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ARQUITECTURA

Conocida como la casa de Tongoy, este proyecto será el que vuelva a abrir las puertas del mundo a la arquitectura chilena, logrando que esta se internacionalice y con ello, todos los grandes arquitectos que hoy tiene nuestro país y que nos sitúa a la vanguardia mundial.

Por: Pablo Altikes Pinilla / Fotos: Pablo Altikes P. / Foto histórica: Matías González

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La arquitectura chilena a comienzos de la década de los 90 del Siglo XX se distinguirá principalmente por dejar atrás el movimiento arquitectónico llamado posmodernismo y dar paso a una nueva manera de entender y habitar nuestro territorio, paisaje; del uso con sentido de la madera y el hormigón, y fundamentalmente por una postura desde la disciplina con una visión, después de casi dos décadas de aletargamiento, de experimentación y de atreverse a proponer el nuevo camino. En este inicio confuirán tres importantes paradigmas contemporáneos para nuestra historia: el edifcio de ofcinas en Av. Isidora Goyenechea # 3356 de 1990-1991, de los arquitectos Luis Izquierdo, Antonia Lehmann, Raimundo Lira y José Domingo Peñafel; el pabellón de Chile para la exposición universal de Sevilla de 1992, de los arquitectos José Cruz Ovalle y Germán del Sol, y la casa de veraneo de la señora Germain, madre de Mathias Klotz. Conocida como la casa de Tongoy, este proyecto será el que vuelva a abrir las puertas del mundo a la arquitectura chilena, logrando que esta se internacionalice y con ello, todos los grandes arquitectos que hoy tiene nuestro país y que nos sitúa a la vanguardia mundial. Situada casi al centro de la playa grande, a unos 12 kilómetros al sur de Tongoy, este paralelepípedo de 6 metros de ancho por 12 de largo y 6 de altura fue diseñado y construido en 1991 como casa de veraneo con un presupuesto de apenas ocho millones de pesos. En aquel entonces, no había caminos para llegar y uno tenía que manejar con mucho cuidado por el borde de playa, entre el mar y la arena seca, para no quedarse enterrado. Hoy cuenta con un precario camino. Con tan solo 26 años, Klotz proyectaba esta casa alejada de toda cercanía a la civilización, accesibilidad y posibilidad de verla. La construía junto a dos maestros para abaratar al máximo los costos, recursos que se terminaron antes y no permitieron pintarla, quedando con la madera a la vista. Contrario a toda lógica por su ubicación, este proyecto se transformó casi de manera instantánea en referente, cambiando la mirada a este nuevo lenguaje que hoy denominamos “súper modernidad”. Nacía el concepto de “la caja habitable”. Será tan fuerte su infuencia, que las generaciones jóvenes de arquitectos verán un norte a seguir y con ello un gran impulso creativo en lo que se refere a vivienda unifamiliar. Aun cuando nunca se ha dicho o escrito, Klotz hacía escuela. ¿Por qué tan trascendente? Por las siguientes razones: proyecta un prisma puro que contrasta con el territorio, lo que pone en valor tanto al paisaje como al objeto que se observa. Para los que no conocen la playa grande, es un extenso paisaje desértico, muy plano, donde la arena café clara y el mar arman una sola línea. Al situar la casa, esta actúa, como se dice en la música, como una nota alta, frente a un paisaje extenso y tranquilo, donde la nota es baja y leve. La casa al ser un punto en el paisaje se transforma en una nota corta y su vibración es más rápida y, en consecuencia, resalta dentro de la canción, en este caso el lugar donde habita. Lo anterior lo potencia aún más al levantar la casa a unos 30 centímetros del suelo, logrando el efecto visual de que está fotando. La casa presenta tres de sus cuatro fachadas casi completamente herméticas, negándose a la cordillera de la costa y sus costados, abriendo la fachada principal al mar, que es lo que se quiere y debe ver. Este gesto rotundo, enseñado desde que se enseña arquitectura en primer año de la carrera, se materializa de manera prístina y con ello el mensaje: pongamos en valor el sentido de una casa de playa, cual es venir a ver el mar y las puestas de sol. Sin embargo, el pensamiento crítico no termina ahí y diseña las ventanas de acuerdo al acto de habitar que se va a desarrollar en su interior. Al entrar a la casa el paisaje se abre por completo en su espacio de living, con una doble altura completa y un ventanal de piso a cielo que permite ver lo que se denomina la “inmensidad”, en el caso del comedor y aquí vendrá una historia entretenida: la señora Germain no entendía por qué si ella estaba parada en el comedor y cocina, no podía ver el mar debido a que la altura de la ventana era muy baja. Su hijo le explica que mirar el mar debe ser un acto y que este debe ir de la mano con la actividad que uno está desarrollando, por lo que sentarse a comer y disfrutar la comida va de la mano con poder mirar el mar, frente a este argumento y entendiendo el sentido de la

ventana, acepta el cómo se va a relacionar la casa con su paisaje. Lo mismo con el dormitorio principal ubicado en el primer piso. En el caso de los dos dormitorios del segundo piso, estos cuentan con una terraza privada y protegida del viento. Nuevamente se hacen concesiones como el hecho de no contar con barandas que obstruyan una vista completamente limpia del mar. Lo antes descrito permite entender una postura clara, radical y por sobre todo lúcida de cómo se habita y cómo uno se relaciona con la naturaleza. En sus textos, el flósofo alemán Martin Heidegger explica que el hombre sabe quién es cuando entiende el suelo que pisa y el cielo que está sobre él. Aquí el mensaje es: soy un invitado que quiere valorar el privilegio de las vistas que el lugar me regala. En 1997, la editorial española Gustavo Gili, una de las más importantes del mundo, le dedica un número monográfco llamado GG Portafolios, situando a Mathias Klotz como uno de los arquitectos contemporáneos más importantes del mundo, solamente comparable con el número monográfco que le dedica la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1962 a los arquitectos Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro, autores de proyectos como la Villa Portales. Entre decenas de artículos sobre su obra a nivel internacional, en 2002 nuevamente esta editorial saca la revista 2G # 26, número monográfco dedicado a sus últimos trabajos, situándolo a la vanguardia mundial. Hoy su trabajo de puede ver en varios países del mundo donde ha dejado una de sus obras.

DÍA DEL NIÑO EN EL CLUB

Como una manera de volver lentamente a la normalidad, los días 7 y 8 de agosto se realizó un entretenido evento para celebrar el Día del Niño. Hubo show musical, juegos y talleres. Los niños disfrutaron como antes de la pandemia junto a sus padres y amigos.

Rafael y Elisa Palacios.

Verónica Sequeira, Rosalía y María Elsa. Laura Palacios, María Paz Noguera y Maite Palacios. Nicolás Henríquez, Karina Méndez, Alfonso y Nicolás.

Fernando Montalva, Loreto Peña e hijos.

Marina Colvin, Bernardita Grez y Mario Grez. Josefna Martínez, Rodrigo Berthet e hijos. Pía Guzmán y Vicente de la Lastra.