5 minute read

La IA se humaniza

Los robos, a un paso de pensar como humanos

Investigadores de la Universidad de Tokio desarrollan un sistema que enseña a los robots a resolver problemas.

Firma: Rocío gonzález

¿Imaginas que Alexa pudiera pensar como tú? ¿Que pudiera tener capacidad de iniciativa? ¿Que pudiera pensar como un humano? Tal vez faltará mucho tiempo para que Alexa pueda pensar como un humano, pero hay otros robots que ya tienen esa tarea más avanzada. Todo ello se debe a una investigación llevada a cabo en Tokio mediante la cual se están

empleando neuronas humanas en robots.

Investigadores de la Universidad de Tokio están desarrollando un sistema que enseña a los robots a que puedan

realizar tareas concretas y resolver

problemas, al igual que lo haría un humano.

Para hacerlo posible, los investigadores han pensado en utilizar neuronas humanas. Lo que han hecho ha sido cultivar neuronas que se hayan producido a través de células vivas. Una vez las tienen, las integran en un ordenador

para que éste genere señales mediante

estímulos eléctricos. De esa manera se entrenaría al robot para que pudiera aprender a reconocer el entorno y consiga resolver problemas sencillos.

sistema nervioso humano

El concepto que se está desarrollando se basa en la llamada computación neuromórfica. En ella se busca que los ordenadores y los robots puedan imitar la lógica del pensamiento humano, que ha demostrado gran eficacia en la resolución de múltiples problemas. De hecho, sus impulsores trabajan desde la década de 1960 en crear algoritmos y circuitos integrados con la misma estructura e idéntico comportamiento que el sistema nervioso humano.

Pese a los avances realizados por los investigadores, aún no se cuenta con un sistema nervioso artificial similar al del cerebro humano. Hasta la fecha se ha conseguido una comunicación eficaz entre las neuronas mediante el proceso de sinapsis.

Lo que sí se ha conseguido han sido grandes avances a la hora de integrar conocimientos de áreas como la informática, la biología, la física o la microelectrónica en los robots.

Actualmente, el robot puede moverse libremente a través del laberinto. Además, recibe en forma permanente dos tipos de señales: algunas de ellas le indicaban que su comportamiento se encontraba dentro de los límites previstos y la orientación buscada, en tanto que otras servían para mostrarle que había tomado un sendero incorrecto y erróneo.

imaginarse a sí mismo

Un robot no piensa, sólo ejecuta los algoritmos preprogramados para conseguir la solución deseada con los pasos más oportunos. Incluso cuando hablamos de Inteligencia Artificial, o de “aprendizaje automático”, no podemos decir que estos sistemas sean independientes; sus resultados siguen dependiendo de lo que sus creadores humanos hayan decidido. Sin embargo, ya se han realizado varios experimentos para que los robots sean capaces de, por ejemplo, imaginarse a sí mismos.

Investigadores de la Universidad

de Columbia afirman haber dado un gran paso en la creación de robots con conciencia propia. Los ingenieros se han centrado en crear un robot capaz de imaginarse a sí mismo desde cero. Es decir, que el robot, sin que nadie se lo diga, es capaz de analizar el entorno, analizarse a sí mismo, y llegar a la conclusión de que es un robot. Este es un método, afirman, similar al que usan los propios seres humanos y los animales cuando se crean su propia “imagen interior”; la imagen que todos tenemos en nuestra mente de nosotros mismos.

En concreto, este robot tiene la forma de un brazo mecánico y no

tiene conocimientos previos de

física o geometría. No sabe qué es lo que es, qué forma tiene, ni de qué es capaz; así que, en este estado, es poco menos que un pisapapeles. Pero poco a poco, y a base de probar cosas, el robot es capaz de descubrirse a sí mismo.

En la simulación que se ha realizado el robot es capaz de “pensar” y llegar a conclusiones sobre lo que es capaz de hacer y lo que no. Puede usar esta información para, por ejemplo, enfrentarse a nuevas tareas sin que haya sido enseñado a completarlas; usando la simulación interna, puede adaptarse a diferentes situaciones. Al saber cómo es, el robot hasta es capaz

Investigadores de distintos ámbitos prueban a atribuirle cualidades humanas a los robots para ver si su comportamiento se puede asemejar al de los humanos.

de saber si tiene alguna pieza rota, y de repararla si es necesario.

La gran diferencia respecto a un robot normal es que este no sigue ningún modelo explícito implementado por sus creadores. Eso le da mucha más flexi-

bilidad a la hora de tomar decisiones.

En las pruebas, inicialmente el modelo creado interiormente era muy impreciso.

Cada vez más iguaLes

Todo apunta a que cada vez más los robots se asemejarán a nosotros. Quienes estudian la consciencia de las máquinas están tratando de desarrollar sistemas autoorganizados que inicien acciones y aprendan de lo que los rodea. La esperanza es que si logramos crear o reproducir la consciencia en una máquina, podremos aprender qué es lo que hace posible que exista.

Los investigadores están lejos de hacer de ese sueño realidad y un gran obstáculo se levanta en su camino... necesitan una respuesta a la siguiente pregunta: ¿podrá una máquina basada

en silicio alguna vez producir cons-

ciencia, o son sólo las criaturas hechas de carbón con nuestra configuración material las que puede producir los resplandecientes momentos tecnicolor de la experiencia consciente?

La pregunta es si la consciencia es más cuestión de lo que hacemos o de lo que estamos hechos. La consciencia posiblemente sea el último misterio que le quedará a la ciencia, pero hasta cierto punto ha sido destronada del rol central que antes ocupaba en el estudio de lo mental.

Gracias a la neurociencia y la neurobiología, cada vez entendemos mejor que mucho de lo que hacemos es el resultado de procesos y mecanismos inconscientes.

Y eso le añade un giro a la historia: si lográramos producir un robot que se comporte como uno de nosotros en todos los aspectos, eso podría llevar a comprobar no tanto que el robot tiene conciencia sino cuánto podemos hacer sin tenerla. .

This article is from: