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El cordero que dijo basta

Traducción de Pau Joan Hernàndez

El rebaño había vivido desde siempre en la pradera cerrada por el cercado.

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Cada día, el sol salía sobre el prado y se escondía sobre el acantilado que daba al mar.

Un día, vino un lobo, se acercó hasta el cercado. Lo veíamos rondar, muy atento a nuestro prado.

Tendríamos que haber desconfiado, tendríamos que habernos ayudado. Pero siempre habíamos estado paciendo con la cabeza agachada… ¡Y así continuamos!

Una noche, lo que parecía imposible sucedió.

Entró el lobo, y a la primera oveja se comió.

Pero, bueno… ya estaba muy enferma. ¡Y a nadie le importó!

Luego, como cada día, el sol salió sobre el prado y se escondió sobre el acantilado que daba al mar.

La vida continuó. De aquella pobre oveja ya nadie se acordó.