteón romano en la campaña 2004-2005 (López, Castilla y De Haro, 2005; López, De Haro y Castilla, 2009), por lo que establecemos una cronología preliminar para los mismos en torno a finales del siglo III y principios del IV d.C. TUMBA 3 /PEX 27 Enterramiento de inhumación en caja de fábrica mixta de mampuestos de pizarras, calizas y ladrillos. Los restos óseos en posición decúbito supino con cabeza orientada al Noroeste. El enterramiento presentaría algunos elementos de ajuar, como un conjunto de 6 monedas en el entorno de la extremidad superior derecha, un anillo de bronce y una pulsera de hierro (fig. 6).

Figura 6. Vista de la Tumba 3.

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TUMBA 4 /PEX 26 Enterramiento de inhumación de individuo joven en caja de fábrica mixta de mampuestos de pizarras, calizas y fragmentos de ladrillos. excavada en fosa de construcción sobre paleosuelo romano de arenas blanquecinas. No se localiza cierre o tapa del enterramiento como cubierta. En su construcción se utiliza un mortero arcilloso de coloración rojiza, posiblemente extraído de las terrazas cuaternarias del entorno. Este mortero arcilloso ya fue registrado en el enterramiento nº 9 de la campaña de 2004-2005 registrado en el entorno del Panteón familiar (López, De Haro y Castilla, 2009) y aparecerá igualmente durante la presente intervención asociado en otras estructuras constructivas tanto de la necrópolis (muros y enterramientos) como del sector de la factoría industrial (estructuras habitacionales de los almacenes y muros de contención dunar).

En la cabecera del cuerpo de caja de este enterramiento se dispone una losa de pizarra con marcas trabajadas sobre la fábrica. Los restos óseos inhumados aparecen en posición decúbito supino con cabeza orientada al Noroeste.

Presentaba al exterior de la caja de mampuestos, junto a su lado oriental, un depósito circular de tierras con pizarras hincadas en vertical como elemento señalizador del enterramiento. Como ajuar sólo conservaba cuentas de collar (fig. 7).

Figura 7. Vista de la Tumba 4.

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TUMBA 5 / PEX 30 Bajo la formación arenosa de colmatación y sobre el paleosuelo arenoso en este sector, al este de los enterramientos 4 y 5, aparecerían los restos de un cráneo infantil junto a fragmentos de galbos de ánfora, claramente desplazados de un entorno inmediato. Estos restos óseos los interpretamos como una posible inhumación infantil en ánfora. Se relaciona con un contexto de sedimentos que arrastran evidencias ocupacionales del entorno funerario en uso durante el periodo romano de los siglos II al IV d.C. 4.2 EL MONUMENTO FUNERARIO Y LA NECRÓPOLIS DE INCINERACIÓN El análisis estratigráfico general del sector nos hace establecer preliminarmente que las construcciones y enterramientos aparecidos en este sector se corresponden a una fase anterior a la construcción del Panteón familiar, posiblemente asociadas a las fases anteriores al mismo ya documentadas en la campaña de 20042005 (López, de Haro Y Castilla, 2009), pero con una gran diferencia respecto a las evidencias registradas entonces. En un área espacial específica, delimitada por estructuras murarias, se disponen una serie de depósitos rituales en torno a un nuevo monumento funerario (fig. 8).

Figura 8. Vista aérea de las estructuras arqueológicas localizadas en el sector de incineraciones del Área I.

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EVIDENCIAS DE RECINTOS FUNERARIOS En el sector norte de la carretera en torno al Punto Kilométrico 2.420 se localiza el que definimos como PEX 15 (fig. 9). Se trata de un muro elaborado en fábrica mixta con predominio de pizarras de mediano tamaño, fragmentos de ladrillos y tegulae. Destaca también la aparición de elementos de piedra porosa muy deleznable, de color oscuro-negruzco con contenidos minerales de granulometría muy fina. Presenta una longitud máxima excavada de 4.80 m, una anchura de 0.60 m y una potencia vertical de 0.65, con orientación de 40ºNE / 220 SE. Asociado a él, se localiza una arcilla de tonalidad rojiza compactada que parece haber sido empleado como mortero de unión entre las hileras de mampuestos, sin descartar que se trate igualmente del desarrollo aéreo de esta estructura de pizarras. Al SW desaparece por debajo de la actual carretera, mientras que por el NE se corta bruscamente en el lugar en el que se apoya y monta sobre la estructura de pizarras, que aparecerá a nivel de coronación sin posibilidad de una mayor documentación superficial ni vertical según condicionamientos de la obra. Esta estructura condiciona la estratigrafía del sector norte de la carretera en esta área. Al este de la misma se localizarán las nuevas estructuras funerarias registradas.

Figura 9. Proceso de excavación del PEX 15, muro de delimitación funeraria (Área I).

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Por su parte, al sur de la carretera pero en el mismo eje kilométrico se localiza el PEX 31. Se trata de un muro de fábricas mixtas elaborado con pizarras de mediano tamaño, restos de fragmentos de ladrillos y mampuestos, unidos con un mortero de cal muy compactado y de arcillas de tonalidad rojiza. Se encontraba cortado al norte por las obras de construcción de la carretera primigenia y, al sur, por las obras de instalación de una tubería hidráulica. Presentaba una longitud conservada en zanja de 2.90 m y una potencia excavada de 0.60 m. La orientación de 140 º SE / 320º NE, nos hace plantar la posibilidad de que éste pudiera haber conformado una misma unidad estructural con el muro 64 del PEX 15.

Lo cierto en todo caso es que, hacia el este de estas construcciones (tanto al norte como al sur de la actual carretera) es donde se localizarán los enterramientos de incineración documentados. El nuevo Monumento Funerario se alza como máximo exponente de esta nueva área funeraria.

EL MONUMENTO FUNERARIO Durante el desarrollo de los trabajos de Control Arqueológico en el tramo longitudinal correspondiente al punto kilométrico 2430-2440 (sector Norte del trazado), la estratigrafía mostraba la clara presencia de episodios de ocupación antrópica bajo las formaciones arenosas del sistema dunar superficial. Allí serían localizados sedimentos de matriz oscura asociados a materiales arqueológicos diversos (fragmentos de ladrillos, cerámicas de cronología romana, etc). Los arduos trabajos de limpieza y excavación de este entorno irían definiendo en este contexto toda una serie de construcciones y depósitos asociados a sedimentos de coloración negruzca (fig. 10).

Figura 10. Proceso de excavación del monumento funerario, PEX 18 (Área I).

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El monumento se definiría ya afectado, al Sur por la instalación contemporánea de una tubería de suministro hidráulico y por los rellenos constructivos del firme de la carretera preexistente; y al Norte por la ejecución de movimientos de tierras contemporáneos. Se trata de un Conjunto Arquitectónico compuesto estructuralmente por tres cuerpos principales: A) ANILLO CIRCULAR Cuerpo Arquitectónico elaborado en fábrica mixta de mampuestos de pizarras de mediano tamaño en su perímetro interior, y mampuestos de pizarra de pequeño tamaño en su núcleo y perímetro exterior asociado a la pared de su fosa de construcción. Como mortero se emplea una arcilla de coloración verdosa muy compactada en el que se intercalan de manera irregular nódulos o lechadas de arcilla roja igualmente de alta compactación.

El Conjunto edilicio presenta una planta circular, con tendencia elipsoidal en sus ángulos oriental y occidental (fig. 11). La anchura media de este “Cuerpo de Anillo” es de 0.50 m. El Anillo conforma una estructura general de las siguientes dimensiones: Anillo Exterior Eje Norte Sur; 3 m / Anillo Exterior Eje Oeste / Este; 3.50 m. La potencia vertical conservada mínima es de 0.60 m.

Figura 11. Vista desde el Noreste del monumento funerario (Área I).

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B) CÁMARA INTERIOR El anillo perimetral define un espacio interior que se corresponde con la cámara del monumento. La superficie de la cámara en su eje Norte-Sur es de 2.20 / 2.30 m. y en su eje Oeste-Este es de 2.20 / 2.30 m.

En su interior se define, al sur, los restos de una pavimentación latericia que se adosa directamente al trazado sur del anillo perimetral exterior. Bajo los restos de esta pavimentación, en el sector oriental, se disponen una serie de ladrillos de adobe, elaborados en arcilla de tonalidad verdosa, como la matriz del mortero que define la construcción del anillo (fig. 12). Mientras que en el sector noroccidental se documenta un depósito sedimentario compactado y de tonalidad rojiza, que reporta materiales arqueológicos muy fragmentados de cronología romana.

Bajo este episodio sedimentario de compactación, se documenta la base de la cimentación de todo el conjunto interior de la Cámara. Se trata de un cuerpo edilicio inferior, elaborado con fragmentos de pizarras de pequeño y mediano tamaño dispuestas horizontalmente, asociado al sedimento de compactación, conformando un bloque compactado y macizo de planta circular.

Figura 12. Vista desde el Noroeste del monumento funerario y descripción de sus elementos principales. (Área I).

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Tras la detección del cuerpo arquitectónico se realizó una pequeña catasondeo de 0.90 x 0.90 m sobre el área de encuentro de los dos episodios patricios conservados, en el sector sureste del interior del cuerpo de cámara. La secuencia estratigráfica registrada en esta cata sobre las solerías latericias vendría a confirmar que todo el espacio interior de la cámara conformaba un cuerpo arquitectónico compacto y macizo, descartando la existencia de posibles enterramientos.

C) ÁREA DE CREMACIÓN Al exterior del conjunto arquitectónico principal, al oeste y al sur de ambos cuerpos, asociado a su entorno inmediato y/o directamente adosado al mismo se registran una serie estructuras constructivas y depósitos de diversa naturaleza. Se organizan en dos áreas bien definidas que se anexan con el monumento y se disponen sobre la cara sur conservada del anillo exterior perimetral (fig. 13).

Estos elementos constructivos y depósitos, delatan la existencia de un área en la que se llevan a cabo in situ rituales funerarios asociados a cremaciones y/o a la disposición de estructuras anexas a la cámara, donde se recogen los desechos de los banquetes fúnebres.

Figura 13. Vista desde el Sureste del monumento funerario y las áreas de cremación (Área I).

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DEPÓSITOS FUNERARIOS ASOCIADOS AL MONUMENTO En torno a este espacio sacro se disponen depósitos funerarios dispuestos en fosas individualizadas excavadas en las arenas del entorno, conformando plantas elipsoidales o circulares (fig. 14).

Como hipótesis de trabajo principal consideramos que estas evidencias se corresponden en general con fosas de enterramientos -restos de las cremaciones de los difuntos-, en donde predominan sedimentos de matriz oscura fruto de las combustiones y la profusión de materia orgánica diversa. En la matriz sedimentaria aparecen elementos de ajuares personales en homenaje a los difuntos (monedas, acus crinalis, útiles bronce, elementos de adorno metálicos, copas y jarritos de vidrio o de cerámica, ollitas, lucernas fragmentadas, etc.), restos del soporte de los enterramientos (clavos de hierro, clavos de bronce o remaches de bronce), y numerosos restos de los desechos de los banquetes fúnebres (silicernium / novendiale sacrificium,…) asociados al ritual del enterramiento.

Figura 14. Vista desde el Sureste del monumento funerario y las áreas de cremación (Área I).

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En área norte próximo al Monumento, se documentan los depósitos funerarios de enterramientos PEX 11 (Tumba 1), PEX 16 (Tumba 6) y PEX 35 (Tumba 2), así como evidencias de rituales de los fastos fúnebres, u otros restos de la realización de rituales específicos (Hogueras rituales). En el eje sur de la carretera los depósitos funerarios consisten en fosas simples excavadas sobre el paleosuelo dunar de la época y carecen de cubierta de cerramiento estructural. Se utilizan en algunos casos fragmentos de ladrillos o tegulae para la definición del contorno de las fosas (PEX 12-24, PEX 35) o mampuestos de pizarra de mediano tamaño y ladrillos (PEX 16, PEX 17) como elementos de señalización del depósito del enterramiento.

No descartamos igualmente la pérdida de estas posibles cubiertas de las tumbas por efectos de fenómenos de carácter post-deposicionales, naturales o antrópicos.

Otra característica de los depósitos será que presentan a su vez escasos restos óseos humanos cremados, al menos reconocibles en un primer análisis durante el proceso de excavación y registro general, por lo que no descartamos que estos últimos depósitos tengan un carácter puramente ritual. En este sentido cabe destacar la documentación de un suelo de conchas sobre arenas rojizas (PEX 32), que se interpreta como un área de culto simbólica relacionada con los enterramientos (fig. 15).

Figura 15. Detalle de suelo de conchas de carácter de culto simbólico en el PEX 32 (Área I).

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5. “El CERRO DE LAS PIEDRAS”: HALLAZGO DE LA FACTORIA Y UN NUEVO ÁREA DE ENTERRAMIENTO En este sector de intervención se registrarían evidencias arqueológicas que abarcan una amplia secuencia crono-cultural desde el periodo Romano al periodo Contemporáneo. En lo que se refiere a la secuencia romana se localizan diversas evidencias y áreas de actividad antrópica, unido a la presencia de almacenes y/o viviendas de la factoría industrial, documentándose igualmente la existencia de una necrópolis de inhumación sobre la amortización de la factoría.

Figura 16. Vista aérea de la localización de las estructuras arqueológicas del Área II,“Cerro de las piedras”.

5.1 LA FACTORIA DEL “CERRO DE LAS PIEDRAS” Es la primera vez que se documentan construcciones relacionadas con el asentamiento de la factoría romana. Nos encontramos con el hallazgo y localización espacial de toda una serie de edificios de la factoría romana, construcciones de planta 202

cuadrangular de en torno a los 20 o 25 m2, elaborados en fábricas, principalmente de pizarras y calizas, que presentan un gran estado de conservación, a pesar de que han sufrido afecciones, principalmente, por la antigua construcción de la carretera en el año 1967.

Los edificios descubiertos e identificados a cota de coronación +5.00/ 6.00 m sobre el nivel del mar. De este a Oeste se han identificado como: PEX 36, PEX 50, PEX 51, PEX 38, PEX 1 (UE 44), PEX 41, PEX 42 y PEX 46 (fig. 16).

Por el Sur se documentan construcciones de piedra destinadas a la contención de los avances naturales del sistema dunar, como son las evidencias de los PEX 1, PEX 41y PEX 42, para proteger el área destinada a los almacenes (fig. 17).

Ninguno de los edificios hallados han sido excavados en su totalidad, en base a las afecciones derivadas del desarrollo de la obra y a la legislación y normativas de aplicación al respecto, lo que hace posible la intervención futura en algunos de los registrados (Edificios de los PEX 41-42) en base a criterios de investigación y propuestas de conservación y puesta en valor (fig. 18).

Figura 17. Proceso de excavación del PEX 41, edificio almacén de la factoría romana.

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Figura 18. Vista aérea de los edificios de la factoria, PEX 41 Y 42 (Área II).

En general, estas estancias se caracterizan por formar una serie de edificaciones distribuidas en el reborde norte del Cerro, orientados hacia la actual marisma continentalizada y antigua salida hacia el océano. Se definen preliminarmente como destinados al almacenamiento de la producción industrial salazonera por su ubicación cercana a la orilla de una pequeña ensenada natural que, en época antigua, sería un perfecto fondeadero para la factoría. En futuras intervenciones e investigaciones se podrán caracterizar específicamente la diferenciación entre los edificios habitacionales e industriales del lugar y su relación con la zona portuaria.

En relación a las diferentes áreas de actividad antrópica documentadas, estas se ubican en las inmediaciones de las edificaciones. Los muros de contención dunar, asociados a la protección de los edificios, también cumplían la misma funcionalidad es esta zonas de actividad, además de ser elementos delimitadores de los espacios de trabajo. En dichas zonas exteriores se evidencian actividades económicas asociadas a la producción salazonera de la factoría. Se han podido registrar evidencias de concentraciones de residuos orgánicos, con abundante presencia de consumo de malacofauna marina (PEX 6, PEX 44, PEX 45 y PEX 47).

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En otros puntos de excavación se documentaron vertidos de desechos asociados a restos de materiales constructivos, principalmente fragmentos pétreos y de ladrillos (PEX 47 y 48). Destacamos el PEX 38, donde se han detectado restos de una estructura de piedra con tendencia circular, relacionada con un espacio donde se registraron huellas de una construcción con materiales orgánicos que interpretamos con una posible estancia de trabajo de unos 30 m2. En su espacio interno se documentó un ánfora completa, gálbos de ánforas, fragmentos de dolia y fragmentos de ímbrices (fig. 19).

Figura 19. Detalla de áreas de actividad en el PEX 38 (Área II)

Por último, un dato interesante relacionado con los materiales arqueológicos recuperados, es el hallazgo de 3 molinos rotatorios completos de pequeñas dimensiones y fragmentos de otros. Dos de ellos aparecieron reutilizados en el muro de contención dunar del PEX 1 (fig. 20). Resulta relevante la presencia de estos molinos en las factorías de salazones romanas que, algunos investigadores, interpretan su utilización para la posible producción de harina de pescado.

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Figura 20. Detalle del muro de contención dunar con piedras de molino reutilizadas insertas. (Área II, PEX 1)

5.2 LA NECRÓPOLIS ROMANA DEL “CERRO DE LAS PIEDRAS” Al sur del trazado de la carretera actual en el tramo entre los puntos kilométricos 3.235 y 3.250 (ladera occidental del Cerro de las Piedras) se documentaron un conjunto de tumbas de inhumación amortizando la fase de abandono de la factoría anteriormente mencionada. Al ser un área totalmente diferenciada de la necrópolis conocida a casi un kilómetro de distancia al oeste, estos enterramientos serán identificados igualmente como los enterramientos 1 a 5 del sector necrópolis del “Cerro de las Piedras” (fig.

21).

Figura 21. Vista aérea de la localización de las necrópolis del Área II y del Área I.

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La importancia de estos hallazgos se fundamenta en la documentación arqueológica de una necrópolis desconocida hasta la fecha. En esta área sacra, los cinco enterramientos se ubican en un espacio relativamente reducido por lo que entendemos que se trata de una necrópolis con alta densidad de enterramientos (fig.

23). Los enterramientos aparecen a partir de la cota topográfica + 5.00 / + 5.50 m a nivel de coronación general.

Figura 22. Vista aérea del sector necrópolis en el “Cerro de las Piedras” (Área II).

En cuanto a la secuencia general todos los enterramientos aparecen sepultados por un episodio de arenas finas blanquecinas de formación dunar depositado en el periodo romano. Este sedimento se localiza directamente bajo episodios sedimentarios y antropizados propios del periodo moderno y contemporáneo. El sedimento de arenas se verá afectado por fosas diversas de cronología moderna propias de la ocupación de los colonos modernos en el lugar, asociado a la existencia de hornos posiblemente de cal que serían posteriormente amortizados en época contemporánea y definidos como PEX 43 b (DE HARO, CABACO y GARCÍA, 2016C).

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Las alteraciones modernas afectarán al enterramiento 2 y posiblemente al enterramiento 5 ubicado bajo el anterior, siendo seccionados transversalmente por la ejecución de las fosas de amortización de los hornos modernos y la definición de esta área como escombrera general en el periodo contemporáneo.

En general los enterramientos documentados se corresponden con morfologías edilicias de estructuras complejas para albergar inhumaciones. Los enterramientos excavados al completo presentan caja rectangular elaborada en fábricas de pizarras, con inclusión irregular de fragmentos de ladrillos y de tegulae como refuerzo de aparejo. Las bases se conforman con losas de pizarras dispuestas en horizontal y un cierre o primer sellado con mortero de cal. Sobre este primer cierre del cuerpo de caja puede disponerse una segunda cubierta de pizarras. El conjunto se remata a modo de cubierta tipo “cuppae” con mortero de opus signinum bien trabajado en la cara exterior, para ennoblecer el remate final del enterramiento.

Suelen llevar igualmente en el entorno inmediato pizarras dispuestas en vertical como elementos señalizadores de la ubicación de los enterramientos.

ENTERRAMIENTO 1 Inhumación en caja de mampuestos de pizarra con cubierta compleja de remate opus signinum estucado. (fig. 23)

Figura 23. Proceso de excavación de la Tumba 1 del “Cerro de las Piedras” (Área II).

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Sobre él se construye el cuerpo de caja de mampuestos de pizarras de morfología rectangular cuya base se define con losas horizontalizadas con remarque de cabecera para asiento de cráneo mediante pizarra en vertical. Posteriormente, se dispone al interior la inhumación en posición de decúbito supino con la cabecera en orientación noroeste / sureste. Presentaba restos de un expolio acaecido ya en época romana justo en la cabecera de la tumba, circunstancia que podría explicar la ausencia del posible ajuar del difunto (fig. 24).

Figura 24. Detalle de la inhumación de la Tumba 1 del “Cerro de las Piedras” (Área II).

El cuerpo de caja primigenio sería sellado por una primera capa estructural de pizarras de mediano tamaño y, posteriormente, mediante otra segunda capa de mortero de cal y pizarras de pequeño tamaño dispuestas en horizontal. El conjunto se remata como cierre final con un cuerpo estructural del tipo “cuppae” realizado con opus signinum con estucado bien trabajado al exterior como remate de protección y decoración del conjunto. Como refuerzo del perímetro de la tumba se construye un cuerpo de caja perimetral elaborado con pizarras de mediano tamaño que se apoya sobre la coronación del muro de asiento general del enterramiento.

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Conforma un grupo funerario específico con los enterramientos 2 y 3, delimitándose el conjunto con un muro de pizarras irregulares dispuestas en vertical, con un máximo de tres hileras, unidas en seco y dispuestas a cota de coronación de las tumbas. Se interpreta como un elemento de señalizador y/o de delimitación espacial de la presencia de dicho grupo de enterramientos.

ENTERRAMIENTO 2 Inhumación en caja de mampuestos de pizarra con cubierta compleja de remate opus signinum de misma tipología que el enterramiento 1. Presenta un cuerpo de caja rectangular elaborado en fábricas de pizarras bien trabajadas con base del cuerpo de caja bien diferenciada para asiento de los restos de la inhumación. El conjunto edilicio será sellado por una doble cubierta compuesta por una serie de lajas de pizarra de mediano tamaño dispuestas en horizontal rematada por cuerpo de opus signinum tipo “cuppae” estucado al exterior.

El enterramiento se delimita y documenta pero no se procedería a su exhumación al no verse afectado por la obra, quedando como parte del área de reserva arqueológica para actuaciones futuras según consenso con la consejería de cultura.

ENTERRAMIENTO 3 Posible inhumación en caja de mampuestos de pizarra con cubierta compleja.. Delimitado por el norte y noroeste por el muro que agrupa al conjunto de los enterramientos 1 a 3. Presenta como cubierta una capa de mortero de arcillas rojas compactadas y esquirlas de pizarras (fig. 25).

El enterramiento se delimita y documenta pero no se procedería a su exhumación al no verse afectado por la obra, quedando como parte del área de reserva arqueológica para actuaciones futuras según consenso con la consejería de cultura.

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Figura 25. Proceso de excavación de la Tumba 3 del “Cerro de las Piedras” (Área II).

ENTERRAMIENTO 4 Situado ligeramente al oeste del grupo de enterramientos 1 a 5. Presenta una morfología similar a los anteriores y un muro de delimitación y/o señalización del mismo elaborado, con pizarras dispuestas en vertical sin mortero de unión (fig.

25). Los restos del enterramiento 4 y las evidencias de la existencia de otra posible estancia asociada a un nuevo almacén de la factoría serán delimitados y documentados pero no se procedería a su completa excavación al no verse afectado directamente por la obra, quedando, como el caso anterior, como parte del área de reserva arqueológica.

Figura 26. Proceso de excavación de la Tumba 4 del “Cerro de las Piedras” (Área II).

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ENTERRAMIENTO 5 Bajo los restos del enterramiento 2, se define el inicio de una nueva estructura conformada por restos de pizarras unidas con mortero de cal y restos de enlucido en su cara occidental, que se adosa a los restos del muro sobre el que se apoyaban a nivel de coronación los enterramientos 1 y 2. Al igual que las tumbas 3 y 4 se delimitó y documentó superficialmente sin proceder a su excavación completa al no verse afectado por la obra (fig. 26).

Figura 27. Vista aérea del sector de necrópolis del “Cerro de las Piedras” (Área II).

6. CONCLUSIONES Y INTERPRETACIÓN Si bien los datos que expondremos a continuación han de ser tomados como hipótesis preliminares para el establecimiento de múltiples interpretaciones sobre la realidad del sitio arqueológico de Isla Canela- Punta del Moral, no cabe duda 212

de que la contundencia del registro arqueológico documentado, con esta última intervención, viene a sumar un importante cuerpo de información que nos acerca al verdadero conocimiento empírico y objetivo sobre el significado histórico de este singular yacimiento de nuestra provincia.

El registro obtenido en el sector de la necrópolis de incineración nos indica la existencia de áreas funcionales en el interior de este espacio sacro, cuyo máximo exponente será la aparición del monumento funerario. De manera preliminar y en espera de un análisis exhaustivo de la secuencia registrada, se establece la posibilidad de relacionar el monumento con un altar votivo o “mensa” ritual, destinado al culto y exposición de ofrendas fúnebres a los dioses. Dada su asociación directa y física al área de cremación documentada al sur de la estructura, entendemos que sin perder esa funcionalidad votiva, el monumento pudo formar parte del complejo general de la “pyra”. Así, sobre la cara sur exterior de la estructura, anexo físicamente al área sacra, se dispone el área de cremación donde se llevaban a cabo de manera directa las cremaciones de los difuntos, conformando así todo el conjunto un “ustrinum” de naturaleza colectiva. Un área para la cremación colectiva de difuntos y la realización de banquetes y ofrendas fúnebres en su entorno espacial inmediato, por donde se disponen de manera individualizada los restos de los enterramientos y/o los restos de los homenajes póstumos.

Espacialmente, esta nueva área de la necrópolis, queda delimitada por sendas construcciones murarias localizadas al oeste y al sur del mismo.

Dado el análisis preliminar de la secuencia aún en fase de estudio, también podemos adelantar que el monumento hubo de tener un uso relativamente prolongado en el tiempo. Un marco cronológico que, de momento, situamos en torno a los siglos II-III d.C., si bien existen indicios de su pervivencia en el siglo IV d.C. El análisis estratigráfico de por sí nos indica en diferentes sectores que sobre el monumento se realizan remodelaciones arquitectónicas puntuales, como las reformas de las solerías de la Cámara Interior o la anexión de las estructuras sobre el perímetro sur del anillo exterior, en el área de cremación, sobre depósitos de cremación preexistentes.

En relación a la documentación de la factoría industrial en el cerro de las piedras se han confirmado los indicios que apuntaban a su existencia en el “Cerro de las Piedras”. La ubicación de esta factoría salazonera se enmarca en el proceso de implantación de núcleos pesqueros durante el Imperio romano, cuya finalidad es la 213

explotación de los recursos del mar y sus industrias derivadas.

El importante registro arqueológico que hemos podido documentar a lo largo de un área de 2.400m2, refleja una densidad de ocupación de gran importancia.

Observando la topografía del lugar es evidente que a lo largo de todo este promontorio dunar del “Cerro de las Piedras”, actualmente ocupado por pequeños caseríos y explotaciones agrarias, se desarrolla la ocupación romana en diferentes fases como hemos podido constatar. Los condicionantes de la excavación de urgencia durante los trabajos de urbanización de la obra impidieron que no pudiéramos agotar el registro estratigráfico en el interior de los edificios y poder definir con más datos la cronología del inicio este espacio urbano.

El enclave romano Isla Canela-Punta del Moral va saliendo a la luz y despejando las incógnitas de su definición histórica en el estuario. Tanto en los escritos de Estrabón (siglo I d.C.) en el que describía este enclave como una doble desembocadura, así como en el Itinerario de Antonino (s IV d.C.) en el que se hace referencia al inicio de la Vía 23, Ab Ostio flumnis Anae Emeritam usque, ya certificaban la importancia de este lugar en la desembocadura de uno de los ríos más importantes de la península. Un enclave en el que se desarrolló un poblamiento marítimo y comercial desde época Alto-imperial hasta el apogeo de la factoría salazonera, principalmente, en los siglos IV y V d.C., y que en futuras investigaciones podremos poner en relación con los restos de la factoría romana del barrio de la Villa de Ayamonte (Cabaco y García, 2010c).

7. ACTUACIONES DE CONSERVACIÓN PREVENTIVA La contundencia de la evidencia arqueológica material descubierta en algunos de los sectores de la intervención sobre el trazado de ejecución de la nueva carretera de acceso a la aldea de la Punta del Moral, en especial las relativas al periodo romano, generaría que en determinados sectores se llevaran a cabo reformas puntuales sobre el trazado previsto de ejecución de la obra. Reformas que se han logrado acometer gracias al entendimiento de las partes implicadas en el proceso

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constructivo3. De este modo, se ha podido poner de manifiesto que la conservación del patrimonio arqueológico es perfectamente compatible con la ejecución de obras necesarias para nuestra sociedad actual, como es el caso que nos ocupa, en cuanto a la construcción materializada ya hoy día de la carretera de acceso a la Punta del Moral.

En este sentido serán dos las actuaciones que debemos resaltar: • En el Área I: La modificación puntual del trazado de la carretera en el entorno inmediato al área donde localizaríamos el monumento funerario.

La singularidad e importancia de este monumento funerario motivó la necesidad de proceder a su conservación, evitando cualquier afección durante la ejecución de los trabajos de la reforma de la carretera. En base a una serie de informes técnicos emitidos por la Dirección Arqueológica (De Haro, Cabaco y García, 2016 a y b), la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte dictaminaría una serie de cautelas para la protección y salvaguarda del monumento, que habrían de pasar por la reforma puntual del trazado de la nueva carretera en este sector y el establecimiento de una serie de actuaciones preventivas que aseguraran la conservación del monumento en espera de su puesta en valor en futuras actuaciones (fig. 28).

En base a ello, quedaría protegido bajo cubierta de geotextil y arenas estériles compactadas. Posteriormente, sobre el entorno inmediato del monumento, y en adaptación al mismo, abarcando un perímetro superficial de 25 m2, para la correcta protección espacial de la totalidad de la estructura (anillo, cámara y área crematoria), se prepararía un armazón elaborado con planchas de polietileno cortadas a medida, 3 Agradecemos desde aquí la implicación de todas las partes en este proceso: a la Junta de Compensación de la Unidad de Ejecución 1-A de Isla Canela y a toda la Dirección Facultativa y personal técnico de la obra, así como a los técnicos de urbanismo y al Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Ayamonte. Del mismo modo, agradecemos el trabajo realizado por los arqueólogos inspectores designados de la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía en Huelva y al Jefe de Servicios de Bienes Culturales. Igualmente, queremos agradecer desde aquí la buena voluntad de los propietarios de las fincas existentes en el sector del Cerro de las Piedras, al acceder al retranqueo o modificación de las cancelas y carriles de accesos a sus respectivas fincas, para facilitar en un futuro la continuidad de los trabajos arqueológicos de investigación y puesta en valor.

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Figura 28. Proceso del tapado preventivo del monumento funerario (Área I).

dispuestas al exterior del citado perímetro en vertical con una altura máxima de 0.60 m, definiendo así un cuerpo o armazón general del monumento, que será cubierto a coronación con otra serie de planchas en horizontal para asentar la protección de la estructura arqueológica. Para finalizar, todo el conjunto sería finalmente fijado con la ejecución de una malla metálica enrejada bien anclada en sus extremos al terreno natural con un posterior tapado final con arena estéril, bien compactada.

• En el Área II, “Cerro de las Piedras”, las principales actuaciones de conservación preventiva ha sido: la eliminación de arcenes, aparcamientos y traslado de los servicios generales hacia el lado norte entre los PK 3.140 y PK 3.300, para minimizar la afección a las estructuras arqueológicas -edificios y zonas de actividad de la factoría romana y la necrópolis asociada- y posibilitar actuaciones futuras de investigación y puesta en valor. Todas estas estructuras han quedado soterradas bajo protección de sedimentos de arena compactada y geotextil en espera de futuras intervenciones de excavación y puesta en valor (De Haro, Cabaco y García, 2016c) 216

8. PROPUESTAS DE FUTURO El yacimiento arqueológico de Canela-Punta del Moral, se nos muestra, con cada paso de investigación que se realiza sobre el mismo, como un yacimiento de altísimo potencial arqueológico. Este yacimiento requiere una serie de prioridades de actuación patrimonial: en primer lugar, la necesidad de proceder al establecimiento de un adecuado tratamiento y revisión de las normativas de protección existentes en la actualidad. Por ello, en base a los nuevos hallazgos y resultados obtenidos, establecemos la prioridad de volver a iniciar el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural del yacimiento arqueológico de “Isla Canela-Punta del Moral”, para proceder a la correcta protección y conservación del yacimiento en aplicación a la legislación vigente en materia de Patrimonio Histórico.

En segundo lugar, deberían plantearse la ejecución de una serie de actuaciones patrimoniales que fomenten la investigación, conservación, puesta en valor y difusión del yacimiento, a través de una programación de actividades de índole diversa que debieran contemplar tanto la generación de un Proyecto General de Investigación como la realización de actuaciones de integración definitiva de algunos de los elementos inmuebles aparecidos en esta última intervención: el nuevo monumento funerario del área I y los almacenes industriales del “Cerro de las Piedras” en el Área II (De Haro, Cabaco y García, 2016).

La puesta en valor de algunas de las principales estructuras documentadas generaría la creación de un Itinerario Cultural que trascurriría por el recorrido general de la carretera de acceso, desde Torre Canela a la aldea de la Punta del Moral.

Como marcan los principios generales de la Convención de la Unesco de 1972, esta actuación integral fomentaría los valores del patrimonio cultural y natural en un enclave de gran importancia económica y turística del municipio de Ayamonte y de la provincia de Huelva.

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NUEVOS DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DEL MARQUESADO DE AYAMONTE: SU ARCHIVO Y EL TESTAMENTO DE FRANCISCO DE GUZMÁN Y ZÚÑIGA

ANTONIO GONZÁLEZ DÍAZ UNIVERSIDAD DE HUELVA1

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G.I.Universidad de Huelva1

La historia de la casa nobiliaria del Marquesado de Ayamonte está actualmente construida a través de una documentación fragmentaria y dispersa en fondos documentales muy diferentes, unos locales y otros estatales. Esta atomización de la información sin duda ha dificultado la elaboración de un relato lineal de los acontecimientos históricos ligados a este señorío jurisdiccional, fundamentalmente para los tiempos medievales y modernos en los cuales el estado de Ayamonte tuvo tanta importancia en la configuración histórica de los territorios más occidentales del antiguo Reino de Sevilla. En la actualidad no existe un archivo con la documentación generada por los diversos ámbitos de gestión del antiguo señorío de Ayamonte.

Esta importante ausencia documental ha sido puesta de manifiesto por el profesor Sánchez González2.

El objetivo principal de esta investigación es dar a conocer unos documentos que constituyen una aportacíón relevante para la historia de Ayamonte porque confirman que sí existió un fondo documental muy valioso y que estuvo repartido, fundamentalmente, entre las dependencias del señorío situadas en las villas de Ayamonte y Lepe. Los documentos en cuestión son dos pleitos nobiliarios, datados a mediados del siglo XVII y relacionados con el estado de Ayamonte, que se conservan en el Archivo Histórico Nacional, los cuales nos informan sobre el fondo documental que tenía este estado nobiliario ayamontino. Además, en la sección Consejos del mismo fondo documental también se conserva otro documento importante para la historia de Ayamonte, en concreto parte del testamento del primer marqués de Ayamonte, Francisco de Guzmán y Zúñiga.

1 Grupo de Investigación de la Universidad de Huelva “Mentalidad, sociedad y medio ambiente en Andalucía e Iberoamérica en la Edad Moderna” (HUM-785).

2 Sánchez González, Antonio. “Ayamonte: datos para una historia basada en fuentes documentales”, en XVI Jornadas de Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Ayamonte. Ayuntamiento de Ayamonte, Huelva, 2012, pp. 11-57.

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EL ARCHIVO DEL MARQUESADO DE AYAMONTE

La documentación citada anteriormente permite confirmar la existencia del archivo del marquesado que, al menos para mediados del siglo XVII, estaba conformado por un importante número de documentos. Este archivo, o parte del mismo, parece que estuvo repartido entre unas dependencias de la casa palacio que los marqueses tuvieron junto al convento de San Francisco en Ayamonte y en la residencia de los señores en Lepe.

En un conjunto documental que contiene un pleito sobre el estado de Ayamonte, conservado en el Archivo Histórico Nacional en Madrid, podemos leer que el licenciado Diego Molero y Figueroa, abogado de la Real Audiencia de Sevilla, tuvo que visitar Ayamonte en 1651 y personarse en las dependencias del archivo para investigar su documentación con el objetivo de aclarar ciertas cuestiones relacionadas con la titularidad del señorío. El informe final que elaboró este abogado hispalense hoy nos permite conocer no solo la existencia del archivo sino además la de algunos de los importantes documentos que custodiada en el siglo XVII3. El día 22 de agosto de 1651 Molero comenzó su visita acompañado por el secretario Antonio de Collantes. La primera persona que interrogó fue a Diego de Govea y Barrada, contador del estado de Ayamonte, el cual mostró al abogado una llave que tenía de la contaduría del marquesado. También le informó sobre la ubicación del archivo que estaba en una casa colindante al palacio en las que moraba este criado del marqués, concretamente dijo lo siguiente al ser preguntado por el archivo: “es un quarto que confina con las casas palacio del dicho Marqués que fue deste estado, en las quales en un aposento está la dicha contaduría y dos arcones que dice son el archivo donde están los papeles de la casa y estado del dicho Marqués, que ambos parecieron estar cerrados y tener el uno dellos una zerradura y el otro arcón tres zerraduras y que las llaves dellos dijo el dicho Don Diego de Govea tener en su poder el lizenciado Diego Pacho de Castro, vicario de la vicaría de Lepe deste estado, vezino desta villa el qual siempre a tenido las dichas llaves y las 3 Archivo Histórico Nacional (AHN). Consejos, leg. 27968. Exp. 4. El duque de Béjar, el marqués de Valero y el de la Puebla de Loriana con el marqués de Villamanrique sobre el estado de Ayamonte. 1664-1671.

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tiene desde que el dicho Don Diego de Govea fue nombrado por contador deste estado, que solamente a tenido en dicha contaduría los dichos dos arcones y la llave della la qual exhivió ante su merced el dicho juez, y por ahora quedó en su poder y mandó que lo suso dicho se ponga por diligencia y lo firmó con el dicho don Diego de Govea, de todo lo qual yo el dicho escrivano doy fe”4.

