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Queer Life in the Margins - Vida Queer en los Margenes

Este proyecto busca reunir a artistas LGBTQ, de R.D., Haití, y Miami, que trabajan fotografía, video, música y poesía, y abordar los temas de la comunidad LGBTQ y la diversidad sexual en su producción artística. Con esto buscamos contrastar las similitudes y diferencias que estos artistas en diferentes zonas del Caribe y sus diásporas en Miami observan, reflexionan y reproducen en su obra.el que no pone una prueba del diseño de una nueva exposición, sino el contexto sociopolítico en el que operan los sujetos.

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Queer Life in the Margins, simultáneamente yuxtapone las obras de artistas de la República Dominicana, Haití y Miami en una exposición en Edge Zones Gallery, una conversación de Zoom, un libro y un video festival en línea que tiene como objetivo llevar al público a un momento de reflexión, en el que no se prueba el diseño de una nueva exposición, sino más bien el contexto sociopolítico en el que operan los temas.

La investigación de los artistas, que crecerá en el transcurso de la exposición, abre un espacio múltiple para la percepción consciente y el análisis de realidades subjetivas. Por lo tanto, todos los proyectos pueden ser leídos — a su manera — como un intento de rastrear la realidad y su impacto acercándose, distanciándose y cuestionándola.

Durante años estos artistas han estado utilizando la lente de la cámara, la escritura, e incluso su cuerpo para explorar sus respectivos alrededores, investigando las posibilidades del medio, así como la percepción mediada de la misma de la vida de las personas queer en estos países caribeños, la diáspora y Miami. Por primera vez, su práctica se mostrará en paralelo y en diálogo, centrándose en obras que tienen una proximidad geográfica entre sí.

Sin embargo, esta proximidad también puede resultar ser de naturaleza emocional, o puede presentarse como una construcción conceptual y estética. No es lo inmediatamente visible, sino el latente invisible es el foco del proyecto, en la que estos artistas exploran las posibilidades de escucha activa y creación colectiva. Al combinar diferentes contextos, colaboraciones y visiones, permiten crear un nuevo espacio para el pensamiento, en el que las preguntas caen sobre el eco oculto, implícito e intermedio.

Al examinar la conciencia histórica, lo probado estará expuesto a una nueva incertidumbre. No como un archivo establecido, sino como una reorganización progresiva, los cambios se harán visibles durante la duración de la exposición: residencias, performance, formas de exposición híbrida, charlas y eventos discursivos donde se digitalizará el material visual, y se plantearán preguntas públicamente. Una indicación de que la visión general no se entiende como una pretensión de comprensión y linealidad, sino más bien como un espacio de trabajo y punto de partida para exploraciones y reexamen Queer Life in the Margins.

Queer Life in the Margins está arraigada en un tiempo histórico, en el que las fragilidades se hacen visibles y se liberan nuevas fuerzas. Esta condición tiene una influencia directa en la realidad de los sujetos queer, pero también en la producción de arte. Con Queer Life in the Margins, Edge Zones quiere crear la base para una discusión continua sobre la vida en los márgenes y las necesidades sociales y artísticas que están surgiendo actualmente o que han sido demandadas desde hace algún tiempo. Formando una música polifónica, arte e interpretación activista, el proyecto da vida a todo tipo de obras y realidades.

Los artistas están investigando a las comunidades en contra de las condiciones históricas y actuales del mundo en crisis, y el impacto de este contexto en nuestra extraña vida cotidiana y el medio ambiente natural. En el proceso, buscan una experiencia comunitaria que evada los fracasos de la democracia y la división de los países en líneas desiguales.

