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UNA RUTINA IMPARABLE

Cuando hablamos de hacer turismo, se suele pensar en traslados fuera de nuestro territorio, o hacia alguna ciudad cercana, eso se palpa en cada feriado, tiempo que se aprovecha para ir a los balnearios de la Costa, o distraerse con los parajes en la Sierra, los más aventureros irán a las provincias de la Amazonía o viajarán hasta las Islas Galápagos y, los pocos que optan por quedarse en Guayaquil visitan, de preferencia, los centros comerciales junto a la familia, es decir, que se limitan a disfrutar en ese entorno

Todas estas formas están correctas, cada uno se divierte en la medida que puede y busca descansar en lugares que se prestan para ello Pero ¿Qué tal un paseo por el centro de Guayaquil?

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Hace unas semanas, tuve la oportunidad de salir con un grupo de fotógrafos a recorrerlo, desde la convocatoria no dudé ni un segundo, ya que estaba segura de la increíble experiencia que me esperaba, y no me equivoqué

Por la distancia del centro a mi residencia, debo reconocer que no lo frecuento, solo para realizar algún trámite obligatorio, o ir a un evento específico, además que buscar un lugar para parquear el vehículo puede ser engorroso, sin embargo, dejando a un lado este pequeño inconveniente, destaco que la ciudad tiene múltiples alternativas para disfrutar una mañana o tarde familiar, un encuentro nocturno entre amigos; en fin, la diversidad de los negocios ofrece al transeúnte un sinnúmero de productos y servicios, entre los que destacan aquellos referentes a nuestra gastronomía, encontraremos comida ecuatoriana no solo en restaurantes, sino también en kioscos ubicados en ciertas esquinas

El punto de encuentro para los fotógrafos fue en el Museo del Cacao, nos concentramos en la calle Panamá, para avanzar hacia a la Avenida 9 de Octubre, llegamos a la calle Boyacá, y es aquí donde pongo más atención, sobre todo, en las personas que deambulan por sus alrededores Fue grato ver que en este sector, aún existen locales de negocios emblemáticos, a pesar del incremento de nuevos emprendimientos que, poco a poco, se han multiplicado Por ser fotógrafa, tal vez, estoy más atenta a los detalles, a las formas, colores y contrastes que se pueden encontrar en cada rincón, así como los variados diseños arquitectónicos, reflejo de la prolijidad con la que fueron construidos muchos de los edificios de la urbe.

Guayaquil es una ciudad altiva y soberana, que siempre se ha levantado ante cualquier adversidad, sobrellevando momentos difíciles, tanto en lo político, como en lo económico, de los cuales ha salido airosa. Cabe destacar, el esfuerzo de sus autoridades para ejecutar una transformación urbanística, que ha aportado con más espacios de sano esparcimiento

El ir y venir de hombres, mujeres, niños y ancianos, por sus céntricas calles, marcan un ritmo diferente en esta zona de la ciudad, ese ajetreo constante muestra el ímpetu de sus habitantes, quienes con su trabajo convierten a Guayaquil, en un lugar lleno de historias únicas e irrepetibles

La próxima vez que camine por el centro de mi ciudad, no sacaré la cámara, quiero hacerlo sin distracciones, porque seguro descubriré cosas que pasaron desapercibidas en este paseo, el cual terminó, estratégicamente, en la Biblioteca de la Universidad de las Artes, sitio en el que pueden aprovechar el silencio, en paz y entre libros

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