El mismo día 22 Molero hizo varias gestiones más. Primero visitó a Cristóbal de Bustos, administrador de las rentas del marquesado, el cual declaró que nunca había tenido en su poder las llaves de la contaduría y que las tenía el vicario Diego Pacho de Castro. Molero se desplazó hasta la casa del vicario y al preguntar por él una criada le dijo que había salido, estaba de visita en una casa de campo de su propiedad y que, por las noticias que ella tenía, volvería de noche. El abogado se personó de nuevo en el domicilio de la vicaría a la mañana del día 23 de agosto pero el vicario no había vuelto. Molero decidió volver a encontrarse con Govea y con él abrir el aposento en el que estaba el archivo. Al entrar se encontró con un mueble con tres cajones y un aparador y “pareció haver en ellos papeles y livros que el dicho contador dijo ser de dicha contaduría, y en otro cajón pareció estar sin llave y en una alaçena y sobre un bufete que se halló en dicha contaduría se bio aver en ello assimismo papeles y libros, y las quatro llaves de los dichos tres cajones y aparador”5. El licenciado Molero volvió a insistir a Govea el cual seguía repitiendo que no sabía si había más papeles, pero que sí tenía “noticía y ha visto que en la villa de Lepe que es deste Marquesado en las casas castillo que fue de la morada del dicho Marqués que está en ella, ay papeles en un aposento de dichas casas, que tiene notiçia son de Contaduría, y porque este declarante no los a visto todos no sabe si ay en ellos otros papeles que toquen a otros particulares”6. Ante esta nueva revelación Molero decidió trasladarse sin dilación alguna en el mismo día hasta Lepe, a las cuatro de la tarde emprendió camino con su secretario y al llegar abrieron el aposento mencionado y examinaron toda la documentación que encontraron.

Por fin el día 25 de agosto se produjo el encuentro entre el vicario y el licenciado.

4 Ibidem, fol. 241.

5 Ibídem, fol. 242v.

6 Ibídem, fol. 243.

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El vicario mostró al licenciado las cuatro llaves que abrían los dos arcones que había en la contaduría y además se le interrogó para saber si conocía de la existencia de alguna documentación más. También se le exigió que mostrará el inventario del archivo. Contestó que desconocía de la existencia de otros documentos y la única novedad que aportó fue la declaración de que en una ocasión vio sacar del archivo “la escriptura de donación que la Señora Doña Theresa de Guzmán otorgó a favor de Don Francisco de Guzmán su hijo y descendientes de este estado”7. También declaró que en 1648 el licenciado Esteban de Torres, por orden del Consejo Real, se desplazó hasta “esta villa” -Lepe- para consultar unos documentos del archivo con motivo de otro pleito sobre bienes, los sacó del mismo archivo, los llevó hasta la posada en la que se hospedaba y los devolvió tras examinarlos. El vicario finalmente declaró que las llaves del archivo las recibió del licenciado Francisco de Soto, contador que le precedió en el cargo, pero que no le entregó ningún inventario y que por tanto no podía aportar este documento. Molero prolongó sus investigaciones hasta el día 11 de septiembre, fecha en la que devolvió las llaves de las dependencias del archivo.

El informe del licenciado hispalense, redactado el 12 de septiembre de 1651, nos permite conocer parte de los documentos, la mayoría de ellos medievales, que había en el importante archivo del marquesado. Como veremos a continuación el comisionado se interesó especialmente por la documentación relacionada con los motivos su presencia profesional en Ayamonte, pero al revisar la totalidad el fondo documental nos da testimonio de la existencia de mucha más documentación. La relación que hace de documentos es impresionante por su importancia para la historia del señorío jurisdiccional y por la relevancia intrínseca de los documentos.

En primer lugar se menciona una copia en pergamino, “en pendientes de hilos de seda verde y rosada y un sello de la Orden de Santiago, sacada a perdimiento de Doña Teresa de Guzmán, muger que fue de Don Pedro de Zúñiga del Archivo y Casa de O Tombo y mandada dar por el Rey Don Manuel de Portugal”8. El documento copiado era la donación que el rey Sancho II de Portugal hizo en 1248 “del castillo de Ayamonte, Cazela y Mértola con todos sus términos y con todo el derecho real que tenía y podía aver en ellos y con los ingressos y regresos assi por mar, como 7 Ibídem, fol. 244.

8 Ibidem, fol. 246.

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por tierra a la Orden de Santiago y a Payo Pelayes Correa su Maestre respecto a los servicios que el dicho Maestre y su Orden le avia fecho en la conquista de aquel Reino contra la moros y la división de los términos del castillo de Ayamonte es desde Cazela y Mértola hasta Huelva y Gibraleón y el río que diçen Odiel”9.

El segundo documento era otra copia de un privilegio y donación del rey Alfonso III y su mujer, la reina Doña Beatriz, de 1253, que contiene una nueva donación de los castillos de Ayamonte, Cacela y Mértola a la Orden de Santiago. Esta copia tenía un sello con las armas de Portugal. En esta ocasión el texto no dice en qué lugar estaba el documento original.

En tercer lugar aparece en la relación la confirmación que Fernando III, estando en el cerco de Sevilla, hizo de la donación hecha por “el Señor Rey Don Sancho la qual se refiere de verbo ad verbum en la dicha confirmación y assimismo diçe que a Payo Pelayes Correa y a la dicha orden de Santiago de la donación de los dichos tres castillos según y como se los donó el dicho Señor Rey Don Sancho en caso de que sean suyos y de su conquista, con más dos mil y trecientos maravedís de los chicos en la rentas de Sevilla si las ganare”10. Este documento estaba en un “instrumento trasuntado” de fecha 21 de septiembre de 1498, del cual colgaba un sello de seda colorada y las armas de la Orden de Santiago. Era un copia sacada del original, a petición de Teresa de Guzmán señora de las villas de Lepe, Ayamonte y La Redondela, que se conservaba en el archivo del convento de la villa de Vélez de la Orden de Santiago.

El cuarto documento era un privilegio en pergamino de Inocencio IV confirmando la donación a la orden santiaguista y a su maeste Pelayo Pérez Correa.

Tenía un sello de plomo con las efigies del Santo Padre y de San Pablo en una cara y en la otra unas letras en latín con el texto “Innocentius Pontificex Quartus”.

Otro documento relacionado con la Orden de Santiago y Ayamonte era una escritura de concordia escrita en cuatro hojas de pergamino, fechada en 1445 y signada por Bartolomé González, escribano de Sevilla, que contenía la permuta del castillo de Ayamonte que hizo la Orden de Santiago con Pedro Ponce de León, el cual lo vendió a la “Casa de Medina y esta es la razón sola que ay en el archivo 9

Ibidem, fol. 246.

10 Ibidem, fol. 246 v.

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como la Casa de Medina sucediese en este castillo de Ayamonte y sus términos”11. Al describir este documento también se dice que la Orden de Santiago tenía una bula de Alejandro III de 1175 en la cual se le otorgaba a la institución religiosa “regla y modo de vivir y le concede de los diezmos todos los lugares que poseyere de conquista de moros”12.

La lista sigue con un documento de confirmación de la concordia anterior hecha por Inocencio VIII en 1448 a petición de Teresa de Guzmán. La bula tenía un sello de plomo y unas letras en latín con el nombre de “Inocentius Octavus”.

En la relación se citan diversos documentos de concordia, suscritos por el estado de Ayamonte y el deán y cabildo catedralicio de la Iglesia de Sevilla. De estos documentos no se incluyen contenidos ni fechas en la relación del licenciado hispalense, aunque sí se dice que fueron confirmados por los pontífices Julio III y León X.

Existía en el archivo un documento de 16 de mayo de 1458 con la firma del rey Enrique IV que autorizaba la desmembración de las villas de Ayamonte, Lepe y La Redondela del mayorazgo de la Casa de Medina Sidonia y su entrega como dote a Teresa de Guzmán. La autorización real estaba escrita en una “oja de papel ordinario y con el sello real”13. Esta separación de las villas onubenses para constituir el señorío de Ayamonte estaba recogida en otros tres documentos más sobre los que no se daba ninguna información en la relación del licenciado hispalense.

El siguiente documento de la relación era de importancia capital para el señorío de Ayamonte, concretamente era la escritura, en diez hojas de pergamino, que contenía la donación que Teresa de Guzmán hizo de las villas de Ayamonte, Lepe y La Redondela a su hijo Francisco de Guzmán, fechado en 1498 en la ciudad de Sevilla ante el escribano Fernando Ruiz de Porras. También había “muchas escrituras” relacionadas con la toma de posesión por parte de Francisco de Guzmán de los lugares citados anteriormente, pero de ninguna de ellas se decía la fecha concreta.

Los siguientes documentos de la relación también eran de suma importancia para la historia documental del estado de Ayamonte. La escritura original en la que 11 Ibidem, fol. 246 v.

12 Ibidem, fol. 246 v.

13 Ibidem, fol. 247 v.

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los Reyes Católicos daban el título de Conde de Ayamonte a Francisco de Guzmán, fechada el 30 de mayo de 1500 y también se conservaba por entonces el documento original firmado por Carlos V y su secretario, Francisco de Cobos, para dar el título de Marqués de Ayamonte a Francisco de Guzmán, fechada el 6 de marzo de 1522.

Otro documento importante era un privilegio original firmado por la reina Juana en 1501 en el que hacía merced a Francisco de Guzmán de 81.000 maravedíes anuales que “se an de pagar por los contadores de la Contaduría Mayor”14.

Por último el comisionado decía en su informe que había diferentes documentos, de los cuales tampoco concretaba fecha ni autores, sobre la concesión a los marqueses de Ayamonte de ciertos derechos de “almoxarifazgo, entrada y saca por el río y tiene diferentes executorias litigadas con los arrendadores de la ciudad de Sevilla del dicho derecho”15.

El licenciado Molero acababa su informe diciendo que todos los documentos relacionados estaban en el archivo y a él le habían parecido los más concernientes para la misión para la que le habían comisionado, aunque también matizaba que había “otros muchos que uno a uno e mirado así en el dicho archivo como en la Contaduría de Ayamonte y Lepe”16. Por tanto, la riqueza documental del fondo era sin duda muy importante, tanto en las dependencias de Ayamonte como en las de Lepe. Además, Molero también nos abre la puerta a la existencia de más documentos del marquesado, en este caso en el archivo de la casa ducal de Medina Sidonia, al decir en su informe que encontró un “papelito simple escrita la media oja”17 con una relación documental, pero desgraciadamente no conocemos los documentos relacionados en dicho papel.

Otro documento que también nos certifica la existencia del archivo del marquesado es el ”Memorial del pleito del Duque de Véjar, y consortes con la Marquesa de Villamanrique, y don Manuel Luis de Guzmán su hijo, … sobre el estado de Ayamonte”18. Este informe judicial, también del siglo XVII, recoge el 14 Ibídem, fol. 248.

15 Ibídem, fol. 248.

16 Ibídem, fol. 248.

17 Ibídem, fol. 248 v.

18 AHN, Consejos, leg. 27969.

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pleito entre la casa de Béjar y la de Ayamonte sobre la fundación del mayorazgo onubense. El documento contiene las alegaciones de ambas partes en litigio para fundamentar sus derechos, una parte defiende los derechos derivados de la fundación del mayorazgo en un documento de 1498 y otra parte los reclama en base a otra escritura de 1500. Pero más allá del contenido del pleito nos interesa destacar que aparecen en el informe un total de seis referencias al archivo de Ayamonte que tuvo que ser consultado para resolver el pleito. Valgan como ejemplos las dos siguientes citas literales: “Y para comprobación de lo referido, se ha presentado un testimonio de las diligencias, que a pedimiento del señor Don García de Porres y Silva, Fiscal del Consejo se hizieron, buscando, y registrando todos los papeles que avía en el Archivo de Ayamonte”19. “la dicha donación, ... consta por muchas escrituras que ay en el Archivo”20.

EL TESTAMENTO DEL I MARQUÉS DE AYAMONTE

De especial relevancia histórica es también un documento de 1527 que contiene una parte del testamento de Francisco de Zúñiga y Guzmán, el cual se otorgó en “la fortaleza” de Lepe ante el escribano Juan de Flandes el 13 de enero de 1507. Esta documentación al igual que la anterior sobre el archivo del señorío jurisdiccional también se conserva en el Archivo Histórico Nacional21.

El documento recoge el acto de apertura del testamento del marqués. Los hechos acontecieron un sábado a las nueve de la mañana del 13 de mayo de 1527.

En la vivienda familiar situada en la sevillana collación de San Pedro se reunieron la viuda del marqués, Leonor Manríquez de Castro, el alcalde ordinario de Sevilla Pero Sánchez de Luna y el escribano público Pedro Farfán, además de otros testigos.

La viuda “razonó de palabra” que su marido había fallecido hacía un mes y medio, 19 Ibidem, fol. 7v.

20 Ibidem, fol 8.

21 AHN, Consejos, leg. 27969.

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y antes de fallecer había ordenado su testamento en Lepe ante el escribano Juan de Flandes en 1507. El documento mostrado a todos los asistentes estaba “cerrado con unos hilos blancos con un sello de çera colorada de las armas del dicho señor marqués”. Leonor Manríquez tras mostrar el documento dijo que debía abrirse para dar cumplimiento a la voluntad del testador, para lo cual solicitó al alcalde ordinario su apertura. Antes de abrirlo el testamento fue mostrado por Sánchez de Luna al escribano Juan de Flandes que había acudido al acto de apertura, el cual certificó que el documento era ciertamente la última voluntad del marqués, firmada en Lepe, y que los testigos22 y las firmas que aparecían en el mismo se ajustaban a verdad. Todos los testigos también confirmaron la autenticidad documental. Tras el protocolario reconocimiento general el alcalde ordinario “cortó los hilos del dicho testamento y lo abrió y dio y entregó a mi el dicho Pero Farfán escribano público dicho abierto” para que lo leyera. El testamento comenzaba con las protocolarias invocaciones religiosas y la primera manda testamentaria tenía que ver con su enterramiento; dejaba en manos de su mujer el lugar de enterramiento y pedía que se le dijeran todas las misas cantadas y rezadas que se pudieran ordenar además de 1.000 honras según decidieran sus albaceas.

A continuación había una serie de mandas testamentarias que beneficiaban a las instituciones religiosas del marquesado, bien de manera general o de forma particular.

En el testamento se hablaba del hospital de la villa y entendemos que se refiere a Lepe porque fue el lugar de redacción del testamento, aunque también pudiera referirse a Ayamonte como villa cabecera del señorío y de la cual hoy tenemos constancia de la existencia de varias instituciones hospitalarias a principios de la Edad Moderna. Dejó 100 maravedíes para la obra de cada una de las iglesias de sus “villas y términos”, al “ospital desta villa una cama de ropa”, “a la misericordia mil maravedíes, mando a la Santísima Trinidad … y a la cruzada para cativos a cada una cient maravedis y a los enfermos de Sant Lázaro cient maravedís”. Además ordenó que el día de su entierro se le diera de comer a todos los pobres de la villa que quisieran venir al mismo para rogar a Dios por su alma. Estableció 5.000 misas 22 Los testigos que estuvieron presentes en la firma del testamento fueron algunos de sus criados como Íñigo de Zúñiga, Juan de Vallejo, Hernando de Medina, Juan Ramírez, Hernando de Tavares y Juan Dávila, el alcaide del castillo de Lepe, Rodrigo Cerezo escribano público y el propio Juan de Flandes.

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por las almas de sus padres y mandó vestir a 24 pobres “de mi tierra los que más menester lo oviere”.

Sus hermanos resultaron beneficiados con la entrega de una compensación en metálico, como había ordenado su madre Teresa de Guzmán, por las “villas y los otros contenidos en mi mayorazgo”. Tras esta manda que favorecía a sus familiares aparecen las referidas a sus criados y a otras personas cercanas a él o a su familia. Fundamentalmente fueron cantidades en dinero aunque no faltaron otros tipos de beneficios. Su capellán recibió 8.000 maravedíes, Álvaro Segarra un “cavallo bueno”, a su camarero le dejó otro caballo y 15.000 maravedíes, a su criado Cervantes se le pagaría su casamiento, a Ruy Díaz su secretario 15.000 maravedíes, al bachiller Fernán Dálvarez 15.000 maravedíes, al criado apellidado Zúñiga 10.000 maravedíes, a Vallejo 10.000 maravedíes, a Medina 8.000 maravedíes, a Juan Ramírez 5.000 maravedíes, a Tavares 10.000 maravedíes, a Esquivel 10.000 maravedíes, a Villalobos 10.000 maravedíes, a su paje un vestido, a Palencia su despensero 8.000 maravedíes, a su caballerizo Ávila 8.000 maravedíes, a Morales su mozo de espuelas 5.000 maravedíes, a los demás mozos de espuelas un vestuario a cada uno, a Luis su acemilero mandó que lo vistieran, a Francisco Ramírez que le pagasen su casamiento, a Beatriz criada de su mujer le dejó 30.000 maravedíes, a Alvar López se le daría de comer mientras viviese y a Leonor de Ravanas se le pagaría por sus servicios su casamiento y además se le darían 10.000 maravedíes; en este último caso el confesor del marqués fray Juan de Porras, guardián del convento de La Rábida, sería el encargado de hacer cumplir la última voluntad del testador por voluntad expresa del marqués que declaraba como el religioso conocía “çiertas cosas que convenían a mi conçiencia y de que yo soy a cargo y es mi voluntad que por su mano se faga”23.

La siguiente manda se refería a su casamiento con la condesa Leonor Manríquez, sobre el cual dice que ambos aportaron dotes al mismo que multiplicaron durante el tiempo que duró el matrimonio. Declaraba que la mitad de todos los bienes correspondían a su mujer. Además también decía que tuvieron una hija, Teresa de Zúñiga y de Guzmán, a la cual nombraban por heredera del mayorazgo. La heredera solo tenía 12 años por lo cual dejaba a su mujer como tutora de la niña y futura marquesa. Por

23 AHN, Consejos, leg. 27969, fols. 4v.-5r.

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último encargaba a su hermano Álvaro, duque de Béjar, la tutela de ambas mujeres y que les “faga el favor y ayuda que de padre se espera”. Seguidamente se establecían los albaceas testamentarios, los cuales fueron su mujer y el doctor Juan de Vique. Por expreso deseo de su mujer el difunto sería enterrado con el hábito de San Francisco.

En definitiva podemos concluir diciendo que tanto los documentos aquí descritos como el conjunto documental que custododiaba el archivo serían vitales, en el caso de que pudieran encontrarse si todavía se conservan, para la reconstrucción histórica de Ayamonte desde tiempos medievales. Desgraciadamente no podemos consultarlos y tampoco sabemos si existen y dónde están, aunque ya sí tenemos la certeza documental de su existencia al menos hasta el siglo XVII.

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JOSÉ MARIA FRANCO: UN PINTOR ENAMORADO DE AYAMONTE

ALBERTO GERMÁN FRANCO ROMERO

ESCULTOR. ACADÉMICO DE Nº ACADEMIA IBEROAMERICANA DE LA RÁBIDA

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Hablar de la figura de José María Franco, nos obliga a tener en cuenta muchos aspectos de su persona, ya que sólo ceñirnos a su faceta de artista no justificaría su obra ni su estela humana con la que impregnó la vida cotidiana de Ayamonte, al igual que sucedió con todos aquellos lugares que la vida le ofreció en sus ochenta años de existencia.

La presente comunicación no pretende ser un estudio profundo sobre la figura de este pintor onubense. Hace apenas unos meses que nos dejó y necesitaríamos un tiempo prudencial para reflexionar sobre su legado. No es el momento de analizar de forma concienzuda y empírica, ni su obra, ni el testimonio documental de su archivo, sólo con la perspectiva del tiempo, podremos madurar una biografía objetiva y absoluta imparcialidad.

SUS COMIENZOS Nace el cuatro de Febrero del año 1936 en el número seis de la calle Rábida de Huelva, en el seno de una familia sencilla y de hondo arraigo onubense.

Su madre natural de la capital y su padre de Aracena, aunque afincado desde niño en Huelva, ciudad a la que amó y admiró profundamente, y espejo en el que siempre se vio reflejado José María.