En un cuerpo de trabajo contemplativo que abarca años, estos artistas nos han inspirado a reflexionar sobre cuestiones éticas que han dominado el pasado y presente de estas vidas, y ha cambiado nuestra mirada para considerar el tiempo y la fugacidad, el ambiente delicado de las personas queer y los estilos expresivos en vivo. El proyecto evolucionó hasta convertirse en un archivo vivo continuo de imágenes informales y grabadas de, con, y sobre la intimidad en la vida extraña con colaboraciones del otro lado del mar, pues el margen político, el margen social, el margen económico, y hasta el margen emocional en que viven y se desarrollan las personas queer en sus diferentes países se vuelve una solo patria común, un solo margen conceptual en que viven todas las personas LGBTQ sin importar su lugar de residencia.

Más que nunca, tenemos que cuidarnos el uno al otro, y cuidar de nosotros mismos. ¿Cómo puede este espíritu de cuidado constituir una forma productiva de trabajar juntos como artista, organizativa, curatorialmente? y se ha convertido en un método clave para desconcentrar su propia autoría curatorial, y como un medio esencial para trabajar juntos sin límites ni contención. A través de Queer Life, Edge Zones continúa apoyando programas flexibles, en evolución, en expansión y a veces desordenado, de residencias, performances, formas de exposición híbrida, charlas y eventos discursivos. Como un creciente archivo de lecturas en línea a través del camino con... proyectos y experiencia de la voz, el ritmo de un cuerpo, las formas poéticas y artísticas de escritura y cómo estas formas de intimidad pueden ser “expresadas” públicamente. Tanto para el lector como para el oyente, compartimos el acto de ser leídos, experimentar la textura íntima de la voz, el ritmo de respiración, la transmisión de voz digitalizada a usted. Queer Life in the Margins... es un recurso, un lugar disponible para contemplar, para desarrollar las posibilidades de acceso, una intimidad que va más allá de nuestras redes, y muros.

¡NO ESPERABAN QUE SOBREVIVIÉRAMOS!

Poéticas contra el racismo: disidencia sexual, archivo e imaginarios.

Se propone como un encuentro de conversación sobre las interseccionalidades que atraviesan los cuerpos de les artistes Malvin Montero, LoMaasBello y Johan Mijail desde su interés en develar los sistemas de control heteronormativo como matriz colonial de la cultura capitalista y sus implicaciones en el racismo como cultura de la discriminación. En este diálogo se presentarán reflexiones que centran la escritura, la construcción de imaginarios del arte contemporáneo, la música, la danza, el vídeo, el travestismo cultural y la poesía como motores de producción de un sentido crítico a la tradición masculina heteroblanca.

En medio de una crisis planetaria ¿Qué pueden decir los cuerpos desobedientes? Desde cuerpos en fuga ¿Cómo desviar el mandato civilizatorio de la heteronorma? ¿Cómo proponer desde el cuerpo negro un pensamiento y escritura crítica al sentido común?

De esta manera, este evento online propone invitar a reflexiones que tensionen el flujo de significados consumibles proponiendo la memoria que activan los cuerpos negros y disidentes sexuales en el entramado cultural como resistencias en vida.

¡NO ESPERABAN QUE SOBREVIVIÉRAMOS! como un grito cimarrón de lucha contra el colonialismo heterosexual, contra el racismo

¡NO ESPERABAN QUE SOBREVIVIÉRAMOS! como grito activista.

LomaasBello,

Johan Mijail y Malvin Montero

Retazo cimarrón de promiscuidad escritural. por Johan Mijail

Uno de los efectos emancipadores, más determinantes, que me ha dado el activismo de la disidencia sexual ha sido el tener la sensación de no estar sola. Digamos, más bien, que he encontrado en las Otras referencialidad mediante la visibilidad obtenida por sus existencias y trabajo fuera del mandado de la heterocisdominación. La soledad para mí, más que la ausencia de algo, significa la nostalgia del recuerdo de una caricia, un abrazo o un beso. La soledad para mí es el fin del proyecto estético-político del amor vegetal. Quizás la soledad es aprender a vivir con un dolor.

Dejé de sentirme sola en mi adolescencia, cuando leí a Aída Cartagena Portalatín. Con ella aprendí que una nunca está sola, que nosotras tenemos nuestra estatura, es decir, un cuerpo. Tratando de reinterpretar ese verso definitivo “una mujer está sola. Sola con su estatura”. A ella la considero una especie de “madre queer dominicana” dentro de la emergencia de invitar a imaginar y pensar, en este país, profundamente travestitranshomofóbico, una idea compleja y experimental de una “mariconería tardía” (protoqueer) desde una negricia femenina-feminista en la generación de la poesía sorprendida dominada por la tradición masculizante de la “literatura dominicana”, que no reconoce, salvo algunos casos desde el rumor, el miedo y el clóset (Manuel Rueda, Luis Alfredo Torres, Pedro René Contín Aybar o Hilma Contreras) que hay una línea curva y distópica donde las personas de la diversidad/ disidencia sexual y de género tenemos un tiempo y un lugar, desde siempre, en todos los espacios estructurantes de la vida.

Que debemos derribar, urgentemente, esa idea de soledad en relación a encontrar personas que han deseado y desean desde las mismas pulsaciones, dándole un sentido a múltiples desviaciones a lo heteronormativo. Que debemos encontrar un aliento político de la diversidad humana en el ejercicio de una memoria que ubique ese “soy porque otros han sido” del Ubuntu de la filosofía africana como algo relevante. Yo no bailo sola en esto. Bailo, colectivamente, desde la comprensión, el amor, la tensión y la polémica con mis hermanas del activismo.

Nosotras escribimos intentando proponer interrupciones a las lógicas hegemónicas de producción de sentido. Lo hacemos ejercitando pulsaciones escriturales que nieguen el triunfo de la heterosexualidad como forma de organización de la vida, lo hacemos intentando producir microfugas a las maneras de representación que ubican en realidades supremacistas unos cuerpos y rechazan otros. Nosotras escribimos intentando dinamitar los aparatos de producción cognitiva que se alinean a narraciones racistas porque los cuerpos que tenemos no son; ni heterosexuales, ni blancos.

Desde ahí, intentamos proponer críticas activistas -situadas- que toman posición frente a los formas hegemónicas de gestionar los discursos artísticos y la producción epistemológica. Es así como hemos podido encontrar un lugar en los flujos de circulación donde podamos negar una simpatía o un “estar cómodas” dentro del capitalismo global, proponiendo conceptos, prácticas, experiencias, imágenes y formas de organización que traicionen aquello que produce, habitualmente, sentido dentro del trabajo cultural. Nosotras así nos estamos escribiendo e inscribiendo dentro del arte contemporáneo, mediante un NO profundo que nos permita ofrecer un horizonte autobiográfico en busca de la colectivización de nuestra pena morena, las maneras de habitar nuestras negricias y presencias travestis, la excentricidad que nos constituye en nuestras sexualidades desviadas de la normatividad cisheterosexual.

El paso por la alteración al binario sexo-género aparece en mi cuerpo desde un travestismo subversivo que experimenta la inconformidad a la hegemonía heteronormal desde un “primero soy negra” como posición críticopolítica. En este recorrido me ha resultado más placentero pensar espacios microscópicos de emancipación cognitiva.

Para mí una crítica a la colonialidad del poder debe tener como una de sus prioridades la construcción de una racionalidad negra. Estimulo la producción de un pensamiento negro que se hace cuerpo, desde el cuerpo y con el cuerpo. Hablar desde lo travesti no refiere, únicamente, a una apelación por el sujeto sino también por el discurso. Es decir, que si bien hay una crítica a la idea binaria de la identidad, travestirme implica la construcción de una reflexión discursiva que parte desde una propuesta de mi propia existencia y paso por los espacios de la escritura y el arte contemporáneo.

En ese sentido uno de los aprendizajes más fuertes y reveladores que he experimentando mediante el travestismo cultural ha sido el poder activar solidaridades con otras travestis, conocer un lenguaje. Devine travesti para motivar a otras a que sean ellas mismas y no para que hombres me escriban “pon la cámara” sin ni siquiera decir “hola” para mostrarme el pene, mientras se masturban escondidos de sus esposas, novias o madres.

Devine travesti para descolonizar mi experiencia política e histórica con el lenguaje. Devine travesti para establecer una relación decolonial con la producción normativa cis y heterosex- ual de producir escritura e imágenes: vidas. Devine travesti no para ser el ano receptor del fracaso de la masculinidad y heterosexualidad capitalística, sino para tomar posición desde un sentirpensarser que cuestione la tradición heternormativa del sexo y los discursos clínicos y coloniales de comprensión del género como cultura de la continuidad del biologisismo y el binario ¿Cuál cosa es ser trans? ¿Qué cosa es ser travesti? ¿Qué cosa es ser negra?

Objeto del tránsito: memorias y utopías de un negro transmaricón

Yo, el de los pelos de algodón de azúcar. Yo, el de la piel tostada con sabor a Café Santo Domingo. Yo, que ahora protagonizo pantallas de cine, que salgo en la televisión local, al que invitan a programas de radio y emisoras cristianas que dicen ser progresistas. Yo, el de los poemas sin metáforas, el de la voz musicalizada, el chamaquito de San Cristóbal que sacó su pasaporte a los quince porque los Orishas le ‘taban abriendo camino en otro lao’. Yo, al que acusan de yoísta, leo yografía en una cama prestada pero que se siente mía y pienso en una Jeannette Miller menos cansada de sí. Pienso en un Santo Domingo que sólo tengo cerca a través de usuarios de Instagram, pienso en ese sol caribe que se parece al fogón que daba candela a las doce del mediodía en el campo, en un campo que realmente era un barrio, pero pa’ uno, lo que no es la capital es monte y culebra. Escribo desde mí -objeto del tránsito, eterno viajante del género, negro-, pero con las memorias de lo vivido en callejones de la República Digital, de ese Nueva York Chiquito, de la isla que constituye este puente, mi espalda.

Nací en los surcos de un pueblo que ha perdido la esperanza, en el callejón de los olvidados, de la mano con quienes no se tienen ni a sí mismos. Nací en un casillero del diablo que tiene nombre de santo y por lo tanto de difunto. En unas calles que para estar muertas sangran demasiado. En un techo del que se arañaban las mujeres negras que querían ser libres y que a su manera me enseñaban a serlo. Mujeres a las que llamaron brujas y de las que intentaron protegerme con tragos amargos que solo me conectaron más a ellas. Mujeres que nunca fueron demasiado mujeres. Cuando pienso en el margen no pienso en lo queer, ni en siglas cuidadosamente organizadas, no pienso en “condiciones”, en enfermedades mentales, en electrochock, pienso en mí. Grito en la voz de yos piña “no soy queer, soy negrx, mis orichas no leyeron a J. Butler”.

En mi barrio no te llevan a clínicas de conversión porque la casa y la escuela funcionan como una. Crecí rodeado de amor y odio.

Crecí en iglesias evangélicas, en asambleas, en lugares donde aprendí a sentir, pero donde no soy bienvenido. Empecé a construirme hombre en esquinas donde las risas no hicieron falta, en canchas de basquetbol y fútbol, en carros viejos y bicicletas con bocinas adaptadas para que la música rompa tus tímpanos. Pensé que era bienvenido en los parques, en los puntos, en las discotecas, debajo de los puentes, pero también ahí tuve que luchar por la categoría de la que ahora huyo, hombre.

Mi madre no me piensa hombre, pero dice que soy el que calibra el motor, en vez de estar en la cola, el que afila el machete cuando me hablan duro, al que las metresas le dieron habilidades pa’ mangar su visa si quiere, el tiguerón con tetas, el dembowsero. Yo soy la materialización del sueño de mis ancestrxs.

He desdibujado las edades, porque dicen que nací en el año de las profecías apocalípticas, ver la luz de este plano un otoño del año 2000 a las 12 del mediodía me convierte en el problema. Me acusan de causar muertes, de alborotar el mundo, de romper el orden, de provocar la ira de Dios. Dicen que soy el futuro y olvidan todos los otros tiempos verbales. Me roban las palabras y los espacios.

Estoy hecho de memorias. El presente absoluto no existe, por eso no creo cuando me dicen que viva el ahora, porque mi ahora es una memoria de mil cosas vividas. No escapo del pasado. Mi pasado, mi ahora, es una megafauna extinta que todavía ruge cuando saco mi rabia negra. Mi ahora es la violencia que atraviesa un cuer- po feminizado al que convierten en agujeros, mi ahora es la bala, el látigo, la fuerza que se ejerce sobre una masculinidad asociada con lo bestia, mi ahora es una memoria de plantación. Mi ahora es un beso a cuerpos sin género porque antes de ser colonizado no lo tenía. Mi ahora es un sueño en presente pasado y futuro.

Me encontré con las palabras en recuerdos. En la musicalidad de las voces que ningún psiquiatra ha podido explicar y que no cesan con medicamentos. Voces que gritan tradiciones orales que se dispersaron por el mundo, voces que me reconocen como parte de esta diáspora. Las voces se tradujeron en textos, en poemas, en canciones, en historias y yo solo soy un escriba. Yo solo dejo registro de que existo y existí desde el antes, desde el ahora y desde el siempre. La razón de mi escritura es esa y de ahí deviene mi existencia, pero mi existencia no es individual. Mi existencia es colectiva, por eso los dolores son intensos, pero también lo son las alegrías. No soy la voz de nadie, todxs tienen voz; pero soy la fusión de sonidos y melodías que se crean con los gritos de millones de migrantes, de millones de personas negras, de millones de personas que tuvieron que encasillarse en seis siglas porque nos construyeron binarios.

Soy un revolucionario anti-revolución. Estoy enamorado. Encuentro en el amor de todos los cuerpos disidentes el sabor de la felicidad, mi revolución es ternura. Por la única patria que lucho es por mi cuerpo. Aprendí a saberme de ningún lado más que de Ju, porque he tenido que borrar las fronteras para seguir esculpiéndome. He tenido que destruir versiones categorizadas y como un árbol crecer hacia abajo, volcarme en el lodo, en las excretas de todo animal, encontrar micorrizas, hacer simbiosis, aprender el quorum sensing y nutrir la raíz para hacerme fuerte. Estoy construyendo un mundo. Un mundo cada vez más lejos del centro, un mundo de plantas que no dan flores y de flores que crecen sobre el lodo. Un mundo para mí y para lxs niñxs que no traeré a la tierra, pero que criaré mientras me escapo de una masculinidad a la que se le ha negado la paternidad. Estoy abrazando a la niña y a la mujer que fui, mientras le cuento que quiero ser un hombre no demasiado hombre. Nunca me había sentido tan cerca de mí.

Ju Puello

Contra el Sujeto Tácito, Mariquiqui Apuntes para una cartografía sexo/género disidente en cultura dominicana contemporánea Por Luis

Graham Castillo

1. Este texto debe ser leído, preferiblemente, con esta música de fondo: ¡Tu tás guillao’, pero eres mariquiquii, tu tás guillao’, pero eres mariquiqui! Un estribillo que repite una y otra vez La Delfi en su dembow “Mariquiqui”. Suena mientras escribo estas notas amorfas y aleatorias.

2. La Delfi era la reina del cocoró. Desapareció hace poco menos de un año. Su muerte fue anunciada sin mayores detalles recién iniciado el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 en la República Dominicana. “En la música urbana dominicana el lenguaje queer y las maneras sexo-género-disidentes fluyen con cierta organicidad por la presencia de figuras como la suya. Micropolítica efectiva, le quiero llamar”, llegué a escribir en twitter cuando lo supe. La Delfi apareció con éxito en la escena local de la música urbana; una escena que, como reflejo de la sociedad en la que surge, no deja de estar desprovista de misoginia y un lenguaje que discrimina. ¡Que perra!, dice la misma canción.

3. Mariquiqui, el de La Delfi, es un pana que va de hetero, enamorando mujeres, “guillao”, pero se relaciona sexo-afectivamente con hombres. Un pana en el clóset. La Delfi, cuya expresión de género e identidad sexual desafió las normas sociales, y en especial las de la música urbana, sabe bien de qué habla: del hombre dominicano que, orientado sexualmente hacia otros hombres, lo oculta y lleva doble vida. La canción lo expone, como si fuera un dispositivo político que forza una salida del clóset.

4. El pana del clóset es de un amplio espectro. Hace poco más de diez años se publicó el estudio “Sujetos Tácitos: pertenencia y deseo homosexual entre hombres dominicanos en el exilio” (Duke University Press, 2011) , libro de Carlos Ulises Decena que, si hiciéramos una pesquisa seria, podría ser el primer texto que procura ofrecer un análisis de la cotidianidad social y familiar de una parte importante de este grupo. Decena entrevistó veinticinco dominicanos gays viviendo en Nueva York y encontró, expresado de diferentes maneras, que todos habían tenido que habitar en su país de origen y su entorno familiar desde el “no preguntes, no digas”, casi como aquella regla en el ejército estadounidense. El sujeto tácito es aquel del que todxs saben, pero nadie habla. En la familia es como el “elefante en la sala”; está ahí, sabemos todo, pero no hay que referirse a él.

5. La realidad generalizada en el territorio insular que ocupa el pueblo que se denomina dominicano, es la del sujeto tácito. Puede que sea una estrategia para sobrevivir sin desencajar, sin perder la aparente pertenencia orgánica a la comunidad que habita. Así ha sido siempre. La heteronormatividad, empujada violentamente por los grupos de poder conservadores, Iglesias Cristianas al frente, es una cultura que arroja a la marginalidad los cuerpos y sujetos que no encajan en sus postulados. No digo cosa alguna que se desconozca, siento llover sobre mojado a estas alturas. El cuerpo no heteronormado es un cuerpo insulto. La lucha por aceptación y respeto es real y persistente. Con todo, es posible identificar momentos, personas y producciones artístico-culturales que irrumpen con voz potente para no solo visibilizar, también para reclamar la presencia y el lugar negado.

6. En el sector cultural dominicano se aplica la norma no escrita del sujeto tácito. Artistas e intelectuales que todxs sabemos que son o fueron gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis o cuír, son referidos solo desde la observación de su producción artística-cultural, mientras se pretenden seguir manteniendo tácitos, “sabemos lo suyo, pero no hablamos”, y así se nos ha dificultado a quienes vamos por el mundo siendo “otrxs” la posibilidad de encontrar referentes con los que podamos identificarnos y reconocernos. Todxs saben de Luis Alfredo Torres, de Pedro René Contín Aybar, de Aída Cartagena Portalatín , de Hilma Contreras, de Manuel Rueda, pero no se habla o escribe sobre sus orientaciones sexuales o su identidad de género. Puede que una de las razones sea que ellxs también se asumieron tácitos, quizás. Si preguntas a sus coetáneos, vas a encontrar una de dos situaciones: o deciden no referirse al tema, llegando a hacerte sentir que andas en una onda de chisme o, si lo hacen, cuentan momentos y anécdotas chistosas para reírse y hacer burla de ellxs, homofobia descarada. ¿Cuándo se ha producido o producirá un quiebre de éstas dinámicas?

7. Rita Indiana Hernández es una tipa alta que se ha erigido como una voz también alta de y para la comunidad cuír dominicana. Abiertamente sexodisidente, Rita genera unos afectos que trascienden a las comunidad LGBTIQ+. La escena dominicana de final de los noventas la vió aparecer. A muchxs nos habría gustado ver en la TV, la radio o la prensa a figuras como ella, una identificación que nos habría ahorrado tantos desaires, que nos habría alivianado un poco, por lo menos, la pesada carga de ser diferentes en esta tierra de Duarte. Ahí está, es lo maravilloso, nuevas generaciones van creciendo con ese referente.

8. El quiebre de ese cántaro, el de “mantente tácito”, se produce lentamente desde y en la escena cultural. Los espacios de diversión en los que lxs cuerpxs y las identidades contranorma pueden ser y estar sin mayores preocupaciones ya no son solo las discotecas y los bares exclusivos para la comunidad LGBTIQ+. “Draguéalo”, un evento lúdico inclusivo creado por el artista y cineasta Carlos Rodríguez es un ejemplo de fiesta dónde se celebra la diversidad y la disidencia abiertamente. Se reconoce la performatividad del género y se subvierte con el baile, la música, la vestimenta y la pajarería expresada y celebrada por lo alto. La fiesta es anunciada abiertamente en las redes sociales y otros espacios de comunicación; impensable hace apenas unos años. Como ésta, otras fiestas y eventos han surgido.

9. Desde las últimas décadas del siglo pasado, las discotecas de mariconxs eran los lugares orgánicos para la diversión de la comunidad. Me cuentan de Penthouse, un club nocturno icónico en el que lxs boomers se expresaban sin tapujos. No existían las aplicaciones para ligar. Penthouse, y otras discotecas, eran los espacios para conocer gente de ambiente; pero también eran eso espacios para, alejados de la heteronormatividad, dar rienda suelta al deseo y las expresiones de género reprimidas. Mi generación recuerda Aire, Arena, Cha, Fogoo y Esedekú, la única que sigue abierta. Hoy la fiesta continúa fuera del refugio que ofrece el antro; “Draguéalo” está gestionando, incluso, juegos de Bingos inclusivos y eventos de cuentacuentos travestis para niñxs.

10. La Delfi apareció en la escena en la década pasada. Con su música se perreaba en las discotecas, de ambiente gay o las straights, y aún se goza en el teteo de cada fin de semana en cualquier lugar. Con La Delfi, otros dembowseros asumieron un lenguaje y empezaron a contar historias de pájaros en sus canciones, siendo menor la otrora intención de burla; más bien, celebra. Reconociendo el dembow como un catalizador, los ambientes urbanos son hoy día geografías dónde la estrategia del sujeto tácito pierde fuerza. “Deja tu estrés”, de La Pajarita Paul y los Teke Teke, es otro dembow que se popularizó en la pasada década y se convirtió en una especie de himno contra la homofobia. “Le gusta el color rosado, ¿y qué?... Y su peluca, ¿y qué?”, se cantaba en todas las fiestas del país. El dembow tiene maneras de activar aceptación de manera generalizada con mucho power. No solo con la letra y lo pegajoso de su ritmo, también con su estética. Esa esfera de producción de sentido ha creado el ambiente propicio para que figuras como Tokischa, abiertamente bisexual y sin tapujos respecto al contenido de sus canciones, y Kiko El Crazy, que no tiene reparos para vestir crop-tops y accesorios que desafían los cánones de la indumentaria masculina normalizada, desarrollen carreras que hoy se nos vuelven signos de un quiebre.

11. En la década recién pasada Carlos Rodríguez produce y presenta “Transit”, un documental que visibiliza historias de la comunidad LGBTIQ+ en Santo Domingo, historias al margen que generaron empatías en múltiples maneras y públicos. Juan Carlos Arvelo ha realizado varios documentales y reportajes que se han presentado en las salas de cine sobre “Los Creadores de Imagen”, un grupo de artistas sexo-género disidentes que hacían shows de baile y comedia a finales del siglo pasado, llegando a presentarse en televisión abierta y en las Fiestas Patronales de casi todas las provincias. También realizó un audiovisual sobre la vida de “Cambumbo” (Tony Echavarría), un reconocido artista-travesti que tenía un bar donde ofrecía sus shows de doblaje y encanta- ba a un grupo reducido de la sociedad capitaleña en los setentas y ochentas. Me cuenta Juan Carlos que está investigando sobre Paco Escribano, un artistas abiertamente homosexual durante el régimen de Trujillo, que sobrevivió con estrategias muy peculiares. Juanjo Cid también investiga y produce contenido audiovisual-cinematográfico en esa misma línea, como uno que tiene en carpeta sobre la disco Penthouse, aquel hueco-refugio nocturno de los ochentas y noventas.

