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Antiguos vítores en Ciudad Rodrigo. Por Carlos García Medina

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Puebla de Yeltes

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ANTIGUOS VÍTORES EN CIUDAD RODRIGO

Carlos García Medina Centro de Estudios Mirobrigenses

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En la ciudad de Salamanca, raro es el edificio histórico, ya sea civil o religioso, que no tenga pintados algunos vítores sobre alguna de sus fachadas principales. Algo muy parecido, pero a menos escala, lógicamente, ocurre en Ciudad Rodrigo, donde todavía a día de hoy sobreviven algunos de estos antiguos “grafitos” o “grafitis” tan característicos de siglos pasados, que volvieron a ponerse de moda en la ciudad tormesina, aunque de manera distinta, en el pasado siglo XX.

Se ha especulado mucho sobre ellos dándoles diferentes significados, en contra de lo que pueda parecer, estos, originariamente servían para dar honor, honrar a diversos cargos académicos y universitarios, siendo en la actualidad un testimonio gráfico de épocas pasadas, donde se nos habla de doctores y licenciados, su procedencia, rango y algunas curiosidades

más, al estar estos pintados generalmente en muros exteriores, desafiando a los siglos y resistiéndose a desaparecer, siendo hoy un testimonio gráfico e iconográfico que verán generaciones futuras.

El “vítor” o “grafito” se puede definir como una pintada en la pared, pero siempre con un argumento concreto, un tipo de grafía y unos caracteres muy similares, donde siempre aparece el nombre o el apellido de la persona homenajeada, sobre algún muro emblemático, sobre todo cuando se alcanza el grado de doctor en una disciplina, aunque esto es más bien una costumbre moderna, rescatada de periodos anteriores, que resurgen en los años cincuenta del pasado siglo, cuando pintar éstos se vuelve a poner de moda.

Los vítores más antiguos, los de los siglos XVI, XVII y XVIII, nos hablan de distintos cargos académicos como: catedráticos, vicerrectores, rectores, etc… así como otra serie de personalidades influyentes, respondiendo a lo que se denominan “conclusiones académicas”1 , dado que la lucha por una cátedra era y sigue siendo algo muy bien considerado en la escala social, así, con dichos grafitos lo que se trataba es de perpetuar dichos rangos.

Vítor, en contra de lo que pueda parecer, no significa exactamente “victoria” o “victorioso” sino “viva”2, siendo con toda seguridad Salamanca el germen de esta antigua costumbre, tradición esta, extendida a diversos países del mundo, sobre todo de Latinoamérica.

1 La Gaceta. “Vítores con solera, los históricos salmantinos. Domingo a fondo, Nº 410, 19 de mayo de 2016. 2 Según el Diccionario de la Lengua Española significa: letrero escrito directamente sobre una pared o sobre un cartel o tablilla, en aplauso de una persona por alguna hazaña o acción o promoción religiosa. Suele llevar la palabra “Víctor” o “Vítor”.

Otro de los mitos, leyendas urbanas, que circulan sobre éstos, es que al ser generalmente de color rojo, estaban pintados solo con sangre de toro, aunque esta sustancia puede ser en algunos casos uno de los componentes, es poco probable, o al menos no se puede demostrar en todos los casos, si bien el empleo de ésta, oscurece el tono; ennegrece, por decirlo así, el color3. Lo más utilizado era el “almagre”4, también denominado “almazarrón”, que mezclado con otros elementos, como el pimentón, agua y sal, le dan un tono más subido, así como aceite de oliva para aglutinar los pigmentos y que estos se manejen bien. En la actualidad, a estos materiales tradicionales se le añaden látex y acrílicos, entre otros productos, aunque no se debe olvidar que en menor medida también aparecen algunos pintados en negro, pero mucho menos frecuentes que los de color bermejo.

El origen puntual de esta tradición tendríamos que buscarlo en el mundo antiguo, no olvidemos que los romanos incluían vítores para decorar sus palcos triunfales y probablemente en la época medieval también se utilizara dicha práctica, aunque será a partir de mediados del siglo XV, y los siguientes XVI, XVII y XVIII cuando esta moda alcance un mayor auge, con el resurgimiento de los gustos grecolatinos, es decir, con el florecimiento del renacimiento español.

En cuanto a su curiosa simbología, además de esta letra tan característica es muy frecuente ver plumas y espadas, haciendo clara alusión a qué carreras eran de más importancia, si las de letras o las de armas como bien nos refleja Miguel de Cervantes en El Quijote5:

“Dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados.

A esto responden las armas que las leyes no se podrían sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos…”.

Además de las armas y las letras ya citadas podemos encontrar temas de distintos órdenes: escudos, pájaros, soles, estrellas e incluso símbolos seculares, y cabe destacar la tendencia surgida durante el papado de Aviñón con Benedicto XIII, más conocido popularmente por el Papa Luna, donde, en su honor, se incluye en algunas de estas grafías media luna coronada y con fisionomía humana en muchos casos.

En cuanto a los grafitos que se conservan actualmente en Ciudad Rodrigo, todos están volcados ubicados intramuros, ofreciendo muchos de ellos un estado bastante deteriorado, no sólo debido al desgaste lógico del color con el paso del tiempo, sino a los muchos avatares bélicos por los que pasó esta ciudad con sus sitios, asedios y batallas, lo que hizo que gran parte de su arquitectura se viera seriamente afectada6, motivo por el cual muchas veces dichos rótulos aparecen fragmentados, es decir, se conserva solo una parte del Vítor.

Los conjuntos mejor conservados y más numerosos los podemos encontrar en la fachada

3 La Gaceta, Op. Cit. p. 37 4 Almagre: según el Diccionario de la Lengua Española es óxido de hierro, más o menos abundante en la naturaleza y que suele emplearse en la pintura. 5 Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha; Cap. XXXVIII. 6 La Guerra de Secesión, s. XVII, la de Sucesión, s. XVIII y la de la Independencia en el XIX, a lo que se debe añadir el terremoto de Lisboa de 1755 que también causó grandes daños en construcciones mirobrigenses.

posterior de la catedral, uno en los muros de la sacristía, el otro muy cercano sobre los muros exteriores del claustro, junto a la puerta llamada de esviaje. En ambos conjuntos la mayoría aparecen ya semiborrados, algunos ya ilegibles dado que a veces se superponen y el pigmento prácticamente se ha barrido de la superficie, pero otros ofrecen afortunadamente un mejor estado de conservación, leyéndose perfectamente, como el referido a un “DOCTORADO D. AYA” o “DE GAITE”, oMtro donde se aprecia claramente “MASELLA” con el anagrama tan característico en forma de “V” y donde no faltan complementándolos las plumas y las espadas, igualmente aparece uno dedicado a “LOPE PREDRAZA”, con el característico símbolo en su parte central, se descifran igualmente otro en la contigua puerta del enlosado, donde se lee claramente “PERERO”, así como “COLMENERO”7, la lista continúa aunque algunos de estos ya están mimetizados con la piedra, como bien nos lo resalta el historiador Mateo Hernández Vegas8:

Muy a principios del siglo se crearon las cuatro canonjías de oficio, que tantos hombres eminentes habían de dar a nuestro cabildo y tanto lustre a la historia de Ciudad Rodrigo. Casi todos los nombres que se leen en los vítores con tanta profusión, escritos en los muros de casas antiguas, los Barrientos, Manriques, Guillén, Castellanos, Gutiérrez, Berruguetes, Ayalas, Colmeneros, etc, etc… pregonan los triunfos conseguidos en reñida lid por estos canónigos de oficio”.

Sin separarnos de la catedral, pero en la fachada contraria, sobre la puerta del Alba, decorando el arco de ésta se lee “DE LIMA”. Este presenta buen estado de conservación y además del característico color rojo, va bordado en negro para darle más realce, aunque no es el único, pues se conserva otro en uno de sus laterales.

Siguiendo en la catedral pero ya dentro de su claustro, encontramos otro en buen estado, con una cruz inscrita en un círculo y donde se aprecian las iniciales de la Venerable Orden Tercera, este, curiosamente, está pintado sobre un arcosolio, casi frente a la puerta que da acceso al patio, no es el único pues se observan restos de alguno más. También resulta interesante ver sobre estos muros y con la misma técnica, dos viacrucis distintos, uno pintado en color rojo y otro en negro.

Siguiendo este recorrido por los vítores mirobrigenses, el resto aparecen ya en edificios civiles o asistenciales. Destaca por su buen estado de conservación, ubicación y vistosidad, el de la fachada principal, sobre la puerta de la casa de los Castro, conocido también popularmente por palacio de Montarco y donde se lee nítidamente “D. BARRIENTOS”9, con el anagrama en la parte superior. Muy singular también, quizás el más conocido actualmente pues da nombre a un bar, es el que se aprecia en la rúa del Sol, en la casa de los Gómez de Silva, apareciendo aquí dos grafitos perfectamente legibles, uno donde se lee “DOCTOR COLMENAR”10 y que seguramente aluda al mismo personaje anteriormente citado sobre los muros de la

7 Mateo Hernández Vegas, La Catedral y la Ciudad, Tomo I, Cap. XXXVII, p. 289. El doctor Colmenero, que fue después obispo de Guadalajara en Indias (5): Su nombre se ve en la Catedral, en una casa de la plaza de San Salvador y en la de los Gómez de Silva. 8 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 287. 9 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 287: “Sucedióle el Licenciado don Juan Barrientos, también de esta ciudad, que no debe confundirse con el célebre doctor Barrientos, de quien hablaremos después. (p 288) Le siguió el doctor Don Juan Rodríguez Barrientos, natural de esta ciudad, que desempeñó el cargo durante muchos años, con grande aplauso (3): Este es el Dr. Barrientos, cuyo Víctor, el más antiguo y elegante de todos, se halla sobre la puerta del palacio de Montarco, antigua casa de Castro. El doctor Barrientos fue antes doctoral y por eso tiene dos vítores. 10 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 289. (5) Su nombre se ve en la catedral, en una casa de la plaza de San Salvador y en la de los Gómez de Silva.

catedral, el otro el más popular y que da nombre al establecimiento hostelero es el que se lee “GUILLENBIS” flanqueado por dos espadas, dos plumas y una corona en la parte central, superior, ese se aprecia perfectamente dado que fue repintado nuevamente en los tonos rojizos semejantes, hace pocos años. Los vítores referidos al doctor Guillén fueron muy numerosos en varias fachadas y pertenecen a dos épocas distintas, la primera cuando fue lectoral y pone simplemente “Dr. GUILLEN” al ascender a magistral puso “Dr. GUILLEN VICTOR”11. De su primer periodo como lectoral se conserva uno en la antigua casona de la calle Díez Taravilla, junto al palacio episcopal y de su periodo de magistral, además de los ya citados, otro en la casa de los Miranda.