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Dos motivos de su primera época

En sus correrías y juegos de niños siempre estuvo presente la naturaleza, con incursiones a Huerto Paco, o largos paseos y juegos hasta la Punta del sebo. También se vio rodeado de pinares, de eucaliptus y de los grandes titanes majestuosos que emergían de las entrañas de la tierra en forma de cabezos.

La naturaleza de puros colores de atardecer y brisa ensoñadora que venían de la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, modelaron la personalidad de aquel niño cuyo máximo deseo era portarse bien. Sólo así su padre, Domingo Franco lo premiaría, llevándolo al estudio que compartían el escultor Antonio León Ortega y el pintor Pedro Gómez, a la sazón quienes se Con su maestro, Pedro Gómez. convirtiera en guías y modelos en el arte.

Con Pedro Gómez encontró justificación a sus tempranas inquietudes de expresar con el color todo aquello que le rodeaba y que le había acompañado desde que tenía uso de razón. Llevándole el maletín de pintura al pintor del Conquero, 238

aprendió a querer y respetar el paisaje, sensibilizándose con lo más bello y hermoso que la Huelva de aquella época le ofrecía.

Siendo un adolescente, el óleo fue su primer medio de expresar su visión cromática de la vida, con pequeños bodegones que apuntaban un dominio de la mezcla aditiva. Paulatinamente fue enriqueciendo sus obras con la textura y el empaste como medio plástico de enfatizar las luces más intensas y términos próximos. De su maestro supo aprender, desde pronto, a leer la naturaleza y toda la riqueza cromática que esta nos ofrece; además de la valoración tonal del dibujo a carbón y grafito, también asimilada a través del catedrático de Dibujo, Policarpo Domínguez de Guzmán. Fueron muchas las personas que le impregnaron de sapiencia y aportaron lógica a su formación como artista. Hemos de considerar que por aquellos años, gran parte de su tiempo lo pasaba en el estudio de Pedro Gómez, que era un punto de encuentro de artistas e intelectuales.

A lo largo de los años cincuenta del pasado siglo, la pintura de José María fue adquiriendo madurez y su paleta se fue enriqueciendo. En 1958 consigue ganar la beca Daniel Vázquez Díaz, que convocaba la Excma. Diputación de Huelva y empleó la cuantía de la misma en una estancia en Galaroza, lugar que se convirtió en fundamental en su trayectoria, tanto como artista plástico, como persona. Pedro Gómez ya le instó previamente a que investigara y estudiara otras luces, colores y paisajes que no fueran los entornos de Huelva, y esta fue una ocasión ideal para ello.

Pintando un rincón de Galaroza

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Curiosa es la transformación de su gama cromática, sobre todo en lo que respecta a verdes y naranjas, que abundan en la arboleda de hoja caduca. Ésta cambia de color dependiendo de la estación, y se antoja como un elemento que aporta dinamismo y transformación constante de los mismos paisajes.

Caso es el de los castaños y chopos, pasan del verde intenso de sus primeras hojas, a los verdes amarillentos, sucediéndole dorados rojizos, y en el caso del castaño el naranja más puro. Existen allí un amplio espectro de azules, de cales en sombras, cobaltos de cielos limpios, y hasta el ultramar más profundo del presagio de la tormenta. Por lo tanto, y si somos conocedores del fenómeno que nos explica el círculo cromático, la sierra le ofrecía un sinfín de combinaciones en las que colores complementarios se conjugan a la perfección.

José María pudo encontrar todo el conocimiento sobre el fenómeno del color que su maestro le inculcó, reflejado de una forma magistral en el natural.

Hay que añadir en esta época que dos grandes maestros de la pintura se cruzaron en su camino, con los que congenió y de los que aprendió nuevas vías de concebir el paisaje: Por un lado la amistad con el pintor nervense Daniel Vázquez Díaz, le influyó de tal manera, que a principios de los años sesenta la pintura de José María se impregna del concepto casi cubista de su paisaje, en los que los grandes planos y formas angulosas generan elementos casi escultóricos en sus lienzos. Por otro lado, y quien dejaría más posos en su forma de concebir el cromatismo, está Gustavo Bacarisas, a quien conoció a través de su suegro y con quien disfrutaría largas y enriquecedoras tertulias cargadas de reflexiones sobre la pintura y el arte.

Castaños en invierno.

1963

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Hubo una circunstancia fundamental en su vida que influiría en él y todo su entorno, ya que el hecho de que decidiera opositar a una plaza a la policía confundió a propios y extraños. Aquello era algo que se antojaba inconcebible en la mente de un joven de grandes ilusiones por la creación plástica.

La razón de tal decisión fue buscar una estabilidad económica ya que su matrimonio con Mari Luz era inminente. Podría haber decidido otro trabajo, pero como todo lo que sucedía con José María no podía ser normal.

Con artistas de Ayamonte en los años sesenta y setenta del S XX

Curiosamente el pintor Daniel Vázquez Díaz, fue quien precisamente más le alentara a ingresar en la policía. Le dijo que en realidad los artistas tenían que hacer cosas raras en su vida, aunque sí le aconsejó que en el futuro considerase la excedencia del cuerpo y dedicarse a otros menesteres. Pero si había una razón de peso en su decisión, esa era la de poder dedicarse a la identificación de personas, a través de retratos robot, que por entonces eran dibujados.

Consiguió acceder por oposición al grupo de inspectores del Cuerpo Superior de Policía, y lejos de desviarse de la pintura, le aportó nuevas oportunidades de evolucionar y dar un salto considerable en su carrera como artista plástico: Su primer destino fue Piedra Albas, un pequeño pueblo fronterizo con Portugal, inmerso en la Extremadura profunda.

Sin embargo, la cercanía con Alcántara y Cáceres le aportó nuevos paisajes y colores en su paleta. Aquel enclave le ofreció conocer las tierras lusitanas, que le cautivaron desde el primer momento. Tras un corto periodo en dicho destino, pasó a la línea fronteriza de Ayamonte y su vida experimentaría un cambio radical.

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AYAMONTE, EL REDESCUBRIMIENTO DE LA LUZ DE UN PINTOR POLICÍA.

Ayamonte aglutinaba todo lo que él necesitaba en sus paisajes únicos que iban desde la costa a la baja sierra, donde el Andévalo onubense se hace más encrespado y frondoso.

Por otro lado, encuentra a una población con una especial idiosincrasia, con una amalgama de caracteres, donde se entremezclaban marineros con hortelanos, caleros, comerciantes, y sobre todo un ambiente de soñadores artistas enamorados de una ciudad tan especial.

Barca de la Punta del Moral. 1978.

Estar trabajando en un puesto fronterizo y paso de aduana le posibilitó conocer una gran cantidad de personas e intelectuales1. Algo fundamental que siempre le 1 El día de la exposición de la presente comunicación, el escritor ayamontino Manuel Aníbal Álvarez leyó una carta dedicada a José María, en la que hizo un perfecto retrato suyo, y de su forma de ser e interactuar con todas esas personas que pasaron por su vida en estos años en Ayamonte.

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enriqueció fue el trato con la gente más sencilla y humilde, que le hablaban de lo cotidiano y aportaba sentido aquel paisaje. Un paisaje de marinas que le retrotraían a sus comienzos con su maestro en Huelva, las huertas, pinares, el monte bajo, y la luz única que sólo ofrece Ayamonte en la desembocadura del río Guadiana.

Cierto día conoció en su paso por aduana al pintor Amalio García del Moral, catedrático de la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla. Tras conversar con él durante largo rato, le dijo lo siguiente: “me dijeron que viniera a verle porque usted era un funcionario aficionado a la pintura, pero me estoy dando cuenta de que en realidad es un pintor aficionado a ser funcionario”.

Amalio le instó a que se matriculara por libre en la escuela y de este modo pudiera sacar el título y poder acceder al cuerpo de la enseñanza, pues en él vio que era un gran comunicador, además de poseer unas brillantes cualidades como artista plástico.

La Cocorrita. Ayamonte. 1975.

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Así pues, atendió a los consejos de García del Moral, y teniendo a éste que les escribe en sus brazos, (casi recién nacido), me prometió que sacaría el título de Bellas Artes. No sé si lo hizo porque pensara que en un futuro ese bebé sería también artista, pero es algo que me llenará siempre de orgullo.

En tres años consigue los títulos de Bellas artes y Profesor de dibujo, aprobando por libre en las convocatorias de junio y septiembre. Fue entonces cuando las palabras de Vázquez Díaz cobraron razón de ser, y José María pidió la excedencia en el Cuerpo Superior de Policía para comenzar su andadura como docente en la Escuela Universitaria de Magisterio de Huelva2.

VUELTA A HUELVA Y EXTREMADURA: COMIENZOS DE UN DOCENTE VOCACIONAL.

Fueron cuatro años apasionantes y complicados, envuelto en un ambiente universitario que respiraba la pura efervescencia de la rebeldía y reivindicación de una España inmersa en plena transición hacia una nueva etapa de democracia y libertades. José María se encontró cómodo en esa atmósfera, pues vio en sus alumnos el mismo inconformismo que él tuvo en su juventud.

Vuelven a su mente las conversaciones y tertulias en estudio de la calle de san Cristóbal, donde las ideas del ambiente intelectual quedaban escondidas entre esas cuatro paredes, y con el recuerdo de León Ortega diciéndole en voz baja: “cállate Franquito”3.

Fue querido y respetado por sus alumnos y alababan su elocuencia y cualidades docentes, así como su humanidad y carácter inquieto y positivo.

En 1978 decide presentarse de nuevo a unas oposiciones nacionales, esta vez a profesor de enseñanzas medias, las cuales aprueba, siendo su primer destino Cáceres capital.

El artista maduro vuelve a Extremadura, ya no como policía, sino como 2 Entre sus papeles aparecieron hace pocas fechas documentos en los que José María Franco solicitaba a la Dirección General de Seguridad, la excedencia el Cuerpo Superior de Policía, además de la respuesta de este organismo estatal concediéndola, a la vista de su situación y del hecho de que la Escuela de Magisterio lo solicitaba como profesor de la misma.