12. Fue en casa de Francis Taylor, artista y activista que murió el 2016, que un grupo de amigxs empezamos a reunirnos para estudiar los textos de la teoría cuír a finales del 2015. Nos devoramos a Judith Butler, Paul B. Preciado, Monique Wittig, Paco Vidarte, el citado Sujetos Tácitos y otros más. En ese marco, el filósofo, bailarín y dramaturgo Rafael Morla estaba escribiendo su obra “Varones”, que un tiempo después se llevó a escena dirigida por Isabel Spencer. Morla ya se había leído algunos de esos libros y nos servía de moderador. Además de Taylor, Morla y mi persona, otrxs que estudiaban la teoría cuír en ese círculo son el actor y dramaturgo Emilio Bencosme, la periodista Margarita Cordero, la filósofa y poeta Camila Rivera, la académica y activista por los DDHH Cinthya Amanecer, el economista Frank Abatte, Fiona Shékuby, entre otras. Fue el germen de muchas realizaciones: Obras de teatro, poemarios, artículos en la prensa, conservatorios abiertos en centros culturales y exposiciones de arte.

13. Si Aída Cartagena Portalatín es la Madre Cuír de la República Dominicana, como ya se dice en ciertos círculos, entonces Rita Indiana Hernández es La Hija y Johan Mijaíl Castillo es la Espíritu Santa; las cabo de bautizar nuestra Trinidad Pajarística. Johan Mijaíl anda estableciendo y consolidando una impronta política en el ámbito cultural dominicano y en torno a las disidencias sexuales y de género que ya crea escuela. Luego de vivir unos años en Chile, donde desarrolló un trabajo e investigación consultable fácilmente en la web y expresado en textos y performances, Mijaíl regresa a vivir al país en el 2018. Esto es significativo para la escena local y la comunidad cuír. Mijaíl articula una producción de sentido que tiene la fuerza de arrasar siglos enteros de heteronormatividad. Sus libros, son dispositivos que detonan reflexiones profundas sobre los cuerpos y las identidades disidentes, el racismo y los cuerpos migrantes. Ha creado “Catinga Ediciones”, una editora independiente que publica textos de afrodescendientes y personas cuír. Acaba de publicar “Chapeo”, una novela donde narra desenfadadamente la cotidianidad periférica de “cuerpos que no encajan con la eurosomateca”, como lo dice su prologuista. La performance de Mijaíl es tan disrruptiva como escandalosa, sobre todo para el contexto geosocial y político al que nos referimos. Reflexiona y provoca con y sobre el cuerpo contranorma desde la propia subjetividad; produciendo imágenes y nuevos afectos que son registro y memoria de una ruptura. Sí, la ruptura ya es una rajada que crece.

14. Estos apuntes habrán de ser el aliento que estimule trabajos profundos e investigaciones concienzudas sobre la contemporaneidad cuír dominicana. Que motive discusiones serias obre los discursos en ese sentido que se alzan desde las artes visuales; sobre la estética y el desenfado que abre, como un torrente, el dembow; que active la generación de textos para entendernos e identificarnos; que lleve a imprenta biografías de gente que nos inspire y llene fuerzas para seguir. Que estos párrafos empujen el trazado de las rutas y los momen- tos que han pautado cambios y generado empatías nuevas y radicales. Apenas son ideasguiños para seguir pensándonos y que las vidas en los márgenes de esta sociedad católica-vinchista-heterocentrada sean celebradas y respetadas. Son apuntes contra lo tácito, referido como los modos de hacer y relacionarnos que perpetúan el ocultamiento.

15. El mapa está empezando a aparecer en el papel, Mariquiqui. Que siga sonando La Delfi.

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