Otro ejemplo muy interesante que pasa muy desapercibido, pese a estar en el centro de la ciudad, pertenece al conjunto del palacio de los Águila y está concretamente en la fachada exterior de la capilla, en el muro que da a la plaza de Dámaso Ledesma, fijándonos, observamos que pone “BERRUGUETE”, lo que hizo que durante algún tiempo, hace años, volara nuestra imaginación y lo identificáramos con el gran artista palentino Pedro Berruguete, aunque no se refiera a este, sino al doctor don Pedro González Berruguete, natural de Cuenca y colegial Mayor del arzobispo de Salamanca12, sobre el origen de este vítor el historiador mirobrigense Feliciano Sierro Malmierca realizó un trabajo que no llegó a publicar. Siguiendo en este mismo inmueble, pero en su fachada principal en la calle Juan Arias, se adivinan otros dos, pero ya prácticamente borrados, cosa que ocurre en otros muchos edificios como la torre de los Garci López, también conocida como la casa del Cañón Montado, donde también, aunque con esfuerzo, se adivinan varios totalmente ilegibles en su fachada lateral.

Siguiendo con este itinerario observamos que también existieron en la fachada del hospital de la Pasión, en la calle Correo Viejo, en algunas casas al principio de la calle Colada, junto a la plaza Mayor, en la de Enriquez de Soria, en la calle Madrid, así como en otros edificios de la plaza de san Salvador, pero todos ya muy deteriorados y prácticamente confundidos con el color de la piedra.

Hemos hecho un somero recorrido por estos rótulos tan característicos de siglos pasados y que tuvieron un nuevo resurgir, aunque con carácter distinto, acabada la Guerra Civil, con un claro carácter propagandístico y triunfal, donde solían aparecer emblemas y los nombres de Franco y José Antonio, por parte lógicamente del bando vencedor, existiendo aquí algunos

11 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 288-289. Don Cristóbal Guillén natural de esta ciudad y colegial del Mayor de Santa Cruz de Valladolid. Fue antes lectoral (1) Por eso los vítores del doctor Guillén se refieren a dos épocas distintas, los de la primera, cuando fue lectoral, numerosísimas en la mayor parte de las fachadas, dicen simplemente Dr. Guillén. De estos sólo hay dos a saber: en la casa (hoy panera) de los Gómez Silva y en la de don Clemente Velasco, antigua casa de los Miranda. 12 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 289. Le sucedió al doctor don Pedro Berruguete, natural de Cuenca y colegial del Mayor del Arzobispo de Salamanca (4) El doctor Berruguete solo tiene un Víctor en el patio del marqués de los Altares. (Éste ya no debe de existir en la actualidad o al menos lo desconozco).

ejemplos en la iglesia de Cerralbo y la parroquia de san Pedro y san Isidoro, que fueron borrados hace pocos años atendiendo a la ley de la Memoria Histórica.

Será algún tiempo después, en Salamanca cuando vuelva a renacer esta tendencia a partir de los doctorados universitarios de 1955, manteniéndose en la actualidad dicha práctica. Igualmente en Ciudad Rodrigo, dentro del casco urbano, es decir, intramuros, existe una antigua normativa de cara a la rotulación de comercios, bares y demás edificios públicos, teniendo que ser éstos en “sangre de toro”, es decir, en tono rojizo y preferentemente con un tipo de letra historiada y preferentemente gótica.

Aunque afortunadamente en la actualidad todavía se conservan bastantes, muchos deben ser lógicamente los que han ido paulatinamente desapareciendo13, no sólo por los avatares históricos, sino también por obras y rehabilitaciones, estando en la actualidad seguramente muchos ocultos, enfoscados o tapiados por obras posteriores y reconstrucciones en los muchos edificios antiguos, por lo que no se puede descartar que sigan apareciendo nuevos vítores ocultos, que aporten nuevos testimonios sobre apellidos ilustres, vinculados a nuestra ciudad.

13 Mateo Hernández Vegas, Op. Cit. p. 288 (2) El único Víctor que hay del doctor Gutiérrez es de bastante difícil lectura. Está en el dintel de una ventana de la sacristía de la Catedral. Sólo sabiendo que el doctor Gutiérrez firmaba siempre (son muchos los documentos en que aparece su firma, principalmente como provisor) Dr. Gurrt. exactamente como en la inscripción citada, se puede venir en conocimiento de que esa exclamación corresponde al famoso canonista.

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