3 El escultor Antonio León Ortega había vivido la Guerra Civil y la represión del Régimen, salvándose in extremis de tres condenas a muerte, por lo que con miedo aconsejaba a José María para que no fuera señalado por unas ideas que se basaban en la igualdad social, aunque en ningún momento estuvieran movidas por ideas políticas.

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profesor de plásticas, y esto le hace retomar un paisaje que le cautivó años antes, y que volvería a plasmar en dibujos y guaches de puros azules y luces impregnadas de lo aprendido en los paisajes ayamontinos.

Su paleta tornó en pulcritud absoluta, que sólo la decisión que da la madurez hace que las mezclas sean precisas y nítidas, pues como él siempre decía: “la mezcla en la paleta y no en el lienzo”.

Cáceres. Guache sobre cartón. 1980

SEVILLA COMO MADUREZ NECESARIA. Tras dos años en Cáceres, consigue el traslado al instituto de la Palma del Condado (Huelva), pasando posteriormente a Pilas (Huelva) y Sanlúcar la Mayor (Sevilla), antes de terminar su etapa docente en el Instituto Vicente Aleixandre en el sevillano barrio de Triana. Estando cerca del hogar familiar (el sevillano pueblo de Castilleja de la Cuesta), ya pudo permitirse entrar en Sevilla capital con más facilidad y participar de su vida cultural.

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Corral de Castilleja de la Cuesta. Años 80 SXX

Los ochenta fueron años en los que se imbuyó en el mundo de la ilustración y de la imprenta, pasando horas entre tintas y máquinas de off set. Entre las cuatricromías, de multitud de fotolitos, estuvo en una lucha constante con los impresores para no hacer concesiones a los procesos mecánicos que dieran al traste con la riqueza cro246

Iglesia de Carboneras (Aracena). Óleo sobre tabla.1987.

mática de sus cuadros .

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Decide hacer los cursos de doctorado en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, animado por su compañero de oficio y también profesor de plásticas, Luis Cabrera Lerma, y ambos ahondaron con verdadero compromiso en terrenos como el retrato pictórico o el grabado5.

4 Su reencuentro con el escritor José Luís Ortiz de Lanzagorta (amigo de juventud), supuso entrar en el mundo de la imprenta y aprender los entresijos de esta, para poder sacar el máximo partido a sus creaciones para ilustrar libros y catálogos, algo que enriqueció de gran manera a José María y satisfizo su enorme afán de conquistar nuevos conocimientos y técnicas sobre el color luz y color materia.

5 Luis Cabrera supone para José María un fundamental punto de apoyo, ya que era muy escrupuloso en el tratamiento empírico del color y las técnicas artísticas, y sus inquietudes y capacidad de reflexión le llevaron a crear nuevos horizontes en lo concerniente al dibujo geométrico y los sistemas de representación.

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Autorretrato. Ejercicio para curso de doctorado. Óleo sobre lienzo. 1985.

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Acuarela de la fuente de los reales alcázares que forma parte del libro “las fuentes de Sevilla”. 1992.

Decide hacer los cursos de doctorado en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, animado por su compañero de oficio y también profesor de plásticas, Luis Cabrera Lerma, y ambos ahondaron con verdadero compromiso en terrenos como el retrato pictórico o el grabado6.

6 Luis Cabrera supone para José María un fundamental punto de apoyo, ya que era muy escrupuloso en el tratamiento empírico del color y las técnicas artísticas, y sus inquietudes y capacidad de reflexión le llevaron a crear nuevos horizontes en lo concerniente al dibujo geométrico y los sistemas de representación.

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Conjuga estas actividades con el enriquecimiento intelectual y gusta de asistir a presentaciones de libros, exposiciones y cualquier tipo de manifestación artística que le ofrecía Sevilla.

Junto a un grupo de artistas como Fernando Rodríguez y Paco Sánchez, se embarca en la aventura de crear la Asociación de Acuarelistas de Andalucía, siendo la primera exposición en Aracena. También formó parte de la tertulia de la editorial Rodríguez Castillejo, donde se fraguaron multitud de publicaciones. Dicha tertulia fue el magma en el que surgió la idea de su primer gran libro de acuarelas que fueron “Las Fuentes de Sevilla”, en 1992, coincidiendo con la Exposición Universal.

Gradualmente, José María había adoptado la acuarela como su técnica prioritaria, lo cual no significa que abandonase sus óleos de gruesos empastes y

Acuarela incluida en el libro de Lugares de Arruda. 2005

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lienzos de gruesa trama. El origen de su inclinación hacia esta técnica, puede estar en el viaje que realiza a Italia en 1988, ya que vuelve cargado de apuntes y fotos, sobre todo de Venecia.

De aquel viaje transalpino surge una exposición en Jerez de la frontera, de temas venecianos, en los que predominan las puertas traseras envueltas de un especial romanticismo, de arquitecturas decadentes que se reflejan en las aguas de los canales.

Se encuentra cómodo con la acuarela y con una experiencia más que suficiente para abordarla con la pulcritud y metodología que esta técnica exige, convirtiéndose el agua en un motivo importante en sus pinturas.

ARACENA COMO ÚLTIMO DESTINO

En 1998 se jubila como docente y comienza una nueva andadura de plena madurez, en la que dedica la mayor parte de su tiempo a la pintura, siendo fundamental el hecho de que cambiara su residencia permanente de Castilleja de la Cuesta a Aracena. Siempre fue su deseo residir en Aracena, la tierra donde nació su padre y de donde era su mujer. Allí acudia fines de semana y vacaciones desde que se fue a vivir cerca de Sevilla. De ahora en adelante su contacto con el paisaje sería permanente, y sus incursiones en el natural continúa.

Hacia 2004, tiene la oportunidad de conocer más a fondo Portugal, y concretamente Lisboa y su Distrito Norte, y teniendo la población de Arruda dos Vinhos como principal referente. En Arruda encuentra una segunda Aracena, rodeada de montañas, aunque con un clima bañado por la proximidad del aire del Atlántico.

En el año 2001 publica su segundo gran libro de acuarelas, llamado “Sitios del 7 Agua” , y es en Arruda donde se gesta la tercera de sus publicaciones importantes: “Certas coisas nos surpreenden: Lugares de Arruda”8. Sus más de treinta acuarelas describen la especial atmósfera que esta tierra lusitana le ofreció.

Además Lisboa le ofrece la posibilidad de exponer las tres colecciones de sus tres libros en el Museu da Agua, bajo el patrocinio de la Embajada de España, la Academia de Letras e Artes (de la que era miembro) y la Academia Nacional de Belas Artes, así como la Fundación João Alberto Faría.

7 Esta publicación la realizó junto con el poeta e íntimo amigo, Manuel Moya Escobar.

8 Fue la Fundação Joao Alberto Faría quien patrocinara esta iniciativa y realizara una serie de exposiciones con las acuarelas, tanto en Portugal como en España.

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Desde 2005, las visitas a Portugal son frecuentes, tanto por su pintura como por las grandes amistades que tuvo allí, así como el ser reconocido en distintos foros de cultura.

Formó parte de instituciones como fueron la Academia de Artes e Letras, la Academia Internacional de Heráldica, la Hermandad Constantiniana de São Jorge, o la Hermandad do Apostolo Santiago de la Basílica dos Mártires de Lisboa. Recibió homenajes y reconocimientos por su trayectoria como la “Cruz ao Mérito Militense da Ordem de Malta”.

Uno de los apuntes realizados en 2014

En 2012 es reconocida toda su trayectoria pictórica con una gran exposición antológica en el Museo de Huelva que patrocinaron la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, Cepsa y el Puerto de Huelva.

Tras estos años cargados de importantes obras y proyectos, en 2014 sufre un revés de salud y deja la pintura por un periodo de casi un año. Sin embargo, y a pesar de su deterioro retoma su actividad, con una inexplicable fuerza, en la que podríamos llamar “su última etapa artística”. En dicha etapa nos dejó grandes formatos realizados en acrílicos con una principal temática: “los oros del otoño en la Sierra de Aracena”, así como nuevos proyectos que quedaron sin publicar o inconclusos9.

El 26 de abril de 2016 muere en su casa de Aracena, dejando toda su vida plasmada en su obra, como ejemplo de entrega a una forma de ser y vivir.

9 Ejemplo son el caso de los rincones íntimos de Aracena, o los rincones de la maestranza de Caballería de Sevilla.

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SUS PASIONES Y DEVOCIONES

Palio por la Plaza de san Francisco. Óleo sobre lienzo. 1988

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Cartel para el XII congreso del Andalucismo Histórico. Temple sobre papel. 2008.

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Hubo varias cosas que le apasionaron en sus ochenta años de vida, como fue la Semana Santa, vivida desde su religiosidad y gusto por el arte religioso de nuestra tierra. De hecho una de las cosas que más le cautivaron de Ayamonte fue su Semana Mayor, e incluso estuvo vinculado a las hermandades de la Vera Cruz y la Lanzada, de las que fue Hermano Honorario.

Otra de sus grandes pasiones fue la literatura, honrándose siempre de su amistad con literatos y poetas, tal y como se ha referido con anterioridad.

La tauromaquia fue también una de sus grandes aficiones y que en multitud de ocasiones representó en sus obras.

Y el cartel fue una disciplina que siempre realizó con verdadero apasionamiento. En sus carteles representa multitud de efemérides y eventos con una nitidez asombrosa del mensaje y ante todo una simplicidad que no equivoque al espectador al que va dirigido.

Y por supuesto el pergamino, disciplina que aprendió de su padre y que trabajó con una dedicación especial y un conocimiento profundo de las técnicas de la pintura sobre piel.

Por último, fue un andalucista convencido y apasionado, no desde la política, aunque sí con un concepto de una Andalucía grande, que justifica su existencia en el entorno de España, y sobre todo de la Cultura Ibérica.

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CULTURA Y FESTEJOS

Patrocinan:

XXI JORNADAS DE HISTORIA DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE AYAMONTE

Organiza:

XXI JORNADAS DE HISTORIA DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE AYAMONTE

Ayuntamiento de Ayamonte Área de Cultura 2017